MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
Puro cuento publicar
1. PURO CUENTO
ADAPTACIÓN TEATRAL DE EJEMPLOS,
APÓLOGOS Y FÁBULAS MEDIEVALES
Patraña de la mujer locuaz
(Sobre un relato de Corbacho del Arcipreste de Talavera)
La reina al desnudo
("Los tejedores que hicieron el paño"
de Don Juan Manuel)
La disputa por señas
("La disputa de un griego y un romano" del Arcipreste
de Hita)
IES ITURRALDE
1º DE BACHILLERATO, B
Profesora: Mª Ángeles Cuéllar
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2. PURO CUENTO
ADAPTACIÓN TEATRAL DE EJEMPLOS, APÓLOGOS Y
FÁBULAS MEDIEVALES
(En clase. mucha luz. Unos sentados y otros de pie. Se oye un timbre )
Alumno 1: ¡ Madre mía, la profesora Mª Ángeles nos va a volver locos a todos! El año pasado
nos tocó hacer un periódico (Iturrealízate) y este tenemos que preparar una pequeña obra de
teatro a partir de unos cuentos medievales, se va a llamar Puro... Cuento.
Alumno 2: ¡¡¡Teatralízate!!! (Se ríen los cinco).
Alumno 4: Por lo menos tenemos libertad para elegir el cuento que nos guste y para hacerlo
como queramos, con títeres (mueve las manos como si llevara marionetas), adaptándolo a la
actualidad…
Alumna 3: (tímida) Lo malo es que hay que representarlo y eso me pone nerviosa...
Alumno 2: A mí me pasa lo mismo, sobre todo en los exámenes... es por eso que utilizo
“apuntes” para acordarme de las cosas, pero los profes no me entienden y siguen
empeñándose en que son chuletas. (Da un golpe en la mesa, simulando estar enojado; todos
ríen menos el alumno 1, que les corta con un gesto de la mano)
A.1: ¿Queréis parar? Os recuerdo que esto cuenta para nota, y todavía tenemos que elegir el
cuento, hacer las adaptaciones y aprender el guión.
A.2: Seamos realistas y busquemos lo imposible: lo aprenderemos el último día incrementando
el consumo de bebidas energéticas en un 300%.
A.3: Pues yo estoy con ella... En vez de quejarnos, trabajemos. Cuando antes empecemos,
antes terminaremos. Vamos a ello. (Se sientan).
A.4: (Leyendo del libro de texto con tono serio) En Castilla, por el siglo XIII, los dominicos
utilizaron los cuentos para predicar de una forma más amena y accesible a todos. Imitaron las
colecciones traducidas del árabe por Alfonso X el sabio como el Calila e Dimna o el Sendebar
que enseñaban a vivir con prudencia en el mundo y a advertir sobre los engaños de que son
capaces las mujeres, brindar los elementos necesarios para poder distinguir sus artes, e invitar
al lector para que busque la verdad detrás de las apariencias.
A.3: Ya estamos con la literatura misógina. Es como el sexismo en el lenguaje: "co-jo-nu-do"
cuando algo es bueno y "co-ña-zo cuando es aburrido... Machismo por todas partes, lo mires
por donde lo mires.
A.1: Si quieres podemos probar a decir "co-jo-na-zo" y "co-ñu-do", aunque dudo que la gente
se anime a ello. (Risas)
A.5: Para la Iglesia las mujeres siempre hemos tenido la culpa de todo, hasta de los atascos en
las carreteras. (Más risas)
A.4: Shhhh! No lo digas muy alto que lo mismo vienen los antidisturbios y te pegan.
Últimamente, el hecho de expresar tu opinión en una manifestación puede llegar a constituir un
delito. Nueve siglos después, seguimos con la censura y la violencia de género.
A.3: Al menos ahora la mujer está un poco más protegida... algo es algo. Antes, a la primera de
cambio, los maridos podían deshacerse impunemente de sus mujeres.
1º adaptación: La patraña de la mujer locuaz
A.4: (En la misma postura que el acto anterior. Se oye el timbre. Sigue leyendo en el libro de
texto) En el siglo XIV aparece otra colección de apólogos escritos por el infante don Juan
Manuel: el Libro de Patronio y el Conde Lucanor, donde Patronio, el ayo, da consejos al
joven e inexperto Conde y se los aclara por medio de ejemplos de origen oriental, árabe,
cristiano o grecolatino. Todos ellos están escritos en prosa y tienen una moraleja al final que
recoge el propio autor.
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3. A.2.: (Finge un ronquido) Traduce al castellano...
A.1: Estoy de acuerdo contigo, esto es un "co-jo-na-zo"...
A.3: No tanto, en clase leímos doña Truhana, El mancebo que casó con la mujer brava y
Los tejedores que fizieron el paño y fue divertido. Lo más importante es que otros autores
posteriores se basaron en ellos para hacer sus obras: Cervantes, Jean de la
Fontaine,Shakesperare y Andersen.
2º adaptación: La reina desnuda
A.4.: (Timbrazo. En la misma postura. Lee) El Arcipreste de Hita incorpora también fábulas y
enxiemplos en el Libro de Buen Amor. Utiliza las mismas fuentes y también pretende
enseñar como su coetáneo don Juan Manuel; pero hace una sátira caricaturesca, llena de
ironía y humor de la sociedad de la época. Su expresión es mucho más directa y sugerente, a
pesar de utilizar la Cuaderna Vía del Mester de Clerecía.
A.5: Como El Decamerón de Boccaccio, (lee ) donde un grupo de un grupo de diez jóvenes
(siete mujeres y tres hombres) huye de la peste y se refugia en una villa en las afueras de
Florencia. Durante diez días y para distraerse, cada miembro del grupo cuenta una
historia diariamente, lo que supone un total de cien historias.
A.2: Al menos ya sabemos de dónde sacaron la idea los de “Telecirco” y la “MTV” para hacer
Gran Hermano y Gandía Shore. (Todos ríen ante el comentario)
A.1. También son como Los cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer y Las mil y una
noches...
A.3. ¡Menos mal que estos tres últimos no entran en la adaptación!
A.2: Pues, ¿qué quieres que te diga? A mí, algunos cuentos de Las mil y una noches, no me
parecen mal. Sobre todo me gusta el personaje de Sherezade que con su astucia logra burlar
al sultán y salvar su vida. (Choca la mano con el Alumno 5 y las chicas ponen los ojos en
blanco,sorprendidas)
A.1.: (Continúa leyendo) Frente al tono doctrinal y medieval del infante, el Arcipreste se mueve
en el terreno de la ambigüedad: en su libro encontraremos intención moralizadora para llevar
una vida santa, pero también ocasión para pecar (sigue leyendo en castellano medieval):
“Enpero, porque es umanal cosa pecar, si algunos quisieran usar del loco amor, aquí fallarán
algunas maneras para ello”. (Le tiran bolas de papel). Sus páginas están llenas de la
alegría de vivir renacentista. (Se las devuelve)
3ª Adaptación: La disputa por señas
(A. de Hita)
A.4: Ya está, podemos adaptar la Disputa entre griegos y romanos, la leímos en clase.
A.2: ¿Disputa entre griegos y romanos? ¿Sobre qué va? ¿Sobre qué país tiene más paro?
(Ante la mirada que le echan, se calla) Perdón...
A.3: Yo la recuerdo. Los romanos vivían según la ley del más fuerte, y envidiaban a Grecia.
A.2: ¿Por qué la envidiaban? ¡SI SOLUCIONABAN LAS COSAS A PUÑETAZOS, LA FORMA
MÁS RÁPIDA!
A.5: Pues precisamente por eso. Ellos querían compartir las leyes y la justicia que impartían los
sabios griegos, y decidieron pedírselas.
A.4: Pero ellos se negaron, alegando que eran tan borricos que no sabrían usarlas.
A.1: Anda, mira, igualito, igualito que uno que yo me sé (le da unas palmadas en la espalda al
alumno 2, que resopla, malhumorado).
A.3: Los romanos insistieron y un sabio griego propuso enfrentarse a uno de ellos en un duelo
por señas ya que no hablaban el mismo idioma. Si ganaban los romanos, conseguirían las
leyes.
A.4: Como todo aquel que haya abierto el libro de filosofía durante el curso, que a juzgar por
las notas serán pocos, sabemos que los griegos eran espléndidos filósofos y muy, muy
inteligentes y sabios, frente a los romanos que, básicamente, eran unos zopencos.
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4. A.2: Así que, resumiendo, una especie de examen por señas listos contra tontos, ¿no? No
hace falta que sigáis, se sabe quién ganará.
A.5: La cosa no es tan sencilla, porque los romanos cayeron en ese detalle y decidieron
encargarle el muerto al primer rufián que pasó por allí, ordenándole que hiciese las señas que
le señalasen los dioses.
A.4: Sorprendentemente, después de la disputa , el sabio griego dictaminó que los romanos
merecían las leyes y todos marcharon en paz. Luego, le preguntaron al sabio qué había
pasado durante el duelo...
A.3: Y él contestó (Música interrumpiendo, en la pantalla aparece una mano con el dedo índice
extendido) que había dicho que solo había un Dios (aparece otra mano con 3 dedos
extendidos, el pulgar entre índice y corazón) y que el romano respondió que había 3,
apoyado en uno solo, gran verdad.
A.1: El griego terció entonces (aparece una mano, tendida llana) que todo era según su
voluntad, la de Dios, y el romano respondió (puño cerrado en pantalla) que era cierto porque
Dios lo dominaba todo. Cuando constató que comprendían la santa Trinidad, les otorgó las
leyes.
A.2: Ya... ¿y dónde está la gracia, pues?
A.5: La gracia está en lo que creyó entender el romano. (Primera imagen) Primero entendió
que el griego le decía que con un dedo le sacaría un ojo, (segunda imagen) y él
respondió que con 3 suyos le rompería los dos ojos y los dientes.
A.4: (tercera imagen) El romano pensó que el sabio griego, en un acto de insolencia, le decía
que le iba a dar una torta en la frente.
A.3: (última imagen) Y él, como Pedro por su casa, le soltó que de un puñetazo le daría el peor
golpe de su vida. Por lo que y que el sabio griego, al comprender su fuerza, no le negó nada.
A.1: Y así llegamos a la resolución de la obra.
TODOS (menos el 2): No hay palabra mal dicha...
A.2: (con tono de pregunta) ¿Sino mal pronunciada? (Todos sueltan suspiros y ruiditos de
fastidio)
A.3: Mal interpretada, melón.
A.4: Deberías plantearte empezar a abrir el libro.
A.5: Si, porque luego se quejará de que es junio, tiene una montaña de apuntes así (abre las
manos mucho) y acabará con ganas de tirarse por una ventana.
A.2: ¿Suicidio colectivo? (Socarrón, con una sonrisa). ¡ES QUE NO TENGO TIEMPO DE
ESTUDIAR!... ¡NI GANAS!
Optativo, aparece Óscar caracterizado de profesor y se une a ellos
A.2: A.3: Lo sabemos, lo único que tú tienes es...
TODOS (incluidos los actores anteriores, saliendo al escenario):
¡ Puro cuento!
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5. PATRAÑA DE LA MUJER LOCUAZ
Sobre un relato de Corbacho del Arcipreste de Talavera
PRIMERA ESCENA (En la casa, jugando al ajedrez. Música inquietante)
MARIDO: Mi mujer es hermosa, su belleza no tiene comparación alguna, procede de una buena
familia..., pero todos estos atributos son pequeños al lado de su traición. ¡No sabe mantener un
secreto!. Ha engañado mi confianza y mi corazón. Yo pensaba que me obedecía en todo. ¡Qué
tonto fui! ¿Qué puedo hacer para que pague por ello? Por cierto, he conocido a Salomé, tu
hermosa hija, que me ha sorprendido gratamente.
CONFIDENTE: Recuerda que tú estás casado y no eres libre. Si fueras viudo, me alegraría de
poder emparentar con tu linaje y unir nuestras fortunas ... ¿Estás seguro de su culpabilidad de tu
mujer? Si es así, has de hacerle pagar por sus traiciones, pero tu nombre ha de quedar limpio.
MARIDO: Explícate. ¿Cómo podría hacer eso?
CONFIDENTE: Prueba su confianza y su lealtad. La someterás a tres pruebas, primero le contarás
que recientemente has tenido algunas deudas de juego y que no se lo habías contado por no
causarle sufrimiento alguno. Hecho esto, si lo cuenta, no te es leal y pasaremos a las demás.
MARIDO: Haré lo que me dices y te contaré lo acaecido (se marcha el confidente).
MARIDO: (Se queda pensativo y llama a su mujer) Mujer, ven.
MUJER: Ya voy. (Entra en escena) ¿Marido, qué sucede, qué te angustia?
MARIDO: He de confesarte ciertos problemas que me afligen. Desde hace unos meses he estado
malgastando nuestros ahorros en el juego. Por querer recuperar el dinero perdido, he ido cayendo
cada vez más bajo y estoy desesperado. No sé qué hacer para solucionarlo (se levanta). Solo te
pido que esto que te he confiado no se lo cuentes a nadie, pues me sentiría muy avergonzado ante
los demás.
MUJER: No te preocupes. Ve tranquilo, tu secreto está seguro conmigo (Espera a que el marido se
marche y llama por la ventana a una vecina). Vecina, tengo que contarte algo, no me lo puedo
callar, ese marido mío es un sinvergüenza. Se ha gastado todos nuestros ahorros en el juego.
VECINA: ¡Qué me dices! No puedo creer lo que me estás contando.
MUJER: Pues créetelo, te lo digo yo, el juego nos ha arruinado y según él lo tengo que callar. (Se
cierra el telón)
ESCENA SEGUNDA (En la casa)
CONFIDENTE: He estado en la taberna y ¿a qué no sabes lo que todo el mundo comenta?
MARIDO: ¿Qué es lo que se dice por ahí?
CONFIDENTE: Que un hombre muy conocido por culpa del juego lo ha perdido todo. ¿No te he
dicho que en las mujeres no hay que confiar?
MARIDO: Tu idea ha dado resultado y mis sospechas han resultado ciertas. ¿Cómo ha podido esta
mujer volver a traicionarme?
CONFIDENTE: Después de la primera traición las demás vienen seguidas. Has de seguir
probándola para que no te quede ninguna duda acerca de su culpabilidad (Se marcha).
MARIDO: Así lo haré (Llama a su mujer).
MARIDO: He oído rumores en la taberna acerca de un hombre que ha perdido todo por culpa del
juego y de que su mujer, en vez de guardar el secreto como él le había pedido, no ha tardado en
divulgarlo. Mujer, ¿has contado tú el secreto que te confié? Me siento defraudado.
MUJER: ¿Yo? ¡No! ¡ Cómo crees que yo haya podido hacerte eso esposo mío, si para mi tú eres lo
más preciado para mí y te obedezco en todo! Te prometo que de mi boca ni una sola palabra ha
salido (Hace un gesto cruzando los dedos) .
MARIDO: Creo en ti, mujer, y por eso te confiaré una buena nueva ¿Te acuerdas de mi tío Samuel,
el que vivía en Toledo?
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6. MUJER: ¿Vivía?
MARIDO: Sí, hace dos días ha fallecido. Aunque su muerte me entristece, la herencia que me ha
dejado me llena de alegría porque gracias a ella pagaré mis deudas y saldremos de este bache. Te
vuelvo a pedir que no se lo digas a nadie, pues la envidia es capaz de crearnos enemigos donde no
los hay. (Telón)
ESCENA TERCERA (En la taberna. Ruidos de taberna, rasgueo de guitarra)
TABERNERA: Buenas, doña Inés, qué raro verla por aquí. ¿Desea tomar algo?
MUJER: Me apetece tomar un vino, a mi marido no le importará. Quiero beber para celebrar una
buena noticia. Póngame lo más caro que tenga.
TABERNERA: Parece que la señora no tiene reparo alguno con el dinero.
MUJER: Hoy el sol brilla, los pájaros cantan y yo soy la mujer más rica de esta taberna.
(Acercándose y hablando bajito)Te lo contaré, pero tienes que prometerme que no saldrá de aquí.
TABERNERA: Faltaría más, doña Inés. Cuénteme usted, soy una tumba.
MUJER: Pues mire, hace unas horas mi marido me dio una noticia estupenda, su tío ha muerto.
TABERNERA: ¡Pero doña Inés! ¿Cómo es usted así de cruel?
MUJER: Que no, mujer, que no lo entiendes, que cuando el hombre estiró la pata dejó a mi marido
una cantidad de dinero inigualable.
TABERNERA: En todo caso, por la muerte de alguien uno no se puede alegrar (sirve un vaso y se
lo da). Pero me alegro por usted y por su marido, son muy afortunados (guiña un ojo y levanta la
voz). Debería compartir su alegría con los demás.
MUJER: Tienes razón. (Dirigiéndose a los parroquianos). ¡Los invito a todos ustedes a las
siguientes rondas! (Todos dan vivas a Doña Inés mientras hacen un brindis)
MUJER: ¡Pero qué tarde es! Debería irme ya a casa, antes me pasaré por el mercado y prepararé
una cena familiar muy especial. Seré la más envidiada.
TABERNERA: No lo dude doña Inés, vaya usted con Dios.
MUJER: Adiós. (Se va la mujer, ruido de vasos brindando, al poco rato entra el marido)
TABERNERA: ¡Hombre, don Ismael! ¿Cómo usted por aquí? Si busca a su mujer, acaba de salir.
Fue a hacer la compra para la cena familiar de esta noche.
MARIDO: No la busco, en realidad venía a tomarme una vaso de vino.
TABERNERA: Por cierto, enhorabuena por lo de la herencia, su mujer me lo contó y me dijo que le
guardase el secreto. Tranquilo, don Ismael, no diré nada.
MARIDO: ¡Será zorra! ¡Todas las mujeres son iguales! (en ese momento se le acerca el confidente
que está sentado)
CONFIDENTE: ¿Ve, señor? En las dos pruebas que le hemos puesto ha demostrado su traición,
ahora podemos estar seguros y tomar medidas.
MARIDO: Convencido estoy de esto y mi sed de venganza ha ido creciendo. El problema es que
teniendo en cuenta el linaje del que procede mi mujer, lo tengo difícil para acabar con ella y salir
impune de todo castigo.
CONFIDENTE: Difícil sí, pero no imposible. Podemos hacer uso de una de las cualidades propias
de las mujeres, la curiosidad, que la ha llevado a la perdición desde tiempos de Adán y Eva.
MARIDO: Explíquese mejor.
CONFIDENTE: Elabore una ponzoña confeccionada con veneno y mézclela con el mejor y más
odorífero vino, póngalo en una botella de vidrio y avísele delante de su familia que de que no tiene
que beberla. Ella, empujada por la curiosidad, acabará desobedeciéndole.
MARIDO: He de confesarle que cada vez se luce más con sus ideas. (Telón)
ESCENA CUARTA (En la casa)
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7. MADRE: Hija mía, qué grata noticia la de esta cena familiar en tu casa. ¿Qué celebramos? ¡Cuánto
tiempo hacía que no te veía!
HERMANA: Lo mismo digo yo, últimamente hemos estado bastante alejadas, pero me llena de
alegría volver a verte, hermana.
MUJER: La alegría es compartida. Estaba deseando volver a veros porque tengo buenas noticias
(aparece el marido muy serio con una botella en la mano).
MARIDO: Buenas noches, señoras, espero que la velada sea de su agrado, me complace mucho
estar aquí, todos reunidos. Por cierto, querida, ¿ves esta botella que traigo?, pues he de rogarte que
no bebas de lo que dentro tiene, que si lo gustases, morirás (La coloca encima de la mesa) Yo he
de salir un rato, pero en nada regreso.
MADRE: ¿Qué querrá decir con esto tu marido?
MUJER: No lo sé, pero lo pienso comprobar (coge la botella).
HERMANA: Detente, hermana, quizás deberías hacerle caso, no sabes lo que puede contener ni de
lo que podría pasar si lo probases.
MUJER: (oliendo) Tiene un olor a vino muy fino y delicado. Estoy segura de que se lo pensaba
beber él solo y ya sabéis que las cosas buenas no están hechas solo para la boca de rey. (Bebe
de la botella y cae muerta al instante)
HERMANA: ¡No, Dios mío!
MADRE: (Entre sollozos) ¡Oh, Fortuna! ¿Por qué te has llevado contigo a mi hija que es una fiel
cristiana?
( Las luces enfocan al confidente y al marido que sonríen mefistofélicamente a la izquierda del
escenario, han observado la escena y lo celebran con vino, el marido se adelanta dirigiéndose al
público. Música inquietante como en la primera escena)
MARIDO: Esos gritos me confirman que estoy libre de mujer y de pecado. Debo ir a mostrar mi
pesar, todos sabemos bien que el objeto de mi venganza era su muerte. ¡Ya puedo casarme con
Salomé!
Optativo: Luz azul, Óscar vestido de sacerdote diciendo: Ego te absolvo un peccatis tuis in
nomine Patris et Filii et Spiritus Santi
FIN
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8. La reina al desnudo
("Los tejedores que hicieron el paño"
de Don Juan Manuel)
ESCENA I
(Mucha luz. En la plaza del pueblo están las picaras sentadas y bostezando)
PICARA 1 TONTA: ¡Ay, míseras e infelices! ¡Habrá otras mujeres más infelices que nosotras
en este reino! Necesito salir de esta pobreza, estoy cansada de comer chochos.
PICARA 2 LISTA: Ya, y yo…
(Música solemne. Aparece la reina en su paseo matutino en medio de su ministro y su criado,
que cojea y les hace perder el ritmo)
REINA: Necesito el mejor traje para el desfile Real para que todos me admiren. ¡Mandadlo
preparar!
CRIADO: (Tartamudeando) ¡Sí, Majestad!
MINISTRO: Esta tarde convocaré a los mejores tejedores para que confeccionen vuestro
vestido.
PICARA 2: (Escuchando y dándole un codazo a la Pícara 1) ¿Has escuchado?...
PICARA1: ¿El qué?
PICARA 2: Pareces tonta, ¡cállate y come! Tengo una idea (La picara 2 empuja a la picara 1
debido a la emoción de su gran idea, cayéndosele los altramuces)
ESCENA II
( Música solemne. Luz más tenue. Dentro de palacio se encuentra su majestad sentada en el
trono sobre la bandera nacional y aparece el criado)
CRIADO: Su majestad, han llegado unas tejedoras extranjeras que tienen una idea muy
innovadora para su traje. ¿Las dejo pasar?
REINA: Que pasen, que pasen.
(Entran las picaras vestidas de tejedoras)
PICARA 2: (Mientras hacen una reverencia que les sale mal) Permítanos presentarnos, su
majestad
PICARA 1: Mi nombre es Francesca.
PICARA 2: Yo me llamo Gisela.
PICARA 1: Acabamos de venir de la plaza…
PICARA 2: (Le da un codazo a la picara 1) La plaza italiana Veluchi en Milán. Nos ha llegado la
noticia de que vos necesitáis el mejor traje del mundo.
REINA: Ah, ¿qué tenéis para mostrarme? ¿Cuál sería vuestra idea?
PICARA 1: Habíamos pensado para vos un vestido transparente (recibe otro codazo en el
costado y da un grito).
PICARA 2: Francesca quiere deciros que es de una tela traída directamente de Italia con un
nuevo bordado transparente .
REINA: (Se queda mirando pensativa) ¡Qué interesante! ¡Seré la admiración de todo mi
pueblo!
PICARA 2: Es una tela maravillosa, su mayor cualidad es que solo lo ven los que son
realmente hijos de su padre (música de intriga) .
REINA: (Sorprendida y pensativo) ¡Oh! Me encanta la idea, poneos a trabajar. (Telón)
ESCENA III
(Días después. Música pachanguera. En un aposento de palacio las picaras comen altramuces
con los pies encima de las sillas, de repente entra el ministro y disimulan que están tejiendo.
Asomado en una esquina el criado observa la escena)
MINISTRO: ¿Cómo lleváis el vestido?
PICARA 1: Pero… si todavía no hemos empezado.
PICARA 2: (Le da un codazo a la pícara 1) SHH!… quiere decir que ya lo estamos
terminando. Mirad allí y veréis que bien está quedando. (El ministro no sabe a dónde mirar)
PICARA 1: (Lo coge del brazo, se dirige al atril y se lo muestra) Observad estos colores tan
llamativos y estos bordados dorados. La riqueza y belleza del tejido es inigualable
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9. MINISTRO: ( Música de sorpresa. Aparte) Pero si no veo nada, ¿seré hijo de mi padre?
PICARA 2: Tocad su textura.
MINISTRO: (Música de sorpresa. Aparte) Pero si no veo noto nada, ¿seré hijo de mi padre?
PICARA 1: Oíd el sonido de la seda.
MINISTRO: (Se lleva la mano a la oreja. Aparte) Pero si no oigo nada, ¿seré hijo de mi padre?
PICARA 1: ¿ A que es el vestido más extraordinario que habéis visto en vuestra vida?
MINISTRO: (Pensativo e irónico) Sí, sí, no cabe duda de que es digno de una reina. (se baja
el telón)
ESCENA IV
(Música solemne. En el salón del trono en palacio se encuentra la reina sentada. Entra su
criado)
CRIADO: Ha llegado el señor ministro, ¿le dejo pasar?
REINA: Sí, sí, que pase.
(Entra el ministro)
MINISTRO: Vengo de ver tu impresionante vestido. Es muy colorido y muy vistoso, sé que le
encantará.
CRIADO: (Interviene aunque no le han dado permiso) Yo también lo he visto.
REINA: ¡¿Qué hacías tu viendo mi vestido sin mi permiso ? (le abofetea) ¡INSOLENTE!
¡Siempre metiéndote donde no te llaman!
CRIADO: (Defendiéndose). Majestad, sentía curiosidad porque como decían…
REINA: Pues dudo que tú lo hayas podido ver. ¡Eres un bastardo, fuera de mi vista y de mi
palacio!
MINISTRO: Cálmese, mi señora
CRIADO: (Aparte) Ya te arrepentirás de haberme insultado, bruja. ( Telón)
ESCENA V
(Días después. Música solemne. Dentro de los aposentos de la reina aparecen las picaras)
PICARA 2: (Haciendo reverencias y equivocándose como siempre). Majestad, ya tenemos
confeccionado su traje.
PICARA 1: Hemos pensado taparle los ojos mientras se lo probamos para que la sorpresa sea
mayor.
REINA: Me gusta la idea.
(Las picaras le colocan la venda en los ojos, le quitan la capa, la dejan desnuda y hacen que le
colocan el vestido con parsimonia)
PICARA 1: (Aguantándose la risa) Por aquí está más largo…
PICARA 2: Sí, sí, hay que ajustarlo
REINA: ¿Qué tal vais? Apresuraos… parece muy ligero.
PICARA 2: Ya está casi, ya está casi.
PICARA 1: (Susurrando) Venga vamos a quitarle la venda, a ver qué cara pone…
REINA: ¿Qué has dicho?
PICARA 2: Nada, nada que ya está listo
(Le quitan la venda a la reina frente al espejo, al verlo queda sorprendida y no sabe qué cara
poner)
REINA: ¡Oh! Qué bonito, es de mi agrado.
PICARA 1: (impertinente) ¡ Rápido, danos el dinero que nos prometiste!
PICARA 2: (Otro codazo) Majestad, perdonad a mi amiga, es que tenemos prisa. Nuestra
fama ha corrido de boca en boca y nos esperan en otro palacio. (El Ministro les da el dinero; la
picara 1 lo intenta coger y se le cae, lo coge y tropieza.
(Susurrando y dirigiéndose a la pícara 1) Corre, corre…
REINA: La Reina tras quedarse sola en el trono, empieza a expresar su preocupación en un
monólogo. Luz azulada ) No veo el traje, me miro al espejo y me veo desnuda, ¿será que no
soy hija de mi padre…? ¿Cómo es posible que hasta mi criado pueda verlo y yo no? A lo mejor
no me corresponde el trono, ya que no soy hija del rey. Pero tendré que aguantar. Si se
enteraran, me quitarían la corona y todos sus privilegios. No debería haberle llamado
bastardo a mi criado si yo también lo soy... Solo deseo que pase rápido el desfile.
(Luces fuertes. Aparece su ministro y juntos se asoman al balcón)
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10. MINISTRO: Querido pueblo: ha llegado el gran momento del desfile militar y, como no podía
ser menos, la reina lleva el vestido más bonito del mundo.
REINA: (la reina, desnuda, intentando poner buena cara). Queridos súbditos, doy comienzo al
desfile.
(En platea)
PUEBLO: ¡Oh, qué vestido más bonito! ¡Qué guapa va la reina! ¡Viva la reina!
CRIADO: (Entre el público gritando) ¡Pero si no lleva nada! La reina va desnuda. A mí no me
importa decir que no soy hijo de mi padre porque soy huérfano.
MINISTRO: No es verdad, mientes (A los guardias) ¡LLEVAOSLO!
(Los guardias lo apresan. Himno nacional al mismo tiempo que empieza a subir un clamor
entre el pueblo)
(Optativo, aparece el Padre del criado (que también es tartamudo y cojo): No eres huérfano,
yo soy tu padre, te tuve que abandonar en el hospicio porque tenía que ir a la guerra (Se
funden en un abrazo y se alejan cojeando)
PUEBLO: Pues es verdad, no lleva nada. ¡BASTARDA, BASTARDA, NO DEBERÍA SER LA
REINA! (Más abucheos)
REINA: (Susurrándole al ministro mientras saluda al pueblo) ¡Dientes, dientes! Hay que
aguantar hasta el fin. La monarquía debe seguir.
MINISTRO: (Mirando al cielo) ¡Que Dios nos ampare! Tendré que preparar un golpe de estado.
LAS PÍCARAS: (Entre el público, gritando) ¡Viva la República!
FIN
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