1. DOMINGO XXXI - Tiempo Ordinario Cerca del Reino de Dios
Un nuevo desafío
«Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había respondido bien, se
acercó y le preguntó: «¿Cuál es el primero de los mandamientos?».
Jesús respondió: «El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el
único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu
alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu
prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos».
El escriba le dijo: «Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo
Dios y no hay otro más que él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la
inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale
más que todos los holocaustos y todos los sacrificios» (Mc 12,28-34).
Una serie de DESAFÍOS se desarrolla a través de preguntas comprometedoras
tendientes a poder acusar o simplemente ridiculizar al que se ha presentado
como último eslabón de la cadena profética, el «Hijo querido» (Mc 12,6).
DESAFIANTES DESAFÍO CONTRA-DESAFÍO de Jesús
Discípulos de los ¿Está permitido pagar el impuesto al ¿De quién es esta figura y esta
1 fariseos con los César o no? (12,14). inscripción? (12,16).
herodianos
Saduceos (niegan ¿De cuál de los siete “resucitados” En la resurrección ni los hombres ni las
2 la resurrección) será esposa la mujer que estuvo mujeres se casarán (12,25).
casada con todos ellos? (12,23).
Un escriba ¿cuál es el primero de los Interpela mediante un “segundo”
3 mandamientos? (12,28) mandamiento, también imprescindible
(12,31)
2. DOMINGO XXXI - Tiempo Ordinario Cerca del Reino de Dios
Una pregunta muy importante
«Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había respondido bien, se
acercó y le preguntó: «¿Cuál es el primero de los mandamientos?» (Mc 12,28-
34).
La pregunta sobre lo central en el conjunto de la Ley mosaica estaba muy
presente en toda la tradición profética. Allí se enfoca la atención en lo más
IMPORTANTE:
«Se te ha indicado, hombre, qué es lo bueno y qué exige de ti el Señor: nada
más que practicar la justicia, amar la fidelidad y caminar humildemente con tu
Dios» (Miq 6,8; cf Is 33,15-16).
El Talmud recoge una tradición referida a la diferencia entre Hillel y
Shammay, dos maestros cercanos a la época de Jesús, con motivo de la
conversión de un gentil al judaísmo. Shammay se había negado a enseñar sólo
una SÍNTESIS de los 613 preceptos de la Ley porque, si bien algunos eran más
importantes que otros, todos debían ser cumplidos. Hillel, en cambio, le dijo:
«Lo que odias, no se lo hagas a tu prójimo: esto es toda la Ley, y el resto no es
más que comentario; ve y estudia... » (Shabat 31a).
Se destaca así que los preceptos menos importantes, lejos de ser
considerados como prescindibles, deben ser realizados como CONCRECIÓN
de lo que es central y más importante.
3. DOMINGO XXXI - Tiempo Ordinario Cerca del Reino de Dios
Integrando las dimensiones del amor
Jesús respondió: «El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el
único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu
alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas.El segundo es: Amarás a tu
prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos» (Mc
12,29-31).
Jesús había enseñado en el Sermón de la Montaña la Regla de Oro de Hillel,
pero en un sentido afirmativo y más exigente; no como simple abstención del
mal, sino como INICIATIVA para hacer el bien:
«Por tanto, todo cuanto quieran que les hagan los hombres, háganselo
también ustedes a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas» (Mt 7,12).
Ante la pregunta que ahora se le hace, similar a la hecha a Hillel y
Shammay, Jesús no responde con la Regla de Oro, sino con la INTEGRACIÓN
del mandamiento del amor a Dios y al prójimo. Eso significa que ambos son
INSEPARABLES.
La respuesta de Jesús cita dos mandamientos que no aparecen en la misma
lista, ya que el primero corresponde a la CONFESION de FE básica de Israel
(Dt 6,5), y el segundo al CODIGO de SANTIDAD (Lv 19,18).
Pero ambos se daban en la tradición judía de modo combinado:
«Amad al Señor y al prójimo y tened compasión del pobre y del débil»
(Testamento de Isacar 5,2).
«Temed al Señor y amad al prójimo» (Testamento de Benjamín 3,3).
4. DOMINGO XXXI - Tiempo Ordinario Cerca del Reino de Dios
El fundamento del amor
Primero y Segundo no implican sólo un orden numérico, sino una relación
causal, una consecuencia.
«Ustedes serán santos» porque «yo, YHWH su Dios, soy santo» (Lv 19,2)
«Respetarán a su madre y a su padre «Amarás a tu
No robarán, no mentirán ni se engañarán unos a otros prójimo como a ti
No oprimirás a tu prójimo ni lo despojarás mismo. Yo
No odiarás a tu hermano en tu corazón YHWH» (19,18)
No serás vengativo con tus compatriotas» (Lv 19,3-18)
La tradición judía vinculaba los mandamientos referidos a Dios y los
mandamientos referidos al prójimo. El principio que sostiene esta vinculación
es que el hombre es imagen de Dios. Por tanto:
Los que maltratan al prójimo «se les tiene en cuenta como si hubieran disminuido la imagen de Dios»
(Mekilta de Rabbí Ismael sobre Ex 20,1-17).
De igual modo todo acto de amor al ser humano puede ser considerado un acto de culto hacia la
imagen viviente de Dios.
Ese fue el fundamento por el cual los profetas relativizaron el culto del Templo. El culto tendrá
consistencia sólo si va acompañado de la práctica concreta del amor al prójimo:
«Porque yo quiero amor y no sacrificios, conocimiento de Dios más que holocaustos» (Os 6,6).
5. DOMINGO XXXI - Tiempo Ordinario Cerca del Reino de Dios
El Reino de Dios no está lejos
«El escriba le dijo: «Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay
un solo Dios y no hay otro más que él, y que amarlo con todo el
corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al
prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y
todos los sacrificios».
Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: «Tú
no estás lejos del Reino de Dios». Y nadie se atrevió a hacerle más
preguntas» (Mc 12,32-34)
Un amor a Dios desinteresado por el prójimo no es verdadero amor a
Dios.
Por otro lado, el verdadero amor al prójimo sólo es posible si está
fundamentado en el amor a Dios, de quien es imagen el hombre. De no ser
así, los defectos del prójimo nos desanimarían y terminaríamos perdiendo la
motivación para seguir amándolo.
Además, la formulación del amor es muy realista. Amar a «todos» los
hombres puede significar, en la práctica, no amar a «nadie en particular».
En cambio, amar al PRÓJIMO ( = al que está PRÓXIMO), es amar a alguien
concreto, CERCANO a cada uno.
Es ocuparse de aquel a quien Dios pone a nuestro lado en cada momento
y en cada lugar. La parábola del samaritano compasivo, que se hizo
PROJIMO del hombre herido, es una bella ilustración de este precepto.