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Zuria Alonso Ganuza a
, Miguel Ángel González-Torres b
, Moisés Gaviria c
.
Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2012; 32 (114), 247-259. doi: 10.4321/S0211-57352012000200003
El Delirium. Una revisión orientada a la práctica clínica.
Delirium. A review focused on clinical practice.
RESUMEN: El delirium es un síndrome clínico que
afecta a un importante porcentaje de los pacientes
hospitalizados. A pesar de su elevada incidencia, es un
síndrome a menudo infradiagnosticado, que implica
relevantes consecuencias negativas para los pacientes
y profesionales, y además puede prevenirse. Un abor-
daje inadecuado puede condicionar un peor pronóstico
tanto a inmediato como a largo plazo para el paciente,
en cuanto a su estado de salud y calidad de vida, así
como incrementar los costes sanitarios. Identificando
las causas que pueden desencadenarlo, evitar compli-
caciones iatrogénicas, garantizar adecuado soporte de
hidratación y nutrición, evitar el deterioro funcional, así
como educar al paciente y su familia forman parte de
los principios generales de su manejo.
El objetivo de este artículo, es señalar lo que se consi-
dera esencial para el reconocimiento y tratamiento de
este síndrome.
PALABRAS CLAVE: delirium, presentación clínica,
diagnóstico, tratamiento.
ABSTRACT: Delirium is a clinic syndrome
that affects a significant percentage of hospita-
lized patients. Despite its high incidence, often
it isn´t recognised, that involves major negative
consequences for patients and professionals and
can be also prevented. An inadequate treatment
carries an inmediate worsening of the patient´s
state and is also very harmful in the long term for
the patient´s health and quality of life, as more
expensive for the sanitary system. To identify
its causes, to avoid iatrogenic complications, to
vouch for a correct hydratation and nutrition, to
avoid the functional impairment, and to educate
the patient and his family are some of the main
tasks of the handling of delirium.
The aim of this paper is to point out what is
considered essential for the recognition and
treatment of this syndrome.
KEY WORDS: delirium, clinical presentation,
diagnosis, treatment.
a
Servicio de Psiquiatría. Hospital de Basurto, España. b
Servicio de Psiquiatría. Hospital de Basurto, Espa-
ña. Departamento de Neurociencias. Universidad del País Vasco, España. c
Departamento de Psiquiatría.
Universidad de Illinois-Chicago, Estados Unidos.
Correspondencia: Zuria Alonso Ganuza (zuria.alonsoganuza@osakidetza.net / zuralgan@hotmail.es)
Recibido: 15/07/2011; aceptado: 21/10/2011
Introducción
	 El delirium es un síndrome, no una enfermedad, de etiología compleja y a
menudo multifactorial, que culmina en un patrón similar de signos y síntomas re-
ferentes al nivel de conciencia y deterioro de funciones cognitivas del paciente.
Clásicamente, el delirium tiene un inicio súbito (horas o días), su evolución es bre-
ve y fluctuante, mejorando rápidamente si se identifica y elimina el factor causal,
aunque todas estas características pueden variar según el paciente.
	 La denominación de delirium apareció en el DSM-IV-TR como un intento de
consolidar los múltiples términos existentes (síndrome confusional agudo, síndro-
248
ORIGINALES Y REVISIONES
Z. Alonso, M. A. González-Torres, M. Gaviria
me cerebral agudo, encefalopatía metabólica, psicosis tóxica, insuficiencia cerebral
aguda, estado mental alterado,…) en una única etiqueta diagnóstica.
Epidemiología
	 La prevalencia del delirium en la población general es del 0,4 % en adultos de
edad igual o superior a 18 años y del 1,1% en individuos de edad igual o superior a
55 años.
	 Aproximadamente, del 10 al 20% de los ingresos hospitalarios se deben a la
presencia de delirium, mientras que del 10% al 30% de los pacientes desarrollarán
este síndrome durante la hospitalización (1).
	 La incidencia y prevalencia de este trastorno varían según la edad, el paciente
y el lugar de hospitalización. En un contexto quirúrgico esta cifra varía de un 10
a 50%, siendo mayor en cirugías cardíacas (30%) y de cadera (mayor a 50%) (2).
Asimismo, este trastorno se observa en el 25% de pacientes oncológicos y en el
80% de los pacientes terminales. Entre los pacientes hospitalizados mayores de 65
años, las cifras oscilan entre el 10% y 40% (1).
Fisiopatología
	 La fisiopatología implicada en el delirio es poco conocida. Es resultado de la
interacción de un estado neurobiológico previo vulnerable y uno o múltiples agen-
tes desencadenantes o precipitantes. Estos agentes actúan a través de mecanismos
neuropatogénicos aún no bien conocidos como la disminución del metabolismo
oxidativo cerebral, la respuesta neuroendocrinológica ante situaciones de stress y
la liberación de citoquinas. Estos procesos pueden interactuar entre sí produciendo
una disfunción cerebral que afecta a estructuras corticales y subcorticales encarga-
das de mantener el nivel de conciencia y la atención.
	 Han sido propuestas múltiples hipótesis, que pudieran considerarse comple-
mentarias en lugar de excluyentes. Las principales son la hipótesis de la depriva-
ción de oxigeno, hipótesis de los neurotransmisores e hipótesis inflamatoria (3).
	 Hipótesis de la deprivación de oxígeno
	 La disminución del metabolismo oxidativo en el cerebro causaría disfunción
cerebral debido a alteraciones en distintos sistemas de neurotransmisores. Asimis-
mo, la hipoxia cerebral pudiera provocar una disminución en la producción de
acetilcolina (3).
249
ORIGINALES Y REVISIONES
El Delirium. Una revisión orientada a la práctica clínica.
	 Hipótesis de los neurotransmisores
	 El déficit de la función colinérgica y un exceso de la actividad dopaminér-
gica, ya sea en términos absolutos o en el equilibrio relativo entre ambos, son las
alteraciones neuroquímicas más frecuentes e importantes involucradas en la pato-
genia del delirium; no obstante, neurotransmisores como la serotonina, histamina,
GABA o glutamato, se encuentran frecuentemente implicados. Estas alteraciones
bioquímicas también explican la efectividad de determinados fármacos utilizados
en el tratamiento o el efecto adverso de otras sustancias que, indicadas en determi-
nados procesos, podrían desencadenar un episodio de delirium (3,4).
	 Acetilcolina:
	 El déficit de acetilcolina es el más frecuentemente implicado en la patogenia
del delirium. La activación (arousal), el ciclo sueño-vigilia, la atención, el aprendi-
zaje y la memoria, dependen en gran medida, de la acción de la acetilcolina a través
de los receptores neuronales nicotínicos y muscarínicos.
	 Los fármacos con acción anticolinérgica pueden provocar síntomas de de-
lirium, y algunas toxinas con acción anticolinérgica pueden desencadenar un de-
lirium. Además de los fármacos que se sabe alteran la función del receptor de la
acetilcolina como la atropina, muchos otros tienen actividad anticolinérgica. Entre
éstos se incluyen la furosemida, digoxina, teofilina, warfarina, nifedipino, cimeti-
dina, ranitidina y prednisolona.
	 La deficiencia de tiamina, la hipoxia y la hipoglucemia también actúan redu-
ciendo la acetilcolina por efecto en las vías metabólicas del ciclo de ácido cítrico,
que provee AcetilCoA, precursor para su síntesis (3,4).
	 La actividad anticolinérgica sérica es predictora de delirium, ya que se ha ob-
servado cómo la actividad anticolinérgica sérica es superior en pacientes confusos,
y ésta disminuye en pacientes cuyo delirium se resuelve (5).
	 Dopamina:
	 Este neurotransmisor interviene en el mantenimiento de la atención, el apren-
dizaje en serie, el pensamiento, la percepción y el control de los movimientos.
	 Como se describió anteriormente, una deficiencia en la neurotransmisión colinér-
gica y/o una hiperfunción dopaminérgica se considera el trastorno neuroquímico más
común del delirium. Estos neurotransmisores tienen una amplia interacción entre sí.
La estimulación del receptor D2 produce disminución de la liberación de acetilcolina,
por lo que el bloqueo de los receptores D2 por los neurolépticos no sólo bloquea los
receptores dopaminérgicos, sino que también produce un aumento de la liberación de
acetilcolina, reequilibrando así, la relación entre ambos sistemas de neurotransmisión,
lo que podría ser fundamental para explicar el papel de los neurolépticos en el delirium.
	 Así, por ejemplo, la hipoxia impide la recaptacion de dopamina, incremen-
tando sus niveles, a la vez que disminuye la síntesis de acetilcolina. El exceso de
dopamina explica la sintomatología psicótica presente en el delirium (3,4).
250
ORIGINALES Y REVISIONES
Z. Alonso, M. A. González-Torres, M. Gaviria
	 Serotonina:
	 La serotonina influye en la regulación de la vigilia, atención y ritmo circadiano.
	 Tanto el incremento como el descenso de los niveles de serotonina cerebral
pueden producir delirium. En los cuadros infecciosos, en el síndrome serotoninér-
gico y la encefalopatía hepática, la serotonina cerebral se halla aumentada, mien-
tras que en delirium relacionado con la deprivación de alcohol o tras una interven-
ción, sus niveles se hallarían disminuidos (3).
	 Histamina:
	 Tanto excesos como defectos de histamina se relacionan con el desarrollo
de delirio. Fármacos bloqueadores de receptores histaminérgicos tienen capacidad
para inducir delirium y disfunción cognitiva.
	 GABA:
	 El GABA es el principal neurotransmisor con función inhibitoria. El receptor
GABA A además del lugar de unión para el GABA tiene también otros dos luga-
res de unión. Uno de estos dos lugares es ligando de barbitúricos, mientras que el
otro lugar es ligando de benzodiacepinas. Los fármacos que se unen a estos sitios,
potencian el efecto del GABA en el receptor. Por ello, cuanto mayor es la dosis de
estos fármacos, mayor es el efecto inhibitorio sobre las neuronas.
	 En la encefalopatía hepática los niveles elevados de amonio contribuyen a
aumentar la glutamina y el glutamato, aminoácidos precursores del GABA, produ-
ciéndose un aumento de la actividad cerebral de este neurotransmisor, lo que podría
estar implicado en el delirium asociado a esta encefalopatía. Por el contrario, la
subestimulación de receptores GABA puede estar relacionada con el delirium aso-
ciado a la privación de benzodiacepinas, alcohol y barbitúricos (3).
	 Hipótesis inflamatoria
	 El estrés físico derivado del dolor, la pérdida sanguínea, el daño tisular,… es-
timula la secreción de interleucinas a nivel periférico y central, las cuales producen
modificaciones en la permeabilidad de la barrera hematoencefálica. Esto conlleva
una alteración en la síntesis y liberación de neurotransmisores (3,6).
Etiología
	 El delirium generalmente es un síndrome multifactorial. Así, en el paciente
hospitalizado se da la concurrencia de factores predisponentes y factores precipi-
tantes (tabla 1).
	 El primer factor predisponente es la propia hospitalización. Otros factores
son la edad, el déficit cognitivo, los fármacos, los déficits sensoriales, la comorbi-
lidad y la deshidratación.
251
ORIGINALES Y REVISIONES
El Delirium. Una revisión orientada a la práctica clínica.
	 En cuanto a los factores precipitantes o desencadenantes, los más frecuentes
son las infecciones (ITU, neumonía) y los fármacos (administración o deprivación
de fármacos psicótropos y la administración de fármacos anticolinérgicos). Tam-
bién los trastornos hidroelectrolíticos, el dolor, la iatrogenia derivada de la propia
hospitalización y las restricciones físicas (7,8).
Tabla 1
Factores predisponentes y precipitantes del delirium (7, 8)
Factores predisponentes
Características demográficas:
	 - Edad 65 años o más.
	 - Varón
Fármacos:
	 - Tto. con múltiples psicotropos
	 - Polimedicación (anticolinérgicos, antiarrítmi-
	 cos, analgésicos)
	 - Abuso de alcohol
Estado cognitivo:
	 - Demencia
	 - Deterioro cognitivo
Historia previa de delirium
Trastornos del ánimo:
	 - Depresión
	 - Ansiedad
Comorbilidad:
	 - Enfermedades graves
	 - Pluripatologia
	 - Enf. crónica renal ó hepática
	 - ACV previos
	 - Enfermedades neurológicas
	 - Trastorno metabólico
	 - Fractura o trauma
	 - Enfermedad terminal
	 - VIH positivo
Estado funcional:
	 - Déficit funcional, dependencia
	 - Síndrome de inmovilidad
	 - Historia de caídas
Deprivación sensorial:
	 - Défictis visuales y/o auditivos
Trastornos en la ingesta:
	 - Deshidratación
	 - Desnutrición
Factores desencadenantes
Fármacos:
	 - Benzodiacepinas
	 - Anticolinérgicos
	 - Anticonvulsionantes
	 - L-dopa
	 - Antagonistas H2
	 - Analgésicos, AINEs
	 - Polimedicación
	 - Deprivación de drogas, fármacos o alcohol.
Enfermedades neurológicas primarias:
	 - ACV
	 - Hemorragia intracraneal
	 - Meningitis o encefalitis
Patología intercurrente
	 - Infecciones
	 - Alteraciones del equilibrio hidroelectrolítico
	 - Enfermedades agudas severas
	 - Fiebre
	 - Hipoxia
	 - Dolor
	 - Desnutrición
	 - Alteraciones metabólicas
	 - Cirugía
Ambientales:
	 - Ingreso en UCI
	 - Restricciones físicas
	 - Sonda vesical
	 - Múltiples procedimientos
	 - Estrés emocional
Trastornos del sueño
252
ORIGINALES Y REVISIONES
Z. Alonso, M. A. González-Torres, M. Gaviria
Manifestaciones clínicas
	 El delirium se caracteriza por una alteración aguda o subaguda de la concien-
cia, atención y el deterioro en otros dominios de la función cognitiva (9).
	 Una de las características principales, es la tendencia del cuadro a la fluctua-
ción a lo largo del día, oscilando desde un fallo mínimo hasta la dificultad de ser
activado y al estupor. El trastorno suele agravarse por la noche y primeras horas de
la mañana y a veces sólo se presenta por la noche. La presentación nocturna puede
explicarse por la menor estimulación sensorial (10).
	 En principio suele ser reversible, de corta duración, y suele acompañarse de
manifestaciones asociadas a alteraciones del ciclo vigilia-sueño, del comporta-
miento psicomotor y de las emociones.
	 Se produce un déficit en la atención, con incapacidad para dirigir, focalizar,
sostener o cambiar la atención). Hay trastornos en memoria (defecto en el registro
y retención de nueva información), acompañados de desorientación y el pensa-
miento suele ser incoherente y desorganizado (10).
	 Las alteraciones de la percepción van a ser frecuentes, con falsos reconoci-
mientos de personas y lugares, ilusiones perceptivas, y en casos más graves habrá
presencia de alucinaciones.
	 El ciclo sueño/vigila también suele verse alterado, con inversión del ciclo,
períodos de somnolencia diurna e insomnio por la noche (9).
	 Por último, todas estas alteraciones pueden ir acompañada de trastornos psi-
comotores y emocionales (desde irritabilidad sutil, ansiedad hasta disforia o inclu-
so euforia).
	 La presencia de trastornos psicomotores, permite la clasificación clínica del
delirium en hiperactivo, hipoactivo y mixto (tabla 2).
Tabla 2
Características de los subtipos de delirium, (11, 12).
Tipo
Síntomas
Causas
Fisiopatología
Hiperactivo
Hiperalerta, agitado
Alucinaciones, delirios, agitación psicomotriz
Síndromes de abstinencia, uso de esteroides.
Metabolismo cerebral elevado o normal. EEG
normal o rápido. Disminución de la actividad
gabaérgica.
Hipoactivo
Hipoalerta, letargia
Somnoliento, decaído, bradipsíquico
Encefalopatías metabólicas, intoxicación por
benzodiacepinas, deshidratación
Disminución del metabolismo cerebral. EEG:
enlentecimiento difuso. Sobreestimulación de
los sistemas GABA.
253
ORIGINALES Y REVISIONES
El Delirium. Una revisión orientada a la práctica clínica.
Diagnóstico
	 El diagnóstico del delirium es básicamente clínico y se hace a la cabecera de
la cama del paciente. Los criterios clínicos más utilizados son los del Diagnostic
and Statistical Manual of Mental Disorders IV (DSM IV-TR) (13) y la herramienta
diagnóstica más frecuente es el Confusion Assessment Method (CAM) (14,15).
	 La CAM es una escala de fácil y rápida aplicación. Estudios recientes (14,15),
indican que la CAM es el instrumento de mayor utilidad para diagnosticar el deli-
rium, con una sensibilidad del 93% y una especificad del 89%.
	 Una vez diagnosticado clínicamente el delirium, se debe iniciar un estudio
reglado de las causas (Tabla 3) con el fin de establecer un adecuado tratamiento,
bien etiológico o meramente sintomático (16).
Cuadro 1.
Criterios diagnósticos para el delirium según el DSM IV-TR (13).
Criterios diagnósticos
A. Alteración de la conciencia (p. ej., disminución de la capacidad de atención al entorno) con disminución de la
capacidad para centrar, mantener o dirigir la atención.
B. Cambio en las funciones cognoscitivas (como déficit de memoria, desorientación, alteración del lenguaje) o
presencia de una alteración perceptiva que no se explica por la existencia de una demencia previa o en desarrollo.
C. La alteración se presenta en un corto período de tiempo (habitualmente en horas o días) y tiende a fluctuar a
lo largo del día.
D. Demostración a través de la historia, de la exploración física y de las pruebas de laboratorio de que la alteración
es un efecto fisiológico directo de una enfermedad médica.
Cuadro 2.
Escala CAM, (14,15) .
ESCALA- CAM (Confussion Assessment Method)
1. Inicio agudo y curso fluctuante
¿Existe evidencia de algún cambio agudo en el estado mental con respecto al basal del paciente?
¿La conducta anormal fluctúa durante el día, alternando períodos normales con estados de confusión de severidad
variable?
2. Desatención
¿Presenta el paciente dificultades para fijar la atención? (p. ej., se distrae fácilmente, siendo difícil mantener una
conversación; las preguntas deben repetirse, persevera en una respuesta previa, contesta una por otra o tiene difi-
cultad para saber de que estaba hablando)
3. Pensamiento desorganizado
¿Presenta el paciente un discurso desorganizado e incoherente, con una conversación irrelevante, ideas poco claras
o ilógicas, con cambios de tema de forma impredecible?
4. Alteración del nivel de conciencia
¿Qué nivel de conciencia (como capacidad de ser influido por el entorno) presenta el paciente?
1. Alerta (normal)
2. Vigilante (hiperalerta, muy sensible a estímulos ambientales)
3. Letárgico (inhibido, somnoliento)
4. Estuporoso (es difícil despertar)
Para el diagnóstico de delirium son necesarios los dos primeros criterios y por lo menos uno de los dos últimos
254
ORIGINALES Y REVISIONES
Z. Alonso, M. A. González-Torres, M. Gaviria
Tabla 3.
Estudio diagnóstico del delirium (16).
Evaluación clínica:
Anamnesis dirigida (atención especial a los fármacos)
Exploración física completa (descartando impactación fecal y retención de orina)
Exploración cognitiva (incluida CAM)
Pruebas complementarias:
Análisis estándar:
	 - Hemograma
	 - Coagulación
	 - Bioquímica sanguínea (incluidos electrolitos, función renal y hepática)
	 - Pruebas función tiroidea
	 - Sedimento y cultivo de orina
	 - Análisis toxicológico de sangre y orina
	 - Anticuerpos frente al VIH
	 - Serología de sífilis
	 - ECG
	 - EEG
	 - Saturación de oxígeno (pulsioxímetro)
	 - Rx tórax
Análisis adicionales según indicación
	 - TAC o RM cerebral
	 - Punción lumbar y análisis del LCR
	 - Cultivos de sangre, orina y LCR
	 - Concentraciones de B12 y ácido fólico
	 Diagnóstico diferencial
	 Es preciso establecer el diagnóstico diferencial con otras entidades, esencial-
mente con cuadros psicóticos y demencias.
	 Delirium frente a demencia
	 Diversas características clínicas contribuyen a distinguir entre delirium y de-
mencias (tabla 4). Los principales puntos diferenciales entre ambas entidades son el
tiempo hasta la aparición del transcurso y el nivel fluctuando de atención en el deli-
rium en comparación con una atención relativamente consistente en la demencia.
	 Delirium frente a psicosis
	 Algunos pacientes con trastorno psicótico, habitualmente esquizofrenia o
episodios maníacos, pueden presentar períodos de conducta extremadamente des-
organizada y difícil de distinguir del delirium. En general, sin embargo, las ideas
delirantes de pacientes con esquizofrenia son más constantes y están mejor or-
ganizadas que las de pacientes con delirium. Las alucinaciones presentadas son
típicamente auditivas, mientras que en el delirium predominan las visuales. Los
pacientes con trastornos psicóticos no suelen experimentar cambios en el nivel de
consciencia o en la orientación (16).
255
ORIGINALES Y REVISIONES
El Delirium. Una revisión orientada a la práctica clínica.
Evolución y pronóstico
	 El delirium puede evolucionar de forma variable, bien hacia la curación o
bien puede provocar la muerte.
	 Si el tratamiento ha sido precoz y eficaz (identificación y corrección del fac-
tor causal) puede constituir un estado transitorio y reversible que se resuelve en un
intervalo de 3 a 7 días, aunque esto depende de las características del paciente.
Parece existir consenso en que el delirium se asocia con un incremento de la mor-
bimortalidad. Se ha demostrado que la morbilidad no es despreciable, ya que puede
producir déficit cognitivo irreversible hasta en un 25% de los casos (17), puede
alargar el tiempo de hospitalización con las consecuencias que ello conlleva, su-
pone un mayor riesgo de institucionalización, sobre todo en ancianos, y puede
precisar cuidados y medidas rehabilitadoras continuados. Respecto a la mortalidad,
se ha confirmado que es elevada sobre todo en ancianos hospitalizados, y también
transcurridos unos meses tras ser diagnosticado el cuadro. Este mayor riesgo de
morbimortalidad se asocia a una serie de factores pronósticos como la edad, la etio-
logía, la presencia de patología neurológica previa, la pluripatologia basal existente
así como la duración y severidad de los síntomas.
	 Se ha estimado que la cifra de mortalidad entre los pacientes que ingresan con
un diagnóstico de delirium oscila entre un 10% y 26%, elevándose hasta un 22%-
76% en los pacientes que desarrollan un delirium durante su estancia hospitalaria (1).
Tabla 4.
Diagnóstico diferencial entre demencia y delirium (9).
Características
Inicio
Curso
Conciencia
Atención
Cognición
Alucinaciones
Actividad psicomotora
Pensamiento
Movimientos involuntarios
Delirium
Súbito
Fluctuante
Disminuida
Globalmente alterada
Globalmente alterada
Comunes, generalmente visuales
Variable, incrementada, reducida
o cambiante de forma imprede-
cible
Desorganizado
Asterixis o temblor
Demencia
Insidioso
Estable
Normal
Normal, salvo casos graves
Deteriorada globalmente
A menudo ausentes
A menudo normal
Empobrecido
A menudo ausente
256
ORIGINALES Y REVISIONES
Z. Alonso, M. A. González-Torres, M. Gaviria
Manejo y tratamiento
	 Un abordaje satisfactorio del delirium incluye los siguientes aspectos:
	 1. Medidas preventivas dirigidas a evitar los factores de riesgo. Se han ela-
borado protocolos que recogen las intervenciones para controlar determinados
factores de riesgo. Han demostrado su eficacia en el sentido de reducir de forma
significativa la incidencia y duración de este cuadro clínico.
Tabla 5.
Factores de riesgo de delirium y potenciales intervenciones (18, 21).
Factor de riesgo
Deterioro cognitivo
Deprivación de sueño
Inmovilización
Déficit visual
Déficit auditivo
Deshidratación
Desnutrición
Intervención
Programas de actividades terapeuticas
Programas de orientación
Medidas higiene del sueño
Movilización precoz
Minimizar los factores de inmovilización: reducción de sondaje vesical, restriccio-
nes físicas, etc.
Provisión de ayudas para la visión: luz especial, gafas,…
Recursos de amplificación de sonido
Retirar tapones de cera
Audífonos
Rápida detección y repleción volumen
Renutrición
	 2. Identificación y tratamiento de las causas subyacentes. Es lo fundamental, ya
que el tratamiento etiológico conlleva, en algunos casos, la resolución del delirium.
	 3. Cuidados de soporte y rehabilitadores. Dirigidos a alcanzar el mayor grado
de recuperación una vez que el delirio se ha desarrollado. Exige un enfoque inter-
disciplinario en el que también se debe implicar a la familia. Incluye una serie de
medidas generales, como mantener un adecuado grado de nutrición e hidratación,
facilitar y promover la movilización, proteger al paciente de caídas, cuidados intes-
tinales, del tracto urinario y de las zonas de presión. También se necesitan medidas
ambientales que permiten una adecuación del entorno al paciente como mantener
una buena iluminación, evitar el exceso de ruido o facilitar objetos que le permitan
orientarse (19,20).
	 4. Control de síntomas. Cuando el soporte familiar y las medidas medioam-
bientales son insuficientes para controlar la sintomatología del delirium, se ha de
recurrir a las medidas farmacológicas (19,20).
	 Tratamiento farmacológico
	 Los dos principales síntomas del delirium que pueden requerir tratamiento
farmacológico son la psicosis y el insomnio. Los neurolépticos han demostrado ser
los fármacos de elección para el tratamiento de estos síntomas.
257
ORIGINALES Y REVISIONES
	 Según una revisión publicada por la Cochrane en 2009, el haloperidol a dosis
bajas presenta la misma eficacia en comparación con los antipsicóticos atípicos, olan-
zapina y risperidona, en el tratamiento del delirio, sin presentar mayor perfil de efec-
tos adversos que estos fármacos. A dosis altas, el haloperidol presenta una incidencia
mayor de efectos secundarios (parkinsonismo y acatisia), que los antipsicóticos atí-
picos, principalmente en pacientes ancianos. Los estudios realizados, apoyan que el
haloperidol en sus distintas vías de administración (oral, intramuscular e intravenosa)
puede ser eficaz para reducir el grado y la duración del delirio, en comparación con
placebo y antipsicóticos atípicos. No obstante, estas conclusiones se basan en estu-
dios pequeños y limitados, por tanto requieren estudios adicionales antes de conver-
tirse en recomendación específica para el tratamiento del delirium (22).
	 Los antipsicóticos atípicos serán considerados como fármacos de primera línea
para el delirio en los pacientes que requieran haloperidol a dosis alta para el control
del delirio o que tienen una mayor probabilidad de desarrollar manifestaciones extra-
piramidales o cardíacas a la toxicidad del haloperidol (22). Dosis bajas de olanzapina
son eficaces para reducir las alteraciones conductuales y sintomatología psicótica
asociada en cuadros confusionales, a la vez que bien tolerada. También existen datos
sobre la eficacia y la tolerabilidad de la quetiapina en el tratamiento del delirium (23).
	 Un estudio publicado recientemente, en el que se compara la efectividad de
risperidona frente a olanzapina para reducir la clínica del delirio, encuentra que
ambos son igualmente efectivos. No obstante, se observa que la respuesta a la ris-
peridona es menor en pacientes por encima de 70 años (24).
	 Las benzodiacepinas constituyen la medicación indicada en situaciones específi-
cas, como los cuadros de delirium secundarios a síndrome de abstinencia por sedantes
o alcohol, y el control del insomnio. Se administrarán benzodiacepinas de semivida
corta o intermedia, evitando el uso de benzodiacepinas con semivida larga a menos que
se estén empleando como parte del tratamiento del trastorno subyacente (delirium por
abstinencia alcohólica o sedantes) (16,26). Respecto a este punto, la última revisión
presentada por la Cochrane en 2009 sobre el uso de benzodiacepinas en el delirium,
solo apoya su uso en el tratamiento del síndrome de abstinencia alcohólica, afirmando
que su uso en el resto de casos puede empeorar el estado del paciente con delirium (27).
	 Aunque la tendencia actual es el uso de intervenciones no farmacológicas
para la prevención del delirium reservando las medidas farmacológicas para el tra-
tamiento del delirium una vez desarrollado, en un estudio reciente se demuestra
que la administración de 10 mg de olanzapina perioperatoria, frente a placebo, está
asociada a una menor incidencia de delirium de forma significativa. No obstante,
en los pacientes tratados con olanzapina que presentaron delirium, la severidad y
duración del delirium fue mayor, lo que relacionan con los efectos anticolinérgicos
de este fármaco (25). Se trata de un estudio limitado que requerirá estudios poste-
riores.
El Delirium. Una revisión orientada a la práctica clínica.
258
ORIGINALES Y REVISIONES
Z. Alonso, M. A. González-Torres, M. Gaviria
Conclusiones
	 El delirium es un trastorno habitual, aunque frecuentemente infradiagnosti-
cado, principalmente el subtipo hipoactivo. Este síndrome supone una complica-
ción grave que asocia un aumento de la mortalidad y un importante consumo de
recursos, con elevada estancia media. Generalmente es de etiología multifactorial
y compleja. El tratamiento adecuado incluye el abordaje simultáneo de los factores
precipitantes y predisponentes. La aproximación no farmacológica debe usarse en
todos los individuos mientras que los fármacos deben reservarse para los casos más
graves.
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  • 1. Zuria Alonso Ganuza a , Miguel Ángel González-Torres b , Moisés Gaviria c . Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2012; 32 (114), 247-259. doi: 10.4321/S0211-57352012000200003 El Delirium. Una revisión orientada a la práctica clínica. Delirium. A review focused on clinical practice. RESUMEN: El delirium es un síndrome clínico que afecta a un importante porcentaje de los pacientes hospitalizados. A pesar de su elevada incidencia, es un síndrome a menudo infradiagnosticado, que implica relevantes consecuencias negativas para los pacientes y profesionales, y además puede prevenirse. Un abor- daje inadecuado puede condicionar un peor pronóstico tanto a inmediato como a largo plazo para el paciente, en cuanto a su estado de salud y calidad de vida, así como incrementar los costes sanitarios. Identificando las causas que pueden desencadenarlo, evitar compli- caciones iatrogénicas, garantizar adecuado soporte de hidratación y nutrición, evitar el deterioro funcional, así como educar al paciente y su familia forman parte de los principios generales de su manejo. El objetivo de este artículo, es señalar lo que se consi- dera esencial para el reconocimiento y tratamiento de este síndrome. PALABRAS CLAVE: delirium, presentación clínica, diagnóstico, tratamiento. ABSTRACT: Delirium is a clinic syndrome that affects a significant percentage of hospita- lized patients. Despite its high incidence, often it isn´t recognised, that involves major negative consequences for patients and professionals and can be also prevented. An inadequate treatment carries an inmediate worsening of the patient´s state and is also very harmful in the long term for the patient´s health and quality of life, as more expensive for the sanitary system. To identify its causes, to avoid iatrogenic complications, to vouch for a correct hydratation and nutrition, to avoid the functional impairment, and to educate the patient and his family are some of the main tasks of the handling of delirium. The aim of this paper is to point out what is considered essential for the recognition and treatment of this syndrome. KEY WORDS: delirium, clinical presentation, diagnosis, treatment. a Servicio de Psiquiatría. Hospital de Basurto, España. b Servicio de Psiquiatría. Hospital de Basurto, Espa- ña. Departamento de Neurociencias. Universidad del País Vasco, España. c Departamento de Psiquiatría. Universidad de Illinois-Chicago, Estados Unidos. Correspondencia: Zuria Alonso Ganuza (zuria.alonsoganuza@osakidetza.net / zuralgan@hotmail.es) Recibido: 15/07/2011; aceptado: 21/10/2011 Introducción El delirium es un síndrome, no una enfermedad, de etiología compleja y a menudo multifactorial, que culmina en un patrón similar de signos y síntomas re- ferentes al nivel de conciencia y deterioro de funciones cognitivas del paciente. Clásicamente, el delirium tiene un inicio súbito (horas o días), su evolución es bre- ve y fluctuante, mejorando rápidamente si se identifica y elimina el factor causal, aunque todas estas características pueden variar según el paciente. La denominación de delirium apareció en el DSM-IV-TR como un intento de consolidar los múltiples términos existentes (síndrome confusional agudo, síndro-
  • 2. 248 ORIGINALES Y REVISIONES Z. Alonso, M. A. González-Torres, M. Gaviria me cerebral agudo, encefalopatía metabólica, psicosis tóxica, insuficiencia cerebral aguda, estado mental alterado,…) en una única etiqueta diagnóstica. Epidemiología La prevalencia del delirium en la población general es del 0,4 % en adultos de edad igual o superior a 18 años y del 1,1% en individuos de edad igual o superior a 55 años. Aproximadamente, del 10 al 20% de los ingresos hospitalarios se deben a la presencia de delirium, mientras que del 10% al 30% de los pacientes desarrollarán este síndrome durante la hospitalización (1). La incidencia y prevalencia de este trastorno varían según la edad, el paciente y el lugar de hospitalización. En un contexto quirúrgico esta cifra varía de un 10 a 50%, siendo mayor en cirugías cardíacas (30%) y de cadera (mayor a 50%) (2). Asimismo, este trastorno se observa en el 25% de pacientes oncológicos y en el 80% de los pacientes terminales. Entre los pacientes hospitalizados mayores de 65 años, las cifras oscilan entre el 10% y 40% (1). Fisiopatología La fisiopatología implicada en el delirio es poco conocida. Es resultado de la interacción de un estado neurobiológico previo vulnerable y uno o múltiples agen- tes desencadenantes o precipitantes. Estos agentes actúan a través de mecanismos neuropatogénicos aún no bien conocidos como la disminución del metabolismo oxidativo cerebral, la respuesta neuroendocrinológica ante situaciones de stress y la liberación de citoquinas. Estos procesos pueden interactuar entre sí produciendo una disfunción cerebral que afecta a estructuras corticales y subcorticales encarga- das de mantener el nivel de conciencia y la atención. Han sido propuestas múltiples hipótesis, que pudieran considerarse comple- mentarias en lugar de excluyentes. Las principales son la hipótesis de la depriva- ción de oxigeno, hipótesis de los neurotransmisores e hipótesis inflamatoria (3). Hipótesis de la deprivación de oxígeno La disminución del metabolismo oxidativo en el cerebro causaría disfunción cerebral debido a alteraciones en distintos sistemas de neurotransmisores. Asimis- mo, la hipoxia cerebral pudiera provocar una disminución en la producción de acetilcolina (3).
  • 3. 249 ORIGINALES Y REVISIONES El Delirium. Una revisión orientada a la práctica clínica. Hipótesis de los neurotransmisores El déficit de la función colinérgica y un exceso de la actividad dopaminér- gica, ya sea en términos absolutos o en el equilibrio relativo entre ambos, son las alteraciones neuroquímicas más frecuentes e importantes involucradas en la pato- genia del delirium; no obstante, neurotransmisores como la serotonina, histamina, GABA o glutamato, se encuentran frecuentemente implicados. Estas alteraciones bioquímicas también explican la efectividad de determinados fármacos utilizados en el tratamiento o el efecto adverso de otras sustancias que, indicadas en determi- nados procesos, podrían desencadenar un episodio de delirium (3,4). Acetilcolina: El déficit de acetilcolina es el más frecuentemente implicado en la patogenia del delirium. La activación (arousal), el ciclo sueño-vigilia, la atención, el aprendi- zaje y la memoria, dependen en gran medida, de la acción de la acetilcolina a través de los receptores neuronales nicotínicos y muscarínicos. Los fármacos con acción anticolinérgica pueden provocar síntomas de de- lirium, y algunas toxinas con acción anticolinérgica pueden desencadenar un de- lirium. Además de los fármacos que se sabe alteran la función del receptor de la acetilcolina como la atropina, muchos otros tienen actividad anticolinérgica. Entre éstos se incluyen la furosemida, digoxina, teofilina, warfarina, nifedipino, cimeti- dina, ranitidina y prednisolona. La deficiencia de tiamina, la hipoxia y la hipoglucemia también actúan redu- ciendo la acetilcolina por efecto en las vías metabólicas del ciclo de ácido cítrico, que provee AcetilCoA, precursor para su síntesis (3,4). La actividad anticolinérgica sérica es predictora de delirium, ya que se ha ob- servado cómo la actividad anticolinérgica sérica es superior en pacientes confusos, y ésta disminuye en pacientes cuyo delirium se resuelve (5). Dopamina: Este neurotransmisor interviene en el mantenimiento de la atención, el apren- dizaje en serie, el pensamiento, la percepción y el control de los movimientos. Como se describió anteriormente, una deficiencia en la neurotransmisión colinér- gica y/o una hiperfunción dopaminérgica se considera el trastorno neuroquímico más común del delirium. Estos neurotransmisores tienen una amplia interacción entre sí. La estimulación del receptor D2 produce disminución de la liberación de acetilcolina, por lo que el bloqueo de los receptores D2 por los neurolépticos no sólo bloquea los receptores dopaminérgicos, sino que también produce un aumento de la liberación de acetilcolina, reequilibrando así, la relación entre ambos sistemas de neurotransmisión, lo que podría ser fundamental para explicar el papel de los neurolépticos en el delirium. Así, por ejemplo, la hipoxia impide la recaptacion de dopamina, incremen- tando sus niveles, a la vez que disminuye la síntesis de acetilcolina. El exceso de dopamina explica la sintomatología psicótica presente en el delirium (3,4).
  • 4. 250 ORIGINALES Y REVISIONES Z. Alonso, M. A. González-Torres, M. Gaviria Serotonina: La serotonina influye en la regulación de la vigilia, atención y ritmo circadiano. Tanto el incremento como el descenso de los niveles de serotonina cerebral pueden producir delirium. En los cuadros infecciosos, en el síndrome serotoninér- gico y la encefalopatía hepática, la serotonina cerebral se halla aumentada, mien- tras que en delirium relacionado con la deprivación de alcohol o tras una interven- ción, sus niveles se hallarían disminuidos (3). Histamina: Tanto excesos como defectos de histamina se relacionan con el desarrollo de delirio. Fármacos bloqueadores de receptores histaminérgicos tienen capacidad para inducir delirium y disfunción cognitiva. GABA: El GABA es el principal neurotransmisor con función inhibitoria. El receptor GABA A además del lugar de unión para el GABA tiene también otros dos luga- res de unión. Uno de estos dos lugares es ligando de barbitúricos, mientras que el otro lugar es ligando de benzodiacepinas. Los fármacos que se unen a estos sitios, potencian el efecto del GABA en el receptor. Por ello, cuanto mayor es la dosis de estos fármacos, mayor es el efecto inhibitorio sobre las neuronas. En la encefalopatía hepática los niveles elevados de amonio contribuyen a aumentar la glutamina y el glutamato, aminoácidos precursores del GABA, produ- ciéndose un aumento de la actividad cerebral de este neurotransmisor, lo que podría estar implicado en el delirium asociado a esta encefalopatía. Por el contrario, la subestimulación de receptores GABA puede estar relacionada con el delirium aso- ciado a la privación de benzodiacepinas, alcohol y barbitúricos (3). Hipótesis inflamatoria El estrés físico derivado del dolor, la pérdida sanguínea, el daño tisular,… es- timula la secreción de interleucinas a nivel periférico y central, las cuales producen modificaciones en la permeabilidad de la barrera hematoencefálica. Esto conlleva una alteración en la síntesis y liberación de neurotransmisores (3,6). Etiología El delirium generalmente es un síndrome multifactorial. Así, en el paciente hospitalizado se da la concurrencia de factores predisponentes y factores precipi- tantes (tabla 1). El primer factor predisponente es la propia hospitalización. Otros factores son la edad, el déficit cognitivo, los fármacos, los déficits sensoriales, la comorbi- lidad y la deshidratación.
  • 5. 251 ORIGINALES Y REVISIONES El Delirium. Una revisión orientada a la práctica clínica. En cuanto a los factores precipitantes o desencadenantes, los más frecuentes son las infecciones (ITU, neumonía) y los fármacos (administración o deprivación de fármacos psicótropos y la administración de fármacos anticolinérgicos). Tam- bién los trastornos hidroelectrolíticos, el dolor, la iatrogenia derivada de la propia hospitalización y las restricciones físicas (7,8). Tabla 1 Factores predisponentes y precipitantes del delirium (7, 8) Factores predisponentes Características demográficas: - Edad 65 años o más. - Varón Fármacos: - Tto. con múltiples psicotropos - Polimedicación (anticolinérgicos, antiarrítmi- cos, analgésicos) - Abuso de alcohol Estado cognitivo: - Demencia - Deterioro cognitivo Historia previa de delirium Trastornos del ánimo: - Depresión - Ansiedad Comorbilidad: - Enfermedades graves - Pluripatologia - Enf. crónica renal ó hepática - ACV previos - Enfermedades neurológicas - Trastorno metabólico - Fractura o trauma - Enfermedad terminal - VIH positivo Estado funcional: - Déficit funcional, dependencia - Síndrome de inmovilidad - Historia de caídas Deprivación sensorial: - Défictis visuales y/o auditivos Trastornos en la ingesta: - Deshidratación - Desnutrición Factores desencadenantes Fármacos: - Benzodiacepinas - Anticolinérgicos - Anticonvulsionantes - L-dopa - Antagonistas H2 - Analgésicos, AINEs - Polimedicación - Deprivación de drogas, fármacos o alcohol. Enfermedades neurológicas primarias: - ACV - Hemorragia intracraneal - Meningitis o encefalitis Patología intercurrente - Infecciones - Alteraciones del equilibrio hidroelectrolítico - Enfermedades agudas severas - Fiebre - Hipoxia - Dolor - Desnutrición - Alteraciones metabólicas - Cirugía Ambientales: - Ingreso en UCI - Restricciones físicas - Sonda vesical - Múltiples procedimientos - Estrés emocional Trastornos del sueño
  • 6. 252 ORIGINALES Y REVISIONES Z. Alonso, M. A. González-Torres, M. Gaviria Manifestaciones clínicas El delirium se caracteriza por una alteración aguda o subaguda de la concien- cia, atención y el deterioro en otros dominios de la función cognitiva (9). Una de las características principales, es la tendencia del cuadro a la fluctua- ción a lo largo del día, oscilando desde un fallo mínimo hasta la dificultad de ser activado y al estupor. El trastorno suele agravarse por la noche y primeras horas de la mañana y a veces sólo se presenta por la noche. La presentación nocturna puede explicarse por la menor estimulación sensorial (10). En principio suele ser reversible, de corta duración, y suele acompañarse de manifestaciones asociadas a alteraciones del ciclo vigilia-sueño, del comporta- miento psicomotor y de las emociones. Se produce un déficit en la atención, con incapacidad para dirigir, focalizar, sostener o cambiar la atención). Hay trastornos en memoria (defecto en el registro y retención de nueva información), acompañados de desorientación y el pensa- miento suele ser incoherente y desorganizado (10). Las alteraciones de la percepción van a ser frecuentes, con falsos reconoci- mientos de personas y lugares, ilusiones perceptivas, y en casos más graves habrá presencia de alucinaciones. El ciclo sueño/vigila también suele verse alterado, con inversión del ciclo, períodos de somnolencia diurna e insomnio por la noche (9). Por último, todas estas alteraciones pueden ir acompañada de trastornos psi- comotores y emocionales (desde irritabilidad sutil, ansiedad hasta disforia o inclu- so euforia). La presencia de trastornos psicomotores, permite la clasificación clínica del delirium en hiperactivo, hipoactivo y mixto (tabla 2). Tabla 2 Características de los subtipos de delirium, (11, 12). Tipo Síntomas Causas Fisiopatología Hiperactivo Hiperalerta, agitado Alucinaciones, delirios, agitación psicomotriz Síndromes de abstinencia, uso de esteroides. Metabolismo cerebral elevado o normal. EEG normal o rápido. Disminución de la actividad gabaérgica. Hipoactivo Hipoalerta, letargia Somnoliento, decaído, bradipsíquico Encefalopatías metabólicas, intoxicación por benzodiacepinas, deshidratación Disminución del metabolismo cerebral. EEG: enlentecimiento difuso. Sobreestimulación de los sistemas GABA.
  • 7. 253 ORIGINALES Y REVISIONES El Delirium. Una revisión orientada a la práctica clínica. Diagnóstico El diagnóstico del delirium es básicamente clínico y se hace a la cabecera de la cama del paciente. Los criterios clínicos más utilizados son los del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders IV (DSM IV-TR) (13) y la herramienta diagnóstica más frecuente es el Confusion Assessment Method (CAM) (14,15). La CAM es una escala de fácil y rápida aplicación. Estudios recientes (14,15), indican que la CAM es el instrumento de mayor utilidad para diagnosticar el deli- rium, con una sensibilidad del 93% y una especificad del 89%. Una vez diagnosticado clínicamente el delirium, se debe iniciar un estudio reglado de las causas (Tabla 3) con el fin de establecer un adecuado tratamiento, bien etiológico o meramente sintomático (16). Cuadro 1. Criterios diagnósticos para el delirium según el DSM IV-TR (13). Criterios diagnósticos A. Alteración de la conciencia (p. ej., disminución de la capacidad de atención al entorno) con disminución de la capacidad para centrar, mantener o dirigir la atención. B. Cambio en las funciones cognoscitivas (como déficit de memoria, desorientación, alteración del lenguaje) o presencia de una alteración perceptiva que no se explica por la existencia de una demencia previa o en desarrollo. C. La alteración se presenta en un corto período de tiempo (habitualmente en horas o días) y tiende a fluctuar a lo largo del día. D. Demostración a través de la historia, de la exploración física y de las pruebas de laboratorio de que la alteración es un efecto fisiológico directo de una enfermedad médica. Cuadro 2. Escala CAM, (14,15) . ESCALA- CAM (Confussion Assessment Method) 1. Inicio agudo y curso fluctuante ¿Existe evidencia de algún cambio agudo en el estado mental con respecto al basal del paciente? ¿La conducta anormal fluctúa durante el día, alternando períodos normales con estados de confusión de severidad variable? 2. Desatención ¿Presenta el paciente dificultades para fijar la atención? (p. ej., se distrae fácilmente, siendo difícil mantener una conversación; las preguntas deben repetirse, persevera en una respuesta previa, contesta una por otra o tiene difi- cultad para saber de que estaba hablando) 3. Pensamiento desorganizado ¿Presenta el paciente un discurso desorganizado e incoherente, con una conversación irrelevante, ideas poco claras o ilógicas, con cambios de tema de forma impredecible? 4. Alteración del nivel de conciencia ¿Qué nivel de conciencia (como capacidad de ser influido por el entorno) presenta el paciente? 1. Alerta (normal) 2. Vigilante (hiperalerta, muy sensible a estímulos ambientales) 3. Letárgico (inhibido, somnoliento) 4. Estuporoso (es difícil despertar) Para el diagnóstico de delirium son necesarios los dos primeros criterios y por lo menos uno de los dos últimos
  • 8. 254 ORIGINALES Y REVISIONES Z. Alonso, M. A. González-Torres, M. Gaviria Tabla 3. Estudio diagnóstico del delirium (16). Evaluación clínica: Anamnesis dirigida (atención especial a los fármacos) Exploración física completa (descartando impactación fecal y retención de orina) Exploración cognitiva (incluida CAM) Pruebas complementarias: Análisis estándar: - Hemograma - Coagulación - Bioquímica sanguínea (incluidos electrolitos, función renal y hepática) - Pruebas función tiroidea - Sedimento y cultivo de orina - Análisis toxicológico de sangre y orina - Anticuerpos frente al VIH - Serología de sífilis - ECG - EEG - Saturación de oxígeno (pulsioxímetro) - Rx tórax Análisis adicionales según indicación - TAC o RM cerebral - Punción lumbar y análisis del LCR - Cultivos de sangre, orina y LCR - Concentraciones de B12 y ácido fólico Diagnóstico diferencial Es preciso establecer el diagnóstico diferencial con otras entidades, esencial- mente con cuadros psicóticos y demencias. Delirium frente a demencia Diversas características clínicas contribuyen a distinguir entre delirium y de- mencias (tabla 4). Los principales puntos diferenciales entre ambas entidades son el tiempo hasta la aparición del transcurso y el nivel fluctuando de atención en el deli- rium en comparación con una atención relativamente consistente en la demencia. Delirium frente a psicosis Algunos pacientes con trastorno psicótico, habitualmente esquizofrenia o episodios maníacos, pueden presentar períodos de conducta extremadamente des- organizada y difícil de distinguir del delirium. En general, sin embargo, las ideas delirantes de pacientes con esquizofrenia son más constantes y están mejor or- ganizadas que las de pacientes con delirium. Las alucinaciones presentadas son típicamente auditivas, mientras que en el delirium predominan las visuales. Los pacientes con trastornos psicóticos no suelen experimentar cambios en el nivel de consciencia o en la orientación (16).
  • 9. 255 ORIGINALES Y REVISIONES El Delirium. Una revisión orientada a la práctica clínica. Evolución y pronóstico El delirium puede evolucionar de forma variable, bien hacia la curación o bien puede provocar la muerte. Si el tratamiento ha sido precoz y eficaz (identificación y corrección del fac- tor causal) puede constituir un estado transitorio y reversible que se resuelve en un intervalo de 3 a 7 días, aunque esto depende de las características del paciente. Parece existir consenso en que el delirium se asocia con un incremento de la mor- bimortalidad. Se ha demostrado que la morbilidad no es despreciable, ya que puede producir déficit cognitivo irreversible hasta en un 25% de los casos (17), puede alargar el tiempo de hospitalización con las consecuencias que ello conlleva, su- pone un mayor riesgo de institucionalización, sobre todo en ancianos, y puede precisar cuidados y medidas rehabilitadoras continuados. Respecto a la mortalidad, se ha confirmado que es elevada sobre todo en ancianos hospitalizados, y también transcurridos unos meses tras ser diagnosticado el cuadro. Este mayor riesgo de morbimortalidad se asocia a una serie de factores pronósticos como la edad, la etio- logía, la presencia de patología neurológica previa, la pluripatologia basal existente así como la duración y severidad de los síntomas. Se ha estimado que la cifra de mortalidad entre los pacientes que ingresan con un diagnóstico de delirium oscila entre un 10% y 26%, elevándose hasta un 22%- 76% en los pacientes que desarrollan un delirium durante su estancia hospitalaria (1). Tabla 4. Diagnóstico diferencial entre demencia y delirium (9). Características Inicio Curso Conciencia Atención Cognición Alucinaciones Actividad psicomotora Pensamiento Movimientos involuntarios Delirium Súbito Fluctuante Disminuida Globalmente alterada Globalmente alterada Comunes, generalmente visuales Variable, incrementada, reducida o cambiante de forma imprede- cible Desorganizado Asterixis o temblor Demencia Insidioso Estable Normal Normal, salvo casos graves Deteriorada globalmente A menudo ausentes A menudo normal Empobrecido A menudo ausente
  • 10. 256 ORIGINALES Y REVISIONES Z. Alonso, M. A. González-Torres, M. Gaviria Manejo y tratamiento Un abordaje satisfactorio del delirium incluye los siguientes aspectos: 1. Medidas preventivas dirigidas a evitar los factores de riesgo. Se han ela- borado protocolos que recogen las intervenciones para controlar determinados factores de riesgo. Han demostrado su eficacia en el sentido de reducir de forma significativa la incidencia y duración de este cuadro clínico. Tabla 5. Factores de riesgo de delirium y potenciales intervenciones (18, 21). Factor de riesgo Deterioro cognitivo Deprivación de sueño Inmovilización Déficit visual Déficit auditivo Deshidratación Desnutrición Intervención Programas de actividades terapeuticas Programas de orientación Medidas higiene del sueño Movilización precoz Minimizar los factores de inmovilización: reducción de sondaje vesical, restriccio- nes físicas, etc. Provisión de ayudas para la visión: luz especial, gafas,… Recursos de amplificación de sonido Retirar tapones de cera Audífonos Rápida detección y repleción volumen Renutrición 2. Identificación y tratamiento de las causas subyacentes. Es lo fundamental, ya que el tratamiento etiológico conlleva, en algunos casos, la resolución del delirium. 3. Cuidados de soporte y rehabilitadores. Dirigidos a alcanzar el mayor grado de recuperación una vez que el delirio se ha desarrollado. Exige un enfoque inter- disciplinario en el que también se debe implicar a la familia. Incluye una serie de medidas generales, como mantener un adecuado grado de nutrición e hidratación, facilitar y promover la movilización, proteger al paciente de caídas, cuidados intes- tinales, del tracto urinario y de las zonas de presión. También se necesitan medidas ambientales que permiten una adecuación del entorno al paciente como mantener una buena iluminación, evitar el exceso de ruido o facilitar objetos que le permitan orientarse (19,20). 4. Control de síntomas. Cuando el soporte familiar y las medidas medioam- bientales son insuficientes para controlar la sintomatología del delirium, se ha de recurrir a las medidas farmacológicas (19,20). Tratamiento farmacológico Los dos principales síntomas del delirium que pueden requerir tratamiento farmacológico son la psicosis y el insomnio. Los neurolépticos han demostrado ser los fármacos de elección para el tratamiento de estos síntomas.
  • 11. 257 ORIGINALES Y REVISIONES Según una revisión publicada por la Cochrane en 2009, el haloperidol a dosis bajas presenta la misma eficacia en comparación con los antipsicóticos atípicos, olan- zapina y risperidona, en el tratamiento del delirio, sin presentar mayor perfil de efec- tos adversos que estos fármacos. A dosis altas, el haloperidol presenta una incidencia mayor de efectos secundarios (parkinsonismo y acatisia), que los antipsicóticos atí- picos, principalmente en pacientes ancianos. Los estudios realizados, apoyan que el haloperidol en sus distintas vías de administración (oral, intramuscular e intravenosa) puede ser eficaz para reducir el grado y la duración del delirio, en comparación con placebo y antipsicóticos atípicos. No obstante, estas conclusiones se basan en estu- dios pequeños y limitados, por tanto requieren estudios adicionales antes de conver- tirse en recomendación específica para el tratamiento del delirium (22). Los antipsicóticos atípicos serán considerados como fármacos de primera línea para el delirio en los pacientes que requieran haloperidol a dosis alta para el control del delirio o que tienen una mayor probabilidad de desarrollar manifestaciones extra- piramidales o cardíacas a la toxicidad del haloperidol (22). Dosis bajas de olanzapina son eficaces para reducir las alteraciones conductuales y sintomatología psicótica asociada en cuadros confusionales, a la vez que bien tolerada. También existen datos sobre la eficacia y la tolerabilidad de la quetiapina en el tratamiento del delirium (23). Un estudio publicado recientemente, en el que se compara la efectividad de risperidona frente a olanzapina para reducir la clínica del delirio, encuentra que ambos son igualmente efectivos. No obstante, se observa que la respuesta a la ris- peridona es menor en pacientes por encima de 70 años (24). Las benzodiacepinas constituyen la medicación indicada en situaciones específi- cas, como los cuadros de delirium secundarios a síndrome de abstinencia por sedantes o alcohol, y el control del insomnio. Se administrarán benzodiacepinas de semivida corta o intermedia, evitando el uso de benzodiacepinas con semivida larga a menos que se estén empleando como parte del tratamiento del trastorno subyacente (delirium por abstinencia alcohólica o sedantes) (16,26). Respecto a este punto, la última revisión presentada por la Cochrane en 2009 sobre el uso de benzodiacepinas en el delirium, solo apoya su uso en el tratamiento del síndrome de abstinencia alcohólica, afirmando que su uso en el resto de casos puede empeorar el estado del paciente con delirium (27). Aunque la tendencia actual es el uso de intervenciones no farmacológicas para la prevención del delirium reservando las medidas farmacológicas para el tra- tamiento del delirium una vez desarrollado, en un estudio reciente se demuestra que la administración de 10 mg de olanzapina perioperatoria, frente a placebo, está asociada a una menor incidencia de delirium de forma significativa. No obstante, en los pacientes tratados con olanzapina que presentaron delirium, la severidad y duración del delirium fue mayor, lo que relacionan con los efectos anticolinérgicos de este fármaco (25). Se trata de un estudio limitado que requerirá estudios poste- riores. El Delirium. Una revisión orientada a la práctica clínica.
  • 12. 258 ORIGINALES Y REVISIONES Z. Alonso, M. A. González-Torres, M. Gaviria Conclusiones El delirium es un trastorno habitual, aunque frecuentemente infradiagnosti- cado, principalmente el subtipo hipoactivo. Este síndrome supone una complica- ción grave que asocia un aumento de la mortalidad y un importante consumo de recursos, con elevada estancia media. Generalmente es de etiología multifactorial y compleja. El tratamiento adecuado incluye el abordaje simultáneo de los factores precipitantes y predisponentes. La aproximación no farmacológica debe usarse en todos los individuos mientras que los fármacos deben reservarse para los casos más graves. BIBLIOGRAFÍA: (1) American Psychiatric Association: Practice guideline for the treatment of patients with deli- rium, in American Psychiatric Association Practice Guidelines for the Treatment of Psychiatric Disorders 2004. (2) Sieber, F. Postoperative delirium in the elderly surgical patient. Anesthesiology Clinic. 2009;27:451-464 (3) Maldondado, JR. Pathoetiological Model of Delirium: a Comprehensive understanding of the neurobiology of delirium and an evidence-based approach to prevention and treatment. Critical Care Clinics.2008;24:789-856. 2008. (4) Tune LE, Egeli S.Acetylcholine and delirium. Dement Geriatr Cogn Disord. 1999;10:342-4. (5) Mussi C, Ferari R, Ascari S, Salvioli G. Importance of serum anticolinergic activity in the assessment of elderly patients with delirium. J Geriatr Psychiatry Neurol. 2002;15:12-5. (6) Cerejeira, J, Firmino, H, Vaz-Serra, A, Mukactova-Ladinska, EB. The neuroinflammatory hypothesis of delirium. Acta Neuropathology. 2010; 119: 737-754. (7) Young J, Inouye SK. Delirium in older people. BMJ. 2007;334:842-6. (8) Elle, M, Cole, MG, Primeau FJ, Bellavance F. Delirium risk factors in elderly hospitalized patients. Journal of General Internal Medicine. 1998;13:204-212. (9) Inouye SK. Delirium in older persons. N Engl J Med. 2006;354:1157-65. (10) Lipowski Z J. Acute Confusional States. 2nd ed. New York: Oxford University Press, 1990. (11) Yang F, Marcantonio ER, Inouye SK, Kiely DK, Rudolph JL, Fearing M, and Jones M. Phenomenological subtypes of delirium in older persons: Patterns, Prevalence, and Prognosis. Psychoso- matics. 2009; 50: 248-254. (12) Santana Santos F, Wahlund LO, Varli F, Tadeu Velasco I, Eriksdotter Jönhagen M: Incidence, clinical features and subtypes of delirium in elderly patients treated for hip fractures. Dement Geriatr Cogn Disor. 200;20:231-237 (13) American Psychiatric Association. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-IV-TR). 4th ed. Washington, DC: American Psychiatric Association; 2000 (14) Inouye SK, van Dyck CH,Alessi CA, et al: Clarifying confusion: The confusion assessment method. A new method for detection of delirium. Ann Intern Med. 1990;113:941–948
  • 13. 259 ORIGINALES Y REVISIONES El Delirium. Una revisión orientada a la práctica clínica. (15) Wong, CL, Holroyd-Leduc, J, Simel, DL, et. Al. Does this patient have delirium?: Value of bedside instruments. JAMA. 2010;304(7):779-786 (16) Kaplan & Sadock. Sinopsis de Psiquiatría. Wolters Kluwer. 2009 (17) Maclullich AMJ, Beaglehole A, Hall RA, Meagher DJ. Delirium and long-term cognitive impairment. International Review of Psychiatry. 2009;21(1):30-42. (18) Inouye SK, Zhang Y, Jones RN, Kiely DK, Yang F, Marcantonio ER. Risk factors for deli- rium at discharge. Arch Intern Med. 2007;167:1406-13. (19) Inouye SK, Bogardus ST, Baker DI, Summers LL, CooneyLM. The Hospital elder life pro- gram: A model of care to prevent cognitive and functional decline in older hospitalised patients. J Am Geriatr Soc. 2000;48:1697-706. (20) A multicomponent intervention strategy to prevent delirium in hospitalized older patients. New Engl J Med. 1999; 340:669-676 (21) Maldonado, JR. Delirium in the acute care setting: Characteristics, diagnosis and treatment. Critical Care Clinics. 2008; 24(4) 657-722. (22) Lonergan E, Britton AM, Luxenberg J. Antipsychotics for delirium. Cochrane Database of Systematic Reviews. 2007, Issue 2. (23) Devlin, JW et al. Efficacy and safety of quetiapine in critically ill patients with delirium: A prospective, mutlicenter, randomized, double-blind, placebod-controlled pilot study. Critical Care Medici- ne 2010 38 (2) 419-427. (24) Kim, SW, Yoo, JA, Lee, SY, Kim, SY, Bae, KY, Yang, SJ, Kim, JM, Shin, IS, Yoon, JS. Ris- peridone vesus olanzapine for the treatment of delirium. Human Psychopharmacology. 2010; (25) 298-302 (25) Larson, KA et al. Administration of olanzapine to prevent postoperative delirium in eldery joint-replacement Patients: A Randomized, Controlled Trial. Psychosomatics 51:5, 2009 409-418 (26) Meagher DJ. Delirium: optimising management. Clinical review. BMJ 2001; 322: 144-149. (27) Lonergan E, Luxenberg J, Areosa Sastre A. Benzodiazepines for delirium. Cochrane Data- base of Systematic Reviews 2009, Issue 4.