La deforestación, el cambio climático y otras acciones humanas están acabando con los árboles más grandes y antiguos del planeta como las secuoyas, fresnos gigantes y baobabs. Estos "árboles viejos y grandes" cumplen funciones ecológicas clave y son importantes para las comunidades humanas, pero su número está disminuyendo rápidamente en muchas regiones debido a amenazas como la tala insostenible y el calentamiento global.
1. Los árboles más grandes del
planeta se desvanecen
La deforestación y el cambio climático están acabando con los
ejemplares más antiguos de secuoyas, fresnos gigantes o baobab
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22 ABR 2016 - 18:59 CEST
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Algunos de los árboles más grandes y viejos del mundo ya estaban en el planeta cuando
la mayoría de los humanos vivía literalmente en la Edad de Piedra. Sin embargo, un
abanico de acciones humanas, como la tala, la degradación de ecosistemas y ahora
el cambio climático están acabando con los ejemplares más antiguos de secuoyas,
eucaliptos de 100 metros o árboles tan mágicos como el baobab. Lo peor es que ya no
2. existen las condiciones para que los ejemplares más jóvenes alcancen la altura y edad de
sus antecesores.
Aunque hay muchas especies de árboles milenarios, solo unas pocas crecen durante
siglos hasta alcanzar los 50, los 100 y hasta los 115 metros que superan algunos
ejemplares de secuoya roja. No hay una categoría bien definida de lo que los botánicos
llaman LOT, Large Old Trees (grandes árboles viejos, en inglés). Tampoco hay fijado
un mínimo de altura o envergadura para determinar qué es un gran árbol. Un dato
objetivo es el carácter central que juegan en su ecosistema. Y un dato subjetivo es la
majestuosidad que inspiran a los humanos.
Por eso LOT son las dos especies de secuoyas que crecen en la costa oeste de EE UU, el
fresno de montaña (Eucalyptus regnans) que crece durante 400 años hasta los 100 o
más metros o el Petersianthus quadrialatus, una especie de palo rosa que crece en
Filipinas. Pero también son árboles viejos y grandes los abetos de más de 50 metros que
hay en el viejísimo bosque de Bialowieza (Polonia) o el baobab africano que en algunas
especies alcanza los 30 metros de altura y más de 10 de circunferencia. Casi todos ellos
están en retirada.
Salvo algunas especies europeas, todos los grandes árboles
del planeta están en declive
Un estudio publicado en 2013 daba solo unas décadas a dos de las especies de baobab
presentes en Madagascar. En el Parque Nacional del Yosemite (California, EE UU),
hogar de las secuoyas y otros gigantes como el pino real americano, que puede alcanzar
los 70 metros de altura, otra investigación mostraba en 2009 que la densidad por
hectárea de estos grandes árboles se había reducido en un 25% desde los años 30 del
siglo pasado. Mientras, el árbol floral más alto del mundo, el fresno de
montaña australiano, pasará de una ratio de 5,1 árboles por hectárea que tenía a
comienzos de siglo a apenas 0,7xHa en 2070.
"El declive se ha acelerado en muchos ecosistemas", dice el ecólogo de la Universidad
Nacional de Australia, David Lindenmayer. Este investigador, especializado en grandes
árboles, recuerda que estas especies son particularmente susceptibles a las sequías, pero
también han sufrido y aún sufren una tala insostenible en muchas zonas. "En algunos
ecosistemas del norte de Europa, se ha producido un incremento, pero partían de
poblaciones muy reducidas", añade.
3. La nueva amenaza es el calentamiento global. "El cambio climático lleva las
condiciones climáticas a niveles fuera del rango normal del nicho idóneo para el
crecimiento y desarrollo del árbol", explica Lindenmayer. "Por ejemplo, la reducción de
las lluvias en el sureste y suroeste de Australia provocará que estos grandes y viejos
árboles no vuelvan a alcanzar la altura y tamaño que solían. En otros casos, las
condiciones cuando se produjo la primera germinación hace 500 años son tan diferentes
en la actualidad que no podrán volver a germinar en las mismas áreas donde crecen
ahora", añade.
ampliar fotoAl menos dos especies de baobabs que crecen en Madagascar desaparecerán antes
de acabar elsiglo.Gavinevans/Wikimedia Commons
El declive de los LOT puede desencadenar efectos en cadena. Los árboles más viejos de
estas especies cumplen funciones clave en sus ecosistemas que no pueden ejercer los
ejemplares más jóvenes. Las oquedades y recovecos del fresno de montaña son el
4. ambiente en el que nacen, crecen y mueren unas 40 especies de vertebrados, por
ejemplo. Con la desaparición de los baobabs de Madagascar, otras muchas especies
vegetales y animales podrían ir detrás. La deforestación, tanto de grandes como
pequeños árboles, ya ha puesto en riesgo la supervivencia de al menos 500 especies de
mamíferos, aves y anfibios en lo que va de siglo, según un estudio en el que ha
intervenido BirdLife.
Pero la relevancia de estos árboles casi eternos va más allá de la ecología. Muchos de
ellos han cumplido misiones sociales y hasta religiosas para las comunidades humanas
que han vivido bajo ellos. En 2014, dos investigadores suecos publicaban unestudio
sobre la relevancia social y cultural de los grandes y viejos árboles. Escribían entonces:
"Creemos que el reconocimiento de los LOT como parte de la identidad humana y su
patrimonio cultural es esencial para abordar la cuestión de su declive en todo el
planeta".
Uno de los autores de aquel trabajo, la investigadora de la Universidad de Uppsala,
Malgorzata Blicharska, sostiene que apenas se ha hecho nada desde entonces para
incluir las dimensiones no ecológicas de los grandes árboles en las políticas de gestión y
conservación. Si se incorporaran de forma explícita a estas medidas, "se podría mejorar
la conservación de los LOT", comenta.
Pero la tarea no es sencilla. Ahora mismo, en pleno corazón de Europa se prepara una
gran tala de árboles centenarios, quizá milenarios, en Białowieża, uno de los últimos
bosques primigenios que quedan en el continente. "Incluso este Patrimonio de la
Humanidad está sometido a presión, con los silvicultores que quieren talar viejos
ejemplares de pícea europea [una conífera] debido a una plaga de escarabajo de la
corteza, algo a lo que se oponen rotundamente tanto las comunidades científicas y
conservacionistas locales e internacionales", recuerda el profesor de la Universidad
Sueca de Ciencias Agrarias, Grzegorz Mikusinski, coautor del artículo sobre las
dimensiones sociales y culturales de los LOT.
Uno de los mayores obstáculos para una política de protección eficaz es el diferente
marco temporal de humanos y grandes y viejos árboles. Con motivo del Día de la
Tierra, Lindenmayer y su colega de la Universidad James Cook (Australia), Bill
Laurance, publican en la revista Trends in Ecology & Evolution una serie de medidas
que habría que tomar ya para salvar a los LOT. Pero, como dice Laurence: "Tenemos
que asegurarnos de que pensamos a largo plazo, para coincidir con la manera en que
estos árboles han existido durante miles de años".