Las comunidades Garífunas de Honduras se resisten pacíficamente a los desalojos forzados de sus tierras ancestrales para hacer lugar a proyectos turísticos y de palma africana. Han utilizado títulos de propiedad, leyes internacionales y recuperación de tierras para defender su derecho a la tierra y cultura, pero enfrentan amenazas crecientes de violencia e intimidación por parte de intereses corporativos y narcotraficantes respaldados por el gobierno.
Criminal Internacional Attila Ernö Nemeth y la Autopista del Dinero Sucio .docx
Las comunidades Garífunas de Honduras se resisten a los desalojos y robo de tierras
1. Las comunidades Garífunas de Honduras se resisten a los
desalojos y robo de tierras
Un residente de Vallecito acompaña a cantantes mientras cantan
canciones tradicionales Garifunas. (WNV/Jeff Abbott)
Biodiversidad en América Latina y el Caribe, 11 de agosto 2015
"A lo largo de la costa atlántica de Honduras, las comunidades afro
caribeñas garífunas se ven amenazadas por propuestas de creación
de proyectos mega-turísticos yciudades gestionadas por
corporaciones, a menudo conocidas como “ciudades modelo”. Como
consecuencia de ello, las comunidades garífunas están siendo
forzadas a abandonar sus tierras."
Por Jeff Abbott, 4 de agosto de 2015
A lo largo de la costa atlántica de Honduras, las comunidades afro
caribeñas garífunas se ven amenazadas por propuestas de creación
de proyectos mega-turísticos y ciudades gestionadas por
corporaciones, a menudo conocidas como “ciudades modelo”. Como
consecuencia de ello, las comunidades garífunas están siendo
forzadas a abandonar sus tierras.
En enero de 2015, el vicepresidente de los Estados Unidos Joseph
Biden propuso un plan para proporcionar a los gobiernos de
Centroamérica 1000 millones de dólares – además de otras ayudas
acordadas con anterioridad – para incrementar las inversiones en la
zona, con el objetivo de mejorar la seguridad y generar la
oportunidad de combatir las causas “raíz” de la migración ilegal.
El plan ede Bide no es mas que la continuación del Tratado de Libre
Comercio con Centroamérica y el Plan Mesoamérica mediante la
ampliación del mercado energético regional integrado y facilitando a
2. las empresas multinacionales la inversión en enormes proyectos de
desarrollo en toda la región que provocarán grandes daños a la
comunidad. Este verano el Congreso votará este paquete de ayuda.
Sin embargo, tal y como han señalado los críticos, los planes
crearán un retroceso negativo para la gente de la región, incluyendo
el aumento de conflictos sociales y la destrucción del medioambiente.
“El gobierno estadounidense está financiando a nuestro gobierno para
desalojarnos”, dijo Ángel Castro, residente de la comunidad garífuna
de Vallecito. “No están aquí para apoyar a las personas afro
decendientes, menos aún al pueblo de Honduras.”
La conexión con el modelo económico de acumulación por
desposesión no se pierde en Castro. Y añadió: “Esto es parte del
capitalismo y la política del neoliberalismo”.
Los mega-proyectos son sólo uno de los problemas a los que las
comunidades garífunas de Honduras han tenido que enfrentarse en
los seis años transcurridos desde que el golpe de estado, apoyado
por los Estados Unidos, derrocó al entonces presidente Manuel
Zelaya. Ahora han comenzado a organizar y defender sus tierras a
través de la resistencia noviolenta.
Defendiendo la tierra y la cultura
Las comunidades garífunas llevan siglos viviendo en la costa Atlántica
de Honduras y han desarrollado su propia cultura, idioma, comida y
música. Son los descendientes de los esclavos africanos y de las
poblaciones indígenas Arawak que fueron deportadas de la isla
británica de San Vicente en 1797. En la actualidad, las comunidades
garífunas abarcan la costa atlántica desde Belice hasta Nicaragua con
48 comunidades en Honduras, en los departamentos de Cortés,
Atlántida y Colón.
A principios de los años 1800 el gobierno hondureño dio a las
comunidades títulos ilegales de 1,012 hectáreas de tierra. Desde
entonces se han encargado de estas tierras colectivamente,
alimentándose de la pesca y la agricultura.
Ahora estas comunidades se enfrentan al desalojo para dar paso a la
construcción de proyectos de desarrollo apoyados por políticas
económicas neoliberales como la Alianza por el Progreso y la
Estrategia para el Compromiso de los Estados Unidos en
Centroamérica. Además, el creciente interés de los narcotraficantes y
las plantaciones de aceite de palma africana han forzado a las
comunidades a abandonar sus tierras.
“Todos sufrimos la misma situación,” dijo Selvyn, de la comunidad de
Porto Cortez. “Todos estamos siendo desalojados de nuestras tierras.
El Estado ha decidido excluir a las comunidades del diálogo nacional.”
3. Pero frente a los desalojos para facilitar la creación de mega
proyectos, y amenazados por narcotraficantes fuertemente armados,
las comunidades garífunas han decidido dedicarse a la resistencia
noviolenta para defender su territorio.
Filas de palma africana para la producción de aceite de palma dan la
bienvenida a visitantes de Vallecito. La palma africana se ha
propagado como un virus a lo largo del territorio Garifuna y de
Honduras. (WNV / Jeff Abbott)
En agosto de 2012, miembros de las comunidades a lo largo de la
costa atlántica de Honduras reclamaron el corazón de su territorio de
la invasión de los narcotraficantes, los proyectos de mega turismo y
la expansión del aceite de palma. Fueron ellos quienes fundaron la
comunidad de Vallecito en el territorio que los garífunas consideran
sus tierras ancestrales, a un kilómetro y medio del mar.
Al igual que en muchas culturas indígenas, la tierra y el mar están
vinculados a la identidad del pueblo garífuna y son cruciales para la
continuación de su sociedad. Las comunidades sostienen que el asalto
de su territorio es también un ataque a su identidad y cultura.
“El mar y la playa son esenciales para el pueblo garífuna”, dijo
Guillermo, un residente de Vallecito. “Es parte de mi vida; que es lo
que significa ser garífuna”.
La resistencia noviolenta que utilizan para defender su tierra es
también parte de la identidad garífuna.
4. “El pueblo garífuna es un pueblo pacífico”, dijo Yilian Maribeth David,
desde la organización de base Organización Fraternal Negra
Hondureña (OFRANEH). “Nunca hemos utilizado armas o la violencia
en la lucha por la recuperación de tierras, ni tampoco en las
manifestaciones en las principales ciudades contra las violaciones de
los derechos de nuestra gente.”
Las comunidades garífunas no han recibido clases ni entrenamientos
en las tácticas noviolentas. Más bien, su dedicación a la noviolencia
proviene de su religión.
“No se nos ha enseñado acerca de las luchas pacíficas”, dijo David.
“Más bien, la espiritualidad garífuna es el mantenimiento de la
práctica de la lucha pacífica. Esto se debe a que nuestra religión se
basa en la creencia en ancestros que dan señales en sueños y
visiones de cuándo y cómo llevar a cabo una actividad y también
indican en qué momento hay que parar. Todo esto lo lideran los
chamanes”.
Pero la situación de estas comunidades se está deteriorando y su
resistencia pacífica está siendo contraatacada con violencia.
Una situación que se deteriora
En los años transcurridos desde el golpe de estado, los inversionistas
han encontrado un nuevo apoyo del gobierno cuando roban la tierra
de las pequeñas comunidades campesinas e indígenas. En este
ambiente los garífunas se han organizado para defender sus tierras.
“Las comunidades no van a vender sus tierras”, dijo Celso Alberto, de
la comunidad de Santa Fe. “Así que el gobierno ha estado
expropiando las tierras.”
La industria del turismo ha ido creciendo a lo largo de la costa de
Honduras desde mediados de los 90. Pero en los últimos tres años,
los proyectos de desarrollo turístico se han ampliado, y también lo
han hecho los desalojos. Localidades costeras de las comunidades
garífunas se han visto despojadas de sus tierras para la construcción
de proyectos de mega turismo.
Los proyectos forman parte del Plan de Mesoamérica, que promueve
la creación de un corredor turístico de Belice a través de Honduras a
lo largo de la costa. Las comunidades sostienen que estos proyectos
no les benefician y sólo mercantilizan su cultura.
“Las personas sólo vienen a consumir la cultura, beber el té gifi y
vernos bailar”, dijo César Leonel, un joven garífuna y miembro de la
Red Mesoamericana de Radios Comunitarias. “Se hospedan en
hoteles en territorio garífuna, donde puede que sólo haya dos o tres
garífunas trabajando.”
5. Además, la ubicación de las comunidades las hace vulnerables a la
invasión de los productores de aceite de palma y los narcotraficantes.
Por lo tanto, la defensa del territorio también ha llegado a significar la
defensa contra estas industrias legales e ilegales. Si recuperan las
tierras, las comunidades garífunas podrán seguir frenando el
transporte de narcóticos a través de su territorio.
Cesar Leonel toca el tambor en el centro de la comunidad de
Vallecito, mientras tres soldados están sentados en a periferia de la
reunión. (WNV/Jeff Abbott)
Desde 2012, la comunidad de Vallecito ha evitado con éxito, a través
de su presencia permanente, que los narcotraficantes locales
reconstruyan un punto de tránsito a lo largo de la costa, que fue
destruido por el ejército hondureño. Sin embargo, las comunidades se
han enfrentado a la intimidación y la violencia por parte de los
traficantes.
El gobierno de Honduras respondió a estas amenazas mediante el
despliegue de un pequeño grupo de soldados para “proteger” a la
comunidad garífuna. Ahora tres soldados están permanentemente en
la entrada del territorio de la comunidad. Pero los miembros de la
comunidad de Vallecito no ven las ventajas de la presencia de los
soldados.
“El ejército es sólo la imagen de la protección”, dijo Guillermo.
“Cambian los soldados cada mes, así que no se acercan demasiado a
nuestro movimiento.”
6. A pesar de los éxitos contra los narcos, las comunidades garífunas
todavía siguen siendo vulnerables al desalojo para dar paso a
proyectos turísticos.
“El Estado está vendiendo nuestras tierras de manera ilegal”, dijo
Leonel. “Nos enfrentamos a la expulsión sistemática de las
comunidades garífunas de sus tierras para que los extranjeros
compren nuestras tierras para construir enormes hoteles.”
La lucha contra la migración
Para las comunidades garífunas, la defensa del territorio y la
identidad es también una lucha contra las fuerzas que les impulsan a
emigrar a Estados Unidos en busca de oportunidades.
“Cuando las comunidades no tienen el espacio para reproducir su
cultura, por supuesto que emigran”, dijo Leonel.
Las comunidades también han comenzado a crear sus propios
proyectos de desarrollo para crear oportunidades para sí mismos,
incluyendo la creación de espacios autosuficientes en las tierras
recuperadas donde cultivan casi todos los alimentos que necesitan y
continúan con la tradición de la pesca. Para estas comunidades, la
recuperación de la tierra supone también la defensa del derecho a la
soberanía alimentaria y el derecho a la subsistencia como comunidad.
Tres hombres de Garifuna salen a pescar desde la playa en la
comunidad de Sambo Creek. (WNV/Jeff Abbott)
7. “Nuestra visión no es la de comercializar nuestra tierra”, dijo
Guillermo. “Más bien, estamos sembrando las semillas de los
alimentos que necesitamos para comer.”
Las comunidades, junto con la OFRANEH, han trabajado para
desarrollar proyectos que ofrecen oportunidades a su propia gente.
“Dado el éxodo masivo de mujeres, jóvenes y adolescentes a los
Estados Unidos en los últimos dos años, la OFRANEH está trabajando
en diversas áreas con el fin de proporcionar una opción de ingresos
para el pueblo garífuna”, dijo David.
OFRANEH, la juventud garífuna y las organizaciones de mujeres han
creado proyectos para ofrecer oportunidades. Los jóvenes se han
movilizado para crear una granja de cerdos, una plantación de
plátano y un criadero de tilapia. Según David, “se crearon estos
proyectos con la intención de mantener a los jóvenes ocupados e
interesados, y al mismo tiempo mantener las tierras.”
El grupo de mujeres se ha centrado en la siembra de alimentos como
el arroz, los frijoles, los chiles y la yuca.
“La siembra de alimentos básicos ha disminuido a un ritmo alarmante
debido a la proliferación de la plantación de monocultivos [como la
palma africana]”, dijo David. “Por ello las mujeres se están centrando
en el tema de la soberanía alimentaria y la seguridad alimentaria.”
Defensa legal de la tierra
Junto con la recuperación de tierras, las comunidades garífunas han
utilizado convenciones nacionales e internacionales para la defensa
de su territorio.
Las comunidades poseen seis títulos de propiedad de sus tierras
territoriales; títulos de los que son propietarios todos los miembros
de las comunidades de forma común por lo que es imposible vender
extensiones individuales.
Pero a pesar de estos títulos de propiedad, el Estado y la agencia de
la tierra hondureña han vendido sistemáticamente la tierra de las
comunidades a los intereses internacionales. Las comunidades han
señalado que estas ventas son ilegales.
Las comunidades también han invocado los derechos reconocidos a
las comunidades indígenas en el Convenio 169 de la Organización
Internacional del Trabajo. Honduras se adhirió al Convenio 169 en
1996. La convención establece que las comunidades indígenas deben
ser consultadas antes de comenzar cualquier proyecto de desarrollo
en sus tierras. El Convenio tiene como objetivo que las poblaciones
indígenas puedan participar en las decisiones sobre el uso de sus
territorios.
8. Sin embargo, en ningún momento se ha consultado a las
comunidades garífunas sobre el uso de sus tierras. El Estado ha
respondido que las comunidades no entran en los grupos protegidos
por la Convención. Sin embargo, las comunidades han mantenido sus
exigencias de ser consultados.
Generando puentes entre territorios
Las comunidades Garífunas se enfrentan a una situación sombría,
pero han contactado con gente más allá de sus fronteras para pedir
ayuda en su lucha por defender su territorio.
Las comunidades están trabajando para atraer el interés internacional
a su difícil situación. Este movimiento de hondureños negros en
concreto, está trabajando para crear uniones con el movimiento Black
Lives Matter en los Estados Unidos.
“La relación con Black Lives Matter nació a raíz de una reunión sobre
la migración y la cultura en Los Ángeles en abril de 2015″, dijo David.
“Nos pusimos de acuerdo y decidimos que si las organizaciones
negras se unen independientemente de nuestras fronteras, podremos
lograr resultados. Cada vez que tengan un problema en su contra,
nos declaramos en solidaridad con ellos. Y cada vez que nos pase
algo a nosotros, ellos harán lo mismo. Estamos unificando nuestras
voces.”
Traducido del inglés por Nayua Abdelkefi.
—
Fuente: Waging Nonviolence
URL artículo:
http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Las_
comunidades_Garifunas_de_Honduras_se_resisten_a_los_desalojos_
y_robo_de_tierras