Para 1480, los europeos solo conocían una pequeña porción del mundo, sin saber de continentes enteros como América y Australia. En el siglo XV, exploradores como Colón y Cabral descubrieron nuevas tierras impulsados por el interés comercial, la mejora de los barcos y la navegación, encontrando grandes riquezas donde antes creían que había monstruos. Portugal lideró la expansión marítima gracias a Enrique el Navegante, mientras que España patrocinó a Colón para que descubriera una ruta a Asia, resultando en el hallaz