1. Sesión de Aprendizaje Misión de los apóstoles Autora: Mayda Calderón Bernal Síganme que yo los haré pescadores de hombres …

2. Discípulos y discípulas Hay que recordar a todos los fieles, que desde el momento de nuestro bautismo, estamos consagrados y llamados para ser y vivir como discípulos y misioneros de Cristo. Con el bautismo empieza nuestro discipulado. No olvidemos las palabras de Jesús: “hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28,19). Y esto tiene sus implicaciones en la vida de las personas bautizadas.

3. Ser discípulo y discípula implica Ser discípulo y discípula implica seguir fielmente a Cristo, aprender de él, vivir íntimamente unido con él, compartir su vida, reproducir su ejemplo y dar testimonio de él. El discípulo y la discípula de Cristo se enraízan en él para tener la vida que hay en él. Como dice el mismo Jesús: “Yo soy la vid y ustedes los sarmientos” (Juan 15,5). Jesús es el tronco y nosotros las ramas; para tener vida tenemos que mantenernos unidos a él.

4. Misioneros y misioneras También por el bautismo somos consagrados para continuar la misión de Cristo en el mundo. Todo bautizado recibe de Cristo, como los apóstoles, el mandato de la misión: “Vayan por todo el mundo y proclamen la buena noticia a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará” (Marcos 16,15). Los discípulos y discípulas también son misioneros y misioneras.

5. SER MISIONERO Y MISIONERA IMPLICA Ser misionero y misionera es dar a conocer a Cristo a todos y a todas, para que conociéndolo, se acerquen a él, se unan a él, lo amen, lo sigan y lo sirvan, y en él tengan la verdadera vida que sólo en él se puede alcanzar. Discipulado y misión son como las dos caras de una misma moneda; cuando el discípulo está enamorado de Cristo, no puede dejar de anunciar al mundo que sólo él salva.

6. Cumpliremos nuestra misión con alegría y perseverancia