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EL EXISTENCIALISMO ATEO

Autor desconocido

En El existencialismo es un humanismo J.P. Sartre precisa en defensa de su propia
filosofía.

La tesis principal compartida por los diversos existencialismos del siglo XX es esta: la
existencia precede a la esencia. Tal es la forma que toma en él la idea de que hay que
partir de la subjetividad. Luego distingue entre un existencialismo cristiano y un
existencialismo ateo (el suyo). Este existencialismo ateo arranca de la experiencia
nihilista ("Dios ha muerto"). Pero si Dios no existe hay al menos un ser en el que la
existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún
concepto: ese ser el hombre, la realidad humana. No hay naturaleza humana, en
abstracto, porque no hay Dios para concebirla. Sólo hay "condición humana". El
hombre es, existe. Y sólo es lo que él se hace. El hombre es un proyecto hacia el futuro:
conciencia de proyección hacia el futuro. El hombre será lo que haya proyectado ser (no
lo que quiera ser, porque su proyecto no depende sólo de la voluntad individual); de él
depende la responsabilidad total de su existencia.

El hombre se elige y, al elegirse, elige todos los hombres. La vida en sociedad es, sobre
todo, compromiso. Nuestra responsabilidad, en cada caso, es tan grande que nuestra
elección afecta a toda la humanidad. De ahí brota la angustia y la desesperación. No es
que el hombre se angustie, el hombre es angustia. Pues si huye de la responsabilidad
ante su elección encogiéndose de hombros cae en la male fe. Todo ocurre como si para
todo hombre toda la humanidad tuviera los ojos fijos en lo que él hace y se rigiera por lo
que él hace. Pero la angustia existencial no es algo que conduzca a la inacción, al
quietismo,a la resignación o a la consolación. "La angustia es parte de la acción",
fundamento de la acción comprometida.

La derelicción (el estar yecto, arrojado en el mundo) y la desesperación del hombre son
consecuencias del hecho de que Dios no existe. También para el existencialismo --dirá
Sartre-- Dios es una hipótesis inútil; pero a diferencia de la moral laica ilustrada que
querría suprimir a Dios con el menor coste posible, es decir, como si nada de lo demás,
en las normas morales, cambiara si Dios no existe, el existencialista piensa, en cambio,
que, sin Dios, desaparece toda posibilidad de encontrar valores en un cielo inteligible.
No hay valores eternos, absolutos o universales. El reconocimiento de que Dios no
existe tiene un precio: no hay consolación posible.

El punto de partida del existencialismo sartriano es en esto Dostoievski: "Si Dios no
existe todo está permitido". Ya no hay excusas. Sartre traduce: esto quiere decir que no
hay determinismo en el que mecerse, el hombre es libre, el hombre es libertad. Estamos
solos y sin excusas. El hombre está condenado a ser libre, es responsable de todo lo que
hace. El hombre es responsable de su pasión. El hombre está condenado a inventar al
hombre. El hombre es el porvenir del hombre.

No hay, por tanto, moral en general; ninguna moral general puede indicarnos en cada
caso concreto lo que hay que hacer. Hay, pues, que actuar sin esperanza. Pero esto no
quiere decir abandonarse al quietismo. Sólo hay realidad en la acción. El hombre es sólo
su proyecto y sólo existe en la medida en que él se realiza. A pesar de lo cual el
existencialismo sartriano no se considera pesimista, dice defender un optimismo duro,
crudo; es una moral de la acción y del compromiso. Es un filosofía moral de la dignidad
del hombre. El existencialismo es otro materialismo. Desde el momento mismo en que
no considera al hombre como un objeto material el reino de lo humano aparece como un
conjunto de valores distintos del reino material. Es también otra afirmación de la
subjetividad: el hombre descubre en el cogito a los otros y los descubre como la
condición de su existencia; se da cuenta de que no puede ser nada salvo cuando los
otros le reconocen como tal. El descubrimiento de mi intimidad me descubre al mismo
tiempo al otro como una libertad puesta frente a mi.

La última parte de El existencialismo es un humanismo se presenta como una respuesta
a la objeción de que éste no tiene ni puede tener una moral, es inmoralista (o
amoralista). En los años inmediatamente siguientes (1947, 1948) J.P. Sartre redactó un
par de cuadernos (que no llegó a acabar) en los que iba a tratar sistemáticamente de la
moral. Ya al final de El ser y la nada anunciaba esta obra. Las notas redactadas
quedaron sin concluir, sólo fueron publicadas (en 1983) después de su muerte con el
título Cahiers pour une morale (Gallimard, París).

Lo que hay en estos Cuadernos es precisamente una tentativa de superar la
contradicción existente entre la negativa a aceptar una moral universal y la pretensión
del carácter universal de la acción individual del hombre que está obligado a la libertad.
¿Cómo enlazar el individualismo radical y la afirmación explícita de que, a priori, la
vida humana no tiene valor, con la idea de responsabilidad y compromiso existenciales
del hombre que es un "para sí" y "para otros"? ¿Qué filosofía moral construir a partir de
la negación de la existencia de valores morales universales?

La argumentación de J.P. Sartre se puede resumir así: a través del infierno de la relación
con el otro descubrimos la intersubjetividad y, con ella, la universidad de la condición
humana. Solo que la universalidad del hombre no está dada. No hay naturaleza humana
compartida; y, en este sentido preciso, no hay "humanidad". Sólo hay "condición"
humana. Pero la "condición"" es algo que se hace, que se crea, que se inventa en cada
caso, que es perpetuamente construida. La condición humana es proyecto y el proyecto
individual es también comprensión del proyecto de cualquier otro hombre. Siempre
estamos obligados a elegir; eso implica compromiso, afirmación de determinados
valores.

Pero elegimos sin referencia fija a valores preestablecidos. ¿Cómo entonces?
¿Caprichosamente? J.P. Sartre contesta por la negativa a esa pregunta. Compara la
elección moral individual con la construcción o producción de una obra de arte. Entre la
moral y el arte hay algo en común: ambas son creación e invención. Después de la
muerte de Dios no hay ley moral dada. Estamos obligados a inventar en cada caso
nuestra propia ley. El hombre se hace escogiendo la propia moral. Pero esto no tiene
que interpretarse como una retirada al esteticismo, ni quiere decir tampoco que no
podamos juzgar las acciones de otro en absoluto. Podemos juzgar al menos en un
sentido: decir que todo hombre que se refugia tras la excusa de sus pasiones, todo
hombre que se inventa un determinismo justificatorio o consolador de sus acciones, es
un hombre de "mala fe". La única cosa que cuenta es saber si la invención (moral) se
hace en nombre de la libertad. El existencialismo no es mero nihilismo en el sentido de
que proponga quedarse en la trasmutación de todos los valores que han caracterizado a
la cultura occidental. Quiere ser, por así decirlo, nihilismo positivo, en el sentido de que
nosotros, con nuestra acción individual, inventamos los valores. De modo que "aunque
el contenido de la moral sea variable, una cierta forma de esta moral es universal". Esta
idea se puede traducir así: también el existencialismo tiene un presupuesto absoluto y
universal, en el sentido de intersubjetivamente compartido: la libertad.

El existencialismo es, por tanto, negación de toda moral establecida, pero al mismo
tiempo afirmación de otra filosofía moral. Esta otra filosofía tiene un nombre: la moral
de la ambigüedad.



El existencialismo ateo es un tipo de existencialismo que difiere fuerte y claramente de
las obras existencialistas cristianas de Søren Kierkegaard, desarrollándose en el
contexto de un punto de vista ateo.1

La filosofía de Søren Kierkegaard provee la fundación teórica del existencialismo en el
siglo XIX. El existencialismo ateo comienza a ser reconocido tras la publicación, en
1943, de El ser y la nada de Jean-Paul Sartre, quien explícitamente después alude a él
en su El existencialismo es un humanismo de 1946. Sartre había escrito previamente
sobre el espíritu del existencialismo ateo (p.ej.: La náusea (1938) y las historias cortas
de su colección de 1939 El muro).

Albert Camus con El mito de Sísifo y Simone de Beauvoir escribieron desde una
perspectiva existencialista atea igualmente.

Contenido
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   •   1 Principios
   •   2 Obras
           o 2.1 Sartre
           o 2.2 Camus
   •   3 En la antigüedad
   •   4 Referencias
   •   5 Véase también

   •   6 Enlaces externos

[editar] Principios
El término hace referencia a la exclusión de cualquier creencia transcendental,
metafísica o religiosa desde un pensamiento filosófico existencialista. El
existencialismo ateo no puede nunca compartir elementos (p.ej.: la angustia o la
rebelión a la luz de la finitud humana y las limitaciones) con el existencialismo religioso
ni otros existencialismos metafísicos (p.ej.: con la Fenomenología y los trabajos de
Heidegger).
El existencialismo ateo confronta la ansiedad por la muerte (Terror management theory)
sin apelar a la esperanza de ser alguien salvado por Dios (ni otras salvaciones
sobrenaturales como la reencarnación). Para algunos pensadores, el malestar existencial
es sobre todo teórico (como lo es con Jean-Paul Sartre), mientras para otros filósofos se
ven muy afectados por la angustia existencial (ejemplo de ello es Albert Camus y su
discusión de lo absurdo).

Según Sartre la existencia precede a la esencia, lo que significa que, primeramente
existe el ser humano (ej.: aparece en escena) y solo después se define a sí mismo.

Si el hombre, tal y como el existencialismo lo concibe, es indefinible, es porque al
principio no es nada. Solo después será algo, y él mismo habrá hecho lo que será. No
existe la naturaleza humana, ya que no hay un dios que la conciba. No solamente el
hombre es lo que se concibe a sí mismo ser, si no que también es únicamente lo que
quiere ser después de este impulso hacia la existencia.

[editar] Obras
[editar] Sartre

La novela La náusea es, en varios aspectos, un manifiesto del existencialismo ateo.
Sartre trata con un investigador desanimado (Antoine Roquentin) en un pequeño pueblo
francés, donde se vuelve consciente del hecho de que la naturaleza, así como cada
objeto inanimado es totalmente indiferente hacia él y su atormentada existencia.
Además, se ven externos a cualquier "significado" humano y ningún humano puede ver
nada significativo en ellos.

[editar] Camus

Albert Camus escribe de dualismos: entre la felicidad y la tristeza, la vida y la muerte.
En El mito de Sísifo, este dualismo se vuelve paradójico ya que los humanos valoran
mucho su existencia cuando al mismo tiempo son conscientes de su mortalidad. Camus
cree que es propio de la naturaleza humana tener la dificultad de reconciliar estas
paradojas y sin embargo, cree que la humanidad debe aceptar lo que llama el absurdo.

Por otra parte, Camus no es estrictamente un existencialista ateo ya que la aceptación
del absurdo no permite el planteamiento de la existencia o inexistencia de un dios.

[editar] En la antigüedad
Desde un punto de vista histórico, hay elementos de existencialismo ateo ya presentes
en la poesía de Lucrecio. Muchos pasajes del De rerum natura evocan problemas y
sentimientos típicos de los existencialistas modernos.2

                                    INTRODUCCIÓN
Jean Paul Sartre ha sido considerado como el padre del existencialismo ateo. Es quien
hace de la negación de Dios la esencia misma de su sistema. Dentro de la literatura actual,
Sartre es de los más leídos, a la vez que ha sido uno de los autores que más ha influido
gracias a su estilo genial, quien junta la lógica del razonamiento filosófico. Traspasa las
fronteras francesas y ejerce parcialmente una influencia preponderante, incluso en
Alemania, fuera de los círculos de especialistas, se considera como maestro por
excelencia del existencialismo ateo de este tiempo.
En cierto aspecto, el existencialismo se nos presenta como un camino de salvación. Esta
doctrina nació dentro de una crisis histórica. Las dos guerras mundiales habían dejado
millones y millones de muertos. Alemania responsable de las guerras, había sido
derrotada. La gente vivía en una situación difícil, hubo un pesimismo grande en Europa. El
existencialismo es y tiene una posición polémica contra la razón, parte de algo concreto.
El existencialismo desemboca como doctrina, en una moral atea porque la negación de
Dios creará una ética. Si Dios no existe, todo está permitido, puesto que no hay valores
previos al faltar la conciencia infinitamente perfecta que lo que piense y obligue a ellos.
Como aporte a la filosofía contemporánea deja decenas de escritos que de una forma u
otra han influenciado grandemente en las diversas concepciones, sobre Dios, el hombre y
el mundo, que las personas puedan tener.
                                     MARCO TEÓRICO
Jean Paul Sartre nació en París, Francia el 21 de Junio de 1905 en el seno de una familia
burguesa. Huérfano de padre a la edad de un año. Es el fundador del existencialismo ateo,
filósofo por encima de todo, pero también novelista, dramaturgo y crítico literario. Cuando
tenía once años, en 1916, su madre se casó de nuevo y la familia se traslada a “La
Rochela”. En el liceo de La Rochela cursó los estudios secundarios. Su padre respondía al
nombre de Jean Baptiste. Siendo éste oficial de la marina, en 1904, conoció a Anne Marie
Schweitzer y le hizo un hijo al golpe.
Esa es la forma de expresarlo que tiene Sartre. Lamentablemente Sartre no llegó nunca a
conocer a su padre. Desde niño era muy enfermizo, sin embargo, mostró un espíritu
precoz e imaginativo, dado a inventar fantasías. Inmediatamente aprendió a leer se dedicó
de lleno a la lectura. En 1921 inicia su bachillerato demostrando gran inteligencia y
habilidad. En 1924 ingresó a la escuela normal superior de París donde cursó sus estudios
de filosofía.
En 1929 obtuvo el título de “agregado” junto con Simone de Beauvoir a quien conoció
aquel año en la Sorbona y con la que había de permanecer desde entonces.
Después de haber cumplido el servicio militar en Tours, fue nombrado profesor del Liceo
de El Harve y más tarde de León. En 1933 marchó a Alemania becado por el Instituto
Francés de Berlín para estudiar filosofía alemana. Conoce allí la fenomenología de Husserl
y la filosofía de Heidegger la cual va a surtir gran efecto en él. En 1935 retorna a Francia,
inicia su ardua labor literaria, considerada como el primer momento de su fecunda carrera
de escritor. Sus primeros ensayos son filosóficos. En 1936 escribe: “La trascendece de
l'ego” y “La imagination”.
En 1938 escribe “La Nausée”, la famosa novela diario que introduce ya la temática
existencial. En 1940, al estallar la guerra, Sartre fue hecho prisionero durante el victorioso
avance Nazi. Duró 9 meses en el campo de concentración, durante ese tiempo escribe una
pieza teatral para sus compañeros. Fue liberado por razones de salud. De regreso a París
es nombrado profesor de Filosofía en el liceo “Condorcet”.
Tomó parte en el movimiento de resistencia contra las fuerzas de ocupación alemana. En
1939 escribe “Le Mur”, colección de 5 relatos donde ya niega la existencia de Dios y
considera al hombre como dueño absoluto del bien y del mal; de la verdad y de la mentira
concluyendo que la existencia se identifica con la libertad. Escribió más tarde La Trilogía:
“Les chemins de la liberté” que comprende “La Sursis” 1943, “L'age de la raison” 1945 y
“Le mort dans l'ame” 1949.
En el teatro es donde Sartre logra sus mejores obras. En 1943 escribe “Les Mouches”, en
1944 “Huis Clos”. Es donde aparece la famosa frase de Sartre “El infierno son los demás”.
En 1946 aparece “Morts sans sepulture”. En 1948 escribe “Les Mains Sales”. En 1951
aparece “Le Diable et le Bon Dieu”. En 1953 se estrena “Kean”, en 1955 “Nekrossow”,
1959 “Les Sequestres d'Altona” y por último una adaptación de “Las Troyanas” de
Eurípides en 1965.
La obra filosofía fundamental de Sartre es publicada en 1943, en medio de esa actividad
febril, lleva por título “L'être et le neant”, la venía preparando desde años anteriores. A
partir de 1943, la fama mundial de Sartre está en auge y en adelante es considerado como
el jefe del existencialismo ateo de la Escuela de París. En 1945 abandonó la enseñanza
para dedicarse de lleno a su labor literaria y a viajar por el extranjero. En el mismo año
1945 funda junto a Merleaw Ponty, la revista “Les Modernes”, órgano difusor del
movimiento y donde escribió diversos trabajos y artículos.
Sartre escribe críticas literarias, en este campo son importantes una introducción sobre
“Baudelaire” 1947, como prefacio a una edición de este autor y sobre todo “Qu'est-ce que
la litterature?” recogido en “Situations II”. Sus ideas morales las expone en la obra “Saint
Genet, comedien et Martín” escrita en 1952.
El tercer momento de la actividad intelectual de Sartre es como escritor marxista. Se hizo
revolucionario marxista en nombre de la libertad existencial. Escribió un extenso artículo:
“Materialisme et Revolutions” publicado en “Temps Modernes” 1946. Escribe “Les
comunistes et le Paix” a favor del comunismo por su solidaridad con el proletariado y la
clase humilde oprimida.
En 1960 publica “Critique de la Raison Dialectique”. En la atmósfera del marxismo dedicó
los últimos volúmenes de la miscelánea Situations, V, VI, VII (1964-1965) y otros artículos.
En 1971-1972 escribe “L' idiot de la famille” Gustave Flaubert. Su compañera y
colaboradora Simone de Beauvoir hizo lo que podíamos llamar, el papel de esposa; no
logró tener hijos.
Sartre no era muy dado al exhibicionismo y la publicidad, no le interesaba lograr éxito
social ó prestigio, esto lo demostró rechazando el Premio Nobel de Literatura en 1964.
Quizás se debió también a su temperamento despectivo y contradictorio. En 1972 se filma
la película “Sartre” de Alexandre Astruc, cuyo texto es la continuación de “Les Mots”. En
1975 proyecta el libro “Pouvoir et Liberté” que no aparecerá, aquí plantea la libertad como
la idea de su trabajo.
Sartre se caracterizaba por una actitud generosa y desprendida. Su conducta privada está
en contraste con la perversión y satanismo de sus personajes y con la atmósfera obscena
y nauseabunda que domina en sus obras. Posee el valioso “don” de evocar a voluntad,
escenas vivas, que no distan casi en nada de lo real. Dotado de una capacidad para dar
cuerpo a situaciones irreales y vivirlas como si fueran reales.
Se ha notado a través de todos los escritos de Sartre, la ausencia de una mirada de amor
hacia el mundo y la humanidad. No aparece para nada el perfume de una flor, la sonrisa
de un niño, todo ello delata una existencia vacía y carente de sentimientos nobles.
En los últimos años de su vida la actividad literaria ha sido víctima de una reducción
considerada. Esto se debió a que a partir de 1975 había perdido casi del todo la vista. No
obstante, Sartre da muestra de un amante a ultranza de la lectura y escritura. Apenas
pudiendo leer algo, sin embargo, se dedica a dictar a su secretaria sus pensamientos. La
labor principal de Sartre fue siempre la lectura y elaboración de sus obras.
Sartre falleció el 15 de Abril de 1980. Así termina una vida privada de fecundidad y que
aún muerto sigue teniendo vigencia, ya que su movimiento está muy en boga en nuestros
días.
Sartre: El filósofo
Jean Paul Sartre es considerado el padre del existencialismo y principal y más genuino
participante. Admirado como el gran filósofo de la segunda mitad del siglo XX y también
por sus obras literarias, en especial por su teatro. Sartre fue ante todo un hombre público,
se mantuvo siempre en la brecha tomando posición ante los avatares políticos
contemporáneos y teorizó el compromiso del intelectual con el mundo y la realidad.
Contribuyó al desarrollo y difusión del existencialismo con todos los medios a su alcance:
obras filosóficas, ensayos, novelas, narraciones, obras teatrales, manifestaciones
    callejeras, etc.
    Sartre es el último representante de una de las tradiciones existencialistas. Podríamos
    definir el existencialismo como una filosofía que reacciona contra la filosofía de las ideas y
    la filosofía de las cosas. La cuestión fundamental que tratará, no es tanto la existencia en
    toda su extensión sino la existencia del hombre, tema hasta entonces desconocido en
    provecho de las filosofías del mundo y del espíritu. No obstante, el existencialismo está
    respaldado por una larga serie de antepasados. Es el llamamiento de Sócrates “conócete
    a ti mismo” es el mensaje de los estoicos llamando al dominio sobre uno mismo, al
    enfrentamiento del destino.
    Sartre es nihilista y ateo radical. Representante del existencialismo ateo francés.
    Desemboca su ontología en una antropología de tipo vitalista. Las principales notas que le
    definen son:
•    Su postura contra la metafísica de ciencias
•    El anteponer la existencia sobre la esencia
•    Y el condenar al hombre a la libertad
    Ontología fenomenológica.
    Por ontología fenomenológica debe entenderse una teoría del ser que se fundamenta en
    ciertos principios fenomenológicos como el de la intencionalidad y el de la descripción
    reflexiva. Dice Wahl que Sartre establece su ontología fenomenológica sobre cuatros
    mitos: lo “en-sí”, la “para-sí”, la nada y el ser. De ellos, los dos últimos son los menos
    míticos precisamente porque, en El ser y la nada, ni hay nada ni hay ser. El rigor lógico
    con que Sartre ha ensamblado su sistema ha sido atacado, a pesar de lo cual intenta
    fundamentar su ontología en la experiencia. Parte del análisis de su propia conciencia, lo
    que le permite hacer una distinción básica de su ontología: la del “en-sí”, que identifica al
    ente, y el “ser-para-sí”, con la nada.
    A juicio de Sartre, entre ambos no sólo no es posible la unión, pero ni tan siquiera la
    comunicación. Así fundamenta antológicamente, el fracaso existencial del hombre. Este,
    en cuanto para-sí, se caracteriza por tres “éc-stasis” o tendencias:
•    La tendencia a la nada.
•    El “para-otro”.
•    El psicoanálisis existencia.
    La fenomenología conducirá su existencialismo poco a poco hacia un marxismo de
    compromiso con la problemática social de la época, en la que engarza el tema de la
    libertad
    Definición Sartreana del Existencialismo
    Ciertamente tiene razón Sartre en su observación cuando dice que la palabra
    “existencialismo” se ha puesto en relación hoy con tan diversos hechos, que ya no dice
    nada, “rien de tout”. Sin embargo, en sus propios escritos se encuentran no pocas y
    exactas respuestas, que no plantean duda alguna sobre qué entiende el mismo por
    “existencialismo”. Esas respuestas no son fáciles, ciertamente, de reducir a un
    denominador común, pero se encuentran entre sí en una clara relación y la una interpreta
    a la otra y lo hace comprensible. Quisiera citar tres de estas “definiciones” de
    existencialismo.
    Primera: “El existencialismo no es otra cosa que el intento de sacar todas las
    consecuencias de una posición unitariamente atea”. Ateísmo: ése es de hecho el punto de
    partida de Sartre, que él presupone sin aducir la más mínima argumentación.
    Segunda: “No hay naturaleza humana...El hombre no es otra cosa que lo que él mismo
    hace de sí. Ese es el primer principio del existencialismo”. Continuamente mantiene Sartre
esta posición: “Es un hecho que...no hay naturaleza humana alguna en la que pudiera
apoyarme”.
Tercera: “La filosofía existencialista es, sobre todo, una filosofía que afirma : la existencia
precede a la esencia”. Sartre, es cierto, diferencia “dos clases de existencialistas”: los
cristianos y los ateos, pero ambos, dice tienen una cosa en común: la convicción de que la
existencia precede a la esencia. Aunque sea ésta una afirmación muy problemática por lo
que hace a los “existencialistas cristianos”, entre los que él cita a Gabriel Marcel y Karl
Jaspers, no cabe duda alguna sobre qué quiere afirmar él aquí.
Esta tercera caracterización luce ser la fundamental, deja incluso de lado que explica
clarísimamente la denominación existencialismo. Además, es la primera interpretación
dada por Sartre.
Hay un punto de análisis que no podemos dejar atrás para entender la clave de la filosofía
de Sartre y es que, para él, la existencia precede a la esencia. ¿A qué quiere referirse
Sartre cuando habla de esto? Los sustantivos decisivos existence y essence, o sea
existencia y esencia tienen también para Sartre el significado clásico tradicional, lo que,
por lo demás, le ha valido la censura de que se encuentre todavía situado en la doctrina
tradicional sobre el ser. Por essence entiende Sartre el conjunto constante, la “comunidad”
de determinadas propiedades, “el conjunto de cualidades mediante las que es posible una
definición”.
Esto suena no muy distinto a la afirmación de la Summa Theologica de Tomás de Aquino:
Essentia proprie est id quod significatur per definitionem. Existencia para él mismo es la
presencia efectiva en el mundo, la presencia ante mí. Nuevamente estamos ante una
definición tradicional y totalmente admirable, por lo demás. Pero ni una cosa ni otra dicen
algo sobre el modo y manera como Sartre relaciona entre sí ambos conceptos essence y
existence. Es precisamente su intención declarada, no sólo ponerse en contradicción con
la concepción tradicional, sino invertirla.
Expresamente, empieza por interpretar detalladamente la concepción tradicional, para
luego, por contraste, poner en claro su propia tesis. Por supuesto, ha de preguntarse si
aquella interpretación es acertada. Sartre habla de la visión técnica del mundo bajo la que
entiende la convicción de que el hombre y el mundo han sido creados por Dios. Y añade
que esa visión técnica implica, en contraposición a su propia tesis, la idea de que la
esencia procede a la existencia.
En opinión de Sartre, la visión religiosa tradicional, que él denomina visión técnica del
mundo, se basa en la idea de que existe un artesano divino que da al hombre y al mundo
su esencia. Realmente, lo que exclusivamente le interesa es el hombre.
Según Sartre, su existencialismo no puede ser acusado no de quietista ni de pesimista. No
hay doctrina más optimista que aquella que propone que el hombre se hace a sí mismo.
Sartre niega también que su existencialismo aísle al hombre en una objetividad individual.
El punto de partida es la subjetividad pero no se queda ahí: “En el punto de partida no
puede haber otra verdad absoluta de la conciencia captándose a sí misma”.
El primer principio del existencialismo que concibe al hombre como un ser que se hace. No
es entonces tal como se concibe solamente, sino también tal como él se quiere.
En el existencialismo, Sartre, el hombre, en cuanto existencia indeterminada, o dicho de
otra manera libertad absoluta, a la que está condenado, debe todavía crearse su esencia,
sin lograrlo jamás. El existencialismo de Sartre, contrariamente a la filosofía de Heidegger,
no es una doctrina del “ser”, sino del hombre.
El existencialismo de Sartre presenta como una metafísica de la subjetividad creadora en
la actualización de la propia existencia, mientras busca superar el subjetivismo
consecuente: y existe, con todo, entre el pensamiento de Heidegger y el de Sartre una
conformidad en la posición fundamental, intramundanidad del existir.
Sartre rechaza lo mismo que Heidegger, una determinación apriorística, o sea, que
procede de conocimientos a priori, de la esencialidad del ser humano por delante de su
existencia. Sólo en la existencia puede proyectarse fácilmente por la propia decisión del
hombre. Este hombre no es ni avanza más allá de lo que él se hace.
La filosofía sartriana trata de tomarse suficientemente objetiva con el fin de adaptarse a su
objeto: la subjetividad humana. Obligado a existir para explicar el mundo, Sartre pretende,
sin embargo, explicar su propia existencia, según los métodos que ella inventa con
respecto al mundo.
En la filosofía de Sartre la existencia se encuentra situada en el centro; se constata esta
primera evidencia: “Yo existo”. Sartre se lanza a una búsqueda sistemática de todos los
puntos de vistas posibles sobre la existencia. La acción de inicio es aceptar la primacía de
lo real y permanecer fiel a ella. Rechaza la idea de la naturaleza humana, fundamento
sólido de todo humanismo. “La existencia precede a la esencia”, cada acto humano
introduce una idea de humanidad. La conciencia, en cambio, no se define como la
modalidad particular del pensamiento, sino como el estallido de la existencia hacia un
mundo.
Esta es una idea afín a la intencionalidad husserliana, la conciencia es un acto de
exteriorización de sí; lo que mantiene a la conciencia, es pues, la certeza reflexiva del
cogito, reventado, ciertamente, pero seguro de experimentarse en su lacticidad.
Dios en Jean Paul Sartre
Para Sartre, el existencialismo no es más que el esfuerzo por deducir todas las
consecuencias de una lógica concepción atea. El existencialismo para Sartre, no se dedica
a la prueba de la no existencia de Dios. Insiste mas en que, aunque Dios existiera, nada
cambiaría.
Para él, el cambio hacia la libertad se abre con la constatación de que hay un ser en el que
la existencia precede la esencia, y ese ser es el hombre. Eso significa que el hombre en
primer lugar existe o se encuentra a sí mismo y solo en segundo momento se determina.
Hay 2 afirmaciones implícitas en la frase:
-No existe un Dios en el que puede haber ideas previas de la existencia.
-Las esencias no existen desde el principio, sino que se hacen.
La supresión de Dios tiene también como consecuencia que la vida no tiene sentido
alguno. Pues el hombre no puede vivir sin un sentido y sin un valor, tiene que
inventárselos él mismo, por eso el valor no es más que el sentido que el hombre elige.
Dado que lo que permite al hombre vivir y tener esperanza es su propio tender hacia algo,
Sartre afirma que “mi existencialismo no es un quietismo descorazonador, sino que lleva
con toda eficacia a un compromiso total”
Como todos sabemos, el punto de partida de Sartre es un ateísmo muy radical, que es
más asunto de fe que resultado de argumentación racional. El sistema sartriano es una
rebelión contra Dios. Para él, Dios no es más que una idea insoportable, atormentadora
contra la que hay que rebelarse si no queremos esclavezarnos. Lo considera como a un
rival.
Sartre no tuvo en ningún momento de se niñez una imagen recta del Dios verdadero. Su
familia se lo presentó desfigurado; cabe entonces afirmar que la postura mantenida por él,
nada tiene que ver con el Dios verdadero. Luego la rebelión del Sartre niño y más tarde la
del hombre maduro es contra un Dios falso, fruto de un conflicto familiar.
Sartre dice haber perdido la fe a los 11 años. Al hablar de religión, pierde su serenidad y
toda capacidad de simpatía. Considera tan evidente que Dios no existe que ni siquiera ve
la utilidad de eliminar y refutar las pruebas tradicionales o modernas de su existencia. Dios
para Sartre no es más que una proyección del psiquismo humano. Dios debe ser negado
en nombre de la libertad. Sostiene que el hombre ya no sería libre, si hubiera un orden
universal y valores absolutos.
Ambiente e influencia en Jean Paul Sartre
El pensamiento sartreano está hilvanado de un modo arbitrario por las ideas de los más
connotados eruditos del saber filosófico de los cuales citaremos a algunos a continuación:
Parménides: La originalidad de éste pensador consistió en haber colocado frente a frente,
en ficticia antítesis irreductible, el ser y el no ser, la unidad y la pluralidad. Esta sería la
columna vertebral de la filosofía de Sartre. Esto se encuentra expresado en Sartre bajo la
denominación del ser en sí y el ser para sí.
Aristóteles: Este sitúa a la nada en un lugar importante al dedicar algunas meditaciones a
una clase de ser que es el no-ser (del cual su maestro Platón había ya hablado) y al cual le
asigna la cualidad de “lo otro distinto”.
San Agustín: De él Sartre invierte su concepción antropológica teísta. La contingencia del
mundo, del hombre, es captada por San Agustín como una superación a través de una
apertura hacia la trascendencia que da sentido a la existencia y es captada como lo
absoluto, lo definitivo, que decide el sentido de la existencia humana.
Hegel: Sartre no toma el Hegel encumbrado en su palacio de ideas, sino al joven Hegel de
la fenomenología. Mas aún: elige, de la “conciencia de la lógica no el apogeo de la razón,
sino el problema de la conciencia infeliz, el problema de la experiencia irracional de sí
mismo o de la existencia angustiada”.
Kierkegaard: Es considerado el padre del existencialismo y la influencia de éste filósofo
sobre Sartre es irreprochable, hasta el punto de que somos capaces de afirmar que éste
junto a Heidegger y Husserl constituyen la piedra angular del pensamiento sartreano.
Husserl: Las obras de Sartre se sitúan en el marco de la fenomenología de Husserl. El ser
y la nada en su introducción intenta esclarecer el paso de la fenomenología a la ontología.
El Ser y la Nada
En El Ser y la Nada, Sartre afirma que lo que existe es lo que aparece, lo que se
manifiesta, por lo que la apariencia es la esencia misma, lo objetivo de cuanto existe. Tras
esta identificación, la tarea de la filosofía es describir la apariencia, construir una ontología.
A juicio de Sartre, este convencimiento de que “la apariencia, en cuanto fenómeno del ser,
revela al ser tal como es”, constituye uno de los mayores progresos del pensamiento
moderno.
En desgloso de la ontología sartreana existen tres grandes aspectos: Ser, conciencia y
hacer. De estos se nutre y se desarrolla la parte coyuntural de la filosofía sartreana: el ser-
en-sí y el para-sí.
El ser-en sí es lo que es y nada más, algo opaco, incognoscible en sí mismo, sin sentido,
puesto que carece de toda relación hombre-mundo. Pero este ser-en sí no es todo el ser.
Frente a él está el ser-para-sí, lo que no es nada, la nada, algo totalmente transparente,
con sentido, puesto que es pura relación hombre-mundo.
Este ser-para-sí surge como resultado de la aniquilación de lo real producida por la
conciencia. En este sentido Sartre lo llama lo que no es, la nada.
La conciencia es el ser por el que la nada viene al mundo. Distanciándose del ser-en sí, el
ser-para-sí confiere a aquél una finalidad, convirtiéndolo en algo útil. Es decir, los objetos
del mundo exteriores, seres-en sí, están ahí independientemente de que un sujeto los vea;
en este sentido carecen de valor. Solamente cuando alguien, ser-para-sí, los ve y se los
apropia, adquieren un valor.
El hombre es el para-si y, al estar radicalmente separado de lo en-sí, no tiene ser, esencia
o naturaleza; es pura libertad, no tiene fin ni está determinado, se descubre existiendo,
teniendo que decidir lo que ha de ser por sí mismo: realizarse como proyecto.
La libertad humana, pues, es el fundamento de todos los valores y es radical, no hay nada
fuera de ella que pueda guiarla. El hombre está “condenado a ser libre”, no puede tener
otra norma de conducta que su voluntad.
Cuando recurre a otro tipo de normas actúa de “mala fe”. De ahí la responsabilidad como
“modo de ser”y la angustia ante la carencia de normas válidas para todos y la necesidad
de crearse sus propias normas. De ahí también el compromiso, ya que en mis decisiones
no solamente me veo afectado yo por ellas, sino que es todo el género humano el que se
ve afectado una vez que decido desde la libertad de la especie humana.
Esta aceptación de la libertad absoluta es lo que Sartre entiende por autenticidad. El
hombre nunca puede dejar de ser para-sí, nunca puede convertirse en en-sí. A este
análisis de la conciencia humana “que opera con cosas”, Sartre añade la inclusión del otro
en mí”, la intersubjetividad. Esta aparece como una interrelación entre diversos proyectos y
pone de manifiesto las diversas objetivaciones que resultan de la pluralidad de formas que
tienen los sujetos de relacionarse entre sí.
La libertad del “para-sí” es algo absolutamente necesario, de hecho un Dios
autoconsciente e infinito la anularía, el sujeto opta y decide lo que debe hacer en cada
situación.
En la revelación y por la revelación de mi ser objeto para otro, debo captar la presencia de
un ser sujeto. Esta revelación del ser para otro y en él, del otro sujeto, surge en la
dimensión que la conciencia refleja, en la comprensión que no tematizaba que el hombre
tiene de las estructuras de su realidad. No depende de los encuentros empíricos, no se
funda tampoco en la conciencia del otro como poder objetivados. Más aún, la conciencia
de la propia capacidad de objetivar a los otros se funda en la conciencia de su ser sujeto.
El ser visto por otro es la verdad de ver a otros.
El Ser y la Nada, aparece reducido a una serie de brillantes aforismos sobre la condición
humana. “La existencia precede a la esencia” y “El existencialismo es un humanismo”.
                                      CONCLUSIÓN
Jean Paul Sartre conocido como el precursor del existencialismo ateo, ha dado gran aporte
a la filosofía moderna en la búsqueda de una nueva explicación a tal pensamiento o
razonamiento, en el cual niega totalmente la existencia de Dios como ser supremo y donde
da al hombre toda independencia para ser y hacer.
La libertad es el tema con el que Sartre cose toda su filosofía. Una filosofía que gira en
torno a la existencia y la conciencia del hombre, pero de un hombre que está condenado a
la libertad, que consiste únicamente en aquello que el hombre hace por su elección, con
absoluta autonomía. El fundamento de la libertad está dentro del hombre mismo, que es
totalmente responsable de sí y del mundo, sin normas exteriores, condenado a crear sus
valores, libre aún sin quererlo. “La nada que no es, no podría tener más que una existencia
prestada: es del ser de donde toma su ser”.
Aun, luego de su muerte, sus escritos y reflexiones siguen vigentes en los pensamientos
de muchos y sobre todo integrando parte de la historia filosófica que de una forma u otra
han ayudado a transformar el mundo
h Prini, Pietro, “Existencialismo”, Editora L. Miracle, Barcelona, España. Págs.111-137
, Bermudo, J.M., “Los filósofos y sus filosofías” Vol. 3, Editorial Vincens Vives, España
(1983). Págs. 249-277
( Aróstegui, Antonio, “Esquemas para una historia de la filosofía occidental”, Editorial
Mausiega, Madrid, España (1978). Págs.855-866
M Enciclopedia Microsoft Encarta 2001 “Jean Paul Sartre” (2001)
  García-Tuduri, Rosaura y Mercedes, “Introducción a la Filosofía” Quinta edición.
México: Minerva Books. (1974). Págs.398-405
M Reyes Silfa, Francisco. “Análisis Crítico del concepto de libertad en el pensamiento de
Jean Paul Sartre.” Santo Domingo (RSTA, 1999). Págs. 205-208
   R, Félix Andrés “La libertad en la primera etapa de Jean Paul Sartre”. Santo Domingo
(1983). Págs. 125-130
Negación de toda creencia

EL EXISTENCIALISMO ATEO DE JEAN PAUL SARTRE
Sartre, Jean Paul, filósofo, dramaturgo y novelista francés, nacido en París en 1905, considerado uno de los pensadores más representativos
de todo el S XX.
Su primera fama comienza a partir del año 1938, con la aparición de su novela La Náusea
Fue prisionero durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fue liberado comienza a participar en actividades de resistencia y funda con
amigos un grupo que denominaron Socialisme et liberté
En 1945 publica su gran obra El Ser y la nada
Al culminar la Guerra ofrece una conferencia sobre El Existencialismo es un humanismo, obra que publica al año siguiente e
inmediatamente se transforma en la obra más difundida sobre el existencialismo francés, considerándolo a partir de ese momento como el
mayor representante del existencialismo ateo francés
En el año de 1960 gana el Premio Nobel de Literatura, el cual rechaza
Participa de la causa estudiantil realizada durante el famoso Mayo Francés del 68
En 1973 ya casi ciego se retira limitándose a revisar sus obras, falleciendo el 15 de abril de 1980 en París, dejando muchos textos inéditos

Sartre elabora su obra "El Existencialismo es un Humanismo" para defenderse de críticas que se le realizan a su doctrina, las que plantea al
comienzo de su obra, como por ejemplo: "permanecer en un quietismo de desesperación (...) subrayamos la ignominia humana (...) nos
reprochan que hemos faltado a la solidaridad humana, que el hombre está aislado, en gran parte, además porque partimos dicen los
comunistas de la subjetividad pura (...) y del lado cristiano, se nos reprocha que negamos la realidad y la seriedad de las empresas humanas,
puesto que si suprimimos los mandamientos de Dios y los valores inscriptos en la eternidad, no queda más que la estricta gratitud y cada uno
puede hacer lo que quiere" (p. 5)
Para defenderse de la acusación de quietista, Sartre afirma que son la única doctrina que plantea que el hombre puede ser lo que quiera ser,
siempre que se comprometa, elija y actúe. En cuanto a subrayar la ignominia humana, el existencialismo plantea una ética vitalista, ésto es,
una ética que reafirma los valores humanos
No faltan a la solidaridad humana, en cuanto que cada hombre para elegir, sí parte de la subjetividad, pero al mismo tiempo tiene en cuenta al
otro planteando una intersubjetividad; en el momento en que elige, lo hace para sí y para la humanidad entera, lo que hace que se sienta
responsable por sí mismo y por todos los hombres. Esta responsabilidad le provoca angustia, porque el hombre se transforma en legislador.
Pero también existen hombres que no se angustian, y según Sartre, la realidad es que enmascaran esta angustia, y son hombres que no están
bien con su conciencia y actúan de mala fe; son incapaces de universalizar sus acciones
En cuanto a suprimir a Dios y sus valores, "Dostoiewsky escribe: "Si Dios no existiera, todo estaría permitido"" (p.13) Y por supuesto que
para Sartre todo está permitido, porque plantea un existencialismo ateo donde si suprimimos la idea de Dios, se debe ser consecuente y
suprimir todos los valores que conlleva el Cristianismo, en oposición al existencialismo cristiano que plantea Jaspers y Marcel entre otros,
donde se suprime la idea de Dios, pero se mantienen sus valores.
Sartre plantea, que como el hombre es arrojado en éste mundo, y mediante el ejemplo del cortapapel (ver p.7) sostiene que "la existencia
precede a la esencia", el hombre es un proyecto que se autoconstruye con elecciones responsables y es él mismo quien construye su moral
laica.
El hombre es libertad, porque es libre en cuanto que elige, siempre elige, y aunque su opción sea no elegir, ésto ya es una elección. Por eso
sostiene que "el hombre está condenado a ser libre", condenado porque no se creó a sí mismo, y libre porque una vez que existe, es
responsable por sus elecciones y las de toda la humanidad, porque no tiene ninguna muleta que le sirva de apoyo, está desamparado, está
condenado a cada instante a inventarse, "el hombre inventa al hombre" (p.13)

Para el existencialismo ateo propuesto por Sartre, "la existencia precede a la esencia" es decir que el hombre primero existe y luego se
construye su propia esencia. Como no existen normas morales, principios ni valores universalmente válidos, entonces el hombre es libre y
elige, lo que lo lleva a desesperarse y a angustiarse, liberándose por medio de la acción que es entendida desde la libertad humana como
una tarea y un objetivo a perseguir toda la vida. El existencialismo busca mayor libertad y perfección para el ser humano, por eso es un
humanismo. Parten de asumir la muerte de Dios anunciada por Nietzsche, entonces si no existe Dios, somos creación propia y somos libres;
nos angustiamos por el desamparo de no tener muletas sobre la cual apoyarnos, porque somos responsables de nuestra elección de proyecto
para nosotros y para toda la humanidad. Nos desesperamos porque hay imprevistos y debemos actuar porque el hombre sólo existe en la
acción, lo que reivindica la intersubjetividad como condición humana porque no existe una esencia común a los hombres, no hay un apriori,
porque "el existencialismo es un humanismo"; existencialismo porque es una doctrina que hace posible la vida humana y humanismo
porque el hombre es un proyecto que legisla para sí mismo y para toda la humanidad

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El existencialismo ateo

  • 1. EL EXISTENCIALISMO ATEO Autor desconocido En El existencialismo es un humanismo J.P. Sartre precisa en defensa de su propia filosofía. La tesis principal compartida por los diversos existencialismos del siglo XX es esta: la existencia precede a la esencia. Tal es la forma que toma en él la idea de que hay que partir de la subjetividad. Luego distingue entre un existencialismo cristiano y un existencialismo ateo (el suyo). Este existencialismo ateo arranca de la experiencia nihilista ("Dios ha muerto"). Pero si Dios no existe hay al menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto: ese ser el hombre, la realidad humana. No hay naturaleza humana, en abstracto, porque no hay Dios para concebirla. Sólo hay "condición humana". El hombre es, existe. Y sólo es lo que él se hace. El hombre es un proyecto hacia el futuro: conciencia de proyección hacia el futuro. El hombre será lo que haya proyectado ser (no lo que quiera ser, porque su proyecto no depende sólo de la voluntad individual); de él depende la responsabilidad total de su existencia. El hombre se elige y, al elegirse, elige todos los hombres. La vida en sociedad es, sobre todo, compromiso. Nuestra responsabilidad, en cada caso, es tan grande que nuestra elección afecta a toda la humanidad. De ahí brota la angustia y la desesperación. No es que el hombre se angustie, el hombre es angustia. Pues si huye de la responsabilidad ante su elección encogiéndose de hombros cae en la male fe. Todo ocurre como si para todo hombre toda la humanidad tuviera los ojos fijos en lo que él hace y se rigiera por lo que él hace. Pero la angustia existencial no es algo que conduzca a la inacción, al quietismo,a la resignación o a la consolación. "La angustia es parte de la acción", fundamento de la acción comprometida. La derelicción (el estar yecto, arrojado en el mundo) y la desesperación del hombre son consecuencias del hecho de que Dios no existe. También para el existencialismo --dirá Sartre-- Dios es una hipótesis inútil; pero a diferencia de la moral laica ilustrada que querría suprimir a Dios con el menor coste posible, es decir, como si nada de lo demás, en las normas morales, cambiara si Dios no existe, el existencialista piensa, en cambio, que, sin Dios, desaparece toda posibilidad de encontrar valores en un cielo inteligible. No hay valores eternos, absolutos o universales. El reconocimiento de que Dios no existe tiene un precio: no hay consolación posible. El punto de partida del existencialismo sartriano es en esto Dostoievski: "Si Dios no existe todo está permitido". Ya no hay excusas. Sartre traduce: esto quiere decir que no hay determinismo en el que mecerse, el hombre es libre, el hombre es libertad. Estamos solos y sin excusas. El hombre está condenado a ser libre, es responsable de todo lo que hace. El hombre es responsable de su pasión. El hombre está condenado a inventar al hombre. El hombre es el porvenir del hombre. No hay, por tanto, moral en general; ninguna moral general puede indicarnos en cada caso concreto lo que hay que hacer. Hay, pues, que actuar sin esperanza. Pero esto no quiere decir abandonarse al quietismo. Sólo hay realidad en la acción. El hombre es sólo su proyecto y sólo existe en la medida en que él se realiza. A pesar de lo cual el
  • 2. existencialismo sartriano no se considera pesimista, dice defender un optimismo duro, crudo; es una moral de la acción y del compromiso. Es un filosofía moral de la dignidad del hombre. El existencialismo es otro materialismo. Desde el momento mismo en que no considera al hombre como un objeto material el reino de lo humano aparece como un conjunto de valores distintos del reino material. Es también otra afirmación de la subjetividad: el hombre descubre en el cogito a los otros y los descubre como la condición de su existencia; se da cuenta de que no puede ser nada salvo cuando los otros le reconocen como tal. El descubrimiento de mi intimidad me descubre al mismo tiempo al otro como una libertad puesta frente a mi. La última parte de El existencialismo es un humanismo se presenta como una respuesta a la objeción de que éste no tiene ni puede tener una moral, es inmoralista (o amoralista). En los años inmediatamente siguientes (1947, 1948) J.P. Sartre redactó un par de cuadernos (que no llegó a acabar) en los que iba a tratar sistemáticamente de la moral. Ya al final de El ser y la nada anunciaba esta obra. Las notas redactadas quedaron sin concluir, sólo fueron publicadas (en 1983) después de su muerte con el título Cahiers pour une morale (Gallimard, París). Lo que hay en estos Cuadernos es precisamente una tentativa de superar la contradicción existente entre la negativa a aceptar una moral universal y la pretensión del carácter universal de la acción individual del hombre que está obligado a la libertad. ¿Cómo enlazar el individualismo radical y la afirmación explícita de que, a priori, la vida humana no tiene valor, con la idea de responsabilidad y compromiso existenciales del hombre que es un "para sí" y "para otros"? ¿Qué filosofía moral construir a partir de la negación de la existencia de valores morales universales? La argumentación de J.P. Sartre se puede resumir así: a través del infierno de la relación con el otro descubrimos la intersubjetividad y, con ella, la universidad de la condición humana. Solo que la universalidad del hombre no está dada. No hay naturaleza humana compartida; y, en este sentido preciso, no hay "humanidad". Sólo hay "condición" humana. Pero la "condición"" es algo que se hace, que se crea, que se inventa en cada caso, que es perpetuamente construida. La condición humana es proyecto y el proyecto individual es también comprensión del proyecto de cualquier otro hombre. Siempre estamos obligados a elegir; eso implica compromiso, afirmación de determinados valores. Pero elegimos sin referencia fija a valores preestablecidos. ¿Cómo entonces? ¿Caprichosamente? J.P. Sartre contesta por la negativa a esa pregunta. Compara la elección moral individual con la construcción o producción de una obra de arte. Entre la moral y el arte hay algo en común: ambas son creación e invención. Después de la muerte de Dios no hay ley moral dada. Estamos obligados a inventar en cada caso nuestra propia ley. El hombre se hace escogiendo la propia moral. Pero esto no tiene que interpretarse como una retirada al esteticismo, ni quiere decir tampoco que no podamos juzgar las acciones de otro en absoluto. Podemos juzgar al menos en un sentido: decir que todo hombre que se refugia tras la excusa de sus pasiones, todo hombre que se inventa un determinismo justificatorio o consolador de sus acciones, es un hombre de "mala fe". La única cosa que cuenta es saber si la invención (moral) se hace en nombre de la libertad. El existencialismo no es mero nihilismo en el sentido de que proponga quedarse en la trasmutación de todos los valores que han caracterizado a la cultura occidental. Quiere ser, por así decirlo, nihilismo positivo, en el sentido de que
  • 3. nosotros, con nuestra acción individual, inventamos los valores. De modo que "aunque el contenido de la moral sea variable, una cierta forma de esta moral es universal". Esta idea se puede traducir así: también el existencialismo tiene un presupuesto absoluto y universal, en el sentido de intersubjetivamente compartido: la libertad. El existencialismo es, por tanto, negación de toda moral establecida, pero al mismo tiempo afirmación de otra filosofía moral. Esta otra filosofía tiene un nombre: la moral de la ambigüedad. El existencialismo ateo es un tipo de existencialismo que difiere fuerte y claramente de las obras existencialistas cristianas de Søren Kierkegaard, desarrollándose en el contexto de un punto de vista ateo.1 La filosofía de Søren Kierkegaard provee la fundación teórica del existencialismo en el siglo XIX. El existencialismo ateo comienza a ser reconocido tras la publicación, en 1943, de El ser y la nada de Jean-Paul Sartre, quien explícitamente después alude a él en su El existencialismo es un humanismo de 1946. Sartre había escrito previamente sobre el espíritu del existencialismo ateo (p.ej.: La náusea (1938) y las historias cortas de su colección de 1939 El muro). Albert Camus con El mito de Sísifo y Simone de Beauvoir escribieron desde una perspectiva existencialista atea igualmente. Contenido [ocultar] • 1 Principios • 2 Obras o 2.1 Sartre o 2.2 Camus • 3 En la antigüedad • 4 Referencias • 5 Véase también • 6 Enlaces externos [editar] Principios El término hace referencia a la exclusión de cualquier creencia transcendental, metafísica o religiosa desde un pensamiento filosófico existencialista. El existencialismo ateo no puede nunca compartir elementos (p.ej.: la angustia o la rebelión a la luz de la finitud humana y las limitaciones) con el existencialismo religioso ni otros existencialismos metafísicos (p.ej.: con la Fenomenología y los trabajos de Heidegger).
  • 4. El existencialismo ateo confronta la ansiedad por la muerte (Terror management theory) sin apelar a la esperanza de ser alguien salvado por Dios (ni otras salvaciones sobrenaturales como la reencarnación). Para algunos pensadores, el malestar existencial es sobre todo teórico (como lo es con Jean-Paul Sartre), mientras para otros filósofos se ven muy afectados por la angustia existencial (ejemplo de ello es Albert Camus y su discusión de lo absurdo). Según Sartre la existencia precede a la esencia, lo que significa que, primeramente existe el ser humano (ej.: aparece en escena) y solo después se define a sí mismo. Si el hombre, tal y como el existencialismo lo concibe, es indefinible, es porque al principio no es nada. Solo después será algo, y él mismo habrá hecho lo que será. No existe la naturaleza humana, ya que no hay un dios que la conciba. No solamente el hombre es lo que se concibe a sí mismo ser, si no que también es únicamente lo que quiere ser después de este impulso hacia la existencia. [editar] Obras [editar] Sartre La novela La náusea es, en varios aspectos, un manifiesto del existencialismo ateo. Sartre trata con un investigador desanimado (Antoine Roquentin) en un pequeño pueblo francés, donde se vuelve consciente del hecho de que la naturaleza, así como cada objeto inanimado es totalmente indiferente hacia él y su atormentada existencia. Además, se ven externos a cualquier "significado" humano y ningún humano puede ver nada significativo en ellos. [editar] Camus Albert Camus escribe de dualismos: entre la felicidad y la tristeza, la vida y la muerte. En El mito de Sísifo, este dualismo se vuelve paradójico ya que los humanos valoran mucho su existencia cuando al mismo tiempo son conscientes de su mortalidad. Camus cree que es propio de la naturaleza humana tener la dificultad de reconciliar estas paradojas y sin embargo, cree que la humanidad debe aceptar lo que llama el absurdo. Por otra parte, Camus no es estrictamente un existencialista ateo ya que la aceptación del absurdo no permite el planteamiento de la existencia o inexistencia de un dios. [editar] En la antigüedad Desde un punto de vista histórico, hay elementos de existencialismo ateo ya presentes en la poesía de Lucrecio. Muchos pasajes del De rerum natura evocan problemas y sentimientos típicos de los existencialistas modernos.2 INTRODUCCIÓN Jean Paul Sartre ha sido considerado como el padre del existencialismo ateo. Es quien hace de la negación de Dios la esencia misma de su sistema. Dentro de la literatura actual, Sartre es de los más leídos, a la vez que ha sido uno de los autores que más ha influido gracias a su estilo genial, quien junta la lógica del razonamiento filosófico. Traspasa las
  • 5. fronteras francesas y ejerce parcialmente una influencia preponderante, incluso en Alemania, fuera de los círculos de especialistas, se considera como maestro por excelencia del existencialismo ateo de este tiempo. En cierto aspecto, el existencialismo se nos presenta como un camino de salvación. Esta doctrina nació dentro de una crisis histórica. Las dos guerras mundiales habían dejado millones y millones de muertos. Alemania responsable de las guerras, había sido derrotada. La gente vivía en una situación difícil, hubo un pesimismo grande en Europa. El existencialismo es y tiene una posición polémica contra la razón, parte de algo concreto. El existencialismo desemboca como doctrina, en una moral atea porque la negación de Dios creará una ética. Si Dios no existe, todo está permitido, puesto que no hay valores previos al faltar la conciencia infinitamente perfecta que lo que piense y obligue a ellos. Como aporte a la filosofía contemporánea deja decenas de escritos que de una forma u otra han influenciado grandemente en las diversas concepciones, sobre Dios, el hombre y el mundo, que las personas puedan tener. MARCO TEÓRICO Jean Paul Sartre nació en París, Francia el 21 de Junio de 1905 en el seno de una familia burguesa. Huérfano de padre a la edad de un año. Es el fundador del existencialismo ateo, filósofo por encima de todo, pero también novelista, dramaturgo y crítico literario. Cuando tenía once años, en 1916, su madre se casó de nuevo y la familia se traslada a “La Rochela”. En el liceo de La Rochela cursó los estudios secundarios. Su padre respondía al nombre de Jean Baptiste. Siendo éste oficial de la marina, en 1904, conoció a Anne Marie Schweitzer y le hizo un hijo al golpe. Esa es la forma de expresarlo que tiene Sartre. Lamentablemente Sartre no llegó nunca a conocer a su padre. Desde niño era muy enfermizo, sin embargo, mostró un espíritu precoz e imaginativo, dado a inventar fantasías. Inmediatamente aprendió a leer se dedicó de lleno a la lectura. En 1921 inicia su bachillerato demostrando gran inteligencia y habilidad. En 1924 ingresó a la escuela normal superior de París donde cursó sus estudios de filosofía. En 1929 obtuvo el título de “agregado” junto con Simone de Beauvoir a quien conoció aquel año en la Sorbona y con la que había de permanecer desde entonces. Después de haber cumplido el servicio militar en Tours, fue nombrado profesor del Liceo de El Harve y más tarde de León. En 1933 marchó a Alemania becado por el Instituto Francés de Berlín para estudiar filosofía alemana. Conoce allí la fenomenología de Husserl y la filosofía de Heidegger la cual va a surtir gran efecto en él. En 1935 retorna a Francia, inicia su ardua labor literaria, considerada como el primer momento de su fecunda carrera de escritor. Sus primeros ensayos son filosóficos. En 1936 escribe: “La trascendece de l'ego” y “La imagination”. En 1938 escribe “La Nausée”, la famosa novela diario que introduce ya la temática existencial. En 1940, al estallar la guerra, Sartre fue hecho prisionero durante el victorioso avance Nazi. Duró 9 meses en el campo de concentración, durante ese tiempo escribe una pieza teatral para sus compañeros. Fue liberado por razones de salud. De regreso a París es nombrado profesor de Filosofía en el liceo “Condorcet”. Tomó parte en el movimiento de resistencia contra las fuerzas de ocupación alemana. En 1939 escribe “Le Mur”, colección de 5 relatos donde ya niega la existencia de Dios y considera al hombre como dueño absoluto del bien y del mal; de la verdad y de la mentira concluyendo que la existencia se identifica con la libertad. Escribió más tarde La Trilogía: “Les chemins de la liberté” que comprende “La Sursis” 1943, “L'age de la raison” 1945 y “Le mort dans l'ame” 1949. En el teatro es donde Sartre logra sus mejores obras. En 1943 escribe “Les Mouches”, en 1944 “Huis Clos”. Es donde aparece la famosa frase de Sartre “El infierno son los demás”. En 1946 aparece “Morts sans sepulture”. En 1948 escribe “Les Mains Sales”. En 1951 aparece “Le Diable et le Bon Dieu”. En 1953 se estrena “Kean”, en 1955 “Nekrossow”,
  • 6. 1959 “Les Sequestres d'Altona” y por último una adaptación de “Las Troyanas” de Eurípides en 1965. La obra filosofía fundamental de Sartre es publicada en 1943, en medio de esa actividad febril, lleva por título “L'être et le neant”, la venía preparando desde años anteriores. A partir de 1943, la fama mundial de Sartre está en auge y en adelante es considerado como el jefe del existencialismo ateo de la Escuela de París. En 1945 abandonó la enseñanza para dedicarse de lleno a su labor literaria y a viajar por el extranjero. En el mismo año 1945 funda junto a Merleaw Ponty, la revista “Les Modernes”, órgano difusor del movimiento y donde escribió diversos trabajos y artículos. Sartre escribe críticas literarias, en este campo son importantes una introducción sobre “Baudelaire” 1947, como prefacio a una edición de este autor y sobre todo “Qu'est-ce que la litterature?” recogido en “Situations II”. Sus ideas morales las expone en la obra “Saint Genet, comedien et Martín” escrita en 1952. El tercer momento de la actividad intelectual de Sartre es como escritor marxista. Se hizo revolucionario marxista en nombre de la libertad existencial. Escribió un extenso artículo: “Materialisme et Revolutions” publicado en “Temps Modernes” 1946. Escribe “Les comunistes et le Paix” a favor del comunismo por su solidaridad con el proletariado y la clase humilde oprimida. En 1960 publica “Critique de la Raison Dialectique”. En la atmósfera del marxismo dedicó los últimos volúmenes de la miscelánea Situations, V, VI, VII (1964-1965) y otros artículos. En 1971-1972 escribe “L' idiot de la famille” Gustave Flaubert. Su compañera y colaboradora Simone de Beauvoir hizo lo que podíamos llamar, el papel de esposa; no logró tener hijos. Sartre no era muy dado al exhibicionismo y la publicidad, no le interesaba lograr éxito social ó prestigio, esto lo demostró rechazando el Premio Nobel de Literatura en 1964. Quizás se debió también a su temperamento despectivo y contradictorio. En 1972 se filma la película “Sartre” de Alexandre Astruc, cuyo texto es la continuación de “Les Mots”. En 1975 proyecta el libro “Pouvoir et Liberté” que no aparecerá, aquí plantea la libertad como la idea de su trabajo. Sartre se caracterizaba por una actitud generosa y desprendida. Su conducta privada está en contraste con la perversión y satanismo de sus personajes y con la atmósfera obscena y nauseabunda que domina en sus obras. Posee el valioso “don” de evocar a voluntad, escenas vivas, que no distan casi en nada de lo real. Dotado de una capacidad para dar cuerpo a situaciones irreales y vivirlas como si fueran reales. Se ha notado a través de todos los escritos de Sartre, la ausencia de una mirada de amor hacia el mundo y la humanidad. No aparece para nada el perfume de una flor, la sonrisa de un niño, todo ello delata una existencia vacía y carente de sentimientos nobles. En los últimos años de su vida la actividad literaria ha sido víctima de una reducción considerada. Esto se debió a que a partir de 1975 había perdido casi del todo la vista. No obstante, Sartre da muestra de un amante a ultranza de la lectura y escritura. Apenas pudiendo leer algo, sin embargo, se dedica a dictar a su secretaria sus pensamientos. La labor principal de Sartre fue siempre la lectura y elaboración de sus obras. Sartre falleció el 15 de Abril de 1980. Así termina una vida privada de fecundidad y que aún muerto sigue teniendo vigencia, ya que su movimiento está muy en boga en nuestros días. Sartre: El filósofo Jean Paul Sartre es considerado el padre del existencialismo y principal y más genuino participante. Admirado como el gran filósofo de la segunda mitad del siglo XX y también por sus obras literarias, en especial por su teatro. Sartre fue ante todo un hombre público, se mantuvo siempre en la brecha tomando posición ante los avatares políticos contemporáneos y teorizó el compromiso del intelectual con el mundo y la realidad. Contribuyó al desarrollo y difusión del existencialismo con todos los medios a su alcance:
  • 7. obras filosóficas, ensayos, novelas, narraciones, obras teatrales, manifestaciones callejeras, etc. Sartre es el último representante de una de las tradiciones existencialistas. Podríamos definir el existencialismo como una filosofía que reacciona contra la filosofía de las ideas y la filosofía de las cosas. La cuestión fundamental que tratará, no es tanto la existencia en toda su extensión sino la existencia del hombre, tema hasta entonces desconocido en provecho de las filosofías del mundo y del espíritu. No obstante, el existencialismo está respaldado por una larga serie de antepasados. Es el llamamiento de Sócrates “conócete a ti mismo” es el mensaje de los estoicos llamando al dominio sobre uno mismo, al enfrentamiento del destino. Sartre es nihilista y ateo radical. Representante del existencialismo ateo francés. Desemboca su ontología en una antropología de tipo vitalista. Las principales notas que le definen son: • Su postura contra la metafísica de ciencias • El anteponer la existencia sobre la esencia • Y el condenar al hombre a la libertad Ontología fenomenológica. Por ontología fenomenológica debe entenderse una teoría del ser que se fundamenta en ciertos principios fenomenológicos como el de la intencionalidad y el de la descripción reflexiva. Dice Wahl que Sartre establece su ontología fenomenológica sobre cuatros mitos: lo “en-sí”, la “para-sí”, la nada y el ser. De ellos, los dos últimos son los menos míticos precisamente porque, en El ser y la nada, ni hay nada ni hay ser. El rigor lógico con que Sartre ha ensamblado su sistema ha sido atacado, a pesar de lo cual intenta fundamentar su ontología en la experiencia. Parte del análisis de su propia conciencia, lo que le permite hacer una distinción básica de su ontología: la del “en-sí”, que identifica al ente, y el “ser-para-sí”, con la nada. A juicio de Sartre, entre ambos no sólo no es posible la unión, pero ni tan siquiera la comunicación. Así fundamenta antológicamente, el fracaso existencial del hombre. Este, en cuanto para-sí, se caracteriza por tres “éc-stasis” o tendencias: • La tendencia a la nada. • El “para-otro”. • El psicoanálisis existencia. La fenomenología conducirá su existencialismo poco a poco hacia un marxismo de compromiso con la problemática social de la época, en la que engarza el tema de la libertad Definición Sartreana del Existencialismo Ciertamente tiene razón Sartre en su observación cuando dice que la palabra “existencialismo” se ha puesto en relación hoy con tan diversos hechos, que ya no dice nada, “rien de tout”. Sin embargo, en sus propios escritos se encuentran no pocas y exactas respuestas, que no plantean duda alguna sobre qué entiende el mismo por “existencialismo”. Esas respuestas no son fáciles, ciertamente, de reducir a un denominador común, pero se encuentran entre sí en una clara relación y la una interpreta a la otra y lo hace comprensible. Quisiera citar tres de estas “definiciones” de existencialismo. Primera: “El existencialismo no es otra cosa que el intento de sacar todas las consecuencias de una posición unitariamente atea”. Ateísmo: ése es de hecho el punto de partida de Sartre, que él presupone sin aducir la más mínima argumentación. Segunda: “No hay naturaleza humana...El hombre no es otra cosa que lo que él mismo hace de sí. Ese es el primer principio del existencialismo”. Continuamente mantiene Sartre
  • 8. esta posición: “Es un hecho que...no hay naturaleza humana alguna en la que pudiera apoyarme”. Tercera: “La filosofía existencialista es, sobre todo, una filosofía que afirma : la existencia precede a la esencia”. Sartre, es cierto, diferencia “dos clases de existencialistas”: los cristianos y los ateos, pero ambos, dice tienen una cosa en común: la convicción de que la existencia precede a la esencia. Aunque sea ésta una afirmación muy problemática por lo que hace a los “existencialistas cristianos”, entre los que él cita a Gabriel Marcel y Karl Jaspers, no cabe duda alguna sobre qué quiere afirmar él aquí. Esta tercera caracterización luce ser la fundamental, deja incluso de lado que explica clarísimamente la denominación existencialismo. Además, es la primera interpretación dada por Sartre. Hay un punto de análisis que no podemos dejar atrás para entender la clave de la filosofía de Sartre y es que, para él, la existencia precede a la esencia. ¿A qué quiere referirse Sartre cuando habla de esto? Los sustantivos decisivos existence y essence, o sea existencia y esencia tienen también para Sartre el significado clásico tradicional, lo que, por lo demás, le ha valido la censura de que se encuentre todavía situado en la doctrina tradicional sobre el ser. Por essence entiende Sartre el conjunto constante, la “comunidad” de determinadas propiedades, “el conjunto de cualidades mediante las que es posible una definición”. Esto suena no muy distinto a la afirmación de la Summa Theologica de Tomás de Aquino: Essentia proprie est id quod significatur per definitionem. Existencia para él mismo es la presencia efectiva en el mundo, la presencia ante mí. Nuevamente estamos ante una definición tradicional y totalmente admirable, por lo demás. Pero ni una cosa ni otra dicen algo sobre el modo y manera como Sartre relaciona entre sí ambos conceptos essence y existence. Es precisamente su intención declarada, no sólo ponerse en contradicción con la concepción tradicional, sino invertirla. Expresamente, empieza por interpretar detalladamente la concepción tradicional, para luego, por contraste, poner en claro su propia tesis. Por supuesto, ha de preguntarse si aquella interpretación es acertada. Sartre habla de la visión técnica del mundo bajo la que entiende la convicción de que el hombre y el mundo han sido creados por Dios. Y añade que esa visión técnica implica, en contraposición a su propia tesis, la idea de que la esencia procede a la existencia. En opinión de Sartre, la visión religiosa tradicional, que él denomina visión técnica del mundo, se basa en la idea de que existe un artesano divino que da al hombre y al mundo su esencia. Realmente, lo que exclusivamente le interesa es el hombre. Según Sartre, su existencialismo no puede ser acusado no de quietista ni de pesimista. No hay doctrina más optimista que aquella que propone que el hombre se hace a sí mismo. Sartre niega también que su existencialismo aísle al hombre en una objetividad individual. El punto de partida es la subjetividad pero no se queda ahí: “En el punto de partida no puede haber otra verdad absoluta de la conciencia captándose a sí misma”. El primer principio del existencialismo que concibe al hombre como un ser que se hace. No es entonces tal como se concibe solamente, sino también tal como él se quiere. En el existencialismo, Sartre, el hombre, en cuanto existencia indeterminada, o dicho de otra manera libertad absoluta, a la que está condenado, debe todavía crearse su esencia, sin lograrlo jamás. El existencialismo de Sartre, contrariamente a la filosofía de Heidegger, no es una doctrina del “ser”, sino del hombre. El existencialismo de Sartre presenta como una metafísica de la subjetividad creadora en la actualización de la propia existencia, mientras busca superar el subjetivismo consecuente: y existe, con todo, entre el pensamiento de Heidegger y el de Sartre una conformidad en la posición fundamental, intramundanidad del existir. Sartre rechaza lo mismo que Heidegger, una determinación apriorística, o sea, que procede de conocimientos a priori, de la esencialidad del ser humano por delante de su
  • 9. existencia. Sólo en la existencia puede proyectarse fácilmente por la propia decisión del hombre. Este hombre no es ni avanza más allá de lo que él se hace. La filosofía sartriana trata de tomarse suficientemente objetiva con el fin de adaptarse a su objeto: la subjetividad humana. Obligado a existir para explicar el mundo, Sartre pretende, sin embargo, explicar su propia existencia, según los métodos que ella inventa con respecto al mundo. En la filosofía de Sartre la existencia se encuentra situada en el centro; se constata esta primera evidencia: “Yo existo”. Sartre se lanza a una búsqueda sistemática de todos los puntos de vistas posibles sobre la existencia. La acción de inicio es aceptar la primacía de lo real y permanecer fiel a ella. Rechaza la idea de la naturaleza humana, fundamento sólido de todo humanismo. “La existencia precede a la esencia”, cada acto humano introduce una idea de humanidad. La conciencia, en cambio, no se define como la modalidad particular del pensamiento, sino como el estallido de la existencia hacia un mundo. Esta es una idea afín a la intencionalidad husserliana, la conciencia es un acto de exteriorización de sí; lo que mantiene a la conciencia, es pues, la certeza reflexiva del cogito, reventado, ciertamente, pero seguro de experimentarse en su lacticidad. Dios en Jean Paul Sartre Para Sartre, el existencialismo no es más que el esfuerzo por deducir todas las consecuencias de una lógica concepción atea. El existencialismo para Sartre, no se dedica a la prueba de la no existencia de Dios. Insiste mas en que, aunque Dios existiera, nada cambiaría. Para él, el cambio hacia la libertad se abre con la constatación de que hay un ser en el que la existencia precede la esencia, y ese ser es el hombre. Eso significa que el hombre en primer lugar existe o se encuentra a sí mismo y solo en segundo momento se determina. Hay 2 afirmaciones implícitas en la frase: -No existe un Dios en el que puede haber ideas previas de la existencia. -Las esencias no existen desde el principio, sino que se hacen. La supresión de Dios tiene también como consecuencia que la vida no tiene sentido alguno. Pues el hombre no puede vivir sin un sentido y sin un valor, tiene que inventárselos él mismo, por eso el valor no es más que el sentido que el hombre elige. Dado que lo que permite al hombre vivir y tener esperanza es su propio tender hacia algo, Sartre afirma que “mi existencialismo no es un quietismo descorazonador, sino que lleva con toda eficacia a un compromiso total” Como todos sabemos, el punto de partida de Sartre es un ateísmo muy radical, que es más asunto de fe que resultado de argumentación racional. El sistema sartriano es una rebelión contra Dios. Para él, Dios no es más que una idea insoportable, atormentadora contra la que hay que rebelarse si no queremos esclavezarnos. Lo considera como a un rival. Sartre no tuvo en ningún momento de se niñez una imagen recta del Dios verdadero. Su familia se lo presentó desfigurado; cabe entonces afirmar que la postura mantenida por él, nada tiene que ver con el Dios verdadero. Luego la rebelión del Sartre niño y más tarde la del hombre maduro es contra un Dios falso, fruto de un conflicto familiar. Sartre dice haber perdido la fe a los 11 años. Al hablar de religión, pierde su serenidad y toda capacidad de simpatía. Considera tan evidente que Dios no existe que ni siquiera ve la utilidad de eliminar y refutar las pruebas tradicionales o modernas de su existencia. Dios para Sartre no es más que una proyección del psiquismo humano. Dios debe ser negado en nombre de la libertad. Sostiene que el hombre ya no sería libre, si hubiera un orden universal y valores absolutos. Ambiente e influencia en Jean Paul Sartre
  • 10. El pensamiento sartreano está hilvanado de un modo arbitrario por las ideas de los más connotados eruditos del saber filosófico de los cuales citaremos a algunos a continuación: Parménides: La originalidad de éste pensador consistió en haber colocado frente a frente, en ficticia antítesis irreductible, el ser y el no ser, la unidad y la pluralidad. Esta sería la columna vertebral de la filosofía de Sartre. Esto se encuentra expresado en Sartre bajo la denominación del ser en sí y el ser para sí. Aristóteles: Este sitúa a la nada en un lugar importante al dedicar algunas meditaciones a una clase de ser que es el no-ser (del cual su maestro Platón había ya hablado) y al cual le asigna la cualidad de “lo otro distinto”. San Agustín: De él Sartre invierte su concepción antropológica teísta. La contingencia del mundo, del hombre, es captada por San Agustín como una superación a través de una apertura hacia la trascendencia que da sentido a la existencia y es captada como lo absoluto, lo definitivo, que decide el sentido de la existencia humana. Hegel: Sartre no toma el Hegel encumbrado en su palacio de ideas, sino al joven Hegel de la fenomenología. Mas aún: elige, de la “conciencia de la lógica no el apogeo de la razón, sino el problema de la conciencia infeliz, el problema de la experiencia irracional de sí mismo o de la existencia angustiada”. Kierkegaard: Es considerado el padre del existencialismo y la influencia de éste filósofo sobre Sartre es irreprochable, hasta el punto de que somos capaces de afirmar que éste junto a Heidegger y Husserl constituyen la piedra angular del pensamiento sartreano. Husserl: Las obras de Sartre se sitúan en el marco de la fenomenología de Husserl. El ser y la nada en su introducción intenta esclarecer el paso de la fenomenología a la ontología. El Ser y la Nada En El Ser y la Nada, Sartre afirma que lo que existe es lo que aparece, lo que se manifiesta, por lo que la apariencia es la esencia misma, lo objetivo de cuanto existe. Tras esta identificación, la tarea de la filosofía es describir la apariencia, construir una ontología. A juicio de Sartre, este convencimiento de que “la apariencia, en cuanto fenómeno del ser, revela al ser tal como es”, constituye uno de los mayores progresos del pensamiento moderno. En desgloso de la ontología sartreana existen tres grandes aspectos: Ser, conciencia y hacer. De estos se nutre y se desarrolla la parte coyuntural de la filosofía sartreana: el ser- en-sí y el para-sí. El ser-en sí es lo que es y nada más, algo opaco, incognoscible en sí mismo, sin sentido, puesto que carece de toda relación hombre-mundo. Pero este ser-en sí no es todo el ser. Frente a él está el ser-para-sí, lo que no es nada, la nada, algo totalmente transparente, con sentido, puesto que es pura relación hombre-mundo. Este ser-para-sí surge como resultado de la aniquilación de lo real producida por la conciencia. En este sentido Sartre lo llama lo que no es, la nada. La conciencia es el ser por el que la nada viene al mundo. Distanciándose del ser-en sí, el ser-para-sí confiere a aquél una finalidad, convirtiéndolo en algo útil. Es decir, los objetos del mundo exteriores, seres-en sí, están ahí independientemente de que un sujeto los vea; en este sentido carecen de valor. Solamente cuando alguien, ser-para-sí, los ve y se los apropia, adquieren un valor. El hombre es el para-si y, al estar radicalmente separado de lo en-sí, no tiene ser, esencia o naturaleza; es pura libertad, no tiene fin ni está determinado, se descubre existiendo, teniendo que decidir lo que ha de ser por sí mismo: realizarse como proyecto. La libertad humana, pues, es el fundamento de todos los valores y es radical, no hay nada fuera de ella que pueda guiarla. El hombre está “condenado a ser libre”, no puede tener otra norma de conducta que su voluntad.
  • 11. Cuando recurre a otro tipo de normas actúa de “mala fe”. De ahí la responsabilidad como “modo de ser”y la angustia ante la carencia de normas válidas para todos y la necesidad de crearse sus propias normas. De ahí también el compromiso, ya que en mis decisiones no solamente me veo afectado yo por ellas, sino que es todo el género humano el que se ve afectado una vez que decido desde la libertad de la especie humana. Esta aceptación de la libertad absoluta es lo que Sartre entiende por autenticidad. El hombre nunca puede dejar de ser para-sí, nunca puede convertirse en en-sí. A este análisis de la conciencia humana “que opera con cosas”, Sartre añade la inclusión del otro en mí”, la intersubjetividad. Esta aparece como una interrelación entre diversos proyectos y pone de manifiesto las diversas objetivaciones que resultan de la pluralidad de formas que tienen los sujetos de relacionarse entre sí. La libertad del “para-sí” es algo absolutamente necesario, de hecho un Dios autoconsciente e infinito la anularía, el sujeto opta y decide lo que debe hacer en cada situación. En la revelación y por la revelación de mi ser objeto para otro, debo captar la presencia de un ser sujeto. Esta revelación del ser para otro y en él, del otro sujeto, surge en la dimensión que la conciencia refleja, en la comprensión que no tematizaba que el hombre tiene de las estructuras de su realidad. No depende de los encuentros empíricos, no se funda tampoco en la conciencia del otro como poder objetivados. Más aún, la conciencia de la propia capacidad de objetivar a los otros se funda en la conciencia de su ser sujeto. El ser visto por otro es la verdad de ver a otros. El Ser y la Nada, aparece reducido a una serie de brillantes aforismos sobre la condición humana. “La existencia precede a la esencia” y “El existencialismo es un humanismo”. CONCLUSIÓN Jean Paul Sartre conocido como el precursor del existencialismo ateo, ha dado gran aporte a la filosofía moderna en la búsqueda de una nueva explicación a tal pensamiento o razonamiento, en el cual niega totalmente la existencia de Dios como ser supremo y donde da al hombre toda independencia para ser y hacer. La libertad es el tema con el que Sartre cose toda su filosofía. Una filosofía que gira en torno a la existencia y la conciencia del hombre, pero de un hombre que está condenado a la libertad, que consiste únicamente en aquello que el hombre hace por su elección, con absoluta autonomía. El fundamento de la libertad está dentro del hombre mismo, que es totalmente responsable de sí y del mundo, sin normas exteriores, condenado a crear sus valores, libre aún sin quererlo. “La nada que no es, no podría tener más que una existencia prestada: es del ser de donde toma su ser”. Aun, luego de su muerte, sus escritos y reflexiones siguen vigentes en los pensamientos de muchos y sobre todo integrando parte de la historia filosófica que de una forma u otra han ayudado a transformar el mundo h Prini, Pietro, “Existencialismo”, Editora L. Miracle, Barcelona, España. Págs.111-137 , Bermudo, J.M., “Los filósofos y sus filosofías” Vol. 3, Editorial Vincens Vives, España (1983). Págs. 249-277 ( Aróstegui, Antonio, “Esquemas para una historia de la filosofía occidental”, Editorial Mausiega, Madrid, España (1978). Págs.855-866 M Enciclopedia Microsoft Encarta 2001 “Jean Paul Sartre” (2001) García-Tuduri, Rosaura y Mercedes, “Introducción a la Filosofía” Quinta edición. México: Minerva Books. (1974). Págs.398-405 M Reyes Silfa, Francisco. “Análisis Crítico del concepto de libertad en el pensamiento de Jean Paul Sartre.” Santo Domingo (RSTA, 1999). Págs. 205-208 R, Félix Andrés “La libertad en la primera etapa de Jean Paul Sartre”. Santo Domingo (1983). Págs. 125-130
  • 12. Negación de toda creencia EL EXISTENCIALISMO ATEO DE JEAN PAUL SARTRE Sartre, Jean Paul, filósofo, dramaturgo y novelista francés, nacido en París en 1905, considerado uno de los pensadores más representativos de todo el S XX. Su primera fama comienza a partir del año 1938, con la aparición de su novela La Náusea Fue prisionero durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fue liberado comienza a participar en actividades de resistencia y funda con amigos un grupo que denominaron Socialisme et liberté En 1945 publica su gran obra El Ser y la nada Al culminar la Guerra ofrece una conferencia sobre El Existencialismo es un humanismo, obra que publica al año siguiente e inmediatamente se transforma en la obra más difundida sobre el existencialismo francés, considerándolo a partir de ese momento como el mayor representante del existencialismo ateo francés En el año de 1960 gana el Premio Nobel de Literatura, el cual rechaza Participa de la causa estudiantil realizada durante el famoso Mayo Francés del 68 En 1973 ya casi ciego se retira limitándose a revisar sus obras, falleciendo el 15 de abril de 1980 en París, dejando muchos textos inéditos Sartre elabora su obra "El Existencialismo es un Humanismo" para defenderse de críticas que se le realizan a su doctrina, las que plantea al comienzo de su obra, como por ejemplo: "permanecer en un quietismo de desesperación (...) subrayamos la ignominia humana (...) nos reprochan que hemos faltado a la solidaridad humana, que el hombre está aislado, en gran parte, además porque partimos dicen los comunistas de la subjetividad pura (...) y del lado cristiano, se nos reprocha que negamos la realidad y la seriedad de las empresas humanas, puesto que si suprimimos los mandamientos de Dios y los valores inscriptos en la eternidad, no queda más que la estricta gratitud y cada uno puede hacer lo que quiere" (p. 5) Para defenderse de la acusación de quietista, Sartre afirma que son la única doctrina que plantea que el hombre puede ser lo que quiera ser, siempre que se comprometa, elija y actúe. En cuanto a subrayar la ignominia humana, el existencialismo plantea una ética vitalista, ésto es, una ética que reafirma los valores humanos No faltan a la solidaridad humana, en cuanto que cada hombre para elegir, sí parte de la subjetividad, pero al mismo tiempo tiene en cuenta al otro planteando una intersubjetividad; en el momento en que elige, lo hace para sí y para la humanidad entera, lo que hace que se sienta responsable por sí mismo y por todos los hombres. Esta responsabilidad le provoca angustia, porque el hombre se transforma en legislador. Pero también existen hombres que no se angustian, y según Sartre, la realidad es que enmascaran esta angustia, y son hombres que no están bien con su conciencia y actúan de mala fe; son incapaces de universalizar sus acciones En cuanto a suprimir a Dios y sus valores, "Dostoiewsky escribe: "Si Dios no existiera, todo estaría permitido"" (p.13) Y por supuesto que para Sartre todo está permitido, porque plantea un existencialismo ateo donde si suprimimos la idea de Dios, se debe ser consecuente y suprimir todos los valores que conlleva el Cristianismo, en oposición al existencialismo cristiano que plantea Jaspers y Marcel entre otros, donde se suprime la idea de Dios, pero se mantienen sus valores. Sartre plantea, que como el hombre es arrojado en éste mundo, y mediante el ejemplo del cortapapel (ver p.7) sostiene que "la existencia precede a la esencia", el hombre es un proyecto que se autoconstruye con elecciones responsables y es él mismo quien construye su moral laica. El hombre es libertad, porque es libre en cuanto que elige, siempre elige, y aunque su opción sea no elegir, ésto ya es una elección. Por eso sostiene que "el hombre está condenado a ser libre", condenado porque no se creó a sí mismo, y libre porque una vez que existe, es responsable por sus elecciones y las de toda la humanidad, porque no tiene ninguna muleta que le sirva de apoyo, está desamparado, está condenado a cada instante a inventarse, "el hombre inventa al hombre" (p.13) Para el existencialismo ateo propuesto por Sartre, "la existencia precede a la esencia" es decir que el hombre primero existe y luego se construye su propia esencia. Como no existen normas morales, principios ni valores universalmente válidos, entonces el hombre es libre y elige, lo que lo lleva a desesperarse y a angustiarse, liberándose por medio de la acción que es entendida desde la libertad humana como una tarea y un objetivo a perseguir toda la vida. El existencialismo busca mayor libertad y perfección para el ser humano, por eso es un humanismo. Parten de asumir la muerte de Dios anunciada por Nietzsche, entonces si no existe Dios, somos creación propia y somos libres; nos angustiamos por el desamparo de no tener muletas sobre la cual apoyarnos, porque somos responsables de nuestra elección de proyecto para nosotros y para toda la humanidad. Nos desesperamos porque hay imprevistos y debemos actuar porque el hombre sólo existe en la acción, lo que reivindica la intersubjetividad como condición humana porque no existe una esencia común a los hombres, no hay un apriori, porque "el existencialismo es un humanismo"; existencialismo porque es una doctrina que hace posible la vida humana y humanismo porque el hombre es un proyecto que legisla para sí mismo y para toda la humanidad