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Claudia liñán ubeira 6ºa cuento

  1. Claudia Liñán Ubeira 6ºA
  2.  Erase una vez una familia de delfines, la madre se llamaba Cristina, el padre Mariano, y sus dos hijos, Nemo y Cristalina. Eran una familia muy unida, no había día en el que Cristina no preparase su delicioso pastel de atunes y corales, a Nemo y a Cristalina les encantaba.  Un día en el que Nemo y Cristalina estaban en el colegio, Cristina y Mariano se fueron de paseo por la avenida del mar, entonces escucharon un ruido tremendo, se asustaron ya que nunca habían oído un ruido semejante, por eso volvieron a casa. Pasaron dos horas y Mariano tenía que recoger a sus hijos, mientras Cristina preparaba la comida.
  3. Mariano fue a recoger a sus hijos. Cuando llegaron a casa, Cristina estaba muy preocupada. Le dijo a su marido que se acercaba un barco petrolero a su bonita ciudad de las profundidades marinas. Él no se preocupó demasiado, ya que creía que los humanos eran buenas personas, y que nunca les harían daño.
  4.  A la mañana siguiente, era sábado y los niños no tenían colegio y por eso dieron un paseo por los campos de medusas. Se quedaron a comer y Cristina preparó de postre, una deliciosa tarta de almejas salteadas. Fue entonces cuando llegó el barco petrolero, ellos asombrados, intentaron escapar del humo que echaba aquel barco petrolero.  No pudieron huir, por eso, Cristina y Nemo se fueron nadando hacia a la derecha, mientras que Mariano y Cristalina se fueron hacia la izquierda. Pasaron los días y aquella familia tan maravillosa se había desvanecido por culpa de ese barco petrolero que estaba echando humo por toda la ciudad. Pero ellos no se dieron por vencidos y volvieron a la ciudad en busca de alguien que les pudiera ayudar.  Primero llegaron Mariano y Cristalina a la ciudad, pero al parecer se habían ido todos los delfines que vivían allí. Por eso se fueron al desierto de los remolinos, ya que no había otra alternativa.
  5. Cristina y Nemo se encontraban en un sitio poco común. En aquel sitio había peces extraños, con cola de tiburón y cara de pez, patas de rana y ojos de serpientes marinas, y entre todos los peces que se encontraban allí uno se ofreció a ayudarles a volver con su familia, se llamaba Gari. Gari les contó que hace dos días pasó un barco petrolero y soltó una sustancia que convirtió a aquellos peces en monstruos. Nemo y Cristina estaban muy asustados porque no sabían que le había pasado a su familia.
  6. Los dos grupos de familias estaban separados por culpa de un barco petrolero que había soltado esa sustancia en el mar, aunque ellos no se rindieron, porque era su familia y nadie podía hacer nada para separarles, por eso Mariano y Cristalina seguían buscando al resto de su familia, mientras Cristina y Nemo hacían lo mismo. Mariano y Cristalina tuvieron que pasar por el tenebroso desierto de los remolinos. Allí las cosas eran un poco más raras porque había agujeros en la arena y humo por todas partes. Aunque supieron orientarse gracias al olor de los peces que se encontraban al otro lado.
  7. Cuando ya habían recorrido el desierto de los remolinos se encontraron con un banco de peces tan grande que parecía que podían crear dibujos con sus propios cuerpos, y así era, ya que era su único medio para poder comunicarse con los demás peces. Ellos les condujeron hacia los acantilados de las profundidades. Su nombre les decía que iba a ser un sitio peligroso, pero fue al revés, aquel sitio era mucho más bonito de lo que era su ciudad antes de que pasara el barco petrolero que les destrozó su vida y les separó de su familia.
  8.  Por eso siguieron buscándolos por el camino que les indicaron esos peces. Mientras tanto, Cristina y Nemo seguían el camino que les dio Gari, y vieron todo lo que produjo el barco a su paso por aquel mar.  Y para su sorpresa, llegaron vivos a su ciudad, pero no obtuvieron la recompensa que se merecían por haber recorrido aquel camino tan peligroso e incansablemente agotador, porque no encontraron ni a Mariano ni a Cristalina.
  9.  A Mariano y Cristalina, no les sorprendió el camino que hicieron, es decir, no les resultó tan impactante como el viaje que hicieron Cristina y Nemo, pero claro, ellos no lo sabían. Mariano y Cristalina recorrieron su camino como les dijeron esos pececitos tan extraños, y también, para su sorpresa, consiguieron alcanzar su meta, que era llegar vivos a la ciudad. Pero lo que ellos querían de verdad era volver ver a Cristina y a Nemo.  Que por cierto, lo consiguieron.
  10. Todos estaban allí, como una gran familia que nunca jamás se iba a volver separar. Todos se miraron mutuamente, como si hubiera algo extraño en ellos.
  11. Se dieron un abrazo enorme, jamás visto en toda la historia, pero aquel abrazo les costó la vida, ya que estuvieron abrazándose unos diez años. Y diez años después, seguían allí, abrazados, pero no vivos, los peces que vivían en ese año les esculpieron una estatua como símbolo del cariño y el amor que hay en una familia unida.
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