4. • Jesús comienza
su gran tarea de
evangelización
sanando las
enfermedades de su
tiempo,
INCLINÁNDOSE.
5. • De Jesús salen palabras de gracia
hacia los enfermos
“La ciudad entera estaba agolpada en la puerta.
Jesús curó a muchos que adolecían de diversas
enfermedades y expulsó muchos demonios”
(Mc 1,33-34).
Cada sanación es un nuevo avance del Reino, un
nuevo anuncio de la Buena Nueva.
6. • Jesús sigue sanando
hoy y lo hace no solo
físicamente, sino también
interiormente, en
totalidad.
“Señor, si quieres,
puedes sanarme” (Mc
1,40).
7. • Visualiza a Jesús resucitado,
aquí y ahora, que se acerca a los enfermos, los
toca, les pregunta, se acerca… para que se
abran a un mundo nuevo.
8. • Acepta las señales del Reino.
En la Iglesia aceptamos el perdón de los
pecados, la presencia de Jesús en la eucaristía,
pero nos cuesta aceptar otras manifestaciones
de la gracia y otras señales de la presencia del
Reino, como son las curaciones en nombre de
Jesús.
9.
10. • Jesús llama a colaboradores para
comunicar esperanza.
Jesús desea que alguien continúe su gran tarea
sanando las enfermedades de nuestro tiempo.
“Id proclamando que el Reino de los Cielos está
cerca. Sanad enfermos, resucitad muertos, limpiad
leprosos, expulsad demonios. De gracia lo recibisteis,
dadlo de gracia” (Mt 10,7).
• Antes de enviar, cura a los que envía.
11. • Para contar una
historia de amor,
que “refleje y encarne
en este momento
aspectos del
Evangelio” (GE 19).
Que lleve su amor a los
enfermos diciendo:
“Jesús te ama, te ama
mucho”.
12. • Toda misión requiere una
vocación.
“El Espíritu del Señor sobre mí,
porque me ha ungido.
Me ha enviado a proclamar
la gracia del Señor” (Lc 4,18-19).
“No temas; yo estoy contigo”.
“Como el Padre me envió,
así os envío yo.
Recibid el Espíritu Santo” (Jn 14,20).
13. • Jesús cuenta contigo.
Necesita tu disponibilidad, tu humildad, tu
simplicidad y pobreza de espíritu; necesita tu
confianza plena y tu abandono total.
Esta vocación consiste en sentirte ligado a los
demás: “El otro es parte tuya”.
El tiempo que pasas junto a un enfermo es un
tiempo santo.
14. • Músicas
desconocidas.
Jesús, al enviar a los
voluntarios a sanar a los
enfermos, a hacerse cargo
de ellos, rescata sus vidas
del anonimato, saca
músicas de su corazón que
apenas sabían que
existían.
15. • DISPONIBLE: “Aquí estoy. Aquí me tienes, pobre
para ti”.
• PEREGRINA DE LA FE: se pone en camino, para
servir.
• AGRADECIDA: proclama la grandeza de Dios, con
sus propias palabras, sin miedo.
• CONTEMPLATIVA: guarda todas estas cosas en el
corazón.
María regala sus actitudes a los voluntarios.
16. • Ponte bajo su mirada
–Aquí estoy, aquí me tienes;
–Gracias, Señor;
–Enséñame a mirar con la
mirada de María
• PONTE EN CAMINO… Canta y
camina con María, como María,
porque Dios ha estado grande
contigo y seguirá cuidándote en
todos tus caminos.
17. • Como un iceberg.
Cada voluntario aporta un plus de humanidad,
porque vuelca el corazón en las manos, en los
ojos, en las palabras o silencios.
Los voluntarios son una continuación de las
bienaventuranzas
19. • Siendo uno mismo
Logra la unidad contigo mismo y muchos
encontrarán en ti la sanación.
20. • Con el silencio humilde, orante.
Vete en nombre de Jesús: En el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Que todas tus palabras estén sostenidas y
precedidas de silencio humilde, atento,
disponible, orante.
“Donde se renueven las motivaciones que te
impulsan a cuidar la vida” (GE 29)
21. • Aprendiendo cada día en
humanidad, en atención cordial.
El corazón de Jesús te da a entender lo que
quiere que hagas en cada momento.
Los gestos sencillos, las palabras de verdad
abren el camino al Espíritu.
“Cuando alguien tiene respuestas a todas las
preguntas, demuestra que no está en un sano
camino” (GE 41)
22. • Mirando con atención.
Comienza por “ver la santidad en las personas
de la puerta de al lado… reflejo de la presencia
de Dios” (GE 7), por descubrir los «signos de su
presencia” que suscita el Espíritu (GE 9).
23. • Trabajando en equipo, impulsando
nuevos vínculos.
Únete a los que también ayudan al enfermo.
Todos estamos al servicio de la vida.
24. • Llevando el perfume de la gratuidad.
Cuando pones corazón en tus manos “das gratis
lo que gratis has recibido” (Mt 10,8).
La gratuidad es la levadura de la acción de los
voluntarios.
Importa el cuidado de la persona en lugar del
beneficio.
25. • Superando el desaliento
“El Resucitado comparte su vida poderosa con
nuestras frágiles manos” (GE 18).
“Es tarde,
pero es madrugada,
si insistimos,
un poco”
26.
27. • “Me gusta ver la santidad en los
enfermos” (Papa Francisco, GE 7).
Los enfermos no son solo destinatarios de
nuestros servicios, sino que forman parte de
nuestra identidad y no podemos pensarnos sin
ellos.
28. • Las preguntas.
Para evangelizar hay que tocar la humanidad,
hay que descubrir los cimientos de la vida.
Por eso son tan importantes las preguntas al
enfermo:
¿Qué te pasa?, ¿cómo estás?, ¿qué buscas?
29. • “Ponme música”.
Dime cómo me mira Dios.
Acompañar a los enfermos
no es sinónimo de tristeza.
El mundo del enfermo necesita profetas de
esperanza, personas que viven de cara a Dios y
reflejan la luz de Dios, personas llenas de amor de
Dios capaces de darlo a los demás, personas que
creen en un futuro mejor.
30. • Cada persona es protagonista de su
propia historia.
Cuando alguien está desorientado o
desbordado, los voluntarios pueden echarle una
mano, pero al final es uno mismo el que da el
paso decisivo.
No anular a la persona enferma, dejarla ser ella
misma.
La enfermedad va modelando a la persona.
31. • Mirar con asombro y respeto la vida
del enfermo.
Sin domesticarla, sin adueñarse de ella, sin
controlarla
“No se puede pretender definir dónde no está
Dios, porque él está misteriosamente en la vida
de toda persona, está en la vida de cada uno
como él quiere, y no podemos negarlo con
nuestras supuestas certezas… Dios está en su vida.
Si os dejáis guiar por el Espíritu más que por
vuestros razonamientos, podéis y debéis buscar al
Señor en toda vida humana” (GE 42).
32. • Dejar hacer al Señor.
“Haz lo que es en ti, déjame tú a mí y no
inquietes por nada”.
“Dejaos llevar por el Espíritu en el camino del
amor, de apasionaros por comunicar la
hermosura y la alegría del Evangelio y de buscar
a los perdidos en esas inmensas multitudes
sedientas de Cristo” (GE 57).
33. • Cada sanación es
una manifestación
del poder de Dios.
Sanar es evangelizar y
evangelizar es sanar.
Toda historia de
acompañamiento termina
como las historias de los
salmos: alabando y
bendiciendo a Dios
34. • Sentir al Señor vivo
en el enfermo.
No es tanto cuestión de
conocer el poema, como de
conocer al Pastor.
“Cada vez Jesús es más real,
cercano y maravilloso. En mi
gran pobreza experimento su
amor infinito”.
35. • Los enfermos
nos evangelizan.
“Si os tomáis en serio el
principio de encarnación,
la vida de los enfermos
evangeliza, sus preguntas
os ayudan a preguntaros,
sus cuestionamientos os
cuestionan» (GE 44).
36. Que María,
Salus infirmorum,
nos ayude a compartir
los dones recibidos
con espíritu de diálogo
y de acogida recíproca,
a vivir como hermanos y hermanas
atentos a las necesidades
de los demás, a saber dar
con un corazón generoso,
a aprender la alegría
del servicio desinteresado.
37. • Ponemos a cada
enfermo junto a
Jesús.
• SÉ MI LUZ,
ENCIENDE MI
NOCHE.