Transcripción de entrevista a pachelo - Revista GENTE
1. 3 de junio de 2003
Transcripción de la entrevista a Nicolás Pachelo – Revista GENTE
¿Usted mató a María Marta García Belsunce?
-… ¡No!
Nicolás Roberto Pachelo (26) aprieta los dientes cuando responde. Se lo
percibe molesto, harto, fastidiado. Desde que Carlos Carrascosa, el
viudo de María Marta García Belsunce –procesado en la causa como
coautor del homicidio-, logró una libertad morigerada previo pago de
una fianza de cien mil pesos, otorgada por el juez Diego Barretaveña, y
pasó de una cárcel “a una celda con quincho, piscina y cancha de golf”,
tal como lo definió el fiscal Diego Molina Pico, Pachelo es consciente de
que está en el ojo de la tormenta. Sabe que la familia de la víctima ha
conseguido instalar su nombre como uno de los sospechosos de haber
cometido el homicidio. Para colmo, el suicidio de su madre, Silvia
Magdalena Ryan, sólo aportó más incertidumbre. “Se mató porque
sabía que su hijo es inocente y no soportó que se lo señalara como un
asesino”, afirman aquellos que lo defienden. “¿Y si se suicidó porque
sabía que su hijo tenía que ver con el crimen?”, dudan aquellos que
desconfían de él.
Pachelo era una especie de chico malo para los vecinos que convivían
en Carmel cuando ocurrió el homicidio. Se lo señalaba como el hombre
que le robó un perro labrador a María Marta, y luego pidió un rescate
por él. También se lo acusó de haber robado palos de golf por valor de
2035 dólares al señor Fernando Sansuste, vecino del barrio privado. Por
ese motivo, la comisión directiva del country –con la anuencia de los
habitantes del mismo- decidió que un vigilador controlara sus
movimientos a veinte metros de distancia mientras permanecía en el
club.
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-A propósito, Pachelo, el 27 de octubre, el vigilador que debía seguir sus pasos en
Carmel, ¿no controló sus movimientos?
-Ese día debería haber estado ahí. Pero misteriosamente estaba ausente. Bah, se
encontraba cumpliendo funciones en otro country (N. de la R: La Martinica), aunque en las
planillas de Carmel figuraba como presente. ¿Qué tal? ¿Alguien dijo esto? ¿No habrán
dicho “aprovechemos que total le echan la culpa a Pachelo”?
-¿Está sugiriendo que la guardia del country y los custodios pueden haber tenido algo
que ver en el crimen?
-Exactamente. Pero como yo no tengo pruebas, sólo emito un comentario. Simplemente
lo que quise decir es que tenían la puerta más abierta que cualquier persona. Además, yo
mismo escuché una vez al jefe de la guardia decir que a mí me echaban la culpa de
cualquier cosa que pasaba en Carmel. “Si se caía un avión, a nosotros nos decían que la
culpa era de Pachelo”, llegó a comentar. La empresa de seguridad Cazadores estaba
estafando a Carmel. Lo mejor que me podía pasar en la vida es que ese infeliz me
estuviera vigilando, pero no estuvo. No sé si fue con o sin intención.
-¿Por qué aceptó que un guardia lo vigilara de cerca en el country? Suena inconcebible.
-No lo supe hasta después del caso. El tipo siempre estaba escondido a veinte metros de
mi casa, detrás de una planta. Era terrible, porque yo mismo pagaba con las expensas a un
tipo que me vigilara.
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-¿En algún momento mintió para protegerse?
-No. A los que dicen: “Vos mentiste, vos hiciste esto, vos secuestraste”, yo les contesto: No
miento, no tengo nada que ver con los García Belsunce ni con ese homicidio, por más que
la familia me quiera involucrar. Ni siquiera me preocupan los resultados del ADN que ellos
sí no se quieren hacer. Yo sí me los quiero hacer. ¿No hay una diferencia? En todo caso los
García Belsunce están encubriendo al asesino.
-Usted declaró en la causa que la tarde del día del crimen fue a ver a su madre y la llevó
al shopping Paseo Alcorta.
-Es verdad.
-Y agrego que ella adquirió un regalo para su hijo en El mundo del juguete, y acompañó
la factura donde figuraba registrada la compra a las 19:40.
-Le compró los guantes del Hombre Araña.
-¿Cómo explica entonces su permanencia en Paseo Alcorta a las 19:40, ya que según el
detalle suministrado por Movicom recibió una llamada a las 19:32:45 cuando estaba en
Pilar, en la zona correspondiente a la celda 394? ¿Hizo todo el trayecto en 7 minutos y 15
segundos?
-Mirá, cuando fui a declarar, el fiscal me mostró una serie de llamados. El que vos decís
aparecía como si yo hubiera estado en el Parque Industrial de Pilar. Yo le dije a Molina
Pico: “Discúlpeme doctor, pero no estuve ahí”. Después me asesoré con un técnico
especializado en comunicaciones. Él me dijo que cuando hay lluvia y viento, como ocurrió
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ese día, las ondas de las antenas fallan. Pueden ser que estés en Pilar y sale que la llamada
es de Luján. Creo que deben opinar los técnicos y no alguien que no sabe.
-Pero Pachelo, usted dijo que estaba en Capital. De ahí a Pilar hay demasiada distancia.
Suena poco creíble su explicación.
¿Vos sabés más que un técnico? Mirá, a mí me preguntaron dos meses después que había
hecho el 27 de octubre de 2002. Yo fu sincero cuando le contesté a Molina Pico: “Doctor,
no tengo la menor idea”. Entonces él me dijo: “Piense y vuelva mañana”. Por suerte, Inés,
mi mujer, se acordó que ese día había ido al recital de Diego Torres. Y mi mamá, que es
muy ordenada, recordó la compra y buscó el ticket de El mundo del juguete.
-Pero usted dijo en el expediente que había salido del country rumbo a Buenos Aires
después de ver “los últimos cinco minutos del River-Boca o los primeros cinco del partido
de Independiente-Central”. Serían más o menos las 18:30.
-Eso es verdad, pero a la hora que dice Movicom yo no estaba en Pilar. ¿Está claro? Te
agrego un dato. Pedimos a VISA un duplicado del cupón de la tarjeta con la que mi madre
pagó, porque lo había perdido. Y ese comprobante increíblemente dice que la operación
se hizo 20:03, ¿a quién le creemos? ¿Se puede precisar que estuve ahí en un horario, si las
dos empresas difieren en una hora y 23 minutos?
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-¿No se quedó con el ticket del peaje de la Panamericana cuando viajó rumbo a la casa
de su madre?
-No, yo no guardo ni los comprobantes de la tarjeta de crédito. Para esas cosas soy un
animal. Me tuvo que pasar algo así para darme cuenta.
-¿No están las filmaciones de la empresa Autopista del Sol o de Paseo Alcorta para
chequear que usted estuvo, que pasó por esos lugares?
-No, porque la familia que encubrió el homicidio atrasó la investigación. Si hubiesen
denunciado a la policía la muerte accidental para que interviniera en el asunto, el fiscal
habría sabido que a la señora Belsunce la mataron. Pero no, lo engañaron, embarraron la
cancha. ¿Me van a acusar a mí de haberlos procesado por encubrimiento? En Paseo
Alcorta las filmaciones se borran cada 15 días. Y en Autopistas del Sol y en el country
Carmel, oh casualidad, ese día tampoco andaban las grabadoras.
-Hay dos chicos que viven en Carmel y declaran que lo vieron caminando el día del
crimen cerca de María Marta, cuando ella volvía de la casa de los Bártoli.
-Dicen que yo los paso a ellos, los saludo, y que después aparece María Marta. No sé por
qué lo dijeron ni sé quiénes son. Mienten.
-¿Por qué se definió en la causa como la persona perfecta para incriminar o de la que
sospechar?
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-Porque todo lo que pienso lo digo. No es la manera de abogado Scelzi, que da vueltas
para hablar. Yo digo las cosas como las pienso. Soy más impulsivo y vehemente. Lo que no
me parece justo lo grito a los cuatro vientos.
-Usted declara que se enteró de la muerte de María Marta al otro día del hecho, entre
las 10 y las 12 del mediodía. Sin embargo, su mucama dice que se lo comentó a ella a las
9 y media cuando se levantó. ¿Quién miente?
-Yo le pregunté al guardia que estaba acomodando autos: “¿Qué pasa?” “No sé muy bien,
creo que se murió el señor Carrascosa”, me contestó. Cuando a la tarde fui a pagar las
expensas al club house, le pregunté a la secretaria, que se llama Sandra: “¿Así que se
murió Carrascosa?” Y ella me contestó: “No, se murió la mujer de Carrascosa”. Se patinó
en la ducha”. Después fui para casa, donde estaba mi mujer mi mujer con la mucama y le
comenté: “¿Viste? La mujer de Carrascosa se patinó en la ducha y se mató”. Y ahí lo
escuchó la mucama…
-Ella declara que usted se lo dijo a las 9:30.
-Ahí ella tiene una confusión de horarios. Yo no sé a qué hora me levanté. Y se lo comenté
cuando volví del house. También apareció un mozo llamado Monzón, que dijo que ese día
yo estuve a las 8 de la mañana en la Esso de Panamericana y Ruta 25, y le pregunté: “¿No
escucharon algo de una mujer que mataron en el country?” Si me levanté 9:30, ¿cómo
pude haber estado a las 8 en la estación de servicio?
-¿Entonces Monzón miente?
-Que no te quepa duda.
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-Usted se apoya en lo que dice su mucama, que declara que se despertó 9:30 para
justificar que no estuvo en la Esso a las 8 de la mañana. ¿Cómo explica que según los
registros de Movicom, chequeó los mensajes de su celular a las 7:56?
-Te repito que no me acuerdo a qué hora me levanté. Mi empleada habla del horario. Pero
ponele que me haya levantado a esa hora. Pude haber chequeado la casilla y seguir
durmiendo. También, mi esposa, que se despierta a las 7:30 para llevar a los chicos al
colegio pudo haberlo hecho. Desde que tuvo un accidente en la Panamericana, todas las
mañanas se lleva el celular porque es el único que tenemos.
-Hay algo que surge del expediente y cuesta entender. ¿Por qué cuando se supo que se
trataba de un asesinato se reunió con Scelzi y Nardi, los abogados de la familia García
Belsunce?
-Una vecina de Carmel –Dolores Sanjurjo- me comentó que se rumoreaba que yo estaba
involucrado. Me quedé helado. Fui a casa, lo comenté con mi mujer, y a los diez minutos,
me llamó por teléfono el señor White, presidente del country. El me confirmó que había
gente de la familia Belsunce que estaba preguntando qué había hecho ese día. Lo llamé a
Scelzi y le dije: “Estoy a su disposición para que me haga las preguntas que quiera”. Nos
encontramos en el Sheraton de Pilar. Horacio García Belsunce esperaba en otra mesa.
Scelzi me hizo 20 o 30 preguntas, hablamos una media hora. Me agradeció por haber
colaborado. Después me incriminaron. Hoy si lo veo, le escupo la cara.
-¿Qué le preguntó?
-Si había tenido algún problema con María Marta alguna vez –cosa que no pasó-, si yo
tenía un arma, y si era verdad que había dado un par de vueltas con mi camioneta cerca
de la casa, porque había dos personas que me habrían visto por allí. Casualmente,
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después aparecieron dos chicos que dijeron que me vieron corriendo. Y cuatro o cinco
preguntas más que no recuerdo.
-¿Por qué fue a ver a Scelzi si dice que no tenía nada que ver con el crimen?
-No tenía nada de malo. Actué como buen ciudadano, como buen vecino. Además, hasta
ese momento, yo no sabía que los García Belsunce habían instalado la duda sobre mí. Yo
también me quería juntar con la familia. Querían que me vieran la cara, que me miraran a
los ojos, y que entendieran que no tuve nada que ver con el crimen. Pero siempre se
negaron. Me expuse a cualquier cosa con tal de que no dijeran que ni Nicolás Pachelo, ni
su mujer, ni su mucama tenían nada que ver con el homicidio.
-A propósito de su mujer, Inés, Horacio García Belsunce mostró un identikit que se le
parecía mucho, al que calificó como la famosa Dama de rosa. Luego se dijo que esa
mujer pudo haber tenido que ver con el crimen.
-Otra jugada perversa. El identikit lo hizo Pichi Taylor –vecina del country- después de seis
meses. ¿Tan tarde se acordaron de buscar a otra supuesta asesina? No nos olvidemos que
esta señora está procesada por encubrimiento. Ni ella, ni los García Belsunce son
precisamente la Madre Teresa de Calcuta.
-En Carmel lo señalan a usted como el hombre que secuestró el perro labrador de María
Marta y luego pidió un rescate.
-Es una infamia. No hay ninguna denuncia acerca de este tema. Te repito, en Carmel me
acusaban de todo lo malo que pasaba. Si hasta los guardias se referían a mi mujer y a mí
como Romeo y Julieta para identificarnos en clave.
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-¿Robó palos de golf a un vecino valuados en más de dos mil dólares, y luego los vendió
en el Drivin Range de Costa Salguero?
-No.
-Una cámara de ese lugar lo filmó a usted acarreando los palos para negociarlos.
-No lo niego, pero los palos me los dio alguien para venderlos. Y después me hicieron una
cama. No puedo hablar más del tema porque es una causa que está en trámite.
-¿Estafó a Mariano Maggi, dueño de una concesionaria de Pilar?
-A ese le gané el juicio que me hizo. Acá tenés el informe pericial que me da la razón y
terminó con sus mentiras.
-¿Por qué le ofreció un abogado a la masajista Beatriz Michelini, quien atendía a María
Marta?
-Porque la conozco desde hace muchos años. Fui novio de su hija. Y porque era la única
persona de condición humilde imputada. Por eso la llamé para preguntarle si necesitaba
un abogado.
-Los García Belsunce dicen que los días previos al crimen y posteriores a la declaración
de la masajista, que ocurrió el 11 de noviembre de 2002, su mujer comenzó a tomar
sesiones con ella luego de mucho tiempo que no requería sus servicios. Insinúan que
usted e Inés estaban preocupados por lo que ella podía llegar a declarar.
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-La verdad es que mi mujer se hizo masajes porque se le venía el verano y quería verse
bien, con la cola parada y todas esas cosas. Lo que piensen los García Belsunce me tiene
sin cuidado.
-Por qué cree que Jacqueline Barbará –su madrastra- dijo en la causa que usted pudo
haber tenido que ver con la muerte de su padre, quien terminó suicidándose.
-No me lo explico. La muerte de mi padre fue un suicidio. Se le hizo autopsia, está todo
claro en el juzgado. ¿Dice algo más?
-Sí, que cuando usted tenía siete años incendió dos veces la cuna de su hermano
Francisco. ¿Es verdad?
-No, ¿cómo va a ser verdad?
-Agrega que a los dieciséis robó una moto Arico que vendió, y luego dijo a su padre que
la agarró para dar una vuelta y se la robaron. Según ella no hubo denuncia, porque su
papá compró otra y la devolvió.
-Miente. Que se presente las pruebas. Me parece una García Belsunce más.
-Dijo que con usted siempre tuvieron problemas…
-Mirá, tanto ella como mi padre tuvieron una relación adúltera, así que no son ejemplo de
nada. Eran personas conflictivas, que consumían ciertos productos que no están bien
vistos por la sociedad. Mi padre nos pegaba a ella y a mí. Yo me defendía como podía.
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-¿Su madre pudo haberse suicidado porque a usted los García Belsunce lo señalaban
como el principal sospechoso?
-Estaba muy mal por eso, muy mal. Yo soy su único hijo, el mimado, vivía para mí. Yo
también estoy destrozado.
-¿Qué dijo en las cartas que dejó?
-Una la dirige al fiscal Molina Pico, responsabilizando de la decisión que ella había tomado
a Horacio García Belsunce y a su mentirosa familia. Le pedía al fiscal que siga investigando
a fondo, que imparta justicia como corresponde, que no se deje llenar la cabeza por gente
que tiene mucho poder político, económico y social. La otra carta es para mí y para mi
mujer, donde nos dice que nos ama con todo su corazón y que le gustaría que nos
vayamos a vivir a su casa, que no estemos más en Pilar. Cuando lo largaron a Carrascosa a
mamá le agarró pánico de que yo terminara en la cárcel. Deseaba que yo estuviese a su
lado junto a mi mujer y a mis hijos. Pero no pudo ser. Una familia poderosa que me trató
de asesino le robó la ilusión.