LECTURA ORANTE XVII Semana del Tiempo Ordinario, Fr Julio César González Carretti OCD
1. SEMANA DECIMO SÉPTIMA DEL TIEMPO ORDINARIO
(Año Impar. Ciclo B)
Comenzamos la lectura continuada del Evangelio del capítulo 6, San
Juan los seis Domingos siguientes, sobre el Pan de Vida, la Eucaristía,
Pan de vida para el mundo (cfr. Jn. 6, 1-71). Este milagro de la
multiplicación debió causar un impacto profundo en la gente porque es
el único portento relatado por los cuatro evangelistas, con seis
versiones de un único acontecimiento.
DOMINGO
Lecturas bíblicas
a.- 2 Re. 4,42-44: Comerán y sobrará
La primera lectura, nos habla del milagro de la multiplicación de los
panes de cebada por parte del profeta Eliseo. La situación que
describe la lectura presenta los casos límite en la Escritura, con el fin
de resaltar el poder de Dios. A veces, serán mujeres estériles
llamadas a ser madres, otras hombres inexpertos o débiles de carácter
llamados por Dios para ser líderes con un ministerio que los desborda
completamente. En otras ocasiones, son la juventud de un pastor
enfrentado a un gran guerrero, una viuda enfrentada a un militar, como
Judith y Holofernes. En todos estos casos, el denominador es la
desproporción entre los medios humanos y los propósitos a conseguir.
La desproporción se resalta para que precisamente ahí, deslumbre
con toda su fuerza el poder de Dios. Aquí está el profeta Eliseo con
veinte panes para cien hombres, el Evangelio nos hablará de una
desproporción será mayor, cinco panes para cinco mil hombres (cfr.
2. Mt.14, 13-21). En el trasfondo tenemos que con este milagro de la
multiplicación de los panes de cebada se está queriendo combatir el
sincretismo religioso del momento: no es Baal, sino Yahvé, quien
proporciona el pan, el agua, el trigo, el vino, y el aceite. El pueblo no
reconocía que era Yahvé quien le proporcionaba su alimento, este
milagro ayuda a sostener su fe en su poder creador.
b.- Ef. 4, 1-6: Un solo cuerpo, un solo Señor, una fe, un bautismo.
Comienza el aspecto moral de la epístola y el apóstol dice que está
prisionero por Cristo (v.1; 3,1), está en cadenas, por defender la causa
de Dios y del Evangelio. Contempla a los fieles como asamblea,
miembros de un organismo espiritual, que es la Iglesia. Insiste el
apóstol en las virtudes sociales, para mantener la unidad de la
comunidad. Les da una poderosa razón: comportarse de una “manera
digna de la vocación que han recibido” (v.1). Las virtudes a tener en
cuenta son la humildad, mansedumbre, longanimidad, paciencia y
caridad, soportarse mutuamente por amor (v. 2). Fruto de la práctica
de estas virtudes, los efesios podrán conservar la unidad del Espíritu
mediante el vínculo de la paz (v.3), es decir, la concordia de doctrina y
de anhelos en el pensamiento y la voluntad, unidos por el suave
vínculo, en que consiste en la paz. Esta mutua unidad entre los fieles y
la Iglesia, Cuerpo de Cristo, lo exige la misma esencia de la Iglesia,
pues la vida cristiana, ha de ser expresión fiel, del gran misterio de la
Iglesia como Esposa de Cristo. Esa unidad de la Iglesia, el apóstol la
expresa en términos muy significativos: un solo Cuerpo, cuya Cabeza
es Cristo (vv.4.12; 2,16; 5,30); un solo Espíritu, principio vital de ese
Cuerpo (v.4; cfr.; 1, 13-14; 2,18); una sola es la esperanza, o fin de
nuestra vocación (v.4; cfr. 1,14; Rom. 8,18-25; 1 Cor.15,9); un solo
Señor, a quien obedecer y servir (v.5; cfr.1 Cor.8,6); una fe, o
contenidos de fe en Cristo (v.5; cfr.1Cor.1,13); un solo bautismo,
como rito de incorporación a ello (v.5; Rom. 6,11-13; 1 Cor.1,13;
12,13; Gál.3,27); un solo Dios y Padre, origen del plan de salvación
que está sobre todos, con autoridad soberana y trascendente, que
3. actúa y obra en todos, como algo inminente a nosotros por su
presencia y acción (vv.5-6; cfr. 1,3-14; 3,15; Gál.4,4-7; Rom. 11,36; 1
Cor.12,6). Como vemos la unidad de la Iglesia se vive, se ora, se
practica, porque es parte esencial del ser de la Iglesia y nuestro ser y
estar en ella nuestro modo de vida dado por el Espíritu.
c.- Jn. 6, 1-15: Repartió a los que estaban todo lo que quisieron.
Juan evangelista, nos narra la multiplicación de los panes de cebada y
los dos peces. La ambientación pascual, le da una connotación
especial a este signo, era primavera, por eso había mucha hierba,
alusión a la Pascua, en que Jesús va a ser sacrificado como Cordero
pascual. Juan habla de signos, comprendiendo que Jesús, es el gran
Signo del Padre. Este signo de la multiplicación de los panes, es el
gran signo de la revelación de Jesús. Él es un nuevo Moisés que
alimenta a su pueblo (cfr. Ex. 16,15ss). Este prodigio está en la línea
de los otros signos realizados por Jesús, que anuncian el Reino de
Dios, y la llegada de los tiempos mesiánicos. Las gentes advierten:
“Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo” (v.14).
La reacción del pueblo que quiere proclamarlo rey (v.15), alude al
carácter profético y mesiánico que hay en el trasfondo de este signo.
Era una clara alusión a Moisés, que alimentó al pueblo israelita con el
maná en el desierto (Cfr. Ex.16, 4-21); tampoco éste se había olvidado
lo que había hecho Eliseo, que con veinte panes alimentó a cien
personas (cfr.2Re.4,2-44). Jesús, en cambio, alimentó a cinco mil, sólo
con cinco panes y dos peces. La dimensión eucarística, la
encontramos en los gestos, llevados a cabo por Jesús idénticos a los
de la última Cena y la de los discípulos de Emaús (v.11). El detalle de
mandar recoger las sobras, para que no se desperdicie nada, habla a
las claras, como la primitiva comunidad cristiana relacionó este signo
con la Eucaristía y la caridad con los pobres. Lo eclesial que
encontramos en este signo de los panes, nos habla de nuestra
condición de itinerantes, Iglesia peregrina, como el antiguo Israel. Si el
maná fue su alimento en el desierto, ahora el Pan de Vida, que es
4. Jesús, será el que sacie el hambre y la sed de los cristianos que
forman la Iglesia, su Cuerpo, del que es también su Cabeza. Repartir
el Pan de Vida en la celebración eucarística, que nos alimenta, nos
debe también llevar a repartir el pan material, que hoy tiene muchas
formas de necesidad, y podemos saciar en la medida de nuestras
posibilidades. Multiplicar el pan o cubrir las necesidades del otro,
supone amar hasta el final, como Jesús, Pan sabroso que el Padre
nos regala para saciarnos y saciar al prójimo.
Teresa de Jesús nos enseña a pedir en el Padre Nuestro: el Pan
nuestro dánosle hoy. “Pues visto el buen Jesús la necesidad, buscó un
medio admirable adonde nos mostró el extremo de amor que nos
tiene, y en su nombre y en el de sus hermanos, pidió esta petición: «El
pan nuestro de cada día, dánosle hoy, Señor». Entendamos,
hermanas, por amor de Dios, esto que pide nuestro buen Maestro, que
nos va la vida en no pasar de corrida por ello, y tened en muy poco lo
que habéis dado, pues tanto habéis de recibir.” (Camino de Perfección
33,1).
LUNES
Lecturas bíblicas
a.- Ex. 32,15-24.30-34: El becerro de oro.
b.- Mt. 13, 31-35: El grano de mostaza y la levadura.
El evangelio nos presenta dos parábolas: la del grano de mostaza
(vv.31-32), y la de la levadura (vv.33-35). Primera parábola. El árbol de
mostaza, como es vistoso, en realidad, es un arbusto de hasta cuatro
metros, la semilla de mostaza, sin embargo es una de las más
pequeñas. Puede que detrás de esta imagen, encontremos la idea de
el árbol ideal, de amplias ramas donde los pájaros habitarán, símbolo
que usa el profeta como signo de fertilidad, vida y estabilidad (cfr. Ez.
17, 22). Será el mismo Dios, quien plantará este árbol en Israel (cfr.
Ez. 31,1ss; Dan. 4, 6ss). Vemos que Jesús trae a la memoria la
5. imagen de ese árbol, para darle un sentido nuevo, lo mismo sucederá,
al final de los tiempos, con la obra de Dios que ahora empieza como
una semilla: el Reino de Dios. La idea de la parábola, es dar a conocer
los humildes inicios del Reino de Dios, y la grandeza de su
consumación. Todavía encontramos otra idea, la del crecimiento, es
decir, la semilla que se convierte en árbol frondoso, tiene su dinámica
propia de progreso, encaminado a su meta final, porque es Dios, quien
conduce la historia hacia su consumación gloriosa. En la pequeñez del
presente está oculta la grandeza del futuro; todo obra de Dios.
Segunda parábola. La levadura, en medio de la masa, hace el proceso
de fermentarla, proceso activo, invisible, irreversible, contrasta la idea
de los medios y los fines. Es otra de las imágenes, para expresar la
misma idea: en esa cantidad de harina, un poco de levadura, fermenta
toda la masa y la mujer puede cocer el pan. Se produce un milagro en
el tiempo, se ha producido un cambio sorprendente, entre el comienzo
y el fin de la masa; así son los comienzos del Reino de Dios. La
levadura es el comienzo de su crecimiento, todo lo demás está
contenido en ella. El comprender de Dios, es distinto al pensar del
hombre: en lo pequeño y débil, está la vitalidad y la fuerza del mensaje
del Reino de Dios (cfr. Gál. 4, 13; 1 Cor.1, 25. 27; 2, 3; 2 Cor. 12, 8).
Jesús todo se lo enseñaba en parábolas, encuentra la poca
disposición interior, para comprender (cfr. Sal. 78, 2; 2Cro. 29,30). El
discípulo de Cristo tiene un nuevo espíritu y un nuevo corazón, porque
se dejó transformar, cual levadura para su entorno. La fuerza vital que
lleva en lo interior, la comunica a las personas y también a todo lo que
se le confía. Su misión es fermentar las realidades que vive desde la
humildad de su existencia cotidiana para asentar todo en la vida de
Dios. Esta es la vida de Dios en nosotros.
Teresa de Ávila, a los que comienzan vida de oración, los invita a no
dejar la oración, camino seguro para ingresar en el Reino de Dios. “Y
verdaderamente un alma en sus principios, cuando Dios la hace esta
merced, ya casi le parece no hay más que desear, y se da por bien
pagada de todo cuanto ha servido. Y sóbrale la razón: que una lágrima
6. de éstas que, como digo, casi nos la procuramos, aunque sin Dios no
se hace cosa, no me parece a mí que con todos los trabajos del
mundo se puede comprar, porque se gana mucho con ellas. ¿Y qué
más ganancia que tener algún testimonio que contentamos a Dios? Y
así, quien aquí llegare, alábele mucho, conózcase por muy deudor;
porque ya parece le quiere para su casa, y escogido para su reino, si
no torna atrás.” (V 10,3-4).
MARTES
Lecturas bíblicas
a.- Ex.33, 7-11; 34,5-9.28: El Señor hablaba con Moisés cara a
cara.
b.- Mt. 13, 36-43: Interpretación de la parábola de la cizaña.
Este evangelio corresponde a la explicación que Jesús dio a los
apóstoles en privado, segunda parte del discurso. Se trata de la
postura que deben tomar frente a la incredulidad, convencerse de la
llegada del Reino de Dios, alegría para actuar en consecuencia y la
paciencia. En la primera parte, corresponde a saber quién es quién en
la parábola, es decir, la alegorización que hizo Mateo y su comunidad
eclesial (vv.37-39). En la alegoría encontramos, que la buena semilla
la siembra el Hijo del hombre, pero hay que estar atentos, que
Satanás también trabaja, sembrando la cizaña en el campo de Dios, la
Iglesia, y el mundo. Se habla del día del Juicio que corresponde a
Jesucristo. Cuando llegue el fin del mundo, meta de la Historia de la
salvación, Jesús vendrá con sus ángeles, revestido de poderes o
atributos divinos (vv.40-41; cfr. Mt.24,3; 28,20), a recoger de su Reino,
a todos los obradores de iniquidad. El Reino de los Cielos, aparece
como “Reino” de Jesús, que coincide con el trabajo de la Iglesia (v.41;
cfr. 1Cor.15, 24-28). Es entonces cuando tendrá lugar la purificación
final anunciada por lo profetas (cfr. Sof.1,3; Sal.37,1; Ml.3,19). Se trata
de la suerte del justo y el pecador en el Juicio final, que se describe
con tonos apocalípticos: los justos brillarán como el sol en el Reino de
7. su Padre (cfr. Dan.12,3; Mt.25,32.34.41.46), los pecadores, en cambio,
irán al fuego eterno. De todo lo cual se concluye, que no hay que
abusar de la paciencia de Dios, porque al final del tiempo, nos
encontraremos con su Juicio. El crecimiento le corresponde a Dios, lo
mismo que la extensión y la intensidad de su Reino, lo nuestro es,
trabajar por ÉL. Jesús termina invitándonos a oír, a quien tenga oídos
abiertos a su voz.
Teresa de Jesús, para los que comienzan oración, nos invita a dejarlo
todo por el Reino de Dios. “Por esto y por otras muchas cosas avisé yo
en el primer modo de oración, en la primera agua, que es gran negocio
comenzar las almas oración, comenzándose a desasir de todo género
de tormentos, y entrar determinadas a sólo ayudar a llevar su cruz a
Cristo, como buenos caballeros, que sin sueldo quieren servir a su
Rey, pues le tienen tan seguro. Los ojos en el verdadero y perpetuo
reino que pretendemos ganar. Es muy gran cosa traer esto delante, en
especial en los principios; que después tanto se ve claro, que antes es
menester olvidarlo para vivir, que procurarlo traer a la memoria lo poco
que dura todo y cómo no es todo nada y en lo nonada que se ha de
estimar el descanso.” (V 15,11).
MIERCOLES
Lecturas bíblicas
a.- Ex. 34, 29-35: El rostro de Moisés resplandece.
b.- Mt. 13, 44-46: Parábolas del tesoro y la perla.
El evangelista nos presenta las parábolas del tesoro (v.44), y de la
perla (vv.45-46). Ambas parábolas son propias de Mateo. En la
primera el hortelano descubre el tesoro, una jarra enterrada con
monedas, escondida quizás en tiempos de guerra. Se destaca la
alegría, por el descubrimiento pero no el Reino como un valor, pero
que está implícito, no se discute. La acción que sigue es renunciar a
todo lo que tiene para adquirir ese campo. La verdadera alegría
8. consistirá en haber descubierto la persona de Jesús de Nazaret y el
Reino de su Padre. En el caso del mercader de perlas finas, su alegría
no está en tener perlas, comercia con ellas, sino el descubrir una de
un gran valor, vende las que tiene, por conseguir esa perla. Con esta
actitud de ambos protagonistas, el evangelista nos quiere enseñar
acerca de la alegría por el hallazgo, lo que determina la acción de
renunciar a lo que se tiene por esa entrega incondicional que el Reino
de Dios exige. Se trata de haber encontrado a Jesucristo, el Señor.
Nada le parece excesivo, con tal de conseguir ese tesoro. Ambos han
encontrado algo que llena su vida, y le da un sentido nuevo, que los
transforma desde lo interior. El verdadero tesoro, es haberse
encontrado con Jesucristo, que encarna el Reino de Dios, con su
presencia salvadora, su evangelio, y sus actitudes de vida nueva, en
definitiva amar a los demás como ÉL las ama: ser perla preciosa y
tesoro para el prójimo, desde el amor que recibe de ÉL y a ÉL vuelve
con nuevo rostro y palabra hecha oración, el prójimo.
Santa Teresa de Jesús, la certeza de fe de la Iglesia, la vive en el
gozo de alabar a Dios por ese Reino que no tiene fin y a la que nos
vamos encaminando. “Rey sois, Dios mío, sin fin, que no es reino
prestado el que tenéis. Cuando en el Credo se dice: «vuestro reino no
tiene fin», casi siempre me es particular regalo. Aláboos, Señor, y
bendígoos para siempre; en fin, vuestro reino durará para siempre.
Pues nunca Vos, Señor, permitáis se tenga por bueno que quien fuere
a hablar con Vos, sea sólo con la boca.” (CV 22,1).
JUEVES
Lecturas bíblicas
a.- Ex. 40,14-19.32-36: La nube cubrió la tienda y la gloria de Dios
llenó el santuario.
b.- Mt. 13, 47-53: Parábola de la red, imagen del Juicio final.
9. Esta parábola también es propia de Mateo. El pescador que echa la
red y coge de todo, no se preocupa mucho, porque en la playa, hará la
selección entre peces puros, es decir, comestibles, y peces impuros,
no comestibles distinción que hacía la Ley de Moisés (vv.47-48; cfr.
Lv.11, 10). La enseñanza de la parábola, consiste en no discriminar
antes de tiempo entre buenos y malos, a tener paciencia, pues el
Juicio final, es de Dios. Serán los ángeles, quienes separarán buenos
de los impíos, mientras unos van a la vida eterna, los otros irán al
fuego eterno (vv.49-50). La parábola busca darnos luz sobre las
verdades o realidades últimas, es decir, lo que sucederá al final de los
tiempos. Como ese tiempo no ha llegado todavía, pero caminamos a
su consumación, deben coexistir buenos y malos, trigo y cizaña, en la
comunidad eclesial, hasta que llegue el fin. Todos los peces están en
la red, por el momento, hasta que llegue el tiempo de la selección final.
Sólo al final de los tiempos se descubrirá la verdadera comunidad de
los hijos de Dios, libres ya del pecado y la muerte, de aquellos que
confesaban a Cristo sólo con los labios, del fariseísmo de muchos.
Todos aquellos que no tienen nada que ver con la verdadera
comunidad de los hijos de Dios, quedarán excluidos de la vida eterna
en el cielo. Finalmente, Mateo, discípulo del Reino (v.52), discípulo de
Cristo, posee la riqueza de la antigua y de la nueva alianza. Este
elogio del escriba cristiano, puede ser un dato autobiógrafo del
evangelista. La participación futura en el Reino de Dios, se inicia con
un compromiso con la fe, la esperanza y la caridad, es decir, un
compromiso teologal y social, de vivir la vida cristiana en nuestra
sociedad, testimoniando el evangelio, y anunciando la salvación a todo
hombre. Este compromiso llevado con una vida litúrgica participativa y
oración continua, va transformando la vida cotidiana, en servicio activo
a Dios y a los hermanos, lo que nos asegura un lugar en el Reino de
Dios.
Teresa de Jesús, enseña que la confianza, en que seremos juzgados
por Quien hemos amado y servido toda la vida. Ella está hablando de
la conveniencia de procurar siempre el amor y el temor de Dios
10. cuando comenta las palabras: “Y no nos dejes caer en tentación.
Líbranos del mal”: “Plega a Su Majestad nos le dé antes que nos
saque de esta vida, porque será gran cosa a la hora de la muerte ver
que vamos a ser juzgados de quien habemos amado sobre todas las
cosas. Seguras podremos ir con el pleito de nuestras deudas; no será
ir a tierra extraña sino propia, pues es a la de quien tanto amamos y
nos ama. Acordaos, hijas mías, aquí de la ganancia que trae este
amor consigo y de la pérdida en no le tener, que nos pone en manos
del tentador, en manos tan crueles, manos tan enemigas de todo bien
y tan amigas de todo mal.” (CV 40,8).
VIERNES
Lecturas bíblicas
a.- Lv. 23,1.4-11.15-16.27.34-37: Las asambleas litúrgicas.
b.- Mt. 13, 54-58: ¿No es el hijo del carpintero?
El evangelio, nos presenta la visita de Jesús a la sinagoga de Nazaret.
Mateo, presenta esta visita como paradigma del rechazo de Israel a su
condición de Mesías. Vemos a Jesús que se presenta como un
Maestro, se aprecia su excelente enseñanza, se le admira. Pero
comienzan las preguntas, cinco interrogantes acerca del origen de
tanta sabiduría y sus milagros. Sigue el escándalo de parte de la
audiencia (v.57; cfr. Mt.11, 6), con lo cual, el evangelista nos quiere
introducir en el misterio de Jesús. La actitud de la gente de su pueblo,
es haberlo conocido desde pequeño, a su familia, el trabajo de su
padre, y quedarse en eso, y no ir más allá. Jesús fue incomprendido y
despreciado, lo tuvieron por loco (cfr.Mc.3,21;14,27.29;1Cor.1,23).
Ser profeta, su vocación conlleva, el no ser comprendido, ni aceptada
su palabra (cfr.Is.50,6; Mt. 27, 27-31. 39-44; Hb. 12,2; Dt. 18, 15). Si
su sabiduría viene de Dios, el hijo de José, el carpintero sería el
Mesías, humilde, o sus obras y milagros vienen de Beelzebúl, como
dicen los escribas (cfr. Mt.3,13-17; 12,24.28). No creyeron en ÉL, y no
pudo hacer muchos milagros. Rechazan ese tipo de mesianismo. Sus
11. compatriotas, se mostraron ciegos y obstinados, porque en lugar de
secundar el querer divino, lo rechazaron, demostrando su infidelidad a
la Alianza, por eso, se escandalizan de su Profeta y Mesías, Jesús de
Nazaret. Frente a ÉL, se tiene fe o no se tiene; hoy la indiferencia y el
agnosticismo, están instalados en el corazón de muchos hombres,
pero el rechazo de Cristo, abre la puerta a todos los ídolos del
momento: el consumismo, el egoísmo, que crean tiranía en el corazón
del ser humano. El cristiano y la Iglesia, luz del mundo, deben
presentar a Jesucristo a los hombres, para iluminar a muchos, que
caminan en tinieblas y sombras de muerte. Su destino es la luz sin
ocaso, que viene de la Palabra y de la Eucaristía, Sacramento que
alimenta para la vida eterna.
Teresa de Jesús, enseña que la mayor merced que Dios nos hizo fue
entregarnos a su Hijo. “Pues veis aquí, hermanas, lo que nuestro Dios
hace aquí para que esta alma ya se conozca por suya; da de lo que
tiene, que es lo que tuvo su Hijo en esta vida; no os puede hacer
mayor merced. " (5 M 2,13).
SABADO
Lecturas bíblicas
a.- Lv. 25,1.8-17: El año jubilar cada uno recobrará su propiedad.
b.- Mt. 14,1-12: Herodes decapita a Juan el Bautista y sus
discípulos fueron a contárselo a Jesús.
Este pasaje de Mateo, nos presenta su visión del martirio de Juan el
Bautista. El relato tiene mucho de historia, pues nos habla de Herodes
Antípas, hijo de Herodes el grande; gobernaba sobre todo el norte de
Israel, Galilea y Perea, lugar donde Jesús realizó gran parte de su
ministerio hasta que fue a Judea. La decapitación de Juan Bautista, se
debe a su predicación que denunciaba la inmoralidad en que vivía el
tetrarca Herodes, por tener por mujer, a la esposa de su hermano
Filipo. Matrimonio que estaba prohibido por la Ley de Moisés (cfr. Lv.
12. 20,10.21). La recia personalidad de Juan y su irrenunciable actitud de
no temer las amenazas del poder, hacen que su palabra sea fuerte en
denunciar el error, con una moral, que no cede ante la mentira. Juan
denuncia este matrimonio. Juan Bautista no es caña que se doble,
ante cualquier viento (cfr. Mt. 11, 7), es el Profeta y Precursor del
Mesías. Su vida está estrechamente unida al sufrimiento, rechazo y
muerte violenta, como será la de Jesús (cfr. Mt. 23, 29. 37; Lc. 13, 33).
Con este relato el evangelista, nos quiere mostrar que Juan, es
Profeta fiel hasta la muerte, cuyo destino, anuncia el de Jesús. Juan,
muere por defender los mandamientos del Yahvé, el adulterio de
Herodes Antipas, va contra la voluntad de Dios; más tarde Jesús
defenderá estos mandamientos denunciando la malicia que había en
la interpretación que hacían los dirigentes religiosos del pueblo de
Israel. Pero Mateo, insiste en la relación entre ambos hombres de
Dios, al señalar que a la decapitación de Juan, sigue que sus
discípulos lo enterraron, y fueron a comunicar a Jesús la noticia. Con
lo que nos quiere indicar, que los discípulos de Juan, deberán ir a
Jesús. En ÉL encontrarán la plenitud de la revelación, en ÉL,
encontrarán el Camino, la Verdad, y la Vida. Juan Bautista, su maestro
había asegurado, que Jesús era superior a él (cfr. Mt.3,11), que
bautizará con Espíritu Santo y fuego, que era el Cordero de Dios que
quita el pecado del mundo (Jn.1,29.33). Como Juan, la Iglesia sigue
anunciando a Jesucristo, como el Señor de la Vida. La Iglesia vive en
camino, hecho de testimonio y de sufrimiento, cuando es perseguida y
martirizada en sus hijos, los profetas de nuestro tiempo.
Santa Teresa de Ávila, enseña que la vida del cristiano comprometido
y la del buen religioso es un largo martirio. “Pues ¿ya no sabéis,
hermanas, que la vida del buen religioso y que quiere ser de los
allegados amigos de Dios, es un largo martirio? Largo, porque para
compararle a los que de presto los degollaban, puédese llamar largo;
mas toda es corta la vida y algunas cortísimas. Y ¿qué sabemos si
seremos de tan corta, que desde una hora o momento que nos
determinemos a servir del todo a Dios se acabe? Posible sería, que,
13. en fin, todo lo que tiene fin no hay que hacer caso de ello; y pensando
que cada hora es la postrera, ¿quién no la trabajará? Pues creedme
que pensar esto es lo más seguro.” (CV 12,2).
P. Julio González C.