TUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJO
TEMA 11 BACH. La época de entreguerras: democracias y totalitarismos
1. 11. La época de entreguerras: democracias y totalitarismos
2. La crisis de las democracias
La Gran Guerra había terminado con el triunfo aliado, que parecía ser también el triunfo de la democracia parlamentaria en
todos los países europeos, a excepción de la Unión Soviética. Y así fue en un primer momento, cuando los nuevos países
surgidos del conflicto adoptaron formas políticas democráticas, en su mayoría republicanas, incluyendo a Alemania y Austria.
Sin embargo, poco a poco, durante los veinte años de la época de entreguerras, esos sistemas fueron reemplazados por
regímenes autoritarios o totalitarios, cuyos dirigentes convencieron a amplios sectores de la población de que ellos eran más
capaces de hacer frente a las dificultades de posguerra, sobre todo, tras el inicio de la Gran Depresión en 1929.
Introducción
Oswald Mosley (1896-
1980) pasando revista
en un acto fascista en
1937
Desfile de la
Federación Germano
Americana en Nueva
York en 1939
3. 1. El efímero triunfo de la democracia
Si en 1919 la democracia parlamentaria
era la fórmula política más extendida
por todo el continente europeo, en
1939 la democracia quedó confinada a
las zonas noroccidental y atlántica del
continente: los países escandinavos,
Reino Unido, Francia, Bélgica, Holanda y
Suiza. En los demás países de Europa
surgieron nuevos regímenes
dictatoriales.
La crisis de la democracia, característica
de la época de entreguerras, tuvo
varios motivos concurrentes, entre los
que cabría señalar:
-El grave peso de las dificultades
económicas legadas por la guerra.
- La agudización de los conflictos
sociales y laborales.
- Las tensiones nacionalistas entre
Estados o dentro de los Estados que
contaban con minorías nacionales
importantes.
- El antagonismo político en el interior
de los países entre las fuerzas políticas
de izquierdas y de derechas que se
movían en un clima belicista y radical
propio de las generaciones forjadas en
la experiencia de la «guerra total».
4. Los regímenes democráticos entraron pronto en
crisis tras la Gran Guerra. En Hungría, el almirante
Horthy aplastó en 1920 la república comunista de
Bela Kun, que había durado apenas tres meses, y
estableció un régimen dictatorial que duró hasta la
Segunda Guerra Mundial. En Italia, Mussolini
accedió al poder en 1922. En 1923, en España eI
general Primo de Rivera, con el apoyo del rey
Alfonso XIII, dio un golpe de Estado, con la
consiguiente dictadura que duró hasta enero de
1930. En Portugal, el general Carmona dio un
golpe de Estado en 1926, que hizo posible el
Estado Novo dictatorial de Oliveira Salazar. Ese
mismo año, en Polonia, el mariscal Pilsudski
encabezó un golpe de Estado y se convirtió en
dictador hasta su muerte. Las monarquías de
Yugoslavia (1929) y Rumanía (1938) pasaron a ser
regímenes dictatoriales. En Alemania, Hitler
accedió a la cancillería en 1933, y ese año el
canciller Dollfuss disolvía el Parlamento en Austria.
En Grecia, el general Metaxas abolió las Cortes en
1936.
También se instalaron dictaduras en los países
bálticos. En casi todos los casos, eran regímenes
basados en una economía capitalista con
supresión de las libertades democráticas,
persecución de los sindicatos y de las
organizaciones obreras y un importante
intervencionismo económico por parte del Estado.
1. El efímero triunfo de la democracia
5. 1. El efímero triunfo de la democracia
Miklós Horthy (Hungría)
Józef Piłsudski (Polonia)Ioannis Metaxás (Grecia)
Miguel Primo de Rivera
(España)
António de Oliveira Salazar (Portugal)
Benito Mussolini (Italia)
6. La implantación del fascismo en Italia en
1922 fue la primera manifestación clara
de la crisis de las democracias después de
la victoria aliada en la Gran Guerra. El
fascismo se caracterizaba por su
oposición violenta, tanto a la revolución
social defendida por comunistas, como a
la reforma democrática defendida por los
partidos socialistas y liberales.
2.1. La crisis de posguerra en Italia y el
ascenso al poder del fascismo
El esfuerzo de la guerra había dejado a
Italia exhausta, y a su sistema liberal-
democrático, muy comprometido, porque
las ganancias territoriales conseguidas
eran mucho menores de las esperadas.
Los Gobiernos nombrados por el rey
Víctor Manuel III contemplaron con temor
cómo las dificultades económicas de la
posguerra generaron un clima de
conflictividad social muy intenso, con el
ascenso político de los socialistas
apoyados por un renovado poder sindical:
la Confederazione Generale del Lavoro,
que pasó de tener 249.000 afiliados
sindicales en 1918 a más de dos millones
en 1919.
2. El fascismo en Italia
Víctor Manuel III de Italia
7. 2. El fascismo en Italia
Estado libre de Fiume 1920-24
Gabriele D'Annunzio (1863-1938).
El Estado libre de Fiume fue un estado independiente que existió en Fiume
entre 1920 y 1924. La ciudad está emplazada sobre las costas del Mar Adriático.
Originariamente puerto de Hungría, Fiume fue objeto de disputas territoriales entre
el Reino de Italia y el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos tras la Primera Guerra
Mundial.
En efecto: en 1919, un ejército italiano —compuesto por militares de bajo rango a
las órdenes del poeta italiano Gabriele D'Annunzio— ocupó la ciudad
estableciéndola como Estado soberano desde 1920 a 1924.
Con el ascenso de Mussolini al poder, tras el golpe de 1922, el Estado libre de Fiume
fue ocupado por tropas fascistas. Dos años más tarde, la ciudad fue anexionada a
Italia.
Gabriele D'Annunzio y un grupo de Arditi en Fiume
8. Benito Mussolini (1883-1945), dictador y Duce de Italia entre octubre de 1922 y
julio de 1943, fue el principal teórico de la doctrina que inspiró al movimiento
fascista italiano y su líder carismático. Nacido en 1883 de un matrimonio formado
por un herrero socialista y una maestra católica, Mussolini fue inicialmente él
mismo maestro y periodista socialista de profesión. Abandonó las filas del Partido
Socialista Italiano en octubre de 1914, en desacuerdo con su postura pacifista por
ser favorable a la entrada de Italia en la guerra al lado de las potencias aliadas y
contra los imperios centrales. Combatió en la guerra como soldado raso, fue
herido leve por el estallido de una granada, y, al término de las hostilidades, se
convirtió en un nacionalista extremado y profundamente antiliberal y
antisocialista. Como líder del fascismo, llegó al poder en 1922, presidió la derrota
de Italia en la Segunda Guerra Mundial y fue asesinado por los partisanos, en abril
1945, cuando trataba de huir hacia Alemania.
2. El fascismo en Italia
9. En marzo de 1919 constituyó en Milán
con varios excombatientes un nuevo
partido inspirado en la milicia, cuyo
nombre fue Fasci Italiani di
Combattimento (Fascios Italianos de
Combate), que, desde 1921, recibió el
nombre de Partito Nazionale Fascista.
2. El fascismo en Italia
10. De 1921 a 1922, el fascismo se enfrentó en las calles a socialistas, comunistas y sindicalistas utilizando la violencia paramilitar como
arma para neutralizar a sus enemigos e imponer sus ideas.
11. Ocupación obrera de una fábrica en septiembre de 1920
2. El fascismo en Italia
Milán, marzo 1919. Fascios de
Combate
12. Cámara de Diputados
Elecciones Nº de votos
% de
votos
Nº de escaños
1921 1.260.007 19,1 37 / 535
1924 4.653.488 64,9 375 / 535
1929 8.517.838 98,4 535 / 535
1934 10.045.477 99,8 535 / 535
2. El fascismo en Italia
Resultados
electorales del
Partido
Nacional
Fascista
13. El éxito de su estrategia culminó en octubre de 1922 cuando Mussolini llevó a cabo la «Marcha sobre Roma», manifestación de unos
40.000 fascistas de toda Italia que peregrinaron a la capital para aclamar a su líder. Ante esa demostración de fuerza fascista, el rey y
las élites dirigentes liberales, asustadas por las fuerzas socialistas y el espectro comunista, decidieron pactar con el fascismo bajo la
convicción de que, sin Mussolini, «Italia era ingobernable».
2. El fascismo en Italia
14. Este aceptó el encargo real y formó un primer Gobierno de coalición con otros partidos de derechas. Ya entonces, el Partido Fascista
agrupaba a más de 300.000 militantes, los camicie nere (camisas negras), convirtiéndose en el más poderoso. Italia estaba cansada
después de tres años y medio de guerra, dos años de agitación social, de una crisis económica y de la violencia en las calles. El país
anhelaba paz, orden y tranquilidad.
Por eso, muchos asumieron con esperanza o resignación la subida al poder del Partito Nazionale Fascista, grupo político derechista
en su orientación básica, ya que respetaba la propiedad privada y el libre mercado.
2. El fascismo en Italia
15. 2. El fascismo en Italia
Para superar lo que consideraba envejecidos moldes parlamentarios y liberaldemocráticos y para hacer frente al desafío de la
revolución social comunista, socialista, anarquista o sindicalista, Mussolini articuló entre 1919 y 1922 una ideología que movilizó a la
sociedad italiana.
El proyecto fascista promovía una militarización de la sociedad civil para insuflar en ella las virtudes castrenses de respeto a la
jerarquía y a los principios de obediencia y disciplina. Todas las clases sociales tendrían que colaborar en el proyecto de reconstruir
un imperio y debían someterse al Estado nacional para hacer frente al posible enemigo exterior.
2.2. La doctrina del fascismo
16. El pensamiento fascista se basa en:
1. Un hipernacionalismo
extremado, fase previa para la
recuperación de un imperio en el
Mediterráneo y África del norte
digno de la Roma de los césares. El
nuevo imperio sería contrario al
statu quo beneficioso para las
democracias occidentales,
supuestas culpables de la «victoria
mutilada» de Italia en 1919, que no
obtuvo todos los territorios
balcánicos y adriáticos anhelados.
2. El fascismo en Italia
17. 2. Un modelo de Estado renovado en un sentido dictatorial y totalitario («Nada fuera del Estado, nada contra el Estado, nada sin el
Estado»), a cuyo frente estaría un caudillo carismático con poder omnímodo e indiscutido, como encarnación del destino de la patria.
2. El fascismo en Italia
18. 3. Un partido único y sólido en su
ideología patriótica y totalitaria,
que era una especie de «ejército
civil» para sostener al régimen
contra sus enemigos por la
persuasión o la coacción. El partido
único sería la cantera para
proporcionar administradores fieles
del aparato estatal y un
instrumento para encuadrar y
movilizar a la sociedad en sus
organismos sectoriales: sindicatos
corporativos, asociaciones juveniles
patrióticas, organizaciones
femeninas, entidades de recreo y
deportivas, etc.
2. El fascismo en Italia
19. 4. Un concepto de la vida y de la política como actividades paramilitares, que asumía la legitimidad del uso de la fuerza para
conquistar el poder político y para mantenerlo, considerando a sus enemigos traidores a la patria: «Para nosotros, la guerra no ha
terminado. Simplemente sustituimos los enemigos externos por los internos».
2. El fascismo en Italia
La Squadra d'azione di Lucca nel 1922
20. Esos objetivos de unidad
nacional y engrandecimiento
imperial exigían también un alto
grado de autarquía económica,
tanto productiva como
financiera, para asegurar la
capacidad de Italia para hacer
frente con éxito a una nueva
prueba de guerra total,
considerada inevitable.
Los regímenes totalitarios
aspiraban a lograr un alto nivel
de autosuficiencia y
autoabastecimiento en todos
los campos productivos:
capitales, productos
alimenticios, productos
industriales y materias primas.
Para ello fomentaron el
desarrollo de la economía
nacional por varios medios y
trataron de recortar las
importaciones del exterior
salvo en aquellos productos
vitales (petróleo, carbón o
hierro, o frutos y alimentos que
su agricultura no era capaz de
producir).
2. El fascismo en Italia
21. A esta política económica se le denominó
«autarquía» en la Italia fascista y en la Alemania
nazi, y era parte esencial del control estatal de la
economía nacional. Aparte de sus ventajas
económicas (reducía la dependencia del exterior),
dicha política respondía a una convicción
estratégica militar: era preciso el mayor grado de
autoabastecimiento porque solo así podría la
nación afrontar el riesgo de guerra total sin temor
al efecto del bloqueo enemigo.
2. El fascismo en Italia
22. Desde su llegada al poder en 1922 y hasta 1924, el Gobierno de coalición, presidido por Mussolini, consiguió éxitos
políticos que redundaron en el prestigio del Duce (líder carismático) del fascismo: maniató a los sindicatos, acalló a la
oposición política, restableció el orden público y remontó la crisis económica con medidas proteccionistas. Con todo ello
consolidó su poder, y en 1924 decidió acelerar la implantación de sus reformas largamente planeadas. Clara
demostración del giro iniciado fue el asesinato del líder socialista Giacomo Matteotti, que había criticado duramente la
represión política de los fascistas y exigido la vuelta a la normalidad constitucional democrática.
2. El fascismo en Italia
2.3. De la dictadura reaccionaria al nuevo Estado totalitario
Giacomo Matteotti
El Rey Víctor
Manuel III
(derecha)
dando
permiso a
Benito
Mussolini
(izquierda)
para forjar un
gobierno de
coalición con
el resto de
partidos
políticos.
23. Entre 1924 y 1926, Italia se convirtió en un Estado
totalitario donde convivía un rey, Víctor Manuel III,
con poderes limitados, y un Duce, Mussolini, con un
poder ilimitado y cuyo cargo carecía de fecha de
caducidad. Esos años, el Partido Nacional Fascista
contaba con casi un millón de afiliados, que
garantizaban una cantera de hombres dispuestos a
administrar las instituciones: desde alcaldes a
miembros del Gran Consejo Fascista, sustitutivo del
Parlamento, cargos de la Administración, etc. El Estado
asumió el control de los sindicatos, de las asociaciones
de mujeres, de las organizaciones juveniles y de todos
los resortes de la vida social.
2. El fascismo en Italia
Gran Consejo Fascista
24. El Duce también ganó el apoyo de
los católicos italianos al solucionar el
largo contencioso con el Vaticano
(derivado de la unificación italiana
de 1870). En 1929 firmó con Pío XI
los Acuerdos de Letrán. En ellos se
garantizaba la soberanía de la Ciudad
del Vaticano dentro de la ciudad de
Roma y el carácter confesional del
Estado italiano, que suponía la
financiación pública del culto y del clero
católico.
2. El fascismo en Italia
25. 2. El fascismo en Italia
2.4. El acercamiento de la Italia fascista a la Alemania nazi
El triunfo político del fascismo interior fue seguido de notables éxitos exteriores. La estabilidad lograda en Italia reforzó su prestigio
internacional ante los demás países europeos en el contexto caótico de la época de entreguerras. En 1924 resolvió la cuestión de
Fiume anexionándolo al Estado italiano tras dos años de ocupación militar. Al mismo fin contribuyó su éxito para aminorar el
impacto de la Gran Depresión mediante la intensificación de las políticas económicas autárquicas desde 1929. Por último, iniciados
los años treinta, el papel europeo de Italia se hizo cada vez más importante a medida que resurgían las demandas de varios países de
revisar el statu quo logrado en 1919 en los tratados de Versalles (Paz de París).
26. 2. El fascismo en Italia
Desfile militar del 6 mayo de 1938 , en el que están presentes Mussolini, Hitler y Vittorio Emanuele III.
Desde el acceso al poder de Hitler en Alemania en 1933, Mussolini comenzó a abandonar la equidistancia entre bloques europeos y
fue inclinándose poco a poco a favor del alineamiento con el nuevo régimen totalitario germano. Sus acciones así lo reflejaban, como
es el caso de la invasión y conquista de Abisinia, en 1935, con la oposición franco-británica y el apoyo alemán; la intervención
conjunta con Berlín en apoyo de Franco durante la guerra civil española; y el apoyo a Alemania en sus expansiones territoriales de
sus fronteras. El objetivo de Mussolini era apoyarse en Alemania para expandirse por el Mediterráneo, transformándolo en un Mare
Nostrum fascista, como un resurgimiento del imperio romano.
27. Pacto Anti-Komintern en noviembre de 1936
(Alemania, Italia y Japón). Países europeos
firmantes del Pacto Anti-Komintern, en
noviembre de 1941.
El término Eje Roma-Berlín fue utilizado
por primera vez por Benito Mussolini en
noviembre de 1936, refiriéndose al
tratado de amistad firmado el 25 de
octubre de 1936 entre el Reino de Italia
y la Alemania nazi
2. El fascismo en Italia
28. El triunfo en Italia de la doctrina fascista de Mussolini alentó la
aparición de movimientos de inspiración fascista en otros países
europeos durante el período de entreguerras (1919-1939). El
nacionalsocialismo en Alemania, liderado por Adolf Hitler, fue el único
que constituyó un régimen propio y plenamente totalitario. Pero
hubo otros movimientos muy influyentes y que lograron cuotas de
poder muy considerables: en España, la Falange, fundada por José
Antonio Primo de Rivera, se fusionó con las JONS, fundadas por
Ramiro Ledesma Ramos. En Gran Bretaña, la Unión Británica de
Fascistas de sir Oswald Mosley. En Francia, la Croix-de-Feu (Cruz de
Fuego) del coronel La Rocque. En Bélgica, el movimiento Cristo Rey de
Léon Degrelle. En Rumanía, la Guardia de Hierro de Corneliu
Codreanu. En Hungría, la Cruz y la Flecha de Ferenc Szálasi. En
Portugal, el Movimento Nacional-Sindicalista de Francisco Rolao
Preto. En Croacia, el movimiento Ustacha de Ante Pavelic, etc.
2. El fascismo en Italia
Desfile de la Croix de Feu en Paris en los años 30
Unión Británica de Fascistas de sir Oswald Mosley
Guardia de Hierro de Corneliu Codreanu de Rumanía
29. La derrota de Alemania en la Gran Guerra había dado origen a la creación de una República democrática
establecida en 1919 con capital en la pequeña ciudad de Weimar, sustituyendo el régimen monárquico que
gobernaba el país desde la unificación de los Estados alemanes en 1871.
3. El nazismo en Alemania
3.1. La República de Weimar durante los años veinte
Proclamación del comienzo de la República de Weimar por el primer
Presidente alemán Friedrich Ebert, 1919.
Friedrich Ebert, Canciller (1918-19) y
Presidente de Alemania (1919-25)
30. A finales de 1919, Adolf Hitler se
convirtió en Führer de un nuevo
grupo político, el Partido Nacional
Socialista Obrero Alemán
(National Sozialistische Deutsche
Arbeiterpartei, NSDAP), surgido a
partir de un pequeño partido, el
Partido Obrero Alemán (creado en
enero de 1919.
3. El nazismo en Alemania
Delegación del NSDAP en Coburgo, 1922
Hitler en una reunión de la jerarquía del partido a mediados de la década
de 1920 a su izquierda aparecen Strasser , Himmler y Rosenberg.
Carné de Adolf Hitler del DAP, antes de convertirse
en el NSDAP.
Esvástica, que posee diferentes
significados: la suerte, reencarnación
en la India o dios del Sol.
32. Hitler, al igual que muchos derechistas alemanes,
consideraba que la República era una imposición de las
potencias vencedoras. Sobre todo porque truncaba la
soberanía de la patria alemana por la prohibición del
Anschluss, la unificación de Austria y Alemania, y por la
entrega de una franja territorial, el «corredor de Dánzig», a
la nueva Polonia. A ello hay que sumar la gran indignación
que producía en la población las grandes sumas que
Alemania debía pagar como indemnización por su
responsabilidad en la guerra a las potencias vencedoras.
3. El nazismo en Alemania
Protestas contra el Tratado de Versalles
33. Esta indignación fue aprovechada por los nazis
para fomentar entre sus seguidores el odio a las
potencias extranjeras, responsables de la
humillación a la que era sometida Alemania.
A pesar de todo, la República de Weimar pareció
consolidarse durante el decenio de los años veinte
sobre la base del acuerdo político de los partidos
de izquierda y de centro. A ello contribuyeron
igualmente las buenas perspectivas económicas
mundiales desde 1923 y el apoyo financiero de
Estados Unidos a la recuperación.
3. El nazismo en Alemania
La "puñalada por la espalda": la falsa teoría con la que la derecha nacionalista
alemana justificó la derrota de 1918
34. Sin embargo, pese a sus éxitos en la estabilización económica y en la restauración del prestigio exterior alemán, la República de
Weimar tuvo que hacer frente a un doble desafío latente:
Por la izquierda, la agitación revolucionaria había sido muy intensa entre 1919 y 1921, cuando el recién fundado Partido Comunista
había intentado imitar a los bolcheviques rusos con sucesivas insurrecciones siempre sofocadas por la policía y fuerzas armadas y los
freikorps, grupos paramilitares y de soldados desmovilizados de extrema derecha.
3. El nazismo en Alemania
Tropas espartaquistas en Berlín en 1919
36. 3. El nazismo en Alemania
Cartel de propaganda de 1918 que pedía la
incorporación a las filas de los Freikorps Hülsen
Soldados sobre la Puerta de
Brandeburgo en enero de 1919
Cartel de propaganda de 1918 que pedía la
incorporación a las filas de los Freikorps Hülsen
37. Tropas de los Freikorps durante el golpe de Kapp, marzo de 1920.
38. Por la derecha, la agitación nacionalista antidemocrática provocó un intento de golpe de Estado. Aprovechando las dificultades
económicas de 1923, el nazismo orquestó un intento de golpe de Estado para tomar el poder en noviembre de 1923. Fue el Putsch
de la Cervecería de Múnich, en el que participaba el propio general Ludendorff.
3. El nazismo en Alemania Alfred Rosenberg (izquierda), con Adolf Hitler y el Dr. Friedrich Weber del
Freikorps Oberland, durante el golpe de Munich en 1923.
39. 3. El nazismo en Alemania
Se conoce como Putsch de Múnich o Putsch de la Cervecería al fallido intento de golpe de Estado del 8 y 9 de
noviembre de 1923 en Múnich, llevado a cabo por miembros del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) y por el que
fueron procesados y condenados a prisión Adolf Hitler y Rudolf Hess, entre otros dirigentes nazis.
40. La intentona fue sofocada y Hitler, condenado a cinco años de prisión, apenas tuvo
que pasar nueve meses en la cárcel. El fracaso, aparte de darle popularidad entre
la extrema derecha alemana, le convenció de la necesidad de usar la vía legal para
destruir la democracia desde dentro del sistema.
3. El nazismo en Alemania
41. 3. El nazismo en Alemania
Nació en Braunau, Austria, en 1889, hijo de un
modesto funcionario de aduanas del imperio.
De joven trató infructuosamente de abrirse
camino como pintor en Viena. Allí se convirtió
en un convencido pangermanista (partidario del
Anschluss: la unión de Austria con Alemania) y
en un incipiente antisemita.
Durante la Primera Guerra Mundial, combatió
como soldado voluntario; fue condecorado por
méritos de guerra. El impacto de la «guerra
total» le transformó, al igual que la amargura de
la derrota. En la posguerra, trabajó en Baviera
para el ejército y comenzó a preparar el salto a
la política en el seno de los grupos extremistas
pangermanistas y antidemocráticos, liderando el
Partido Nazi. En 1933 fue nombrado primer
ministro de la República de Weimar,
transformándose en pocos meses en dictador
absoluto. Gobernó con mano de hierro y
condujo a su pueblo a la Segunda Guerra
Mundial.
A medida que pasaba el tiempo, la derrota se
hacía más inevitable, pero se negó a capitular
porque creía que Alemania no merecía
sobrevivir por no haber conseguido cumplir su
misión. En 1944, un grupo de oficiales trató de
asesinarlo y poner fin a la contienda, pero
fracasaron. Dejando tras de sí a una Alemania
invadida y derrotada, Hitler se suicidó en su
búnker de Berlín el 30 de abril de 1945.
42. En 1923, la ideología nacionalsocialista (nazi)) se basaba en los siguientes principios:
1. Una concepción de la patria alemana que se fundamentaba sobre unas bases raciales (la raza aria germánica) que se consideraba
superior a los demás.
2. Una visión social-darwinista de la vida y de la historia, que enfatizaba la necesidad de preservar la pureza de la raza en el conflicto
entre pueblos y Estados. Solo sobrevivirían los más aptos en la lucha por la vida a costa del sometimiento e incluso la aniquilación de
los considerados pueblos inferiores o de las personas deficientes.
3.2. El nazismo como doctrina y religión política
43. 3. Un antisemitismo racial extremado que veía en el judío la amenaza más peligrosa y mortal para la salud y futuro de la
patria y de la raza alemana, lo que demandaba medidas urgentes para eliminar su peligrosidad.
44. 4. Una filosofía política que contemplaba al Estado como una entidad paramilitar para la protección de la patria y de la raza, y que
debía aspirar a la condición de poder total («Estado totalitario») sobre una sociedad disciplinada, obediente y jerarquizada. Un
Estado opuesto a la doctrina liberal-democrática y en abierta hostilidad a las ideologías marxistas y revolucionarias.
45. 5. Una articulación del partido similar a un ejército civil combatiente para la lucha violenta en retaguardia contra los enemigos
internos de la patria y la conquista del poder. Un partido que sería la columna vertebral del Estado totalitario después de la toma del
poder.
46. En la década de los años veinte, el movimiento nazi no tuvo buenos resultados
electorales. En las elecciones generales de 1928 le votaron un total de 810.000
ciudadanos de un censo electoral de más de 41 millones de electores. Tan solo
consiguió 12 diputados en el Reichstag (Parlamento), que contaba con 491 escaños.
Sin embargo, el NSDAP tenía entonces unos 100.000 militantes disciplinados
entregados a la adoración de su Führer y demás dirigentes nazis, entre los que
destacaban Hermann Goering, Josef Goebbels , Heinrich Himmler y Rudolf Hess.
3. El nazismo en Alemania
3.3. De la marginalidad a la toma del poder
Hermann Goering
Josef Goebbels
Heinrich Himmler Rudolf Hess
Adolf Hitler
47. La posición de los nazis cambió tras el estallido de la Gran
Depresión mundial de 1929. El impacto de la crisis
económica en Alemania, un país de 65 millones de
habitantes plenamente industrializado y urbanizado, fue
muy severa: la producción industrial se redujo a la mitad
entre 1928 y 1932, la inflación se desbocó y el número de
parados se disparó desde el millón de 1928 hasta los seis
millones de 1932 (el 30 % de la población activa). La
consecuente disminución de rentas salariales, quiebras
patronales y miseria generalizada provocó un cataclismo
político. Muchos sectores sociales afectados, sobre todos las
clases medias urbanas y rurales, volvieron su mirada
angustiada hacia los nazis con su discurso de salvación
patriótica y regeneradora. Un discurso que no dudaba en
utilizar a los judíos como chivo expiatorio de todos los males
del sistema político, económico y social imperante.
3. El nazismo en Alemania
Mendigos alemanes
haciendo cola para
recibir alimento. 1930
48. Evolución de los partidos políticos en las elecciones parlamentarias de la República de Weimar
49.
50. En las elecciones de 1930, el partido de Hitler consiguió casi seis
millones y medio de votos (el 18,3 %) y 107 diputados,
convirtiéndose en el segundo partido de Alemania después de
los socialdemócratas, que obtuvieron ocho millones y medio y
143 diputados. En los meses siguientes, el NSDAP duplicó sus
militantes, pasando a casi un millón. La incapacidad de los
Gobiernos democráticos en los años 1931 y 1932 para hacer
frente a la crisis y atajar sus graves efectos todavía acentuó más
la deriva política y electoral antidemocrática. De hecho, ante la
creciente violencia política callejera, el anciano mariscal y
presidente de la República, Paul von Hindenburg, comenzó a
gobernar al margen del Parlamento.
3. El nazismo en Alemania
Desempleados en Hannover. En la pared está escrito: "Vote a Hitler"
51. Así las cosas, en las elecciones de 1932, los nazis
cosecharon su máximo nivel de votos: casi catorce
millones de alemanes les dieron su confianza (el 38 %),
otorgándoles la mayoría de diputados en el Reichstag: 230
escaños. Para entonces, el destino de la democracia
alemana estaba sentenciado. Como plasmación de las
preferencias políticas del electorado alemán, los nazis
aglutinaban en su torno a una mayoría de diputados
derechistas hostiles a la democracia (un total de 385)
frente a una minoría de socialdemócratas, liberales y
democristianos (212 diputados).
3. El nazismo en Alemania
Militantes nazis en las elecciones de julio de 1932
Nosotras, las mujeres votamos por
la lista 2: los nacionalsocialistas.
Abrir la puerta a la libertad! Pon un
hombre fuerte al timón! Fuera del
pantano!
52.
53.
54. 3.4. El Estado totalitario
El 30 de enero de 1933, un enfermo y envejecido presidente Hindenburg se rendía ante las evidencias y entregaba a Hitler el poder
del Estado mediante su nombramiento como canciller de Alemania (jefe de Gobierno). La instauración de la dictadura nazi fue casi
inmediata.
55. 3. El nazismo en Alemania
El primer gabinete de Hitler. Sentados (de izquierda a derecha): Hermann Göring, Adolf Hitler y Franz von Papen. De pie (de izquierda a
derecha): Franz Seldte, Dr. Günther Gereke, Lutz Graf Schwerin von Krosigk, Wilhelm Frick, Werner von Blomberg y Alfred Hugenberg.
56. Dos días después de su nombramiento, el Führer disolvió el Parlamento aprovechando el incidente del
incendio del Reichstag, al parecer obra de un perturbado.
Con el consentimiento del presidente Hindenburg, promulgó el «Decreto del Presidente del Reich
para la Protección del pueblo y del Estado »(28/02/33), que anulaba, en la práctica, la Constitución
y su régimen de derechos y libertades.
Marinus van der Lubbe (foto
policial, 1933)
57. 3. El nazismo en Alemania
Hitler promueve la ley habilitante en el Reichstag, el 23 de marzo de 1933.
La Ley para solucionar los peligros que acechan al Pueblo y al Estado, mejor conocida como la Ley Habilitante de 1933 fue aprobada por el
Parlamento alemán el 23 de marzo de 1933, tras encerrar a todos los diputados del Partido Comunista de Alemania en campos de
concentración. Fue el segundo instrumento jurídico, después del Decreto del Incendio del Reichstag, mediante el cual los nacionalsocialistas
obtuvieron poderes dictatoriales bajo una apariencia de legalidad. La ley concedía al Canciller Adolf Hitler y a su gabinete el derecho a aprobar
leyes sin la participación del parlamento, lo que supuso de facto el fin de la democracia, de la República de Weimar y de su Constitución.
58. En julio de 1933 prohibía todos los partidos y decretaba que el
NSDAP era «el único partido político de Alemania», sentando las
bases para la hegemonía nazi sobre el Estado, que era piedra
angular del proyecto de «Estado totalitario». A partir de
entonces, Hitler se convirtió en el dueño de Alemania y la
muerte de Hindenburg eliminó cualquier obstáculo a su régimen
de poder personal.
59. Instaurado en el poder, Hitler desencadenó una feroz represión contra los opositores políticos de todo tipo (comunistas, socialistas,
anarquistas y demócratas liberales) y contra sectores de la población juzgados peligrosos o indeseables (judíos, gitanos, enfermos
mentales, minorías religiosas, etc.). Aparte de utilizar para ello a una nueva policía secreta, la Gestapo, también movilizó al grupo
paramilitar de su partido la Schutzstaffel (las SS), que se convirtió en una despiadada policía política.
60. La detención sin garantías, la reclusión en prisiones y campos de concentración para «delincuentes políticos», los métodos de tortura
y el miedo acabaron con todo vestigio de oposición interior al nuevo régimen.
Detenidos en el campo de prisioneros de Oranienburgo en 1933
61. La represión también afectó a aquellos sectores políticos conservadores o del propio partido que cuestionaban el liderazgo
omnímodo de Hitler o de algunas de sus políticas. En junio de 1934, durante la llamada «noche de los cuchillos largos», el Führer
ordenó la detención y ejecución sumaria de sus viejos camaradas más radicales, entre ellos, Ernst Rohm, líder de las SA, tropas de
choque armadas del Partido Nazi, que suscitaban el temor del alto mando militar.
62. 3.5. La represión contra los judíos
La represión estatal se cebó en la población judía, que era, en 1933, de casi medio millón de ciudadanos alemanes. El proceso de
hostigamiento a los judíos fue acentuando su radicalidad. Se pueden diferenciar tres fases:
1. Entre 1933 y 1938, el régimen se conformó con una política de discriminación de los judíos: expulsión de la Administración,
inhabilitación para ejercer oficios y profesiones, retirada de nacionalidad, prohibición de acceso a transportes o zonas urbanas.
63. 2. Desde la «noche de los cristales
rotos», en noviembre de 1938, un asalto
a los barrios y negocios judíos en toda
Alemania, se inició una política de
segregación física, que incluía la
instauración de guetos cerrados y
vigilados en las ciudades y el traslado de
muchos judíos a campos de
concentración.
Negocio judío destruido durante la Kristallnacht, Magdeburgo,
Alemania, 9 de noviembre de 1938
Prisioneros
judíos
marchando
por las calles
de Baden-
Baden el 10 de
noviembre de
1938
La sinagoga de Baden-Baden en llamas, 10 de noviembre de 1938
3. El nazismo en Alemania
64. 3. Tras el inicio de la Segunda Guerra Mundial, el nazismo emprendería su última fase: la «solución final», el genocidio de la
población judía, que suponía el exterminio físico de esa población cercada y estigmatizada.
65.
66. El proceso de reorganización y adoctrinamiento de la sociedad fue rápido y profundo, produciéndose un rápido encuadramiento y movilización
de la población germana. Las Juventudes Hitlerianas, el Frente del Trabajo Alemán, la Organización Femenina Nacional-
Socialista, etc., tomaron parte en las nuevas ceremonias y rituales públicos que garantizaba la «comunión» de las masas y su Führer: desfiles
nocturnos con antorchas, gigantescas marchas semimilitares con estandartes y pancartas, concentraciones de miles de seguidores con el saludo
brazo en alto al grito de «¡Heil Hitler!».
3. El nazismo en Alemania
3.6. Una sociedad nazificada
67. La política social y económica del régimen se concentró en garantizar una
superación rápida de los efectos de la depresión sobre la base de una
creciente autarquía productiva y financiera que rompiera con los vínculos
de Alemania con el exterior. Para ello, el Estado debería asumir nuevas
tareas y funciones, se aprobó un nuevo plan de grandes obras públicas para
restaurar y ampliar carreteras, puertos, redes ferroviarias e infraestructuras
de comunicación. También se promovió un crecimiento vertiginoso de la
industria siderúrgica, carbonífera y de armamento, buscando lograr una
base industrial y militar para el nuevo ejército alemán.
3. El nazismo en Alemania
"Trabajo y comida a través del nacionalsocialismo".
Construcción de una Autobahn en los alrededores de Berlín, en Abril de 1.936
68. Los gastos estatales en armamento pasaron de ser el 18 % del
presupuesto en 1934 a constituir un 58 % en 1938. Las grandes
empresas de la industria pesada alemana –Krupp, Thyssen, IG
Farbern-Bayer, etc.– fueron grandes beneficiarias de esta política
económica.
Como resultado de esos procesos, el paro obrero descendió
radicalmente gracias a los nuevos empleos en obras públicas e
industria pesada, así como el aumento de soldados del ejército.
Tres años después, en 1936, el porcentaje de parados era solo del
7,4 % (frente al 30 ,1 % en 1932). En 1938 se había alcanzado el
pleno empleo.
3. El nazismo en Alemania
69. Al mismo fin contribuyó la política de
«arianización» de la economía, iniciada en 1933
y culminada en 1938, que obligó a los judíos a
desprenderse de sus empresas, empleos y
oficios para dejar su puesto a los alemanes arios
desempleados. Esos éxitos socioeconómicos
cimentaron un alto grado de conformidad, activa
o pasiva, de la población alemana con el nuevo
régimen.
3. El nazismo en Alemania
70. La feroz implantación del
nazismo en Alemania
suscitó asombro y temor
en el resto de Europa,
pero no hubo reacciones
adversas oficiales, ni
siquiera inicialmente por
parte de la Unión
Soviética. Y ello a pesar
de que el régimen nazi
comenzó a alterar las
bases del sistema
internacional casi desde
el principio con sus
medidas: abandono de la
Sociedad de Naciones;
retirada de la Conferencia
de Desarme
Internacional;
implantación de un
régimen económico
autárquico; inicio del
programa de rearme
masivo violando las
cláusulas de Versalles,
etc.
3. El nazismo en Alemania
3.7. Los éxitos iniciales en política exterior
71. Las grandes democracias occidentales estaban decididas a no enfrentarse militarmente con la nueva
Alemania. Por eso practicaron una política de «apaciguamiento» y búsqueda de acuerdos tácitos o
expresos con Hitler que diera satisfacción a sus demandas más razonables. La claudicación de Francia y
Reino Unido ante el desafío nazi en Europa se nutría básicamente de su común pavor ante la idea de otra
«Gran Guerra» que exigiera una cuota de víctimas como la de 1914-1918.
3. El nazismo en Alemania
72. También influyó el miedo
a que otro conflicto
pudiera promover una
expansión del comunismo
como la que había
acompañado al final de
aquella contienda en el
caso de Rusia. Por ello
consintieron todas las
embestidas nazis:
plebiscito y unión del
Sarre a Alemania en 1935,
remilitarización de
Renania (marzo de 1936);
ayuda militar al general
Franco en la Guerra Civil
(1936-1939); convergencia
con Mussolini y
establecimiento del Eje
Roma-Berlín (octubre de
1936); anexión unilateral
de Austria (marzo de
1938); y
desmembramiento de
Checoslovaquia en virtud
del Acuerdo de Múnich
sancionado por Francia y
Reino Unido (septiembre
de 1938).
3. El nazismo en Alemania
La expansión alemana entre 1935 y 1939
73. El 2 de marzo de 1935 las tropas nazis del Sarre
ocupan Saarbrucken tras el plebiscito, donde los
votantes optaron por unir el Saarland con Alemania.
74. 3. El nazismo en Alemania
El ejército alemán vuelve a Renania
77. Los soldados alemanes reciben una cordial bienvenida a su llegada a Salzburgo durante el Anschluss, marzo de 1938
3. El nazismo en Alemania
Anexión unilateral de Austria (marzo de 1938);
78. Hitler dirigiéndose a las multitudes en Heldenplatz de Viena en 1938 justo después de la ocupación nazi
3. El nazismo en Alemania
79. Invasión de los Sudetes. Recibimiento de las tropas alemanas.
3. El nazismo en Alemania
80. 3. El nazismo en Alemania
Y desmembramiento de Checoslovaquia en virtud del Acuerdo de
Múnich sancionado por Francia y Reino Unido (septiembre de 1938).
81.
82. Los éxitos diplomáticos confirmaron el
prestigio de Hitler en Alemania y
consolidaron su fama como estadista genial
que había roto las cadenas de la patria con
energía y resolución. Sin embargo, a
principios de 1939, cuando amenazó con
invadir Polonia si no se le entregaba de
inmediato el corredor y la ciudad de Dánzing,
las grandes democracias se vieron obligadas
a hacer frente a la política exterior nazi. Fue
el prólogo de la terrorífica Segunda Guerra
Mundial.
3. El nazismo en Alemania
El acorazado
DKM Schleswig-
Holstein acaba
de disparar, con
sus gigantescos
cañones de 16
pulgadas, la
primera
andanada de la
Segunda Guerra
Mundial.