4. Un especial de Religiones No Cristianas en la
Revista Palabra, España, Set 2001
El Hinduismo
Por José Ramón PEREZ ARANGUENA
Revista Palabra
nº 447-448, VIII-IX.01
5. En Cristo la religión ya no es un " buscar a Dios a tientas " (cf. Hch 17, 27),
sino una respuesta de fe a Dios que se revela: respuesta en la que el hombre
habla a Dios como a su Creador y Padre; respuesta hecha posible por aquel
Hombre único que es al mismo tiempo el Verbo consustancial al Padre, en
quien Dios habla a cada hombre y cada hombre es capacitado para
responder a Dios. Más todavía, en este Hombre responde a Dios la creación
entera. TMad (6)
¿Por qué lo busca? Porque el hombre se ha alejado de El, escondiéndose
como Adán entre los árboles del paraíso terrestre (cf. Gn 3, 8-10).
6. 3 ¿Por qué buscamos a Dios?
Dios ha puesto en nuestro corazón el deseo de
buscarle y encontrarle. San Agustín dice: «Nos hiciste,
Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta
que descansa en ti». Este deseo y búsqueda de Dios lo
denominamos RELIGIÓN. [37-38]
Para el ser humano es natural buscar a Dios. Todo su
afán por la verdad y la felicidad es en definitiva una
búsqueda de aquello que lo sostiene absolutamente, lo
satisface absolutamente y lo reclama absolutamente.
El hombre sólo es plenamente él mismo cuando ha
encontrado a Dios.
«Quien busca la verdad busca a Dios, sea o no
consciente de ello» (santa Edith Stein). 5, 281-285
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11. Dharma es el término más cercano a lo que en Occidente llamamos «religión» que tienen los hindúes (no confundir a
éstos, por cierto, con los indios, aunque 750 de los 950 millones de indios sean hindúes). De hecho, el hinduismo se
autodenomina Sanátana Dharma: Orden perfecto o eterno.
¿Qué es el Dharma? El orden natural que integra toda forma de vida -vegetal, animal, humana- y constituye el cosmos
ético y social del que el hindú forma parte.
Nadie puede sustraerse al Dharma.
Actuar conforme a él significa permanecer en el ser y huir del caos.
Obrar en contra trae la destrucción y la muerte, y exige reparación.
El Dharma incluye:
El reconocimiento de los Vedas, los libros sagrados;
Creer en Brahmán, del que todo ha emanado y al que todo retorna una vez purificado;
la ley existencial del karma, que determina la calidad de la siguiente reencarnación, hasta la disolución final en
Brahmán:
• la división en castas -cuyo ápice ocupan los sacerdotes brahmines-, que dictaminan el rango social, el matrimonio, la
adoración de los dioses, y hasta el modo de vestirse y alimentarse.
12. El hinduismo, ¿es verdaderamente una religión? ¿Es monoteísta, politeísta, panteísta,
ateo? Cuando los occidentales intentan encasillar el hinduismo en sus esquemas
mentales, las dificultades que encuentran son más que circunstanciales; comienzan
por cuestiones tan básicas como las planteadas hinduismo es religión y, a la vez, no lo
es.
Y es monoteísta y politeísta y panteísta y ateo, según la óptica con que se mire.
No posee un credo común, ni jerarquía, ni culto, ni ritos uniformes.
Tampoco tiene, en sentido occidental, un sistema filosófico o racional: los opuestos
pueden perfectamente congeniarse.
13. Buda nació hindú y en India, donde predicó su
doctrina y murió, pero el budismo hace muchos siglos
que fue prácticamente desterrado de su país natal.
En suma, la tolerancia hindú depende en gran parte de
que se acepte o no el Dharma y, en la práctica, la
preeminencia de los brahmines dentro de la división en
castas
14. Conviene recalcar que, siempre dentro del Dharma, el
individuo goza de una amplia autonomía especulativa. Y esto
explica:
— el surgimiento de multitud de figuraciones de lo divino, así
como de numerosísimas sectas y variantes a lo largo de los si-
glos, con tantos credos, ritos y cultos -volubles, por supuesto,
y nunca definitivos- como grupos;
— que se pueda ser un buen hindú aun siendo ateo, pues lo
que verdaderamente importa no es la creencia, sino la
conducta social: no salirse del Dharma y acatar su
imperativo moral, de esencia religiosa, sobre el modo de
vivir y de pensar.
15. Los orígenes del hinduismo se remontan a la invasión del Norte de India por
los arios, hacia el año 1800 a.C. Desde entonces ha sufrido una continua
evolución, en la que algunos autores atisban históricamente tres formas
religiosas sucesivas:
vedismo (de los Vedas),
brahminismo (de los brahmines) e
hinduismo moderno.
hinduismo del siglo XX -con tintes más
sociales- del de épocas anteriore.s
16. Los Vedas marcan al hinduismo desde su origen hasta
hoy. Según la creencia hindú, son libros «exhalados»
por Brahmán, que constituyen la shruti: la revelación
inmutable e intangible.
Fueron compuestos entre los años 1.500 y 700 a.C., y se
transmitieron oralmente durante siglos antes de fijarse
por escrito.
17. Cuántos son los dioses hindúes? Muchos millones, incontables. Uno para cada fenómeno y necesidad: los hay naturales y
rituales y familiares y locales y protectores en las más variadas situaciones, etcétera. Facilita su multiplicación tanto la gran
libertad especulativa hindú, antes aludida, como la enorme extensión del subcontinente indio. También contribuyen:
—los avatáras, o descensos de una divinidad para influir benéficamente, cuando se generaliza la corrupción e inmoralidad, de
ordinario a! final de un ciclo cósmico;
— las shaktis, aspectos femeninos de la energía o poder divino.
Sin embargo, en este presunto caos divínico no deja de haber un orden. Brahmán es lo Uno Absoluto, neutro e impersonal, y
todo lo demás -dioses, seres, cosas- son emanaciones y manifestaciones cambiantes suyas. Dicho esto, en la cima del panteón
hindú se encuentra la Trimürti o «tríada» divina, cuyos nombres actuales son Brahma, Visnú y Shiva
18. Brahma (masculino, no confundir
con Brahmán) es el dios creador y
regulador de la ley del karma. Recibe
culto en un solo templo y no es muy
popular. Visnú y Shiva, en cambio,
han arraigado hondamente y sus
adoradores integran las dos grandes
ramas del hinduismo.
19. Visnú es el dios conservador del cosmos, el
benefactor. Algunos lo consideran el dios
supremo.
Se sienta sobre Garuda, el águila divina. Ha
realizado diez avatáras, los últimos en forma
humana: Rama y Krishna. protagonistas del
Rámáyama y de la Bhágavadgita, respec-
tivamente.
El culto a Visnú y a las deidades de su entorno es
muy popular en el Sur de India
20. Shiva es el dios transformador, que destruye y rehace la vida. No tiene
avatáras, pero sí numerosas shakti:
Durgá, diosa de la guerra;
Káli, la negra, señora del tiempo;
Parvati, la hija de la montaña, etcétera.
A Shiva se le representa en danza. A sus pies
está Ganesha, dios con cabeza de elefante,
de culto muy popular.
En el entorno shivista figura Nandin, el toro
blanco de la fertilidad, al que se relaciona con
la renuncia de los ascetas por amor de una
característica de lo divino: la coincidencia de
los opuestos.
21. La aspiración primordial del hindú es fundirse con Brahmán, alcanzar la salvación (moksa),
una vez que el espíritu consigue liberarse de su apegamiento a lo corporeo y sensorial.
Pero esta creencia exige conocer la cosmovisión hindú, que comienza y termina en Brahmán, lo
Uno Absoluto, «lo que es».
El ciclo cósmico, no hay diferencia radical entre el hombre y los animales: uno y otros son
envoltorios físicos de un alma en migración. De ahí la tendencia del hindú al vegetarianismo.
karma: la ley que, según el mérito o demérito de las acciones individuales, determina la
reencarnación del alma en un cuerpo de categoría superior o inferior.
Frente a la aspiración del hindú a fundirse con Brahmán, el karma impone que toda acción
tiene un peso y un efecto positivo o negativo, que decide el futuro. De ahí que el karma se erija
como ley existencial central, justificadora tanto de la división social en castas como del
ciclo de las reencarnaciones, que se deben precisamente a las transgresiones del Dharma y a
los residuos kármicos dejados en existencias precedentes
22. El Concilio Vaticano II ha sido consciente de tales dificultades. Por eso, la declaración
sobre las relaciones de la Iglesia con el hinduismo y con las otras religiones del Extremo
Oriente es tan importante. Leemos: «En el hinduismo los hombres investigan el
misterio divino y lo expresan mediante la inagotable fecundidad de los mitos y con los
penetrantes esfuerzos de la filosofía;
buscan la liberación de las angustias de nuestra condición, sea mediante formas de vida
ascética, sea a través de la profunda meditación, sea en el refugio en Dios con amor y
confianza.
23. En el budismo, según sus varias escuelas, se reconoce la radical
insuficiencia de este mundo mudable y se enseña un camino por el que
los hombres, con corazón devoto y confiado, se hagan capaces de
adquirir el estado de liberación perfecta o de llegar al estado de
suprema iluminación por medio de su propio esfuerzo, o con la ayuda
venida de lo alto» (Nostra aetate, 2).
24.
25. Pero en el hombre hay una irrenunciable aspiración a vivir para siempre. ¿Cómo pensar en
su supervivencia más allá de la muerte? Algunos han imaginado varias formas de
reencarnación: según cómo se haya vivido en el curso de la existencia precedente, se
llegaría a experimentar una nueva existencia más noble o más humilde, hasta alcanzar la
plena purificación. Esta creencia, muy arraigada en algunas religiones orientales,
manifiesta entre otras cosas que el hombre no quiere resignarse a una muerte irrevocable.
Está convencido de su propia naturaleza esencialmente espiritual e inmortal.
La revelación cristiana excluye la reencarnación, y habla de un cumplimiento que el
hombre está llamado a realizar en el curso de una única existencia sobre la tierra. Este
cumplimiento del propio destino lo alcanza el hombre en el don sincero de sí, un don que
se hace posible solamente en el encuentro con Dios. Por tanto, el hombre halla en Dios la
plena realización de sí: esta es la verdad revelada por Cristo.
El hombre se autorrealiza en Dios, que ha venido a su encuentro mediante su Hijo eterno.
TMad (9)
26. CCC 1013 La muerte es el fin de la peregrinación terrena del
hombre, del tiempo de gracia y de misericordia que Dios le
ofrece para realizar su vida terrena según el designio divino y
para decidir su último destino. Cuando ha tenido fin "el
único curso de nuestra vida terrena" (LG 48), ya no
volveremos a otras vidas terrenas. "Está establecido que los
hombres mueran una sola vez" (Hb 9, 27). No hay
"reencarnación" después de la muerte.
27. Las castas son grupos corporativos cerrados, hereditarios, con jefes y normas
específicas. Su tendencia a subdividirse da lugar a nuevos clanes endogámicos, con
costumbres y prohibiciones propias respecto al matrimonio, pureza legal, comidas o
contacto con los demás.
En el 2001 había censadas unas 5,000 sub-castas en India.
Las castas propiamente dichas son cuatro. A las tres primeras pertenecen los árya (arios), y a la cuarta los dásya
(autóctonos):
l°- Los brahmines, sacerdotes e intelectuales, encargados de transmitir la doctrina religiosa y los ritos. Mantienen hoy en
gran parte su enorme autoridad de siempre
2a- Los ksátriyas, nobles y guerreros, detentadores del poder temporal.
3a- Los vaishyas, agricultores, ganaderos y comerciantes.
4a- Los súdras, menestrales y servidores. Su participación en la sociedad hindú es sólo indirecta, por su relación con las
otras castas. Los súdras conversos al cristianismo se denominan dalits (oprimidos) y constituyen el 50% de los cristianos
de India
28. 1°- Los brahmines, sacerdotes e intelectuales,
encargados de transmitir la doctrina religiosa y los
ritos. Mantienen hoy en gran parte su enorme
autoridad de siempre
2a- Los ksátriyas, nobles y guerreros,
detentadores del poder temporal.
3a- Los vaishyas, agricultores, ganaderos
y comerciantes.
4a- Los súdras, menestrales y servidores.
Su participación en la sociedad hindú es
sólo indirecta, por su relación con las
otras castas.
Los súdras conversos al cristianismo se
denominan dalits (oprimidos) y constituyen el
50% de los cristianos de India
29. Monógamo. Uno con Una para
toda la vida
Acontecimiento familia.
Social y de la comunidad.
Un gran acontecimiento para
la familia de la novia.
La dote que paga el padre de la
novia.
Nunca y está mal visto fuera
de la casta de cada uno.
30. El Cuerpo es sólo una “envoltura del cuerpo”
El Alma debe migrar a otro cuerpo.
Las cenizas del cuerpo de esparcen en el rio “sagrado” Ganges
Se hacen uno con la naturaleza con la Tierra.
A su muerte, el cuerpo del hindú es sometido a la cremación,
en el intento de que el fuego purifique todo vínculo del alma
con lo sensorial.
No se crema a los menores de ocho años, por considerarlos
inmunes al káma y samsára.
Tampoco a los sádhus, pues la ascesis ha transformado su po-
tencialidad sexual en energía espiritual
31. CIC 1176 § 3. La Iglesia aconseja vivamente que se conserve la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los
difuntos; sin embargo, no prohíbe la cremación, a no ser que haya sido elegida por razones contrarias a la
doctrina cristiana.
La conservación de las cenizas en un lugar sagrado puede ayudar a reducir el riesgo de sustraer a los difuntos de la
oración y el recuerdo de los familiares y de la comunidad cristiana.
CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE
Instrucción Ad resurgendum cum Christo
acerca de la sepultura de los difuntos
y la conservación de las cenizas en caso de cremación
32. El templo hindú no es el lugar de la oración comunitaria.
Es la morada visible de un dios, al que los sacerdotes
brahmines cuidan, visten y adoran en varias ceremonias
diarias, a las que los fieles pueden asistir solamente como
espectadores.
Toda forma de culto público es ajena al hinduismo
33. A los dioses, tanto en los templos como en el
altar familiar, se les ofrece cinco veces al día la
pitjá –flores y comida-, mientras se inciensa la
imagen, se encienden lámparas, se queman
palillos de madera de sándalo, se cumplen las
postraciones y se recitan las fórmulas rituales
correspondientes.
34. El hindú descubre también la presencia de lo divino en
numerosos lugares: montañas, ríos, lagos. Allí están situados
muchos de los templos. Alrededor del lago Bindusagar, por
ejemplo, quedan aún quinientos de los siete mil templos que
en su día existieron. Y su número resulta incontable a orillas del
Ganges, el río sagrado por excelencia, junto al que se suceden
las ciudades santas, encabezadas por Benares (Varanasi).
Las peregrinaciones a los lugares sagrados revisten una gran
importancia purificadora. En particular, al Ganges, en cuyas
aguas se bañan ritualmente cada año millones de hindúes,
sobre todo en los mélas, enormes concentraciones en días con-
siderados propicios.