La evaluación debe ser útil y práctica, cumpliendo con características como flexibilidad metodológica, sensibilidad social y participación de todos los sectores involucrados. Tiene como objetivo principal la mejora a través de medir la eficacia y eficiencia de los programas y generar pautas para el futuro. Existen dos tipos de evaluación: formativa para el seguimiento del programa y sumativa para determinar hasta qué punto se cumplieron los objetivos al final del programa.