2. ¡Celebremos a Jesús!
Hay abundante literatura sobre la
fecha del nacimiento de Jesús,
pero en la Biblia nunca se
menciona dicha fecha con
exactitud. Algunos dicen que fue
en marzo, otros en primavera,
otros antes de empezar las lluvias
de octubre, otros más osados el
29 de septiembre del año 2 A.C.,
etc.; pero lo que podemos concluir
es que todo indica que la fecha de
nacimiento de Jesús no podría ser
el 25 de diciembre por varias
razones que no nos detendremos
a analizar. Simplemente
traigamos a colación lo que
escribió Joseph Mede: “Cuando
ocurrió el nacimiento de Cristo,
toda mujer y todo niño iban a ser
censados en la ciudad a la cual
pertenecían, a algunas de las
2
3. ¡Celebremos a Jesús!
cuales habían largas jornadas;
pero a mediados del invierno no
era la época apropiada para tales
asuntos, especialmente para una
mujer embarazada ni para que
viajaran los niños. Por tanto,
Cristo no pudo nacer en la mitad
del invierno. Además, en el
tiempo de nacimiento de Cristo,
los pastores permanecían afuera
para cuidar sus rebaños en las
horas de la noche, pero no era
probable que ocurriera esto a
mediados del invierno. Si alguien
cree que el viento en invierno no
era tan difícil de soportar en estas
regiones que recuerde las
palabras de Cristo en el evangelio:
´orad, pues, que vuestra huida no
sea en invierno´. Si el invierno era
un tiempo tan malo para huir,
3
4. ¡Celebremos a Jesús!
parece que no era un tiempo
adecuado para que los pastores
permanecieran en los campos ni
para que viajaran las mujeres y los
niños”. Esto lo escribió Mede1
haciendo referencia a las
Escrituras que nos enseñan en
Lucas 2 del 8 al 12: “En esa
misma región había unos pastores
que pasaban la noche en el
campo, turnándose para cuidar
sus rebaños. Sucedió que un
ángel del Señor se les apareció.
La gloria del Señor los envolvió en
su luz, y se llenaron de temor.
Pero el ángel les dijo: No tengan
miedo. Miren que les traigo
buenas noticias que serán motivo
de mucha alegría para todo el
pueblo. Hoy les ha nacido en la
ciudad de David un Salvador, que
4
5. ¡Celebremos a Jesús!
es Cristo el Señor. Esto les
servirá de señal: encontrarán a un
niño envuelto en pañales y
acostado en un pesebre´.”
Y si el nacimiento de Jesús no fue
el 25 de diciembre, ¿por qué razón
lo conmemoramos en esa fecha?
Al parecer la primera vez que se
mencionó el 25 de diciembre como
la fecha en que Jesús nació fue en
el Calendario de Filócalo, en el
año 354 D.C. Posteriormente esa
fecha del 25 de diciembre fue
aceptada oficialmente por los
padres de la iglesia como la fecha
oficial del nacimiento de Jesús en
el año 440 D.C., al parecer como
un “sincretismo” con la fiesta de la
Saturnalia celebrada en el Imperio
Romano por la época del solsticio
5
6. ¡Celebremos a Jesús!
de invierno, lo que convierte a
estas festividades para algunos en
“fiestas paganas”. Ciertamente
por eso esta época es para
muchísima gente una época de
parranda, de tomata, de compras,
de regalos, de esparcimiento y de
baile sin ninguna consideración al
nombre de Jesús.
Bueno, pero dejémonos de teorías
y concentrémonos en lo
fundamental.
Y lo fundamental es que en esta
época celebramos o recordamos
el acontecimiento más importante
de la humanidad: el nacimiento de
nuestro Salvador y Redentor, el
Señor Jesús, el mismo Dios
Creador hecho hombre. Este es el
punto. La Biblia dice en Juan 1:1 y
6
7. ¡Celebremos a Jesús!
siguientes: “En el principio era el
Verbo, y el Verbo era con Dios, y
el Verbo era Dios. Este era en el
principio con Dios. Todas las
cosas por él fueron hechas, y sin
él nada de lo que ha sido hecho,
fue hecho. En él estaba la vida, y
la vida era la luz de los hombres…
Y aquel Verbo fue hecho carne, y
habitó entre nosotros (y vimos su
gloria, gloria como del unigénito
del Padre), lleno de gracia y de
verdad”.
¡Dios mismo entre nosotros! “El
misterio que había estado oculto
desde los siglos y edades, pero
que ahora ha sido manifestado a
sus santos, a quienes Dios quiso
dar a conocer las riquezas de la
gloria de este misterio entre los
7
8. ¡Celebremos a Jesús!
gentiles; que es Cristo en
vosotros, la esperanza de gloria…”
(Colosenses 1:26).
Jesús nace con un propósito
extraordinario para usted y para
mi: Salvarnos. El vive una vida sin
pecado y transforma
completamente la humanidad. Es
el hombre más importante de la
historia del mundo. Alguien sin
igual. Incomparable. Fue
concebido y nació de una manera
sobrenatural, pues el mismo
Espíritu Santo lo engendró y su
madre era virgen. Vivió de una
manera perfecta, mejor que
cualquier otro hombre. No hay
registros en la historia de la
humanidad de un hombre tan
santo, tan noble, tan
8
9. ¡Celebremos a Jesús!
misericordioso, tan sabio, tan
inteligente, tan influenciado por los
más altos propósitos, tan
impecable. Carnegie Simpson
escribió: “Si leyéramos su nombre
en un lista que empezara con
Confucio y terminara con
Cervantes sentiríamos que sería
más una ofensa a la decencia que
a la ortodoxia. Jesús no es tan
sólo un miembro del grupo de los
más grandes. Podremos hablar
de Alejandro el Grande, de Carlos
el Grande y de Napoleón el
Grande, pero Jesús se mantiene
aparte. Jesús no es el grande, es
el Único… Charles Lamb una vez
dijo que si Shakespeare entrara en
esta habitación, todos nos
levantaríamos para saludarlo, pero
si Jesús entrara todos caeríamos
9
10. ¡Celebremos a Jesús!
al suelo y trataríamos de besar el
borde de sus vestidos”. Napoleón
Bonaparte dijo de El: “Yo conozco
a los hombres, y les puedo decir
que Jesucristo no era un simple
hombre. Entre Él y cualquier otro
ser humano en el mundo entero
no existe punto de comparación
posible. Alejandro, César,
Carlomagno y yo hemos formado
imperios. Pero, ¿sobre qué
descansan estas creaciones?
Sobre la fuerza. Jesucristo fundó
su imperio sobre el Amor; y en
este momento hay millones de
personas listas a morir por El”.2
Podríamos citar a muchos más,
creyentes y no creyentes
enemigos de Jesús y la conclusión
sería la misma: Jesús es sobre
10
11. ¡Celebremos a Jesús!
todo. Hizo lo que nadie más ha
hecho ni podrá hacer: derrotar el
enemigo más temido de los
hombres: la muerte. Pronunció las
palabras más profundas y más
grandes que cualquier ser humano
pueda oír. Tanto que EL mismo
dice: “Cielo y tierra pasarán, pero
Mis Palabras no pasarán” (Lucas
21:33).
Hoy sus palabras son la más
leídas, las más creídas, las más
seguidas, las más amadas, las
más publicadas, las más
traducidas, las más hermosas, las
más extraordinarias, las más
influyentes. Jesús es el más
influyente personaje de la historia,
pues sin armas, sin poder político,
rechazado por la mayoría de su
11
12. ¡Celebremos a Jesús!
pueblo en su época, sin las
extravagancias de cualquier
multimillonario, pasó de ser un
guía espiritual de 12 hombres a
ser el único Dios reconocido de
miles de millones de personas.
Desde su existencia como hombre
en este mundo hasta hoy no ha
habido ningún ideal moral nuevo
expuesto por alguien más. El
satisface como ninguno las
necesidades espirituales de los
hombres. Sin creer en Él, el
universo y la vida se convierten en
algo vacío, triste, frío, sin
esperanza, sin propósito.
Creyendo en Él, toda la historia, el
universo, la vida tienen una
explicación satisfactoria, un eterno
propósito, sentido completo.
12
13. ¡Celebremos a Jesús!
Hay en la Biblia por lo menos 333
profecías acerca de Él en el
Antiguo Testamento. Todas
cumplidas con exactitud. A uno le
parece al principio cuando lee esto
del cumplimiento de las profecías
acerca de ÉL que es algo
importante pero no tanto. Sin
embargo lo invito a imaginarse a
una amiga soltera que pueda estar
embarazada dentro de 10 años y a
hacer sobre el bebé que nacerá
profecías sobre el lugar de su
nacimiento, su ascendencia, el
nombre que llevará, el
sobrenombre que le pondrán, si
algún amigo lo traicionará por
cuánto dinero lo hará, el tiempo
exacto de su muerte, cómo morirá,
si se partirá algún hueso, entre
quienes lo enterrarán y qué pasará
13
14. ¡Celebremos a Jesús!
con sus vestidos después de su
muerte. Son solo 10 cosas sobre
su vida las que usted intentará
profetizar. Las probabilidades de
que acierte exactamente con las 8
son muchísimas, pero muchísimas
menos de las que tendría un
huracán que al pasar por una de
esos inmensos basureros de
chatarra que hay en Estados
Unidos ¡dejará perfectamente
construido un jet Boing 747! Miren
algunas de esas profecías sobre
Jesús en el Antiguo testamento: Él
sería un descendiente de Abram
(Génesis 12:1-3; 18:18; 22:18;
Mateo 1:1-2 y17; Gálatas 3:8-16),
El sería un descendiente de
Abraham (Génesis 22:18, Mateo
1:1); El sería un descendiente de
Isaac (Génesis 21:12; Lucas 3:23-
14
15. ¡Celebremos a Jesús!
34); El sería un descendiente de
David (2 Samuel 7:4-5,12-13; 1
Crónicas 17:11-14; Salmos
132:11; Lucas 1:32-33, 67-69;
Hechos 2:29-30; Mateo 1:17;
Romanos 1:3); El nacería en Belén
(Miqueas 5:2; Mateo 2:4-6; Juan
7:42). El sería de Nazareth y lo
llamarían Nazareno (Mateo 2:23;
Lucas 1:26-27; Juan 1:45; Jueces
13:5-7 y 24); El tiempo de Su
crucifixión era conocido: 483 años
después del decreto para construir
el templo y los muros de la ciudad
de Jerusalén, el cual se expidió en
el año 444 A.C. (Daniel 9:25;
Nehemías 2:1-8; 5:14); El nacería
de una virgen (Isaías 7:14; Mateo
1:20-23; Gálatas 4:4; Génesis
3:15); Su nombre sería Emmanuel.
Emmanuel significa "Dios con
15
16. ¡Celebremos a Jesús!
nosotros." (Isaías 7:14; Mateo
1:21-23); Su nombre sería el
Mesías. La palabra Cristo en
español viene de la palabra griega
Christos que quiere decir "El
Ungido". Christos en griego es la
palabra Mashiach en hebreo que
también quiere decir "El Ungido".
La palabra Mashiach quiere decir
"Mesías" que es Yeshua (Daniel
9:25-26; Juan 1:41); El sería el
único Hijo engendrado de Dios
(Salmo 2:2; 6-7; Juan 1:14;
Hechos 13:33; Hebreos 1:1-2 y 5);
El sería precedido por un
mensajero (un tipo de Elías
conocido como Juan) el
Inmersador o el Bautista) quién
prepararía el camino del Señor
(Malaquías 3:1; Lucas 1:13 y 76;
Mateo 11:7-10); El hablaría en
16
17. ¡Celebremos a Jesús!
parábolas (Salmo 78:2-4; Mateo
13:34-35); Su ministerio sería
sanar al enfermo, poner en
libertad a los cautivos, y predicar
la liberación (Isaías 61:1-2; Lucas
4:16-21; Mateo 4:23; 9:34-35;
Hechos 2:22; 10:38); Su mensaje
no sería creído (Isaías 53:1; Juan
12:37-38); ninguna palabra mala
procedería de Su boca (Isaías
53:9; Lucas 23:41; 1 Pedro 2:21-
22; 2 Corintios 5:21); Sus
discípulos lo desampararían
(Zacarías 13:7; Mateo 26:31-35 y
56); El entraría a Jerusalén
montado en un asno (Zacarías 9:9;
Mateo 21:5); El sería traicionado
por un amigo (Salmo 41:9; Juan
13:18-21); El sería vendido por 30
piezas de plata (Zacarías 11:12;
Mateo 26:14-16); el precio pagado
17
18. ¡Celebremos a Jesús!
por la traición se daría para el
campo de un alfarero (Zacarías
11:13; Mateo 27:3; 7-10); El
moriría por nuestros pecados
(Isaías 53:5; 1 Corintios 15:3; 1
Pedro 2:24); de Él se burlarían
(Salmo 22:7-8; Mateo 27:39-43);
El moriría con los transgresores
(Isaías 53:12; Marcos 15:27-28);
El haría intercesión por sus
asesinos (Isaías 53:12; Lucas
23:34); El sería escupido (Isaías
50:6; Mateo 26:67, 27:30); se le
daría bilis y vinagre para comer y
beber (Salmo 69:21; Mateo 27:34
y 48); El no abrió Su boca cuando
fue acusado (Isaías 53:7; Mateo
26:63-64; 27:12-14); Sus vestidos
serían repartidos a suertes (Salmo
22:18; Mateo 27:35); ni un hueso
se rompería en Él (Salmo 34:20;
18
19. ¡Celebremos a Jesús!
Juan 19:33-36); El sería
traspasado (Zacarías 12:10; Juan
19:34-37); El sería enterrado con
el rico (Isaías 53:9; Mateo 27:57-
60); Su alma no sería dejada en el
infierno (Salmo 16:10; 49:15;
56:13; Hechos 2:27-31; 13:33-35);
El sería resucitado de los muertos
(Salmo 16:10; Lucas 24:6; 31-34;
Hechos 2:27-31; 13:35; El
resucitaría al tercer día de la
tumba (Jonás 1:17; 1 Corintios
15:4; Lucas 24:45-46; Mateo
12:40); El ascendería al Cielo
(Salmo 68:18; Hechos 1:9; Lucas
24:50-51).
Peter Stoner en el libro Science
Speaks (Habla la Ciencia, Moody
Press, 1963) considera 48
profecías y dice: "Hallamos que la
19
20. ¡Celebremos a Jesús!
probabilidad de que cualqier
hombre cumpliese las 48 profecías
es de 1 en 10157, o 1 dividido 100
000 000 000 000 000 000 000 000
000 000 000 000 000 000 000 000
000 000 000 000 000 000 000 000
000 000 000 000 000 000 000 000
000 000 000 000 000 000 000 000
000 000 000 000 000 000 000 000
000 000 000. El número total
estimado de electrones en todo el
universo es de aproximadamente
1079. Debiera ser muy evidente
que Jesús no cumplió las
profecías por accidente”.
Este es el Jesús que debemos
celebrar en las navidades. El
mismo Dios creador del cielo y de
la tierra y de todo lo que en ellos
hay que se hizo hombre, habitó
20
21. ¡Celebremos a Jesús!
entre nosotros y satisfizo Su
propia justicia al pagar el precio de
nuestros pecados, sufriendo esa
horrible muerte de cruz para
consumar su más precioso regalo
a la humanidad: la salvación. Lo
hace por Amor, para que los que
en ÉL creamos no muramos mas
tengamos vida eterna (Juan 3:16).
Es su única condición para
salvarnos: creer en Él, poner toda
nuestra confianza en Él, dejarlo
entrar a nuestro corazón como
Señor y Salvador, y arrepentirnos
de todo lo que hemos hecho,
dicho, hablado y pensado contra
El, someternos a Su reino. No hay
más requisitos. La salvación Dios
mismo la diseñó y la da a nosotros
como un favor inmerecido al poner
21
22. ¡Celebremos a Jesús!
toda nuestra confianza en Jesús,
arrepentirnos sinceramente de
nuestros pecados y someternos a
Su Reino, “porque por gracia sois
salvos por medio de la fe; y esto
no de vosotros pues es don de
Dios; no por obras para que nadie
se gloríe” (Efesios 2:8-9).
Si usted no ha dado ese paso aún,
Dios le dice “He aquí ahora el
tiempo aceptable; he aquí ahora el
día de salvación” (2 Corinitios 6:2).
Si usted no ha dado ese paso aun,
le animo a que aproveche esta
navidad para celebrar a Jesús de
la manera en que El lo está
esperando: entregándole su
corazón y su vida. Rindiéndose
completamente a Él. Sólo le
bastará pronunciar en voz audible
22
23. ¡Celebremos a Jesús!
la siguiente oración, haciéndolo de
todo corazón: “Maravilloso Jesús:
Te acepto en mi corazón como mi
Señor y Salvador, como mi único
Dios resucitado y vivo. Acepto,
Jesús, el regalo hermoso de la
vida eterna que me ofreces. Me
rindo a ti. Confieso con mis labios
que Tu eres el Señor y creo en mi
corazón que Dios te levantó de
entre los muertos. Me someto a
Tu Palabra y te pido que gobiernes
de ahora en adelante mi vida. Me
arrepiento con sinceridad de todos
mis pecados, de todo lo que he
hecho, dicho, pensado u omitido
contra ti, de todo lo que he hecho
que te desagrada. Gracias por tu
perdón y tu perfecto e infinito
Amor. En el nombre poderoso de
Jesús. Amen”.
23
24. ¡Celebremos a Jesús!
Si usted lo hizo de todo corazón,
no solamente usted ha celebrado
de la mejor manera esta navidad
sino que usted ha provocado la
más gloriosa celebración en los
cielos de esta época porque lo
dicen las Escrituras y es cierto:
“Así os digo que hay gozo delante
de los ángeles de Dios por un
pecador que se arrepiente” (Lucas
15:10).
De ahora en adelante recordará, y
celebrará también, que usted
nació de nuevo en esta época por
lo que ahora tiene el reino de Dios
en su propia vida (Juan 3).
Y como si fuera poco, celebrará
para siempre que en esta navidad,
inmerecidamente, recibió usted el
regalo más maravilloso de todos,
24
25. ¡Celebremos a Jesús!
de la mano del mismo Rey, Dios
y Señor Todopoderoso: ¡la vida
eterna!
¡Feliz Navidad!
www.carlosmauricioiriarte.blogspot.com
25
26. 1
Mede Joseph, Works, London 1672; Discourse XLVIII, citado por Alexander Hislop en The Two Babylons, Londres 1957.
2
Citado por John Stoth en Basic Christianity, usado con permiso de Inter Varsity Press, Downers Grove, Ill.