2. Khermun, el mundo de los dragones, es un lugar
plegado por altísimas montañas, llenas de cavernas,
grandes y profundas fosas, verdes valles ondulados,
bordeados por caudalosos ríos, y volcanes, muchos
volcanes en distintos estados de actividad.
3. Allí viven todo tipo de dragones:
elegantes y bondadosos dragones
plateados, protectores del Fuego
Eterno, en la Montaña Sagrada;
despiadados dragones negros con el
poder de oscurecer el cielo en el
momento de su ataque; pequeños y
pacíficos dragones azules, que habitan
las zonas más frías; los malignos
dragones rojos, con grandes garras en
sus patas y sus largas y poderosas alas,
viven cerca de los calientes volcanes
activos; los buenos dragones dorados y
de bronce, con delicados y elegantes
cuerpos, dragones de dos , tres y
cuatro cabezas, dragones blancos que
en vez de fuego, escupen cubos de
hielo; neodragones, con cuatro patas y
dos pares de alas con plumas en vez de
escamas; dragones verdes; dragones
serpiente; etc.
4. Un joven dragón plateado, llamado
Wuldy, se prepara para realizar una
prueba, que le permitirá ingresar al
selecto grupo de los Vahloks, los
Guardianes del Fuego Eterno. .
Su padre Vithmul es el capitán de
la guardia, pero él debe pasar por la
prueba, como los demás dragones,
sin privilegios; para demostrarle a
todos, su coraje, sabiduría y valor.
La difícil prueba consistía en
conseguir una piedra de cristal
perdida en la profunda fosa del
abismo de Valnor. La piedra
contiene el espíritu de Kendov, un
poderoso dragón guerrero, que
había dado su vida, para defender a
Khermun.
5. Muy pocos dragones regresaron con vida de ese abismo; es el más profundo,
oscuro y aterrador de todo su mundo, lleno de peligros y criaturas, que ni
consigue imaginar; criaturas capaces de matar a grandes y fuertes dragones.
Los otros tres dragones ya han pasado por la prueba, pero sin conseguir el
cristal, por eso tiene esperanzas de ser el vencedor.
La hora se aproxima y se prepara en lo alto de la cordillera, observado por los
dragones más antiguos y sabios, que viven en la Montaña Sagrada, la montaña
del Fuego Eterno, que da vida y poderes a los dragones, en Khermun. El resto
de los dragones no pueden intervenir, por lo que deben quedarse dentro de
las cavernas.
Levanta sus grandes y fuertes alas y ante la señal del capitán de la guardia, su
padre, comienza a volar. Primero, sobrevuela la región más próxima, para ver
y reconocer el paisaje. Como no encontró ningún obstáculo, siguió volando,
atravesando el gran valle de Char. Más adelante ve un grupo de montañas
muy altas, con mucha nieve y una niebla muy espesa, que apenas le permite
ver lo que tiene en frente. Es común perderse por ahí y pechar, en las duras y
frías paredes de las montañas. Más allá, se encuentra el abismo de Valnor.
6. Atravesaba las montañas, haciendo suaves movimientos con las alas, cuando de
pronto, sintió un golpe en su costado derecho y un fuerte dolor. Lo estaban atacando,
con grandes piedras de hielo. Volando en zig-zag consiguió esquivarlas a todas. Ese era
su primer obstáculo, para detenerlo, pero no para matarlo, por lo cual podía atacar,
pero sin lastimar a los demás.
Comenzó a volar haciendo círculos en el aire, cada vez más rápido, para que la niebla se
disipara, y pudo ver a dos dragones blancos que lo habían atacado, escondidos entre
unas grandes rocas cubiertas de nieve. Debía tener cuidado, para no quedar atrapado
dentro de un cubo de hielo, lanzado por sus agresores. .Se aproximó haciendo
movimientos con las alas, produciendo un viento fuertes, que obligó a sus atacantes a
retroceder y agachar sus cabezas. Abrió su boca y escupió fuego suficiente, como para
derretir la nieve que se encontraba sobre los dragones y provocar una avalancha, que
los enterró con una fina camada de hielo. Estarían bien y quietos por un tiempo.
Continuó su viaje.
7. Para llegar al abismo, debía pasar por un
estrecho pasaje, entre dos montañas, por
lo cual descendió lentamente. Al entrar
se encontró con uno de los más fuertes y
despiadados habitantes de su mundo, un
enorme dragón sin alas, pero con cuatro
gruesas y fuertes patas, grandes garras y
siete cabezas de serpiente con aliento
venenoso. A pesar de él ser mucho más
pequeño, también era más rápido.
Comenzó a volar pasando entre sus
cabezas, que intentaban morderlo. Iba y
venía, haciendo que los largos cuellos se
enredaran, hasta que el monstruo no
pudo atacarlo más y cayó al suelo,
enredado y cansado. Continuó su viaje.
8. Llegó al abismo y voló hacia el
lugar más profundo y oscuro, donde
estaba escondida la piedra de cristal
que debería encontrar. Con mucho
cuidado, fue bajando y mirando
para todos los lados. Se escuchaban
ruidos extraños, se sentían
movimientos a su alrededor, pero
no se veía nada, estaba muy oscuro.
Bien abajo, había como una niebla
un poco más clara, que parecía
iluminada por algo. Debería ser la
piedra de cristal. Voló hacia allá,
cuando se aproximaba al lugar, vio
que un enorme y asustador dragón
se acercaba a él, atravesando la
niebla. Debería ser el guardián del
cristal.
9. Comenzó a volar de un lado a otro,
buscando un lugar por donde pasar,
pero el asustador dragón, hacía lo
mismos movimientos, impidiendo
que avanzara. El hacía sonidos con
su boca y gritaba, para espantarlo, y
su agresor hacía lo mismo, pero con
sonidos más fuertes. Decidió
escupir fuego, aunque sabía que no
lo iba a lastimar, pero el dragón
hizo lo mismo y una gran llamarada
de fuego se dirigió hacia él, aunque
no lo alcanzó. Asustado, se alejó un
poco del lugar y el otro hizo lo
mismo, como si supiera de
antemano, todos sus movimientos.
Se quedó quieto con las alas
abiertas, observando a su rival, que
hacía lo mismo.
En ese momento, recordó las palabras de
su padre dándole consejos: “Debes
superar tus miedos, porque solo tú
puedes vencerlo”. Se acercó lentamente,
prestando atención en su oponente, que
hacía lo mimo. Era enorme, como diez
veces mayor que él, pero quieto, no
parecía tan asustador. Al acercarse, pudo
ver que tenía una gran cicatriz debajo de
un ala, ¡una cicatriz que él también
tenía, y en el mismo lugar! Continuó
buscando y encontrando las mismas
marcas que estaban en su cuerpo. Se
aproximó hasta el puno de poder tocarlo
y sonrió y ¡el otro dragón hizo lo mismo!
¡Aquel enorme y asustador dragón, era
él! ¿¡Cómo es posible!?- se preguntó.
Entonces se dio cuenta que era el reflejo
de su imagen en aquella extraña niebla,
que hacía aumentar su tamaño y lo
ruidos y sonidos que pudiera hacer.
10. Sin miedo, pero aún cauteloso,
atravesó la niebla y su imagen y
llegó al otro lado, en donde estaba
escondido el preciado cristal.
Lo tomó entre sus labios con mucho
cuidado y salió volando; al mirar
hacia atrás, vio al enorme dragón
dándose vuelta para mirarlo antes
de entrar y desaparecer en la niebla.
Volvió a la Montaña Sagrada con la
piedra de cristal, que entregó a los
guardianes, feliz por haber pasado
la prueba. Su padre orgulloso, le
preguntó qué peligros había
encontrado en el abismo y
guiñándole un ojo, le contestó que
había enfrentado al ¡más grande,
asustador y poderoso de todos los
dragones!