Los primeros contactos del niño con sus padres y el ambiente en el que se desarrolla son fundamentales para su crecimiento. Un vínculo afectivo con la madre y otras figuras cercanas como el padre, así como interacciones a través del juego y el lenguaje, les permiten a los niños desarrollar capacidades en un ambiente estimulante y seguro. Los niños que crecen en familias cariñosas tienen más posibilidades de desarrollarse de manera sana y feliz.