La dieta durante el embarazo y la lactancia debe incluir proteínas, hidratos de carbono, grasas, hierro, calcio, ácido fólico y vitaminas para satisfacer las necesidades nutricionales aumentadas de la madre y el feto. Se recomienda comer carnes, huevos, pescados, leche, frutas, verduras, cereales integrales y legumbres, y beber mucho líquido como agua, para mantener una buena salud.
RETO MES DE ABRIL .............................docx
Dieta embarazo y lactancia
1. Dieta durante el embarazo y Lactancia materna
Proteínas: son necesarias
para construir y reparar el
tejido de la madre y del feto;
se encuentran en carnes,
huevos, pescados, leche y
productos lácteos,
legumbres, frutos secos y
cereales.
Hidratos de
carbono: constituyen la
principal fuente de energía
para la madre y para el feto.
Están presentes en la
pasta, legumbres, patatas,
hortalizas y cereales, que
conviene que sean
integrales para ayudar a
combatir el estreñimiento.
En cambio, se recomienda
limitar la ingesta de
azúcares, presentes en las
harinas refinadas, el pan
blanco, la pastelería, la
bollería industrial, el
chocolate…
Grasas: portan ácidos
grasos esenciales y
energía, pero es mejor
moderar su consumo y
optar por grasas saludables,
que se hallan en el aceite
de oliva, y los ácidos grasos
omega-3, muy importantes
para el correcto desarrollo
del feto. Estos
se encuentran en los frutos
secos, semillas y muchos
pescados. Por contra, se
debe limitar el consumo de
grasas saturadas como las
animales, el queso graso
curado, la nata y la
mantequilla.
Hierro: necesario para
prevenir la anemia. Lo
tienen las carnes rojas,
cereales, legumbres y frutos
secos. Es habitual en esta
etapa que el médico
aconseje a la mujer tomar
suplementos de este
mineral.
Calcio: está presente en la
leche y productos lácteos,
soja, acelgas, legumbres y
almendras.
Moderar el consumo de
sal, que debe ser
yodada.
Ingerir mucho líquido:
unos dos litros de agua al
día -en torno a los ocho
vasos diarios-, para
ayudar a combatir
el estreñimiento, controlar
las náuseas y los
vómitos, evitar la
sequedad de la piel y a
prevenir las infecciones
urinarias. También se
pueden tomar infusiones,
leche, caldos y zumos,
que deben ser naturales
o pasteurizados.
Controlar el consumo
de bebidas con gas o
excitantes como el café,
el té y los refrescos de
cola.
El embarazo y la lactancia
son estados fisiológicos
de altos requerimientos
de nutrientes en función
de las necesidades
metabólicas aumentadas
de los tejidos maternos, el
crecimiento y
funcionamiento de la
placenta, el crecimiento
del feto y la producción de
la leche materna.
La demanda nutricional
es relativamente mayor
en el caso de madres
adolescentes, porque las
mismas están todavía en
fase de crecimiento y
precisan cubrir las
necesidades de su propio
crecimiento, además de
las necesidades fetales y
las del bebé lactante.
La OMS ha establecido una serie de
pautas y recomendaciones que es
necesario llevar a cabo con la leche
extraída para asegurarnos de que no
proliferen bacterias en ella y de que
no pierde ninguna propiedad.
Dependiendo de cuánto tiempo pase
desde que la leche es extraída del
pecho hasta que la vaya a tomar el
bebé, tenemos tres opciones
diferentes: dejarla a temperatura
ambiente, meterla al frigorífico o
congelarla. El tiempo de
conservación será el siguiente:
A temperatura ambiente, es decir,
entre 19 y 24 grados, la leche puede
mantenerse en condiciones óptimas
entre 6 y 8 horas y, pasado ese
tiempo, debe ser desechada.
Si la temperatura supera los 25
grados, también debemos
descartarla. Por ello, si vas a
transportar el recipiente con la leche
extraída, lo mejor es hacerlo en una
nevera con una placa de hielo para
asegurar que se encuentra a una
temperatura adecuada.
En el frigorífico dura en óptimas
condiciones entre 3 y 5 días siempre
y cuando su temperatura sea inferior
a 4 grados.
En caso de meterla al congelador,
debemos tener en cuenta si su
temperatura puede regularse
independientemente de la nevera o
no.
Si tiene un termostato individual, la
leche puede mantenerse durante 6
meses. En caso contrario, serán 4
meses.
Leche previamente congelada:
aguanta 2 horas fuera del frigorífico
y 24 horas en su interior si la
temperatura es inferior a 4 grados.
2. Ácido fólico: muy
importante para el
desarrollo del sistema
nervioso central del bebé.
Lo contienen las verduras
de hoja verde, cereales,
huevos, naranjas,
legumbres y nueces. Las
embarazadas deben tomar
suplementos diarios de este
mineral, al menos, hasta el
tercer mes de gestación.
Vitaminas y
fibra: imprescindibles para
el correcto desarrollo del
feto -sobre todo la B12-, se
obtienen comiendo
abundantes frutas (4 o 5
porciones diarias y mejor
enteras que en zumo),
hortalizas y verduras
frescas, siempre lavándolas
bien.