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CONTAR A JESÚS




           Lectura orante
             de 24 textos
            del Evangelio




       Dolores Aleixandre, rscj
Colección CLAVES CRISTIANAS/ Serie Minor
                                                                                          CLAVES CRISTIANAS
1. Somos Iglesia. Antonio Calero                                                              Serie Minor
2. Bioética. Una apuesta por la vida. Eugenio Alburquerque
3. Vivir como Dios. Indicadores de la identidad cristiana. Antonio González
4. Contar a Jesús. Lectura orante de 24 textos del Evangelio. Dolores Aleixandre
5. Introducción a la lectura del Antiguo Testamento. Gianfranco Barbieri                 Dolores Aleixandre, rscj




                                                                                      CONTAR A JESÚS
                                                                                   LECTURA ORANTE DE 24 TEXTOS
                                                                                         DEL EVANGELIO




                                                                                            EDITORIAL CCS
índice




                                                                          Introducción

                                                                           1.   Encuentro en el Jordán
                                                                           2.   Un hombre libre
                                                                           3.   Llamados y atraídos
                                                                           4.   Buenas noticias en Nazaret
Sexfa edición, octubre         2004.
                                                                           5.   ¿Quién es este hombre?
                                                                           6.   Servidor de todos
Página Web de Editorial CCS: www.editonalccs.com                           7.   La sabiduría del Reino
                                                                           8.   Médico compasivo
© Dolores Aleixandre, rscj
                                                                           9.   Enemigo de la codicia
© 2002 EDITORIAL CCS, Alcalá, 166 / 28028 MADRID
         Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier
                                                                          10.   Una mujer en la frontera
         forma de reproducción, distribución, comunicación publica y
         transformación de esta obra sin contar con automación de
                                                                          11.   Alguien abrió mis oídos
         los titulares de la propiedad intelectual La infracción de los   12.   Un hombre según Dios
         derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra
         la propiedad intelectual (arts 270 y ss del Código Penal) El     13.   La mejor parte
         Centro Español de Derechos Reprograficos (www cedro ora!
         vela por el respeto de los citados derechos                      14.   El corazón del Padre
Diseño de portada Olga Rodríguez Gambarte                                 15.   Una luz en el monte
ISBN 84-8316-600-3                                                        16.   Preferir a los pequeños
Deposito legal M-46031-2004
Fotocomposicion M&A, Becernl de la Sierra (Madrid)
Imprime Franjograf, S L (Madrid)
17.   Cómo heredar vida eterna              187
18.   Un hombre polémico                    199
                                                  Introducción
19.   Ungido para la vida                   211
20.   Un orante en la noche                 223
21.   El juego de perder-ganar              235   Mientras escribía estas páginas (casi nunca seguidas, siempre
22.   Una tumba nueva                       249   en tiempos entrecortados por mil interrupciones...), he pasado
23.   Nos precede en Galilea                265   momentos de desaliento pensando que no iba a terminar nunca
24.   Lo que María guardaba en su corazón   275   el trabajo emprendido. Para darme ánimos, trataba de imaginar
                                                  a quiénes podría ser útil este libro y para qué:
                                                      — ¿Y si ayuda a quienes desean conocer mejor a Jesús, en-
                                                          contrarle a partir de su Evangelio y oír hablar de él de la
                                                          manera que sea? (Y a partir de ahí elegía escenas de los
                                                          Evangelios sinópticos, leía, reflexionaba y rezaba sobre
                                                          ellas, trataba de aproximarme internamente a sus perso-
                                                          najes, inventaba las narraciones...)
                                                      — También podría servir de guía para abordar el Antiguo Tes-
                                                          tamento y familiarizarse un poco más con él. Es mucho
                                                          menos conocido y frecuentado que el Nuevo y es una pena
                                                          perderse toda su riqueza. (Y buscaba textos del AT que hi-
                                                          cieran de «caja de resonancia» para entender mejor el
                                                          texto evangélico y descubrir también su propia belleza.)
                                                      — Hay mucha gente que está cansada de leer una y otra vez
                                                          los mismos textos. ¿Por qué no ofrecer pistas de lectura
                                                          que permitan leerlos de maneras nuevas? (Y con la ayu-
                                                          da de distintos comentarios, intentaba situarme desde
                                                          otros ángulos de mirada y diferentes perspectivas, como
                                                          quien quiere conseguir un buen retrato...)
                                                      — Pero no puede servir sólo para aumentar «informaciones y
                                                          saberes»... (Y trataba de buscar unir Evangelio y vida para
                                                          no olvidar nunca que «esa historia es nuestra historia».)
                                                      — ¿Y si lo llamara Lectura orante del Evangelio? Ese título
                                                          sería ya una invitación para quienes desean que su lectu-
                                                          ra de la Biblia desemboque en una oración sencilla,
                                                          aprendida de Jesús. (Y aunque sé que es una osadía, me
6                                                                                                               7
atrevía a adentrarme en lo que pudieron ser sus diálogos
        con el Padre en sus noches de oración...)
     — ¡Espero que nadie se ponga a leerlo seguido! Tengo que
       aconsejar que lo vayan haciendo poco a poco, usándolo
                                                                                1
       quizá para retiros o para momentos tranquilos en los que
       hay más tiempo para leer despacio y saborear los textos...
   Con estos deseos se ha ido tejiendo el libro y, después de esta
declaración de intenciones, pienso que se puede entender mejor
cómo está estructurado cada capítulo:

    ¡ f j ] 1. LEER EL TEXTO.
                                                                        Encuentro
    B M 2. RELEER DESDE LA MEMORIA DEL CORAZÓN:                       en el Jordán
             2.1. A la luz del contexto bíblico...
             2.2. ... descubrir el texto...
             2.3. ... como Palabra para hoy.


    E     3. DEJAR RESONAR LA PALABRA.

          4. ENTRAR EN LA ORACIÓN DE JESÚS.

          5. ELEGIR LA VIDA:
             Este último apartado aparece siempre vacío y con
             este signo de puntuación (:) para recordar que la
             «lectura orante» tiene siempre consecuencias en la
             propia vida y su «vocación» es irla transformando y
             haciendo más filial y más fraterna, es decir, más pa-
             recida a la de Jesús.
             Y eso es cosa del Espíritu y de cada uno de nosotros.

                                         Fátima, 6 de junio de 2002
               Víspera de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús



8
ce la vida, pero también suponen una amenaza al desha-
                                                                cer la acción creadora de Dios que separó de ellas «lo se-
                                                                co» (Gen 1,9). El fin del diluvio trajo una nueva creación,
                                                                el resurgir de la vida. También Moisés en el Mar Rojo es-
                                                                capó como Noé de las aguas de la muerte. Los evangelis-
                                                                tas presentan a Jesús caminando sobre las aguas (Me 6),
                                                                una manera de proclamar su dominio sobre la muerte.
     1. LEER EL TEXTO                                                Este es mi Hijo amado, mi predilecto...: La expresión
                                                                aparece por primera vez en la Biblia en boca de Dios re-
                                                                firiéndose al hijo de Abraham: «Toma a tu hijo único, al
               Jesús fue de Galilea al Jordán y se presentó
                                                                que amas, a Isaac...» (Gen 22,2.11.16). El AT guarda tam-
               a Juan para que lo bautizara. Juan intenta-
                                                                bién memoria de expresiones de ternura de padres ha-
               ba disuadirlo diciéndole: —¿Tú acudes a
                                                                blando de sus hijos: «El aroma de mi hijo es como aroma
               mí? Si soy yo quien necesito que tú me bau-
                                                                de un campo que ha bendecido el Señor...», decía Isaac al
               tices. ..
                                                                bendecir a Jacob (Gen 27,27), y cuando muere Absalón,
               Jesús le contestó: —Déjalo ya, pues de ese       David repetía inconsolable: «¡Hijo mío, Absalón! ¡Absa-
               modo conviene que realicemos la justicia         lón, hijo mío, hijo mío...!» (2Sm 19,5).
               plena. Entonces Juan lo dejó. Jesús, una vez
                                                                    «Como un padre siente ternura por sus hijos, así el Se-
               bautizado, salió en seguida del agua. En es-
                                                                ñor siente ternura por sus fieles...» (Sal 103,13).
               to se abrió el cielo y vio al Espíritu de Dios
               bajar como una paloma y posarse sobre él.            Las palabras que se escuchan en el bautismo de Jesús
               Se oyó una voz del cielo: —Este es mi Hijo,      evocan también las de Yahvé al hablar de su Siervo: «Mi-
               el amado, mi predilecto (Mt 3,13-17).            rad a mi siervo a quien sostengo, mi elegido en quien se
                                                                complace mi alma» (Is 42,1) y el verbo hebreo tiene el sig-
                                                                nificado de preferir, deleitarse, poner afecto, tener las


E        RELEER DESDE LA MEMORIA
         DEL CORAZÓN
                                                                delicias en alguien.


                                                                2.2. ... descubrir el texto...
2.1. A la luz del contexto bíblico...
                                                                Jesús acude a Juan, como uno de tantos, para hacerse
                                                                bautizar y desciende a lo más bajo, tomando sobre sí la
La escena tiene lugar en el Jordán, uno de los lugares
                                                                condición del hombre pecador: «Al que no conoció el pe-
más bajos de la tierra. Josué y los israelitas lo habían
                                                                cado, por nosotros lo cargó con el pecado, para que, por su
atravesado llevando el arca de la alianza (Jos 3) y sus
                                                                medio, obtuviéramos la justificación de Dios» (2Cor 5,21).
aguas tienen en la Biblia un sentido ambiguo: de ellas na-

10                                                                                                                      11
Su bautismo anuncia y prepara su bautismo en la muerte:            traería Jesús el Mesías, que es Señor de todos. Vosotros sa-
«Fuego he venido a encender en la tierra, y ¡qué más quiero        béis muy bien el acontecimiento que ocupó a todo el país de
si ya ha prendido! Pero tengo que ser bautizado y no veo la        los judíos, empezando por Galilea, después que Juan predi-
hora de que eso se cumpla...» (Le 12,50). Por eso la tradi-        có el bautismo. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por
ción ortodoxa habla del agua del Jordán como de una                Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el
«tumba líquida» en la que Jesús, al sumergirse, anticipa           bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios
su sepultura.                                                      estaba con él» (He 10,34-38).
     El cielo abierto habla de desaparición de todo lo que             Obrar con justicia consiste en «ajustarse» a las mane-
impedía la comunicación con Dios que ahora ha pronun-              ras de Dios, «coincidir» con su manera de mirar a cada
ciado en Jesús su Palabra definitiva. Y la expresión «mi           criatura «sin hacer acepción de personas». Y su justicia
hijo amado» revela la especial relación que existe entre él        se manifiesta plenamente en su Hijo, a quien envió para
y el Padre. Dicho en lenguaje familiar: en el Bautismo,            buscar y salvar lo que estaba perdido (Le 19,10) y que «pa-
Jesús toma conciencia de su identidad, se le revela su             só haciendo el bien».
«código genético», es alguien bendecido, agraciado e in-
condicionalmente querido. A partir de ese momento, su
relación con Dios estará hecha de deslumbramiento,
                                                                   H     3. DEJAR RESONAR LA PALABRA
asombro, pura receptividad y dependencia filial.


2.3. ... como Palabra para hoy                                     Habla Juan el Bautista
                                                                   No recuerdo cuándo comencé a vivir en el desierto, más bien lo
Dejarnos bautizar con Jesús supone aceptar el nombre               que no consigo saber es cómo pude vivir fuera de él. Supe que
nuevo que Dios ha soñado para nosotros desde toda la               era mi lugar desde que escuché de niño las palabras de Isaías:
eternidad. Estamos llamados a acoger con asombro agra-
decido que nos diga: Tú eres mi hijo, te he llamado por                      «Una voz grita: En el desierto
tu nombre, tu eres mío. Eres alguien bendecido, eres mi                      preparad un camino al Señor,
hijo amado, tu nombre está tatuado en la palma de mis                        allanad en la estepa
manos, eres único y el Pastor te reconoce por tu nombre.                     una calzada para nuestro Dios» (Is 40,3).
    De esa convicción brota la posibilidad de realizar esa              Acepté la misión que se me confiaba y me fui a conocer de
«justicia plena» que aparece en labios de Jesús. Un dis-           cerca aquel sequedal en el que tenía que intentar trazar cami-
curso de Pedro en el libro de Hechos ayuda a compren-              nos. Al principio sólo la soledad y el silencio fueron mis compa-
der de qué clase de justicia se trata: «Realmente voy com-         ñeros y, junto con ellos, la convicción oscura de estar esperando
prendiendo que Dios no hace distinciones, sino que acepta          a alguien que estaba a punto de llegar: «Mirad, yo envío un men-
al que le es fiel y obra con justicia, sea de la nación que sea.   sajero a prepararme el camino. De pronto, entrará en el santuario
Él envió su mensaje a los israelitas anunciando la paz que         el Señor que buscáis, el mensajero de la alianza que deseáis, mi-

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radio entrar ¿Quien resistirá cuando él llegue? ¿Quien quedara en      que oí que llamaban Jesús Al principio no vi en el nada que
pie cuando aparezca7» (Mal 3,1 2)                                      llamara particularmente mi atención y le señale el lugar por el
                                                                       que podía descender mas fácilmente al agua Estábamos solos
    Lo había dicho Malaquias, y yo sentía que tenia que poner          el y yo, los demás se habían marchado a recoger sus ropas junto
en pie a un pueblo aletargado                                          a los alamos de la orilla Lo mire sumergirse muy adentro del
    «Israel, prepárate para enfrentarte con tu Dios» (Am 4,12), ha-    agua y, al salir, vi que se quedaba quieto, orando con un recogí
bía gritado Amos, otro profeta, y yo sentía arder en mi voz su         miento profundo Tenia la expresión indefinible de estar escu-
misma urgencia por preparar el encuentro «¡Se acerca el día            chando algo que le colmaba de jubilo y todo en el irradiaba una
grande el Señor' Es mas ágil que un fugitivo, mas veloz que un         serenidad que nunca había visto en nadie
soldado Ese día sera un día de colera, día de angustia y aflicción,         Se había levantado un viento fuerte que arrastraba los nuba-
de oscuridad y tinieblas'» (Sof 1,14 15)                               rrones que cubrían el cielo y comenzaban a caer gruesas gotas de
     —iLlega el Ungido de Dios' iHaced penitencia', comencé            lluvia Un relámpago ilumino el cielo anunciando una tormenta
un día a gritar al paso de un grupo de caravaneros que me con-         que levantaba ya remolinos de polvo Desde la ribera seguí con-
templaban asombrados «Sera una presencia ardiente, como el fue-        templando al hombre que seguía orando inmóvil, como si nada
go de un fundidor, como la lejía abrasadora que usan las lavande       de lo que ocurriese a su alrededor le afectara Por fin, después de
ras, va a sentarse a refinar la plata os refinara y purificara como    un largo rato y cuando ya diluviaba, lo vi salir lentamente del no,
plata y oro » (Mal 3 3) «Viene el Mas Fuerte, va a dominar de mar      ponerse su túnica y alejarse en dirección al desierto
a mar, del Gran Rio al confín de la tierra, en su presencia se encor
                                                                            Vi los cielos abiertos Pase la noche entera sin conseguir
varan los beduinos y sus enemigos morderán el polvo El quebranta
                                                                       conciliar el sueno La tormenta había limpiado el aire y una
ra por fin al opresor y salvara la vida de los pobres» (Sal 72,8 4)
                                                                       tranquila serenidad flotaba en una noche sin luna, en el que pa-
    Se corno la noticia de mis palabras y comenzó a acudir gente,      recía que las estrellas estaban al alcance de la mano Era como
movida por una búsqueda incierta en la que yo reconocía la mis-        si los cielos estuvieran abiertos, lo mismo en aquella noche de
ma tensión que me mantenía en vigilia Algo estaba a punto de           Betel en la que Jacob vio una escalera que los comunicaba con
acontecer y me sentí empujado a trasladarme mas cerca del Jor-         la tierra Sin saber por que, me vino a la memoria un texto pro-
dán, como si presintiera que iban a ser sus aguas el origen del        fetico que nunca había comprendido bien
nuevo nacimiento que aguardábamos con impaciencia
     Muchos me pedían que los bautizara y, al sumergirse en el                    «Mirad, el Señor Dios llega con poder
agua terrosa del no y resurgir de ella, sentían que su antigua vi-                Como un pastor que apacienta el rebano,
da quedaba sepultaba para siempre Les exigía ayunos y peni-                       su biazo lo reúne,
tencia y les anunciaba que otro los bautizaría con Espíritu Yo                    toma en brazos a los corderos
solo podía hacerlo con agua anunciaba unas bodas que no eran                      y hace recostar a las madres» (Is 40,10 11)
las mías, y yo no era digno ni de desatar la correa de las sanda-
lias del Novio                                                              Nunca había entendido por que el Señor necesitaba desple-
                                                                       gar su poder para realizar las tareas cotidianas de un pastor, ni
    Antes de comenzar la temporada de lluvias, en un medio-            por que su venida, anunciada con rasgos tan severos por los pro-
día de nubes apelmazadas y calor agobiante, se presento un             fetas, consistiría finalmente en sanar, cuidar y llevar a hombros a
grupo de galileos y me pidieron que los bautizase Fueron des-          su pueblo, sin reclamarle a cambio purificación y penitencia
cendiendo al no, hasta que quedo en la ribera solamente uno al

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Y sin embargo, aquella noche las palabras de Isaías inva-         de fuerza avasalladora como la del león, mientras que ahora lo
dían mi memoria de manera apremiante, junto con una extraña           que me hacía pensar en él era el vuelo sosegado de las palomas.
sensación de estar cobijado y a salvo.                                     Cuando me sobrevino el sueño, la luz se abría ya paso en-
                                                                      tre los perfiles azulados de los montes de Judea.
           «¡Si es mi hijo querido Efraím,
           mi niño, mi encanto!
           Cada vez que le reprendo
           me acuerdo de ello,
           se me conmueven las entrañas
           y cedo a la compasión,
           oráculo del Señor» (Jer 31,20).
                                                                     li     4. ENTRAR EN LA ORACIÓN
                                                                               DE JESÚS

                                                                                 Acércate a Jesús en un rato de oración, desciende
    Aquella noche me ocurrieron cosas extrañas: textos que creía                 con él al Jordán, siéntete dentro de la escena, «pé-
olvidados o a los que nunca había prestado atención, se agolpa-                  gate a él» y escucha como pronunciadas también
ron en mi corazón. Era como si hasta este momento sólo hubiera                   sobre ti las palabras del Padre: Tú eres mi hijo que-
hablado de Dios como de oídas, mientras que ahora Él comenza-                    rido, mi predilecto. Deja que la seguridad de ser así
ba a mostrarme su rostro. Recordé el del galileo al que había vis-               amado y elegido te llegue más hondo que cual-
to orando en el río, la expresión de honda paz que irradiaba, y                  quier sentimiento de culpabilidad, desconfianza o
me pregunté si a él se le habría revelado el Dios que no es, como                recelo. Y a partir de tu condición de hijo amado,
yo pensaba, sólo poder y exigencia, sino también ternura entra-                  siéntete abrigado y a salvo, envuelto en la protec-
ñable, amor sin condiciones como el de los padres.                               ción cálida de un amor que te acoge y te posibilita
                                                                                 la existencia y el crecimiento.
    Estaba amaneciendo y en los árboles de la orilla se oía el
                                                                                 Haz tuyas las palabras del Salmo 103:
revuelo de los pájaros y el zurear de las palomas. Recordé las
palabras del Cantar describiendo al novio:
                                                                                 «Como un padre siente ternura por sus hijos,
                                                                                 así el Señor siente ternura por sus fieles
             «Mi amado...                                                        porque él conoce de qué estamos hechos,
             Su cabeza es de oro, del más puro;                                  se acuerda de que somos de barro...».
             susrizosson racimos de palmera,
             negros como los cuervos.
             sus ojos, dos palomas a la vera del agua
             que se bañan en leche y se posan
             al borde de la alberca...»
              (Cant5, 10-11).

     Me di cuenta sorprendido de que, al hablar del Mesías, siem-
pre lo había hecho con imágenes poderosas como la del águila, o



16                                                                                                                                   17
5. ELEGIR LA VIDA:




                          Un hombre
                               libre




18
porque está escrito: «Al Señor tu Dios ren-
                                                                          dirás homenaje y a él sólo prestarás servi-
                                                                          cio». Entonces lo dejó el diablo; en esto se
                                                                          acercaron unos ángeles y se pusieron a ser-
                                                                          virle (Mt 4, 1-11).




M    1. LEER EL TEXTO
                                                           B    2. RELEER DESDE LA MEMORIA
                                                                   DEL CORAZÓN

           El Espíritu condujo a Jesús al desierto para    2.1. A la luz del contexto bíblico...
           que el diablo lo pusiera a prueba. Jesús
           ayunó cuarenta días con sus noches y al fi-     La tradición bíblica pone en boca de Dios este recuerdo
           nal sintió hambre. El tentador se le acercó     idílico de la etapa del desierto «Recuerdo tu amor de ju-
           y le dijo: —Si eres Hijo de Dios, di que las    ventud, tu cariño de ¡oven esposa, cuando me seguías por el
           piedras estas se conviertan en panes. Le        desierto » (Jer 2,2) Por eso evoca esa etapa de la historia
           contestó: —Está escrito: «No de sólo pan        de Israel como un lugar de desposorios entre Dios y un
           vive el hombre, sino también: de toda pala-     pueblo que se sintió conducido, alimentado y cuidado por
           bra salida de la boca de Dios». Entonces se     su Señor a lo largo de aquellos 40 años. Sin embargo, su
           lo llevó el diablo a la ciudad santa, lo puso   respuesta fue en muchas ocasiones infidelidad, adulterio,
           en el alero del templo y le dijo: —Si eres      desconfianzas, dudas, murmuraciones e idolatría «No en-
           Hijo de Dios, tírate abajo; porque está es-     durezcáis vuestro corazón como en Menbá, como el día de
           crito: «A sus ángeles ha dado órdenes para      Masa en el desierto, cuando me tentaron vuestros padres y
           que cuiden de ti» y también «te llevarán en     me pusieron a prueba, aunque habían visto mis obras» (Sal
           volandas, para que tu pie no tropiece con       95, 8). Y es que Israel añoraba las seguridades de Egipto y
           piedras». Jesús replicó: —También está es-      las prefería a una vida confiada únicamente al cuidado de
            crito: «No tentarás al Señor tu Dios».         Dios A pesar de ello, será en el desierto donde Él mani-
           Después se lo llevó el diablo a una montaña     fieste su misericordia y la esplendidez de sus dones- el
           altísima y le mostró todos los reinos del       agua de la roca, el maná, la nube, la Alianza en el Sinaí.
           mundo con su esplendor, diciéndole: —Te             Por eso el significado del desierto no es prioritaria-
           daré todo eso si te postras y me adoras. En-    mente penitencial, sino el de un lugar privilegiado de en-
           tonces le replicó Jesús: —Vete, Satanás,        cuentro personal y de escucha de la Palabra. «La llevaré
                                                           al desierto y le hablaré al corazón» (Os 2,16).


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2.2. ... descubrir el texto...                                       El relato de las tentaciones resume simbólicamente
                                                                 otros momentos de la vida de Jesús en los que estuvo so-
La escena nos presenta a un Jesús «igual en todo a noso-         metido a la disyuntiva entre «la manera de pensar de
tros, menos en el pecado» (Heb 4,5), experimentando en           Dios» o «la humana». Frente a la resistencia de Pedro an-
su carne la tentación y la prueba. Todo se juega en el tex-      te su anuncio de un destino de sufrimiento, Jesús reaccio-
to en torno a un tema central: ¿de qué palabra fiarse? Él        na con violencia: «¡Quítate de mi vista, Satanás!» (Mt
ha sido conducido al desierto inmediatamente después             16,23). Quiere dejar claro que ha elegido libremente el
de su bautismo, con la palabra del Padre resonando en            camino que el Padre le va mostrando y ha decidido, con
su corazón: «Tú eres mi hijo amado...», pero ahora va a          una confianza inquebrantable, aceptar su designio oscuro
escuchar otras palabras que intentan convencerle de que          y doloroso.
no ponga su centro en ese amor, sino en el poder, la vida            La alternativa volverá a presentarse de manera violen-
fácil, la fama, las posesiones... Pero Jesús ha tomado           ta en Getsemaní: salvar la propia vida o perderla, hacer su
una conciencia tan plena de su ser de Hijo, la Palabra           propia voluntad o la del Padre. En la noche en que Jacob
del Padre le ha dado tanta seguridad y ha iluminado de           luchó contra Dios, el padre del pueblo recibió un nuevo
tal manera su mirada, que ya le es imposible confundir a         nombre (Gen 2, 23 ss). En esta noche decisiva de lucha de
Dios con los falsos ídolos que le presenta el tentador: un       otro hombre con la divinidad, Dios recibe por fin del au-
dios en busca de un mago y no de un hijo; un dios conta-         téntico Israel, su verdadero nombre: Abbá, Padre.
minado por las peores pretensiones de la condición hu-
                                                                    En los 40 días del desierto, lo mismo que en la noche
mana: poseer, brillar, hacer ostentación de poder, ejer-         de Navidad o en la de Getsemaní, la tierra genera de lo
cer dominio.                                                     hondo de su seno un Hombre nuevo.
    Frente al ídolo del poder y del tener, él se mantiene
en pie; frente al deseo de utilizar su condición de Hijo
en su propio beneficio, elige el camino de la obediencia;
                                                                 2.3. ... como Palabra para hoy
frente al discurso del éxito y la fama, él elige el del servi-   El pasaje de las tentaciones nos conduce hacia el Dios a
cio. No ha venido para que lo lleven en volandas los án-         quien Jesús conoció en el desierto: un Dios que no exige
geles, sino para cargar sobre sus hombros a la oveja per-        de nosotros proezas ni gestos espectaculares, sino sola-
dida (Mt 15,5); no va a convertir las piedras en panes,          mente nuestra confianza y nuestro agradecimiento. Un
sino a entregarse él mismo como Pan de vida (Jn 6,51);           Dios que nos dirige su Palabra no para imponernos obli-
sus manos no se van a cerrar con avidez sobre las rique-         gaciones o para denunciar nuestros pecados, sino para
zas porque las necesita libres para levantar caídos, sanar       alimentarnos y hacernos crecer. Un Dios al que no en-
heridos o lavar pies cansados del camino; no va a cam-           contraremos en los lugares de prepotencia o de posesión,
biar la perla preciosa del Reino que le ha confiado el Pa-       sino en los de pobreza y exclusión.
dre por los otros reinos que el tentador le muestra desde
el monte.


22                                                                                                                      23
sucedieron algunos acontecimientos que tambalearon mi deci-
      3. DEJAR RESONAR LA PALABRA                                          sión: mi esposa y mis hijos mayores, que desde el principio se ha-
                                                                           bían mostrado reticentes a mi distanciamiento de los ideales ze-
                                                                           lotas, se oponían ahora frontalmente a la costumbre de
Habla un zelota1, discípulo de Jesús                                       compartir los bienes que era habitual en la comunidad Por otra
                                                                           parte, y según se iba corriendo la voz de mi cambio de conducta
«No volvere a recordarlo, no hablaré mas en su nombre » (Jer               y de mi nueva identidad de seguidor de la doctrina del Nazareno,
20,8) Fueron esas palabras de Jeremías las que vinieron a mi               mis antiguos compañeros en la lucha política comenzaron a esta-
memoria dando nombre a mis sentimientos y deseos. Eran se-                 blecer un cerco de oposición en torno a mí y a tejer una sutil red
mejantes a las que acababa de pronunciar en mi entrevista con              en la que envolverme me hablaban de personajes que yo admi-
el mejor de mis amigos:                                                    raba y que eran contrarios a los cristianos, me comunicaban los
                                                                           rumores que circulaban en torno a éstos, ridiculizaban ante mí
    —Me he equivocado, Demetrio, eras tú quien tenía razón                 sus prácticas y hasta los insultaban y calumniaban
cuando me dijiste que cometía un error al entrar en contacto
con la secta de Jesús Y también tienen razón los que me han                     Todo parecía ponerse en contra mía porque en la comuni-
reprochado haberme apartado del que fue mi camino de siem-                 dad acabábamos de leer el relato de Mateo sobre los 40 días de
pre, el mismo que siguieron mis antepasados. No debería ha-                Jesús en el desierto y me costaba trabajo aceptar aquella visión
berme alejado de la lucha violenta contra el poder opresor ro-             de un Jesús tentado por Satanás yo tenia una idea demasiado
mano, por la que tantos de mi sangre han dado la vida                      elevada del Mesías como para aceptar que hubiera estado so-
     Desciendo, en efecto, de una familia de zelotas marcada co-           metido a prueba «No fueron tentaciones reales», pense, «sería
mo tantas otras en Galilea por un talante revolucionario Por eso           para darnos ejemplo » Tampoco podía comprender el porqué
la noticia de mi aproximación al grupo de seguidores del Nazare-           de aquel rechazo radical de Jesús a todo lo que significara po-
no, había caído como un rayo entre mis parientes y conocidos.              der, fama o posesión Al fin y al cabo, 6no realizó después sig-
La violencia con que los romanos sofocaban cualquier intento de            nos que causaron admiración en el pueblo9 óNo dio de comer a
protesta por parte del pueblo judío, me había hecho perder la es-          aquella multitud en el desierto y curo a tantos enfermos'' Y
peranza en la posibilidad de liberarnos de su yugo y me encon-             además, ócómo conseguiríamos sus seguidores respeto y reco-
traba sumergido en una honda crisis personal Estaba tan necesi-            nocimiento a nuestro alrededor si no dábamos muestras de
tado de encontrar nuevos ideales que el anuncio de Jesús, el               cierto prestigio y dignidad9
Mesías resucitado, fue como un destello de luz en medio de mis                  Cuando llegué a mi casa me encontré con la visita inespera-
tinieblas Comencé a frecuentar el grupo que presidía Mateo y               da de Paltiel, sin duda enviado por el grupo de mis antiguos
fui entusiasmándome poco a poco con lo que oía sobre Jesús                 compañeros. Me abordó indirectamente, como quien transmite
 Me aceptaron en el grupo de los catecúmenos que íbamos a ser              los hechos de manera neutral, a la vez que halagaba mi vanidad
bautizados en la solemne noche pascual Pero en el intervalo se
                                                                               —He oído últimamente hablar mucho de ti, pero no he da-
                                                                           do crédito a los que dicen que tu comportamiento es extraño,
                                                                           que tratas con gente de ínfima condición, que has olvidado el
                                                                           honor de tu nombre y de tus antepasados y que te han captado
    1                                                                      unos renegados que han abandonado la circuncisión, las nor-
      Los zelotas eran un grupo de judíos nacionalistas, contrarios a la
dominación romana y partidarios de la rebelión y la resistencia armada     mas de pureza y las tradiciones pero, sobre todo, son ya índife-


 24                                                                                                                                       25
rentes a la suerte de nuestro pueblo, se distancian públicamen-
                                                                   4. ENTRAR EN LA ORACIÓN
te de los que empuñan las armas, predican la mansedumbre y
                                                                      DE JESÚS
anuncian a un Mesías crucificado. Yo te conozco bien y estoy
seguro de que sigues siendo fiel a los ideales que siempre han        Imagina que estás junto a Él en el desierto y escu-
unido a nuestro grupo; por eso vengo a proponerte que te pon-         cha este salmo como pronunciado por Él dirigién-
gas al frente de los que continúan empeñados en conseguir la          dose a su Padre, después de haber vencido las ten-
liberación de nuestro pueblo. Ya hemos tomado posiciones, te-         taciones:
nemos buenos contactos, contamos con dinero y con armas y
                                                                      «Te doy gracias, Padre, porque lias escuchado mi
 sólo nos falta alguien con tu nombre y tu prestigio.
                                                                      súplica. Yo te había dicho: Protégeme, Dios mío,
     Cuando se marchó, me di cuenta con asombro de que, gra-          que me refugio en ti, Tú eres mi dueño, mi único
cias a sus palabras, estaba comenzando a comprender el signi-         bien. Y cuando el tentador me ha puesto delante
ficado de las tentaciones de Jesús. Según él mismo recomenda-         los dioses de la tierra, esos tras de los que muchos
ba, entré en mi aposento, cerré la puerta y hablé con el Padre        van corriendo y a quienes dedican sus desvelos,
desde lo secreto de mi corazón. Le pedí fuerza para vencer en         has estado junto a mí y he podido repetirte: Tú
el combate al que estaba sometido: «No me dejes caer en la            eres mi copa y el lote de mi heredad, mi destino
                                                                      está en tus manos. Me ha tocado tu amor como mi
tentación, no permitas que me arrastren la ansiedad por el
                                                                      parcela hermosa, como herencia magnífica y te
prestigio y el renombre, haz que la llamada de Jesús al servicio      bendeciré siempre por ello, Padre. Tú me guías y
y a la mansedumbre s^an más fuertes que mi inclinación a do-          me aconsejas en todo momento, hasta de noche
minar y ejercer el poder». Me vino a la memoria un proverbio:         escucho el susurro de tu palabra que me instruye
«El corazón del rey es como una acequia: Dios lo conduce como         internamente, y como estás siempre presente a mi
quiere» (Pr 21,1). Y me di cuenta de que el Espíritu estaba a la      lado, no vacilaré.
obra en mi corazón para conducir la acequia turbulenta de mis
 deseos por los caminos del Mesías crucificado a quien quiero         Por eso se me alegra el corazón, gozan mis entra-
 seguir...                                                            ñas y mi carne descansa serena: porque sé que no
                                                                      me entregarás a la muerte ni dejarás al que te es
                                                                      fiel conocer la fosa. Tú me irás enseñando el sende-
                                                                      ro de mi vida, me colmarás de gozo en tu presen-
                                                                      cia, de alegría perpetua a tu derecha» (cf. Sal 16).




  26
5. ELEGIR LA VIDA:




                          Llamados
                          y atraídos




28
tencionada de un encuentro sorpresivo, inesperado e in-
                                                                   merecido. Así debió experimentarlo Amos cuando decía:
                                                                   «Yo no era profeta ni hijo de profeta, era ganadero y cultiva-
                                                                   ba higueras, pero el Señor me agarró...» (Am 7, 14); o Jere-
                                                                   mías: «Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir...» (Jer 20,7).
                                                                       Los que reciben la llamada suelen poner pretextos:
                                                                   «No tengo facilidad de palabra...», objetaba Moisés (Ex
         1. LEER EL TEXTO                                          3,10). «No sé hablar, sólo soy un muchacho...», protestaba
                                                                   Jeremías (Jer 1,6); «Soy un pecador», dice Pedro en la na-
                   Pasando junto al lago de Galilea vio a Si-      rración de Lucas (Le 5,8). Pero a ninguno le sirve de nada
                   món y a su hermano Andrés que estaban           su resistencia y todos terminan encargándose de la mi-
                   echando una red en el lago, pues eran pesca-    sión, aunque sea a regañadientes. El libro de Jonás, una
                   dores. Jesús les dijo: —Venios conmigo y ha-    narración corta y deliciosa, lo expresa elocuentemente.
                   ré de vosotros pescadores de hombres. Inme-
                   diatamente dejaron las redes y lo siguieron.    2.2. ... descubrir el texto...
                   Un poco más adelante vio a Santiago, hijo
                   de Zebedeo, y a su hermano Juan, que esta-      Antes de la escena de la vocación de los discípulos lee-
                                                                   mos esto:
                   ban en su barca repasando las redes, y en
                   seguida los llamó; dejaron a su padre, Zebe-        «Cuando arrestaron a Juan, Jesús se dirigió a Galilea a
                   deo, en la barca con los jornaleros y se mar-   proclamar la buena noticia de Dios. Decía: —Se ha cum-
                   charon con él (Me 1,16-20).                     plido el plazo y está cerca el reinado de Dios: convertios y
                                                                   creed la buena noticia» (Me 1,14-15).
                                                                        Siguiendo la «lógica» de las escenas podríamos decir


l        2. RELEER DESDE LA MEMORIA
            DEL CORAZÓN
                                                                   que la voz divina escuchada en el bautismo, «Este es mi
                                                                   hijo amado», ha invadido la interioridad de Jesús y ahora
                                                                   es el mismo Espíritu que lo había arrebatado y llevado a
                                                                   la soledad del desierto quien lo empuja hacia la relación
                                                                   y la cercanía humana. Jesús se deja llevar por esa corrien-
    2.1. A la luz del contexto bíblico...                          te de aproximación y empieza a hablar a la gente, se acer-
                                                                   ca, contacta, crea comunidad y busca colaboradores que
    Los relatos de vocación del AT nos familiarizan con la         le ayuden a compartir lo mejor que tiene: la buena noti-
    idea de que ser llamado por el Señor no es el fruto de         cia del amor incondicional del Padre.
    una conquista o el término de una búsqueda. Todas las
    narraciones en torno a la llamada conservan la huella in-
                                                                                                                            31
    30
Al releer la escena observamos que en el comienzo         lida de las aguas amnióticas para comenzar a respirar la
Jesús está solo mientras que, al final, está en compañía      vida del Espíritu?
de cuatro seguidores. Es éste un rasgo que lo distingue de        Completar estas frases puede ser un buen camino
los grandes profetas del AT: Isaías, Jeremías, Ezequiel...,   para apropiarnos del texto y actualizar nuestra propia
fueron personalidades excepcionales, pero solitarias.         llamada:
    Jesús propone a los que llama entrar en una relación          — En mi relación con Jesús a mí me ha ocurrido co-
privilegiada con él. El «venios conmigo» (literalmente:              mo a...
«detrás de mí»), los invita a quedar «asociados» a su ma-         — La llamada que él me ha dirigido se parece a la
nera de ser, de hablar y de actuar y participar con él en
                                                                     de...
una tarea común.
                                                                  — Mis resistencias y miedos son todavía...
    «Haré de vosotros pescadores de hombres...». Como en
el caso de Abrán convertido en Abraham (Gen 17,5), de             — Lo que Jesús ha hecho conmigo se parece a lo que
Simón convertido en Pedro, o de Saulo convertido en Pa-             hizo con...
blo, la llamada incluye la promesa de un cambio de iden-          — Para mí la llamada a «pescar hombres» significa
tidad. La elección individualiza y personaliza de un modo           en este momento de mi vida...
irrepetible e inconfundible, da un sentido completamente
nuevo al propio nombre. Jesús toma en sus manos el fu-
turo de los que le acompañen: junto a él irán adquiriendo
una nueva personalidad definida por la referencia a
otros.
                                                              3     3. DEJAR RESONAR LA PALABRA

                                                              Habla María de Magdala
2.3. ... como Palabra para hoy
                                                                  —Aquel primer día que pasamos con él fue decisivo. Nin-
Responder a la llamada de Jesús inaugura siempre un           guno de nosotros sabía bien en qué extraña aventura nos está-
nuevo juego relacional entre él y el discípulo: él delante,   bamos embarcando cuando dejamos atrás casa y redes y nos
                                                              fuimos tras él...
nosotros detrás. El encuentro con él nos alcanza en el
corazón mismo de nuestra autonomía y de nuestra con-              Era Santiago el del Zebedeo quien hablaba, sentado en
sistencia personal, en nuestra vida profesional, familiar y   medio del grupo de los que seguíamos a Jesús, en una larga y
relacional.                                                   calurosa tarde a orillas del lago. Conversábamos a la espera del
                                                              Maestro que, según su costumbre, se había retirado al monte a
    La invitación a «pescar hombres» es una expresión ex-     orar.
traña que evoca la imagen de salir de un medio acuático y
                                                                  —Aquella jornada en Cafarnaún (Me 1,21-38), siguió di-
comenzar a respirar. ¿No podemos ver en ella la posibili-     ciendo Santiago, nos dejó vislumbrar algo de lo que ahora es-
dad de ayudar a otros en un nuevo nacimiento, de una sa-      tamos viviendo junto a él. Era sábado y por la mañana fuimos

32                                                                                                                        33
a la sinagoga y escuchamos la lectura del profeta Isaías: «El       1,44-51) Como supondréis, me eché a reír de aquella noticia
niño jugara en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en     disparatada pero, para no enfadar a Felipe que tiene muy mal
el escondrijo de la serpiente» (Is 11,8) Al acabar el día recordé   genio, acepté ir a conocer al «Mesías» Cuando me vio llegar,
estas palabras y pensé que era lo que había visto hacer a Je-       (,& que no sabéis lo que le oí decir? iQue yo era un verdadero
sús- al liberar al endemoniado de la sinagoga, al curar a la        israelita sin doblez! La verdad es que me sentí halagado de que
suegra de Pedro poseída por la fiebre y durante la larga tarde      dijera eso, pero lo que afirmó después me dejó estupefacto.
rodeado de una muchedumbre de enfermos que buscaban to-             «Antes de que te llamara Felipe, cuando estabas debajo de la hi-
carle, se estaba adentrando en el oscuro ámbito de los pode-        guera, te vi». No puedo revelaros lo que aquello quería decir, es
res del mal con la tranquila confianza de los niños Cuando          un secreto entre Jesús y yo, pero en aquel momento decidí que
de madrugada se levantó mucho antes que nosotros y se mar-          quería vivir siempre junto a aquel hombre que conocía hasta lo
chó a orar, supimos de dónde procedía aquella fuerza suya,          más oculto de mi vida.
aquella atracción sin límites por la gente más doliente y aban-          —Yo estaba cerca de Juan el Bautista cuando le oí decir al-
donada                                                              go sorprendente acerca de un hombre que pasaba «Ahí va el
     —Cuando le vi de pie delante de la mesa donde cobraba          cordero de Dios» (Jn 1,35-39) ÓEI cordero de Dios 9 Era un ex-
los impuestos, yo no sabía apenas nada de él, dijo Leví (Me         traño título que me hizo pensar en el Siervo de Yahvé del que
2,13-14) Desde mi condición de pubhcano, soy consciente de          habla Isaías (Is 53) Miré a Andrés y vi que estaba tan intrigado
cuánto desprecio y hasta odio suele reflejarse en los ojos de       como yo, le hice un signo en silencio y nos fuimos detrás de él.
quienes se me acercan; por eso me quedé asombrado cuando            Debió darse cuenta de que le seguíamos pero no se dio la vuel-
sentí que aquel desconocido me miraba con franqueza y cor-          ta, y nosotros no nos atrevíamos a adelantarle. De pronto
dialidad, sin asomo de reproche ni de juicio, como un amigo         recordé a Moisés queriendo ver el rostro del Señor pero sin po-
que se dirige a su amigo «Leví, te necesito, vente conmigo»,        der ver más que su espalda (Ex 34, 23) Luego, inesperadamen-
me dijo. Y mi primer estupor no me impidió levantarme de mi         te, el desconocido se volvió y nos preguntó: «¿A quién bus-
mesa y aceptar deslumhrado la ocasión de comenzar una nue-          cáis?» No supimos qué decir y contestamos con otra pregunta
va vida                                                             que era una evasiva, porque no nos atrevíamos a confesarle que
                                                                    era a él a quien buscábamos —Maestro, ¿dónde vives9 «Venid
    —Yo en cambio me resistí al principio a seguirle, confesó       y ved», respondió, como si fuera lo más natural encontrar gente
Tadeo. En un primer momento de generosidad le dije- «Te se-         que quisiera seguirle Nos fuimos con él y nos quedamos todo
guiré a donde vayas», pero cuando le oí decir que tenía que es-     el día Así empezó todo
tar dispuesto a vivir itinerante y a no contar ni con un lugar
donde reclinar la cabeza (Le 9,57-58), me eché atrás. Cuando            Por fin me animé también yo a intervenir:
volví, pensando que me rechazaría por mi actitud cobarde, él            —Vosotros sabéis de mí que soy de Magdala y yo sé que
puso su mano sobre mi hombro y me dijo sonriendo- «Ahora            conocéis los rumores que circulan allí sobre mi pasado. Tam-
eres como un pájaro sin nido pero no tengas miedo, estás con-       bién imagino que, cuando no estoy presente, habréis pregunta-
migo»...                                                            do al Maestro por qué ha aceptado en su seguimiento a al-
     Le tocaba el turno a Natanael-                                 guien como yo A mi él no me ha llamado como a vosotros,
                                                                    pero yo vivía desgarrada y rota en mi interior, entregada a po-
   —A mí vino a buscarme Felipe para decirme ¡nada menos
                                                                    deres extraños, y el encuentro con Jesús fue para mí el momen-
que había encontrado al Mesías y que venía de Nazaret! (Jn
                                                                    to en el que mi vida comenzó a pertenecerme y en el que con-


34                                                                                                                              35
seguí firmeza y seguridad. Sentí que por fin podía existir sin
  más, sin que el peso del juicio de otros me aplastara y sin que          o hayan intentado escapar de ti, tu decisión apa-
  mis propios temores me retuvieran encadenada. Vosotros le                sionada de que tu oferta de salvación llegue hasta
  habéis seguido porque él os ha llamado, yo le sigo porque no             los habitantes de todas las Nínives... Algunos de
  existe ningún otro lugar en el mundo en el que yo pueda vivir, y         ellos se sentían parecidos a Jonás y contaban cómo
  lo sé con el mismo instinto que enseña a las golondrinas a se-           se encuentran embarcados contra su voluntad y a
  guir al verano2.                                                         regañadientes en esta aventura del Reino a la que
                                                                           les he convocado. Otros confesaban que a veces se
      Interrumpí mi confesión porque alguien avisó de que volvía          han sentido irritados contigo y lo mismo que el
  Jesús. Creo que ellos no comprendieron lo que yo había queri-            profeta han protestado ante ti y han sentido la ten-
  do decirles, pero al menos mis palabras se quedaron suspendi-            tación de reprocharte que seas "un Dios lleno de
  das en el atardecer, mientras las golondrinas rozaban con su            ternura y de compasión, paciente, misericordioso y
  vuelo las aguas tranquilas del lago.                                    fiel..." (]on 4,2).
                                                                          Me asombra que esa manera de ser tuya que a mí
                                                                          me llena de alegría, pueda ser para ellos un peso
                                                                          que les agobie y les sobrecoja... Me pregunto si lle-
• w            ENTRAR EN LA ORACIÓN                                       gará un día en que los acontecimientos adversos me
               DE JESÚS                                                   arrastren en su torbellino de tormenta y no podré
                                                                          ofrecer más señal de tu amor que el signo de Jonás,
                                                                          sepultado en el vientre de la ballena. Pero pienso
                 Después de leer el pequeño libro de Jonás, imagi-
                                                                          que también entonces, cuando se me acaben las
                 na cómo escucharía Jesús esta narración de llama-
                                                                          fuerzas, podré dirigir a ti mi confianza y proclamar
                 da y desobediencia, de resistencia a la misión y de      como él desde la oscuridad del abismo: ¡La salva-
                 estrecha relación entre Dios y su profeta:               ción viene del Señor! Y hacer que mi ofrenda sea un
                 «Hoy se ha leído en la sinagoga la historia de Jo-       grito de acción de gracias...» (Jon 2,10).
                 nás, el profeta desobediente, y luego, durante el
                 camino de vuelta, yo comentaba con mis discípulos
                 que he reconocido en ella muchos rasgos tuyos,
                 Abba: lo sorprendente de tus elecciones, la incan-
                 sable paciencia con que soportas los rodeos y ex-
                 travíos de tus hijos, la terca fidelidad con que vuel-
                 ves a confiar en ellos, aunque te hayan defraudado




           2
           Cf. E. DREWERMANN, El mensaje de las mujeres. La ciencia del
      amor, Barcelona, 1992,183-223.

      36
5. ELEGIR LA VIDA:

                                       4


                          Buenas noticias
                             en Nazaret




38
—Pero, ¿no es este el hijo de José? El les
                                                                 dijo:
                                                                 —Supongo que me diréis lo del proverbio
                                                                 aquel: Médico, cúrate a ti mismo; haz tam-
                                                                 bién aquí, en tu tierra, lo que hemos oído
                                                                 que has hecho en Cafarnaún. Pero añadió:
                                                                 —Os aseguro que a ningún profeta lo acep-
                                                                 tan en su tierra. Además, no os quepa duda
LEER EL TEXTO                                                    de que en tiempos de Elias, cuando no llo-
                                                                 vió en tres años y medio y hubo una gran
   Fue a Nazaret, donde se había criado, entró                   hambre en todo el país, había muchas viu-
    en la sinagoga, como era su costumbre los                    das en Israel; y, sin embargo, a ninguna de
   sábados, y se puso en pie para tener la lec-                  ellas enviaron a Elias: lo enviaron a una
    tura. Le entregaron el volumen del profeta                   viuda de Sarepta en el territorio de Sidón. Y
   Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasa-                  en tiempo del profeta Elíseo había muchos
   je donde está escrito:                                        leprosos en Israel y, sin embargo, a ninguno
    «El Espíritu del Señor sobre mí,                             de ellos curó: sólo a Naamán el sirio.
   porque él me ha ungido                                        Al oír esto todos en la sinagoga se pusieron
   para que dé la buena noticia a los pobres.                    furiosos y, levantándose, lo empujaron fue-
    Me ha enviado a anunciar la libertad a los                    ra del pueblo hasta un barranco del cerro
    cautivos                                                      donde se alzaba su pueblo, con intención de
   y la vista a los ciegos,                                       despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre
   para poner en libertad a los oprimidos,                       ellos y se alejó (Le 4,14-30).
   para proclamar el año de gracia del Señor».
   Enrolló el volumen, lo devolvió al empleado
   y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos         2. RELEER DESDE LA MEMORIA
   fijos en él. Y él empezó a hablarles:                  DEL CORAZÓN
    —Hoy, en vuestra presencia, se ha cumpli-
    do este pasaje. Todos lo aprobaban, admi-
    rados de aquellas palabras de gracia que
                                                  2.1. A la luz del contexto bíblico...
    salían de su boca. Decían:
                                                  Este es el oráculo de Isaías al que pertenece el fragmento
                                                  escogido por Jesús:


                                                                                                         41
«El Espíritu del Señor está sobre mí,                           2.2. ... descubrir el texto...
       porque el Señor me ha ungido.
       Me ha enviado para dar una buena noticia a los que sufren,      Podemos observar en el texto^:
       para vendar los corazones desgarrados,
       para proclamar la amnistía a los cautivos                          — Los verbos de movimiento: llegar, entrar, ponerse
       y a los prisioneros la libertad,                                     en pie, sentarse, empujar, despeñar, abrirse paso,
       para proclamar el año de gracia del Señor,                           alejarse...
       el día del desquite de nuestro Dios;                               — El fondo sombrío de situaciones de carencia: po-
       para consolar a los afligidos,
       los afligidos de Sión,                                               bres, oprimidos, ciegos, cautivos, luto, aflicción,
       para cambiar su ceniza en corona,                                    abatimiento.
       su traje de luto en perfume de fiesta,                             — Las palabras para designar salvación: buena noti-
       su abatimiento en cánticos» (Is 61,1-3).                             cia, libertad, palabras de gracia, médico, curación...
    Pero era difícil para los habitantes de Nazaret reco-                 — Las indicaciones de lugar: Nazaret, sinagoga, Ca-
nocer a Jesús como ungido por Dios para esa misión da-                      farnaún, tierra, Sarepta en la región de Sidón, pue-
da su humilde procedencia. En Israel se consideraba el                      blo, barranco, cerro...
trabajo manual como inferior al estudio de la Escritura:                  — Las indicaciones de tiempo: sábado, año de gracia,
«¿Cómo se hará sabio el que agarra el arado y su orgullo es                 hoy, tiempos de Elias, tiempos del profeta Elíseo...
manejar la aguijada? El que guía los bueyes, dirige los toros             — Las palabras de reconocimiento y de rechazo: le
y no habla más que de novillos; se desvela por arreglar el es-              entregaron, le miraban, se pusieron furiosos, inten-
tablo y se preocupa de trazar los surcos. Lo mismo el artesa-               ción de despeñarlo...
no y el tejedor, el alfarero y el herrero (...). Todos ellos se fían
de su destreza y son expertos en su oficio; pero no los eligen            — La expresión de Isaías que Jesús no lee: el día de
senadores ni descuellan en la asamblea, no toman asiento                    la venganza de nuestro Dios.
en el tribunal ni discuten la justa sentencia, no exponen su               Resulta extraña la expresión «lo que hemos oído que
doctrina o su decisión ni entienden de proverbios, ocupados            sucedió en Cafarnaún...» (V. 23) ya que en la escena in-
en su trabajo artesano» (Eclo 38,25-34).                               mediatamente anterior, Lucas narra las tentaciones en el
    El rechazo de Jesús por parte de sus paisanos revela               desierto y presenta a Jesús en Cafarnaún después de es-
esta mentalidad, incapacitada para imaginarse que el Me-               tar en Nazaret. Sólo leyendo el final del capítulo 4 sabre-
sías fuera hijo de un carpintero. También en el Evangelio              mos en qué consiste para Jesús la buena noticia: enseñar,
de Juan leemos este juicio despectivo en boca de Nata-                 pronunciar una palabra con autoridad que hace callarse a
nael: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?» (Jn 1,46).                 los demonios y desaparecer a fiebres y dolencias. El que


                                                                           1
                                                                               Cf. J. N. ALETTI, El arte de contar a Jesús, Salamanca, 1992,37-56.


42                                                                                                                                            43
su palabra venza a los espíritus diabólicos y no a los ocu-        Podemos sentirnos también reflejados en la gente de
pantes romanos, es un indicio del sentido de su misión y       Nazaret que conocía demasiado bien al hijo del carpinte-
de la profunda pobreza en que se encuentran aquellos a         ro y no logró descubrir al hombre nuevo. ¿No puede ocu-
los que es enviado.                                            rrimos algo parecido a nosotros hoy? Andar buscando en
    No es éste el único pasaje en el que aparece en el         libros, conferencias y novedades algo que tenemos tan
evangelio de Lucas la oposición a la persona y al mensaje      cerca como la gente anónima: los pobres, cautivos, cie-
de Jesús. En otros episodios los fariseos y escribas se pre-   gos, viudas, leprosos, extranjeros y oprimidos de hoy que
guntan por sus palabras y su comportamiento, sin ocultar       pueblan los barrios de nuestras ciudades, y a los que ex-
su extrañeza y su reprobación y hasta su furor: «¿Quién es     pulsamos porque resultan sospechosos para nuestra men-
éste que dice blasfemias?» (5,21); «¿Quién es este hombre      talidad instalada en el conformismo...
que incluso llega a perdonar pecados?» (7,49); «Ellos, lle-
nos de rabia, discutían qué podían hacer contra Jesús» (6,
11). Pero aunque Jesús critique también a los fariseos y a           3. DEJAR RESONAR LA PALABRA
los doctores de la ley (7,30), no romperá las relaciones
con ellos: al menos uno le invitará a su casa (7,36).
                                                               Habla Rubén,
2.3. ... como Palabra para hoy                                 un joven judío estudioso de la Ley
                                                                  «El Espíritu del Señor está sobre mí,
Como si respondiera a nuestra curiosidad acerca del per-          porque me ha ungido
sonaje del AT con quien Jesús se sentiría más identifica-         para que dé la buena noticia a los pobres...» (Le 4,18-19)
do, Lucas contesta: su elección ha recaído no sobre un
patriarca, rey, sabio, sacerdote, escriba o salmista, sino         Reconocí de inmediato las palabras de Isaías, pronunciadas
sobre un personaje profético que se siente ungido por el       con un inconfundible acento galileo por aquel rabbí para mí
Espíritu y conducido por él.                                   desconocido, pero cuya presencia había despertado enorme ex-
                                                               pectación en el pueblo.
    La escena de la sinagoga de Nazaret es como una ma-            Yo estaba también de paso en Nazaret, adonde no había
queta en la que están ya presentes «en miniatura» temas        vuelto desde que, años atrás, me había marchado a Jerusalén.
que se irán repitiendo también en la vida de los seguido-      Fui allí enviado por mi padre, fervoroso fariseo, para que estu-
res de Jesús: llamados a anunciar el Evangelio con la pro-     diara en una escuela rabínica y llegara a ser lo mismo que él: un
pia vida, se hará inevitable el encuentro con la resistencia   especialista en la Ley. Su sueño era verme convertido en un ma-
y el rechazo. Pero la libertad soberana de Jesús atrave-       estro del saber, lo cual me daría, según él, una influencia y un
sando en medio de sus enemigos, como un recuerdo de            prestigio que nunca alcanzaría por otros caminos.
su Resurrección, confirma que la evangelización sigue su           Estaba pasando los mejores años de mi juventud dedicado
camino.                                                        a escudriñar las Escrituras y sometido a una disciplina que se
                                                               me había ido volviendo cada vez más insoportable. No me pe-

44                                                                                                                             45
saban tanto las horas de estudio como la sensación creciente de
                                                                              Lo miré con asombro. ¿Qué significaba aquel hoy"? ¿Se es-
 que las enseñanzas que recibía y trataba de asimilar, caían so-
                                                                         taba atreviendo a proclamar que habían llegado los tiempos
 bre mí como una carga agobiante que me asfixiaba. Las discu-
                                                                         mesiánicos? ¿Se estaba presentando como portador de alegría
 siones entre nuestros maestros y sus interpretaciones de la To-
                                                                         y liberación ante aquellos de nosotros que nos reconociéramos
 rah (613 preceptos, de ellos 248 mandamientos positivos y 365
                                                                         pobres, ciegos y prisioneros?
 prohibiciones...) eran tan enrevesadas, que yo tenía cada vez
 más la sensación de vivir oprimido bajo un yugo parecido a la               Si era así, ¿de dónde le venía aquella autoridad, aquella fir-
 esclavitud que vivieron nuestros padres en Egipto y me sentía           meza serena que daba a sus palabras la consistencia de la roca?
 atrapado dentro de una red tejida con los hilos sutilísimos de          Pero sobre todo, ¿no estaba anunciándome en aquel preciso
 disquisiciones y prescripciones.                                        momento que el Dios que deseaba encontrar se estaba aproxi-
                                                                         mando a mí, que estaba descendiendo con su luz hasta el abis-
     Tanta angustia acumulada degeneró en una enfermedad y tu-           mo de tinieblas en que me encontraba?
 ve que regresar a Séforis, mi pueblo natal; cuando estuve un poco
 mejor, mis padres me sugirieron que fuera a pasar unos días a               Me sentía sobresaltado y confuso pero no tuve ocasión de
 Nazaret para que me distrajera en casa de unos parientes.               seguir pensando: había murmullos entre los asistentes y una
                                                                         mujer comentó a mi lado a media voz:
      La situación en que me encontraba hizo que las palabras de
 Isaías que estaba leyendo aquel forastero llegaran hasta mí como             —¡Pero si es Jesús, el hijo de José y de María, mis vecinos!
 una ráfaga de luz: si la tarea del Mesías esperado, pensé, iba a ser    y, ante mi expresión de ignorancia, me explicó: Hace un tiempo
 la de sanar, liberar y dar buenas noticias a los pobres, ¿por qué vi-   se marchó fuera y anda por ahí, sin domicilio fijo, rodeado de
víamos abrumados y ciegos, encerrados en los calabozos y prisio-         un grupo de desarrapados y anunciando la venida de no sé qué
nes que nosotros mismos nos construíamos? Traté de imaginar lo           reino que está a punto de llegar... Y finalmente murmuró con
que para mí sería una buena noticia: que alguien me hablara de           sorna: También dicen que cura enfermos y echa demonios, ve-
un Dios que no exige sometimiento de siervos ni se complace en           remos si consigue hacerlo aquí también...
acumular sobre nosotros leyes, normas y obligaciones, un Dios                 El tal Jesús había seguido hablando, pero apenas pude escu-
que viene a nuestro encuentro a aligerarnos de cargas y a liberar-       char sus palabras finales porque se perdieron a causa del griterío:
nos de yugos; un Dios sanador de heridas y reparador de brechas;         unos se habían puesto de pie vociferando y haciendo gestos de
un Dios cuyos rasgos fueran aquellos con los que se reveló a nues-       amenaza y los más furiosos se acercaron a él y, agarrándolo por
tros Padres: el amor compasivo y fiel, el perdón y la gratuidad.         los brazos, lo empujaron fuera de la sinagoga. Bajé la escalera
                                                                         conteniendo el aliento, porque conocía la violencia del carácter
    Cuando concluyó la lectura del fragmento que había elegi-
                                                                         galileo y me temía lo peor. Vi que lo tenían rodeado y sujeto y
do, el rabbí enrolló de nuevo el libro, se lo entregó al jefe de la
                                                                         que, entre insultos, pretendían arrastrarle monte arriba, posible-
sinagoga y se sentó.
                                                                         mente para despeñarle desde lo alto. Pero, de pronto él sacudió
     Me di cuenta con sobresalto de que había omitido (¿volun-           los hombros con decisión e, inexplicablemente, los que le tenían
tariamente?) las palabras sobre «la venganza de nuestro Dios».           agarrado lo soltaron y se fueron retirando mientras él, tranquila-
Los demás debían haberlo notado también y esperaban expec-               mente, caminaba entre ellos y se dirigía hacia una casa de la par-
tantes, con los ojos fijos en él, la explicación que debía seguir.       te baja de la ladera que debía ser la suya.
Y entonces él dijo lo que nadie entre los presentes hubiéramos
esperado escuchar: «Hoy, en presencia vuestra, se ha cumplido                 No volví a verlo, pero en los días siguientes y mientras duró
toda esta Escritura».                                                    el revuelo, me enteré de muchos rumores que circulaban acerca


46                                                                                                                                       47
de el Las noticias de lo que hacía se divulgaban de boca en bo-
ca y mucha gente sobrecogida decía «Un gran profeta ha surgido        zon todo lo que en el se suplica que montes y coli-
entre nosotros, Dios ha visitado a su pueblo» (Le 7,16), y hablaban   nas traigan a tu pueblo paz a través de la justicia y
con admiración de los signos que realizaba, semejantes o mayo-        que esa justicia dure tanto como el sol y la luna
                                                                      Me inunda el deseo de defender a la gente oprimi-
res a los de algunos antiguos profetas
                                                                      da y poner a salvo a las familias pobres quebran-
     Ahora ha pasado mucho tiempo y pertenezco al grupo de            tando todo lo que les explota
los que, después de su resurrección, seguimos empeñados en
                                                                      Por eso te pido que me hagas capaz de librar al po-
continuar haciendo, en memoria suya, lo mismo que el hizo
                                                                      bre que pide auxilio, al afligido que no tiene pro-
anunciar libertad a los cautivos y luz a los que viven en som-
                                                                      tector Se que la compasión que experimento an-
bras aprendiendo a ser como el, portadores de la buena no-
                                                                      te los pobres y desvalidos viene de ti, Padre, y que
ticia                                                                 eres tu quien me envía a salvarles y a darles la bue-
     De aquella noticia que llego hasta mi, inundándome de ju-        na noticia de que su vida que ellos creen olvidada,
bilo, una mañana de sábado en la sinagoga de un pueblo perdi-         es preciosa ante tus ojos
do llamado Nazaret                                                    Voy comprendiendo que mi camino no es el de
                                                                      dominar de mar a mar, como suena el salmo, y se
                                                                      que ante mi nadie doblara la rodilla, ni vendrán
                                                                      tampoco los reyes de Saba y Arabia a ofrecerme
   I 4. ENTRAR EN LA ORACIÓN                                          tributos Porque lo que tu deseas de mi es que me
  J     DEJESÚS                                                       acerque a tu pueblo sin poder ni violencia, como
                                                                      cae la lluvia sobre el césped o como la llovizna que
                                                                      empapa la tierra Quiza tendré que enterrar mi
            Podemos imaginarle haciendo suyo el Salmo 72 y            vida como el grano de trigo, para que abunden las
            acogiendo ante el Padre su misión de defender a           mieses del campo y se agiten en lo alto de los mon
            los humildes del pueblo y salvar la vida de los po-       tes, para dar un fruto esplendido como el del Liba
            bres Lo que el deseo y la esperanza de Israel pro-        no y que las gavillas sean como hierbas del campo
            yectaron en el Mesías, se ha hecho por fin realidad
            en El                                                     Y toda mi alegría esta en que asi se reconocerá tu
                                                                      Nombre y dirán Bendito el Señor Dios de Israel, el
            «Dios mío, confia tu ¡uicio al rey tu justicia al hijo    único que hace maravillas Bendito por siempre su
            de reyes                                                  Nombre glorioso y que su gloria llene la tierra »
            Para que rija a tu pueblo con justicia,
            a tus humildes con rectitud »
            «Cuando pronuncio las palabras de este salmo,
            siento que eres tu, Abba, quien pones en mi cora-




48
W%    5. ELEGIR LA VIDA:

                                      5


                               ¿Quién es
                           este hombre?




 50
escena: Dios se acerca, aquellos a quienes visita se llenan
                                                              de temor y Él les dice: «No temáis». El miedo será la reac-
                                                              ción de Abraham (Gen 15,2), de Sara en el encinar de
                                                              Mambré (Gen 18,15), de Agar junto al pozo del desierto
                                                              (Gen 21,17), de Jacob al despertarse de su sueño en Betel
                                                              (Gen 28,17), de Moisés frente a la zarza ardiente (Ex 3,6),
     1. LEER EL TEXTO                                         del pueblo a la orilla del Mar Rojo cuando los perseguían
                                                              los egipcios (Ex 14,10), de Isaías en la teofanía del templo
              Aquel día al caer la tarde, Jesús les dijo:     (Is 6,5). Pero todos ellos escuchan un tranquilizador: «No
              —Crucemos a la orilla de enfrente. Despi-       temas...» por parte de Dios.
              diendo a la gente, lo recogieron en la barca,
                                                                   Lo que se teme de Él no es tanto su superioridad ni
              como estaba; otras barcas lo acompañaban.
                                                              la distancia que existe entre lo divino y lo humano, sino
              Se levantó un fuerte torbellino de viento y
                                                              su santidad: Dios es santo y el hombre es pecador. Pero
              las olas se abalanzaban contra la barca
                                                              es el profeta Oseas quien nos descubre en qué consiste
              hasta casi llenarla de agua. Él estaba a po-
                                                              esa santidad:
              pa, dormido sobre un cabezal. Lo desperta-
              ron y le dicen: Maestro, ¿no te importa que         «¿Cómopodré dejarte, Efraín; entregarte a ti, Israel?
              perezcamos? Se levantó, increpó al viento y         ¿Cómo dejarte como a Admá; tratarte como a Seboín?
              ordenó al mar: —¡Silencio, cállate! El vien-        Me da un vuelco el corazón, se me revuelven todas las entrañas.
              to amainó y sobrevino una gran calma. Él            No cederé al ardor de mi cólera,
              les dijo: —¿Por qué sois tan cobardes?              no volveré a destruir a Efraín;
              ¿Cómo es que no tenéis fe? Limos de temor           que soy Dios y no hombre, Santo en medio de ti
              se decían unos a otros: —¿Quién es este,            no enemigo devastador» (Os 11,1-9).
              que hasta el viento y el mar le obedecen?           Esta es la verdadera definición del Dios que anuncian
               (Me 4,35-41).                                  los Profetas: su santidad consiste en su amor y por eso no
                                                              es algo que nos aleja de Él, sino más bien algo que nos
                                                              persigue, como el amor. Su grandeza no consiste ante to-

E    2. RELEER DESDE LA MEMORIA
        DEL CORAZÓN
                                                              do en su poder, sino en su misericordia, su perdón y su fi-
                                                              delidad. La paciencia humana conoce límites, la de Dios
                                                              los desconoce: esa es la diferencia entre Él y nosotros y
                                                              es eso lo que nos provoca sobrecogimiento y temor.
2.1. A la luz del contexto bíblico...                             Por eso Jonás reconocía que el verdadero motivo de
                                                              su huida no era su misión en Nínive, sino el amor de
La presencia del miedo en el texto sólo se comprende re-      Dios: «¡Ay, Señor, ya me lo decía yo cuando estaba en mi
curriendo al AT en el que se repite constantemente esta

52                                                                                                                    53
turra. Por algo me adelanté a huir a Tarsis; porque sé que                 Como si fuera un presagio de todo lo que de amenazador
eres un Dios compasivo y clemente, paciente y misericordio-                tiene lo diferente, estalla una tormenta y ese fenómeno
so que te arrepientes de las amenazas...» (Jon 4,1).                       en el lago de Galilea puede ser terrible: en pocos minutos
    Se trata de un temor que abre a la confianza y que, en                 se levanta el viento y las olas se vuelven peligrosas para
vez de alejarnos de Dios, nos acerca a Él.4                                los tripulantes de una barca de pesca.
    Las actuaciones de Jesús en el evangelio de Marcos                         El evangelio de Marcos pretende darnos a conocer la
provocan reacciones de temor, asombro, desconcierto,                       divinidad de Jesús y por eso dice de él lo que el AT dice
miedo, sobresalto... Después de la expulsión de un de-                     de Dios. Jesús es el más humano de los hombres: se le
monio en Cafarnaún «todos se llenaron de estupor» (1,27);                  acercan, le tocan, le buscan...; pero, al mismo tiempo, el
al asistir a la curación del paralítico «todos se asombra-                 que se aproxima a él entra en contacto con su santidad y
ron» (2,12); la mujer que tenía un flujo de sangre queda                   experimenta temor, asombro y estupefacción. Eso expli-
«asustada y temblando» (5,33); su enseñanza en Nazaret                     ca los sentimientos de los discípulos al verle calmar la
hace que la multitud le escuche asombrada (cf. 6,2) y des-                 tempestad.
pués de la curación del sordomudo «estaban estupefactos»
(7,37); los discípulos, al verle caminar sobre las aguas                   2.3. ... como Palabra para hoy
«dieron un grito, pues todos lo vieron y se espantaron» (6,
50); al ver su transfiguración «estaban llenos de miedo»
                                                                           Existen dos momentos en la vida de fe: un tiempo débil
(9,6); también lo están al oír que es más difícil que un ca-
                                                                           que no acierta a esperar que ese Jesús dormido pueda le-
mello entre por el ojo de una aguja que un rico se salve
                                                                           vantarse, increpar al viento y serenar el mar. Es esto lo
(10,26) y al verle emprender con decisión el camino de
                                                                           que no comprendieron los apóstoles en fase de «fe dé-
Jerusalén (10,32); también sus adversarios tenían miedo                    bil». En cambio, la fe «probada», arraigada en la expe-
(11,12) y las mujeres que fueron a la tumba en la mañana                   riencia de que Dios convierte al perdido, sopla las cenizas
de Pascua «salieron huyendo del sepulcro, temblando y fue-                 del amor apagado, hace resurgir a la comunidad agosta-
ra de sí, y depuro miedo, no dijeron nada a nadie» (16,8).                 da, se mantiene firme en los vuelcos de la existencia co-
                                                                           mo una secreta victoria sobre el mundo de la desesperan-
2.2. ... descubrir el texto...                                             za y el temor5.
                                                                                Es verdad que con frecuencia gritamos de miedo ante
«Crucemos a la orilla de enfrente»: es la orilla de los paga-              las incertidumbres de lo que nos toca vivir, pero creemos
nos, los extranjeros, los diferentes, aquellos con quienes,                a pesar de todo que, a bordo de la barca de nuestras
según la tradición de Israel, no se debía tomar contacto.                  aventuras, ha subido alguien que sostiene el timón y que
                                                                           nos llevará «a la otra orilla».
    4
      Cf. F. Rossi DE GASPERIS, «Conferencia dictada en la Isla Mauricio
en 1995».                                                                     ^ Cf. J. M. ROVIRA BELLOSO, Leer el Evangelio, Madrid, 1980, 204.


54                                                                                                                                          55
Uno de esos días nos propuso rezar juntos dos de los him-
    Cuando nos sentimos divididos entre el miedo y la                 nos de subida a Jerusalén:
confianza, siempre depende de nosotros la decisión de
mirar la realidad solamente como una amenaza, oyendo                             «Los que confían en el Señor
sólo el bramido de la tormenta, o conceder crédito a la fe                       son como el monte Sión,
que nos asegura que Alguien está a nuestro lado para                             no vacila, está asentado para siempre.
sostenernos en medio de los embates de la vida. Según                            A Jerusalén la rodean las montañas,
sea nuestra respuesta, nos hundiremos o nos sentiremos                           a su pueblo lo rodea el Señor» (Sal 125,1-2).
acompañados por Aquel que puede hacernos llegar a sal-                           «El Señor es tu guardián,
vo a la otra orilla. Esto es la fe.                                              el Señor es tu sombra,
                                                                                 está a tu derecha.
                                                                                 De día el sol no te hará daño
                                                                                 ni la luna de noche» (Sal 121,5-6).
      3. DEJAR RESONAR LA PALABRA
                                                                          Y se puso después a hablarnos de Dios como guardián que
                                                                      nunca duerme, como almena y escudo que nos defiende, como
Habla Pedro                                                           un Padre que lleva nuestros nombres escritos en la palma de
                                                                      sus manos... Él vive esa seguridad tan intensamente que no
El Maestro suele reprocharnos con frecuencia nuestras reacciones      puede comprender que nuestra fe sea tan vacilante y que sea-
de miedo y no se equivoca. Ese fue mi primer sentimiento cuando       mos tan desconfiados ante aquello que no somos capaces de
se acercó a Andrés y a mí mientras lavábamos las redes a la orilla    constatar inmediatamente.
del lago y nos pidió que nos fuéramos con él: «Aléjate de mí, que
                                                                           Un día que estábamos sentados en la orilla del Jordán nos
soy un pecador», le dije entonces, y más de una vez me ha recor-
                                                                      propuso esta parábola: «El Reino de los Cielos se parece a dos
dado aquella reacción y me ha comparado riendo con el profeta
                                                                      hombres que están cada uno a un lado de un río profundo y a
Isaías, temblando de pies a cabeza cuando Dios le manifestó su glo-
                                                                      uno de ellos le parece muy hondo e imposible de atravesar sin
ria en el templo. O con el atemorizado Jeremías balbuciendo ante
                                                                      perder pie. El otro, que ya lo ha cruzado y sabe que hay vado,
el Señor: «Mira que no sé hablar, que sólo soy un muchacho...».
                                                                      le dice: "No tengas miedo, hay roca debajo aunque no puedas
     La misión que nos ha confiado nos asusta un poco a todos,        verla, puedes atravesarlo apoyándote en ella...". Pero el teme-
y a veces se diría que también él la siente gravitando sobre sus      roso prefiere quedarse del otro lado, paralizado por el miedo a
hombros y como si le abrumara e hiciera vacilar el suelo debajo       lo que aún no ha comprobado por sí mismo. Y la seguridad que
de los pies. Quizá por eso se aleja de nosotros en esos momen-        le ofrece la orilla familiar le impide correr el riesgo de avanzar
tos, se retira sólo a orar y cuando vuelve trae de nuevo el rostro    hacia lo desconocido, cuando sólo allí haría la experiencia de
sereno, como si hubiera escuchado directamente la voz silen-          que existe una Roca que sostiene a todo el que se atreve a apo-
ciosa de Dios diciéndole: «No tengas miedo, yo estoy contigo». Y      yarse en ella...».
entonces da la sensación de que todo su ser se apoya seguro so-
bre roca, que en torno a él se alza una muralla inexpugnable, o           Debe parecerle que nosotros reaccionamos casi siempre
que está en lo alto de un picacho rocoso, con abasto de pan y         como el hombre temeroso y quizá por eso, cuando encuentra
provisión de agua...                                                  en alguien un gesto de confianza, se muestra tan deslumhrado,


56                                                                                                                                   57
como si hubiera encontrado un tesoro escondido. Y quizá tam-         tad. Nos dimos cuenta de que lo que estaba pidiendo de noso-
bién por eso le gusta tanto estar con los niños, mirar su tranqui-   tros consistía en una confianza total, una seguridad absoluta en
la concentración cuando juegan, su instintiva seguridad en que       que la firmeza que él ofrece no es una recompensa a nuestro
los mayores están ahí para cuidarlos y defenderlos y llevarlos en    esfuerzo, sino un don que se nos regala gratuitamente cuando
brazos cuando se cansan.                                             nos atrevemos a fiarnos de él en medio de las tormentas de la
     En la segunda luna de Pascua estábamos atravesando el la-       vida.
go en la barca de Pedro, cuando se levantó un viento que ame-
nazaba tormenta. Él debía estar tan rendido que se había echa-
do en popa, apoyando la cabeza sobre un rollo de cuerdas y se                  ENTRAR EN LA ORACIÓN
había quedado dormido. De pronto el cielo se oscureció, el
viento arreciaba y comenzaron a formarse remolinos en el
agua. Se desencadenó una terrible galerna y todos estábamos
                                                                     Q         DE JESÚS

demudados y despavoridos, nos dábamos órdenes unos a otros                       Las palabras de los Salmos 91 y 125 pueden descu-
para achicar el agua y remábamos sin rumbo mientras la barca                     brirnos algo del secreto de la confianza de Jesús en
subía y bajaba como una cascara de nuez en poder de las olas.                    su Padre:
Ninguno podíamos comprender cómo él seguía durmiendo tan                         A la entrada de la noche quiero bendecirte, Padre,
tranquilo, así que me puse a zarandearle y le grité: «¿Es que no                 por la seguridad de saberme amparado por tu
te importa que nos ahoguemos?». Se puso en pie y dijo con voz                    amor y arrimado a tu sombra, por esta confianza
fuerte: «¡Silencio! ¿Dónde está vuestra fe?». Y no sé bien si nos                que me habita y que me hace llamarte mi refugio y
lo estaba ordenando a nosotros, o al miedo que nos estaba do-                    mi alcázar, mi escudo y mi armadura.
minando y que nos hundía en su abismo con mucha más fuerza
que la amenaza de las olas.                                                      A tu lado me sé a salvo de las redes de quienes
                                                                                 pretenden cazar mi vida como la de un pájaro y,
     Me acordé del griterío que acompañaba en tiempos del de-                    con todos ios pequeños y desamparados, me siento
sierto el traslado del arca, cuando decían:                                      abrigado por tus plumas y protegido bajo tus alas.
                                                                                 No temo a las sombras de la noche, ni a la perse-
       «¡Levántate, Señor!                                                       cución de mis enemigos, ni a las amenazas que se
       Que se dispersen tus enemigos,                                            me llegan desde el ámbito de las tinieblas. Ocurra
       huyan de tu presencia los que te odian» (Núm 10,35).                      lo que ocurra, sé que la desgracia no se me acerca-
                                                                                 rá y por eso descanso tranquilo en tus manos, co-
    Los enemigos que salían huyendo de nosotros se llamaban                      mo si los ángeles me llevaran en sus palmas, sin
ahora temor, angustia y ansiedad, la palabra de Jesús ponía                      dejarme tropezar con las piedras del camino.
suelo bajo nuestros pies, nuestro pánico desaparecía y una sor-                  No tengo miedo de defender a los humildes aun-
prendente tranquilidad nos serenaba. El mar había comenzado                      que eso signifique enfrentarme con las calumnias
a calmarse y ahora remábamos en silencio hacia la otra orilla,                   de los poderosos y el secreto de esta ausencia de
bajo las estrellas de un cielo despejado.                                        temor está en que vivo apoyado sobre tu palabra
   Y fue en ese momento cuando nos invadió un temor aún                          que me asegura:
más profundo que el que habíamos sentido durante la tempes-


58                                                                                                                                      59
No temas, yo te pondré a salvo,
  te pondré en alto porque conoces mi nombre.
  Cuando me llames, te escucharé;
  estaré contigo en el peligro, te defenderé                6
  y te honraré;
  te saciaré de largos días y te haré gozar
  de mi salvación.
Es esta confianza que me habita la que me hace
sentirme firme como el monte Sión en Jerusalén.
Porque a Jerusalén la rodean montañas, pero a mí
y a tu pueblo nos rodeas tú, Padre, y esa seguridad
disipa nuestros miedos y nos hace bendecirte des-
                                                      Servidor
de que sale el sol hasta su ocaso todos los días de
nuestra vida.
                                                      de todos

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Aleixandre, dolores contar a jesus

  • 1. CONTAR A JESÚS Lectura orante de 24 textos del Evangelio Dolores Aleixandre, rscj
  • 2. Colección CLAVES CRISTIANAS/ Serie Minor CLAVES CRISTIANAS 1. Somos Iglesia. Antonio Calero Serie Minor 2. Bioética. Una apuesta por la vida. Eugenio Alburquerque 3. Vivir como Dios. Indicadores de la identidad cristiana. Antonio González 4. Contar a Jesús. Lectura orante de 24 textos del Evangelio. Dolores Aleixandre 5. Introducción a la lectura del Antiguo Testamento. Gianfranco Barbieri Dolores Aleixandre, rscj CONTAR A JESÚS LECTURA ORANTE DE 24 TEXTOS DEL EVANGELIO EDITORIAL CCS
  • 3. índice Introducción 1. Encuentro en el Jordán 2. Un hombre libre 3. Llamados y atraídos 4. Buenas noticias en Nazaret Sexfa edición, octubre 2004. 5. ¿Quién es este hombre? 6. Servidor de todos Página Web de Editorial CCS: www.editonalccs.com 7. La sabiduría del Reino 8. Médico compasivo © Dolores Aleixandre, rscj 9. Enemigo de la codicia © 2002 EDITORIAL CCS, Alcalá, 166 / 28028 MADRID Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier 10. Una mujer en la frontera forma de reproducción, distribución, comunicación publica y transformación de esta obra sin contar con automación de 11. Alguien abrió mis oídos los titulares de la propiedad intelectual La infracción de los 12. Un hombre según Dios derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts 270 y ss del Código Penal) El 13. La mejor parte Centro Español de Derechos Reprograficos (www cedro ora! vela por el respeto de los citados derechos 14. El corazón del Padre Diseño de portada Olga Rodríguez Gambarte 15. Una luz en el monte ISBN 84-8316-600-3 16. Preferir a los pequeños Deposito legal M-46031-2004 Fotocomposicion M&A, Becernl de la Sierra (Madrid) Imprime Franjograf, S L (Madrid)
  • 4. 17. Cómo heredar vida eterna 187 18. Un hombre polémico 199 Introducción 19. Ungido para la vida 211 20. Un orante en la noche 223 21. El juego de perder-ganar 235 Mientras escribía estas páginas (casi nunca seguidas, siempre 22. Una tumba nueva 249 en tiempos entrecortados por mil interrupciones...), he pasado 23. Nos precede en Galilea 265 momentos de desaliento pensando que no iba a terminar nunca 24. Lo que María guardaba en su corazón 275 el trabajo emprendido. Para darme ánimos, trataba de imaginar a quiénes podría ser útil este libro y para qué: — ¿Y si ayuda a quienes desean conocer mejor a Jesús, en- contrarle a partir de su Evangelio y oír hablar de él de la manera que sea? (Y a partir de ahí elegía escenas de los Evangelios sinópticos, leía, reflexionaba y rezaba sobre ellas, trataba de aproximarme internamente a sus perso- najes, inventaba las narraciones...) — También podría servir de guía para abordar el Antiguo Tes- tamento y familiarizarse un poco más con él. Es mucho menos conocido y frecuentado que el Nuevo y es una pena perderse toda su riqueza. (Y buscaba textos del AT que hi- cieran de «caja de resonancia» para entender mejor el texto evangélico y descubrir también su propia belleza.) — Hay mucha gente que está cansada de leer una y otra vez los mismos textos. ¿Por qué no ofrecer pistas de lectura que permitan leerlos de maneras nuevas? (Y con la ayu- da de distintos comentarios, intentaba situarme desde otros ángulos de mirada y diferentes perspectivas, como quien quiere conseguir un buen retrato...) — Pero no puede servir sólo para aumentar «informaciones y saberes»... (Y trataba de buscar unir Evangelio y vida para no olvidar nunca que «esa historia es nuestra historia».) — ¿Y si lo llamara Lectura orante del Evangelio? Ese título sería ya una invitación para quienes desean que su lectu- ra de la Biblia desemboque en una oración sencilla, aprendida de Jesús. (Y aunque sé que es una osadía, me 6 7
  • 5. atrevía a adentrarme en lo que pudieron ser sus diálogos con el Padre en sus noches de oración...) — ¡Espero que nadie se ponga a leerlo seguido! Tengo que aconsejar que lo vayan haciendo poco a poco, usándolo 1 quizá para retiros o para momentos tranquilos en los que hay más tiempo para leer despacio y saborear los textos... Con estos deseos se ha ido tejiendo el libro y, después de esta declaración de intenciones, pienso que se puede entender mejor cómo está estructurado cada capítulo: ¡ f j ] 1. LEER EL TEXTO. Encuentro B M 2. RELEER DESDE LA MEMORIA DEL CORAZÓN: en el Jordán 2.1. A la luz del contexto bíblico... 2.2. ... descubrir el texto... 2.3. ... como Palabra para hoy. E 3. DEJAR RESONAR LA PALABRA. 4. ENTRAR EN LA ORACIÓN DE JESÚS. 5. ELEGIR LA VIDA: Este último apartado aparece siempre vacío y con este signo de puntuación (:) para recordar que la «lectura orante» tiene siempre consecuencias en la propia vida y su «vocación» es irla transformando y haciendo más filial y más fraterna, es decir, más pa- recida a la de Jesús. Y eso es cosa del Espíritu y de cada uno de nosotros. Fátima, 6 de junio de 2002 Víspera de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús 8
  • 6. ce la vida, pero también suponen una amenaza al desha- cer la acción creadora de Dios que separó de ellas «lo se- co» (Gen 1,9). El fin del diluvio trajo una nueva creación, el resurgir de la vida. También Moisés en el Mar Rojo es- capó como Noé de las aguas de la muerte. Los evangelis- tas presentan a Jesús caminando sobre las aguas (Me 6), una manera de proclamar su dominio sobre la muerte. 1. LEER EL TEXTO Este es mi Hijo amado, mi predilecto...: La expresión aparece por primera vez en la Biblia en boca de Dios re- firiéndose al hijo de Abraham: «Toma a tu hijo único, al Jesús fue de Galilea al Jordán y se presentó que amas, a Isaac...» (Gen 22,2.11.16). El AT guarda tam- a Juan para que lo bautizara. Juan intenta- bién memoria de expresiones de ternura de padres ha- ba disuadirlo diciéndole: —¿Tú acudes a blando de sus hijos: «El aroma de mi hijo es como aroma mí? Si soy yo quien necesito que tú me bau- de un campo que ha bendecido el Señor...», decía Isaac al tices. .. bendecir a Jacob (Gen 27,27), y cuando muere Absalón, Jesús le contestó: —Déjalo ya, pues de ese David repetía inconsolable: «¡Hijo mío, Absalón! ¡Absa- modo conviene que realicemos la justicia lón, hijo mío, hijo mío...!» (2Sm 19,5). plena. Entonces Juan lo dejó. Jesús, una vez «Como un padre siente ternura por sus hijos, así el Se- bautizado, salió en seguida del agua. En es- ñor siente ternura por sus fieles...» (Sal 103,13). to se abrió el cielo y vio al Espíritu de Dios bajar como una paloma y posarse sobre él. Las palabras que se escuchan en el bautismo de Jesús Se oyó una voz del cielo: —Este es mi Hijo, evocan también las de Yahvé al hablar de su Siervo: «Mi- el amado, mi predilecto (Mt 3,13-17). rad a mi siervo a quien sostengo, mi elegido en quien se complace mi alma» (Is 42,1) y el verbo hebreo tiene el sig- nificado de preferir, deleitarse, poner afecto, tener las E RELEER DESDE LA MEMORIA DEL CORAZÓN delicias en alguien. 2.2. ... descubrir el texto... 2.1. A la luz del contexto bíblico... Jesús acude a Juan, como uno de tantos, para hacerse bautizar y desciende a lo más bajo, tomando sobre sí la La escena tiene lugar en el Jordán, uno de los lugares condición del hombre pecador: «Al que no conoció el pe- más bajos de la tierra. Josué y los israelitas lo habían cado, por nosotros lo cargó con el pecado, para que, por su atravesado llevando el arca de la alianza (Jos 3) y sus medio, obtuviéramos la justificación de Dios» (2Cor 5,21). aguas tienen en la Biblia un sentido ambiguo: de ellas na- 10 11
  • 7. Su bautismo anuncia y prepara su bautismo en la muerte: traería Jesús el Mesías, que es Señor de todos. Vosotros sa- «Fuego he venido a encender en la tierra, y ¡qué más quiero béis muy bien el acontecimiento que ocupó a todo el país de si ya ha prendido! Pero tengo que ser bautizado y no veo la los judíos, empezando por Galilea, después que Juan predi- hora de que eso se cumpla...» (Le 12,50). Por eso la tradi- có el bautismo. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por ción ortodoxa habla del agua del Jordán como de una Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el «tumba líquida» en la que Jesús, al sumergirse, anticipa bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios su sepultura. estaba con él» (He 10,34-38). El cielo abierto habla de desaparición de todo lo que Obrar con justicia consiste en «ajustarse» a las mane- impedía la comunicación con Dios que ahora ha pronun- ras de Dios, «coincidir» con su manera de mirar a cada ciado en Jesús su Palabra definitiva. Y la expresión «mi criatura «sin hacer acepción de personas». Y su justicia hijo amado» revela la especial relación que existe entre él se manifiesta plenamente en su Hijo, a quien envió para y el Padre. Dicho en lenguaje familiar: en el Bautismo, buscar y salvar lo que estaba perdido (Le 19,10) y que «pa- Jesús toma conciencia de su identidad, se le revela su só haciendo el bien». «código genético», es alguien bendecido, agraciado e in- condicionalmente querido. A partir de ese momento, su relación con Dios estará hecha de deslumbramiento, H 3. DEJAR RESONAR LA PALABRA asombro, pura receptividad y dependencia filial. 2.3. ... como Palabra para hoy Habla Juan el Bautista No recuerdo cuándo comencé a vivir en el desierto, más bien lo Dejarnos bautizar con Jesús supone aceptar el nombre que no consigo saber es cómo pude vivir fuera de él. Supe que nuevo que Dios ha soñado para nosotros desde toda la era mi lugar desde que escuché de niño las palabras de Isaías: eternidad. Estamos llamados a acoger con asombro agra- decido que nos diga: Tú eres mi hijo, te he llamado por «Una voz grita: En el desierto tu nombre, tu eres mío. Eres alguien bendecido, eres mi preparad un camino al Señor, hijo amado, tu nombre está tatuado en la palma de mis allanad en la estepa manos, eres único y el Pastor te reconoce por tu nombre. una calzada para nuestro Dios» (Is 40,3). De esa convicción brota la posibilidad de realizar esa Acepté la misión que se me confiaba y me fui a conocer de «justicia plena» que aparece en labios de Jesús. Un dis- cerca aquel sequedal en el que tenía que intentar trazar cami- curso de Pedro en el libro de Hechos ayuda a compren- nos. Al principio sólo la soledad y el silencio fueron mis compa- der de qué clase de justicia se trata: «Realmente voy com- ñeros y, junto con ellos, la convicción oscura de estar esperando prendiendo que Dios no hace distinciones, sino que acepta a alguien que estaba a punto de llegar: «Mirad, yo envío un men- al que le es fiel y obra con justicia, sea de la nación que sea. sajero a prepararme el camino. De pronto, entrará en el santuario Él envió su mensaje a los israelitas anunciando la paz que el Señor que buscáis, el mensajero de la alianza que deseáis, mi- 12 13
  • 8. radio entrar ¿Quien resistirá cuando él llegue? ¿Quien quedara en que oí que llamaban Jesús Al principio no vi en el nada que pie cuando aparezca7» (Mal 3,1 2) llamara particularmente mi atención y le señale el lugar por el que podía descender mas fácilmente al agua Estábamos solos Lo había dicho Malaquias, y yo sentía que tenia que poner el y yo, los demás se habían marchado a recoger sus ropas junto en pie a un pueblo aletargado a los alamos de la orilla Lo mire sumergirse muy adentro del «Israel, prepárate para enfrentarte con tu Dios» (Am 4,12), ha- agua y, al salir, vi que se quedaba quieto, orando con un recogí bía gritado Amos, otro profeta, y yo sentía arder en mi voz su miento profundo Tenia la expresión indefinible de estar escu- misma urgencia por preparar el encuentro «¡Se acerca el día chando algo que le colmaba de jubilo y todo en el irradiaba una grande el Señor' Es mas ágil que un fugitivo, mas veloz que un serenidad que nunca había visto en nadie soldado Ese día sera un día de colera, día de angustia y aflicción, Se había levantado un viento fuerte que arrastraba los nuba- de oscuridad y tinieblas'» (Sof 1,14 15) rrones que cubrían el cielo y comenzaban a caer gruesas gotas de —iLlega el Ungido de Dios' iHaced penitencia', comencé lluvia Un relámpago ilumino el cielo anunciando una tormenta un día a gritar al paso de un grupo de caravaneros que me con- que levantaba ya remolinos de polvo Desde la ribera seguí con- templaban asombrados «Sera una presencia ardiente, como el fue- templando al hombre que seguía orando inmóvil, como si nada go de un fundidor, como la lejía abrasadora que usan las lavande de lo que ocurriese a su alrededor le afectara Por fin, después de ras, va a sentarse a refinar la plata os refinara y purificara como un largo rato y cuando ya diluviaba, lo vi salir lentamente del no, plata y oro » (Mal 3 3) «Viene el Mas Fuerte, va a dominar de mar ponerse su túnica y alejarse en dirección al desierto a mar, del Gran Rio al confín de la tierra, en su presencia se encor Vi los cielos abiertos Pase la noche entera sin conseguir varan los beduinos y sus enemigos morderán el polvo El quebranta conciliar el sueno La tormenta había limpiado el aire y una ra por fin al opresor y salvara la vida de los pobres» (Sal 72,8 4) tranquila serenidad flotaba en una noche sin luna, en el que pa- Se corno la noticia de mis palabras y comenzó a acudir gente, recía que las estrellas estaban al alcance de la mano Era como movida por una búsqueda incierta en la que yo reconocía la mis- si los cielos estuvieran abiertos, lo mismo en aquella noche de ma tensión que me mantenía en vigilia Algo estaba a punto de Betel en la que Jacob vio una escalera que los comunicaba con acontecer y me sentí empujado a trasladarme mas cerca del Jor- la tierra Sin saber por que, me vino a la memoria un texto pro- dán, como si presintiera que iban a ser sus aguas el origen del fetico que nunca había comprendido bien nuevo nacimiento que aguardábamos con impaciencia Muchos me pedían que los bautizara y, al sumergirse en el «Mirad, el Señor Dios llega con poder agua terrosa del no y resurgir de ella, sentían que su antigua vi- Como un pastor que apacienta el rebano, da quedaba sepultaba para siempre Les exigía ayunos y peni- su biazo lo reúne, tencia y les anunciaba que otro los bautizaría con Espíritu Yo toma en brazos a los corderos solo podía hacerlo con agua anunciaba unas bodas que no eran y hace recostar a las madres» (Is 40,10 11) las mías, y yo no era digno ni de desatar la correa de las sanda- lias del Novio Nunca había entendido por que el Señor necesitaba desple- gar su poder para realizar las tareas cotidianas de un pastor, ni Antes de comenzar la temporada de lluvias, en un medio- por que su venida, anunciada con rasgos tan severos por los pro- día de nubes apelmazadas y calor agobiante, se presento un fetas, consistiría finalmente en sanar, cuidar y llevar a hombros a grupo de galileos y me pidieron que los bautizase Fueron des- su pueblo, sin reclamarle a cambio purificación y penitencia cendiendo al no, hasta que quedo en la ribera solamente uno al 14 15'
  • 9. Y sin embargo, aquella noche las palabras de Isaías inva- de fuerza avasalladora como la del león, mientras que ahora lo dían mi memoria de manera apremiante, junto con una extraña que me hacía pensar en él era el vuelo sosegado de las palomas. sensación de estar cobijado y a salvo. Cuando me sobrevino el sueño, la luz se abría ya paso en- tre los perfiles azulados de los montes de Judea. «¡Si es mi hijo querido Efraím, mi niño, mi encanto! Cada vez que le reprendo me acuerdo de ello, se me conmueven las entrañas y cedo a la compasión, oráculo del Señor» (Jer 31,20). li 4. ENTRAR EN LA ORACIÓN DE JESÚS Acércate a Jesús en un rato de oración, desciende Aquella noche me ocurrieron cosas extrañas: textos que creía con él al Jordán, siéntete dentro de la escena, «pé- olvidados o a los que nunca había prestado atención, se agolpa- gate a él» y escucha como pronunciadas también ron en mi corazón. Era como si hasta este momento sólo hubiera sobre ti las palabras del Padre: Tú eres mi hijo que- hablado de Dios como de oídas, mientras que ahora Él comenza- rido, mi predilecto. Deja que la seguridad de ser así ba a mostrarme su rostro. Recordé el del galileo al que había vis- amado y elegido te llegue más hondo que cual- to orando en el río, la expresión de honda paz que irradiaba, y quier sentimiento de culpabilidad, desconfianza o me pregunté si a él se le habría revelado el Dios que no es, como recelo. Y a partir de tu condición de hijo amado, yo pensaba, sólo poder y exigencia, sino también ternura entra- siéntete abrigado y a salvo, envuelto en la protec- ñable, amor sin condiciones como el de los padres. ción cálida de un amor que te acoge y te posibilita la existencia y el crecimiento. Estaba amaneciendo y en los árboles de la orilla se oía el Haz tuyas las palabras del Salmo 103: revuelo de los pájaros y el zurear de las palomas. Recordé las palabras del Cantar describiendo al novio: «Como un padre siente ternura por sus hijos, así el Señor siente ternura por sus fieles «Mi amado... porque él conoce de qué estamos hechos, Su cabeza es de oro, del más puro; se acuerda de que somos de barro...». susrizosson racimos de palmera, negros como los cuervos. sus ojos, dos palomas a la vera del agua que se bañan en leche y se posan al borde de la alberca...» (Cant5, 10-11). Me di cuenta sorprendido de que, al hablar del Mesías, siem- pre lo había hecho con imágenes poderosas como la del águila, o 16 17
  • 10. 5. ELEGIR LA VIDA: Un hombre libre 18
  • 11. porque está escrito: «Al Señor tu Dios ren- dirás homenaje y a él sólo prestarás servi- cio». Entonces lo dejó el diablo; en esto se acercaron unos ángeles y se pusieron a ser- virle (Mt 4, 1-11). M 1. LEER EL TEXTO B 2. RELEER DESDE LA MEMORIA DEL CORAZÓN El Espíritu condujo a Jesús al desierto para 2.1. A la luz del contexto bíblico... que el diablo lo pusiera a prueba. Jesús ayunó cuarenta días con sus noches y al fi- La tradición bíblica pone en boca de Dios este recuerdo nal sintió hambre. El tentador se le acercó idílico de la etapa del desierto «Recuerdo tu amor de ju- y le dijo: —Si eres Hijo de Dios, di que las ventud, tu cariño de ¡oven esposa, cuando me seguías por el piedras estas se conviertan en panes. Le desierto » (Jer 2,2) Por eso evoca esa etapa de la historia contestó: —Está escrito: «No de sólo pan de Israel como un lugar de desposorios entre Dios y un vive el hombre, sino también: de toda pala- pueblo que se sintió conducido, alimentado y cuidado por bra salida de la boca de Dios». Entonces se su Señor a lo largo de aquellos 40 años. Sin embargo, su lo llevó el diablo a la ciudad santa, lo puso respuesta fue en muchas ocasiones infidelidad, adulterio, en el alero del templo y le dijo: —Si eres desconfianzas, dudas, murmuraciones e idolatría «No en- Hijo de Dios, tírate abajo; porque está es- durezcáis vuestro corazón como en Menbá, como el día de crito: «A sus ángeles ha dado órdenes para Masa en el desierto, cuando me tentaron vuestros padres y que cuiden de ti» y también «te llevarán en me pusieron a prueba, aunque habían visto mis obras» (Sal volandas, para que tu pie no tropiece con 95, 8). Y es que Israel añoraba las seguridades de Egipto y piedras». Jesús replicó: —También está es- las prefería a una vida confiada únicamente al cuidado de crito: «No tentarás al Señor tu Dios». Dios A pesar de ello, será en el desierto donde Él mani- Después se lo llevó el diablo a una montaña fieste su misericordia y la esplendidez de sus dones- el altísima y le mostró todos los reinos del agua de la roca, el maná, la nube, la Alianza en el Sinaí. mundo con su esplendor, diciéndole: —Te Por eso el significado del desierto no es prioritaria- daré todo eso si te postras y me adoras. En- mente penitencial, sino el de un lugar privilegiado de en- tonces le replicó Jesús: —Vete, Satanás, cuentro personal y de escucha de la Palabra. «La llevaré al desierto y le hablaré al corazón» (Os 2,16). 20 21
  • 12. 2.2. ... descubrir el texto... El relato de las tentaciones resume simbólicamente otros momentos de la vida de Jesús en los que estuvo so- La escena nos presenta a un Jesús «igual en todo a noso- metido a la disyuntiva entre «la manera de pensar de tros, menos en el pecado» (Heb 4,5), experimentando en Dios» o «la humana». Frente a la resistencia de Pedro an- su carne la tentación y la prueba. Todo se juega en el tex- te su anuncio de un destino de sufrimiento, Jesús reaccio- to en torno a un tema central: ¿de qué palabra fiarse? Él na con violencia: «¡Quítate de mi vista, Satanás!» (Mt ha sido conducido al desierto inmediatamente después 16,23). Quiere dejar claro que ha elegido libremente el de su bautismo, con la palabra del Padre resonando en camino que el Padre le va mostrando y ha decidido, con su corazón: «Tú eres mi hijo amado...», pero ahora va a una confianza inquebrantable, aceptar su designio oscuro escuchar otras palabras que intentan convencerle de que y doloroso. no ponga su centro en ese amor, sino en el poder, la vida La alternativa volverá a presentarse de manera violen- fácil, la fama, las posesiones... Pero Jesús ha tomado ta en Getsemaní: salvar la propia vida o perderla, hacer su una conciencia tan plena de su ser de Hijo, la Palabra propia voluntad o la del Padre. En la noche en que Jacob del Padre le ha dado tanta seguridad y ha iluminado de luchó contra Dios, el padre del pueblo recibió un nuevo tal manera su mirada, que ya le es imposible confundir a nombre (Gen 2, 23 ss). En esta noche decisiva de lucha de Dios con los falsos ídolos que le presenta el tentador: un otro hombre con la divinidad, Dios recibe por fin del au- dios en busca de un mago y no de un hijo; un dios conta- téntico Israel, su verdadero nombre: Abbá, Padre. minado por las peores pretensiones de la condición hu- En los 40 días del desierto, lo mismo que en la noche mana: poseer, brillar, hacer ostentación de poder, ejer- de Navidad o en la de Getsemaní, la tierra genera de lo cer dominio. hondo de su seno un Hombre nuevo. Frente al ídolo del poder y del tener, él se mantiene en pie; frente al deseo de utilizar su condición de Hijo en su propio beneficio, elige el camino de la obediencia; 2.3. ... como Palabra para hoy frente al discurso del éxito y la fama, él elige el del servi- El pasaje de las tentaciones nos conduce hacia el Dios a cio. No ha venido para que lo lleven en volandas los án- quien Jesús conoció en el desierto: un Dios que no exige geles, sino para cargar sobre sus hombros a la oveja per- de nosotros proezas ni gestos espectaculares, sino sola- dida (Mt 15,5); no va a convertir las piedras en panes, mente nuestra confianza y nuestro agradecimiento. Un sino a entregarse él mismo como Pan de vida (Jn 6,51); Dios que nos dirige su Palabra no para imponernos obli- sus manos no se van a cerrar con avidez sobre las rique- gaciones o para denunciar nuestros pecados, sino para zas porque las necesita libres para levantar caídos, sanar alimentarnos y hacernos crecer. Un Dios al que no en- heridos o lavar pies cansados del camino; no va a cam- contraremos en los lugares de prepotencia o de posesión, biar la perla preciosa del Reino que le ha confiado el Pa- sino en los de pobreza y exclusión. dre por los otros reinos que el tentador le muestra desde el monte. 22 23
  • 13. sucedieron algunos acontecimientos que tambalearon mi deci- 3. DEJAR RESONAR LA PALABRA sión: mi esposa y mis hijos mayores, que desde el principio se ha- bían mostrado reticentes a mi distanciamiento de los ideales ze- lotas, se oponían ahora frontalmente a la costumbre de Habla un zelota1, discípulo de Jesús compartir los bienes que era habitual en la comunidad Por otra parte, y según se iba corriendo la voz de mi cambio de conducta «No volvere a recordarlo, no hablaré mas en su nombre » (Jer y de mi nueva identidad de seguidor de la doctrina del Nazareno, 20,8) Fueron esas palabras de Jeremías las que vinieron a mi mis antiguos compañeros en la lucha política comenzaron a esta- memoria dando nombre a mis sentimientos y deseos. Eran se- blecer un cerco de oposición en torno a mí y a tejer una sutil red mejantes a las que acababa de pronunciar en mi entrevista con en la que envolverme me hablaban de personajes que yo admi- el mejor de mis amigos: raba y que eran contrarios a los cristianos, me comunicaban los rumores que circulaban en torno a éstos, ridiculizaban ante mí —Me he equivocado, Demetrio, eras tú quien tenía razón sus prácticas y hasta los insultaban y calumniaban cuando me dijiste que cometía un error al entrar en contacto con la secta de Jesús Y también tienen razón los que me han Todo parecía ponerse en contra mía porque en la comuni- reprochado haberme apartado del que fue mi camino de siem- dad acabábamos de leer el relato de Mateo sobre los 40 días de pre, el mismo que siguieron mis antepasados. No debería ha- Jesús en el desierto y me costaba trabajo aceptar aquella visión berme alejado de la lucha violenta contra el poder opresor ro- de un Jesús tentado por Satanás yo tenia una idea demasiado mano, por la que tantos de mi sangre han dado la vida elevada del Mesías como para aceptar que hubiera estado so- Desciendo, en efecto, de una familia de zelotas marcada co- metido a prueba «No fueron tentaciones reales», pense, «sería mo tantas otras en Galilea por un talante revolucionario Por eso para darnos ejemplo » Tampoco podía comprender el porqué la noticia de mi aproximación al grupo de seguidores del Nazare- de aquel rechazo radical de Jesús a todo lo que significara po- no, había caído como un rayo entre mis parientes y conocidos. der, fama o posesión Al fin y al cabo, 6no realizó después sig- La violencia con que los romanos sofocaban cualquier intento de nos que causaron admiración en el pueblo9 óNo dio de comer a protesta por parte del pueblo judío, me había hecho perder la es- aquella multitud en el desierto y curo a tantos enfermos'' Y peranza en la posibilidad de liberarnos de su yugo y me encon- además, ócómo conseguiríamos sus seguidores respeto y reco- traba sumergido en una honda crisis personal Estaba tan necesi- nocimiento a nuestro alrededor si no dábamos muestras de tado de encontrar nuevos ideales que el anuncio de Jesús, el cierto prestigio y dignidad9 Mesías resucitado, fue como un destello de luz en medio de mis Cuando llegué a mi casa me encontré con la visita inespera- tinieblas Comencé a frecuentar el grupo que presidía Mateo y da de Paltiel, sin duda enviado por el grupo de mis antiguos fui entusiasmándome poco a poco con lo que oía sobre Jesús compañeros. Me abordó indirectamente, como quien transmite Me aceptaron en el grupo de los catecúmenos que íbamos a ser los hechos de manera neutral, a la vez que halagaba mi vanidad bautizados en la solemne noche pascual Pero en el intervalo se —He oído últimamente hablar mucho de ti, pero no he da- do crédito a los que dicen que tu comportamiento es extraño, que tratas con gente de ínfima condición, que has olvidado el honor de tu nombre y de tus antepasados y que te han captado 1 unos renegados que han abandonado la circuncisión, las nor- Los zelotas eran un grupo de judíos nacionalistas, contrarios a la dominación romana y partidarios de la rebelión y la resistencia armada mas de pureza y las tradiciones pero, sobre todo, son ya índife- 24 25
  • 14. rentes a la suerte de nuestro pueblo, se distancian públicamen- 4. ENTRAR EN LA ORACIÓN te de los que empuñan las armas, predican la mansedumbre y DE JESÚS anuncian a un Mesías crucificado. Yo te conozco bien y estoy seguro de que sigues siendo fiel a los ideales que siempre han Imagina que estás junto a Él en el desierto y escu- unido a nuestro grupo; por eso vengo a proponerte que te pon- cha este salmo como pronunciado por Él dirigién- gas al frente de los que continúan empeñados en conseguir la dose a su Padre, después de haber vencido las ten- liberación de nuestro pueblo. Ya hemos tomado posiciones, te- taciones: nemos buenos contactos, contamos con dinero y con armas y «Te doy gracias, Padre, porque lias escuchado mi sólo nos falta alguien con tu nombre y tu prestigio. súplica. Yo te había dicho: Protégeme, Dios mío, Cuando se marchó, me di cuenta con asombro de que, gra- que me refugio en ti, Tú eres mi dueño, mi único cias a sus palabras, estaba comenzando a comprender el signi- bien. Y cuando el tentador me ha puesto delante ficado de las tentaciones de Jesús. Según él mismo recomenda- los dioses de la tierra, esos tras de los que muchos ba, entré en mi aposento, cerré la puerta y hablé con el Padre van corriendo y a quienes dedican sus desvelos, desde lo secreto de mi corazón. Le pedí fuerza para vencer en has estado junto a mí y he podido repetirte: Tú el combate al que estaba sometido: «No me dejes caer en la eres mi copa y el lote de mi heredad, mi destino está en tus manos. Me ha tocado tu amor como mi tentación, no permitas que me arrastren la ansiedad por el parcela hermosa, como herencia magnífica y te prestigio y el renombre, haz que la llamada de Jesús al servicio bendeciré siempre por ello, Padre. Tú me guías y y a la mansedumbre s^an más fuertes que mi inclinación a do- me aconsejas en todo momento, hasta de noche minar y ejercer el poder». Me vino a la memoria un proverbio: escucho el susurro de tu palabra que me instruye «El corazón del rey es como una acequia: Dios lo conduce como internamente, y como estás siempre presente a mi quiere» (Pr 21,1). Y me di cuenta de que el Espíritu estaba a la lado, no vacilaré. obra en mi corazón para conducir la acequia turbulenta de mis deseos por los caminos del Mesías crucificado a quien quiero Por eso se me alegra el corazón, gozan mis entra- seguir... ñas y mi carne descansa serena: porque sé que no me entregarás a la muerte ni dejarás al que te es fiel conocer la fosa. Tú me irás enseñando el sende- ro de mi vida, me colmarás de gozo en tu presen- cia, de alegría perpetua a tu derecha» (cf. Sal 16). 26
  • 15. 5. ELEGIR LA VIDA: Llamados y atraídos 28
  • 16. tencionada de un encuentro sorpresivo, inesperado e in- merecido. Así debió experimentarlo Amos cuando decía: «Yo no era profeta ni hijo de profeta, era ganadero y cultiva- ba higueras, pero el Señor me agarró...» (Am 7, 14); o Jere- mías: «Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir...» (Jer 20,7). Los que reciben la llamada suelen poner pretextos: «No tengo facilidad de palabra...», objetaba Moisés (Ex 1. LEER EL TEXTO 3,10). «No sé hablar, sólo soy un muchacho...», protestaba Jeremías (Jer 1,6); «Soy un pecador», dice Pedro en la na- Pasando junto al lago de Galilea vio a Si- rración de Lucas (Le 5,8). Pero a ninguno le sirve de nada món y a su hermano Andrés que estaban su resistencia y todos terminan encargándose de la mi- echando una red en el lago, pues eran pesca- sión, aunque sea a regañadientes. El libro de Jonás, una dores. Jesús les dijo: —Venios conmigo y ha- narración corta y deliciosa, lo expresa elocuentemente. ré de vosotros pescadores de hombres. Inme- diatamente dejaron las redes y lo siguieron. 2.2. ... descubrir el texto... Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que esta- Antes de la escena de la vocación de los discípulos lee- mos esto: ban en su barca repasando las redes, y en seguida los llamó; dejaron a su padre, Zebe- «Cuando arrestaron a Juan, Jesús se dirigió a Galilea a deo, en la barca con los jornaleros y se mar- proclamar la buena noticia de Dios. Decía: —Se ha cum- charon con él (Me 1,16-20). plido el plazo y está cerca el reinado de Dios: convertios y creed la buena noticia» (Me 1,14-15). Siguiendo la «lógica» de las escenas podríamos decir l 2. RELEER DESDE LA MEMORIA DEL CORAZÓN que la voz divina escuchada en el bautismo, «Este es mi hijo amado», ha invadido la interioridad de Jesús y ahora es el mismo Espíritu que lo había arrebatado y llevado a la soledad del desierto quien lo empuja hacia la relación y la cercanía humana. Jesús se deja llevar por esa corrien- 2.1. A la luz del contexto bíblico... te de aproximación y empieza a hablar a la gente, se acer- ca, contacta, crea comunidad y busca colaboradores que Los relatos de vocación del AT nos familiarizan con la le ayuden a compartir lo mejor que tiene: la buena noti- idea de que ser llamado por el Señor no es el fruto de cia del amor incondicional del Padre. una conquista o el término de una búsqueda. Todas las narraciones en torno a la llamada conservan la huella in- 31 30
  • 17. Al releer la escena observamos que en el comienzo lida de las aguas amnióticas para comenzar a respirar la Jesús está solo mientras que, al final, está en compañía vida del Espíritu? de cuatro seguidores. Es éste un rasgo que lo distingue de Completar estas frases puede ser un buen camino los grandes profetas del AT: Isaías, Jeremías, Ezequiel..., para apropiarnos del texto y actualizar nuestra propia fueron personalidades excepcionales, pero solitarias. llamada: Jesús propone a los que llama entrar en una relación — En mi relación con Jesús a mí me ha ocurrido co- privilegiada con él. El «venios conmigo» (literalmente: mo a... «detrás de mí»), los invita a quedar «asociados» a su ma- — La llamada que él me ha dirigido se parece a la nera de ser, de hablar y de actuar y participar con él en de... una tarea común. — Mis resistencias y miedos son todavía... «Haré de vosotros pescadores de hombres...». Como en el caso de Abrán convertido en Abraham (Gen 17,5), de — Lo que Jesús ha hecho conmigo se parece a lo que Simón convertido en Pedro, o de Saulo convertido en Pa- hizo con... blo, la llamada incluye la promesa de un cambio de iden- — Para mí la llamada a «pescar hombres» significa tidad. La elección individualiza y personaliza de un modo en este momento de mi vida... irrepetible e inconfundible, da un sentido completamente nuevo al propio nombre. Jesús toma en sus manos el fu- turo de los que le acompañen: junto a él irán adquiriendo una nueva personalidad definida por la referencia a otros. 3 3. DEJAR RESONAR LA PALABRA Habla María de Magdala 2.3. ... como Palabra para hoy —Aquel primer día que pasamos con él fue decisivo. Nin- Responder a la llamada de Jesús inaugura siempre un guno de nosotros sabía bien en qué extraña aventura nos está- nuevo juego relacional entre él y el discípulo: él delante, bamos embarcando cuando dejamos atrás casa y redes y nos fuimos tras él... nosotros detrás. El encuentro con él nos alcanza en el corazón mismo de nuestra autonomía y de nuestra con- Era Santiago el del Zebedeo quien hablaba, sentado en sistencia personal, en nuestra vida profesional, familiar y medio del grupo de los que seguíamos a Jesús, en una larga y relacional. calurosa tarde a orillas del lago. Conversábamos a la espera del Maestro que, según su costumbre, se había retirado al monte a La invitación a «pescar hombres» es una expresión ex- orar. traña que evoca la imagen de salir de un medio acuático y —Aquella jornada en Cafarnaún (Me 1,21-38), siguió di- comenzar a respirar. ¿No podemos ver en ella la posibili- ciendo Santiago, nos dejó vislumbrar algo de lo que ahora es- dad de ayudar a otros en un nuevo nacimiento, de una sa- tamos viviendo junto a él. Era sábado y por la mañana fuimos 32 33
  • 18. a la sinagoga y escuchamos la lectura del profeta Isaías: «El 1,44-51) Como supondréis, me eché a reír de aquella noticia niño jugara en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en disparatada pero, para no enfadar a Felipe que tiene muy mal el escondrijo de la serpiente» (Is 11,8) Al acabar el día recordé genio, acepté ir a conocer al «Mesías» Cuando me vio llegar, estas palabras y pensé que era lo que había visto hacer a Je- (,& que no sabéis lo que le oí decir? iQue yo era un verdadero sús- al liberar al endemoniado de la sinagoga, al curar a la israelita sin doblez! La verdad es que me sentí halagado de que suegra de Pedro poseída por la fiebre y durante la larga tarde dijera eso, pero lo que afirmó después me dejó estupefacto. rodeado de una muchedumbre de enfermos que buscaban to- «Antes de que te llamara Felipe, cuando estabas debajo de la hi- carle, se estaba adentrando en el oscuro ámbito de los pode- guera, te vi». No puedo revelaros lo que aquello quería decir, es res del mal con la tranquila confianza de los niños Cuando un secreto entre Jesús y yo, pero en aquel momento decidí que de madrugada se levantó mucho antes que nosotros y se mar- quería vivir siempre junto a aquel hombre que conocía hasta lo chó a orar, supimos de dónde procedía aquella fuerza suya, más oculto de mi vida. aquella atracción sin límites por la gente más doliente y aban- —Yo estaba cerca de Juan el Bautista cuando le oí decir al- donada go sorprendente acerca de un hombre que pasaba «Ahí va el —Cuando le vi de pie delante de la mesa donde cobraba cordero de Dios» (Jn 1,35-39) ÓEI cordero de Dios 9 Era un ex- los impuestos, yo no sabía apenas nada de él, dijo Leví (Me traño título que me hizo pensar en el Siervo de Yahvé del que 2,13-14) Desde mi condición de pubhcano, soy consciente de habla Isaías (Is 53) Miré a Andrés y vi que estaba tan intrigado cuánto desprecio y hasta odio suele reflejarse en los ojos de como yo, le hice un signo en silencio y nos fuimos detrás de él. quienes se me acercan; por eso me quedé asombrado cuando Debió darse cuenta de que le seguíamos pero no se dio la vuel- sentí que aquel desconocido me miraba con franqueza y cor- ta, y nosotros no nos atrevíamos a adelantarle. De pronto dialidad, sin asomo de reproche ni de juicio, como un amigo recordé a Moisés queriendo ver el rostro del Señor pero sin po- que se dirige a su amigo «Leví, te necesito, vente conmigo», der ver más que su espalda (Ex 34, 23) Luego, inesperadamen- me dijo. Y mi primer estupor no me impidió levantarme de mi te, el desconocido se volvió y nos preguntó: «¿A quién bus- mesa y aceptar deslumhrado la ocasión de comenzar una nue- cáis?» No supimos qué decir y contestamos con otra pregunta va vida que era una evasiva, porque no nos atrevíamos a confesarle que era a él a quien buscábamos —Maestro, ¿dónde vives9 «Venid —Yo en cambio me resistí al principio a seguirle, confesó y ved», respondió, como si fuera lo más natural encontrar gente Tadeo. En un primer momento de generosidad le dije- «Te se- que quisiera seguirle Nos fuimos con él y nos quedamos todo guiré a donde vayas», pero cuando le oí decir que tenía que es- el día Así empezó todo tar dispuesto a vivir itinerante y a no contar ni con un lugar donde reclinar la cabeza (Le 9,57-58), me eché atrás. Cuando Por fin me animé también yo a intervenir: volví, pensando que me rechazaría por mi actitud cobarde, él —Vosotros sabéis de mí que soy de Magdala y yo sé que puso su mano sobre mi hombro y me dijo sonriendo- «Ahora conocéis los rumores que circulan allí sobre mi pasado. Tam- eres como un pájaro sin nido pero no tengas miedo, estás con- bién imagino que, cuando no estoy presente, habréis pregunta- migo»... do al Maestro por qué ha aceptado en su seguimiento a al- Le tocaba el turno a Natanael- guien como yo A mi él no me ha llamado como a vosotros, pero yo vivía desgarrada y rota en mi interior, entregada a po- —A mí vino a buscarme Felipe para decirme ¡nada menos deres extraños, y el encuentro con Jesús fue para mí el momen- que había encontrado al Mesías y que venía de Nazaret! (Jn to en el que mi vida comenzó a pertenecerme y en el que con- 34 35
  • 19. seguí firmeza y seguridad. Sentí que por fin podía existir sin más, sin que el peso del juicio de otros me aplastara y sin que o hayan intentado escapar de ti, tu decisión apa- mis propios temores me retuvieran encadenada. Vosotros le sionada de que tu oferta de salvación llegue hasta habéis seguido porque él os ha llamado, yo le sigo porque no los habitantes de todas las Nínives... Algunos de existe ningún otro lugar en el mundo en el que yo pueda vivir, y ellos se sentían parecidos a Jonás y contaban cómo lo sé con el mismo instinto que enseña a las golondrinas a se- se encuentran embarcados contra su voluntad y a guir al verano2. regañadientes en esta aventura del Reino a la que les he convocado. Otros confesaban que a veces se Interrumpí mi confesión porque alguien avisó de que volvía han sentido irritados contigo y lo mismo que el Jesús. Creo que ellos no comprendieron lo que yo había queri- profeta han protestado ante ti y han sentido la ten- do decirles, pero al menos mis palabras se quedaron suspendi- tación de reprocharte que seas "un Dios lleno de das en el atardecer, mientras las golondrinas rozaban con su ternura y de compasión, paciente, misericordioso y vuelo las aguas tranquilas del lago. fiel..." (]on 4,2). Me asombra que esa manera de ser tuya que a mí me llena de alegría, pueda ser para ellos un peso que les agobie y les sobrecoja... Me pregunto si lle- • w ENTRAR EN LA ORACIÓN gará un día en que los acontecimientos adversos me DE JESÚS arrastren en su torbellino de tormenta y no podré ofrecer más señal de tu amor que el signo de Jonás, sepultado en el vientre de la ballena. Pero pienso Después de leer el pequeño libro de Jonás, imagi- que también entonces, cuando se me acaben las na cómo escucharía Jesús esta narración de llama- fuerzas, podré dirigir a ti mi confianza y proclamar da y desobediencia, de resistencia a la misión y de como él desde la oscuridad del abismo: ¡La salva- estrecha relación entre Dios y su profeta: ción viene del Señor! Y hacer que mi ofrenda sea un «Hoy se ha leído en la sinagoga la historia de Jo- grito de acción de gracias...» (Jon 2,10). nás, el profeta desobediente, y luego, durante el camino de vuelta, yo comentaba con mis discípulos que he reconocido en ella muchos rasgos tuyos, Abba: lo sorprendente de tus elecciones, la incan- sable paciencia con que soportas los rodeos y ex- travíos de tus hijos, la terca fidelidad con que vuel- ves a confiar en ellos, aunque te hayan defraudado 2 Cf. E. DREWERMANN, El mensaje de las mujeres. La ciencia del amor, Barcelona, 1992,183-223. 36
  • 20. 5. ELEGIR LA VIDA: 4 Buenas noticias en Nazaret 38
  • 21. —Pero, ¿no es este el hijo de José? El les dijo: —Supongo que me diréis lo del proverbio aquel: Médico, cúrate a ti mismo; haz tam- bién aquí, en tu tierra, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún. Pero añadió: —Os aseguro que a ningún profeta lo acep- tan en su tierra. Además, no os quepa duda LEER EL TEXTO de que en tiempos de Elias, cuando no llo- vió en tres años y medio y hubo una gran Fue a Nazaret, donde se había criado, entró hambre en todo el país, había muchas viu- en la sinagoga, como era su costumbre los das en Israel; y, sin embargo, a ninguna de sábados, y se puso en pie para tener la lec- ellas enviaron a Elias: lo enviaron a una tura. Le entregaron el volumen del profeta viuda de Sarepta en el territorio de Sidón. Y Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasa- en tiempo del profeta Elíseo había muchos je donde está escrito: leprosos en Israel y, sin embargo, a ninguno «El Espíritu del Señor sobre mí, de ellos curó: sólo a Naamán el sirio. porque él me ha ungido Al oír esto todos en la sinagoga se pusieron para que dé la buena noticia a los pobres. furiosos y, levantándose, lo empujaron fue- Me ha enviado a anunciar la libertad a los ra del pueblo hasta un barranco del cerro cautivos donde se alzaba su pueblo, con intención de y la vista a los ciegos, despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre para poner en libertad a los oprimidos, ellos y se alejó (Le 4,14-30). para proclamar el año de gracia del Señor». Enrolló el volumen, lo devolvió al empleado y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos 2. RELEER DESDE LA MEMORIA fijos en él. Y él empezó a hablarles: DEL CORAZÓN —Hoy, en vuestra presencia, se ha cumpli- do este pasaje. Todos lo aprobaban, admi- rados de aquellas palabras de gracia que 2.1. A la luz del contexto bíblico... salían de su boca. Decían: Este es el oráculo de Isaías al que pertenece el fragmento escogido por Jesús: 41
  • 22. «El Espíritu del Señor está sobre mí, 2.2. ... descubrir el texto... porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar una buena noticia a los que sufren, Podemos observar en el texto^: para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos — Los verbos de movimiento: llegar, entrar, ponerse y a los prisioneros la libertad, en pie, sentarse, empujar, despeñar, abrirse paso, para proclamar el año de gracia del Señor, alejarse... el día del desquite de nuestro Dios; — El fondo sombrío de situaciones de carencia: po- para consolar a los afligidos, los afligidos de Sión, bres, oprimidos, ciegos, cautivos, luto, aflicción, para cambiar su ceniza en corona, abatimiento. su traje de luto en perfume de fiesta, — Las palabras para designar salvación: buena noti- su abatimiento en cánticos» (Is 61,1-3). cia, libertad, palabras de gracia, médico, curación... Pero era difícil para los habitantes de Nazaret reco- — Las indicaciones de lugar: Nazaret, sinagoga, Ca- nocer a Jesús como ungido por Dios para esa misión da- farnaún, tierra, Sarepta en la región de Sidón, pue- da su humilde procedencia. En Israel se consideraba el blo, barranco, cerro... trabajo manual como inferior al estudio de la Escritura: — Las indicaciones de tiempo: sábado, año de gracia, «¿Cómo se hará sabio el que agarra el arado y su orgullo es hoy, tiempos de Elias, tiempos del profeta Elíseo... manejar la aguijada? El que guía los bueyes, dirige los toros — Las palabras de reconocimiento y de rechazo: le y no habla más que de novillos; se desvela por arreglar el es- entregaron, le miraban, se pusieron furiosos, inten- tablo y se preocupa de trazar los surcos. Lo mismo el artesa- ción de despeñarlo... no y el tejedor, el alfarero y el herrero (...). Todos ellos se fían de su destreza y son expertos en su oficio; pero no los eligen — La expresión de Isaías que Jesús no lee: el día de senadores ni descuellan en la asamblea, no toman asiento la venganza de nuestro Dios. en el tribunal ni discuten la justa sentencia, no exponen su Resulta extraña la expresión «lo que hemos oído que doctrina o su decisión ni entienden de proverbios, ocupados sucedió en Cafarnaún...» (V. 23) ya que en la escena in- en su trabajo artesano» (Eclo 38,25-34). mediatamente anterior, Lucas narra las tentaciones en el El rechazo de Jesús por parte de sus paisanos revela desierto y presenta a Jesús en Cafarnaún después de es- esta mentalidad, incapacitada para imaginarse que el Me- tar en Nazaret. Sólo leyendo el final del capítulo 4 sabre- sías fuera hijo de un carpintero. También en el Evangelio mos en qué consiste para Jesús la buena noticia: enseñar, de Juan leemos este juicio despectivo en boca de Nata- pronunciar una palabra con autoridad que hace callarse a nael: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?» (Jn 1,46). los demonios y desaparecer a fiebres y dolencias. El que 1 Cf. J. N. ALETTI, El arte de contar a Jesús, Salamanca, 1992,37-56. 42 43
  • 23. su palabra venza a los espíritus diabólicos y no a los ocu- Podemos sentirnos también reflejados en la gente de pantes romanos, es un indicio del sentido de su misión y Nazaret que conocía demasiado bien al hijo del carpinte- de la profunda pobreza en que se encuentran aquellos a ro y no logró descubrir al hombre nuevo. ¿No puede ocu- los que es enviado. rrimos algo parecido a nosotros hoy? Andar buscando en No es éste el único pasaje en el que aparece en el libros, conferencias y novedades algo que tenemos tan evangelio de Lucas la oposición a la persona y al mensaje cerca como la gente anónima: los pobres, cautivos, cie- de Jesús. En otros episodios los fariseos y escribas se pre- gos, viudas, leprosos, extranjeros y oprimidos de hoy que guntan por sus palabras y su comportamiento, sin ocultar pueblan los barrios de nuestras ciudades, y a los que ex- su extrañeza y su reprobación y hasta su furor: «¿Quién es pulsamos porque resultan sospechosos para nuestra men- éste que dice blasfemias?» (5,21); «¿Quién es este hombre talidad instalada en el conformismo... que incluso llega a perdonar pecados?» (7,49); «Ellos, lle- nos de rabia, discutían qué podían hacer contra Jesús» (6, 11). Pero aunque Jesús critique también a los fariseos y a 3. DEJAR RESONAR LA PALABRA los doctores de la ley (7,30), no romperá las relaciones con ellos: al menos uno le invitará a su casa (7,36). Habla Rubén, 2.3. ... como Palabra para hoy un joven judío estudioso de la Ley «El Espíritu del Señor está sobre mí, Como si respondiera a nuestra curiosidad acerca del per- porque me ha ungido sonaje del AT con quien Jesús se sentiría más identifica- para que dé la buena noticia a los pobres...» (Le 4,18-19) do, Lucas contesta: su elección ha recaído no sobre un patriarca, rey, sabio, sacerdote, escriba o salmista, sino Reconocí de inmediato las palabras de Isaías, pronunciadas sobre un personaje profético que se siente ungido por el con un inconfundible acento galileo por aquel rabbí para mí Espíritu y conducido por él. desconocido, pero cuya presencia había despertado enorme ex- pectación en el pueblo. La escena de la sinagoga de Nazaret es como una ma- Yo estaba también de paso en Nazaret, adonde no había queta en la que están ya presentes «en miniatura» temas vuelto desde que, años atrás, me había marchado a Jerusalén. que se irán repitiendo también en la vida de los seguido- Fui allí enviado por mi padre, fervoroso fariseo, para que estu- res de Jesús: llamados a anunciar el Evangelio con la pro- diara en una escuela rabínica y llegara a ser lo mismo que él: un pia vida, se hará inevitable el encuentro con la resistencia especialista en la Ley. Su sueño era verme convertido en un ma- y el rechazo. Pero la libertad soberana de Jesús atrave- estro del saber, lo cual me daría, según él, una influencia y un sando en medio de sus enemigos, como un recuerdo de prestigio que nunca alcanzaría por otros caminos. su Resurrección, confirma que la evangelización sigue su Estaba pasando los mejores años de mi juventud dedicado camino. a escudriñar las Escrituras y sometido a una disciplina que se me había ido volviendo cada vez más insoportable. No me pe- 44 45
  • 24. saban tanto las horas de estudio como la sensación creciente de Lo miré con asombro. ¿Qué significaba aquel hoy"? ¿Se es- que las enseñanzas que recibía y trataba de asimilar, caían so- taba atreviendo a proclamar que habían llegado los tiempos bre mí como una carga agobiante que me asfixiaba. Las discu- mesiánicos? ¿Se estaba presentando como portador de alegría siones entre nuestros maestros y sus interpretaciones de la To- y liberación ante aquellos de nosotros que nos reconociéramos rah (613 preceptos, de ellos 248 mandamientos positivos y 365 pobres, ciegos y prisioneros? prohibiciones...) eran tan enrevesadas, que yo tenía cada vez más la sensación de vivir oprimido bajo un yugo parecido a la Si era así, ¿de dónde le venía aquella autoridad, aquella fir- esclavitud que vivieron nuestros padres en Egipto y me sentía meza serena que daba a sus palabras la consistencia de la roca? atrapado dentro de una red tejida con los hilos sutilísimos de Pero sobre todo, ¿no estaba anunciándome en aquel preciso disquisiciones y prescripciones. momento que el Dios que deseaba encontrar se estaba aproxi- mando a mí, que estaba descendiendo con su luz hasta el abis- Tanta angustia acumulada degeneró en una enfermedad y tu- mo de tinieblas en que me encontraba? ve que regresar a Séforis, mi pueblo natal; cuando estuve un poco mejor, mis padres me sugirieron que fuera a pasar unos días a Me sentía sobresaltado y confuso pero no tuve ocasión de Nazaret para que me distrajera en casa de unos parientes. seguir pensando: había murmullos entre los asistentes y una mujer comentó a mi lado a media voz: La situación en que me encontraba hizo que las palabras de Isaías que estaba leyendo aquel forastero llegaran hasta mí como —¡Pero si es Jesús, el hijo de José y de María, mis vecinos! una ráfaga de luz: si la tarea del Mesías esperado, pensé, iba a ser y, ante mi expresión de ignorancia, me explicó: Hace un tiempo la de sanar, liberar y dar buenas noticias a los pobres, ¿por qué vi- se marchó fuera y anda por ahí, sin domicilio fijo, rodeado de víamos abrumados y ciegos, encerrados en los calabozos y prisio- un grupo de desarrapados y anunciando la venida de no sé qué nes que nosotros mismos nos construíamos? Traté de imaginar lo reino que está a punto de llegar... Y finalmente murmuró con que para mí sería una buena noticia: que alguien me hablara de sorna: También dicen que cura enfermos y echa demonios, ve- un Dios que no exige sometimiento de siervos ni se complace en remos si consigue hacerlo aquí también... acumular sobre nosotros leyes, normas y obligaciones, un Dios El tal Jesús había seguido hablando, pero apenas pude escu- que viene a nuestro encuentro a aligerarnos de cargas y a liberar- char sus palabras finales porque se perdieron a causa del griterío: nos de yugos; un Dios sanador de heridas y reparador de brechas; unos se habían puesto de pie vociferando y haciendo gestos de un Dios cuyos rasgos fueran aquellos con los que se reveló a nues- amenaza y los más furiosos se acercaron a él y, agarrándolo por tros Padres: el amor compasivo y fiel, el perdón y la gratuidad. los brazos, lo empujaron fuera de la sinagoga. Bajé la escalera conteniendo el aliento, porque conocía la violencia del carácter Cuando concluyó la lectura del fragmento que había elegi- galileo y me temía lo peor. Vi que lo tenían rodeado y sujeto y do, el rabbí enrolló de nuevo el libro, se lo entregó al jefe de la que, entre insultos, pretendían arrastrarle monte arriba, posible- sinagoga y se sentó. mente para despeñarle desde lo alto. Pero, de pronto él sacudió Me di cuenta con sobresalto de que había omitido (¿volun- los hombros con decisión e, inexplicablemente, los que le tenían tariamente?) las palabras sobre «la venganza de nuestro Dios». agarrado lo soltaron y se fueron retirando mientras él, tranquila- Los demás debían haberlo notado también y esperaban expec- mente, caminaba entre ellos y se dirigía hacia una casa de la par- tantes, con los ojos fijos en él, la explicación que debía seguir. te baja de la ladera que debía ser la suya. Y entonces él dijo lo que nadie entre los presentes hubiéramos esperado escuchar: «Hoy, en presencia vuestra, se ha cumplido No volví a verlo, pero en los días siguientes y mientras duró toda esta Escritura». el revuelo, me enteré de muchos rumores que circulaban acerca 46 47
  • 25. de el Las noticias de lo que hacía se divulgaban de boca en bo- ca y mucha gente sobrecogida decía «Un gran profeta ha surgido zon todo lo que en el se suplica que montes y coli- entre nosotros, Dios ha visitado a su pueblo» (Le 7,16), y hablaban nas traigan a tu pueblo paz a través de la justicia y con admiración de los signos que realizaba, semejantes o mayo- que esa justicia dure tanto como el sol y la luna Me inunda el deseo de defender a la gente oprimi- res a los de algunos antiguos profetas da y poner a salvo a las familias pobres quebran- Ahora ha pasado mucho tiempo y pertenezco al grupo de tando todo lo que les explota los que, después de su resurrección, seguimos empeñados en Por eso te pido que me hagas capaz de librar al po- continuar haciendo, en memoria suya, lo mismo que el hizo bre que pide auxilio, al afligido que no tiene pro- anunciar libertad a los cautivos y luz a los que viven en som- tector Se que la compasión que experimento an- bras aprendiendo a ser como el, portadores de la buena no- te los pobres y desvalidos viene de ti, Padre, y que ticia eres tu quien me envía a salvarles y a darles la bue- De aquella noticia que llego hasta mi, inundándome de ju- na noticia de que su vida que ellos creen olvidada, bilo, una mañana de sábado en la sinagoga de un pueblo perdi- es preciosa ante tus ojos do llamado Nazaret Voy comprendiendo que mi camino no es el de dominar de mar a mar, como suena el salmo, y se que ante mi nadie doblara la rodilla, ni vendrán tampoco los reyes de Saba y Arabia a ofrecerme I 4. ENTRAR EN LA ORACIÓN tributos Porque lo que tu deseas de mi es que me J DEJESÚS acerque a tu pueblo sin poder ni violencia, como cae la lluvia sobre el césped o como la llovizna que empapa la tierra Quiza tendré que enterrar mi Podemos imaginarle haciendo suyo el Salmo 72 y vida como el grano de trigo, para que abunden las acogiendo ante el Padre su misión de defender a mieses del campo y se agiten en lo alto de los mon los humildes del pueblo y salvar la vida de los po- tes, para dar un fruto esplendido como el del Liba bres Lo que el deseo y la esperanza de Israel pro- no y que las gavillas sean como hierbas del campo yectaron en el Mesías, se ha hecho por fin realidad en El Y toda mi alegría esta en que asi se reconocerá tu Nombre y dirán Bendito el Señor Dios de Israel, el «Dios mío, confia tu ¡uicio al rey tu justicia al hijo único que hace maravillas Bendito por siempre su de reyes Nombre glorioso y que su gloria llene la tierra » Para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud » «Cuando pronuncio las palabras de este salmo, siento que eres tu, Abba, quien pones en mi cora- 48
  • 26. W% 5. ELEGIR LA VIDA: 5 ¿Quién es este hombre? 50
  • 27. escena: Dios se acerca, aquellos a quienes visita se llenan de temor y Él les dice: «No temáis». El miedo será la reac- ción de Abraham (Gen 15,2), de Sara en el encinar de Mambré (Gen 18,15), de Agar junto al pozo del desierto (Gen 21,17), de Jacob al despertarse de su sueño en Betel (Gen 28,17), de Moisés frente a la zarza ardiente (Ex 3,6), 1. LEER EL TEXTO del pueblo a la orilla del Mar Rojo cuando los perseguían los egipcios (Ex 14,10), de Isaías en la teofanía del templo Aquel día al caer la tarde, Jesús les dijo: (Is 6,5). Pero todos ellos escuchan un tranquilizador: «No —Crucemos a la orilla de enfrente. Despi- temas...» por parte de Dios. diendo a la gente, lo recogieron en la barca, Lo que se teme de Él no es tanto su superioridad ni como estaba; otras barcas lo acompañaban. la distancia que existe entre lo divino y lo humano, sino Se levantó un fuerte torbellino de viento y su santidad: Dios es santo y el hombre es pecador. Pero las olas se abalanzaban contra la barca es el profeta Oseas quien nos descubre en qué consiste hasta casi llenarla de agua. Él estaba a po- esa santidad: pa, dormido sobre un cabezal. Lo desperta- ron y le dicen: Maestro, ¿no te importa que «¿Cómopodré dejarte, Efraín; entregarte a ti, Israel? perezcamos? Se levantó, increpó al viento y ¿Cómo dejarte como a Admá; tratarte como a Seboín? ordenó al mar: —¡Silencio, cállate! El vien- Me da un vuelco el corazón, se me revuelven todas las entrañas. to amainó y sobrevino una gran calma. Él No cederé al ardor de mi cólera, les dijo: —¿Por qué sois tan cobardes? no volveré a destruir a Efraín; ¿Cómo es que no tenéis fe? Limos de temor que soy Dios y no hombre, Santo en medio de ti se decían unos a otros: —¿Quién es este, no enemigo devastador» (Os 11,1-9). que hasta el viento y el mar le obedecen? Esta es la verdadera definición del Dios que anuncian (Me 4,35-41). los Profetas: su santidad consiste en su amor y por eso no es algo que nos aleja de Él, sino más bien algo que nos persigue, como el amor. Su grandeza no consiste ante to- E 2. RELEER DESDE LA MEMORIA DEL CORAZÓN do en su poder, sino en su misericordia, su perdón y su fi- delidad. La paciencia humana conoce límites, la de Dios los desconoce: esa es la diferencia entre Él y nosotros y es eso lo que nos provoca sobrecogimiento y temor. 2.1. A la luz del contexto bíblico... Por eso Jonás reconocía que el verdadero motivo de su huida no era su misión en Nínive, sino el amor de La presencia del miedo en el texto sólo se comprende re- Dios: «¡Ay, Señor, ya me lo decía yo cuando estaba en mi curriendo al AT en el que se repite constantemente esta 52 53
  • 28. turra. Por algo me adelanté a huir a Tarsis; porque sé que Como si fuera un presagio de todo lo que de amenazador eres un Dios compasivo y clemente, paciente y misericordio- tiene lo diferente, estalla una tormenta y ese fenómeno so que te arrepientes de las amenazas...» (Jon 4,1). en el lago de Galilea puede ser terrible: en pocos minutos Se trata de un temor que abre a la confianza y que, en se levanta el viento y las olas se vuelven peligrosas para vez de alejarnos de Dios, nos acerca a Él.4 los tripulantes de una barca de pesca. Las actuaciones de Jesús en el evangelio de Marcos El evangelio de Marcos pretende darnos a conocer la provocan reacciones de temor, asombro, desconcierto, divinidad de Jesús y por eso dice de él lo que el AT dice miedo, sobresalto... Después de la expulsión de un de- de Dios. Jesús es el más humano de los hombres: se le monio en Cafarnaún «todos se llenaron de estupor» (1,27); acercan, le tocan, le buscan...; pero, al mismo tiempo, el al asistir a la curación del paralítico «todos se asombra- que se aproxima a él entra en contacto con su santidad y ron» (2,12); la mujer que tenía un flujo de sangre queda experimenta temor, asombro y estupefacción. Eso expli- «asustada y temblando» (5,33); su enseñanza en Nazaret ca los sentimientos de los discípulos al verle calmar la hace que la multitud le escuche asombrada (cf. 6,2) y des- tempestad. pués de la curación del sordomudo «estaban estupefactos» (7,37); los discípulos, al verle caminar sobre las aguas 2.3. ... como Palabra para hoy «dieron un grito, pues todos lo vieron y se espantaron» (6, 50); al ver su transfiguración «estaban llenos de miedo» Existen dos momentos en la vida de fe: un tiempo débil (9,6); también lo están al oír que es más difícil que un ca- que no acierta a esperar que ese Jesús dormido pueda le- mello entre por el ojo de una aguja que un rico se salve vantarse, increpar al viento y serenar el mar. Es esto lo (10,26) y al verle emprender con decisión el camino de que no comprendieron los apóstoles en fase de «fe dé- Jerusalén (10,32); también sus adversarios tenían miedo bil». En cambio, la fe «probada», arraigada en la expe- (11,12) y las mujeres que fueron a la tumba en la mañana riencia de que Dios convierte al perdido, sopla las cenizas de Pascua «salieron huyendo del sepulcro, temblando y fue- del amor apagado, hace resurgir a la comunidad agosta- ra de sí, y depuro miedo, no dijeron nada a nadie» (16,8). da, se mantiene firme en los vuelcos de la existencia co- mo una secreta victoria sobre el mundo de la desesperan- 2.2. ... descubrir el texto... za y el temor5. Es verdad que con frecuencia gritamos de miedo ante «Crucemos a la orilla de enfrente»: es la orilla de los paga- las incertidumbres de lo que nos toca vivir, pero creemos nos, los extranjeros, los diferentes, aquellos con quienes, a pesar de todo que, a bordo de la barca de nuestras según la tradición de Israel, no se debía tomar contacto. aventuras, ha subido alguien que sostiene el timón y que nos llevará «a la otra orilla». 4 Cf. F. Rossi DE GASPERIS, «Conferencia dictada en la Isla Mauricio en 1995». ^ Cf. J. M. ROVIRA BELLOSO, Leer el Evangelio, Madrid, 1980, 204. 54 55
  • 29. Uno de esos días nos propuso rezar juntos dos de los him- Cuando nos sentimos divididos entre el miedo y la nos de subida a Jerusalén: confianza, siempre depende de nosotros la decisión de mirar la realidad solamente como una amenaza, oyendo «Los que confían en el Señor sólo el bramido de la tormenta, o conceder crédito a la fe son como el monte Sión, que nos asegura que Alguien está a nuestro lado para no vacila, está asentado para siempre. sostenernos en medio de los embates de la vida. Según A Jerusalén la rodean las montañas, sea nuestra respuesta, nos hundiremos o nos sentiremos a su pueblo lo rodea el Señor» (Sal 125,1-2). acompañados por Aquel que puede hacernos llegar a sal- «El Señor es tu guardián, vo a la otra orilla. Esto es la fe. el Señor es tu sombra, está a tu derecha. De día el sol no te hará daño ni la luna de noche» (Sal 121,5-6). 3. DEJAR RESONAR LA PALABRA Y se puso después a hablarnos de Dios como guardián que nunca duerme, como almena y escudo que nos defiende, como Habla Pedro un Padre que lleva nuestros nombres escritos en la palma de sus manos... Él vive esa seguridad tan intensamente que no El Maestro suele reprocharnos con frecuencia nuestras reacciones puede comprender que nuestra fe sea tan vacilante y que sea- de miedo y no se equivoca. Ese fue mi primer sentimiento cuando mos tan desconfiados ante aquello que no somos capaces de se acercó a Andrés y a mí mientras lavábamos las redes a la orilla constatar inmediatamente. del lago y nos pidió que nos fuéramos con él: «Aléjate de mí, que Un día que estábamos sentados en la orilla del Jordán nos soy un pecador», le dije entonces, y más de una vez me ha recor- propuso esta parábola: «El Reino de los Cielos se parece a dos dado aquella reacción y me ha comparado riendo con el profeta hombres que están cada uno a un lado de un río profundo y a Isaías, temblando de pies a cabeza cuando Dios le manifestó su glo- uno de ellos le parece muy hondo e imposible de atravesar sin ria en el templo. O con el atemorizado Jeremías balbuciendo ante perder pie. El otro, que ya lo ha cruzado y sabe que hay vado, el Señor: «Mira que no sé hablar, que sólo soy un muchacho...». le dice: "No tengas miedo, hay roca debajo aunque no puedas La misión que nos ha confiado nos asusta un poco a todos, verla, puedes atravesarlo apoyándote en ella...". Pero el teme- y a veces se diría que también él la siente gravitando sobre sus roso prefiere quedarse del otro lado, paralizado por el miedo a hombros y como si le abrumara e hiciera vacilar el suelo debajo lo que aún no ha comprobado por sí mismo. Y la seguridad que de los pies. Quizá por eso se aleja de nosotros en esos momen- le ofrece la orilla familiar le impide correr el riesgo de avanzar tos, se retira sólo a orar y cuando vuelve trae de nuevo el rostro hacia lo desconocido, cuando sólo allí haría la experiencia de sereno, como si hubiera escuchado directamente la voz silen- que existe una Roca que sostiene a todo el que se atreve a apo- ciosa de Dios diciéndole: «No tengas miedo, yo estoy contigo». Y yarse en ella...». entonces da la sensación de que todo su ser se apoya seguro so- bre roca, que en torno a él se alza una muralla inexpugnable, o Debe parecerle que nosotros reaccionamos casi siempre que está en lo alto de un picacho rocoso, con abasto de pan y como el hombre temeroso y quizá por eso, cuando encuentra provisión de agua... en alguien un gesto de confianza, se muestra tan deslumhrado, 56 57
  • 30. como si hubiera encontrado un tesoro escondido. Y quizá tam- tad. Nos dimos cuenta de que lo que estaba pidiendo de noso- bién por eso le gusta tanto estar con los niños, mirar su tranqui- tros consistía en una confianza total, una seguridad absoluta en la concentración cuando juegan, su instintiva seguridad en que que la firmeza que él ofrece no es una recompensa a nuestro los mayores están ahí para cuidarlos y defenderlos y llevarlos en esfuerzo, sino un don que se nos regala gratuitamente cuando brazos cuando se cansan. nos atrevemos a fiarnos de él en medio de las tormentas de la En la segunda luna de Pascua estábamos atravesando el la- vida. go en la barca de Pedro, cuando se levantó un viento que ame- nazaba tormenta. Él debía estar tan rendido que se había echa- do en popa, apoyando la cabeza sobre un rollo de cuerdas y se ENTRAR EN LA ORACIÓN había quedado dormido. De pronto el cielo se oscureció, el viento arreciaba y comenzaron a formarse remolinos en el agua. Se desencadenó una terrible galerna y todos estábamos Q DE JESÚS demudados y despavoridos, nos dábamos órdenes unos a otros Las palabras de los Salmos 91 y 125 pueden descu- para achicar el agua y remábamos sin rumbo mientras la barca brirnos algo del secreto de la confianza de Jesús en subía y bajaba como una cascara de nuez en poder de las olas. su Padre: Ninguno podíamos comprender cómo él seguía durmiendo tan A la entrada de la noche quiero bendecirte, Padre, tranquilo, así que me puse a zarandearle y le grité: «¿Es que no por la seguridad de saberme amparado por tu te importa que nos ahoguemos?». Se puso en pie y dijo con voz amor y arrimado a tu sombra, por esta confianza fuerte: «¡Silencio! ¿Dónde está vuestra fe?». Y no sé bien si nos que me habita y que me hace llamarte mi refugio y lo estaba ordenando a nosotros, o al miedo que nos estaba do- mi alcázar, mi escudo y mi armadura. minando y que nos hundía en su abismo con mucha más fuerza que la amenaza de las olas. A tu lado me sé a salvo de las redes de quienes pretenden cazar mi vida como la de un pájaro y, Me acordé del griterío que acompañaba en tiempos del de- con todos ios pequeños y desamparados, me siento sierto el traslado del arca, cuando decían: abrigado por tus plumas y protegido bajo tus alas. No temo a las sombras de la noche, ni a la perse- «¡Levántate, Señor! cución de mis enemigos, ni a las amenazas que se Que se dispersen tus enemigos, me llegan desde el ámbito de las tinieblas. Ocurra huyan de tu presencia los que te odian» (Núm 10,35). lo que ocurra, sé que la desgracia no se me acerca- rá y por eso descanso tranquilo en tus manos, co- Los enemigos que salían huyendo de nosotros se llamaban mo si los ángeles me llevaran en sus palmas, sin ahora temor, angustia y ansiedad, la palabra de Jesús ponía dejarme tropezar con las piedras del camino. suelo bajo nuestros pies, nuestro pánico desaparecía y una sor- No tengo miedo de defender a los humildes aun- prendente tranquilidad nos serenaba. El mar había comenzado que eso signifique enfrentarme con las calumnias a calmarse y ahora remábamos en silencio hacia la otra orilla, de los poderosos y el secreto de esta ausencia de bajo las estrellas de un cielo despejado. temor está en que vivo apoyado sobre tu palabra Y fue en ese momento cuando nos invadió un temor aún que me asegura: más profundo que el que habíamos sentido durante la tempes- 58 59
  • 31. No temas, yo te pondré a salvo, te pondré en alto porque conoces mi nombre. Cuando me llames, te escucharé; estaré contigo en el peligro, te defenderé 6 y te honraré; te saciaré de largos días y te haré gozar de mi salvación. Es esta confianza que me habita la que me hace sentirme firme como el monte Sión en Jerusalén. Porque a Jerusalén la rodean montañas, pero a mí y a tu pueblo nos rodeas tú, Padre, y esa seguridad disipa nuestros miedos y nos hace bendecirte des- Servidor de que sale el sol hasta su ocaso todos los días de nuestra vida. de todos ELEGIR LA VIDA: