(may.2018) Décimo sexto poema de la serie “Poemas Pythagóricos”. Todos conocemos nuestra estrella matutina, la que dibuja lo bello que hemos traído a esta existencia, mas pocos se atreven a conocer su propia estrella de luz oculta, la que indica el verdadero rumbo y propósito de nuestras vidas.
Textos, fotografía y producción original: Carlos Rangel
2. Amanece la vida
y el Peregrino siente
que una estrella lo envuelve,
sólo tiene que hacer suyo
el color de su brillo
para seguir durmiendo.
3. Esa estrella matutina
llena mi día
con el color de esa cualidad
que sólo es mía;
pero guarda
en su seno un tesoro
que sólo verá el Peregrino
cuando esté despierto.
4. Ese astro nocturno es la virtud
que hace orden del caos
en las noches de mi vida
y muestra el sentido exacto,
el rumbo de mi viaje,
el propósito de mi travesía.
5. Es el Signo de los Cielos
que indica el feliz destino;
sólo hay que buscarlo,
reconocerlo y seguirlo,
pues en su luz oculta
está la salvación.
6. Sólo haz el bien
mientras puedas
sin complacer
tus emociones
pero sin reprimirlas;
sabe que lo sagrado
reside en el intento,
no en el logro.
El resto es sólo vanidad.
7. Sólo hasta que
con el Ojo Divino
seas capaz de ver al otro,
hasta que puedas sentirlo
con el oído de tu corazón,
podrás hablarle
con esa palabra justa
que llevará luz
a su oscuridad.
8. He de entrenarme a ver
el feliz final de mi historia,
de toda historia,
de cada historia,
de todas las historias
que han construido
mis vidas.
9. El Peregrino ha aprendido
con su esfuerzo cotidiano
a practicar
la Ley del Ritmo
en el cambio diario,
a transformar
la disciplina austera
en deleitable
energía de juego.
10. Esa luz matutina
es totalmente mía,
esa otra luz oculta
es aún más mía,
la dualidad
nació conmigo
y la amo porque
es toda mía.
11. El Peregrino, tú y yo,
cada uno tiene
su dualidad propia,
cualidades y defectos
que se complementan
en este punto específico
de nuestras historias.
12. Pero hoy te digo:
no caigas
en la tentación de creer
que hay alguien más
que te hace actuar
y decir asperezas,
que algo externo
te hunde en el estancamiento
y te provoca desasosiego,
13. Siempre
eres tú atrayendo
-con tu defecto-,
el defecto del otro,
no para huir de él
ni para intentar corregirle,
sino para transformarte.
14. Tal es la sagrada alquimia
de la estrella de luz oculta
que jamás podremos percibir
ni hacerla nuestra
mientras durmamos el letargo
de la tibia luz
de la estrella matutina.
15. Sólo mirando
al cielo interno
podemos bajar
su excelsa luz
en plena oscuridad;
entonces
no habrá más lamentos,
pues cada tribulación
se esfumará
ante las certezas Divinas.
16. El peregrino comprende
y honra la estrella
que lo vio nacer,
honra el Signo de los CIelos
y puede sonreír
ante el peligro al crear
realidades sublimes
que traslucen su armonía.
17. Hoy, tú puedes decidir
si quieres seguir durmiendo
sin intentar avanzar,
o si te atreves a asumir
tu propia estrella
de luz oculta
para iluminar tu noche
con paz.