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Ya hemos hablado del urbanismo, en lenguaje coloquial, que es solo una parte de la
gestión del territorio. No se pueden olvidar factores como el medio ambiente, el paisaje,
las infraestructuras, etc… que en cada una de las comunidades humanas que ocupan un
territorio han de gestionarse. Hoy podemos hablar de la gestión de cierto patrimonio
(público o privado) arquitectónico y cultural.
Patrimonio arquitectónico que en las Normas Subsidiarias y / o PGOU se debieran de
contemplar siempre. En nuestras Normas, desde luego se contemplan y si señalan en las
planimetrías con unos puntos negros.
Esos puntos negros indican que son bienes, ya públicos ya privados, que se han de
preservar y proteger. Y se han de proteger ¿de qué y de quién? De la especulación
inmobiliaria y, en buena lógica, de los especuladores. Y ¿cuál es el motivo de que se
traten de proteger?, ¿cuál es el valor intrínseco que contienen para merecer tal
protección? Los valores pudieran ser muchos: Históricos, arquitectónicos, paisajísticos
o todos ellos a un tiempo y alguno más.
Tomemos un ejemplo de un edificio singular, de los que quedan realmente pocos: La
Torre de los Velasco. Esa que vemos todos los días en El Puente a modo de insulto a la
inteligencia humana. Actual monumento a la estulticia, evidentemente humana.
Cuando unas Normas Subsidiarias se preocupan de preservar un bien patrimonial de
este tipo, antigüedad y estilo lo hace pensando en la cultura, en el paisaje y pretende,
sobre todo, preservar el edificio en sí y su entorno inmediato.
Nuestro Ayuntamiento, tiempo atrás, aprobó permitir unas serie de construcciones
aledañas, que evitaría que se pudiera llegar a ver dicho monumento, cerrando la vista
tanto desde el noroeste como del sureste; dejando solamente su visión desde el este. Ya
que al sur le queda el río.
En un principio, se plantó un mamotreto de 3 alturas que cerró la vista desde el sureste.
Por si lo anterior fuera poco, destrozando el entorno de la torre, se permitió tirar,
demoler literalmente, la misma. Levantando después una torre fingida, que parece la
misma pero que carece del carácter de la original. O séase, no se ha protegido el entorno
de la torre, que pudieran discutirnos que no entraba dentro del concepto a proteger. Pero
tampoco protegieron el edificio, del que no pueden discutir ni medio gramo de arenisca,
ni la piedra más pequeña, que se tenían que haber protegido.
Si el edificio y su entorno hubieran sido protegidos, como preveían las Normas
Subsidiarias, ese edificio hoy tendría el verdadero valor arquitectónico y paisajístico que
siempre tuvo. Si se hubiera catalogado, en su momento, como bien cultural de interés
local, en primer lugar y, posteriormente, de interés regional, hoy no estaríamos viendo
cómo se levantó un edificio que la ocultaba, por uno de sus lados. Hoy no estaríamos
viendo como se está construyendo otro monstruo, por la vertiente contraria. Monstruo
que ya no tiene la más mínima importancia si se levanta o no. Ya les digo que la actual
Torre de los Velasco no tiene ningún valor, es una torre fingida, ficticia, producto de la
mala gestión del patrimonio cultural y de la mala gestión del territorio.
Si ustedes quieren saber más de tan desagradable actuación urbanística pueden dirigirse
a la Asociación Cultural Garapayo. Asociación que ha tratado de defender ese bien
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cultural y desgraciadamente no lo pudo conseguir. Asociación que ha tratado de exigir
las responsabilidades de tamaño desaguisado y no las tienen todas consigo, por
desgracia. Los pasados día 12 y 13 de este mes de noviembre, realizaron una ponencia
al respecto en las Jornadas sobre el Patrimonio Cultural organizadas por la Federación
de Asociaciones Acanto, a la que pertenece Garapayo. Les informaré, con más tiempo
de este evento. Aunque ustedes pueden ir directos a la fuente pinchando AQUÍ.
Hoy no les diré quienes tenían la responsabilidad política, en aquel momento, de la
gestión del territorio, del patrimonio cultural, del medio ambiente, del paisaje urbano en
este caso. Ustedes ya lo saben. Porque la responsabilidad viene desde 1991, en que se
aprobaron las normas. Al día de hoy, solo está declarada de interés cultural la Iglesia de
Trebuesto, Santa Catalina, en 2002. El resto de puntos negros, son verdaderamente
puntos negros en nuestra historia reciente en la gestión del patrimonio cultural
guriezano. Nadie, y digo nadie de quienes tienen, y han tenido la obligación legal y
política, se ha molestado en hacer ni una gestión para la conservación del patrimonio.
Solamente Garapayo, creada para salvar el puente de la Gándara, consiguió salvar éste.
A pesar, incluso, que desde Gobierno de Cantabria querían minimizar su antigüedad, su
historia y arquitectura para colocarle una plataforma que aumentara el flujo de
vehículos. Como si esto fuera necesario. O qué decir tiene, que consiguieron también
salvar la zona del Remendón, de los cables del tendido Penagos – Güeñes. De esto,
además, habrá que hablar largo y tendido. Y todo ello porque los (i)responsables
políticos a pesar de haber tomado ciertas decisiones en Pleno, después no las ejecutan;
como con los montes, como hacen con todo.
La Casta no cejará (pero ¿les conviene?), yo tampoco.
Un saludo y corred la voz.