1. “LA PASIÓN DE CRISTO”<br />Guión realizado por: K-cho.<br />ENTRADA (COMERCIAL)…<br />“La pasión de Cristo” Los últimos días del hijo del hombre sobre la tierra, donde por su gran amor dio la vida por nosotros, “La pasión de Cristo”, un programa de viernes santo traído hasta ustedes por… (PATROCINADOR),<br />(Entra música tierna)… <br />NARRADOR: Días después de entrar triunfalmente a Jerusalén, Jesucristo se reunió con sus discípulos en una casa para celebrar la pascua…<br />(Sube música)<br />NARRADOR: Estaban todos sentados alrededor de la mesa, de pronto, Jesús se puso de pie, tomó una jarra con agua, una jarra y un sartén…<br />JESUCRISTO: Pedro, permite que lave tus pies…<br />PEDRO: Eso, jamás, nunca permitiré, que tú, mi señor, me lave los pies.<br />JESUCRISTO: Calma, Pedro, en verdad te digo, que si tú no dejas que te lave los pies, no tendrás un lugar conmigo, ni con mi padre.<br />PEDRO: Pero señor, tú…<br />JESUCRISTO: Calma, hijo…<br />(Sube música para remarcar pausa).<br />NARRADOR: De igual manera que con Pedro, Jesús lavó los pies de todos los discípulos y los besó…<br />JESÚS: Bien, les he lavado los pies y se los he besado. De igual manera les pido que lo hagan unos con otros, como yo lo hice… Ahora les digo, que aquel que puso su mano conmigo en el plato, me entregará a los hombres…<br />(Entra tema de suspenso)<br />JESÚS: Pero pobre de aquel que se atrevió a venderme, sería mejor para él no haber nacido…<br />PEDRO: Pero, ¿seré yo, maestro?<br />JESÚS: No, Pedro, no…<br />JUAN: Entonces, ¿Yo?<br />JESÚS: No, Juan… Tú tampoco…<br />JUDAS: Acaso, ¿soy yo, maestro?<br />JESÚS: Tú lo has dicho Judas, lo que vas a hacer, ¡hazlo de una vez!<br />JUDAS: Pero…¡Está bien!<br />(Efecto, puerta, sube música).<br />JESÚS: Se ha ido…<br />(Sube música…)<br />JESÚS: Ahora, hermanos míos, tomen de este pan y coman, porque representa a mi cuerpo que será entregado por ustedes. Hagan lo mismo con este vino que les doy, porque representa mi sangre, sangre de la alianza que será derramada por muchos para su salvación… En verdad les digo, que no volveré a comer ni beber con ustedes hasta que beba el vino nuevo en el reino de mi padre. Cada vez que hagan esto ¡Háganlo en memoria mía!<br />PEDRO: Señor, ¿por qué dices que no volverás a estar con nosotros? A donde tu vayas yo he de seguirte… Así me cueste la vida.<br />JESÚS: Pedro, mi querido Pedro, antes de que cante el gallo, te aseguro que me habrás negado tres veces…<br />PEDRO: Señor, yo te aseguro que a pesar de la vida que he llevado, nunca renegaré de ti…<br />OTRO DISCÍPULO: Yo tampoco.<br />JUAN: Ni yo.<br />(Los demás hacen su intervención de la misma forma).<br />JESÚS: En la morada de mi padre, hay muchos lugares para ustedes y yo voy a prepararlos. Yo soy el camino, la verdad y la vida, ¡quién me ha visto a mí, ha visto a mi padre! Y yo le rogaré a él, para que esté con ustedes y les dé el espíritu de la verdad para que lleven a l mundo el mensaje: Que yo amo a mi padre y hago lo que él me ha ordenado…<br />(Música)<br />NARRADOR: Dicho esto, Jesús pidió a sus apóstoles salir a caminar como acostumbraba. Fueron al monte de los olivos.<br />(Efecto: grillos, búho, etc).<br />JESÚS: Por favor, hagan oración mientras oro a mi padre. Háganlo para no caer en tentación.<br />PEDRO: ¿A dónde vas señor?<br />JESÚS: Solo aquí más adelante… <br />ORACIÓN DE JESÚS<br />JESÚS: Padre, padre mío, la hora ha llegado. He cumplido la obra que me encargaste. Si quieres aparta de mí este cáliz. Pero, que no se haga mi voluntad, sino la tuya.<br />NARRADOR: Pasaron unas horas. Jesús regresó con sus discípulos y los encontró dormidos…<br />JESÚS: ¡Despierten! ¡Despierten! ¡Que se acercan aquellos que me han de apresar y aquél que me vendió!<br />(Voces de los apóstoles, despertando sorprendidos).<br />JUDAS: ¡Dios te salve, maestro! <br />NARRADOR: Y diciendo esto Judas besó a Jesús.<br />JESÚS: Hijo mío, ¿a qué has venido? ¿con un beso de paz entregas al hijo del hombre? Y ustedes, ¿a quién buscan?<br />SOLDADO: A Jesús, el Nazareno…<br />JESÚS: Soy yo.<br />SOLDADO: Entonces, ¡Arréstenlo!<br />PEDRO: (Desesperado) ¡A él no. A mi maestro no se lo llevan! ¡Tomaaa!<br />1: ¡Aaaaaay, mi oreja me la cortó!<br />JESÚS: No te preocupes soldado iluso, aquí está tu oreja y …observa… En su lugar, sin ninguna herida…<br />1: Pero… ¿cómo? <br />JESÚS: Pedro, guarda tu espada, ¿acaso no piensas que si yo quisiera, no le pediría a mi padre que me enviara doce legiones de ángeles que me defendieran? ¿A quién buscan?<br />SOLDADO 2: A Jesús el Nazareno.<br />JESÚS: Ya les dije que soy yo. Arréstenme a mi y dejen libres a mis compañeros.<br />SOLDADO 1: ¡Llévenselo!<br />JESÚS: Como ladrones vinieron con espadas y palos a arrestarme. Estuve con ustedes en el templo y no me detuvieron. ¡Jamás levantaron la mano contra mi! Pero todo esto pasa para que se cumpla lo escrito por los profetas.<br />NARRADOR: Con Jesús preso, los sacerdotes y los soldados romanos se dirigieron a la casa de Caifás, jefe de los sacerdotes. Ahí también se encontraba Anás y varias autoridades judías.<br />(Murmullo, gente)<br />ANÁS: ¿Dónde están tus discípulos? ¿Cuál es la doctrina que enseñas? ¿Qué es lo que predicas?<br />JESUS: Enseñaba en la Sinagoga. En el templo. Dónde todos me podían ver. Nada he dicho en secreto. ¿Por qué me preguntas a mi? ¡Pregúntales a los que han oído?<br />(Cachetada)<br />SOLDADO: ¡Insolente! ¿Cómo te atreves a contestarle así al Sumo Sacerdote?<br />(Bullicio)<br />JESÚS: Si mal he hablado. Acúsame. Pero si no, ¿por qué me lastimas?<br />HOMBRE A: ¡Ese hombre ha hecho creer que cura a los enfermos y resucita a los muertos. ¡Lo hace con magia!<br />HOMBRE B: ¡Y está inculcando a nuestro pueblo malas doctrinas y falta de respeto a nuestra ley de Moisés!<br />HOMBRE C: ¡Además, dice que tiene el poder de perdonar los pecados de nosotros! <br />HOMBRE CH: ¡Ayuda a los samaritanos y se junta con los publicanos!<br />HOMBRE D: ¡Interrógalo tú, Caifás, Sumo Sacerdote!<br />CAIFÁS: ¿Nada respondes Jesús? ¿Acaso no escuchas lo que dicen estos en contra tuya?<br />HOMBRE E: ¡Qué confiese sus faltas! ¡De otra manera no podremos condenarlo! <br />CAIFÁS: ¡Habla, Jesús! ¡Por Dios vivo te conjuro a que nos digas si tú eres el mesias, el hijo de Dios!<br />JESÚS: Tú lo has dicho. Yo soy. Y ahora te digo que verás al hijo del hombre descender del cielo sentado a la diestra de Dios.<br />HOMBRE A: ¡Ha blasfemado! <br />HOMBRE B: ¡Es reo de muerte!<br />HOMBRE C: ¡Se dice el rey de los judíos!<br />CAIFÁS: ¡No se diga más, llevémoslo ante Poncio Pilato!<br />(Música de suspenso sube) Comercial.<br /> NARRADOR: Jesús fue llevado al palacio de Poncio Pilato. En ese lugar, Pedro trataba de pasar inadvertido para ver a Jesús.<br />(Murmullo)<br />MUJER X: ¿Acaso no eres no eres tú uno de los que acompañaba al Nazareno?<br />PEDRO: ¿Yoooo? Noooo. Estás equivocada buena mujer.<br />HOMBRE F: Nooo. Noooo. Tú eres uno de los andaban con él. Yo te vi. <br />PEDRO: Noooo. Noooo. Les digo que están equivocados, ha de ser otro que se parece a mi.<br />HOMBRE G: ¡Miren! ¡Este es el que andaba con el Nazareno! Se nota en su forma de hablar como Galileo.<br />PEDRO: Les digo que están equivocados. Yo ni siquiera lo conozco… (Efecto canto de gallo).<br />(Entra música de suspenso / sube).<br />(Se oye la voz de Cristo, semejando recuerdo de Pedro)…<br />JESÚS: Mi querido Pedro…Antes de que cante el gallo te aseguro que me habrás negado tres veces…<br />PEDRO: Se cumplió lo que Jesús me dijo. (Llora). Noooo, Nooo, Nooo.<br />NARRADOR: Pedro salió del patio donde tenían a Jesús, mientras el maestro lo miraba con tristeza. Al fin casi al amanecer. Pilato salió a recibir a los sumos sacerdotes y a Jesús.<br />CAIFÁS: Poncio Pilato, aquí tienes al Nazareno.<br />PILATO: Caifás, ¿por qué me traes a este hombre?<br />CAIFÁS: Porque averiguamos que este hombre que este hombre anda levantando a la gente para que no pague los tributos al César. Además, dice que él es el Cristo Rey.<br />PILATO: Jesús, ¿Es cierto que tú eres el Rey de los Judíos?<br />JESÚS: Pilato, tú lo has dicho…<br />CAIFÁS: ¿Ves cómo nuestras acusaciones son ciertas? ¡Es un usurpador! <br />(Voces, pueblo)<br />HOMBRE A: Quiere abolir el poder del César.<br />HOMBRE B: ¡Es falso profeta! ¡Merece la muerte!<br />(Voces: Si que muera, que muera, etc.)<br />NARRADOR: Mientras que los enemigos de Jesús pedían su muerte. Llegó la esposa de Pilato y le dijo:<br />ESPOSA DE P: Pilato, tuve un sueño en dónde se me decía que este hombre es un justo. No es un criminal, ni revoltoso como te dicen. ¡Dale la oportunidad de defenderse!<br />PILATO: Tienes razón esposa mía. Yo no encuentro culpa en este hombre. Jesús, ¡defiéndete! ¿qué no ves de cuantas cosas te acusan? ¿Por qué no respondes? ¿En efecto eres rey?<br />JESÚS: Así es Pilato. Soy Rey. Pero mi reino no es de este mundo, ni es como los que tú conoces.<br />ESPOSA DE P: Pilato, ¡no condenes a este hombre! No ha hecho nada malo.<br />PILATO: Yo no encuentro nada de culpa en este hombre, Caifás.<br />CAIFÁS: ¡Pero es un usurpador que se enfrenta al César!<br />ANÁS: Y subleva al pueblo con lo que predica en toda Judea. Desde Galilea hasta Jerusalén.<br />PILATO: ¿Pero, es de Galilea este hombre?<br />CAIFÁS: Si es de Galilea.<br />PILATO: ¡Haberlo dicho antes! Entonces si es de Galilea a Herodes le corresponde juzgarlo. ¡Llévenlo con él!<br />CAIFÁS: ¡Maldita sea!<br />(Música de suspenso)<br />NARRADOR: Pilato dejó con un palmo de narices a los Sumos Sacerdotes, hábilmente se deshizo de Jesús y el problema que le representaba juzgarlo y condenarlo sin encontrarle alguna culpa. Pronto, llegaron al palacio de Herodes, quién se encontraba recostado…<br />En el Palacio de Herodes.<br />HERODES: ¡Ja, ja, ja, ja! ¿Así que tú eres Jesús el Nazareno? Te acusan de levantar y corromper al pueblo judío. ¿Qué opinas de eso? Ah, vaya…No quieres contestar…Se dice que tú haces milagros… ¿Quieres hacer uno en mi presencia? JA, JA, JA, JA…. Haz uno de tus milagros, anda…JA, JA, JA, JA…Un milagro…. JA, JA, JA, JA. ¿Y por qué no me contestas? ¿Entonces son ciertas las acusaciones que se hacen en contra tuya?<br />ANÁS: Está confeso. Y no quiere declararse culpable de los cargos que se le imputan.<br />CAIFÁS: ¡Es cierto lo que dice Anás! ¡Niega las escrituras!<br />ANÁS: ¡Y se dice Rey de los judíos!<br />HERODES: JA, JA, JA, JA ¿Rey de los judíos, éste? JA, JA, JA Pues entonces, ¡Cómo se cree Rey de los Judíos! Vístanlo con una túnica blanca!<br />CAIFÁS: JA, JA, JA, JA ¡Una túnica blanca! ¿Qué te parece Anás?<br />ANÁS: ¡Buena idea! La túnica destinada a los dementes! <br />(Risas)<br />HERODES: Bien, ya tienes tu túnica blanca…<br />CAIFÁS: ¡Salve Rey de los Judíos! (Escupe)<br />ANÁS: ¡Herodes, decláralo culpable y entrégalo!<br />HERODES: ¡Espera, Anás! A un rey hay que ponerle corona. ¡Soldado, trae una corona de espinas!<br />NARRADOR: El soldado fue a cumplir la orden. Mientras tanto, los que estaban en el Palacio de Herodes, seguían burlándose de Jesús. Por fin llegó el soldado con la corona. Las espinas eran tan largas como una pulgada.<br />HERODES: ¡Póngale la corona!<br />SOLDADO: ¡Toma!<br />HERODES: Ahora sí. Ya tienes tu corona. Llévenlo ante Pilato. Qué el lo juzgue.<br />CAIFÁS: ¡Vamos, Rey de los Judíos! ¡Vamos!...<br />NARRADOR: Por su parte, Judas Izcariote empezó a sentir remordimiento por haber vendido a Jesús. Desesperado fue a la casa del Sacerdote Anás.<br />ANÁS: ¿Qué quieres aquí, Judas? Ya te dimos 30 monedas de oro que pediste. ¿Qué más quieres?<br />JUDAS: Vengo a devolver este dinero maldito que me quema las manos. ¡No lo quiero!<br />ANÁS: Tú lo aceptaste a cambio de Jesús. ¿Por qué ahora lo devuelves?<br />JUDAS: Porque cometí una injusticia. He vendido a un inocente. ¡Toma! ¡No quiero su dinero!<br />ANÁS: Pero ¿qué te has vuelto loco?<br />JUDAS: Por favor, el Nazareno es inocente. Yo lo acusé a traición. Toma tus monedas, te lo suplico. Olvida lo que te dije. ¡Jesús no es culpable! <br />ANÁS: ¡Él es culpable y tú lo denunciaste!<br />JUDAS: Nooooo.<br />ANÁS: Si. Ahora vete y llévate el dinero y tus quejas a otra parte.<br />JUDAS: Nooooooo. Aquí dejo su dinero. ¡Tómalo! Soy un traidor. Vendí a un justo y mi pecado no tiene perdón. ¡Soy un condenado! Con un beso entregué a mi maestro, al hijo del hombre. ¡A Dios vivo! ¡Debo morir para callar estas voces que me acusan! ¡Quiero moriiiir! ¡Quiero morir! ¡Quiero moriiiir! <br />(Suspenso)<br />NARRADOR: Y Judas murió. No pudo resistir más y finalmente se suicidó colgándose de un árbol. El dinero lo tomó Anás. Con él compró terreno para un cementerio de extranjeros. Mientras tanto, los sacerdotes y Jesús llegaron nuevamente al Palacio de Pilato.<br />Palacio de Pilato.<br />CAIFÁS: Pilato, aquí está el Nazareno. Tú debes de decidir sobre él.<br />PILATO: Sumos Sacerdotes y Jefes del pueblo; me traen a un justo que interrogué delante de ustedes y no encontré ninguna culpa en él. Tampoco Herodes lo encontró culpable y la muestra es que lo regresó aquí. Así que solamente lo castigaré y después lo dejaré libre.<br />(Bullicio) (Voces: ¡Libre noooo! ¡Él es culpable! Etc.)<br />ANÁS: ¡Denle latigazos! …<br />(Efecto de latigazos) (Gente murmurando).<br />NARRADOR: Y Jesús fue azotado sin misericordia; con latigazos de tres puntas de gancho. En cada golpe arrancaban pedazos de carne… Después de golpearlo y darle latigazos hasta dejarlo irreconocible, Jesús fue presentado ante los sacerdotes y jefes del pueblo…<br />PILATO: Aquí tienen a este hombre que nada hizo y ha sido castigado. Vean su rostro, o lo que queda de su rostro. Y su cuerpo, golpeado hasta no quedarle ni un lugar sano. ¿Ya están contentos?<br />(Voces: “Nooooooo, ese hombre debe morir”)<br />PILATO: Pero es que no hay culpa en él.<br />(Voces: “Noooo. Él debe morir, ha traicionado al César”).<br />CAIFÁS: ¡Debe morir! ¡Si tienes que soltar a alguien de este tiempo debe ser a Barrabás!<br />NARRADOR: En tiempo de fiestas, Pilatos debería de soltar a cualquiera de los presos que tuviera y los sacerdotes aprovecharon para que soltara a Barrabás y dejara preso a Jesús.<br />PILATO: ¡Pero Barrabás es un revolucionario que lucha en contra del imperio romano! <br />CAIFAS: ¡No importa Pilato, queremos a Barrabás!<br />ANÁS: ¡Qué muera ese impostor, crucifícalo!<br />(Voces: ¡Si que lo crucifique!)<br />ESPOSA DE P: Pilato, esposo mío, ¡Jesús es inocente! ¡No te manches la sangre con su sangre! ¡Sálvalo!<br />PILATO: Es que los sacerdotes y los jefes del pueblo lo odian a muerte. ¡Soldados, acérquenme el agua!<br />SOLDADO: ¡Aquí está!<br />PILATO: ¡Sírvemela en la mano! De la sangre de este inocente yo me lavo las manos.<br />ANÁS: ¡Qué su sangre caiga sobre nuestras cabezas y sobre nuestros hijos! …<br />(Sube música nostálgica)<br />NARRADOR: Los sacerdotes consiguieron lo que querían. El permiso para crucificar a Cristo. Entraron entonces varios soldados con un madero, el que habría de servir para crucificarlo.<br />(Bullicio)<br />(Corte Comercial)<br />Vía Crucis<br />SOLDADO 1: A ver, tú, Rey de los Judíos. ¡Levántate, que vas a cargar tu madero!<br />SOLDADO 2: Pongámoslo en su espalda y se lo amarramos en una mano y en un pie, así no lo soltará.<br />NARRADOR: Antes de ponerle el madero. Jesús fue ataviado con un manto de soldado para burlarse de él y decirle…<br />“Rey de los judíos”… “Adivina ¿quién te pegó? Finalmente ya con la madera a cuestas. Jesús inició su viacrucis.<br />Una mujer: ¡Mira! Ahí viene el que le dicen el Nazareno y los dos criminales que van a crucificar junto a él.<br />OTRA MUJER: Si, son Dimas y Gestas.<br />(Murmullos , gente)<br />NARRADOR: Durante el trayecto, después de un rato. Jesús cayó.<br />(Latigazos)<br />SOLDADO 1: ¡Levántate!<br />JESÚS: (Susurro) ¡Ya no puedo más! ¡Padre mío, darme fuerzas!<br />SOLDADO 2: ¡Vamos Nazareno! Todavía te falta mucho para llegar! … ¡Muévete!<br />JESÚS: ¡Si, ya voy!<br />NARRADOR: Jesús se levantó y siguió adelante. Pero poco después, volvió a caer. Al levantarse vio a su madre: La virgen María…<br />(Música tierna)<br />VIRGEN MARÍA: (Llorando) ¡Hijito mío, mira cómo estás!<br />JESÚS: ¡Mamaaaá!<br />V. MARÍA: Tú que en mi regazo creciste. ¡Mira cómo tienes tus manos! Crispadas sobre ese horrible madero y tus pies… ¡Convertidos en sandalias de llagas, mi niño, mi hijo!<br />JESÚS: Mamá, Mamaaaaá.<br />V. MARÍA: ¡Mi niñooo! ¡Mira tu cabecita que tantas veces acaricié, ahora lastimada por esas espinas!<br />V. MARÍA: ¡Mamaaaá!<br />SOLDADO 2: ¡Apártate mujer, el Nazareno debe seguir!<br />V. MARÍA: ¡Niño de mi alma!<br />SOLDADO 2: ¡Qué te apartes, te digo!<br />JUAN: ¡Apártate, María!<br />V. MARÍA: Si, Juan, ¡vámonos, adelante!<br />NARRADOR: Jesús trataba de incorporarse pero el pesado madero no se lo permitía. Entonces, el soldado encargado de la guardia, le ordenó a un hombre llamado Simón, quién venía de Cirinea, que le ayudara a Jesús con el madero…<br /> SOLDADO: A ver, a ver, tú pareces estar fuerte, ¡ayúdale a éste con su carga!<br />NARRADOR: De inmediato Simón ayudó a Jesús. Sabía que desobedecer a los romanos era peligroso. Durante algunos momentos siguieron adelante pero finalmente, Jesús volvió a caer.<br />SOLDADO: ¡Levántate Nazareno! ¡Levanta tu carga y continua! (Latigazo).<br />JESÚS: ¡Ya no puedo!<br />SOLDADO: ¡Claro que si puedes! ¡Levántate te digo!<br />V. MARÍA: (Llorando) ¡Ya no le peguen más, por favor!<br />(Mujeres llorando, mujeres piadosas)<br />JESÚS: ¡Mujeres, no lloren por mi! Lloren por ustedes y por sus hijos. Porqué habrán días en que dirán: ¡Bienaventuradas las estériles y las que no dieron pecho y les dirán a las montañas que caigan sobre ustedes, porque si esto hacen con el árbol fuerte, ¿qué no harán por el caído?<br />NARRADOR: Nuevamente Jesús se incorporó y siguió adelante, pero al poco tiempo cayó de nuevo. Y como lo hizo anteriormente, volvió a levantarse y siguió hasta llegar al Gólgota o lugar de las calaveras…<br />SOLDADO: Primero, crucificaremos a Dimas… ¡Adelante! (Efecto de clavar)<br />Dimas: ¡Aaay, aaay malditos, ya no, ya noooo, piedad!<br />SOLDADO: ¡Piedad, bah! ¡Nada de piedad, los pies!<br />(Efecto de clavar)<br />Dimas: ¡Yaaaaaaa, yaaaaaaaa! ¡Basta, ya no maaaaaaás!<br />SOLDADO: JA, JA, JA, JA. Mira al cobarde ya se desmayó. Bueno ahora a Gestas. ¡Pon la mano aquí desdichado!<br />GESTAS: Noooooo. Nooooooo. Noooooo. (Efecto de clavos)<br />GESTAS: ¡Aaaaaaah, piedaaaaaaad se lo suplico!<br />SOLDADO: ¡La otra mano!<br />GESTAS: ¡Nooooooo, nooooooo, noooooooo, noooooooo!<br />SOLDADO: ¡Rápido los pies! ¡Y seguimos con Jesús!<br />(Música de suspenso)<br />NARRADOR: Los soldados crucificaron a los dos ladrones que fueron condenados con Jesús. Enseguida se dispusieron a hacerlo con el Nazareno…<br />(Efecto de clavos, música melacólica)<br />NARRADOR: Los sacerdotes y jefes del pueblo siguieron burlándose de Jesús…<br />CAIFAS: JA, JA, JA, JA…. Mira Anás, ha salvado a otros de la muerte, y no puede salvarse él mismo… JA, JA, JA, JA…<br />ANÁS: Si Caifas, según dijo es el hijo de Dios. Pero por lo que se ve, Dios no se ocupa de él… JA, JA, JA, JA….<br />CAIFAS: ¡Así que tú eres el hijo de Dios! ¡Sálvate entonces! Y baja de la cruz y creemos en ti… JA, JA, JA, JA…<br />ANÁS: ¿Lo ves? ¡Es solo un impostor!<br />NARRADOR: Mientras, los sacerdotes se burlaban…<br />SOLDADO 1: ¡Muchachos, vamos a jugarnos las ropas del Nazareno!<br />SOLDADO 2: ¡Aquí están los dados!....<br />SOLDADO 1: ¡Pues, adelante!<br />NARRADOR: Y se jugaron sus ropas….<br />GESTAS: (Agónico) A ver, dicen que todo lo puedes, ¿no? Entonces, ¿por qué no te salvas a ti mismo y nos salvas también a nosotros? Si tú eres el Cristo, ¡Hazlo, anda! …<br />DIMAS: Pero Gestas… Ni aún estando en el mismo suplicio temes a Dios…. Yo Dimas…. Lo he visto realizar milagros…. Él es verdaderamente el Mesías prometido…. Nosotros justamente padecemos esto! …. Pero él ¿qué ha hecho para merecerlo! ¡Señor, creo en ti! …. ¡Creo que eres el hijo de Dios! ¡El mesías anunciado! Por favor, acuérdate de mí cuando estés en tu reino…<br />JESÚS: En verdad te digo, Dimas…. Qué hoy estarás conmigo en el reino de los cielos…<br />NARRADOR: En tanto Jesús le decía esto a Dimas. María su madre y Juan se acercaron a la cruz hasta quedar al pie…<br />MARÍA : ¡Hijo mío!<br />JESÚS: Mujer, ahí tienes a tu hijo…. Hijo, ahí tienes a tu madre…. ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? …. ¡Perdónalos porque no saben lo que hacen! … ¡Tengo sed! … <br />SOLDADO 1: ¡Denle esta esponja! ….<br />NARRADOR: De pronto empezó a oscurecer… El viento comenzó a soplar muy fuerte (efectos) y Jesús dijo…<br />JESÚS: ¡Padre mío, en tus manos encomiendo tu espíritu! <br />(Gritos de espanto, sismo)<br />HOMBRE 1: ¡Verdaderamente, este era el hijo de Dios!<br />NARRADOR: Y finalmente, dicen las escrituras… Resucitó al tercer día …<br />(Aleluya, parte final….) F I N <br />