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Versículos bíblicos para momentos de angustiasVersículos bíblicos para momentos de angustias
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  1. “Pero el Señor cuida siempre de quienes le honran y confían en su amor, para salvarlos de la muerte y darles vida en épocas de hambre” (Salmo 33:18-19). Este versículo es una promesa preciosa, toda la reflexión podría parar aquí, simplemente leyendo esas palabras, a riesgo de quitar el encanto, quisiera agregar algunos elementos de reflexión que nos hagan profundizar aún más en sus preciosas gemas. En la Biblia se nos exhorta reiteradamente que debemos temer a Dios, que tengamos temor de Él y así vivir en un temor santo. Pero ¿por qué deberíamos tener temor de Dios? ¿No es Dios amor? En 1 Juan 4:18 está escrito claramente que: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.“ Temor a Dios: Esto nos hace tener temor de pecar contra Él, porque no queremos nada más en este mundo que agradarle y honrar Su nombre. Tememos causarle tristeza o dolor, porque sabemos cuán increíblemente miserable es el pecado, cuánto lo odia Dios, y cuánto le duele cuando pecamos. Que produce en mi el temor de Dios: 1. Produce humildad: Cuando alguien verdaderamenteteme a Dios, se somete a él sin importar el costo. Noe 2. Nos enseña obediencia: El temor de Dios desarrolla en nosotros un intenso deseo de obedecerloy complacerlopor sobre todas las cosas para evitar decepcionarlo, y tambiénnos hace darnos cuenta de que tendremos que rendirle cuentas 3. Desarrolla valentía espiritual: Otro atributo que procededel temor de Dios es el coraje espiritual. Una vez más, David lo expresó muy bien: “El Eterno es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? El Eterno es la fortalezade mi vida; ¿de
  2. quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadoresy mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampecontra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado” (Salmos27:1-3). 4. Nos ayuda a evitar el pecado: Otra cualidadque acompaña al temor correctoes el rechazo al pecadoy el seguir el camino de justicia de Dios. Como nos dice Proverbios 8:13, “El temor del Eterno es aborrecer el mal; la soberbiay la arrogancia, el mal camino, y la boca perversa, aborrezco”. Más adelante, Proverbios 16:6añade: “Con misericordia y verdad se corrigeel pecado, y con el temor del Eterno los hombres se apartan del mal”. El texto nos señala que quienes confían en Dios reciben como privilegio el ser salvados de la muerte y darles vida en las épocas de hambre. Si lo leemos así, es una gran promesa. ¿Cómo explicar entonces los miles de cristianos han muerto en situaciones traumáticas? ¿Cómo entender que algunos cristianos padecen hambre? En ocasiones, los textos de la Biblia, desconectados del carácter de Dios nos pueden hacer pensar que Dios, siempre, debe estar manejando todo y cada situación. Para empezar, Dios no creó el mal, ni es autor del sufrimiento, no quiere, por ninguna razón que sus hijos sufran o pasen momentos difíciles. Sin embargo, Dios no puede controlar el libre albedrío y no interfiere en las decisiones que como humanos tomamos. La libertad humana nunca es controlada por Dios, si lo hiciera, dejaría de ser justo y se convertiría en un monstruo divino. Simplemente, que Dios nunca nos dejará atrapados en una vida
  3. sin sentido. La mirada de Dios está en la eternidad, y ya hizo lo que tenía que hacer a favor de la raza humana. Su mayor testimonio de compromiso con el ser humano está en la cruz. Si alguna vez te preguntas, ¿dónde está Dios mientras sufro? Pues, entiende que está allí, junto a ti, con tanto dolor que no logras imaginar la inmensidad de su compromiso contigo. Nos mueve la promesa que cuando Cristo venga, todo los que nos ha ocurrido en esta existencia absurda será olvidado porque “secará todas las lágrimas de ellos, y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor, porque todo lo que antes existía ha dejado de existir” (Apocalipsis 21:4). ¿Confías en ese Dios que nunca nos abandona?
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