El esqueleto se desarrolla inicialmente a partir del mesodermo. Se forma un tejido precartilaginoso que luego se convierte en cartílago, el cual proporciona estructura y movilidad a las articulaciones. Finalmente, el cartílago se osifica y se convierte en hueso rígido. Existen dos tipos principales de osificación: la osificación conjuntiva en los huesos anchos y la osificación condral en los huesos largos, la cual involucra procesos pericondrales y encondrales