Apuntes para navegantes sobre razonamiento practico
1. Apuntes sobre el Razonamiento Práctico
para navegantes sanitarios
(Versión para seminario)
Galo A Sánchez Robles, Antonio Montaño Barrientos
Marzo 2017, actualizado en Mayo-2018
2. Un resumen de Elizabeth Anscombe (1919-2001)
sobre el RAZONAMIENTO PRÁCTICO
3. Silogismo teórico y práctico
RAZONAR (proporcionarse la razón de…) es establecer la relación entre ideas o
conceptos distintos para formar un juicio u obtener conclusiones. Un silogismo consiste en la
“formalización" del razonamiento. Se puede distinguir entre el “razonamiento científico” o
“teórico”, que se ocupa de aquello que no puede ser de otra manera. Y el “razonamiento
práctico” que tiene por objeto lo que sí puede ser de otra manera.
El silogismo se convierte en propiamente práctico, sólo cuando se construye en el
contexto de la toma de decisión para la acción. A su vez, dentro del silogismo propiamente
práctico cabe distinguir otras dos formas: 1) silogismo técnico, porque se corresponden con
los razonamientos propios de la techné [≈ arte, oficio, técnica], y 2) silogismo ético, que trata
de los razonamientos de la phrónesis [≈ prudencia ≈ sabiduría práctica ≈ utilizar el
conocimiento general teórico o técnico para aplicarlo a un caso particular].
En rigor, todo silogismo propiamente práctico es un silogismo ético, porque la
acción humana siempre se orienta (de modo más o menos remoto) al fin último (o felicidad).
El silogismo técnico debe estar, por tanto, subordinado al ético y constituir uno de los pasos
de un silogismo ético mayor.
4. Así, por ejemplo, cuando el zapatero repara unos zapatos, razona acerca del modo
más eficaz de hacerlo (silogismo técnico) y para eso emplea el conocimiento propio de la
techné; pero al realizar esos movimientos también está llevando a cabo una acción (práctica,
práxis) que pertenece al silogismo ético, porque de las varias formas técnicas de hacerlo,
elige hacer la que persigue alcanzar un fin (excelencia, bien ajeno).
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Gran parte de los ejemplos que Aristóteles pone del silogismo práctico son silogismos
técnicos, y no se preocupa en distinguir éstos de los éticos.
Veamos uno de los ejemplos que propone Aristóteles parece dar pie a entender el silogismo
práctico.
Los alimentos secos convienen a todos los seres humanos
Este alimento es seco
Lo que tendría como conclusión [aunque Aristóteles no la formule]:
Este alimento me conviene
5. En este caso, la conclusión se deduce necesariamente de las premisas, pero no se
sigue nada acerca de hacer algo, que es precisamente la finalidad de razonamiento práctico.
El hecho de que el contenido de la conclusión expresa algo que es “bueno para mí” no es
motivo suficiente para hacerlo.
Por lo tanto, en el silogismo práctico, a diferencia del teórico, la llamada “premisa
mayor” no puede ser una norma positiva del tipo “Haz siempre X, o hacer X siempre es
bueno, necesario, conveniente, útil, apropiado, etc” (donde X describe una acción
específica). Y nadie partiría de algo semejante cuando trata de decidir qué hacer en un
momento concreto, porque ese tipo de premisas siempre describen casos absurdos, como
por ejemplo, “Hay que comer todos los alimentos secos”.
El silogismo propiamente práctico tiene lugar sólo cuando de entrada se trata de
obtener algo, es decir, cuando apetece el deseo (fin) y consiste en el razonamiento que el
agente hace (medios) para alcanzar lo que desea (fin).
6. Lo deseado y el silogismo práctico
Anscombe distingue entre “mero deseo (idle wishing: deseo ocioso), “esperanza”
(hope) y “querer” en sentido propio (wanting).
Cuando meramente se trata de desear (deseo ocioso), es decir, sin intención de
obtener lo deseado, se puede desear cualquier cosa, posible o imposible.
“Querer”, por su parte, puede tener dos sentidos.
En primer lugar, puede aplicarse al aguijón del deseo que surge ante el pensamiento
o la vista de un objeto, aun cuando no se haga nada para obtenerlo. En un caso así, se tiene
sólo la “esperanza” de que algo suceda, pero sin hacer nada por conseguirlo. [No hay una
verdadera intención en el inicio, pues la esperanza no contiene la voluntad de un proyecto de
transformarse en acción intencional.]
En cambio, “querer” algo en sentido propio requiere siempre “tratar de obtenerlo”
(trying to get). Este último “querer” es privativo de los seres dotados de sensación y, por eso,
es el que interesa para comprender la acción humana. [La intención en el inicio contiene la
voluntad de un proyecto de transformarse en acción intencional.]
7. En el querer hay dos rasgos presentes: el movimiento hacia un objeto y el
conocimiento (o por lo menos la opinión) de que el objeto se encuentra ahí, o en el caso de
que se desee algo que todavía no existe (una situación futura), debemos hablar de una idea,
en lugar de un conocimiento u opinión. Y nuestras dos características se transforman en:
cierta clase de acción o movimiento que (por lo menos así lo supone el agente) sirve para
llegar a un objeto y la idea de ese objeto. Por consiguiente, se comprueba aquí también que
uno de los rasgos fundamentales de la acción intencional es la distancia entre el agente y
aquello que se propone.
Los animales, como muestra Aristóteles en De motu animalium, no tienen esta
distancia respecto de sus deseos y, por tanto, carecen de motivos prospectivos. Es un rasgo
propio del carácter racional del ser humano la capacidad de distanciarse de sus tendencias y
tener más de una única elección posible. Esta distancia es la que permite al agente tomar
una decisión con fundamento y buscar las razones que lo llevan a actuar.
8. El silogismo práctico es, por tanto, un tipo de razonamiento que se hace para llevar
a cabo una acción intencional. En cambio, las acciones que se explican por motivos
retrospectivos o interpretativos no precisan del silogismo, porque en ellas no hay cálculo, es
decir, no hay necesidad de buscar los medios para el fin, porque éste se obtiene
inmediatamente. Es el caso, por ejemplo, de las acciones producidas por el apetito, según
muestra el siguiente ejemplo: “Esta persona se mostró muy agradable la última vez que nos
encontramos, por lo tanto iré a visitarla”. Sin embargo, la acción no siempre se produce
porque una de las premisas exprese algo agradable. Si se produce ese cálculo, entonces se
puede hablar de silogismo práctico, por ejemplo: “Él se mostró agradable (…) ¿Cómo puedo
corresponderle? (…) Le voy a hacer una visita”, y así este caso asume la forma de un cálculo.
Aquí, bajo esta descripción, “corresponder la visita” es un objeto de un deseo.
En definitiva, la acción intencional es la acción descrita en la conclusión del
silogismo práctico, cuyo principio es el deseo en el sentido de “querer”, y en que hay cierta
distancia entre el objeto querido y la acción.
9. Intención, Agente y Acción intencional
La intención (premisa principal) se descubre al emplear la pregunta “Para qué” (=
telos), para cuya obtención se elige un medio, que es precisamente la acción intencional, la
cual responde a la pregunta “Qué estás haciendo”. Estas preguntas muestran que la acción
posee una estructura teleológica, es decir un proyecto de orden de los medios para un fin.
En la filosofía moral la premisa principal o telos es un enunciado universal, una regla
de conducta o norma de actuación dentro de una teoría o tradición moral.
10. ESTRUCTURA DE UN RAZONAMIENTO PRÁCTICO (ético y técnico)
Premisa mayor: Intención, Telos, Fin, Propósito, Máxima, Norma de comportamiento.
Responde a la pregunta ¿Para qué?
Para que este enfermo alcance la buena vida (que persigue como bien) busca ser
tratado
Premisa menor: Agente moral que se encuentra en un caso particular (singular) de la premisa
mayor, que delibera sobre los varios medios que conoce (ciencia) para alcanzar el telos.
Responde a la pregunta ¿Por qué tú has elegido este medio?
Yo soy médico y estoy ante este enfermo, y sé que esta medicación es el mejor modo
de tratarlo
Conclusión o acción: Acción intencional, llevando a cabo el medio elegido para alcanzar el
telos. Responde a la pregunta ¿Qué estás haciendo?
Por tanto, debo darle esta medicación, y se la doy
11. Para extraer la principal utilidad del razonamiento práctico, que es la deliberación privada o
colectiva, hagamos las preguntas desde la conclusión o acción intencional a la búsqueda de
la premisa mayor o intención, misión, telos, norma de comportamiento.
Y, sólo si la premisa mayor está expresamente contestada, pasamos a preguntar por la
premisa menor o medio elegido por el agente.
¿Qué estás haciendo?: Le estoy dando esta medicación (Acción intencional) = Conclusión
¿Para qué?: Para que alcance la buena vida (que persigue como bien) (Intención = Fin) =
Premisa mayor
¿Por qué has elegido este medio?: Porque estoy ante él y, tras una deliberación con mis
conocimientos teóricos y técnicos sobre las medicaciones que conozco (ciencia), sé qué
medicación es el mejor medio para tratarlo (Deliberación al encontrarme moralmente
concernido ante un caso particular) = Premisa menor
12. Para explicar mejor qué es “intención” y “acción intencional”, acudamos al ejemplo que
Anscombe propone para explicar esta “teoría de la descripción de la acción”:
Un hombre está bombeando agua potable a la cisterna de un edificio. Alguien ha
encontrado una manera de contaminar sistemáticamente el manantial con un veneno
acumulativo mortal, cuyos efectos pasan inadvertidos hasta que resultan intratables. El
edificio está habitado por un pequeño grupo de dirigentes políticos y sus familias. Este grupo
de políticos, que controla una gran nación, está involucrado en la exterminación de los
judíos. Y posiblemente planean una guerra mundial. El hombre que ha contaminado el
manantial supone que si se acaba con la vida de estas personas, otros individuos honestos
asumirán el poder. (…) Esta persona ha confesado sus suposiciones, además del asunto del
veneno, al otro hombre que está bombeando el agua. Desde luego, la muerte de los
habitantes del edificio, acarreará muchos otros efectos; entre ellos, que cierto número de
personas, desconocidas para estos hombres, recibirán herencias de las que no saben nada.
13. El brazo de este hombre que bombea el agua sube y baja, sube y baja. Algunos
músculos, cuyos nombres en latín conocen los médicos, se contraen y se relajan. Ciertas
sustancias se generan en algunas fibras nerviosas, sustancias cuya secreción durante un
movimiento voluntario interesa a los fisiólogos. El brazo en movimiento proyecta una sombra
entre las rocas, donde, en un punto y desde cierta posición, produce un efecto curioso, como
si un rostro se asomara entre las piedras. Además, la bomba emite una serie de ruidos
chirriantes que siguen un ritmo definido.
Una vez propuesto el ejemplo, la pregunta decisiva para la teoría de la acción es la
siguiente: “¿Qué está haciendo el hombre que bombea el agua?”. Esta pregunta tiene
contestaciones muy variadas, pero sólo será correcta aquélla (o aquéllas) que describa lo que
el hombre hace bajo el aspecto de la intencionalidad, de manera que la respuesta sea
descripción de una acción intencional.
14. De entrada, las descripciones intencionales de la acción excluyen las descripciones
en las que el hombre sólo sabe lo que hace por observación, como serían, por ejemplo,
“mover los músculos del brazo”, “dibujar una imagen en las rocas” o “segregar determinadas
sustancias con el sudor”. Ninguna de estas respuestas es válida para la pregunta: “¿Qué está
haciendo?”, porque lo él que hace no es sólo lo que sucede o lo que le pasa.
En el ejemplo propuesto, Anscombe ofrece cuatro descripciones distintas que
podrían describir la acción intencional, pero sólo la última es la acción intencional. Las tres
primeras son acciones, pero no describen la acción última que conecta directamente con la
intención:
A) “Mover el brazo de arriba abajo”
B) “Accionar la bomba”
C) “Reabastecer el suministro de agua”
D) “Envenenar a los ocupantes del edificio”
Si el hombre que bombea el agua sabe que está envenenando a los ocupantes del
edificio responde con la C, miente y/o se está mintiendo.
15. Para no equivocar la verdadera intención, sabemos que a la pregunta “Por qué, para
qué”, podría contestarse que la intención es “para dar el gobierno a hombres honestos”, pero
en verdad la intención no es estrictamente ésta, pues ésa está más allá de nuestra intención,
que es “envenenar a los hombres”.
Ello no obsta para que esta acción intencional se haya hecho a su vez con otra nueva
intención, que es “para dar el gobierno a hombres honestos”. Pero la respuesta “para dar el
poder a hombres honestos” no es válida como descripción de la acción intencional, sino sólo
como formulación de la intención con la que ésta se hace, porque no hay una CONEXIÓN
DIRECTA entre bombear el agua y dar el poder a hombres honestos.
16. Utilicemos ahora de nuevo el razonamiento práctico anterior para aprender a diferencia
entre el silogismo técnico (por ejemplo, de la tecno-medicina) y el silogismo ético (por
ejemplo, del médico)
Premisa mayor: Intención, Fin, Telos, Máxima, Norma de comportamiento. Responde a la pregunta ¿Para
qué?
Para que este enfermo alcance la buena vida (que persigue como bien) busca ser tratado
Premisa menor: Agente moral que se encuentra en un caso particular (singular) de la premisa mayor,
que delibera sobre los varios medios que conoce (ciencia) para alcanzar el telos. Responde a la pregunta
¿Por qué tú has elegido este medio?
Yo soy médico y estoy ante este enfermo, y sé que esta medicación es el mejor modo de
tratarlo
Conclusión o acción: Acción intencional, llevando a cabo los medios elegidos para alcanzar el telos.
Responde a la pregunta ¿Qué estás haciendo?
Por tanto, debo darle esta medicación, y se la doy
17. En el silogismo técnico la especificación del fin proviene del tipo de saber técnico que
está operando (es el fin de la profesión medicina, que puede decirse “tratar enfermos”, como
una estrategia que busca la victoria), y es independiente del agente médico. No está en el
poder del agente médico decidir acerca de la relación con los medios y el fin de la tecno-
medicina, sino precisamente aprender cuál es esa relación: “en tales circunstancias esta
medicación producirá tales efectos en una población de pacientes”.
EN CAMBIO, cuando el médico desarrolla el silogismo ético, la intención “tratar a
ESTE enfermo” es algo que le pertenece a él, que, con sus acciones, es su propia intención
(fin). Obsérvese, sin embargo, que el silogismo técnico está formando parte del ético, pues
para tratar a este enfermo debe conocer a nivel de aplicación cómo se trata a una categoría de
enfermos, de los que este enfermo es un miembro, o que sea lo más cercana posible a este
enfermo.
NOTA: Recuérdese que genéricamente el telos de la medicina es tratar A LOS enfermos (reducir los
riesgos basales de los enfermos), y el telos del médico es tratar A ESTE enfermo (reducir los riesgos
basales de este enfermo).
18. VEAMOS UN EJEMPLO MÁS EXTENSAMENTE
Premisa mayor: Intención, Fin, Telos, Máxima, Norma de comportamiento. Responde a la
pregunta ¿Para qué?
Las personas persiguen alcanzar la vida buena (florecimiento, eudaemonia).
Premisa menor: Sujeto moral que se encuentra en un caso particular (singular) de la premisa
mayor, que delibera sobre los (varios) medios que conoce para alcanzar el telos. Responde a la
pregunta ¿Por qué has elegido este medio?
- La ética de las virtudes intelectuales y morales (eudaemonia) constituye el sistema más
explicativo (por ser el que más respuestas puede dar a las preguntas) de la vida buena.
- La autopercepción de la salud es un medio más para la adquisición, práctica y el
mantenimiento de las virtudes intelectuales y morales; y, aunque la autopercepción de la salud
constituye un sistema homeostático individual, las autopercepciones relativamente más altas
se asocian con menos dificultades para adquirir, practicar y mantener las virtudes intelectuales
y morales.
19. - La autopercepción de la salud es multicausal; algunas de las causas pueden ser tratadas en el
ámbito de la medicina, y otras no son del ámbito de la medicina y pueden ser tratadas mediante
una reinterpretación narrativa en el ámbito de la filosofía, religión u otros.
- Dentro de las causas que pueden ser tratadas en el ámbito de la medicina, ésta puede ayudar a
algunas personas a retrasar su muerte y su pérdida de la salud autopercibida hasta un momento
en que no puede; a otras personas no puede ayudarlas.
- Juan Paciente, de 63 años, debuta con una fibrilación auricular no valvular, con AAA
características clínicas y BBB sociodemográficas, interaccionadas por una narrativa interpretativa
con CCC miedos y DDD ilusiones terapéuticas; con un marco de EEE preferencias (intereses) y
valores; con una combinación FFF de virtudes intelectuales y morales.
20. - María Médico, que asume el fin técnico de la medicina (tratar a las personas), y, además, su
fin propio “tratar a esta persona concreta”, se encuentra con la situación de Juan Paciente, y
enuncia interiormente su intención “yo debo tratar a Juan Paciente”. Sus conocimientos de
ciencia a nivel de aplicación de las tecnologías médicas y de un mínimo de Filosofía
hermenéutica (virtudes intelectuales), y su dotación de las virtudes morales, son el medio para
lograr el fin de Juan (previa toma de decisiones compartidas) y su fin propio dentro de su
propio marco de preferencias y valores.
Conclusión o acción: Acción intencional, llevando a cabo el medio elegidos para alcanzar el
telos. Responde a la pregunta ¿Qué estás haciendo?
Por lo tanto, María debe tratar así a Juan, y lo trata así.
21. LA VERDAD DEL SILOGISMO PRÁCTICO
Todo conocer es preguntarse por la verdad de lo conocido.
El conocimiento teórico descubre la verdad en el juicio, que predica algo de una
realidad. En este caso, el criterio de verdad está en lo conocido, es decir, el juicio será
verdadero si lo que se predica corresponde a la realidad conocida.
El conocimiento práctico, por su parte, también busca la verdad de aquello que
conoce, es decir, de la acción. Por consiguiente, se ha de buscar la verdad de la acción en el
juicio que se formula como conclusión del silogismo práctico.
Sin embargo, hay una diferencia fundamental entre ambos juicios: el criterio de
verdad del juicio práctico no puede establecerse sobre el proyecto de acción (porque ésta
aún no se ha llevado a cabo), sino sobre la acción hecha.
22. La verdad practica del razonamiento ético depende, al igual que en el técnico, de la
verdad del silogismo, es decir, de la verdad de sus premisas y de la corrección formal del
razonamiento. La verdad de la premisa menor depende de que la premisa menor delibere
sobre los medios y proponga el medio M para conseguir el fin. Y sólo si el medio M elegido lo
es, entonces la premisa menor es verdadera. El criterio de verdad aquí es la eficacia.
Ahora bien, y en esto reside la diferencia entre el silogismo técnico y el ético, la
premisa mayor (fin) sólo será verdadera si acierta al decir que “éste es el medio que debe
utilizar el agente con el que llevar a cabo la acción”, y esto depende de que el fin (tratar a
este enfermo) corresponda al bien propio del agente.
Para que el silogismo práctico alcance la verdad práctica, por tanto, será necesario
que el agente (el médico) conozca -correctamente- cuál es su fin propio (tratar a este
enfermo) y conozca correctamente cuáles son los medios para alcanzarlo (mejor evidencia,
y si es incierta o no la hay, la utilización racional del principio de precaución).
23. Un conocimiento así está esencialmente involucrado en lo que Aristóteles entiende
por prudencia (phronesis), que se define como “disposición racional verdadera y práctica de
lo que es bueno para el hombre”.
La diferencia fundamental entre el conocimiento de la prudencia y el de la técnica
reside en el tipo de relación que hay entre los medios y el fin. En el caso de la técnica, el fin
que se desea alcanzar es un producto (una poíesis) sean cuales sean los medios para lograrlo,
porque, por ejemplo, el constructor no puede decir que tiene la casa hasta que ha terminado
de construirla.
En el caso de la prudencia, sin embargo, se habla de acción (práxis) y no de
producción (poíesis) porque los medios están intrínsecamente relacionados con el fin que se
desea alcanzar, en el sentido de que la elección de los medios se encuentra ya en el deseo
del fin. De este modo, por ejemplo, el constructor que plantea el fraude de emplear
materiales de calidad inferior a la contratada, está cometiendo ese fraude desde el primer
ladrillo que pone. El silogismo práctico ético termina en una acción intencional, y la verdad
de esa acción depende de que: 1) la relación que se establezca entre el fin y el medio sea
adecuada; y 2) de que el fin sea recto, o lo que es lo mismo, bueno (la vida buena).
24. Acción verdaderamente intencional y acción intencional verdadera
(../..)
La conclusión del silogismo práctico es una acción verdaderamente intencional, si el
razonamiento es válido formalmente, aunque tan intencional sea una acción buena como
mala.
En cambio, si se pregunta por la verdad de la acción intencional, es decir, por su
bondad, es preciso examinar la relación que hay entre la acción intencional (conclusión) y el
fin (premisa mayor o intención). El motivo es que (según Ansconbe) sólo a la luz de criterios
extrínsecos al propio razonamiento se puede juzgar la verdad de la conclusión.
De este modo, supuesta la relación que es la práxis entre los medios y los fines, si el
silogismo es formalmente correcto, y el fin es bueno, la conclusión será la verdad práctica.
En cambio, si el silogismo es formalmente correcto, pero es fin es malo, la
conclusión será la falsedad práctica.
26. ESTRUCTURA DEL RAZONAMIENTO PRÁCTICO VIRTUOSO
P princ 1ª: Yo deseo conseguir Y sean cuales sean las dificultades que deba asumir
P sec 2ª: Creo que X es la única acción adecuada para conseguir Y, y encuentro en esta
situación particular en la que puedo hacer X aquí y ahora
-----------------------------------------------------------------------------------------
C Debo hacer X, y lo hago
Recuérdese que la conclusión no es descriptiva como en el razonamiento teórico (juicios de
hecho, que predican afirmando o negando algo en indicativo), sino prescriptiva, con verbos
de "deber" o de "querer", o con juicios de valor (imperativo u optativo), reducibles, a su vez,
a un deber.
27. Akrasia: Literalmente, "mala mezcla". Una falla en el carácter que se muestra como
incontinencia emocional o voluntad muy débil. Se distingue cuando alguien actúa
inconsistentemente o contra su mejor juicio aunque conozca lo correcto. Para Aristóteles
existían dos clases de personas akráticas: las impetuosas y las débiles.
Las personas akráticas impetuosas, según Aristóteles, no llevan a cabo un proceso
de deliberación racional para realizar un determinado curso de acción, sino que se dejan
llevar directamente por alguna pasión o algún sentimiento.
Por otra parte, las akráticas débiles serían aquellas personas que a pesar de llevar a
cabo una deliberación racional sobre qué curso de acción tomar, eligen dejarse llevar por la
pasión y los sentimientos.
28. Dos ejemplos de akrasia
1) En un razonamiento práctico ético
Deseo conseguir la felicidad
Para conseguir la felicidad sé que debo hacer X
Debo hacer X, pero no hago X
2) En un razonamiento práctico técnico
Deseo ganar la partida
Para conseguir ganar la partida sé que debo mover Peón-7-Rey
Debo mover Peón-7-Rey, pero no muevo Peón-7-Rey
29. A través de las acciones podemos comprobar
si hay contradicción con las premisas
30. Como es cierto que la conclusión de un silogismo práctico es una clase concreta de
acción, las acciones nos van a permitir verificar la consistencia de las creencias que hemos
enunciado en la premisa principal y/o secundaria.
En efecto, las acciones también pueden, por supuesto, expresar creencias, aunque
no siempre tan clara o poco ambiguamente como un juicio verbal. Por esto y sólo por esto,
puede confundirnos la contradicción entre las acciones de un agente dado (lo que hace) y sus
afirmaciones (lo que dice).
Nos confundiría, por ejemplo, alguien del que supiéramos tres cosas:
31. Primera: Que quiere mantenerse sano (fin, telos, querer)
Segunda: Que ha afirmado sinceramente que enfriarse y mojarse es malo para su salud,
diciendo al mismo tiempo que la única forma de mantenerse caliente y seco en invierno es
ponerse el abrigo (deliberación de los varios medios para alcanzar el fin)
Tercera: Que habitualmente en invierno sale sin abrigo (acción hecha o medio elegido)
Al hacer el esfuerzo de construir el razonamiento práctico, tal acción parece expresar
una creencia inconsistente con las demás creencias que ha expresado.
Así, la descripción del silogismo práctico de Aristóteles puede servir para declarar las
condiciones necesarias de la acción humana inteligible, y hacerlo de modo tal que valga
reconocidamente para cualquier cultura humana.
33. Conocer la estructura formal del razonamiento práctico es útil para reflexionar sobre las
faltas, carencias, sesgos, ilusiones, falacias, imprecisiones de los razonamientos prácticos
que, voluntaria o involuntariamente, se hacen (o hacemos) en forma de:
Toma de decisiones individuales o compartidas
Recomendaciones, Guías de Práctica
Prescripciones
Órdenes de servicio, Obligaciones, Reglamentos
Contratos de gestión
Imposición de obligaciones implícitamente, en el momento que se otorgan derechos
explícitamente a los usuarios a los que se tienen que atender
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