El documento describe la arquitectura paleocristiana. Los primeros cristianos se reunían en casas particulares llamadas domus eclesiae debido a las persecuciones. Las iglesias paleocristianas se basaban en las basílicas romanas y tenían planta rectangular o de cruz, con naves y ábside. También se usaban las catacumbas excavadas en arenisca para entierros. Los edificios más representativos son las basílicas de Santa Sabina y San Juan de Letrán en Roma.