Durante la colonia, la Iglesia católica tuvo un gran poder e influencia en América. Erradicó las religiones y culturas indígenas e impuso el cristianismo, destruyendo su organización social. También se encargó de la educación y las "buenas costumbres", estableciendo escuelas, catecismos y supervisando las actividades de los colonos. La Iglesia acumuló gran riqueza a través de diezmos, limosnas y propiedades, lo que a menudo la puso en conflicto con los