El documento analiza las reservas probadas de combustibles fósiles y su potencial para aumentar la temperatura global más de 3°C si se quemaran completamente. Según varios estudios, incluido el IPCC, solo quedan 900-1,780 gigatoneladas de CO2 para tener un 66% de probabilidades de mantener el calentamiento global por debajo de 2°C. Sin embargo, las reservas fósiles probadas actuales equivalen a 2,860 gigatoneladas de CO2. Por lo tanto, gran parte de las reservas deberían permanecer sin explotar para cumpl
Captación de aguas superficiales norma 777 parte 1.pdf
Reservas inutilizables. Lecturas recomendadas Samuel Martín-Sosa
1. 22 Ecologista, nº 82, otoño 2014
Quemar las reservas fósiles probadas
aumentaría la temperatura global más de 3ºC
Reservasinutilizables,
activosobsoletos
Samuel Martín-Sosa Rodríguez
Ya se sabía, pero los datos más recientes lo corroboran: no tiene sentido seguir
buscando combustibles fósiles porque ni siquiera se deberían quemar gran parte de
las reservas disponibles si queremos evitar un cambio climático catastrófico. Esta
situación resta relevancia al debate sobre el pico del petróleo y pone el foco en otro
lugar: el papel de las compañías energéticas privadas, que se siguen lucrando con unas
reservas que no deberían poder extraer, y la urgencia absoluta de que los Gobiernos
lleguen a un acuerdo vinculante que limite drásticamente las emisiones.
Samuel Martín-Sosa Rodríguez,
responsable de Internacional
de Ecologistas en Acción
S
i de aquí a final de siglo la con-
centración de CO2 eq (equiva-
lentes de dióxido de carbono) en
la atmósfera se mantiene entre
430 y 480 ppm [1], entonces
tendremos un 66% de probabilidad de
contener el aumento global de tempera-
tura por debajo de 2 ºC. Ese es el umbral
a partir del cual el cambio climático (que
ya sucede) podría tomar un cariz mucho
más severo e irreversible. Hay consenso
científico al respecto [2]. Obviemos que
ese porcentaje suena demasiado parecido
a jugársela a cara o cruz, al aceptar un
34% de probabilidad de que ocurra lo
contrario. Y obviemos también que cada
vez más científicos apuestan por establecer
un umbral de seguridad más bajo aún [3].
Porque al fin y al cabo lo que tenemos en
mano es un acuerdo internacional firma-
do en Cancún (México) en 2010 por los
Gobiernos para no sobrepasar el aumento
de esos 2 ºC a final de siglo respecto a los
niveles preindustriales [4].
La Universidad de San Diego (EE UU)
mide las concentraciones de CO2 en la
atmosfera en la estación de Mauna Loa
(Hawai) desde 1958 (Curva de Keeling)
[5]. El 14 de mayo de 2013 por primera
vez se registró en esta estación la icónica
cifra de 400 ppm [6].Y en abril de este
año, las concentraciones mensuales de
CO2 [7] en la atmósfera ya superaron esta
cifra para todo el hemisferio norte [8]. La
tasa de crecimiento de la Curva ha sido
aproximadamente de 2 ppm cada año
como promedio durante la última década.
Es importante recordar que hay un lapso
de tiempo hasta que la temperatura glo-
bal responde o se pone al día con el CO2
que los humanos ya hemos añadido a la
atmósfera, por lo que las temperaturas
seguirán aumentando durante muchos
años después de que la cantidad de CO2
atmosférico se estabilice.
Presupuesto de carbono
La foto anterior nos aboca a la gran pre-
gunta: ¿cuánto CO2 podemos todavía
emitir a la atmósfera sin que crucemos
ese umbral de los 2 ºC a final de siglo?
O en términos más economicistas ¿qué
presupuesto de carbono nos queda?
Los climatólogos del IPCC cifraron
en otoño de 2013 esa cantidad en 3.670
Gt [9] de CO2 [10] (para un 66% de
probabilidad de conseguir el objetivo de
2 ºC). Y al parecer, desde el comienzo
de la revolución industrial hasta 2011, ya
habíamos emitido algo más de la mitad
(1.890 Gt), lo cual arroja un presupuesto
restante de 1.780 Gt. Según el IPCC el
presupuesto disponible se encoge aún
más, hasta las 1.010 Gt, si le hacemos sitio
en el cálculo al calentamiento procedente
de gases diferentes del CO2 (metano, óxi-
do nitroso, CFC...) [11]. Si mantenemos el
ritmo actual de emisión de más de 30 Gt
al año, podemos seguir emitiendo CO2
solo durante los próximos 25-30 años
aproximadamente.
Sin embargo, si contabilizamos el CO2
incorporado en todas las reservas de com-
bustibles fósiles ya conocidas y probadas
1
2. 23Ecologista, nº 82, otoño 2014
actualmente, que aún no han sido extraí-
das, el potencial de emisión es de 2.860
Gt. Contrastando ambas cifras queda claro
que no podemos utilizar todos los com-
bustibles fósiles que nos quedan porque
la emisión de CO2 a la atmósfera que
ello implicaría superaría con creces el pre-
supuesto del que disponemos. La Agencia
Internacional de la Energía (AIE) ya avanzó
en su informe de 2012 que para cumplir
los compromisos climáticos, al menos dos
terceras partes de las reservas tendrían que
quedarse bajo tierra [12].
Una apreciación: estas cifras no solo
deberían servir por si solas para aparcar
cualquier apuesta política por la búsque-
da de nuevas reservas de combustibles
fósiles –como las de gas de esquisto en
toda Europa, o las prospecciones petro-
líferas de Canarias o el Mediterráneo–,
sino que convierten en estéril el debate
sobre el pico del petróleo [13]. Aunque
algunos autores se empeñen en negar su
relevancia argumentando la capacidad de
la innovación tecnológica para retardar su
llegada hasta un futuro muy lejano, ten-
drán que convenir en la irresponsabilidad
que supone seguir apoyándonos en una
fuente energética que, si nos queda algo
de cordura, no podemos seguir usando.
El primer factor limitante en este caso no
parece que vaya a llegar por el lado de la
disponibilidad de recursos sino por el de
la posibilidad de utilizarlos.
Coincidencia en las cifras
Además del informe del IPCC, existen
otros estudios que manejan presupuestos
muy similares, con diferentes horquillas
de cifras en función de la probabilidad
de lograr el acuerdo de 2 ºC de Cancún.
Así, Carbon Tracker y el Grantham Re-
search Institute for Climate Change and
the Environment calcularon en 2013 que
disponemos de un presupuesto de 900 Gt
de CO2 de aquí a mitad de siglo para tener
un 80% de probabilidades de mantener el
aumento por debajo de los 2 ºC, mientras
que se podrían emitir hasta 1.075 Gt de
CO2 si nos conformamos con un 50% de
probabilidades de conseguir dicho objetivo
[14] (ver tabla 1). Este presupuesto asume
un escenario en el que se producirían
grandes avances de reducción en la emi-
sión de otros gases de efecto invernadero
(como el metano) respecto a los niveles
actuales. Sin embargo, considerando los
datos más recientes sobre las emisiones
de metano, no parece que podamos ser
muy optimistas [15].
Ante semejante panorama, la tenta-
ción de implorarle a la tecnología una
solución mágica está cantada. De hecho
la AIE muestra la ventana de la Captura
y Almacenamiento de Carbono (CAC)
como la opción para no tener que dejar
esas reservas bajo tierra [12]. Sin embar-
go, los proyectos de CAC parecen hacer
aguas [17], y aun asumiendo el escenario
idealizado de desarrollo de la CAC suge-
rido por la AIE, los datos indican que solo
aportarían un presupuesto adicional de
CO2 de 125 Gt [14], con lo que la foto
no cambia sustancialmente.
¿En manos de quién está
ese CO2?
Hemos dicho que si quemáramos todas la
reservas a día de hoy conocidas y probadas
(1P) [18], se emitirían 2.860 Gt de CO2 a
la atmósfera. Esto es suficiente para produ-
cir un aumento de 3 ºC de la temperatura
global. Pero, ¿quién tiene esas reservas?
La mayoría de las reservas están en
manos de Gobiernos. Si traducimos las
reservas en emisiones de CO2, según
Carbon Tracker el potencial de emisión en
manos de compañías privadas es tan solo
de unas 762 Gt. Aun así, si lo comparamos
con el presupuesto total de 900 Gt de
CO2 calculado en ese estudio, y asumimos
que las empresas privadas pretenderán
quemar todas sus reservas probadas, eso
deja muy poco margen para las reservas
de propiedad estatal.
Más allá de las reservas probadas,
si consideramos también aquellas que
las compañías esperan poder desarrollar
pronto (reservas 2P) [19], vemos que el
Tabla 1. Diferentes presupuestos de CO2 según la probabilidad de aumento de temperatura
Aumento máximo de temperatura
Presupuesto de CO2 para el período
2013-2049 [16] (Gt CO2)
Probabilidad de no exceder el umbral de temperatura (ºC) 50% 80%
1,5 525 -
2,0 1.075 900
2,5 1.275 1.125
3,0 1.425 1.275
Fuente: Reelaborado a partir de [24]
1. Montones de carbón junto a la térmica de Velilla del Río Carrión.
2. Estación en Mauna Loa, donde se mide la concentración de CO2
en la atmósfera.
3. Las multinacionales energéticas querrán quemar todas sus
reservas.
4. Las consecuencias del cambio climático cada vez son más obvias.
2
3
4
3. 24 Ecologista, nº 82, otoño 2014
Notas y referencias
1. Partes por millón.
2. The Physical Science Basis, AR5, WG1, IPCC 2013
http://www.ipcc.ch/report/ar5/wg1/
3. “UN's 2C target will fail to avoid a climate disaster, scientists warn”,
The Guardian, 3 dic 2013 http://www.theguardian.com/environment/2013/dec/03/
un-2c-global-warming-climate-change
4. Acuerdos de Cancún, NNUU, 2010 http://cancun.unfccc.int/
5. http://keelingcurve.ucsd.edu/
6. Heat-Trapping Gas Passes Milestone, Raising Fears http://tinyurl.com/ccfnkpk
7. Hablamos aquí solo de CO2, no de CO2 equivalentes. Esto es relevante
porque hay que añadirle la contribución de otros gases de efecto
invernadero como el metano, que es y será cada vez mayor en un
contexto energético de fuerte apuesta por el gas natural (ver nota 16).
8. Las concentraciones de CO2 superan 400 partes por millón en todo el
hemisferio norte. Organización Meteorológica Mundial, 26 mayo 2014.
http://www.wmo.int/pages/mediacentre/press_releases/pr_991_es.html
9. Gt, gigatoneladas: Miles de millones de toneladas.
10. The Physical Science Basis, Informe del grupo de Trabajo 1 del IPCC,
Informe de la quinta evaluación, Resumen para políticos, pág. 27 sept 2013
http://www.climatechange2013.org/images/report/WG1AR5_SPM_FINAL.pdf
11. Este dato proviene de la estimación científica de que en un escenario
de aumento de 2 ºC, un 0,4 ºC de aumento provengan de gases
diferentes al dióxido de carbono, lo cual deja un aumento de 1,6 ºC
que será provocado por el CO2, correspondiéndose con una cantidad
de 2.900 Gt de dicho gas.
12. World Energy Outlook 2012, Resumen Ejecutivo, Agencia
Internacional de la Energía http://www.iea.org/publications/freepublications/
publication/Spanish.pdf
13. El cénit del petróleo y de los combustibles fósiles y sus críticos. Antonio
García-Olivares, 2014
http://crashoil.blogspot.com.es/2014/03/realmente-es-inmimente-el-peak-oil.html
14. Unburnable carbon 2013: Wasted capital and stranded assets, Carbon
Tracker Initiative and Grantham Research Institute on Climate Change
and the Environment, 2013 http://www.carbontracker.org/site/wastedcapital
15. Cada vez más estudios apuntan a que las emisiones reales de
metano, particularmente en las explotaciones de gas natural –en
auge a causa del fracking–, son bastante superiores a lo estimado,
al tiempo que el IPCC (ver nota 10) ha revisado el potencial de
calentamiento del metano, concluyendo que también es mayor de lo
que pensábamos hasta ahora. Para más información consultar: “El gas
que ralentiza” Samuel Martín-Sosa, Energías Renovables, junio 2014.
16. Es importante resaltar que la práctica totalidad de esa emisión de
CO2 a la atmósfera “debe” producirse durante la primera mitad de
siglo. En la segunda mitad, según el estudio de Carbon Tracker, apenas
se podrían emitir 75 Gt de CO2 (si queremos conservar un 80% de
posibilidades de no superar el aumento de 2 ºC), lo que equivale a
dos años de emisión a los niveles actuales.
17. La aventura de la captura y el almacenamiento de carbono llega a su
fin. http://www.ecologistasenaccion.es/article26251.html
18. Reservas Probadas (1P) se refiere a yacimientos para los cuales existe
un 90% de probabilidad de que puedan ser extraídos de manera
rentable. Ver: Gas de esquisto en España, Jesús Garijo, Ecologista 77.
http://www.ecologistasenaccion.org/article26536.html#nb2-4
19. Reservas Probadas y Probables (o reservas 2P): yacimientos para los
cuales existe un 50% de probabilidad de que puedan ser extraídos de
manera rentable (ver referencia de nota 18).
20. Unburnable carbon: Rational Investment for sustainability, NEF, 2012
http://b.3cdn.net/nefoundation/4335af2e57cdeaefb7_2rm6b0e81.pdf
21. Los accionistas miran con lupa el rendimiento de su cartera
respecto a un determinado parámetro, sin prestar atención al valor
fundamental del activo, que está en riesgo en la transición a una
economía baja en carbono.
22. Stranded Carbon Assets. Why and how risks should be incorporated in
investment analysis. Generation Foundation, 2013
http://genfound.org/media/pdf-generation-foundation-stranded-carbon-assets-v1.pdf
23. Divestment may protect from 40-60% overvaluation of fossil fuel
stock. http://tinyurl.com/o4wshfz
24. http://carbontracker.live.kiln.it/Unburnable-Carbon-2-Web-Version.pdf
25. El fracking absorbe la inversión de las renovables en EE UU. http://
fractura-hidraulica.blogspot.com.es/2014/07/el-fracking-absorbe-la-inversion-de-las.html
potencial de emisión de CO2 en manos
privadas es mayor todavía. Si todas estas
reservas 2P se desarrollan comercialmente
el potencial de emisión de CO2 en manos
privadas se doblaría hasta 1.541 Gt.
Podemos por tanto decir, que si se
cumplen los planes que actualmente tie-
nen las compañías energéticas en cuanto a
explotación y desarrollo de reservas fósiles,
las emisiones que se producirán (1.541Gt
CO2) no solo superarán el presupuesto
que teníamos para conservar tan solo un
50% de probabilidades de conseguir el
objetivo de los 2 ºC (1.075 Gt CO2) sino
que superarán la cantidad necesaria para
provocar un aumento de temperatura su-
perior a los 3 ºC (1.425 Gt CO2) (ver tabla
1). Y eso considerando que los Gobiernos,
por responsabilidad climática, dejaran sus
reservas en el subsuelo sin tocar.
Una burbuja de carbono
Si prorrateáramos el presupuesto total
de carbono entre los propietarios de las
reservas probadas (Gobiernos y empresas),
las empresas tendrían derecho a emitir tan
solo unos 125-275 Gt de CO2 (es decir un
20-40% de su potencial actual –762 Gt–).
Ante semejante panorama cabe pregun-
tarse si los accionistas de dichas empresas
saben que el 60-80% de las reservas de
gas, carbón y petróleo en la cartera de su
compañía no se podrán quemar nunca.
Podría pensarse que existe un desconoci-
miento en los mercados financieros sobre
el valor real de las compañías energéticas;
muchos productos financieros importantes
como las pensiones están ancladas a unas
reservas que de forma razonable nunca
podrán explotarse [20].
El cortoplacismo endémico de los mer-
cados financieros no permite considerar
los riesgos inherentes de unos activos
que, si pretendemos que los compromi-
sos climáticos se lleven a la práctica, se
han convertido en tóxicos u obsoletos al
perder su valor [21]. Se asume implícita-
mente, basándose en los comportamientos
pasados del mercado, que las empresas
seguirán ad infinitum desarrollando y ven-
diendo combustibles fósiles y que el capital
obtenido se utilizará para reemplazar las
reservas con nuevos descubrimientos. Las
reservas están en el subsuelo pero su valor
ya se vende en la superficie. Un análisis
del HSBC sugiere que la valoración de
las acciones podría reducirse un 40-60%
en un escenario de bajas emisiones. Pende
por tanto sobre los inversores la amenaza
de una burbuja de carbono que inexo-
rablemente estallará si se quiere limitar
realmente las emisiones.
Hay informes que sugieren que tomando
medidas encaminadas a una mayor regula-
ción y supervisión de los mercados se podría
reconducir paulatinamente la situación,
produciendo una reubicación del capital de
los inversores en activos bajos en carbono
[22]. Algunas ciudades importantes como
San Francisco, Seattle o Vancouver, ya sea
por prudencia financiera o por responsabi-
lidad política, han iniciado procesos para
desinvertir en combustibles fósiles [23].
Sin embargo, esta no parece ser la
tendencia general. En 2012 las empresas
de gas y petróleo se gastaron 647.000
millones de dólares en buscar nuevas
reservas y en el desarrollo de tecnología
extractiva, y se prevé que en la próxima
década se gasten un total de 6 billones de
dólares [24]. Un camino diametralmente
opuesto al necesario para avanzar hacia
las renovables, cuya inversión descendió
en EE UU en 2013 un 5% respecto al año
anterior [25]. Las compañías energéticas ac-
túan como si fueran a poder quemar todas
esas reservas porque realmente no hay nada
sobre la mesa que se lo impida. Correspon-
de a los Gobiernos actuar en consonancia
con los datos científicos y poner en marcha
medidas firmes para producir una transición
energética urgente, para la cual queda cada
vez menos tiempo.