1. EL CASTILLO ENCANTADO
Hace muchos años en una pequeña aldea al norte de México llamada Las Rosas, habían dos
hermanos pobres que vivían con su mamá. La niña se llamaba Lupita, tenía 11 años y era una
niña muy grosera con su mamá, nunca le obedecía y siempre le contestaba mal. El hermano se
llamaba Chuchito y era un niño muy flojo que jamás ayudaba en las tareas del hogar.
Su mamá se llamaba María y era una señora que lavaba y planchaba ropa ajena para darle de
comer a sus dos hijos, los cuales no le agradecían sus esfuerzos y pensaban que todo se lo
merecían.
Un día los dos hermanos pelearon con su mamá y se fueron al bosque muy enojados, de repente
se dieron cuenta que ya no encontraban el camino de regreso a su casa y se les hizo de noche.
Estaban muy asustados, cuando de repente se les apareció un duende, ellos se espantaron y
salieron corriendo y el duende les gritó: “¡No se vayan, no les voy a hacer daño, solamente quiero
ayudarlo a regresar a su casa!”. Los niños se miraron desconcertados y no sabían si era verdad lo
que les decía el pequeño duende.
Lupita le dijo a su hermano “será mejor que aceptemos la ayuda del duende porque ya es de
noche y no podremos salir solos de este bosque”, así que decidieron seguir al pequeño duende.
Caminaron por horas y no llegaban a ningún lado, hasta que de repente encontraron de frente un
castillo hermoso lleno de luz y colores. Chuchito le preguntó al duende “¿Por qué nos trajiste a este
lugar? Tú nos prometiste llevarnos de regreso a nuestra casa con mi mamá. El duende le
respondió: “Es necesario que entremos a este lugar antes de llevarlos a su casa, pues quiero
enseñarles algo muy importante”. Los niños siguieron al duende y entraron al castillo con mucha
alegría, ya que el castillo era hermoso y la curiosidad era enorme como para no entrar.
Cuando entraron al castillo se dieron cuenta que estaba lleno de niños jugando en un hermoso
jardín, comiendo golosinas al por mayor, haciendo travesuras, corriendo por todas partes y nadie
les decía nada. Ellos se admiraron de ver ese desastre, justo lo que siempre habían soñado. Lupita
le dijo a Chuchito “yo no pienso irme de este lugar, es sensacional, nadie te regaña, puedes comer
lo que quieras y hacer lo que quieras, me quiero quedar a vivir aquí ¿Tu no?”, y Chuchito le
respondió “¡Claro que sí! Yo también me quedaré contigo.
Los primeros días fueron llenos de alegría, jugaron, comieron todo lo que quisieron y conocieron
muchos niños que habían pasado por lo mismo que ellos, se habían perdido en el bosque y el
pequeño duende los llevó a ese castillo.
Un buen día apareció un gigante muy gruñón, era el dueño del castillo y con gritos ordenó a todos
los niños a trabajar para él, haciendo la limpieza del castillo, haciendo la comida, bañándolo,
lavando y planchando toda la ropa del ogro.
Todos los niños se sentían desdichados y fue cuando comprendieron que en sus casas vivían
como verdaderos reyes, ya que ninguno de ellos era obligado por sus padres a hacer quehaceres
pesados del hogar y entonces empezaron a extrañar sus casas.
2. Los niños prácticamente estaban secuestrados, no podían salir por ningún lado. El castillo tenía
mucha seguridad y no había manera de contactarse con sus padres.
Lupita y Chuchito lloraban todas las noches pidiéndole al duende que los ayudara a salir de ese
castillo y el duende les contestó: “Mi trabajo es traer niños malcriados que no obedecen a sus
padres para que se conviertan en los sirvientes de mi amo el ogro”. Los niños asustados y
arrepentidos le preguntaron al duende “¿Por qué nos trajiste con engaños? Tú prometiste llevarnos
a nuestra casa” y el duende les contestó: “Les recuerdo que ustedes decidieron quedarse aquí a
vivir y ya no hay macha atrás”.
Pasaron meses enteros y los niños seguían sufriendo en el Castillo Encantado, por otro lado, los
papás de los niños lo buscaron durante todo ese tiempo, pero ningún adulto podía ver el castillo
solamente los niños mal portados podían verlo.
Un día Lupita y Chuchito encontraron un libro enterrado en el jardín y lo empezaron a leer, ahí
venía la fórmula para poder salir del castillo. El libro decía “La única fórmula para poder salir del
Castillo Encantado es darse cuenta que sus padres realmente los aman y prometer que siempre se
portarán bien y ayudarán a su padres en todas las tareas del hogar”.
Los hermanos compartieron esta noticia con los demás niños y todos juntos prometieron lo que el
libro decía, se fueron a dormir y al amanecer cada niño despertó en su hogar.