La formula para tener una vida cristiana victoriosa es desarrollar una comunión intima con el Espíritu Santo, de tal manera que podamos ser sensibles a su voz y sobre todo a su voluntad, que nos dejemos guiar por Él para llevar frutos para vida eterna, de esta manera corregiremos nuestro pasado, direccionaremos nuestro presente y tendremos un futuro glorioso, como solo el Señor Jesucristo nos puede dar