El gobierno argentino rechazó la instalación de una base del Comando Sur de Estados Unidos en la provincia de Chaco. Aunque el proyecto se presentó como un centro de ayuda humanitaria, la población local sospechaba que sería una base militar encubierta. Finalmente, el gobierno central argentino canceló el acuerdo con el Comando Sur y la provincia cambió el uso de las instalaciones construidas a una sede permanente de defensa civil.
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Argentina no al comando sur
1. Argentina: No al Comando Sur
La Agencia de Noticias mexicana “Proceso” informa del NO del Gobierno Argentino a la
Base del Comando Sur en el Chaco y que la Cancillería y el Ministerio de Defensa
cancelaron el acuerdo con dicho Comando; en el artículo además, se me cita sobre el
intento de instalar la misma. Lo cual demuestra que eran correctas nuestras apreciaciones
sobre este intento de la potencia hegemónica de instalarse en el Cono Sur Argentino, en el
informe que tituláramos oportunamente “Durmiendo con el Enemigo”. Lic. Carlos Pereyra
Mele
Por Francisco Olaso. Prisma Internacional
BUENOS AIRES (apro).- El gobierno argentino abortó la instalación de una base militar del
Comando Sur de Estados Unidos en la provincia de Chaco.
La Cancillería y el Ministerio de Defensa cancelaron el acuerdo que el
gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, había sellado con representantes
diplomáticos y militares estadunidenses. El proyecto había sido presentado
públicamente como un centro de ayuda humanitaria para hacer frente a catástrofes
naturales o epidemias. El sitio elegido para su emplazamiento fue el aeropuerto de
Resistencia, capital de la provincia. En su predio se construyeron dos edificios, financiados
por el Comando Sur, que depende del Ministerio de Defensa de Estados Unidos.
La inauguración estaba prevista para fines de mayo. Pero encontró el rechazo abierto de la
población chaqueña, que suponía la instalación de una base militar encubierta, con el
2. objetivo primordial de controlar recursos naturales estratégicos. La misma idea parece
haber guiado la acción discreta y firme del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Jorge Capitanich es un aliado de la presidenta. Su disposición para complacer los intereses
estratégicos de Estados Unidos acabó colisionando, sin embargo, con las posiciones de
Argentina dentro del Mercado Común del Sur (Mercosur), la Unión de Naciones
Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac),
bloques regionales que excluyen a Estados Unidos.
Reprendido por el gobierno central, Capitanich tuvo que dar un giro de 180 grados.
El pasado 22 de mayo, aclaró que las instalaciones en el aeropuerto de Resistencia servirán
de sede permanente a la Defensa Civil. Ese mismo día envió a la Legislatura un proyecto
para modificar la Ley de Defensa Civil de la provincia. En él se prohíbe expresamente la
injerencia de cualquier Estado extranjero en caso de emergencias y catástrofes.
“Esto obedece sin dudas a una directiva dada desde el gobierno central”, dice a Apro Elsa
Bruzzone, asesora del Ministerio de Defensa de Argentina. “Fue un tirón de orejas a un
funcionario que se ha excedido en sus atribuciones, ya que ningún gobernador puede firmar
un convenio con el Comando Sur, cualquiera sea la índole del mismo.”
Base en Resistencia Chaco Argentina
Bruzzone explica que, además, “pendía sobre Capitanich un pedido de juicio político por
parte de la Legislatura provincial”, que la reacción de todas las organizaciones sociales,
3. culturales y políticas en la provincia fue enorme, y “hubo también mucha repercusión en los
países de la Unasur y en el resto de los pueblos hermanos del Continente”, dijo.
Curiosamente, los grandes medios nacionales casi no cubrieron el tema. Clarín y La Nación
–los principales diarios del país– no pierden oportunidad de criticar aspectos de la gestión
de este gobernador “kirchnerista”. Han explotado las desventuras de Capitanich con su
exmujer, la exministra de Salud provincial, Sandra Mendoza. La disputa conyugal tuvo por
escenario varias veces el espacio de la gestión pública. En el caso del “centro de ayuda
humanitaria”, sin embargo, los grandes medios guardaron silencio.
El diario Tiempo Argentino consultó sobre la decisión del gobierno a Gabriel Fuks, titular
de Cascos Blancos de la Cancillería, según una nota que publicó el pasado 27 de mayo. “El
principio consiste en evitar, bajo el paraguas de las urgencias humanitarias, la injerencia de
potencias militares extranjeras”, sostuvo Fuks. “Con la imagen humanitaria muchas veces
se enmascaran políticas de intervención”, dijo. “No es algo nuevo. Se suele usar lo
humanitario, como Caballo de Troya, para establecer otra relación.”
Previamente, el gobierno nacional había vetado el ingreso del equipo tecnológico, las
computadoras, los radares y el sistema operativo para el funcionamiento de la base en
Chaco. Hoy se discute la devolución de los 3 millones de dólares que el Comando Sur donó
para las instalaciones.
Agua
“En los últimos años del siglo XX y los primeros del XXI, Estados Unidos incrementó las
presiones sobre los gobiernos argentinos para que permitieran la instalación de una base
descubierta en la provincia argentina de Misiones”, dice Elsa Bruzzone. “El lugar elegido
era San Ignacio, que es uno de los puntos más importantes de carga y descarga del Acuífero
Guaraní. Ésta es la cuarta reserva de agua subterránea del mundo, que comparten
Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay”.
Licenciada en historia, miembro del prestigioso Centro de Militares por la Democracia
(Cemida), Bruzzone es autora del libro Las guerras del agua (200 . “Entonces los
estadunidenses agitaban el fantasma de la presencia de células terroristas en la zona de la
Triple Frontera –prosigue–, cuando todos los informes elaborados por el Departamento de
Estado de Estados Unidos sobre el terrorismo en el mundo lo desmienten cada año”.
Explica: “Como no lograron ese objetivo, reflotaron un convenio firmado en 2006 entre
ambos gobiernos, para intentar entrar por la puerta de servicio.”
4. El convenio bilateral se llama “Programa de Fortalecimiento del Sistema Provincial de
Emergencias”. Fue impulsado por el Comando Sur y la embajada estadunidense y aprobado
por el Ministerio del Interior, “como un aporte a los programas sociales del gobierno”.
La estratégica ubicación de Chaco, y la receptividad de su gobernador, dieron alas al
proyecto del Comando Sur. Ya en 2007, siendo candidato a la gobernación, Capitanich se
reunió con el embajador de Estados Unidos, Earl Anthony Wayne, y le expresó que él “no
compartía el sentímiento antinorteamericano de la población argentina”, según revelaron
en 2011 cables de Wikileaks.
En marzo de 2008, se llevó adelante en Resistencia una jornada de capacitación para el
personal de Defensa Civil de la provincia. Fue impartida por consultores designados por la
embajada de Estados Unidos. Se tocaron temas relacionados con la organización y el
funcionamiento de un centro de emergencias.
El embajador Wayne visitó la provincia el 13 de agosto de 2008, para presidir junto al
gobernador “la ceremonia de cierre de un programa civil de capacitación para la
prevención, mitigación y superación de desastres naturales”, según informó la página web
de la embajada estadunidense en Argentina.
“Defiendo una alianza estratégica (con Estados Unidos) y estoy dispuesto a luchar por esa
idea”, le dijo Capitanich a una delegación de legisladores estadunidenses que visitó Chaco
en septiembre de 2010, según refleja Chacoonline, portal del gobierno de la provincia.
En diciembre de 2011, el gobernador recibió al coronel Edwin Passmore, máximo
representante del Comando Sur en Argentina. Los antecedentes de Passmore no reflejan
viículo alguno con la ayuda humanitaria. Participó en la invasión a Afganistán, fue asesor
de inteligencia en Irak y terminó expulsado de Venezuela en 2008 por actividades de
espionaje.
Passmore era, además, el encargado de recibir, en el aeropuerto de Buenos Aires, el avión
militar estadunidense que “intentó ingresar un cargamento no declarado de armas de
guerra, equipos de comunicación encriptada, programas informáticos y drogas narcóticas y
estupefacientes”, según informó el diario Página 12 el 13 de febrero pasado. El material
supuestamente se usaría en una jornada de capacitación a la Policía Federal. Fue retenido
durante meses por el gobierno argentino, lo que generó un incidente diplomático.
La donación del “centro de ayuda humanitaria” despertó grandes sospechas entre la
población de la provincia. El Comando Sur no es precisamente una organización solidaria
sin fines de lucro. Como unidad militar, dependiente del Ministerio de Defensa
estadunidense, enfoca su acción en el continente latinoamericano, con excepción de
5. México. Por otra parte, existen numerosas organizaciones civiles, argentinas e
internacionales, que se orientan hacia la acción social y humanitaria, y que en caso de
necesidad podrían cooperar en en este tipo de tareas.
Resistencia
El pasado 2 de abril, día en que se conmemoraron 30 años de la guerra de Malvinas, y el 25
de mayo último, día en que Argentina festeja su primer gobierno patrio, Resistencia fue
escenario de dos marchas multitudinarias. Los manifestantes transitaron los 10 kilómetros
que separan la Casa de Gobierno del Aeropuerto. Cantaban consignas de rechazo al acuerdo
del gobierno provincial con el Comando Sur de Estados Unidos.
“No se trataba de una base militar, aunque los fondos para la construcción salieron del
fondo de asistencia humanitaria del Comando Sur”, dijo el 27 de mayo Alfredo Forti,
secretario de Relaciones Internacionales del Ministerio de Defensa, al periódico Tiempo
Argentino. “Aunque el convenio no preveía presencia militar, podría haber dejado una
puerta abierta para un tipo de capacitación”, señaló.
Elsa Bruzzone se basa justamente en este punto para afirmar que la de Chaco iba a ser una
base militar encubierta. “Las bases descubiertas operan a la luz del día –dice–. Las
encubiertas se esconden detrás de estos centros de ayuda humanitaria o en instalaciones
cercanas a algún aeropuerto”, explica. “Edifican una construcción que más o menos parece
civil, pero que la pueden transformar en militar cuando se le requiera, porque tienen una
pista que permite el aterrizaje de aviones de gran porte.”
Según estudios del Cemida, en el aeropuerto de Resistencia pueden aterrizar aviones
militares con cargas pesadas, como los C-130 Hércules, C-17 Globemaster III y C-5 Galaxy.
“Dentro de los nuevos conceptos ‘flexibles’ del Pentágono sobre bases
militares, hay un borde difuso en las actividades militares y civiles, lo que
maximiza la confusión de la opinión pública”, escribió el politólogo Carlos
Pereyra Mele, profesor de la Universidad de la Patagonia, en un texto
difundido el 27 de marzo por Argenpress.
En el caso de estas bases se presenta un “componente humanitario visible al público,
estructurado sobre actividades que la sociedad visualiza como ‘justas’ y en su beneficio, de
modo tal que pueda justificarse una interacción bilateral”, según explican Bruzzone y José
Luis García en su artículo El Comando Sur en el Chaco, publicado el 28 de marzo también
por Argenpress.
6. “Pero hay, además, un componente no visible que se encuadra en los objetivos estratégicos
afines a los intereses de Estados Unidos y muchas veces contrapuestos a los del país
asistido, conducidos por un comando militar”, agrega.
Es posible que al principio la base militar encubierta opere sin personal militar. Pero una
estructura de este tipo puede transformarse rápidamente en una instalación castrense
formidable y muy difícil de eliminar.
Cuando ha sido alcanzada cierta aceptación social y un nivel de organización aceptable –
según explica el citado artículo de Bruzzone y García–, la base puede convertirse en un
Centro de Seguridad Cooperativa (CSL), que coordina la lucha contra las drogas, con poca o
nula presencia permanente de los estadounidenses; pero ante una supuesta “amenaza”, por
parte de un “enemigo común”, el centro puede pasar a ser Base de Operaciones Principales
(MOB), con fuerzas operativas permanentes; o bien Base de Operaciones de Avanzada
(FOB), que además incluye fuerzas para operaciones especiales.
Estados Unidos suele aprovechar estas bases para realizar operaciones militares
encubiertas. Se vigilan y espían los sistemas de armas y fuerzas militares del país anfitrión,
y sus vecinos. Se realizan acciones de infiltración, relevamiento, influencia y control sobre
las fuerzas armadas y la población civil. Adicionalmente se monitorea y controla
satelitalmente toda la región.
–¿Qué reacciones ha habido frente al tema dentro del ejército argentino? –se le pregunta a
la asesora del Ministerio de Defensa.
–El ejército argentino ya no es el de la dictadura; no está formado en la hipótesis del
enemigo interno. Hace unos años la fuerza elaboró el proyecto Ejército Argentino en el
horizonte 2025, que en parte fue tomado por el ministerio de Defensa.
“Argentina tiene como hipótesis de conflicto susceptibles de transformarse en hipótesis de
guerra la defensa de sus recursos naturales.” dice Bruzzone. Pone como ejemplos el
Acuífero Guaraní, los minerales e hidrocarburos. “Lo que ha quedado perfectamente
explicitado es que la agresión va a venir de un enemigo extraregional, extracontinental, que
esta fuera de la Unasur y la Celac”, sostiene. “No se les nombra, pero sabemos ciertamente
que se están refiriendo a Estados Unidos y a la OTAN.”
Emergentes
El liderazgo de Brasil en el subcontinente preocupa a Estados Unidos. La frustrada base en
Chaco hubiera contribuido al cerrojo que ya sufre el gigante sudamericano. El país está
7. rodeado por más de 20 bases de Estados Unidos, instaladas con el pretexto de la lucha
contra el narcotráfico.
Una vez más, para Bruzzone lo que está en juego es el control de recursos naturales
estratégicos. “La Amazonia, que es el mayor pulmón del planeta, tiene el 25% de las
reservas mundiales de agua dulce, la mayor fuente de biodiversidad, y no olvidemos que el
80% de los medicamentos que se producen en el mundo están elaborados en base a plantas
de los bosques y las selvas”, sostiene
Entre los minerales estratégicos cita el neobio, el titanio o el tugsteno, que se utiliza en la
tecnología aeroespacial y en la industria militar. Hay también grandes riquezas
hidrocarburíferas. “Estados Unidos ha utilizado la Iniciativa Regional Andina y el Plan
Colombia para sembrar de bases toda la frontera amazónica”, dice la asesora.
La base inaugurada el 5 de abril de 2012 en Concón, Chile, es un centro de entrenamiento
para las fuerzas de paz de la ONU. Fue construida con 500 mil dólares aportados por el
Comando Sur. Apunta, según la analista, a la estrategia de control y militarización del
Océano Pacífico que desarrolla Estados Unidos.
La estrategia incluye a México, Colombia, Perú, Chile, y también a Corea del Sur y los Tigres
asiáticos. “El objetivo final es cercar a China, país que ellos perciben como el gran oponente
en este siglo XXI, el enemigo que tiene visos de ser la gran potencia hegemónica”, dice Elsa
Bruzzone. “Se toma posición enmascarada en el paraguas de la ONU –advierte –. Detrás de
las misiones de Naciones Unidas desembarcan los soldados de la OTAN, los marines
estadounidenses, no precisamente para preservar la paz sino para hacer pie y quedarse.”
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