La crisis de la covid19, más allá de las cuestiones operativas y vinculadas a aspectos tecnológicos, de infraestructuras y de recursos (que son muy importantes), creo que supone una oportunidad para refexionar sobre las grandes cuestiones no resueltas de la educación: los fines de la educación, el currículo, las metodologías de enseñanza, la evaluación, el rol de los docentes, la relación docente/estudiante, el desarrollo profesional, los recursos disponibles.
La situación nos ha puesto frente al espejo de nuestra realidad, y el refejo nos devuelve las costuras rotas, las incoherencias del sistema y los enormes retos que la educación tiene aún por delante. Retos que no solo son tecnológicos.
Vivir unas semanas sin escuela tiene el poderoso efecto de recordarnos cuán importantes son las escuelas en nuestras vidas. Creo que si algo sale reforzado de esta crisis son las escuelas y los docentes.
RESULTADOS DE LA EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA 2024 - ACTUALIZADA.pptx
Entrevista en la Revista nº92 de Escuelas Católicas de Madrid
1. Nº92
2020
TELESCOPIO
12 Lo que hemos
aprendido de este
coro-confinamiento
ENTREVISTA
18 Carlos Magro, presidente
de la Asociación
Educación Abierta
MARZO
ABRIL
RECLUIDOS... PERO
CONECTADOS Y ¡LIBRES!
2. EC · MARZO-ABRIL 2020
18
entrevista a...
“Creo que la escuela física y presencial va a
salir fortalecida de esta situación”
CARLOS MAGRO, PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN
EDUCACIÓN ABIERTA
EMILIO DÍAZ, responsable de Comunicación y Relaciones Institucionales ECM
GRACIELA G. OYARZABAL, periodista ECM
Inquieto por dentro; sereno por fuera. Una conversación con Carlos Magro
calma los nervios, pero excita el interés por explorar los recovecos de una
educación que vive clamando por la necesidad de innovar y actualizarse, pero
que avanza con torpeza en esta aventura. Estas semanas de confinamiento son
un buen “banco de pruebas” para que este experto en física, filosofía, pedagogía
y digitalización, comparta con nosotros, y “on line”, sus primeras impresiones.
3. 19
EC · MARZO-ABRIL 2020
entrevista a...
CARLOS MAGRO
Confinamiento y escuela, ¿un antes y
un después?
No estoy seguro. Veremos qué pasa
realmente en los próximos meses. La
escuela es una institución que, aunque no
lo parezca o haya quien esté interesado
en hacernos creer lo contrario, está siem-
pre cambiando. Los cambios son, en todo
caso, muy lentos, como por otro lado, creo
que debe ser por el tipo de institución que
es y por la complejidad y responsabilidad
de lo que tiene entre manos. Afirmar que
el curso que viene nos encontraremos con
otra escuela debido a la situación excep-
cional que estamos viviendo sería ignorar
tanto la historia en general, como la riquí-
sima literatura de investigación existente
sobre cambio educativo y mejora escolar.
La cuestión que tendremos que resolver
en los próximos meses es cómo reconci-
liar lo que sabemos que tenemos que ha-
cer, con lo que se puede hacer y con lo que
queremos para el futuro.
Seríaunapenaquenoaprovecháramos,
tanto a nivel individual como colecti-
vo, para reflexionar sobre los grandes te-
mas pendientes de la educación. Que no
aprovecháramos estos meses para pensar
en lo que nos está pasando y aprender.
Que no nos sirviera el sacrificio y el sufri-
miento que todos estamos viviendo para
soñar una escuela mejor.
Sé que es difícil prever, incluso imagi-
nar, pero... ¿volverá la escuela presen-
cial, tal cual la conocemos?
Queremos volver cuanto antes a la es-
cuela, a ese lugar concreto, físico, en-
carnado, lleno de vínculos más o menos
ordenados y de afectos que es la escuela,
pero no queremos volver a la escuela de
antes. Somos conscientes de que quere-
mos más escuela, pero no la misma escue-
la. Dependerá de nuestra capacidad para
imaginar visiones de futuro valientes, co-
herentes, inspiradoras y realistas.
“On line”, ¿llegó a la escuela para que-
darse en lugar de la escuela, o junto a
la escuela?
Creo que la escuela física y presencial,
la escuela con sus aulas y sus maes-
tras y maestros, va a salir fortalecida de
esta situación.
Ahora bien, también creo que tras
20 años de fracaso del discurso de
la digitalización de la educación, de no
tomarnos realmente en serio la impor-
tancia de las competencias digitales (de
los alumnos, de los docentes y de las mis-
mas escuelas), y de malinterpretar lo que
significaba incorporar la tecnología a la
vida escolar, seguramente haya llegado
el momento para aceptar que la tecno-
logías digitales lejos de ser solo una caja
de herramientas realmente configuran el
entorno en el que vivimos, nos relaciona-
mos, aprendemos y trabajamos. Y en este
sentido, creo que la escuela post-covid
será una escuela que integre de manera
más natural lo digital. No una escuela
digital pero sí una escuela para una so-
ciedad digital.
¿Y las familias? ¿Sabemos algo sobre su
respuesta? ¿Se agranda la brecha digital?
No tengo datos contrastados; en algu-
nas escuelas estamos hablando que
entre el 10% y el 20% de alumnos por
curso tiene dificultades relacionadas con
la enseñanza y el aprendizaje digital.
Independientemente de la cifra exacta,
la realidad es que han aflorado clara-
mente las tres brechas que tradicional-
mente están vinculadas con la tecnología
en el ámbito educativo. En primer lugar,
la brecha primaria, la del acceso a los
dispositivos y la conectividad, que en
nuestro contexto cercano dábamos casi
por desaparecida. Ttras esta brecha pri-
maria aparece enseguida una de segundo
orden, la del uso, la que tiene que ver no
4. EC · MARZO-ABRIL 2020
20
entrevista a...
CARLOS MAGRO
solo con las competencias más básicas
para poder utilizar la tecnología, sino
principalmente con el tipo de uso que
damos a esa tecnología (también con las
prácticas pedagógicas más adecuadas al
contexto digital), y aquí la realidad es
demoledora. Resulta que no somos ni
nativos, ni inmigrantes, ni residentes, ni
visitantes. Ni unos, ni otros. Una brecha,
además, que no hace más que reproducir
y ampliar las brechas provocadas por el
capital cultural, social y económico. La
tecnología, lejos de disminuir las des-
igualdades las acrecienta. Por último, el
cierre de las aulas y de los centros edu-
cativos y el traslado de la enseñanza a
un entorno no presencial y fundamental-
mente digital, ha puesto de manifiesto la
brecha terciaria, la que separa la escuela
de la sociedad, la que pone de manifiesto
las enormes diferencias que hay entre el
uso que se hace de las tecnologías digi-
tales dentro y fuera de la escuela, y, tam-
bién, la separación que hay entre unas
escuelas que ya habían incorporado en
sus proyectos educativos, en sus prácti-
cas y en sus modelos de relación lo digi-
tal y las que no.
El tema del millón: la evaluación. ¿Al-
guna clave para afrontar la teledo-
cencia y la evaluación del alumno?
Como todo lo que nos está pasando
es un asunto muy complejo y des-
conocido para todos. Lleno de aristas y
dificultades. Pero si por evaluación te re-
fieres al proceso mediante el cual regula-
mos el aprendizaje y detectamos las po-
sibles dificultades que puedan encontrar
nuestros alumnos para aprender para, a
partir de ahí, ayudarles a resolverlas, en-
tonces te diría que hay muchísimas cla-
ves y muchísimo conocimiento acumula-
do en las últimas décadas, disponible y
muy necesario en estos momentos.
Aunque lo hayamos dicho muchas
veces, es importante recordar que
evaluar no es lo mismo que calificar. La
mayoría de los problemas y las discu-
siones que estamos teniendo estos días
tienen que ver con la calificación, cuan-
do lo realmente importante debería ser
la evaluación que es el proceso que real-
mente está vinculado con el aprendizaje.
Evaluamos para mejorar el aprendizaje.
Nos deberíamos estar preocupando, so-
bre todo, por cómo podemos ayudar a
los alumnos a alcanzar los objetivos de
aprendizaje.
Pero incluso, si atendemos al carácter
calificador de la evaluación también
disponemos de muchas alternativas po-
sibles. Creo que el momento es ideal para
cuestionarnos nuestra concepción de la
evaluación y nuestras prácticas y, para
introducir, en la medida de las posibili-
dades de cada uno (cada equipo docen-
te, cada centro) otras estrategias y otros
instrumentos de evaluación. Ya hay mu-
chos docentes haciéndolo. Aprendamos
de ellos.
No olvidemos, por último, que las
trayectorias educativas son largas.
Creo que convendría poner en el contex-
5. 21
EC · MARZO-ABRIL 2020
entrevista a...
CARLOS MAGRO
“La escuela
post-covid será
una escuela
que integre
de manera
más natural lo
digital”
to de una escolarización obligatoria de
al menos 10 años los meses que estamos
viviendo y las decisiones que tomemos,
en cada comunidad educativa, en cues-
tiones como la repetición, la promoción,
la titulación.
Currículo y contenidos: ¿Al exceso y
obsolescencia del currículum añadi-
mos el exceso y vanguardismo de forma-
tos e instrumentos digitales? ¿Estamos
ante un “trágala digital”?
El currículo es sino la pieza más im-
portante de la legislación educativa
sí una de las más determinantes. No ol-
videmos que el currículo es una determi-
nada manera de entender el pasado y de
promover el futuro. El currículo expresa
simultáneamente el legado del pasado
que valoramos y queremos preservar, y
las aspiraciones e intereses que tenemos
para el futuro de nuestros hijos y del
mundo. Por tanto, con la definición del
currículo nos jugamos mucho.
Por otro lado, prácticamente toda la
comunidad educativa profesional
(docentes, académicos, investigado-
res…), incluyendo la propia administra-
ción, está de acuerdo con tu afirmación.
Nuestro currículo es demasiado extenso
y academicista. Ha entrado en una deri-
va de crecimiento sin límite. La propia
evolución de la sociedad, el aumento de
los temas relevantes a los que debemos
prestar atención, en tanto que ciudada-
nos, ha llevado al currículo a un proceso
de expansión descontrolado. Añadimos,
pero no eliminamos. Y en esa ecuación,
nos olvidamos, entre otras cosas, que el
tiempo escolar es una variable indepen-
diente y fija. El tiempo es el que es. No se
puede estirar infinitamente. Por eso, to-
dos los docentes saben que es imposible
abordar todo el currículo. Hay una bre-
cha enorme entre el currículo declarado
en la legislación, el currículo enseñado
por los docentes y el currículo aprendi-
do por los alumnos. Nos estamos auto-
engañando. Vivimos en la utopía de las
normas.
Su obsolescencia se muestra, además,
en cuando queremos utilizar el cono-
cimiento, ha desaparecido. Se ha vuelto
obsoleto, no funcional, inútil. El currícu-
lo no nos está haciendo competentes.
No hay tiempo para profundizar. No
hay tiempo para tratar de aplicar los
conocimientos a pensar y resolver pro-
blemas de la vida. Y esta situación creo
que se puede agravar muchísimo con una
mala transposición de ciertas prácticas
de enseñanza al mundo online.
¿Alguna primera valoración e impresio-
nes de este primer mes y pico de edu-
cación a distancia”?
La crisis de la covid19, más allá de las
cuestiones operativas y vinculadas a
aspectos tecnológicos, de infraestructu-
ras y de recursos (que son muy impor-
tantes), creo que supone una oportuni-
dad para reflexionar sobre las grandes
cuestiones no resueltas de la educación:
los fines de la educación, el currículo, las
metodologías de enseñanza, la evalua-
ción, el rol de los docentes, la relación
docente/estudiante, el desarrollo profe-
sional, los recursos disponibles.
La situación nos ha puesto frente al
espejo de nuestra realidad, y el re-
flejo nos devuelve las costuras rotas, las
incoherencias del sistema y los enormes
retos que la educación tiene aún por de-
lante. Retos que no solo son tecnológicos.
Vivir unas semanas sin escuela tiene
el poderoso efecto de recordarnos
cuán importantes son las escuelas en
nuestras vidas. Creo que si algo sale re-
forzado de esta crisis son las escuelas y
los docentes.