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Cuentos
      para
    halloween
     Volumen I      (Grupo D)




 Colección de cuentos escritos por
alumnos/as de educación primaria.
Índice de cuentos
    Autor/a:                      Título:                  Página
Ángela San José….…...      La Niña Encantada…............….             3
Carlos Sanabria……....      El motorista fantasma….........…             4
Ángel Martínez….……         Asesinato en Manhattan….……                   5
Víctor Muñoz….….….         La máquina de la tortura…....…               6
Víctor Gómez…………           El grito del nicho 22217..…….               11
Alejandro de la Torre...   Preparando la fiesta de
                           halloween………….…………..                        13
Héctor González.……..       Una noche infernal en el
                           cementerio…………..….….….                      14
Miguel Gutiérrez……..       La casa encantada……...……..                  15
Soraya de Vega……….         La mujer del pasillo……….…..                 18
Francisco Elvira…..….      Una noche en Horrorlandia…...               19
Alberto Redondo……..        A la caza del vampiro…….......              21
Irene Pérez……………           Atrapados en el colegio…........            24
Cristina Rico………….         El pueblo encantado………….                    25
Fabio Boscarino………         Menos mal que era un sueño…                 26
Laura Valcarce………..        Aventura mortal………………                       28
Irene Bugarín…………          Clara………………………….                            31
Alejandra García……...      Misterio por la noche…………                   33
Mario Tapias………….          El asesino inaudito……………                    34
Adrián Olmedo……….          La profesora tenebrosa………..                 36
Lucía González…..…...      Noche de halloween para no
                           olvidar…………………………                           37
Jaime Rodríguez……..        El mundo de ? ...........................   38
La Niña Encantada
Había una vez una niña que estaba jugando con su osito de
peluche, pero llego la hora de irse a dormir y como siempre, la
niña se acostó con su osito. Pero por la noche ocurrió algo
terrorífico, el alma maligna del osito se introdujo dentro de la
niña.
A la mañana siguiente ya era halloween y todos los niños
estaban preparados para aquella noche.
Pero algo iba a pasar esa misma noche y la niña encantada iba a
tener que ver algo con ello.
Pasaron las horas y los niños estaban ansiosos por llamar a las
casas, ya se estaban preparando, todos menos Elena, que así es
como se llamaba la niña.
Llego la noche y los niños empezaron a llamar a los timbres
pero Elena prefirió quedarse en casa. Pasaba el rato y cuando
                                        fue medianoche Elena
                                        fue a la cocina, cogió un
                                        cuchillo y… ¡mató a sus
                                        padres!
                                        El alma maligna solo
                                        quería que sus padres
                                        muriesen.       Entonces
                                        salió del cuerpo de
                                        Elena y se metió en el
osito de peluche.
Elena, que se dio cuenta de lo ocurrido, aunque el alma del
osito la controlase, cogió al osito y lo tiró a la basura para no
volver a verlo más.
                                             Ángela San José

                El motorista fantasma
Noviembre 1920, Ray Spilett se encontraba con su Harley en el
cruce en la quinta avenida con Manhattan.
Era la 1:00 de la madrugada, se encontraba con sus amigos
John y Herbert, cuando presenciaron un atraco en una joyería.
Ray les intentó detener con su moto pero le disparó un
atracador y cayó al suelo muerto. Se convirtió en un espíritu
llamado “el motorista fantasma” entonces cogió su moto
encantada y más rápido que el viento atrapó a los ladrones, les
quitó las almas a los ladrones y se convirtieron en zombis.
Entonces los zombis empezaron a atacar la ciudad y
convirtieron a mucha gente en zombis. Sus amigos John y
                                        Herbert       intentaron
                                        detener a Ray, pero él
                                        no les reconoció y les
                                        intentó convertir en
                                        zombis. John se liberó
                                        y salvó a su amigo
                                        Herbert, pero Ray les
                                        vio huir y avisó a todos
los zombis. Les rodearon y tuvieron que luchar contra todos.
Consiguieron ganarles llevándolos a un estadio de fútbol y allí
provocaron una gran explosión que acabó con todos.
Quedaba Ray, que les atacó con su moto; pero ellos le
esquivaron y chocó contra un camión de gasoil. Eso provocó
otra gran explosión, que hizo que saliera el espíritu malo y que
Ray volviera a la normalidad.
                                              Carlos Sanabria.



              Asesinato en Manhattan.
Era una noche tranquila en Manhattan, es más, era hallowen en
Manhattan.
Un espectáculo de luces y sonido en toda regla, debe de ser
fascinante ver a tantísima gente disfrazada de terror, pero la
mala noticia era que había salido de la cárcel el malvado
asesino llamado el descuartizador, que ya había cumplido
condena.
A la gente no parecía importar demasiado. Hasta que de pronto
se hoyó un grito aterrador, y es que no era para menos, porque
el malvado descuartizador ya había vuelto a hacer de las suyas,
había decapitado a un pobre niño que estaba pidiendo
caramelos, pero además le había colgado de una cornisa para
que todos lo vieran.
Mas tarde el asesino se fue a su casa y dijo en voz alta:
- Voy a matar a alguien más-
Entonces afiló su navaja y cogió su vieja y oxidada camioneta
y se echó a las calles en busca de alguien que fuera solo, hasta
que una adolescente que volvía a su casa tuvo que atajar y
cometió el error de meterse por un callejón oscuro. Entonces el
asesino salió de su camioneta, sacó su navaja y decapito a la
pobre adolescente de unos catorce años.
Al día siguiente, el asesino, mientras desayunaba y escuchaba
la radio, oyó que por la radio decían que habían encontrado el
cadáver de la pobre adolescente decapitada.
Pero la sed de sangre del asesino no había terminado y es que
él había jurado que no se moriría sin matar al que le había
metido en la cárcel y se puso a ello. En poco tiempo ya había
adivinado dónde vivía. Entonces cogió su camioneta y en un
cuarto de hora ya había llegado. Entonces, aprovechando que
él estaba solo, rompió la ventana del garaje entró y en un
santiamén le mató a sangre fría; pero mientras le decapitaba
entró la policía y volvieron a detener al descuartizador, Dos
días más tarde le juzgaron y se pasó el resto de sus días en una
celda de la prisión de Manhattan; pero… lo que nunca se podrá
borrar es el dolor que sienten los familiares de las víctimas del
descuartizador.
                                            Ángel Martínez.




              La máquina de la tortura
Hola, me llamo Víctor y estoy con unos colegas llamados
Mario, Carlos, Francisco y Miguel en un campamento de todo
el verano, más o menos cien días. Ya estamos en el autobús
saludando a los padres. El campamento, es en Madrid, en un
pueblo llamado San Mamés y el campamento se llama justo
así. En el campamento nos encontraremos a una amiga que se
llama Alicia. Por fin partimos, ya era hora. Espero que nos
pongan una película, será divertido.
-Ya hemos llegado -dijo el conductor.
- ¿Qué? Pero si acabamos de partir. ¿Qué ha podido pasar?
Bonito sueño, ¿eh? -dijo Miguel. -¡Anda! Ya lo entiendo un
poco más, me he dormido.
Al mirar hacia el lugar donde estaba el campamento me dejó
sin palabras. Era todo perfecto: estatuas de oro, dos
construcciones de hasta cinco pisos (normal, éramos
quinientos niños)…
¡Sí, hasta tenía un edificio-comedor de tres pisos!
Al acercarme allí y oler, olía a carne podrida. Pero no sabía que
algo se escondía en la cocina.
Al principio, nada más llegar, era tiempo libre y Mario y yo
fuimos a ver qué había en el comedor, pero antes de que
pudiéramos entrar, la cocinera nos vio y nos cantó los cuarenta:
-¡Cómo volváis a entrar en esta sala os juro que sufriréis las
consecuencias bien caras, ¿de acuerdo?
-Sí -respondimos.
¡Qué mala leche tiene esa!
Al salir, Carlos y Miguel nos preguntaron qué había pasado;
pero preferimos pasar del tema. La verdad es que me dio
mucha intriga lo que había en la cocina y esta noche, gracias a
mi siesta en el viaje fui a explorar yo solo.
Me encontré a Alicia y quiso venir conmigo, y no la diré que
no a ella. La conté lo que nos dijo la cocinera a Mario y a mí, y
por la intriga, salió corriendo hacia el comedor sin dejarme
acabar.
La seguí, pero cuando la quise alcanzar, ya estaba parada
delante de la cocina para abrir la puerta.
Entramos y no os vais a creer lo que vimos: Vimos una especie
de máquina de tortura que utilizaban en la Edad Media.
Alicia se quedó paralizada. Yo, con lo cagueta que soy, salí a
todo correr. Al volver se lo conté a todos.
- ¿Quééééééééééééééééééééée? -me respondieron.
- ¿Que has visco una especie de máquina de tortura y has
dejado a Alicia allí sola?
- Esto huele a misterio -dijo Miguel.
- ¿Ah sí? Más bien huele a que si eso es una máquina de tortura
y había alguien más allí he puesto en peligro a Alicia.
- ¡Qué mal razonas! -respondió Mario.
- ¡Pues haber estado en el pellejo de Alicia!
- ¡¡Qué no cunda el pánicooooooooo!! -dijo Francisco a grito
pelao.
- ¡Quién fue a hablar! -respondí.
Todos estábamos hiperventilando como si hubiera un
ventilador a máxima potencia. Todos menos Miguel, que ya
había preparado su lupa y blog de notas. Bueno, los míos.
- Hay que investigar este caso.
- Miguel, deja mi lupa y mi blog de espías.
- No eres el único que desea serlo.
- Pensé que tu sueño era ser jugador de futbol.
- Tengo muchos.
- ¿Te puedo ayudar o no?
- Si es uno de tus sueños…
La noche siguiente ya estábamos preparados, teníamos todo el
equipaje. Alicia también venía.
- ¿Alicia?
- Sorpresa -dijo Alicia.
- ¡No sabes tú cuanta! -respondí.
Nosotros nos quedamos en el comedor, después de la cena y
fuimos a la cocina. La descripción de la máquina es más o
menos:
Era cómo un embudo con un ventilador en el centro. En el
ventilador vimos sangre y en una bolsa, con la cara de Billy el
Niño (literalmente, porque se llama Billy es un niño).
Ahora que lo veo, la comida de hoy sabía a Billy el niño,
Porque un día le chupé el brazo porque tenía azúcar y…
Diario de Pitágoras, seguimos en la cocina sin encontrar más
pistas.
De repente se abrió la puerta y…
- ¿Qué es esoooooooooooooooo?
Sin pensárnoslo dos veces echamos a correr los seis como si
tuviéramos un cañón en la parte trasera. Pero nos dimos cuenta
de que era la monitora maquillada de zombi.
La estreché la mano para felicitarla y se le cayó el brazo
izquierdo (bueno, uno de ellos).
Ahora sí que corrimos para escaparnos de la zombi-monitora.
Yo me subí a un ventilador gigante y apreté el botón para alejar
al bicho ese, pero… ¡¡No era un simple ventilador!!
La zombi y yo estábamos en una batalla y, antes de caer los
dos, salté en la zombi que fue desintegrada y Carlos apagó la
máquina justo antes de que me cortara vivo.
Le di un millón de veces las gracias antes de que la
cocinera-zombi entrara por la puerta y cogiera a Carlos
arrastrándole con ella a la olla.
Los dos dentro de la cocinera maestra (la olla) se abrasaron
tanto que al intentar sacar a Carlos, Mario se quedo sin manos.
Todos lloramos a duras penas, sin ganas; pero de repente
Carlos salió de su tormento maquillado también como un
zombi.
¿Cómo un zombi?
Empezó a perseguir a Mario mientras desangraba en las
muñecas.
Mario se cayó y Carlos se le tiró encima, y justo antes de ser
comido, todos despertamos gritando.
- Era solo un sueño.- dijo Mario.
Pero se miró las manos y se desmayó.
¡Adivina! Carlos entró por la puerta como en el sueño, como
un zombi.
Todos menos Mario (obvio) echamos a correr.
Yo cogí a Mario en brazos, pero en la salida nos encontramos a
todos contagiados.
Empezamos a correr y cuando Mario despertó, le tiré para no
cargar con él. Corríamos más que Messi.
En cambio los zombis no corrían ni como un caracol.
¡Ups! Hablé demasiado rápido. Empezaron a correr como en el
mundo al revés (como Usaint Bolt).
Mi cansancio era demasiado y tuve que pararme, pero tuve un
impulso (el grito de Alicia).
Me di media vuelta y me abrí paso entre los zombis para
rescatar a Alicia, y, cuando quise llegar, me di cuenta de que
sólo era una grabadora.
Volví a la marcha de antes, pero esta vez me cogieron, pero
cuando me quise dar cuenta, ya estábamos todos en un
trampolín para saltar a la máquina de tortura. El primero en
saltar fue Miguel. Cuando saltó me tiré detrás de él
agarrándolo y tirándolo fuera de la máquina; pero el fallo mío
es que no era la máquina de tortura, sino un acantilado, y
Miguel no se salvó.
Mientras saltábamos todos, me desaté, y al posar mis piernas
en el suelo me di un impulso y cogí en mis brazos de uno a uno
a todos mis compañeros.
Cuando les dejé en el suelo me desmayé por haberme roto
todos los huesos.
Cuando me desperté, estábamos en el hospital, y todos estaban
allí.
- ¿Qué ha pasado?
- ¿No te acuerdas, Víctor? -dijo mi madre-. Saltaste desde el
primer piso y te rompiste todos los huesos.
- ¿Por qué salté?
- Porque estabas jugando con Mario. ¿Es que no te acuerdas?
Miré a todos que me estaban sonriendo con esa sonrisa tan
pegadiza y dije:
- Pero, ¿y el campamento? ¿Y los zombis?
Me tomaron por loco y me pusieron anestesia.
Creo que solo era un sueño.
                                            Víctor Muñoz.




              El grito del nicho 22217
Era un día tranquilo en San Martín de Montalbán, un pueblo de
Toledo.
Allí vivía Hugo, un chico de unos 11 años más o menos. Era el
único chico que vivía en el pueblo, aunque otros chicos que
eran de allí iban bastantes días.
La que más iba era Cristina, que vivía en Ciudad Real.
Pero aquel día estaba Hugo y Alberto, un chico de Murcia.
Pasaron la tarde juntos jugando a la Wii y a la X-Box en casa
de Alberto.
Por la noche salían a la plaza con los niños que había. Aquella
noche jugaron sólo cinco personas Hugo, Alberto, Beatriz e
Inés.
Se la quedaba Bea, así que Hugo y Alberto se fueron a
esconder. Se escondieron en casa de Javier, un señor muy
majo.
Salieron para salvarse, pero oyeron un grito. Fueron hacia los
caminos y lo volvieron a escuchar. ¿Qué sería? Entraron en el
cementerio y se volvió a oír. Caminaron entre las tumbas y
escucharon otra vez el grito. Se vio claramente: venía del nicho
22217.
Hugo leyó en voz alta:
- “Santiago López de la Cruz, D.E.P”
Lo volvieron a oír. Intentaron salir corriendo, pero Alberto se
quedó frente a él.
- Hummm… Este nombre… ¡No puede ser! ¡Es mi tío! -dijo
Alberto.
- ¡Ahh… el que murió hace dos o tres meses! -dijo Hugo.
- Sí, pero lo raro es que mi tío no está enterrado aquí ¡Está en
Murcia! ¡Mi tío no es de este pueblo! -le contestó Alberto.
Y es que su tío era un piloto de motos. Había muerto en un
accidente.
Huyeron de allí.
Al día siguiente volvieron al cementerio, leyeron en voz alta:
- María Francisca Barrientos Caído.
No volvieron al cementerio.
                                             Víctor Gómez.




       Preparando la fiesta de halloween
Preparar la fiesta de halloween es lo que más nos gusta a todos
los de la pandilla.
Somos cinco amigos: Roberto, Jairo, Miguel, Víctor y yo.
Cada año preparamos la fiesta en una casa, y éste toca en la
mía. Nos reunimos varias tardes para hacer los disfraces,
máscaras, adornos…
Ya el día anterior fui de compras con mi madre, para elegir la
cena y otros detalles.
Eran mucho los nervios que sentía porque me preocupaba que
todo saliera bien.
Por fin llegó el día. A la salida del colegio quedamos los cinco
para encontrarnos después de comer en mi casa.
Mi madre tenía preparado el garaje para poder decorarlo.
Poco a poco comenzaron a llegar mis amigos. Nos pusimos
manos a la obra: inflamos globos, que mi madre colocó en el
techo; colgamos telas de araña, murciélagos y fantasmas, que
habíamos dibujado y recortado. Después vaciamos unas
                                    calabazas para poder meter
                                    dentro velas y diera así un
                                    poco de ambiente.
                                    Lo siguiente fue el momento
                                    de los disfraces. Nos pusimos
                                    la ropa y las máscaras:
                                    ¡Estábamos terroríficos!
                                    Era el momento de salir a dar
                                    sustos y pedir caramelos.
                                    Llamábamos a las puertas de
                                    los vecinos y decíamos:
                                    ”truco o trato”.
                                    La gente nos regalaba caretas,
globos, caramelos y, algunos, hasta dinero.
Pero nos ocurrió que, al llegar al número 40, salió un personaje
vestido de zombi.
¡El susto que nos llevamos fue tremendo! Sin embargo los
regalos fueron muy especiales: ¡eran peluches!
El tiempo se nos pasó volando. Mi madre nos fue a buscar
porque ya tenía preparada la cena.
La cena transcurrió entre risas y bromas.
¡FUE UN DÍA FANTÁSTICO!
                                      Alejandro de la Torre.




     Una noche infernal en el cementerio
Érase una vez unos chicos llamados Alex, Miriam y Guille.
Ellos quedaron el Día de los Difuntos, día en el que se recuerda
a las personas que han muerto.
Un 31 de octubre
quedaron en la Plaza
de     España     para
celebrar la fiesta de
Halloween allí; pero
se les acoplaron unos
chicos       llamados
Alberto y Sergio, que
molestaban mucho y
no les dejaban de molestar y de dejarles en ridículo. Por lo
tanto no querían celebrar la fiesta de Halloween con ellos; pero
al final fueron todos juntos al cementerio por la noche; ya que
como Alex tenía pensado ir al cementerio, como Miriam
también y Guille también, fueron allí.
Como Albero y Sergio eran tan alborotadores y tan
irresponsables se burlaron de los espíritus. Por lo tanto los
espíritus se molestaron y se despertaron.
Los espíritus durmieron a todos menos a Alex y le dijeron:
- Aleja a tus amigos de este cementerio.
Alex quería hacerles caso; pero como al día siguiente era la
fiesta, los chicos se quedaron.
No hicieron caso a Alex. Bueno, pues a los dos días murieron
todos menos Alex, que nunca más volvió a celebrar
Halloween.
                                          Héctor González.




                  La Casa Encantada
Quedaban tres días para Halloween y los amigos del colegio
estaban preparando la calabaza y los disfraces para poder ir
bien a la noche de Halloween. Ellos se iban a quedar a cenar en
casa de Saúl para poder acabar los disfraces en esa misma
noche. Todo estaba quedando muy bien.
Cada uno tenía un disfraz distinto: Calabazas, Duendes,
Brujas, etc.
Quedaba solo una hora para el acontecimiento y los chicos
quedaron en casa de Miguel para poder disfrazarse y coger las
bolsas y las calabazas. Ellos estaban muy contentos y alegres
                        porque iban a conseguir bastantes
                        chuches y regalices.
                        En la calle había mucha gente
                        disfrazada como ellos.
                        Saúl y Alejandro estaban como dos
                        toros sin poder resistirse a salir a por
                        chuches en el pueblo llamado
                        Antigüedad, en la calle del Sol.
                        Empezaron a pedir chuches y a la
                        primera casa que fueron fue a la de
                        Margarita, que era una señora de unos
                        50 años, muy fea, porque tenía una
verruga en la nariz; pero sin embargo les dio muchos
caramelos, de pronto el perro ladró y todos se asustaron, y
salieron corriendo por el miedo que tenían al perro de la señora
Margarita.
A La segunda casa que fueron, fue a la de Adrián, un joven de
25 años que era deportista y bastante guapo. A Adrián se le
olvidó comprar chuches y Víctor le
tiró un huevo a la puerta por lo rancio
que era ese joven. Todos salieron
corriendo porque Adrián les podía
dar de tortas.
A la tercera que visitaron fue a la
casa de Antonio Recio, un mayorista
que no limpiaba pescado y era
calvito.
Antonio les dio pocas chuches.
Por detrás otros niños, silenciosamente, les dieron un susto.
Los chicos gritaron ¡aaaahh! del miedo que tuvieron.
A la última casa que fueron fue a la casa abandonada, a ver si
                      respondía alguien.
                      Dorian llamó y de pronto salió un
                      fantasma ¡¡aaaaahhh que miedo!!
                      Los chicos salieron corriendo y se
                      fueron a casa muy asustados; se lo
                      dijeron al padre de Mario y éste les
                      acompañó hacia esa casa. Juan, el padre,
                      entró y no vio nada. Estuvo mirando y
                      en un momento se giró y… salió tan
                      corriendo que se cagó del miedo que
                      pasó, y huyó para casa.
                      Al final los chicos entraron en la casa
                      encantada, que era una manta llena de
                      polvo blanco.
                      Al final todos los Haloweens fueron a
                      esa casa para ver lo que había.
                                         Miguel Gutiérrez.




                  La mujer del pasillo
Una noche de Halloween, por querer hacer algo de miedo,
jugamos a la Ouija, cosa de la que siempre me arrepentiré.
La noche era fría. En el ambiente se notaba un aroma extraño,
no sé definirlo con palabras.
Unos amigos y yo buscamos a una vieja Ouija que mi familia
siempre había tenido guardada. Era de mi bisabuela, que había
muerto cuando yo aún no había nacido, y siempre la había
querido conocer.
Mis amigos hacían eso por
diversión; yo por un fin, puesto que
quería hablar con mi bisabuela.
De repente el vaso se empezó a
mover muy rápido. Al final se paró
y formó unas palabras: “estoy
yendo a por vosotros”.
De pronto empezaron a dar golpes
en la puerta de mi habitación. Era una mujer que gritaba mi
nombre sin parar. Me di cuenta de que era mi bisabuela. Me
lancé a abrir la puerta, pero mis amigos no me dejaron. Yo sólo
quería ver a mi bisabuela. Mi amiga tuvo un ataque de nervios,
me acerqué a ella y empezó a gritar y a decirnos: “vais a
morir”.
Intenté abrir la puerta, pero no pude. Cuando mi amiga dejó de
gritar pude salir de la habitación, pero se cerró de golpe y mis
amigos quedaron dentro. Oía los gritos de mis amigos pidiendo
socorro.
Cuando logré abrir la puerta mis amigos habían muerto.
                                             Soraya de Vega.

            Una noche en Horrorlandia
Un día en Madrid, una niña llamada Carol y su familia estaban
comiendo en casa cuando el hermano de Carol, Juan, tiró el
agua al suelo sin querer. Cuando le iban a reñir, alguien llamó
al timbre.
- ¡Carol!- dijo Ana, su madre- abre la puerta.
Al abrir la puerta, detrás había un paquete con cuatro entradas
para el concurso de Horrorlandia.
- Pero ¿qué es Horrorlandia? -dijo Marcos, el padre.
- ¡Qué más da! ¡Es un parque de atracciones! -remató Juan.
En la carta ponía que era mañana, y la familia no se lo pensó ni
un segundo.
Al día siguiente subieron al autobús y,
cuando llegaron, fueron directos a las
atracciones; pero la presentadora que
tenía la cara verde y deformada no les
dejó. La miraron y ella les dijo:
- Todavía no, esperad un segundo.
- Lo que harán primero será correr para cuando empiece el
concurso de supervivencia.
Carol y Juan dijeron:
- ¡No nos hemos apuntado a ningún concurso de
supervivencia!
Pero ya era tarde. Las puertas se cerraron y no podían salir.
El presentador se había esfumado.
Juan pensó: “¡Que buenos efectos especiales!” Y los demás
pensaron lo mismo.
Mientras andaban, veían carteles donde ponía: “Prohibido
pisar los pies a los monstruos”.
La familia se rió y justo después se oyó una voz:
- Da comienzo la ronda de supervivencia.
De repente ya no estaban en el mismo sitio, y su padre y su
madre no estaban con ellos.
¡Estaban en un pueblo fantasma del oeste!
De detrás de un arbusto salió un vaquero zombie con la marca
de la bala en la frente y les disparó. Acto seguido ellos salieron
corriendo.
Después de esto les persiguieron un montón de monstruos,
desde fantasmas hasta Yetis, hasta que llegaron a una cámara
                                   llena de espejos donde los
                                   monstruos no querían pasar.
                                   Al entrar todo parecía normal;
                                   hasta que detrás de ellos se
                                   encontraron a un temible y
                                   horrendo         „„payaso    de
                                   peluche”; que, sin dar pista
                                   alguna, abrió la boca tanto que
podría haber engullido de un solo bocado una furgoneta, y
cuando el payaso se los iba a comer, porque estaban
paralizados por el miedo, sonó: ¡Piiiiiiiiiiiiiiii!
- Se ha acabado la ronda. Resultados: tres de cuatro personas
han sobrevivido.
- ¡Ay!-se lamentaba Carol- ¿Quién habrá muerto?
Se oyó la voz de nuevo:
- Ha habido un error. Hay cuatro de cuatro supervivientes. Es
un record en la historia del concurso.
Entonces cayeron por una trampilla que conducía a una sala
llena de monstruos. Entonces el presentador les dice:
- Es hora de decir adiós. En este concurso es muy fácil decir
adiós. Mirad.
Tiró una piedra enorme a un lago verde y mohoso que se la
tragó en el acto y dijo la presentadora:
- ¡Adiós!
Entonces Juan recordó los carteles, y, en un acto desesperado,
le pisó los pies al presentador que se desinfló como un globo, y
entonces todos los demás monstruos salieron corriendo.
Cuando volvieron a casa en el autobús robado, de repente salió
de detrás un monstruo, y, cuando creían que les iba a devorar,
el monstruo dijo:
- Aquí están las entradas para el próximo año.
                                             Francisco Elvira.




                A la caza del vampiro
No quiero ni acordarme de ese mal día de Halloween . Pero os
lo contare.
El día 31 de octubre era una noche fría y como todos los años
invite a mis tres mejores amigos a casa: Adrian, Mario y Fabio.
Además de mis primos Andrea, Mario y mi hermana.
Cuando entraron en casa vinieron a mi habitación. De repente
sonó un grito en la parcela. “¡AAAAAAHH”, ME QUIERE
CHUPAR LA SANGRE! Y todos nos quedamos aterrados y
pensamos que había sido una broma de mal gusto. Pero a los
quince minutos otra voz distinta grito: “¡AAAAHH, UN
VAMPIRO!” Ahí es cuando volvimos a asustarnos y dijimos
vamos a bajar a ver quién es el gracioso.
Entonces mire por la ventana y vi unos niños un
tanto asustados y una sombra.
Bajamos y los niños que estaban antes enfrente
de la pista de tenis, en la parcela, estaban
muertos y además secos y arrugados. Entonces
nosotros nos asustamos y Mario vio un papel en
el suelo que ponía: “Ayuda nos quiere chupar la sangre un
vampiro”.
Después vimos una sombra que se metía por un portal y subía a
un piso. Decidimos ir a la caza del vampiro.
Fuimos al portal nueve y subimos por el ascensor al quinto piso
que era donde había ido el vampiro, y… De repente se paró el
ascensor en el tercer piso, y a la media hora salimos y cuando
llegamos al quinto, una de las puertas estaba medio abierta y
con arañazos.
Entramos y había cinco personas en diferentes sitios de la casa
muertos y secos.
Salimos de la casa y vimos al vampiro escalar hasta el segundo
B, en el portal 13, y yo me asusté mucho porque ahí vivía una
compañera mía de clase.
Entramos en el portal y Fabio decidió quedarse en la calle para
que el vampiro no pudiese escapar. Cuando entramos en el
segundo B, todos estaban muertos; pero había una nota escrita
con sangre, que decía así:
“Mientras vosotros estáis ahí yo estoy chupándole la sangre
a vuestro amigo, la familia del segundo
está muerta desde hace varios días”.
Entonces todos corrieron abajo y vimos a
Fabio muerto y seco.
De repente Adrian dijo:
- Mira va hacia el colegio.
A continuación todos nos pusimos a correr
hacia el colegio, y según íbamos nos encontramos dos palos
bien grandes y afilados que parecían estacas y decidimos
usarlas para matar al vampiro con esos dos grandes palos.
Cuando llegamos al colegio nos dividimos en dos grupos. En
uno, mis primos, mi hermana y yo; y el segundo grupo eran dos
profesoras de sexto (Henar y Marisa), Adrian y Mario, cada
grupo tenía una estaca. El vampiro había matado a todos los
profesores del colegio excepto a los de sexto, y habíamos
encontrado a las profesoras. Sólo nos faltaban los profesores
Luis y Filemón, y fuimos a tres clases de sexto y no estaban ni
el vampiro ni los profesores. Solo nos faltaba por mirar una
clase y el patio.
El grupo de Alberto fue a la clase de sexto D y el grupo de
Adrian fue al patio.
Se fue cada grupo donde tenía que ir y el grupo de Alberto
encontró al vampiro intentando morder a Luis; pero Alberto
hizo que el vampiro se diese la vuelta y le clavó la estaca en el
corazón.
¡Al final pudimos con el vampiro!
                                            Alberto Redondo.




               Atrapados en el colegio
Un día Marcos y su hermana Claudia fueron al colegio como
todos los días. Al pasar un rato, los alumnos se dieron cuenta
de que no estaban ni los profesores, ni el directo; es decir, que
solo había niños.
La mayoría se quedaron en el gimnasio o en los ordenadores,
pero Marcos y Claudia decidieron marcharse a casa. Cuando se
dieron cuenta de que la puerta se había atascado, fueron a otra
de las salidas y a la puerta principal; pero tampoco se podían
abrir.
Después de contárselo a todos se les
ocurrió la idea de intentar salir por la
ventana del primer piso. Marcos y
Claudia iban a salir los últimos; pero,
cuando Marcos iba a subir el primer pie,
la ventana se cerró de golpe. Intentaron
salir por todos los medios, pero no había Claudia, después de
                                                que la ventana se
manera.                                              cerrase.
¡Estaban atrapados en el colegio!
De repente oyeron una voz que decía: “¡No podréis salir
nunca, estaréis atrapados para siempre!”
Los niños vieron una sombra y, asustados, corrieron a
refugiarse a su clase; aunque la verdad es que no fue una buena
idea porque cuando entraron empezaron a oír que alguien
aporreaba la puerta, se apagaban luces y las persianas se
movían solas.
En ese mismo momento se oyó un rayo y Claudia desapareció.
Como por arte de magia todo volvió a ser como si no hubiera
pasado nada, excepto que Claudia ya no estaba y el único
alumno que se acordaba de lo ocurrido era Marcos, que intento
recordárselo a los demás, pero no le hicieron caso.
Pocos días después vino al colegio una niña nueva llamada
Claudia que era exactamente como la hermana desaparecida de
Marcos. Ese día Claudia le dijo a Marcos que ella era su
hermana; pero en el momento que Marcos iba a contestar cayó
un rayo y los dos lo olvidaron todo. ¡Nada volvió a ser como
antes!
                                              Irene Pérez.




                El pueblo encantado
Érase una vez dos amigas que se llamaban Cris y Eli. Ellas se
fueron de vacaciones en la semana de Halloween al pueblo
Fonsuna; donde se alojaron en un hotel
llamado Fortuna. Su habitación era la
número 13 y la decoración era un poco
fúnebre.
Habían llevado sus disfraces para la fiesta
de Halloween. Cris tenía un vestido de
vampiresa y Eli, de diablesa.
Ellas se vistieron y se maquillaron para la
noche de terror, que se hacía en una explanada al lado del
cementerio.
En el pueblo había una leyenda que decía
que cuando se disfrazaban, y pasaban las
doce de la noche, la gente se convertía en lo
que se habían disfrazado.
Ellas no se lo creían. Todo el mundo a media
noche se fue a sus casas y se quitaron los
disfraces; mientras que ellas siguieron
divirtiéndose por el pueblo.
                               Decidieron entrar en el
                               cementerio para ver las tumbas
                               de los muertos y…
                               De repente, las campanas de la
                               iglesia empezaron a sonar e
                               inmediatamente se convirtieron
                               en vampiresa y diablesa.
                                               Cristina Rico.




           Menos mal que era un sueño
Érase una vez un grupo de niños que estaban muy ilusionados
porque llegaba halloween; pero había otro grupo de niños que
odiaba halloween.
Entonces los niños que odiaban halloween decidieron ir por
todo el mundo a robar todos los caramelos, calabazas y
golosinas para enterrarlas y que no se pudiese hacer halloween.
Los niños decidieron raptar a uno de los niños que no le
gustaba halloween y obligarle a decir donde estaban las
calabazas, caramelos y golosinas. Pero no dijo nada sobre
dónde estaban; así que le borraron la memoria y le dejaron
donde estaba.
Llego el día de halloween y no sabían dónde estaban las
calabazas, caramelos y golosinas. Pasaban las horas y las
calabazas empezaron a mutar hasta convertirse en un monstruo
de calabaza y empezó a destruir todo lo que encontraba a su
paso.
Yo estaba en mi casa tan tranquilo cuando, de repente, la
calabaza gigante me cogió y me comió.
De pronto me desperté y justo entró mi madre diciéndome:
- Buenos días. ¿Qué tal has dormido?
- He dormido bien; pero con un sueño muy extraño.
- ¿Qué has soñado?
- He soñado que una calabaza gigante me comía. ¿Por qué
habré soñado eso?
- Tal vez será porque mañana es halloween.
- Sí, será por eso.
                                          Fabio Boscarino.
Aventura mortal
Todavía recuerdo aquel día de Halloween en mi pueblo; el
peor que pasé. ¿Queréis que os lo cuente?
Me disponía yo a salir a buscar a mis amigas Olaya, Gema,
Noelia y mi prima Sara, para ir a una fiesta que había realizado
en casa de mi abuela. Cuando ya nos íbamos a ir a casa para
divertirnos, Olaya tuvo una fantástica idea:
- ¿Por qué no vamos al cementerio toda la noche para pasar
Halloween?
Pero como ya estábamos en casa me oyó mi abuela que dijo:
- ¡NI SE OS OCURRA IR AL CEMENTERIO, QUE ME DA
ALGO!
Pero fuimos.
Como estaba en la carretera, a las afueras; nos llevó el hermano
de Noelia. Ya en el cementerio nos encontrábamos en la puerta
cuando oímos un ruido que nos aterrorizó muchísimo; pero
pensamos que era algún conejo.
Vimos que no daba casi nada de miedo, así que entramos.
Ya dentro encendimos una vela, pero se apagó rápidamente.
Luego observamos que había muchas tumbas; pero nos dimos
cuenta que los nombres de las tumbas eran conocidos, y Gema
dijo:
- ¡Aaaah! ¡Ahí pone el nombre de mi hermano con sangre!
Todas nos asustamos mucho menos Noelia, que había
desaparecido.
Nos pusimos a buscarla pensando que era una bromita. Pero
Sara se asustó y, gritando, dijo:
- ¡Hay un cadáver en el suelo!
Todas miramos hacia donde estaba Sara y, cierto, era un
cadáver que conocimos enseguida. Entonces Olaya gritó:
- ¡Nooooooo, Noelia, noooooo!
Justo en ese momento, todos a la vez, nos dimos cuenta de que
en las tumbas había nombres de familiares nuestros y recién
escritas.
Cuando volvimos otra vez al camino, éste había desaparecido.
Nos paramos un momento para cambiar de sentido; pero, de
                                    repente, yo me di cuenta de
                                    que tenía un móvil que
                                    había encontrado en el
                                    suelo y llamé a mi abuela;
                                    pero ella no contestó; así
                                    que me entristecí mucho.
Más tarde Gema dijo:
- ¡Busquemos la salida!
Y cuando emprendimos la búsqueda vimos sombras corriendo
por todas partes y nos asustamos muchísimo; pero yo dije:
- Tranquilicémonos y lo conseguiremos
Cuando ya llevábamos mucho tiempo buscando la salida
tuvimos que parar un momento porque Sara tenía mucha sed;
así que buscando una fuente se nos hizo medianoche.
Pasado un tiempo, en lugar de encontrar una fuente, lo que
encontramos fue la salida; aunque la puerta estaba cerrada.
Mientras estaba buscando algo para abrir la puerta alguien me
asustó por detrás, me di la vuelta y vi una sombra que se iba
corriendo al tiempo que oí un ruido que me ponía la piel de
gallina; pero lo aguanté. Cuando iba a pedir ayuda a Gema para
buscar algo, Sara, mi prima, me dijo:
- Se la ha llevado un señor extraño con una capa.
Yo pensé y dije:
- Será el señor que me asustó antes.
Cuando íbamos a ir a buscarla vimos algo entre los árboles que
volaba y dije:
- ¡Mira, ahí hay algo!
Pero nadie me hizo caso porque habían encontrado restos de
sangre en el suelo, aunque no me lo habían dicho para no
asustarme. Fue entonces cuando Sara dijo:
- ¡ESTAMOS MUERTAS!
Yo me di la vuelta y vi a Olaya tirada en el suelo, medio
muerta, y a Sara llorando. Me acerque corriendo y dije:
- ¿Qué pasa?
Y ella me respondió diciéndome que había venido un espíritu y
se había metido en su cuerpo. Yo grité:
- ¡NOOOOOOOOO!
Pero paré porque vi un papel que ponía: “TRANQUILOS y os
salvaré”.
En ese momento observé que me sonaba esa letra y dije:
- ¡Es de Gema!
Me sorprendí pensando que era cierto que nos iba a salvar.
Más tarde vimos a Gema manejada por los espíritus y nos
asustamos mucho; pero, sí, nos salvaron.
Cuando íbamos las tres que quedábamos al pueblo, Gema nos
dijo:
- Venga, ¡adiós!, que me tengo que ir.
Yo le respondí:
- ¿¡Como que te tienes que ir!?
Y ella me contestó:
- Sí, yo estoy muerta. Me mataron los espíritus cuando me
cogieron.
Cuando ya llegamos al pueblo vimos que nos buscaban. Al
comprobar nuestra llegada todos se pusieron muy contentos
menos los familiares de Olaya, Gema y Noelia; que lloraron
muchísimo; no obstante lo celebraron.
                                            Laura Valcarce.
Clara
Clara era una niña corriente, o al menos eso aparentaba. Tenía
el pelo castaño y los ojos verdes, y muchas pequitas alrededor
de la nariz. Pero Clara era capaz de ver el futuro en sueños,
aunque para ella era algo normal.
Una vez tuvo una pesadilla y, desde aquella noche, no volvió a
ser la misma; ya que algo le decía que su sueño iba a ser real.
Cuando se levantó, tenía una expresión ausente: la piel muy
pálida, los ojos casi sin color y una mirada turbia que parecía
haber visto algo tremendamente malo. Se le había apagado el
brillante color de su pelo… ¡Era otra!
Sus padres, al verla, le preguntaron qué le pasaba, pero ella no
contestó; por más que lo intentaba no podía hablar… Nada, no
podía articular las palabras, ni un gemido de dolor salió de su
triste boca: se había quedado muda.
Sus amigas, extrañadas de que no las hablara, se enfadaron
tanto que la dejaron sola, y Clara pensaba: “si me hacen esto,
algo malo me va a pasar. Lo presiento, y mis sueños tampoco
engañan”.
Por la noche no dejaba de dar vueltas en la cama pensando en
el sueño que tuvo. De repente se sobresaltó y vio a su muñeca
Marilín, viva, con un cuchillo en la mano. Tanto se asustó
Clara que al fin consiguió hablar:
- Marilín, ¿qué te pasa? ¿Cómo es que estás viva? ¿Qué haces
con ese cuchillo en la mano? ¿Qué quieres?
-Yo no quiero hacerte daño -dijo la muñeca, mientras alzaba el
cuchillo con una sonrisa diabólica- solo quiero... ¡que me des
tu corazón!
-¡¡¡Aaaaaaahhhh!!!
Clara cerró rápidamente la puerta aprovechando que la muñeca
estaba fuera. Pero unos segundos después, bajo una tormenta,
la muñeca se asomó a la ventana:
- ¡Sólo quiero que me des tu corazón!
Y Clara cerró la ventana. Asegurándose que no hubiese ningún
sitio por el que la muñeca pudiera entrar, se durmió.
Pasaron minutos, horas. Ya eran las doce de la noche cuando
Clara se despertó. Esta
vez con la muñeca
encima de ella.
- ¡Sólo quiero que me
des tu corazón!
La muñeca alzó el
cuchillo y… ¡mató a
Clara!
Sus padres, al oír tanto
griterío, subieron a ver qué pasaba, y Marilín, que no quería
que la descubriesen, se fue.
Los padres vieron a Clara inmóvil; no respiraba y ni siquiera
parpadeaba. Mercedes, su madre, agarró la débil cabeza de la
niña.
- Clara, Clara, ¡Clara, respóndeme!
Al ver que su hija estaba muerta, puso la cabeza sobre la tripa
de Clara y se puso a llorar. Tanto que su marido, Jesús, sólo
pudo decir.
- ¡Pagará el que haya hecho esto, pagará!
Y esta es la historia de una niña asesinada por su propia
muñeca.
                                             Irene Bugarín.
Misterio por la noche
La noche de halloween, cuando eran las doce, en la plaza de un
pueblo los niños estaban jugando al escondite. Varios de ellos,
que estaban escondidos en una alameda a las afueras del
pueblo, vieron algo extraño que se estaba formando en el cielo.
Primero se hacían formas en el cielo, que resaltaban en la
oscura noche. Los niños se asustaron mucho, pararon de jugar
y fueron a avisar a sus padres. También la gente mayor que
estaba en el bar salió a verlo porque no creían a sus hijos; pero
al verlo se sorprendieron.
Al cabo de unos minutos se formó una Z, primero de color
naranja y luego roja. Las personas más mayores empezaron a
hacer comentarios de que también se había formado antes de la
Guerra Civil; pero otras personas pensaron que era un ovni que
venía a avisar de que la noche de halloween era sólo suya.
Todas las mujeres salieron a la puerta de sus casas. Las
mujeres empezaron a hablar de que un día cuando se escapó un
criminal de la cárcel también se formó.
Cuando toda la gente se fue a dormir se empezaron a oír pasos,
ladridos y golpes en las puertas.
A la mañana siguiente toda la gente salió a las puertas de sus
casas. Los vecinos empezaron a preguntar que si sabían lo que
eran esos ruidos, y ya no estaba la Z.
                                           Alejandra García.
El asesino inaudito
Francisco y Carlos corrían por la oscura y fría noche de camino
a sus casas cuando de repente sonó un terrorífico aullido de
lobo.
- ¡Auuuuuu!
Ellos corrieron asustados; pero no sirvió, porque se metieron
en un callejón sin salida, y por la entrada asomó un lobo que
volvió a aullar.
- ¡Auuuuuu!
Mi mejor amigo, Víctor, y yo estábamos investigando en el
museo un caso muy importante a cerca de unos ladrones que
habían robado unas valiosas joyas; que, junto a otra, pueden
conducirte al gran tesoro del diablo negro.
Pero ahora que me doy cuenta, no os he dicho que somos
detectives.
Bueno, seguimos con el caso.
Víctor había encontrado una pista, había encontrado un pelo
que parecía de felino. Nos fuimos a mi casa para analizarla, y
cuando llegamos nos encontramos que un bote del analizador
no estaba.
Nos llamaron por teléfono y Víctor lo cogió. Era Irene, una
compañera de mi clase. Nos comunicaba que le habían robado
su mochila.
A continuación sonó el timbre, era Alberto; que decía que le
habían robado su medalla de tenis.
Víctor, al fin, cayó en el asunto. Me dijo que el mismo que
había robado las joyas era el causante de esto.
Salimos para comprar el bote que faltaba; pero cuando
llegamos vimos que habían atracado la tienda; así que tuvimos
que ir a la tienda de la calle del callejón oscuro.
Cuando llegamos todo estaba a oscuras y había papeleras y
basura por todas partes. Estaba tan oscuro que hasta me pareció
que Víctor sentía algo.
Cuando llegamos, entramos y compramos el bote.
Salir de allí fue una locura, porque el camión de la basura
echaba un cuarto de la basura en un contenedor de allí. No os
cuento como salimos, porque si no os partís de risa.
Llegamos a casa de noche. Analizamos el pelo y resultó que no
era de ningún animal, era de un ser mitológico; pero no
sabíamos cuál. Podía ser un grifo o un hombre lobo; pero a lo
mejor era un sueño, así que me pellizqué y no era un sueño.
De pronto me di cuenta de que Víctor no estaba. Fui a recorrer
toda la casa en su busca. De pronto caí en el asunto. Víctor es el
ladrón; porque, si no, no habría escapado.
Entonces cuando creí que Víctor sentía algo, lo sentía. ¡Víctor
es el ladrón!
De repente un sonido atronador de lobo resonó en mis oídos:
¡Víctor es un hombre lobo!
Por sorpresa, Víctor apareció ante mis ojos e intentó matarme;
pero por suerte yo llevaba la espada del caso de “la pirámide
maldita”, la desenvainé y luché con todas mis fuerzas; pero él
era demasiado ágil y casi me mata en dos ocasiones. Me salvé
al fin cuando esquivé una de sus zarpas y le pude rajar el pelaje
con la espada.
Cuando llegó la guardia civil le atraparon y se lo llevaron.
Desde entonces, cuando paso por allí, recuerdo todo lo
sucedido y por las noches tengo pesadillas.
                                                  Mario Tapias.
La profesora tenebrosa
Un día el profesor de la clase de 6º enfermó. Entonces llamaron
a una profesora para sustituirle.
Lejos de allí, en un pequeño pueblecito había una profesora
extraterrestre que buscaba trabajo. Se dio cuenta que buscaban
a una persona para sustituir, envió su currículo y se lo
aceptaron.
Con lo que no contaban los del colegio era que aquella
profesora había sido contratada por un súper villano que quería
acabar con todos los niños del colegio uno a uno. El primero
que murió fue Juanito, el más listo de la clase; el segundo fue
Alicia, y así fueron cayendo uno a uno.
Un niño de la clase se alarmó al ver que sus compañeros no
asistían a las clases. La profesora le citó antes del recreo para
hablar con él. Entonces apareció el súper villano que
descuartizó al niño y se hizo un collar con sus vísceras.
El profesor se recuperó y volvió a las clases y entonces volvió
a enfermar al ver que todos sus alumnos habían muerto. Pero
se dio cuenta que les podía recuperar matando al súper villano,
y así recuperaría sus almas.
El profesor se levantó de la cama y se dio cuenta de que todo
había sido una pesadilla. Se acostó de nuevo e intentó retomar
su sueño.
                                             Adrián Olmedo
Noche de halloween para no olvidar
Los hermanos Gallego eran tres: Jorge, Sergio y Rubén.
Decidieron pasar la noche de halloween juntos en vez de ir
cada uno con sus amigos.
Ellos vivían en un chalet cerca del centro y, como estaban
haciendo un desfile de halloween, había mucho jaleo
provocado por fuegos artificiales, gritos, etc.
Estaban hartos del ruido, porque todos los años se repetía lo
mismo y además no dejaban dormir a su padre, y por la mañana
se levantaba de mal humor.
Como ya no podían aguantar más el ruido, se disfrazaron y
salieron a llamar a las casas para que les dieran golosinas; pero
cuando se disponían a salir se fijaron que alguien estaba
entrando en el jardín de su casa. Ellos creían que eran niños
disfrazados para la fiesta.
                         Cuando estuvieron lo suficientemente
                         cerca de ellos, los hermanos Gallego les
                         preguntaron que si venían por lo de
                         truco o trato, pero ellos no
                         respondieron. Los hermanos Gallego
                         volvieron a preguntar, pero seguían sin
                         responder. Fue entonces cuando se
dieron cuenta de que no eran niños normales, eran zombis.
Los hermanos salieron corriendo y se detuvieron en una casa.
Era una casa abandonada. Creían que éste iba a ser su último
día; pero de repente en la luna llena apareció la sombra de una
bruja volando sobre una escoba, que vino volando muy rápido
porque acababan de aparecer los zombis y ella les iba a salvar.
Cuando los zombis ya estaban muy cerca de ellos, apareció la
bruja, les dio un escobazo en la cabeza y se quedaron
inconscientes para toda la vida y todos salieron corriendo y se
fueron a sus casas muy contentos por
haberse salvado.
Compartieron con la bruja todas las
golosinas que habían recogido en las
casas y todos se fueron a dormir; pero
antes de nada Jorge, Sergio y Rubén
escribieron en un diario el mejor día
de halloween en sus vidas, y también escribieron que había
sido un día genial, pero difícil de olvidar.
                                           Lucía González.




                     El mundo de ?
Había una vez dos alienígenas que iban de planeta en planeta
en busca de carne por otras galaxias, y decidieron entrar en
nuestra galaxia.
Empezaron a buscar en un planeta tras otro: pero no
encontraron nada de carne. Así que buscaron en su monitor de
búsqueda de carne. Lo primero que apareció fue el planeta
Tierra. Los alienígenas se pusieron en marcha, viajando a
20.000 velocidades alien, equivalente a 10.000 km por hora.
Su nave aterrizó en España; en un bosque de Galicia, donde
había una llanura sin árboles, en la mitad del bosque. De
pronto, se abrió una puerta en un lateral de la nave y salió uno
alienígena. Tenía el cuerpo gris y era de una forma rara y tenía
dos antenas en la cabeza de donde salía un resplandor verde.
El alienígena paseó hasta encontrar una tienda de campaña, se
metió en la tienda y cogió a dos niños pequeños y se los llevó a
su nave donde los metió en una celda eléctrica. Los niños se
llamaban Pedro y Alicia. Mientras Pedro pensaba una forma de
salir, Alicia cogió un guante de plástico que llevaba en uno de
sus bolsillos y con ayuda de un palo, que se le había quedado
enganchado por el camino, alargó el brazo y pulsó un botón
rojo, y de repente la verja se abrió.
La electricidad de la verja se apagó, pero la puerta exterior de
la nave estaba cerrada y entre medias había una barrera
eléctrica.
Alicia tiró el palo a la barrera y la nave sufrió una sobrecarga
eléctrica. La barrera se apagó y la puerta se abrió. Ellos
escaparon y huyeron a la tienda de campaña, a avisar a sus
padres que ya habían escapado.
Los niños iban por la carretera corriendo, encontraron a sus
padres y juntos volvieron a la ciudad.
Los alienígenas, que ya habían vuelto a su nave, trajeron un
montón de artilugios y con ellos montaron una máquina que
usaron para traer a los de su especie. Cuando llegaron eran más
de 900.000. Los alienígenas empezaron conquistando Galicia
y se extendieron por Portugal, Asturias, Cantabria, Navarra,
País Vasco, Cataluña y un poco de Valencia; pero no
conquistaron las zonas del sur de España. Después decidieron
extenderse por otros países y conquistaron              Francia,
Alemania, Suiza, Italia, Dinamarca y Países Bajos.
Una unión de personas de todo el mundo, utilizando armas de
fuego, reconquistaron todos los países del norte y al final
España; con lo que todo volvió a la normalidad.
Alicia y Pedro volvieron a su vida cotidiana.
                                           Jaime Rodíguez.

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Cuentos terror I

  • 1. Cuentos para halloween Volumen I (Grupo D) Colección de cuentos escritos por alumnos/as de educación primaria.
  • 2. Índice de cuentos Autor/a: Título: Página Ángela San José….…... La Niña Encantada…............…. 3 Carlos Sanabria…….... El motorista fantasma….........… 4 Ángel Martínez….…… Asesinato en Manhattan….…… 5 Víctor Muñoz….….…. La máquina de la tortura…....… 6 Víctor Gómez………… El grito del nicho 22217..……. 11 Alejandro de la Torre... Preparando la fiesta de halloween………….………….. 13 Héctor González.…….. Una noche infernal en el cementerio…………..….….…. 14 Miguel Gutiérrez…….. La casa encantada……...…….. 15 Soraya de Vega………. La mujer del pasillo……….….. 18 Francisco Elvira…..…. Una noche en Horrorlandia…... 19 Alberto Redondo…….. A la caza del vampiro……....... 21 Irene Pérez…………… Atrapados en el colegio…........ 24 Cristina Rico…………. El pueblo encantado…………. 25 Fabio Boscarino……… Menos mal que era un sueño… 26 Laura Valcarce……….. Aventura mortal……………… 28 Irene Bugarín………… Clara…………………………. 31 Alejandra García……... Misterio por la noche………… 33 Mario Tapias…………. El asesino inaudito…………… 34 Adrián Olmedo………. La profesora tenebrosa……….. 36 Lucía González…..…... Noche de halloween para no olvidar………………………… 37 Jaime Rodríguez…….. El mundo de ? ........................... 38
  • 3. La Niña Encantada Había una vez una niña que estaba jugando con su osito de peluche, pero llego la hora de irse a dormir y como siempre, la niña se acostó con su osito. Pero por la noche ocurrió algo terrorífico, el alma maligna del osito se introdujo dentro de la niña. A la mañana siguiente ya era halloween y todos los niños estaban preparados para aquella noche. Pero algo iba a pasar esa misma noche y la niña encantada iba a tener que ver algo con ello. Pasaron las horas y los niños estaban ansiosos por llamar a las casas, ya se estaban preparando, todos menos Elena, que así es como se llamaba la niña. Llego la noche y los niños empezaron a llamar a los timbres pero Elena prefirió quedarse en casa. Pasaba el rato y cuando fue medianoche Elena fue a la cocina, cogió un cuchillo y… ¡mató a sus padres! El alma maligna solo quería que sus padres muriesen. Entonces salió del cuerpo de Elena y se metió en el osito de peluche. Elena, que se dio cuenta de lo ocurrido, aunque el alma del osito la controlase, cogió al osito y lo tiró a la basura para no volver a verlo más. Ángela San José El motorista fantasma
  • 4. Noviembre 1920, Ray Spilett se encontraba con su Harley en el cruce en la quinta avenida con Manhattan. Era la 1:00 de la madrugada, se encontraba con sus amigos John y Herbert, cuando presenciaron un atraco en una joyería. Ray les intentó detener con su moto pero le disparó un atracador y cayó al suelo muerto. Se convirtió en un espíritu llamado “el motorista fantasma” entonces cogió su moto encantada y más rápido que el viento atrapó a los ladrones, les quitó las almas a los ladrones y se convirtieron en zombis. Entonces los zombis empezaron a atacar la ciudad y convirtieron a mucha gente en zombis. Sus amigos John y Herbert intentaron detener a Ray, pero él no les reconoció y les intentó convertir en zombis. John se liberó y salvó a su amigo Herbert, pero Ray les vio huir y avisó a todos los zombis. Les rodearon y tuvieron que luchar contra todos. Consiguieron ganarles llevándolos a un estadio de fútbol y allí provocaron una gran explosión que acabó con todos. Quedaba Ray, que les atacó con su moto; pero ellos le esquivaron y chocó contra un camión de gasoil. Eso provocó otra gran explosión, que hizo que saliera el espíritu malo y que Ray volviera a la normalidad. Carlos Sanabria. Asesinato en Manhattan.
  • 5. Era una noche tranquila en Manhattan, es más, era hallowen en Manhattan. Un espectáculo de luces y sonido en toda regla, debe de ser fascinante ver a tantísima gente disfrazada de terror, pero la mala noticia era que había salido de la cárcel el malvado asesino llamado el descuartizador, que ya había cumplido condena. A la gente no parecía importar demasiado. Hasta que de pronto se hoyó un grito aterrador, y es que no era para menos, porque el malvado descuartizador ya había vuelto a hacer de las suyas, había decapitado a un pobre niño que estaba pidiendo caramelos, pero además le había colgado de una cornisa para que todos lo vieran. Mas tarde el asesino se fue a su casa y dijo en voz alta: - Voy a matar a alguien más- Entonces afiló su navaja y cogió su vieja y oxidada camioneta y se echó a las calles en busca de alguien que fuera solo, hasta que una adolescente que volvía a su casa tuvo que atajar y cometió el error de meterse por un callejón oscuro. Entonces el asesino salió de su camioneta, sacó su navaja y decapito a la pobre adolescente de unos catorce años. Al día siguiente, el asesino, mientras desayunaba y escuchaba la radio, oyó que por la radio decían que habían encontrado el cadáver de la pobre adolescente decapitada. Pero la sed de sangre del asesino no había terminado y es que él había jurado que no se moriría sin matar al que le había metido en la cárcel y se puso a ello. En poco tiempo ya había adivinado dónde vivía. Entonces cogió su camioneta y en un cuarto de hora ya había llegado. Entonces, aprovechando que él estaba solo, rompió la ventana del garaje entró y en un santiamén le mató a sangre fría; pero mientras le decapitaba entró la policía y volvieron a detener al descuartizador, Dos
  • 6. días más tarde le juzgaron y se pasó el resto de sus días en una celda de la prisión de Manhattan; pero… lo que nunca se podrá borrar es el dolor que sienten los familiares de las víctimas del descuartizador. Ángel Martínez. La máquina de la tortura Hola, me llamo Víctor y estoy con unos colegas llamados Mario, Carlos, Francisco y Miguel en un campamento de todo el verano, más o menos cien días. Ya estamos en el autobús saludando a los padres. El campamento, es en Madrid, en un pueblo llamado San Mamés y el campamento se llama justo así. En el campamento nos encontraremos a una amiga que se llama Alicia. Por fin partimos, ya era hora. Espero que nos pongan una película, será divertido. -Ya hemos llegado -dijo el conductor. - ¿Qué? Pero si acabamos de partir. ¿Qué ha podido pasar? Bonito sueño, ¿eh? -dijo Miguel. -¡Anda! Ya lo entiendo un poco más, me he dormido. Al mirar hacia el lugar donde estaba el campamento me dejó sin palabras. Era todo perfecto: estatuas de oro, dos
  • 7. construcciones de hasta cinco pisos (normal, éramos quinientos niños)… ¡Sí, hasta tenía un edificio-comedor de tres pisos! Al acercarme allí y oler, olía a carne podrida. Pero no sabía que algo se escondía en la cocina. Al principio, nada más llegar, era tiempo libre y Mario y yo fuimos a ver qué había en el comedor, pero antes de que pudiéramos entrar, la cocinera nos vio y nos cantó los cuarenta: -¡Cómo volváis a entrar en esta sala os juro que sufriréis las consecuencias bien caras, ¿de acuerdo? -Sí -respondimos. ¡Qué mala leche tiene esa! Al salir, Carlos y Miguel nos preguntaron qué había pasado; pero preferimos pasar del tema. La verdad es que me dio mucha intriga lo que había en la cocina y esta noche, gracias a mi siesta en el viaje fui a explorar yo solo. Me encontré a Alicia y quiso venir conmigo, y no la diré que no a ella. La conté lo que nos dijo la cocinera a Mario y a mí, y por la intriga, salió corriendo hacia el comedor sin dejarme acabar. La seguí, pero cuando la quise alcanzar, ya estaba parada delante de la cocina para abrir la puerta. Entramos y no os vais a creer lo que vimos: Vimos una especie de máquina de tortura que utilizaban en la Edad Media. Alicia se quedó paralizada. Yo, con lo cagueta que soy, salí a todo correr. Al volver se lo conté a todos. - ¿Quééééééééééééééééééééée? -me respondieron. - ¿Que has visco una especie de máquina de tortura y has dejado a Alicia allí sola? - Esto huele a misterio -dijo Miguel. - ¿Ah sí? Más bien huele a que si eso es una máquina de tortura y había alguien más allí he puesto en peligro a Alicia.
  • 8. - ¡Qué mal razonas! -respondió Mario. - ¡Pues haber estado en el pellejo de Alicia! - ¡¡Qué no cunda el pánicooooooooo!! -dijo Francisco a grito pelao. - ¡Quién fue a hablar! -respondí. Todos estábamos hiperventilando como si hubiera un ventilador a máxima potencia. Todos menos Miguel, que ya había preparado su lupa y blog de notas. Bueno, los míos. - Hay que investigar este caso. - Miguel, deja mi lupa y mi blog de espías. - No eres el único que desea serlo. - Pensé que tu sueño era ser jugador de futbol. - Tengo muchos. - ¿Te puedo ayudar o no? - Si es uno de tus sueños… La noche siguiente ya estábamos preparados, teníamos todo el equipaje. Alicia también venía. - ¿Alicia? - Sorpresa -dijo Alicia. - ¡No sabes tú cuanta! -respondí. Nosotros nos quedamos en el comedor, después de la cena y fuimos a la cocina. La descripción de la máquina es más o menos: Era cómo un embudo con un ventilador en el centro. En el ventilador vimos sangre y en una bolsa, con la cara de Billy el Niño (literalmente, porque se llama Billy es un niño). Ahora que lo veo, la comida de hoy sabía a Billy el niño, Porque un día le chupé el brazo porque tenía azúcar y… Diario de Pitágoras, seguimos en la cocina sin encontrar más pistas. De repente se abrió la puerta y… - ¿Qué es esoooooooooooooooo?
  • 9. Sin pensárnoslo dos veces echamos a correr los seis como si tuviéramos un cañón en la parte trasera. Pero nos dimos cuenta de que era la monitora maquillada de zombi. La estreché la mano para felicitarla y se le cayó el brazo izquierdo (bueno, uno de ellos). Ahora sí que corrimos para escaparnos de la zombi-monitora. Yo me subí a un ventilador gigante y apreté el botón para alejar al bicho ese, pero… ¡¡No era un simple ventilador!! La zombi y yo estábamos en una batalla y, antes de caer los dos, salté en la zombi que fue desintegrada y Carlos apagó la máquina justo antes de que me cortara vivo. Le di un millón de veces las gracias antes de que la cocinera-zombi entrara por la puerta y cogiera a Carlos arrastrándole con ella a la olla. Los dos dentro de la cocinera maestra (la olla) se abrasaron tanto que al intentar sacar a Carlos, Mario se quedo sin manos. Todos lloramos a duras penas, sin ganas; pero de repente Carlos salió de su tormento maquillado también como un zombi. ¿Cómo un zombi? Empezó a perseguir a Mario mientras desangraba en las muñecas. Mario se cayó y Carlos se le tiró encima, y justo antes de ser comido, todos despertamos gritando. - Era solo un sueño.- dijo Mario. Pero se miró las manos y se desmayó. ¡Adivina! Carlos entró por la puerta como en el sueño, como un zombi. Todos menos Mario (obvio) echamos a correr. Yo cogí a Mario en brazos, pero en la salida nos encontramos a todos contagiados.
  • 10. Empezamos a correr y cuando Mario despertó, le tiré para no cargar con él. Corríamos más que Messi. En cambio los zombis no corrían ni como un caracol. ¡Ups! Hablé demasiado rápido. Empezaron a correr como en el mundo al revés (como Usaint Bolt). Mi cansancio era demasiado y tuve que pararme, pero tuve un impulso (el grito de Alicia). Me di media vuelta y me abrí paso entre los zombis para rescatar a Alicia, y, cuando quise llegar, me di cuenta de que sólo era una grabadora. Volví a la marcha de antes, pero esta vez me cogieron, pero cuando me quise dar cuenta, ya estábamos todos en un trampolín para saltar a la máquina de tortura. El primero en saltar fue Miguel. Cuando saltó me tiré detrás de él agarrándolo y tirándolo fuera de la máquina; pero el fallo mío es que no era la máquina de tortura, sino un acantilado, y Miguel no se salvó. Mientras saltábamos todos, me desaté, y al posar mis piernas en el suelo me di un impulso y cogí en mis brazos de uno a uno a todos mis compañeros. Cuando les dejé en el suelo me desmayé por haberme roto todos los huesos. Cuando me desperté, estábamos en el hospital, y todos estaban allí. - ¿Qué ha pasado? - ¿No te acuerdas, Víctor? -dijo mi madre-. Saltaste desde el primer piso y te rompiste todos los huesos. - ¿Por qué salté? - Porque estabas jugando con Mario. ¿Es que no te acuerdas? Miré a todos que me estaban sonriendo con esa sonrisa tan pegadiza y dije: - Pero, ¿y el campamento? ¿Y los zombis?
  • 11. Me tomaron por loco y me pusieron anestesia. Creo que solo era un sueño. Víctor Muñoz. El grito del nicho 22217 Era un día tranquilo en San Martín de Montalbán, un pueblo de Toledo. Allí vivía Hugo, un chico de unos 11 años más o menos. Era el único chico que vivía en el pueblo, aunque otros chicos que eran de allí iban bastantes días. La que más iba era Cristina, que vivía en Ciudad Real. Pero aquel día estaba Hugo y Alberto, un chico de Murcia. Pasaron la tarde juntos jugando a la Wii y a la X-Box en casa de Alberto. Por la noche salían a la plaza con los niños que había. Aquella noche jugaron sólo cinco personas Hugo, Alberto, Beatriz e Inés. Se la quedaba Bea, así que Hugo y Alberto se fueron a esconder. Se escondieron en casa de Javier, un señor muy majo. Salieron para salvarse, pero oyeron un grito. Fueron hacia los caminos y lo volvieron a escuchar. ¿Qué sería? Entraron en el
  • 12. cementerio y se volvió a oír. Caminaron entre las tumbas y escucharon otra vez el grito. Se vio claramente: venía del nicho 22217. Hugo leyó en voz alta: - “Santiago López de la Cruz, D.E.P” Lo volvieron a oír. Intentaron salir corriendo, pero Alberto se quedó frente a él. - Hummm… Este nombre… ¡No puede ser! ¡Es mi tío! -dijo Alberto. - ¡Ahh… el que murió hace dos o tres meses! -dijo Hugo. - Sí, pero lo raro es que mi tío no está enterrado aquí ¡Está en Murcia! ¡Mi tío no es de este pueblo! -le contestó Alberto. Y es que su tío era un piloto de motos. Había muerto en un accidente. Huyeron de allí. Al día siguiente volvieron al cementerio, leyeron en voz alta: - María Francisca Barrientos Caído. No volvieron al cementerio. Víctor Gómez. Preparando la fiesta de halloween
  • 13. Preparar la fiesta de halloween es lo que más nos gusta a todos los de la pandilla. Somos cinco amigos: Roberto, Jairo, Miguel, Víctor y yo. Cada año preparamos la fiesta en una casa, y éste toca en la mía. Nos reunimos varias tardes para hacer los disfraces, máscaras, adornos… Ya el día anterior fui de compras con mi madre, para elegir la cena y otros detalles. Eran mucho los nervios que sentía porque me preocupaba que todo saliera bien. Por fin llegó el día. A la salida del colegio quedamos los cinco para encontrarnos después de comer en mi casa. Mi madre tenía preparado el garaje para poder decorarlo. Poco a poco comenzaron a llegar mis amigos. Nos pusimos manos a la obra: inflamos globos, que mi madre colocó en el techo; colgamos telas de araña, murciélagos y fantasmas, que habíamos dibujado y recortado. Después vaciamos unas calabazas para poder meter dentro velas y diera así un poco de ambiente. Lo siguiente fue el momento de los disfraces. Nos pusimos la ropa y las máscaras: ¡Estábamos terroríficos! Era el momento de salir a dar sustos y pedir caramelos. Llamábamos a las puertas de los vecinos y decíamos: ”truco o trato”. La gente nos regalaba caretas, globos, caramelos y, algunos, hasta dinero.
  • 14. Pero nos ocurrió que, al llegar al número 40, salió un personaje vestido de zombi. ¡El susto que nos llevamos fue tremendo! Sin embargo los regalos fueron muy especiales: ¡eran peluches! El tiempo se nos pasó volando. Mi madre nos fue a buscar porque ya tenía preparada la cena. La cena transcurrió entre risas y bromas. ¡FUE UN DÍA FANTÁSTICO! Alejandro de la Torre. Una noche infernal en el cementerio Érase una vez unos chicos llamados Alex, Miriam y Guille. Ellos quedaron el Día de los Difuntos, día en el que se recuerda a las personas que han muerto. Un 31 de octubre quedaron en la Plaza de España para celebrar la fiesta de Halloween allí; pero se les acoplaron unos chicos llamados Alberto y Sergio, que molestaban mucho y no les dejaban de molestar y de dejarles en ridículo. Por lo
  • 15. tanto no querían celebrar la fiesta de Halloween con ellos; pero al final fueron todos juntos al cementerio por la noche; ya que como Alex tenía pensado ir al cementerio, como Miriam también y Guille también, fueron allí. Como Albero y Sergio eran tan alborotadores y tan irresponsables se burlaron de los espíritus. Por lo tanto los espíritus se molestaron y se despertaron. Los espíritus durmieron a todos menos a Alex y le dijeron: - Aleja a tus amigos de este cementerio. Alex quería hacerles caso; pero como al día siguiente era la fiesta, los chicos se quedaron. No hicieron caso a Alex. Bueno, pues a los dos días murieron todos menos Alex, que nunca más volvió a celebrar Halloween. Héctor González. La Casa Encantada Quedaban tres días para Halloween y los amigos del colegio estaban preparando la calabaza y los disfraces para poder ir bien a la noche de Halloween. Ellos se iban a quedar a cenar en casa de Saúl para poder acabar los disfraces en esa misma noche. Todo estaba quedando muy bien.
  • 16. Cada uno tenía un disfraz distinto: Calabazas, Duendes, Brujas, etc. Quedaba solo una hora para el acontecimiento y los chicos quedaron en casa de Miguel para poder disfrazarse y coger las bolsas y las calabazas. Ellos estaban muy contentos y alegres porque iban a conseguir bastantes chuches y regalices. En la calle había mucha gente disfrazada como ellos. Saúl y Alejandro estaban como dos toros sin poder resistirse a salir a por chuches en el pueblo llamado Antigüedad, en la calle del Sol. Empezaron a pedir chuches y a la primera casa que fueron fue a la de Margarita, que era una señora de unos 50 años, muy fea, porque tenía una verruga en la nariz; pero sin embargo les dio muchos caramelos, de pronto el perro ladró y todos se asustaron, y salieron corriendo por el miedo que tenían al perro de la señora Margarita. A La segunda casa que fueron, fue a la de Adrián, un joven de 25 años que era deportista y bastante guapo. A Adrián se le olvidó comprar chuches y Víctor le tiró un huevo a la puerta por lo rancio que era ese joven. Todos salieron corriendo porque Adrián les podía dar de tortas. A la tercera que visitaron fue a la casa de Antonio Recio, un mayorista que no limpiaba pescado y era calvito.
  • 17. Antonio les dio pocas chuches. Por detrás otros niños, silenciosamente, les dieron un susto. Los chicos gritaron ¡aaaahh! del miedo que tuvieron. A la última casa que fueron fue a la casa abandonada, a ver si respondía alguien. Dorian llamó y de pronto salió un fantasma ¡¡aaaaahhh que miedo!! Los chicos salieron corriendo y se fueron a casa muy asustados; se lo dijeron al padre de Mario y éste les acompañó hacia esa casa. Juan, el padre, entró y no vio nada. Estuvo mirando y en un momento se giró y… salió tan corriendo que se cagó del miedo que pasó, y huyó para casa. Al final los chicos entraron en la casa encantada, que era una manta llena de polvo blanco. Al final todos los Haloweens fueron a esa casa para ver lo que había. Miguel Gutiérrez. La mujer del pasillo
  • 18. Una noche de Halloween, por querer hacer algo de miedo, jugamos a la Ouija, cosa de la que siempre me arrepentiré. La noche era fría. En el ambiente se notaba un aroma extraño, no sé definirlo con palabras. Unos amigos y yo buscamos a una vieja Ouija que mi familia siempre había tenido guardada. Era de mi bisabuela, que había muerto cuando yo aún no había nacido, y siempre la había querido conocer. Mis amigos hacían eso por diversión; yo por un fin, puesto que quería hablar con mi bisabuela. De repente el vaso se empezó a mover muy rápido. Al final se paró y formó unas palabras: “estoy yendo a por vosotros”. De pronto empezaron a dar golpes en la puerta de mi habitación. Era una mujer que gritaba mi nombre sin parar. Me di cuenta de que era mi bisabuela. Me lancé a abrir la puerta, pero mis amigos no me dejaron. Yo sólo quería ver a mi bisabuela. Mi amiga tuvo un ataque de nervios, me acerqué a ella y empezó a gritar y a decirnos: “vais a morir”. Intenté abrir la puerta, pero no pude. Cuando mi amiga dejó de gritar pude salir de la habitación, pero se cerró de golpe y mis amigos quedaron dentro. Oía los gritos de mis amigos pidiendo socorro. Cuando logré abrir la puerta mis amigos habían muerto. Soraya de Vega. Una noche en Horrorlandia
  • 19. Un día en Madrid, una niña llamada Carol y su familia estaban comiendo en casa cuando el hermano de Carol, Juan, tiró el agua al suelo sin querer. Cuando le iban a reñir, alguien llamó al timbre. - ¡Carol!- dijo Ana, su madre- abre la puerta. Al abrir la puerta, detrás había un paquete con cuatro entradas para el concurso de Horrorlandia. - Pero ¿qué es Horrorlandia? -dijo Marcos, el padre. - ¡Qué más da! ¡Es un parque de atracciones! -remató Juan. En la carta ponía que era mañana, y la familia no se lo pensó ni un segundo. Al día siguiente subieron al autobús y, cuando llegaron, fueron directos a las atracciones; pero la presentadora que tenía la cara verde y deformada no les dejó. La miraron y ella les dijo: - Todavía no, esperad un segundo. - Lo que harán primero será correr para cuando empiece el concurso de supervivencia. Carol y Juan dijeron: - ¡No nos hemos apuntado a ningún concurso de supervivencia! Pero ya era tarde. Las puertas se cerraron y no podían salir. El presentador se había esfumado. Juan pensó: “¡Que buenos efectos especiales!” Y los demás pensaron lo mismo. Mientras andaban, veían carteles donde ponía: “Prohibido pisar los pies a los monstruos”. La familia se rió y justo después se oyó una voz: - Da comienzo la ronda de supervivencia. De repente ya no estaban en el mismo sitio, y su padre y su madre no estaban con ellos.
  • 20. ¡Estaban en un pueblo fantasma del oeste! De detrás de un arbusto salió un vaquero zombie con la marca de la bala en la frente y les disparó. Acto seguido ellos salieron corriendo. Después de esto les persiguieron un montón de monstruos, desde fantasmas hasta Yetis, hasta que llegaron a una cámara llena de espejos donde los monstruos no querían pasar. Al entrar todo parecía normal; hasta que detrás de ellos se encontraron a un temible y horrendo „„payaso de peluche”; que, sin dar pista alguna, abrió la boca tanto que podría haber engullido de un solo bocado una furgoneta, y cuando el payaso se los iba a comer, porque estaban paralizados por el miedo, sonó: ¡Piiiiiiiiiiiiiiii! - Se ha acabado la ronda. Resultados: tres de cuatro personas han sobrevivido. - ¡Ay!-se lamentaba Carol- ¿Quién habrá muerto? Se oyó la voz de nuevo: - Ha habido un error. Hay cuatro de cuatro supervivientes. Es un record en la historia del concurso. Entonces cayeron por una trampilla que conducía a una sala llena de monstruos. Entonces el presentador les dice: - Es hora de decir adiós. En este concurso es muy fácil decir adiós. Mirad. Tiró una piedra enorme a un lago verde y mohoso que se la tragó en el acto y dijo la presentadora: - ¡Adiós!
  • 21. Entonces Juan recordó los carteles, y, en un acto desesperado, le pisó los pies al presentador que se desinfló como un globo, y entonces todos los demás monstruos salieron corriendo. Cuando volvieron a casa en el autobús robado, de repente salió de detrás un monstruo, y, cuando creían que les iba a devorar, el monstruo dijo: - Aquí están las entradas para el próximo año. Francisco Elvira. A la caza del vampiro No quiero ni acordarme de ese mal día de Halloween . Pero os lo contare. El día 31 de octubre era una noche fría y como todos los años invite a mis tres mejores amigos a casa: Adrian, Mario y Fabio. Además de mis primos Andrea, Mario y mi hermana. Cuando entraron en casa vinieron a mi habitación. De repente sonó un grito en la parcela. “¡AAAAAAHH”, ME QUIERE CHUPAR LA SANGRE! Y todos nos quedamos aterrados y pensamos que había sido una broma de mal gusto. Pero a los quince minutos otra voz distinta grito: “¡AAAAHH, UN VAMPIRO!” Ahí es cuando volvimos a asustarnos y dijimos vamos a bajar a ver quién es el gracioso.
  • 22. Entonces mire por la ventana y vi unos niños un tanto asustados y una sombra. Bajamos y los niños que estaban antes enfrente de la pista de tenis, en la parcela, estaban muertos y además secos y arrugados. Entonces nosotros nos asustamos y Mario vio un papel en el suelo que ponía: “Ayuda nos quiere chupar la sangre un vampiro”. Después vimos una sombra que se metía por un portal y subía a un piso. Decidimos ir a la caza del vampiro. Fuimos al portal nueve y subimos por el ascensor al quinto piso que era donde había ido el vampiro, y… De repente se paró el ascensor en el tercer piso, y a la media hora salimos y cuando llegamos al quinto, una de las puertas estaba medio abierta y con arañazos. Entramos y había cinco personas en diferentes sitios de la casa muertos y secos. Salimos de la casa y vimos al vampiro escalar hasta el segundo B, en el portal 13, y yo me asusté mucho porque ahí vivía una compañera mía de clase. Entramos en el portal y Fabio decidió quedarse en la calle para que el vampiro no pudiese escapar. Cuando entramos en el segundo B, todos estaban muertos; pero había una nota escrita con sangre, que decía así: “Mientras vosotros estáis ahí yo estoy chupándole la sangre a vuestro amigo, la familia del segundo está muerta desde hace varios días”. Entonces todos corrieron abajo y vimos a Fabio muerto y seco. De repente Adrian dijo: - Mira va hacia el colegio. A continuación todos nos pusimos a correr
  • 23. hacia el colegio, y según íbamos nos encontramos dos palos bien grandes y afilados que parecían estacas y decidimos usarlas para matar al vampiro con esos dos grandes palos. Cuando llegamos al colegio nos dividimos en dos grupos. En uno, mis primos, mi hermana y yo; y el segundo grupo eran dos profesoras de sexto (Henar y Marisa), Adrian y Mario, cada grupo tenía una estaca. El vampiro había matado a todos los profesores del colegio excepto a los de sexto, y habíamos encontrado a las profesoras. Sólo nos faltaban los profesores Luis y Filemón, y fuimos a tres clases de sexto y no estaban ni el vampiro ni los profesores. Solo nos faltaba por mirar una clase y el patio. El grupo de Alberto fue a la clase de sexto D y el grupo de Adrian fue al patio. Se fue cada grupo donde tenía que ir y el grupo de Alberto encontró al vampiro intentando morder a Luis; pero Alberto hizo que el vampiro se diese la vuelta y le clavó la estaca en el corazón. ¡Al final pudimos con el vampiro! Alberto Redondo. Atrapados en el colegio
  • 24. Un día Marcos y su hermana Claudia fueron al colegio como todos los días. Al pasar un rato, los alumnos se dieron cuenta de que no estaban ni los profesores, ni el directo; es decir, que solo había niños. La mayoría se quedaron en el gimnasio o en los ordenadores, pero Marcos y Claudia decidieron marcharse a casa. Cuando se dieron cuenta de que la puerta se había atascado, fueron a otra de las salidas y a la puerta principal; pero tampoco se podían abrir. Después de contárselo a todos se les ocurrió la idea de intentar salir por la ventana del primer piso. Marcos y Claudia iban a salir los últimos; pero, cuando Marcos iba a subir el primer pie, la ventana se cerró de golpe. Intentaron salir por todos los medios, pero no había Claudia, después de que la ventana se manera. cerrase. ¡Estaban atrapados en el colegio! De repente oyeron una voz que decía: “¡No podréis salir nunca, estaréis atrapados para siempre!” Los niños vieron una sombra y, asustados, corrieron a refugiarse a su clase; aunque la verdad es que no fue una buena idea porque cuando entraron empezaron a oír que alguien aporreaba la puerta, se apagaban luces y las persianas se movían solas. En ese mismo momento se oyó un rayo y Claudia desapareció. Como por arte de magia todo volvió a ser como si no hubiera pasado nada, excepto que Claudia ya no estaba y el único alumno que se acordaba de lo ocurrido era Marcos, que intento recordárselo a los demás, pero no le hicieron caso.
  • 25. Pocos días después vino al colegio una niña nueva llamada Claudia que era exactamente como la hermana desaparecida de Marcos. Ese día Claudia le dijo a Marcos que ella era su hermana; pero en el momento que Marcos iba a contestar cayó un rayo y los dos lo olvidaron todo. ¡Nada volvió a ser como antes! Irene Pérez. El pueblo encantado Érase una vez dos amigas que se llamaban Cris y Eli. Ellas se fueron de vacaciones en la semana de Halloween al pueblo Fonsuna; donde se alojaron en un hotel llamado Fortuna. Su habitación era la número 13 y la decoración era un poco fúnebre. Habían llevado sus disfraces para la fiesta de Halloween. Cris tenía un vestido de vampiresa y Eli, de diablesa. Ellas se vistieron y se maquillaron para la noche de terror, que se hacía en una explanada al lado del cementerio.
  • 26. En el pueblo había una leyenda que decía que cuando se disfrazaban, y pasaban las doce de la noche, la gente se convertía en lo que se habían disfrazado. Ellas no se lo creían. Todo el mundo a media noche se fue a sus casas y se quitaron los disfraces; mientras que ellas siguieron divirtiéndose por el pueblo. Decidieron entrar en el cementerio para ver las tumbas de los muertos y… De repente, las campanas de la iglesia empezaron a sonar e inmediatamente se convirtieron en vampiresa y diablesa. Cristina Rico. Menos mal que era un sueño Érase una vez un grupo de niños que estaban muy ilusionados porque llegaba halloween; pero había otro grupo de niños que odiaba halloween. Entonces los niños que odiaban halloween decidieron ir por todo el mundo a robar todos los caramelos, calabazas y golosinas para enterrarlas y que no se pudiese hacer halloween.
  • 27. Los niños decidieron raptar a uno de los niños que no le gustaba halloween y obligarle a decir donde estaban las calabazas, caramelos y golosinas. Pero no dijo nada sobre dónde estaban; así que le borraron la memoria y le dejaron donde estaba. Llego el día de halloween y no sabían dónde estaban las calabazas, caramelos y golosinas. Pasaban las horas y las calabazas empezaron a mutar hasta convertirse en un monstruo de calabaza y empezó a destruir todo lo que encontraba a su paso. Yo estaba en mi casa tan tranquilo cuando, de repente, la calabaza gigante me cogió y me comió. De pronto me desperté y justo entró mi madre diciéndome: - Buenos días. ¿Qué tal has dormido? - He dormido bien; pero con un sueño muy extraño. - ¿Qué has soñado? - He soñado que una calabaza gigante me comía. ¿Por qué habré soñado eso? - Tal vez será porque mañana es halloween. - Sí, será por eso. Fabio Boscarino.
  • 28. Aventura mortal Todavía recuerdo aquel día de Halloween en mi pueblo; el peor que pasé. ¿Queréis que os lo cuente? Me disponía yo a salir a buscar a mis amigas Olaya, Gema, Noelia y mi prima Sara, para ir a una fiesta que había realizado en casa de mi abuela. Cuando ya nos íbamos a ir a casa para divertirnos, Olaya tuvo una fantástica idea: - ¿Por qué no vamos al cementerio toda la noche para pasar Halloween? Pero como ya estábamos en casa me oyó mi abuela que dijo: - ¡NI SE OS OCURRA IR AL CEMENTERIO, QUE ME DA ALGO! Pero fuimos. Como estaba en la carretera, a las afueras; nos llevó el hermano de Noelia. Ya en el cementerio nos encontrábamos en la puerta cuando oímos un ruido que nos aterrorizó muchísimo; pero pensamos que era algún conejo. Vimos que no daba casi nada de miedo, así que entramos. Ya dentro encendimos una vela, pero se apagó rápidamente. Luego observamos que había muchas tumbas; pero nos dimos cuenta que los nombres de las tumbas eran conocidos, y Gema dijo: - ¡Aaaah! ¡Ahí pone el nombre de mi hermano con sangre! Todas nos asustamos mucho menos Noelia, que había desaparecido. Nos pusimos a buscarla pensando que era una bromita. Pero Sara se asustó y, gritando, dijo: - ¡Hay un cadáver en el suelo! Todas miramos hacia donde estaba Sara y, cierto, era un cadáver que conocimos enseguida. Entonces Olaya gritó: - ¡Nooooooo, Noelia, noooooo!
  • 29. Justo en ese momento, todos a la vez, nos dimos cuenta de que en las tumbas había nombres de familiares nuestros y recién escritas. Cuando volvimos otra vez al camino, éste había desaparecido. Nos paramos un momento para cambiar de sentido; pero, de repente, yo me di cuenta de que tenía un móvil que había encontrado en el suelo y llamé a mi abuela; pero ella no contestó; así que me entristecí mucho. Más tarde Gema dijo: - ¡Busquemos la salida! Y cuando emprendimos la búsqueda vimos sombras corriendo por todas partes y nos asustamos muchísimo; pero yo dije: - Tranquilicémonos y lo conseguiremos Cuando ya llevábamos mucho tiempo buscando la salida tuvimos que parar un momento porque Sara tenía mucha sed; así que buscando una fuente se nos hizo medianoche. Pasado un tiempo, en lugar de encontrar una fuente, lo que encontramos fue la salida; aunque la puerta estaba cerrada. Mientras estaba buscando algo para abrir la puerta alguien me asustó por detrás, me di la vuelta y vi una sombra que se iba corriendo al tiempo que oí un ruido que me ponía la piel de gallina; pero lo aguanté. Cuando iba a pedir ayuda a Gema para buscar algo, Sara, mi prima, me dijo: - Se la ha llevado un señor extraño con una capa. Yo pensé y dije: - Será el señor que me asustó antes. Cuando íbamos a ir a buscarla vimos algo entre los árboles que volaba y dije: - ¡Mira, ahí hay algo!
  • 30. Pero nadie me hizo caso porque habían encontrado restos de sangre en el suelo, aunque no me lo habían dicho para no asustarme. Fue entonces cuando Sara dijo: - ¡ESTAMOS MUERTAS! Yo me di la vuelta y vi a Olaya tirada en el suelo, medio muerta, y a Sara llorando. Me acerque corriendo y dije: - ¿Qué pasa? Y ella me respondió diciéndome que había venido un espíritu y se había metido en su cuerpo. Yo grité: - ¡NOOOOOOOOO! Pero paré porque vi un papel que ponía: “TRANQUILOS y os salvaré”. En ese momento observé que me sonaba esa letra y dije: - ¡Es de Gema! Me sorprendí pensando que era cierto que nos iba a salvar. Más tarde vimos a Gema manejada por los espíritus y nos asustamos mucho; pero, sí, nos salvaron. Cuando íbamos las tres que quedábamos al pueblo, Gema nos dijo: - Venga, ¡adiós!, que me tengo que ir. Yo le respondí: - ¿¡Como que te tienes que ir!? Y ella me contestó: - Sí, yo estoy muerta. Me mataron los espíritus cuando me cogieron. Cuando ya llegamos al pueblo vimos que nos buscaban. Al comprobar nuestra llegada todos se pusieron muy contentos menos los familiares de Olaya, Gema y Noelia; que lloraron muchísimo; no obstante lo celebraron. Laura Valcarce.
  • 31. Clara Clara era una niña corriente, o al menos eso aparentaba. Tenía el pelo castaño y los ojos verdes, y muchas pequitas alrededor de la nariz. Pero Clara era capaz de ver el futuro en sueños, aunque para ella era algo normal. Una vez tuvo una pesadilla y, desde aquella noche, no volvió a ser la misma; ya que algo le decía que su sueño iba a ser real. Cuando se levantó, tenía una expresión ausente: la piel muy pálida, los ojos casi sin color y una mirada turbia que parecía haber visto algo tremendamente malo. Se le había apagado el brillante color de su pelo… ¡Era otra! Sus padres, al verla, le preguntaron qué le pasaba, pero ella no contestó; por más que lo intentaba no podía hablar… Nada, no podía articular las palabras, ni un gemido de dolor salió de su triste boca: se había quedado muda. Sus amigas, extrañadas de que no las hablara, se enfadaron tanto que la dejaron sola, y Clara pensaba: “si me hacen esto, algo malo me va a pasar. Lo presiento, y mis sueños tampoco engañan”. Por la noche no dejaba de dar vueltas en la cama pensando en el sueño que tuvo. De repente se sobresaltó y vio a su muñeca Marilín, viva, con un cuchillo en la mano. Tanto se asustó Clara que al fin consiguió hablar: - Marilín, ¿qué te pasa? ¿Cómo es que estás viva? ¿Qué haces con ese cuchillo en la mano? ¿Qué quieres? -Yo no quiero hacerte daño -dijo la muñeca, mientras alzaba el cuchillo con una sonrisa diabólica- solo quiero... ¡que me des tu corazón! -¡¡¡Aaaaaaahhhh!!!
  • 32. Clara cerró rápidamente la puerta aprovechando que la muñeca estaba fuera. Pero unos segundos después, bajo una tormenta, la muñeca se asomó a la ventana: - ¡Sólo quiero que me des tu corazón! Y Clara cerró la ventana. Asegurándose que no hubiese ningún sitio por el que la muñeca pudiera entrar, se durmió. Pasaron minutos, horas. Ya eran las doce de la noche cuando Clara se despertó. Esta vez con la muñeca encima de ella. - ¡Sólo quiero que me des tu corazón! La muñeca alzó el cuchillo y… ¡mató a Clara! Sus padres, al oír tanto griterío, subieron a ver qué pasaba, y Marilín, que no quería que la descubriesen, se fue. Los padres vieron a Clara inmóvil; no respiraba y ni siquiera parpadeaba. Mercedes, su madre, agarró la débil cabeza de la niña. - Clara, Clara, ¡Clara, respóndeme! Al ver que su hija estaba muerta, puso la cabeza sobre la tripa de Clara y se puso a llorar. Tanto que su marido, Jesús, sólo pudo decir. - ¡Pagará el que haya hecho esto, pagará! Y esta es la historia de una niña asesinada por su propia muñeca. Irene Bugarín.
  • 33. Misterio por la noche La noche de halloween, cuando eran las doce, en la plaza de un pueblo los niños estaban jugando al escondite. Varios de ellos, que estaban escondidos en una alameda a las afueras del pueblo, vieron algo extraño que se estaba formando en el cielo. Primero se hacían formas en el cielo, que resaltaban en la oscura noche. Los niños se asustaron mucho, pararon de jugar y fueron a avisar a sus padres. También la gente mayor que estaba en el bar salió a verlo porque no creían a sus hijos; pero al verlo se sorprendieron. Al cabo de unos minutos se formó una Z, primero de color naranja y luego roja. Las personas más mayores empezaron a hacer comentarios de que también se había formado antes de la Guerra Civil; pero otras personas pensaron que era un ovni que venía a avisar de que la noche de halloween era sólo suya. Todas las mujeres salieron a la puerta de sus casas. Las mujeres empezaron a hablar de que un día cuando se escapó un criminal de la cárcel también se formó. Cuando toda la gente se fue a dormir se empezaron a oír pasos, ladridos y golpes en las puertas. A la mañana siguiente toda la gente salió a las puertas de sus casas. Los vecinos empezaron a preguntar que si sabían lo que eran esos ruidos, y ya no estaba la Z. Alejandra García.
  • 34. El asesino inaudito Francisco y Carlos corrían por la oscura y fría noche de camino a sus casas cuando de repente sonó un terrorífico aullido de lobo. - ¡Auuuuuu! Ellos corrieron asustados; pero no sirvió, porque se metieron en un callejón sin salida, y por la entrada asomó un lobo que volvió a aullar. - ¡Auuuuuu! Mi mejor amigo, Víctor, y yo estábamos investigando en el museo un caso muy importante a cerca de unos ladrones que habían robado unas valiosas joyas; que, junto a otra, pueden conducirte al gran tesoro del diablo negro. Pero ahora que me doy cuenta, no os he dicho que somos detectives. Bueno, seguimos con el caso. Víctor había encontrado una pista, había encontrado un pelo que parecía de felino. Nos fuimos a mi casa para analizarla, y cuando llegamos nos encontramos que un bote del analizador no estaba. Nos llamaron por teléfono y Víctor lo cogió. Era Irene, una compañera de mi clase. Nos comunicaba que le habían robado su mochila. A continuación sonó el timbre, era Alberto; que decía que le habían robado su medalla de tenis. Víctor, al fin, cayó en el asunto. Me dijo que el mismo que había robado las joyas era el causante de esto. Salimos para comprar el bote que faltaba; pero cuando llegamos vimos que habían atracado la tienda; así que tuvimos que ir a la tienda de la calle del callejón oscuro.
  • 35. Cuando llegamos todo estaba a oscuras y había papeleras y basura por todas partes. Estaba tan oscuro que hasta me pareció que Víctor sentía algo. Cuando llegamos, entramos y compramos el bote. Salir de allí fue una locura, porque el camión de la basura echaba un cuarto de la basura en un contenedor de allí. No os cuento como salimos, porque si no os partís de risa. Llegamos a casa de noche. Analizamos el pelo y resultó que no era de ningún animal, era de un ser mitológico; pero no sabíamos cuál. Podía ser un grifo o un hombre lobo; pero a lo mejor era un sueño, así que me pellizqué y no era un sueño. De pronto me di cuenta de que Víctor no estaba. Fui a recorrer toda la casa en su busca. De pronto caí en el asunto. Víctor es el ladrón; porque, si no, no habría escapado. Entonces cuando creí que Víctor sentía algo, lo sentía. ¡Víctor es el ladrón! De repente un sonido atronador de lobo resonó en mis oídos: ¡Víctor es un hombre lobo! Por sorpresa, Víctor apareció ante mis ojos e intentó matarme; pero por suerte yo llevaba la espada del caso de “la pirámide maldita”, la desenvainé y luché con todas mis fuerzas; pero él era demasiado ágil y casi me mata en dos ocasiones. Me salvé al fin cuando esquivé una de sus zarpas y le pude rajar el pelaje con la espada. Cuando llegó la guardia civil le atraparon y se lo llevaron. Desde entonces, cuando paso por allí, recuerdo todo lo sucedido y por las noches tengo pesadillas. Mario Tapias.
  • 36. La profesora tenebrosa Un día el profesor de la clase de 6º enfermó. Entonces llamaron a una profesora para sustituirle. Lejos de allí, en un pequeño pueblecito había una profesora extraterrestre que buscaba trabajo. Se dio cuenta que buscaban a una persona para sustituir, envió su currículo y se lo aceptaron. Con lo que no contaban los del colegio era que aquella profesora había sido contratada por un súper villano que quería acabar con todos los niños del colegio uno a uno. El primero que murió fue Juanito, el más listo de la clase; el segundo fue Alicia, y así fueron cayendo uno a uno. Un niño de la clase se alarmó al ver que sus compañeros no asistían a las clases. La profesora le citó antes del recreo para hablar con él. Entonces apareció el súper villano que descuartizó al niño y se hizo un collar con sus vísceras. El profesor se recuperó y volvió a las clases y entonces volvió a enfermar al ver que todos sus alumnos habían muerto. Pero se dio cuenta que les podía recuperar matando al súper villano, y así recuperaría sus almas. El profesor se levantó de la cama y se dio cuenta de que todo había sido una pesadilla. Se acostó de nuevo e intentó retomar su sueño. Adrián Olmedo
  • 37. Noche de halloween para no olvidar Los hermanos Gallego eran tres: Jorge, Sergio y Rubén. Decidieron pasar la noche de halloween juntos en vez de ir cada uno con sus amigos. Ellos vivían en un chalet cerca del centro y, como estaban haciendo un desfile de halloween, había mucho jaleo provocado por fuegos artificiales, gritos, etc. Estaban hartos del ruido, porque todos los años se repetía lo mismo y además no dejaban dormir a su padre, y por la mañana se levantaba de mal humor. Como ya no podían aguantar más el ruido, se disfrazaron y salieron a llamar a las casas para que les dieran golosinas; pero cuando se disponían a salir se fijaron que alguien estaba entrando en el jardín de su casa. Ellos creían que eran niños disfrazados para la fiesta. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca de ellos, los hermanos Gallego les preguntaron que si venían por lo de truco o trato, pero ellos no respondieron. Los hermanos Gallego volvieron a preguntar, pero seguían sin responder. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que no eran niños normales, eran zombis. Los hermanos salieron corriendo y se detuvieron en una casa. Era una casa abandonada. Creían que éste iba a ser su último día; pero de repente en la luna llena apareció la sombra de una bruja volando sobre una escoba, que vino volando muy rápido porque acababan de aparecer los zombis y ella les iba a salvar. Cuando los zombis ya estaban muy cerca de ellos, apareció la bruja, les dio un escobazo en la cabeza y se quedaron inconscientes para toda la vida y todos salieron corriendo y se
  • 38. fueron a sus casas muy contentos por haberse salvado. Compartieron con la bruja todas las golosinas que habían recogido en las casas y todos se fueron a dormir; pero antes de nada Jorge, Sergio y Rubén escribieron en un diario el mejor día de halloween en sus vidas, y también escribieron que había sido un día genial, pero difícil de olvidar. Lucía González. El mundo de ? Había una vez dos alienígenas que iban de planeta en planeta en busca de carne por otras galaxias, y decidieron entrar en nuestra galaxia. Empezaron a buscar en un planeta tras otro: pero no encontraron nada de carne. Así que buscaron en su monitor de búsqueda de carne. Lo primero que apareció fue el planeta Tierra. Los alienígenas se pusieron en marcha, viajando a 20.000 velocidades alien, equivalente a 10.000 km por hora. Su nave aterrizó en España; en un bosque de Galicia, donde había una llanura sin árboles, en la mitad del bosque. De pronto, se abrió una puerta en un lateral de la nave y salió uno alienígena. Tenía el cuerpo gris y era de una forma rara y tenía dos antenas en la cabeza de donde salía un resplandor verde.
  • 39. El alienígena paseó hasta encontrar una tienda de campaña, se metió en la tienda y cogió a dos niños pequeños y se los llevó a su nave donde los metió en una celda eléctrica. Los niños se llamaban Pedro y Alicia. Mientras Pedro pensaba una forma de salir, Alicia cogió un guante de plástico que llevaba en uno de sus bolsillos y con ayuda de un palo, que se le había quedado enganchado por el camino, alargó el brazo y pulsó un botón rojo, y de repente la verja se abrió. La electricidad de la verja se apagó, pero la puerta exterior de la nave estaba cerrada y entre medias había una barrera eléctrica. Alicia tiró el palo a la barrera y la nave sufrió una sobrecarga eléctrica. La barrera se apagó y la puerta se abrió. Ellos escaparon y huyeron a la tienda de campaña, a avisar a sus padres que ya habían escapado. Los niños iban por la carretera corriendo, encontraron a sus padres y juntos volvieron a la ciudad. Los alienígenas, que ya habían vuelto a su nave, trajeron un montón de artilugios y con ellos montaron una máquina que usaron para traer a los de su especie. Cuando llegaron eran más de 900.000. Los alienígenas empezaron conquistando Galicia y se extendieron por Portugal, Asturias, Cantabria, Navarra, País Vasco, Cataluña y un poco de Valencia; pero no conquistaron las zonas del sur de España. Después decidieron extenderse por otros países y conquistaron Francia, Alemania, Suiza, Italia, Dinamarca y Países Bajos. Una unión de personas de todo el mundo, utilizando armas de fuego, reconquistaron todos los países del norte y al final España; con lo que todo volvió a la normalidad. Alicia y Pedro volvieron a su vida cotidiana. Jaime Rodíguez.