Tres jóvenes que vieron con vida por última vez a María Marta García Belsunce declararon en el juicio. Relataron haberse cruzado con la víctima en bicicleta bajo la lluvia, y con Nicolás Pachelo trotando a una cuadra de distancia hacia la misma dirección, entre las 18:20 y 19:07 horas en que ocurrió el crimen. La cocinera de los amigos de Carrascosa contradijo su coartada al afirmar que no vio a la persona con la que dijo haber planeado ver el partido.
El abogado de los Arrieta se queja ante la embajada de España por la presenci...
Los últimos testigos que vieron con vida a María Marta
1. La Plata, martes 20 de marzo de 2007Suplemento de Justicia, Seguridad y Policiales del diario Hoy en la NoticiaTramaURBANA2
Tres testigos permitieron confirmar
ayer la hora estimada del asesinato de
María Marta García Belsunce, al
tiempo que situaron ese día al vecino
Nicolás Pachelo, acusado por la fami-
lia de tener relación con el crimen,
dentro del country Carmel de Pilar.
Se trata de Santiago Asorey (19),
Marco Cristiani (19) y Pedro Azpiroz
(18), tres jóvenes estudiantes que para
esa época vivían en ese barrio cerrado y
que declararon en la primera ronda de
testigos del juicio oral y público que se
sigue contra Carlos Carrascosa por el
homicidio calificado de su esposa.
Los tres son las últimas personas que,
según se conoce, vieron con vida a Ma-
ría Marta, cuando volvían de ver el par-
tido entre River y Boca en el Club Hou-
se de menores del country.
Bajo la lluvia de la tarde del 27 de oc-
tubre de 2002, los jóvenes se cruzaron
con la socióloga que iba en una bicicle-
ta playera, con un piloto violeta y zapa-
tillas deportivas.
Pero eso no es todo: un ratito antes
pasó corriendo, con un jogging y un
buzo “canguro”, Nicolás Pachelo, el
acusado por el viudo de ser el asesino.
“En el camino apareció una persona
trotando por detrás nuestro y Marco me
dijo que era Nicolás Pachelo. Empe-
zamos a hacer bromas porque contaban
historias de él”, relató Asorey, que ase-
guró que “decían él es el que roba, el in-
nombrable’’. Recordó que luego la vio
pasar a María Marta en bicicleta hacia
su casa: “Iban los dos en la misma direc-
ción, primero pasó Pachelo y después
María Marta”, explicó el joven, aunque
no pudo precisar hacia donde siguió
cada uno. Otro testigo los ubicó a una
cuadra de distancia entre sí.
Eso ocurrió a eso de las 18.20, diez mi-
nutos después de que terminara el parti-
do, por lo que ahora quedó determinado
que María Marta fue asesinada entre esa
hora y las 19.07, cuando Carrascosa lla-
mó a una ambulancia porque, según sus
dichos, su esposa estaba “comoahogada”.
Si bien las versiones de los testigos in-
directamente beneficiaron al viudo -por
situar a Pachelo dentro del country- una
cocinera terminó complicándolo.
Es Teresa Castagna, empleada de
cocina de la familia Binello, lugar al
que concurrieron ese domingo Ca-
rrascosa y García Belsunce. La mujer
aseguró que en aquel almuerzo no lo
vio a Guillermo Bártoli, concuñado del
acusado, que afirma que en ese en-
cuentro combinó con este hombre jun-
tarse más tarde a ver el partido, situa-
ción que lo aleja del crimen.
Un testimonio similar brindó Arturo
Campos, el casero, aunque no fue tan
conduntente como la cocinera.
Son tres pibes que volvían de ver el partido Boca-River en el Club House de El Carmel. La empresaria pasó junto
a ellos en una bicicleta, bajo la lluvia. Un rato antes, se cruzaron con Nicolás Pachelo, que iba trotando a una
cuadra de distancia. En tanto, la cocinera y el casero de un matrimonio amigo de Carrascosa complicaron al viudo
El fiscal Diego Molina Pico
(foto) llevó un enorme plano
del Carmel para que los testi-
gos indicaran por cuáles calles
habían caminado, pero nadie
previó cómo colgarlo. Probaron
varios métodos, hasta que con-
siguieron unas chinches.
Los últimos testigos que
vieron con vida a María
Marta García Belsunce
Antes de sentarse en la
silla de testigos, Azpiroz
saludó a Carrascosa
con un gesto. En su
testimonio lo benefició
La cocinera contó que
sirvió milanesas con tarta
de higos secos y recordó
que “el señor Carrascosa
se sentó a la cabecera”
La cocinera de los Binello. Desmintió a Carrascosa y contradijo su coartada
El extraño caso de la penitenciaria asesinada en Los
Hornos: los padres viajaron para ver el inicio del juicio
COMENZO EL DESFILE
La Justicia penal de La Plata co-
menzó ayer a juzgar en audiencias
públicas a un hombre acusado de
matar a una oficial penitenciaria en
abril de 2001, en Los Hornos. La víc-
tima fue Lidia Esther Eulogio, bale-
ada cuando se dirigía a tomar el mi-
cro para ir a trabajar a la Unidad 33.
Aquella mañana del 27 de abril de
2001, Eulogio, de 29 años, estaba en
58 y 140, cerca de su casa, cuando se
le aproximó un hombre y le desce-
rrajó un tiro, por circunstancias que
ahora intenta establecer el tribunal
oral en lo crimnal 1 de La Plata, jun-
to al fiscal Rubén Sarlo. El acusado
es Héctor Horacio Montenegro.
A lo largo de esta semana de juicio
desfilarán 90 testigos. Ayer decla-
raron una joven que vivía con Eulo-
gio, el médico autopsiante, y los fun-
cionarios policiales que tomaron
intervención en el hecho.
De la autopsia surgió que la peni-
tenciaria fue baleada con una esco-
peta y a un metro de distancia, lo
que le provocó una herida en el ab-
domen que acabó con su vida dos
días después.
Para hoy está previsto que decla-
ren vecinos que habrían escuchado
el disparo y que llegaron a conversar
con la víctima, que habría dicho “Me
tiraron, no sé quién es”.
Ayer estuvieron en tribunales los
padres de la joven, que viajaron des-
de Carmen de Patagones, donde re-
siden, para presenciar el juicio.
Juan Enrique Eulogio (60) y su
esposa Cristina (65), acompaña-
dos por Rosa Bru, conversaron un
rato con Trama Urbana. “Para no-
sotros es un presunto asesino. No sa-
bemos quién es ni por qué lo hizo”,
manifestaron, aclarando que sólo
“queremos justicia”.
Los padres. Cristina y Juan Enrique
El cabo de la Policía Federal Elvio Amarilla Méndes fue condenado
ayer a 16 años de prisión por asesinar de cinco balazos y por la
espalda al colectivero Ariel Morales en mayo de 2005, en el barrio
porteño de Flores, en un caso de gatillo fácil.
Donato Perillo, abogado de la querella, dijo que es un fallo que sirve
“de ejemplo”. “Tenía la certeza de que lo iban a condenar”, agregó.
fUNOXUNO
16 años por gatillo fácil contra colectivero
El enorme plano
de Molina Pico
Pablo Videla (21) fue sentenciado ayer a 12 años de cárcel por matar
en noviembre de 2005 a su vecino Hernán Seijido, tras una pelea que
matuvieron el padre de la víctima con el del homicida, en San Miguel.
El TOC 6 de San Martín descartó, en un fallo unánime, que el asesino
haya actuado bajo “emoción violenta” y dispuso que se investigue si
la familia de la víctima amenazó a la del asesino.
12 años por una discusión fatal entre vecinos
El mismo tribunal que condenó a Videla comenzó a juzgar a
Edgardo Petrocchi, un gerente de una empresa de seguridad pri-
vada, acusado de matar en octubre de 2005 a Pablo Piccioli, por
una discusión de tránsito en la Panamericana.
Al declarar, el hermano de la víctima reconoció al acusado, dijo que
tras matar a Hernán “con frialdad”, el acusado lo miró desafiante.
La hora de juzgar a un iracundo
El juicio por un asalto y una vio-
lación ocurridos durante una fiesta
de 15 en la casa de un médico
platense se inició ayer con el
tratamiento de un caso conexo
que se le atribuye a la misma ban-
da acusada del ultraje.
El TOC 1 de La Plata ventiló el robo
a la familia Rubín, ocurrido en
noviembre de 2001, y en el que
habrían participado los acusados
de la violación cometida dos meses
después. Además, se indagó sobre
la tenencia del arma utilizada.
Los acusados son César Báez y
Mariano Zabala, a quienes se les
imputan diferentes delitos según el
grado de participación que tuvieron
en el ilícito, como “robo calificado”,
“privación ilegal de la libertad” y
“abuso sexual con acceso carnal”,
todos en concurso ideal.
Esta mañana declarará la víctima de
violación, cuya identidad no se
difunde para preservarla. En el juicio
están previstos unos 60 testigos.
Otro asalto, la misma banda
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