1. El TEATRO DE VANGUARDIA EN EUROPA DE LAS PRIMERAS DÉCADAS DEL
SIGLO XX.
El término vanguardismo (del francés avant-garde, término del léxico militar que designa a la parte
más adelantada del ejército, la que confrontaría la «primera línea» de avanzada en exploración y
combate) se utilizó posteriormente para denominar, en el terreno artístico, las llamadas vanguardias
históricas, una serie de movimientos artísticos de principios del siglo XX que buscaban innovación en
la producción artística.
El vanguardismo se manifiesta a través de varios movimientos que, desde planteamientos divergentes,
abordan la renovación del arte o la pregunta por su función social, desplegando recursos que quiebren
o distorsionen los sistemas más aceptados de representación o expresión artística, en teatro, pintura,
literatura, cine, arquitectura o música, entre otros.
Es el movimiento teatral, surgido principalmente en Francia, en la primera mitad del siglo XX. Logró
su auge rondando los años ’50, influenciado por autores como Alfred Jarry y Antonin Artaud, que
lograron establecer los “cánones de la vanguardia”. Significaba negar las formas tradicionales
establecidas para buscar un nuevo lenguaje escénico.
Será así la vanguardia una nueva forma de hacer teatro, dentro de un mundo del absurdo, la
incongruencia y la pesadilla, más emparentado al nihilismo y dejando de lado lo formal.
El teatro utilizará aquí en el sentido convencional y tal como lo utiliza la crítica teatral y la historia del
teatro, entendiendo por la vanguardia toda clase de novedades y experimentos estéticos que aparecen
en Europa en los años veinte, como consecuencia de la Reforma Teatral, por una parte, y también
todos los hechos teatrales relacionados con las vanguardias artísticas y literarias, por otra. En cuanto a
la época contemporánea, el término «vanguardia» funciona en la crítica teatral como sinónimo del
teatro del absurdo y el drama grotesco creados por los autores franceses, como Genet, Ionesco,
Beckett.
En los últimos años se da también el nombre de vanguardia a toda clase de experimentos estéticos y
formales iniciados por los grupos independientes, teatros abiertos, comunas teatrales, etc. La historia
de las tendencias vanguardistas en el teatro forman unos esfuerzos más bien individuales, que surgían
a lo largo de este siglo, con las ideas de renovación del teatro como Reforma Teatral, la que se había
producido en dicho siglo alcanzando cambiar totalmente la estética teatral y las formas de creación,
sentando las bases a las nuevas convenciones y provocando numerosos experimentos, en cuanto a la
arquitectura del edificio teatral, el escenario, la escenografía, la puesta en escena y actuación.
representantes:
Gregorio Martínez Sierra, autor y director de escena a quien la crítica compara con: Lugné-Poe en
Francia, y su «Teatro de Arte» creado en el Teatro Eslava en Madrid, en 1917, con el «Théátre de 1'
Oeuvre» en París.
Cipriano Rivas Cherif, director de escena, escritor y crítico, alumno de Edward Gordon Craig, y
Margarita Xirgu, la famosa actriz catalana, admiradora de Eleonora Duse y una gran partidaria de la
2. Reforma. Ella, en colaboración con Rivas Cherif, lleva a los escenarios españoles las obras de Lorca,
Alberti, Valle-Inclán.
En el teatro de Brossa se unen los deseos del arte moderno y de las últimas vanguardias: romper las
barreras entre los géneros, crear unos lenguajes nuevos y unos géneros nuevos que abarquen todo el
arte.
EL TEATRO DEL ABSURDO. AUTORES REPRESENTATIVOS.
El término teatro de lo absurdo o teatro absurdo proviene del uso filosófico de la palabra “absurdo”
por pensadores existencialistas como Albert Camus y Jean-Paul Sastre. Especialmente Camus
afirmaba que la humanidad tenía que resignarse a reconocer que una explicación completamente
racional del universo estaba más allá de su alcance; en ese sentido, el mundo debe ser visto como
absurdo.
El Teatro del Absurdo se refiere a la tendencia en la literatura dramática que emerge en París, en
especial en las obras de Arthur Adamov, Fernando Arrabal, Samuel Beckett, Jean Genet, Eugene
Ionesco y Jean Tardieu.
El dramaturgo del absurdo desmantelará el viejo universo cartesiano y su manifestación escénica. En
el teatro del absurdo los personajes unas veces aparecen dotados de familia y trabajo, e ir perdiendo
las características del ser humano; en otros casos los personajes se expresan como extrañas criaturas.
Existe una lista elaborada por Esslin en la que se reflejan las viejas tradiciones teatrales utilizadas por
los dramaturgos del absurdo, para expresar los problemas y las inquietudes del mundo
contemporáneo. Esta lista comprende el teatro “puro”, los espectáculos dadaístas y surrealistas, las
experiencias llevadas a cabo por Artaud con su “teatro de la crueldad” Y la innegable influencia
ejercida en el teatro del absurdo por el teatro continental. Con todo esto, el legado literario y
experiencias concretas, el teatro del absurdo crea su propio lenguaje como una voluntaria y violenta
reacción ante el “convencional” lenguaje del teatro tradicional.
En el teatro del absurdo, la situación inicial en la que se hallan colocados los personajes basta para
revelar sus sentimientos y está basada en la representación visual. Sólo precisa de los objetos, los
accesorios y el decorado. La escena de este teatro representa casi siempre un mundo vacío de sentido,
poblado de objetos pesados y molestos que terminan por dominar a los personajes; y el lenguaje
distancia al espectador y rompe la unidad orgánica de la sala y la escena, fundamentada en la
existencia de un mundo de valores comunes. Pero esta función no puede ser más que pasajera, y el
“grado cero” al que aspira constituye su horizonte y su limitación, dado que no cuenta con la
colaboración del público, elemento imprescindible para el desarrollo pleno de un programa teatral.
Los autores comenzaron a aglutinarse bajo la etiqueta de lo absurdo como una forma de acuerdo
frente a la ansiedad, lo salvaje y la duda ante un universo inexplicable y recayeron en la metáfora
poética como un medio de proyectar sus más íntimos estados. Es por ello que las imágenes del teatro
absurdo tienden a asumir la calidad de la fantasía, el sueño y la pesadilla, sin interesarle tanto la
aparición de la realidad objetiva como la percepción emocional de la realidad interior del autor
Representantes:
3. Director teatral Max Reinhardt (1873-1943) realizó aportes fundamentales, reestructurando la
puesta en escena a través de todos los recursos posibles: iluminación, decorados espectaculares,
maquinaria y vestuario, además de incorporar al público a la obra y hacerlo participar. Llevaría a
cabo, de esta manera, una renovación en el teatro.
Eugene Ionesco
Sus obras teatrales describen la ridícula y fútil existencia humana en un universo totalmente
impredecible, en el cual las personas son incapaces de comunicarse unas con otras. Su pesimismo
forma parte de la base del teatro del absurdo, un movimiento teatral que se lamenta de la falta de
sentido de la condición humana. “El rinoceronte”, la obra quizá más conocida de Ionesco, los
habitantes de una pequeña ciudad se transforman en rinocerontes. El personaje principal, prototipo
del hombre normal al comienzo de la obra, va siendo apartado de la vida de la pequeña sociedad de su
ciudad a medida que lucha contra el conformismo de sus habitantes.
Antonin Artaud
Una de las fuentes teóricas más potentes del Teatro del Absurdo fue “El teatro y su doble”
originalmente publicada en 1938, quedan explícitos los puntos o temas que según la visión del autor
cambiarían las formas de hacer teatro: dejar en un plano secundario el discurso o la palabra y el
enfoque en la psicología de los personajes, pasando a ser la puesta en escena lo que esté por encima de
todo.
Alfred Jarry presenta en su obra “Ubú, rey” de 1896 una versión deformada e histriónica de la
realidad. Repleta de furia y episodios de violencia, donde abundan la crueldad y los insultos-, hay
claramente una intención crítica y satírica. Los personajes resaltan lo más débil y bajo del ser humano,
como la hipocresía, el egoísmo y el despotismo.
Aparte de los dramaturgos citados hay algunos escritores no franceses que han mostrado la influencia
del teatro del absurdo como Harold Pinter y Tom Stoppard en Inglaterra; Gunter Grass y Meter Weiss
en Alemania; Edward Albee, Israel Horovitz y Sam Shepard en EE.UU y el autor checo-vuelto-
hombre-de-estado: Vaclac Havel.
CÓMO SE PODRÍA REPRESENTAR “EL RINOCERONTE”. POSIBLILIDADES DE
REPRESENTACIÓN EN LA ESCUELA SECUNDARIA
http://cvc.cervantes.es/literatura/aih/pdf/08/aih_08_1_019.pdf
- Biblioteca de consulta Encarta 2003
http://mural.uv.es/lonasanz/absurdo.html