El proceso de Bolonia se ha instalado en España. Este proceso supone un cambio de un Sistema de Educación Superior español a un Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Este EEES garantiza programas académicos convergentes; es decir, un reconocimiento de créditos en cualquier lugar de Europa (que participe en este proceso), la movilidad entre países y el aprendizaje continuo. La enseñanza oficial se estructura en Estudios de Grado y de Postgrado. Los Estudios de Grado son el primer nivel de enseñanza. Las prácticas en este tipo de estudios son graduales, se organizan a través de un modelo colaborativo que pretende garantizar la conexión entre universidades y centros de prácticas, y favorecen el desarrollo de la autonomía de los estudiantes. Son cinco las áreas de competencia a alcanzar a través del prácticum: ético-profesional, pedagógico-tecnológica, enseñanzas disciplinares o técnicas, lingüística y cultural. Cada una de estas áreas se estructura en tres fases consecutivas de desarrollo: observación, implementación y evaluación. El prácticum es, por tanto, el elemento de formación más próximo a la profesionalización de los graduados. Podemos considerarlo como un espacio de reconstrucción personal del conocimiento a través de la reflexión teórico-práctica del estudiante.