1. Haced unos con otros
lo que yo he hecho con vosotros.
Así haréis memoria de mí.
Jesús de Nazaret
Texto: Juan 6, 51-58 Tiempo Ordinario 20 –B-
Comentarios y presentación: Asun Gutiérrez Cabriada.
Música: Beethoven. Sinfonía 6ª. Primer movimiento.
2. 51Jesús añadió:
-Yo soy el pan vivo bajado del cielo.
El que come de este pan, vivirá siempre.
Y el pan que yo daré es mi carne.
Yo la doy para la vida del mundo.
La imagen del banquete tiene ya, en el Antiguo Testamento, los precedentes del
banquete escatológico y mesiánico (Is 55, 1-5), imagen que sigue proyectándose hacia
el lenguaje parabólico del Nuevo Testamento: el banquete nupcial (Mt 22, 1-4),
el mesiánico (Lc 12,37) y el eucarístico (Jn 6)
en el que se incluyen los versículos que leemos hoy.
Estas palabras no proceden de la sinagoga de Cafarnaún sino de la última cena.
El evangelista las coloca aquí como continuación del discurso sobre el pan de vida.
3. 52Esto
suscitó una fuerte discusión entre los judíos,
los cuales se preguntaban:
-¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
Jesús da a comer su carne: dejándose partir,
regalando liberación, amistad y fraternidad,
derrochando compasión y cercanía, ofreciendo un claro mensaje,
siendo valiente y coherente, denunciando abusos e injusticias,
contagiando resurrección
creando humanidad con palabras y actitudes que eleven,
ablanden y embellezcan el mundo...
¿Cómo lo hago yo?
4. 53 Jesúsles dijo: -Yo os aseguro que si no
coméis la carne del Hijo del hombre y no
bebéis su sangre, no tendréis vida en
vosotros.
Jesús nos da pistas claras para tener, compartir y dar vida: oíd, tocad, mirad,
gustad, compartid, tomad, comed, bebed... Para tratar, con él y como él, de
enmendar la tremenda injusticia del mal reparto de la mesa de la humanidad.
5. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna,
y yo lo resucitaré el último día.
55 Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.
56 El que come mi carne y bebe mi sangre vive en mí y yo en él.
La comida y la bebida son imprescindibles
para tener la energía necesaria para la vida.
Jesús, como el pan, se parte y reparte.
Nos invita a participar de su banquete
para hacer lo que él hace:
dar vida llenándola de sentido, liberar, humanizar,
compartir, quitar miedos, contagiar alegría y esperanza.
Nos invita a dar y darnos para la vida del mundo (v.51).
Como Él.
6. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre vive en mí y yo en él. 57 El
Padre, que me ha enviado, posee la vida, y yo vivo por él. Así también,
el que me coma vivirá por mí. 58 Este es el pan que ha bajado del cielo;
no como el pan que comieron vuestros antepasados. Ellos murieron;
pero el que coma de este pan, vivirá para siempre.
Jesús no se refiere a celebraciones litúrgicas ni devociones individuales
y, muchos menos, a preceptos.
Dejarse alimentar por Jesús, por su Persona y por su Palabra, implica crecer en
afinidad con él, vivir como vivió él; implica partirse y repartirse, combatiendo el
hambre, la sed y las necesidades que injustamente padecen tantas personas;
denunciando la actitud de los satisfechos y poderosos que no están dispuestos a
poner los medios suficientes para que todas las personas puedan vivir con dignidad.
Es lo que hizo Jesús y lo que recomendó hacer en su memoria.
Para la vida del mundo (v.51)
7. Mi Cuerpo es Comida
Mis manos, esas manos y Tus manos
hacemos este Gesto, compartida
la mesa y el destino, como hermanos.
Las vidas en Tu muerte y en Tu vida.
Unidos en el pan los muchos granos,
iremos aprendiendo a ser la unida
Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos.
Comiéndote sabremos ser comida.
El vino de sus venas nos provoca.
El pan que ellos no tienen nos convoca
a ser Contigo el pan de cada día.
Llamados por la luz de Tu memoria,
marchamos hacia el Reino haciendo Historia,
fraterna y subversiva Eucaristía.
Pedro Casaldáliga.