SlideShare une entreprise Scribd logo
1  sur  255
Télécharger pour lire hors ligne
Alejandro Salinas Sánchez
La Época del “Pan Grande”
Billinghurst presidente
1912-1914
Seminario de Historia Rural Andina
UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N.° 2014-11385
Primera edición
Lima – Agosto 2014
© La Época del “Pan Grande” Billinghurst presidente 1912-1914
Alejandro Marcelo Salinas Sánchez
© 1ª edición Seminario de Historia Rural Andina – UNMSM
Tiraje 50 ejemplares
Queda prohibida la reproducción total o parcial sin permiso del autor
Lima-Perú
Seminario de Historia Rural Andina
Jr. Andahuaylas 348, Lima 1 Telf. (51-1) 619-7000 anexo 6158,
Correo electrónico: shra@unmsm.edu.pe
http: //seminariohistoriaruralandina.org//
Director: Emilio Augusto Rosario Pacahuala
Corrección de estilo: Amparo Ali Chávez
Diseño de carátula: Alejandro Marcelo Salinas Sánchez
Diagramación de interiores: Sara Castro García
Carátula: El presidente Guillermo Billinghurst observa con lupa un diminuto pan.
Caricatura de Pedro Challe. La Crónica. Lima, 18 de enero de 1913.
Escaneo y cuidado de imágenes: Alejandro Marcelo Salinas Sánchez
“- Y … ¿achicarán
el pan más de lo
que está?
- Al contrario …
será más grande
- ¿El pan grande?
- El pan grande …
pero a dos
centavos cada
uno”.
(La Crónica, 16 de
enero de 1913)
Introducción
n 1912 el presidente Leguía culminó una gestión
gubernativa desgastada por sus conflictos con el
civilismo bloquista y la persistente crisis hacendaria. Con
todo, un año antes había manipulado las elecciones
parlamentarias para darle estabilidad a la fase final de su
gobierno y designar a quien debía sucederle en el cargo.
Por esa misma época, el movimiento anarco-sindicalista
encabezó la lucha obrera por mejores salarios, reducción
de la jornada laboral y condiciones de trabajo más
dignas y seguras. Ellos convirtieron la huelga general en
arma de lucha contra los abusos de la patronal y el
Gobierno1
. Leguía y la clase dominante debieron ceder
ante las demandas populares por el temor de un
desborde popular. Ciertamente, a mediados de 1912,
estaban dadas las condiciones para un cambio político
importante. El movimiento billinghurista ocupó el espacio
de creciente insatisfacción creado por la disputa política
1
Las huelgas de 1904, 1906 y 1907 fueron una especie de
“práctica” política para la clase obrera, y proveyeron de
experiencias valiosas a los líderes que emprendieron las
grandes jornadas de 1911 y 1912. Pareja 1978: 41-42.
E
8
entre los partidos demócrata y civilista, enarbolando la
renovación moral de la política con activa participación de
las clases medias y populares. Electo presidente,
Billinghurst quiso mejorar la calidad de vida de los
trabajadores, mediante el abaratamiento de las
subsistencias y la vivienda, y el reconocimiento de
derechos inherentes a su condición ciudadana. Sin
embargo, también restringió el derecho de huelga, que
era el principal medio de reclamo obrero, a fin de impedir
la escalada del conflicto entre capital y trabajo.
En esta investigación abordaremos la breve
experiencia precursora del populismo2
liderada por el
caudillo civil Guillermo Billinghurst entre 1912 y 1914. Al
respecto, conviene explorar la coyuntura económica,
social y política que dio origen al billinghurismo y
determinó su desarrollo y violento final. En cuanto a lo
primero, la “exitosa” República Aristocrática, iniciada
con el califato pierolista (1895-1899), generó una
profunda crisis alimentaria con fuertes aumentos en los
precios de víveres, fenómeno comprobado por los
analistas y diarios de esa época. Como consecuencia de
esa carestía en el costo de vida, los sectores populares
urbanos incubaron profundo descontento, pues los
2
Las principales características del populismo como
movimiento político son: liderazgo carismático y composición
multiclasista urbana. Blanchard, Peter. “A populist…”, en
Journal of Latin American Studies 1977: 251. En ese sentido,
Osmar Gonzáles, después de analizar los diversos conceptos
existentes sobre populismo, considera que el gobierno de
Billinghurst representó propiamente una fase de transición
entre la dominación oligárquica y la política populista.
Gonzáles 2005: 68.
9
paliativos de las autoridades municipales y de gobierno
eran incapaces de revertir la tendencia negativa en los
indicadores sociales3
. Las raíces materiales de la protesta
obrera buscaron entonces canales de expresión política.
Esta circunstancia encontró dividido al civilismo, y sus
conflictos internos lo divorciaron aún más de los sectores
populares. La semilla de la contrariedad general
tampoco fue aprovechada por el pierolismo, que no pudo
renovar su aureola contestataria después de haber
colaborado activamente en el montaje del modelo
económico favorable a las clases dominantes. De esa
forma, las facciones civilistas y los debilitados líderes del
Partido Demócrata fracasaron en sus intentos de disipar
la intensa politización de las masas. Surgió así la llamada
“reacción ciudadana”, que boicoteó los comicios
generales de 1912 e impuso al Congreso la elección
presidencial de Billinghurst. Carente de partido propio,
el nuevo mandatario asentó su gobierno sobre la base de
una insospechada alianza con liberales y leguiístas. El
pre-populismo billinghurista tuvo poco espacio para
desarrollarse, pues sostuvo una constante pugna con los
partidos agrupados en el Congreso a quienes debía su
elección, y que finalmente lo derrocaron con apoyo del
Ejército. Restaurado el dominio político oligárquico,
3
Esta tendencia continuó bajo el breve gobierno de
Billinghurst, a pesar de los aumentos salariales logrados por
varios gremios obreros. De acuerdo con un estudio de Luis
Felipe Zegarra sobre línea de pobreza en Lima entre 1913 y
1925, el costo diario y mensual de la Canasta Básica de
Consumo de Alimentos (CBCA) registró una constante alza en
dicho período. Zegarra, Luis Felipe. “Línea de pobreza… “, en
Economía 2011: 45-47.
10
algunos billinghuristas intentaron preservar sus ideales
fundando el Partido Progresista, pero la muerte de
Billinghurst y la propia ambivalencia de sus militantes,
muchos de los cuales prefirieron apoyar al civilista José
Pardo, lo condenaron a una rápida desaparición.
Este trabajo se divide en dos partes y ocho
capítulos, que abarcan el espacio histórico comprendido
entre la candidatura presidencial de Billinghurst y su
derrocamiento y posterior muerte en el exilio. La Primera
Parte consta de cuatro capítulos. El primero estudia las
fuerzas populares impulsoras de la candidatura
Billinghurst, y los mecanismos de lucha (paros, desfiles,
etc.) empleados por los líderes obreros para boicotear al
candidato oficialista Aspíllaga y consolidar el
fortalecimiento del billinghurismo como fuerza de
oposición. En el segundo capítulo detallamos la
intervención gubernamental de Leguía y la protesta
callejera que decidieron la elección presidencial de
Billinghurst por el Congreso, cuya constitucionalidad fue
cuestionada por pierolistas y aspillaguistas. El tercer
capítulo aborda las medidas aplicadas por el gobierno
billinghurista para satisfacer los reclamos salariales,
aliviar la carestía de vida, garantizar el libre ejercicio del
sufragio y democratizar la representación congresal. En
el cuarto capítulo nos enfocamos en la labor negociadora
desplegada por Billinghurst para controlar las huelgas,
regular la protesta obrera y asegurar la gobernabilidad
mediante alianzas con los grupos parlamentarios. El quinto
capítulo aborda la oleada huelguista previa a la dación del
decreto que estableció la jornada laboral de ocho horas
11
para los jornaleros de la dársena chalaca, y analiza
también las negociaciones de Billinghurst con los partidos
políticos con el objetivo de estabilizar su Gobierno.
La Segunda Parte consta de tres capítulos y
antecede a las Conclusiones. El primero precisa los
esfuerzos del billinghurismo por constituirse en grupo
político y participar con sus propios líderes en las
elecciones del tercio parlamentario de 1913, hecho
resistido por las demás fuerzas partidarias que
denunciaron vetos e injerencias del presidente contra sus
candidatos. En el segundo capítulo examinamos la
radicalización del billinghurismo en su lucha contra la
campaña obstruccionista del Congreso, y la búsqueda de
apoyo popular para aplicar reformas constitucionales que
debilitaran el predominio de la oligarquía y los círculos
políticos a su servicio. El tercer capítulo expone la
actuación de las fuerzas conspiradoras parapetadas en
los partidos y la prensa, la prolongada crisis ministerial y
el golpe organizado por los partidos y el coronel
Benavides. Incluimos también la defensa que hizo
Billinghurst de su gobierno, y los balances y críticas
recibidos por parte de la prensa. Finalmente, las
Conclusiones precisaran las divergencias existentes
entre billinghurismo, pierolismo y otros movimientos
sociales actuantes entre 1912-1914, destacaran el
particular curso tomado por la política peruana, a partir
del conflicto surgido entre la oligarquía, sus partidos y
los núcleos billinghuristas, y precisaran la importancia de
las medidas económicas ejecutadas por Billinghurst para
aliviar la creciente carestía de víveres y acrecentar el
estándar de vida de los obreros y clases populares.
Primera Parte
14
15
I. LAS ELECCIONES DE 1912: BILLINGHURST CANDIDATO
A mediados de 1911, no parecía posible una candidatura
presidencial de Guillermo Billinghurst, a pesar de que su
gestión como alcalde de Lima había alcanzado el
reconocimiento de la prensa y la simpatía de las clases
populares urbanas. En agosto del citado año, los
senadores Javier Prado Ugarteche y Mariano Horacio
Cornejo presentaron ante su cámara un proyecto de ley
de reforma electoral. Este texto de 16 artículos propuso
modificar la composición de la Junta Electoral Nacional, a
fin de que esta fuese integrada por los cinco más
antiguos magistrados supremos. Esta institución tendría
facultad para solicitar al Ejecutivo el cambio de
autoridades durante el mes previo al proceso electoral.
En el Senado, la Comisión de Constitución dividió sus
opiniones. El dictamen en mayoría, suscrito el 29 de
agosto por José Manuel García y Edmundo Montesinos,
planteó reemplazar dos magistrados de la Junta por dos
congresistas de la mayoría y minoría parlamentarias, los
cuales debido a “sus encontrados intereses políticos”
conservarían el equilibrio de criterios. Los comisionados
rechazaron además conceder a los miembros de la Junta
la facultad de pedir la renovación de autoridades, porque
la juzgaron “muy discrecional” y contraria “a la buena
administración interior de la República”. Por su parte, el
dictamen en minoría, rubricado por Manuel Irigoyen,
descartó conformar la Junta con magistrados, pues creyó
conveniente alejarlos “de toda intervención en asuntos
de carácter político”. En consecuencia, sugirió aumentar
a siete el número de delegados, “cuatro en
16
representación del Congreso, uno por el Ejecutivo y dos
por las profesiones liberales”. Estos últimos serían
elegidos por la Corte Suprema entre quienes pagaran
patente de primera clase4
.
Prado Ugarteche y Cornejo hicieron suyo el
dictamen en mayoría, puesto a debate el 9 de octubre de
1911. A juicio de Prado, el proyecto corregiría el carácter
de “tribunal político” dado a la Junta por las leyes
electorales de 1896 y 1908. Sin embargo, Joaquín Capelo
cuestionó la independencia del Congreso y consideró
inútil recomponer la Junta mientras el gobierno estuviese
dispuesto a poner por decreto “a todos los miembros en
su casa” en caso se opusieran a sus planes electorales.
En respuesta, Cornejo opinó por la aprobación del
dictamen, pues impediría “muchos fraudes y muchas
calumnias de fraudes, que sirven de pretexto a ese
terrible cáncer de la rebelión”. Amador del Solar calificó
este proyecto como personalista, pues todos conocían
quienes eran los magistrados supremos más antiguos, y
propuso suplirlos por “cualesquiera otras personas”. En
defensa de los jueces, Montesinos dijo que solo los
“amaestrados juzgadores” estaban capacitados para
aplicar la norma electoral. Otros senadores, como
Wenceslao Valera y Leoncio Samanez, exigieron una
LOS AUTORES DEL PROYECTO DE
REFORMA ELECTORAL DE 1911
4
Diario de Debates. Cámara de Senadores. Congreso Ordinario
1911: 548-554.
17
Mariano H. Cornejo. Defendió la
elección presidencial por el Congreso.
Javier Prado y Ugarteche. Renunció
al civilismo oficialista en 1912.
reforma completa que
alcanzara a las juntas de
registro provinciales.
18
La prensa limeña intervino activamente en este
enojoso debate. El diario La Prensa definió el proyecto
electoral del senador Cornejo como una “glosa de
prescripciones que existen en vigencia hace quince años”, y
lo acusó de haber tergiversado y ultrajado la antigua ley de
elecciones de 1896, cuando “en su condición de Oficial
Mayor de la Junta Nacional, llevó a esa Junta al sendero de
abuso que precedió a su disolución en 1899”5
. A su vez, El
Comercio exigió que, antes de la aprobación del proyecto,
los congresistas debían censurar la clausura de la Junta
Electoral Nacional, en caso contrario el Ejecutivo estaría
tentado a vulnerar impunemente la nueva ley electoral,
quitándole, por tanto, todo sentido a la reforma en curso6
. En
el mismo sentido, Variedades expresó sus dudas sobre el
éxito de la nueva legislación electoral, pues no iba
acompañada “de los artículos necesarios para asegurar la
legalidad de los procedimientos, fijando condiciones severas
para los que festinen la ley, la falseen o infrinjan”7
.
Los senadores aprobaron el proyecto del
dictamen en mayoría, pero modificaron los artículos 4º y
12º del mismo, con el propósito de que la Junta Nacional
escogiera a los presidentes de las juntas
departamentales y denunciara las infracciones
electorales cometidas por las autoridades políticas8
. En
noviembre de 1911, el proyecto pasó en revisión a la
Cámara de Diputados, y esta requirió la opinión de la
Corte Suprema. Los vocales rechazaron formar parte de la
5
“La reforma electoral”, en La Prensa, 11 de octubre de 1911.
6
“La sesión de ayer…”, en El Comercio, 11 de octubre de 1911.
7
“De jueves a jueves”, en Variedades, 14 de octubre de 1911.
8
Diario de Debates. Cámara de Senadores. Congreso Ordinario
1911: 658-664.
19
Junta Electoral Nacional, porque no estaban dispuestos a
exponerse a “las maquinaciones de la venganza de
quienes resultaran derrotados en la lucha electoral”9
.
Escuchado este parecer, la Comisión Especial de la
Cámara de Diputados emitió cuatro dictámenes, uno en
mayoría y tres en minoría. El primero, presentado el 1º de
diciembre por Alberto Salomón, Víctor Revilla y Francisco
de Paula Secada, propuso que la Junta tuviese cinco
delegados, tres designados por el Congreso y dos por el
Ejecutivo y la Corte Suprema. El segundo, rubricado ese
mismo día por Luis José de Orbegoso, sugirió aumentar a
nueve los miembros de la Junta, ocho escogidos por el
Congreso y uno por el Ejecutivo. El tercero, planteado por
Samuel Sayán y Lizardo Franco, aceptó dicha composición
de la Junta, y otorgó a esta la facultad de enjuiciar a las
autoridades trasgresoras de la ley electoral. En el cuarto,
sustentado por Francisco Fariña, cuatro integrantes de la
Junta serían elegidos por los partidos Civil, Constitucional,
Liberal y Cívico, mientras la Corte Suprema designaría
otros cuatro en representación de los profesionales y
productores. Además contempló la censura inmediata de
cualquier funcionario público que impidiera la actuación
de la Junta10
.
Conocidos estos dictámenes, la prensa volvió a
manifestar su desconfianza frente a la reforma electoral.
El Comercio consideró insuficientes las sanciones
previstas en el proyecto Fariña, pues creía que estas
9
Diario de Debates. Cámara de Diputados. Segundo Congreso
Extraordinario 1911: 54.
10
Idem: 58-66.
20
debían alcanzar al propio Presidente de la República, en
caso “deliberadamente, saltara sobre la ley”11
. A su vez,
La Prensa criticó el “puritano” proyecto Salomón, porque
dejaba la Junta Electoral en manos de las “mayorías
legislativas” subordinadas al presidente Leguía y
defensoras de los “intereses electorales del señor
[Ántero] Aspíllaga”12
. En medio de estas críticas, los
diputados aprobaron un texto híbrido, que insertó el
primer artículo de la ley electoral de 1908, referido a la
composición de la Junta, dentro del proyecto Salomón,
con el propósito de que esta tuviese nueve miembros,
ocho electos por el Congreso y uno por el Ejecutivo13
.
En enero de 1912, varios antiguos civilistas se
escindieron del Partido Civil gobernante y fundaron una
nueva agrupación bajo el nombre de civilismo
independiente. Enrique Barreda, uno de sus líderes,
justificó esta decisión señalando que la situación política
“azarosa y alarmante” exigía asumir una conducta
“perseverante y empeñosa” para evitar “infortunios
colectivos”14
. Esta ruptura con el presidente Leguía
impuso a este nuevo partido, conocido como el bloque,
la necesidad de negociar una alianza con el resto de la
LOS PROTAGONISTAS DE LA
COYUNTURA POLÍTICA DE 1912
11
“La ley de elecciones”, en El Comercio, 7 de diciembre de 1911.
12
“La venganza electoral”, en La Prensa, 19 de diciembre de 1911.
13
Diario de Debates. Cámara de Diputados. Segundo Congreso
Extraordinario 1911: 186-194.
14
“Los propósitos…”, en La Prensa, 7 de enero de 1912.
21
El presidente Augusto B. Leguía,
supremo elector en 1912. La Crónica, 16
de abril de 1912.
Caricatura de José Alcántara la Torre.
Ántero Aspíllaga, el delfín del leguiísmo.
La Crónica, 16 de abril de 1912.
Caricatura de José Alcántara la Torre
22
Augusto Durand, el ubicuo opositor
La Crónica, 16 de abril de 1912.
Caricatura de José Alcántara la Torre
Guillermo Billinghurst, el candidato
del pueblo.
La Crónica, 16 de abril de 1912
Caricatura de José Alcántara la Torre
oposición. Ese mismo mes,
el proyecto de ley electoral
fue devuelto al Senado,
23
cuyas comisiones de Gobierno y Constitución emitieron
tres dictámenes. El primero, defendido por Mariano
Cornejo, rechazó la conformación de la Junta aprobada
en la colegisladora, pues constituía “la renuncia a toda
reforma y una tercera prórroga de la ley provisional [de
1908]”, lo cual “más o menos tarde, originaría la violenta
protesta de los pueblos”. Cornejo propuso insistir en la
propuesta de integrar la Junta exclusivamente con
magistrados. No obstante, los dictámenes de José
Valencia Pacheco, Edmundo Montesinos, Manuel
Irigoyen y Pío Medina, ratificaron el proyecto modificado
por los diputados15
. Finalmente, el 18 de enero de 1912 el
presidente Augusto B. Leguía promulgó la nueva Ley
Electoral (Ley Nº 1533).
Dos días antes, la Cámara de Diputados había
aprobado la ley de elecciones municipales modificada
por el Senado y el proyecto del Gobierno, que
programaba los comicios ediles para el 14 de abril de
1912. Los diputados Aurelio Sousa, Samuel Sayán Palacios
y David Chaparro advirtieron sobre el peligro de realizar
elecciones municipales y presidenciales con “intervalos
de días”, pues estas traían consigo agitación,
detenciones y hasta asesinatos. Estos reclamos fueron
acallados por la mayoría oficialista, que guiada por el
diputado Juan Salazar Oyarzábal y el Ministro de
Gobierno, Plácido Jiménez, desestimó dichas
prevenciones bajo el argumento de que la elección de
alcaldes mantendría su carácter vecinal ajeno a las
15
Diario de Debates. Cámara de Senadores. Segundo Congreso
Extraordinario 1911: 156-161.
24
disputas políticas16
. Devuelto el proyecto al Senado, se
suscitó un áspero debate entre Joaquín Capelo y Mariano
Cornejo acerca de la legalidad de la modificación
introducida en la norma electoral y el plazo fijado para
las votaciones municipales. El ministro Jiménez intervino
en este debate y defendió la urgencia de renovar los
gobiernos locales a fin de frenar los abusos del
gamonalismo provinciano. Finalmente, el 9 de febrero de
1912, a pesar del pedido de Joaquín Capelo y Julio
Loredo para postergar la fecha de la elección municipal,
los senadores aprobaron el proyecto modificado17
.
Por esta fecha, la instalación de la Junta Nacional
Electoral, presidida por Alejandro Deustua, dio inicio a
febriles negociaciones entre los grupos políticos18
.
Poco después, en “cordial armonía” y bajo promesa de
16
Diario de Debates. Cámara de Diputados. Segundo Congreso
Extraordinario 1911: 408 y ss.
17
Diario de Debates. Cámara de Senadores. Tercer Congreso
Extraordinario 1911: 21 y ss. El Comercio, contrario a esta
decisión, adujo que la proximidad entre ambas contiendas
cívicas exacerbaría “el apasionamiento político de las masas” y
debilitaría los municipios hasta convertirlos en
“prolongaciones del Gobierno”. “Las elecciones municipales”,
en El Comercio, 8 de febrero de 1912. No obstante, La Prensa,
tenía esperanza en que los partidos opositores depusieran sus
rivalidades y apoyados en la “masa popular” derrotaran las
“cangrejeras electorales” del Gobierno. “Vamos a él”, en La
Prensa, 10 de febrero de 1912.
18
Los congresistas que integraron la Junta Electoral Nacional
fueron: Adrián Ward, Daniel Castillo, Rafael Grau, Luis Felipe
Villarán y Severiano Bezada por la mayoría, y Eduardo Lanatta,
Pedro del Solar y Lizardo Franco por la minoría. “Junta
Electoral Nacional”, en Variedades, 3 de febrero de 1912.
25
LA JUNTA NACIONAL ELECTORAL
Alejandro Deustua, presidente de la Junta Nacional Electoral
Integrantes de la Junta Nacional Electoral en mayoría (de izquierda a
derecha): Adrián Ward, Daniel Castillo, Rafael Grau, Luis Villarán y
Severiano Bezada.
26
guardar en “absoluta reserva” sus discusiones, se
reunieron Enrique de la Riva Agüero (civil
independiente), Nicolás de Piérola (demócrata), Pedro
Muñiz y David Matto (constitucionales), Augusto Durand
y Wenceslao Valera (liberales) para formar el comité
mixto de los partidos19
. Este organismo entró en crisis
cuando Piérola publicó una carta dirigida a los
demócratas en la que confesó haberse opuesto a integrar
dicho organismo “antes de que se hubiere celebrado
pacto, sobre bases definidas”. El Califa pretendía que la
alianza partidaria trascendiera el ámbito electoral, y por
ello propuso suscribir un Memorándum contrario a la
política tributaria del Gobierno y organizar una asamblea
de delegados liderada por un “jefe unipersonal”
encargado de dirigir la acción coaligada. Los
representantes de los demás partidos se distanciaron del
plan demócrata, porque su principal objetivo consistía en
designar “como candidato al que menores resistencias
ofrezca al señor Leguía”. Piérola optó entonces por
separarse de la precaria alianza aduciendo que no
aceptaría negociar con el presidente Leguía, tal como lo
deseaba el civilista Riva Agüero20
. En ese sentido, la
prensa oficiosa pierolista, lamentó “que los partidos de
oposición (sic) aspiren a llevar al poder no a un
candidato que sea grato al país, sino al presidente”21
.
Fracasada la candidatura común parecía
inevitable el triunfo de Ántero Aspíllaga, apoyado por el
19
“El acuerdo de los partidos”, en El Comercio, 5 de febrero de 1912.
20
“Carta de don Nicolás de Piérola”, en El Comercio, 17 de
febrero de 1912.
21
“De jueves a jueves”, en Variedades, 17 de febrero de 1912.
27
DELEGADOS DEL COMITÉ MIXTO
DE LOS PARTIDOS
Nicolás de Piérola. Delegado del Partido Demócrata.
Enrique dela Riva Agüero Enrique Barreda
Delegado Civilista Delegado Civilista
28
David Matto General Pedro Múñiz
Delegado Constitucional Delegado Constitucional
Augusto Durand Wenceslao Valera
Delegado Liberal Delegado Liberal
29
civilismo oficialista, los disidentes constitucionalistas,
liderados por el general César Canevaro, y la Unión Cívica.
El Gobierno aprovechó la elección municipal para poner
expedita su maquinaria del fraude, interviniendo en la
formación de las matrículas de contribuyentes y retrasando
el establecimiento de las juntas de registro, que constituían la
base del proceso electoral22
. Creyendo todo consumado, los
partidos aliados anunciaron su retiro de la contienda, pues
todas las personas a quienes ofrecieron la candidatura
aducían que “faltaban suficientes garantías para presentarse
a solicitar los sufragios del país”23
. Este proceso además trajo
consigo la cesión de personería en las juntas de registro
como nuevo mecanismo de fraude. Esto ocurría porque los
gerentes de las sociedades comerciales, en su condición de
mayores contribuyentes, preferían eximirse de participar en
“la lucha por el predominio municipal” y otorgaban poder a
“agentes”, que eran verdaderos “elementos de corrupción y
desmoralización electoral”24
.
Entre tanto, la Juventud Civilista ofreció un
banquete al candidato oficial, Ántero Aspíllaga,
comprometiéndose a apoyarlo en la próxima contienda
electoral25
. Con este acto pretendieron desvirtuar los
22
“El gobierno y la elección municipal”, en La Prensa, 21 de
marzo de 1912.
23
“Las elecciones políticas”, en La Prensa, 23 de marzo de 1912.
24
“De fraude en fraude”, en La Prensa, 30 de marzo de 1912.
25
En dicha reunión, celebrada el 7 de abril de 1912, el candidato
Aspíllaga habría prometido “llegar de todos modos a la presidencia
y ya en ella hacer la ventura de la Patria, eligiendo sus gabinetes de
entre los miembros de la Juventud Civilista”. “Burla, burlando. El
suceso del domingo”, en La Crónica, 9 de abril de 1912.
30
LOS CLUBES ASPILLAGUISTAS
La violencia aspillaguista. Variedades, 30 de marzo
de 1912. Caricatura de Pedro Challe.
Aspíllaga en hombros de sus garroteros. Variedades, 11 de
abril de 1912. Caricatura de José Alcántara la Torre.
31
rumores y suspicacias generados por las misteriosas
visitas de Guillemo Billinghurst al presidente Leguía en
palacio de gobierno26
. Esto sucedía mientras el Gobierno
toleraba la violencia desatada en las elecciones
municipales por “sayones” armados de puñales y
revólveres, a quienes se encargó amedrentar a los
votantes, forzar la revocación de poderes y hasta
emplear “la dinamita como medio de propaganda
política”27
. El 14 de abril de 1912, en medio de un
ambiente social enrarecido por las huelgas campesinas
de Chicama, los mítines obreros y las batallas “cuerpo a
cuerpo” en el Callao, Miraflores, Carabayllo y otros
lugares de la capital, se celebraron los comicios
municipales. El plan del Gobierno para establecer
municipalidades adictas no tuvo el éxito esperado. Los
corresponsales de la prensa limeña en el interior del país
informaron sobre la suspensión o nulidad de las
elecciones en varios pueblos28
. Hubo muchas denuncias
de manipulación de votos, y la prensa acusó a la junta de
registro de Lima por haberse rodeado de individuos de
“catadura patibularia”, cuya única labor era impedir la
inscripción de los votantes29
. Incluso en algunas ciudades
se recurrió a suplantaciones y la incorporación de
analfabetos y chinos en las comisiones de sorteo,
26
“Burla, burlando. El huésped misterioso”, en La Crónica, 12
de abril de 1912. “Ecos. Diálogo íntimo”, en La Prensa, 12 de
abril de 1912.
27
“De jueves a jueves”, en Variedades, 6 de abril de 1912.
28
“El proceso electoral municipal”, en La Prensa, 20 de abril de 1912.
29
“En la junta de registro”, en El Comercio, 22 de abril de 1912.
32
encargadas de nombrar al personal de las mesas
receptoras de sufragio30
.
En las provincias, donde el oficialismo era débil,
circulaban rumores sobre la ventaja de lanzar la candidatura
de Billinghurst, aunque “sin su consentimiento ni
intervención”. Se insinuó entonces que el presidente Leguía,
preocupado por el descrédito del candidato Aspíllaga,
planeaba “dualizar” las elecciones entre este y el político
tarapaqueño, bajo el supuesto de que anulándose ambos
sería el Congreso, cuyo predominio ejercía mediante su
círculo amical, el llamado a dirimir la presidencia31
.
Ciertamente, el alza del costo de vida originó espacios
políticos propicios para una candidatura cercana a las
demandas populares. Además el agitado mes de abril
culminó con el “paro general” de los obreros limeños, los
cuales celebraron el 1º de mayo organizando mitin y
posterior desfile de dos mil personas, que lanzaron arengas a
favor del proletariado emancipador y el socialismo
libertario32
.
El 4 de mayo de 1912, La Crónica publicó una
entrevista a Billinghurst en la que este declaró su
predisposición de “aceptar indudablemente, lo que la libre
voluntad de los pueblos le pidiera”33
. El diario pierolista
30
“Las elecciones municipales, en El Comercio, 2 de mayo de 1912.
31
“Editorial”, en La Crónica, 30 de abril de 1912.
32
“Celebrando el 1º de mayo”, en La Prensa, 1º de mayo de 1912.
33
“La candidatura de don Guillermo Billinghurst”, en La Crónica, 4
de mayo de 1912. Dos meses antes, “influyentes electores”
habían intentado postularlo a la alcaldía limeña, presentándolo
como el vecino de mayor laboriosidad y compromiso con el
progreso de la capital. “Elecciones municipales”, en El Comercio,
33
DOS VISTAS DE LAS MANIFESTACIONES
DEL 1º DE MAYO DE 1912
Obreros recorren las calles limeñas. La Crónica, 2 de mayo de 1912.
Mitín obrero en la plaza Dos de Mayo. La Crónica, 2 de mayo de 1912.
23 de marzo de 1912. Con todo, Billinghurst, en su condición de
presidente de la Comisión de Progreso Local de Chorrillos, se
limitó a trabajar por la reelección del alcalde local, Federico Luna
y Peralta. “En Chorrillos”, en El Comercio, 27 de marzo de 1912.
34
La Prensa recibió con extrañeza esta noticia contraria a la
manifestación “reiterada y explícita” de Billinghurst de
mantenerse ajeno al proceso electoral. Para disipar
dudas el citado diario acudió a entrevistarlo, pero solo
obtuvo respuestas ambiguas de quien decía no sentirse
animado de ambición política y menos pretender con sus
actos “la división de la familia nacional”, pues prefería
limitar su actividad pública a aquellas de carácter
exclusivamente patriótico, pero al mismo tiempo advirtió
que en “determinadas circunstancias” sabría atender “el
anhelo público clara y uniformemente manifestado”34
.
Billinghurst fue más explícito con El Comercio, y no
reparó en denunciar que sus proyectos de negocios
salitreros estaban siendo desacreditados por el
candidato Aspíllaga con evidentes “fines políticos”. En
ese sentido, ofreció adoptar pronto una resolución sobre
la candidatura presidencial, a pesar de que conocía del
apoyo del Gobierno a los aspillaguistas y las atrocidades
cometidas por estos en las elecciones municipales.
Asimismo, adelantándose al escenario de que fuesen los
congresistas quienes finalmente debieran elegir al nuevo
mandatario, expresó su confianza en que el Poder
Legislativo actuaría conforme a los intereses nacionales,
pues “el señor Aspíllaga carece de base popular, y es
por lo tanto, frágil y deleznable”35
.
Estas reflexiones generaron debates internos
entre los diversos partidos opositores al Gobierno de
34
“La candidatura Billinghurst”, en La Prensa, 4 de mayo de 1912.
35
“El problema presidencial”, en El Comercio, 4 de mayo de 1912.
35
Leguía. La posición de los miembros del bloque civilista36
frente a la nueva candidatura era incierta37
. El Califa
Piérola, en cambio, rápidamente recordó a los
demócratas el acuerdo de no participar en la elección
bajo pena de considerarlos desertores del partido38
. Por
el contrario, los líderes constitucionalistas y liberales
parecían dispuestos a entablar negociaciones con
Billinghurst para darle apoyo a cambio de las
vicepresidencias39
. Los telegramas llegados a Lima
informando sobre la activa propaganda contra Aspíllaga
en provincias, persuadieron a los partidos sobre las
ventajas que obtendrían sumándose al espontáneo y
entusiasta movimiento popular. Sin embargo, la
secretaría electoral del candidato oficialista cuestionó la
fortaleza de su potencial competidor, carente de partido,
y cuyos principales recursos eran cartas y telegramas
“misteriosos” no exteriorizados en “manifestaciones
36
El presidente Leguía sostenía desde fines de 1911 fuertes
disputas con los parlamentarios civilistas, agrupados en el
denominado bloque. La disolución de la Junta Electoral Nacional,
en mayo de 1911, fue el factor decisivo para el triunfo del
presidente Leguía y sus partidarios sobre los viejos civilistas en
las elecciones legislativas de ese año. Con esa victoria, Leguía
alcanzó la mayoría parlamentaria. Peralta, Víctor. “Los vicios del
voto…”, en Aljovín y López (Eds.) 2005: 92.
37
El cronista encargado de la columna “Ecos” del diario La
Prensa, afirmó haber entrevistado a los bloquistas José Matías
Manzanilla y Gerardo Balbuena, quienes se excusaron de
opinar sobre la candidatura Billinghurst, aduciendo que su
partido estaba momentáneamente apartado de la coyuntura
política. “Ecos. Dos grandes reportajes”, en La Prensa, 7 de
mayo de 1912.
38
“El Partido Demócrata y…”, en El Comercio, 8 de mayo de 1912.
39
“Burla, burlando. Noticias gordas”, en La Crónica, 9 de mayo
de 1912.
36
ostensibles”. Aspíllaga –según este vocero– tenía
asegurado el apoyo de los partidos y de la “voluntad
nacional”40
.
El 9 de mayo de 1912, sabiéndose depositario de
la protesta cívica, Billinghurst publicó un Manifiesto a la
opinión pública. En dicho documento, analizó la situación
política desde una perspectiva independiente a las
“querellas” partidarias y reclamó ser reconocido como
representante de la “mayoría ciudadana”, hecho que
constituía –según el Manifiesto– una “evolución
imprescindible” en la cultura política nacional. El texto
acusó a la candidatura Aspíllaga de viciar la próxima
elección en su afán de impedir el libre ejercicio del voto
popular, y la realización de mejoras a favor de los
trabajadores. Por esa causa, requirió al presidente
Leguía exponer ante la legislatura extraordinaria,
programada para el mes de junio, la necesidad de anular
el proceso electoral en curso y convocar otro nuevo con
mayores garantías, aunque esto último implicara retrasar
el cambio de mando hasta setiembre de 191241
. De
inmediato, Aspíllaga criticó esta propuesta atribuyéndola
al perturbado criterio de Billinghurst, quien sugería al
Gobierno emplear “medios” y “recursos” reñidos con el
orden y las leyes. Acto seguido se dirigió a los votantes
para prevenirlos sobre la inestabilidad de una
candidatura sin base partidaria amparada solo por
declaraciones y “actos aislados” de personas anónimas.
Aspíllaga censuró finalmente las acusaciones de fraude
40
“El problema presidencial”, en El Comercio, 6 de mayo de 1912.
41
“Manifiesto del Sr. Billinghurst”, en La Prensa, 9 de mayo de 1912.
37
lanzadas contra el Ejecutivo y la Junta Electoral, y
jactándose de poseer el apoyo de los partidos Civil y
Constitucional exigió a Billinghurst demostrar su
popularidad en las ánforas42
.
Entre tanto, la credibilidad del proceso electoral
se vio mellada cuando la Junta Electoral declaró que solo
46 de las 120 juntas de registro estaban legalmente
constituidas. Las principales irregularidades habían sido
cometidas en la elaboración de las listas de mayores
contribuyentes y en el registro de votantes. Estas
maniobras –según Variedades– tenían como objetivo que
los padrones utilizados para la elección presidencial
fuesen los mismos que sirvieron “para la senaduría del
señor Aspíllaga, toda vez que no hay tiempo para abrir
registros nuevos”43
. Vencido el plazo estipulado para
subsanar estos problemas correspondía declarar la
nulidad de las elecciones, según lo previsto por las leyes
electorales de 1896 y 1908. Sin embargo, obviando estas
disposiciones, la mayoría oficialista de la Junta alegó
estar facultada para continuar reconociendo a sus
homólogas de registro44
. Daniel Castillo, miembro de la
Junta, quiso justificar esta decisión invocando como
precedentes hechos similares ocurridos en 1905, 1908 y
42
“Contestación del señor Aspíllaga…”, en El Comercio, 10 de
mayo de 1912. Conocido el manifiesto de Aspíllaga, la junta
directiva central del Partido Constitucional, presidida por
David Matto, desmintió el supuesto apoyo a su candidatura y
reiteró a sus partidarios que no debían asumir “compromiso de
ningún género en la presente contienda electoral”. “Política”,
en El Comercio, 11 de mayo de 1912.
43
“De jueves a jueves”, en Variedades, 11 de mayo de 1912.
44
“Tanto va el cántaro…”, en La Prensa, 12 de mayo de 1912.
38
1911, pero su colega, Lizardo Franco, aclaró que esas
aprobaciones fuera de plazo se referían a juntas con actas
de instalación objetadas, y no se ocuparon de aquellas
formadas extemporáneamente45
. La prensa señaló
entonces que solo el Congreso podía prorrogar la
formación de los registros y la sucesiva designación de
las comisiones de sufragio, cualquier otro camino
implicaría evidente fraude46
.
A pesar de la desconfianza de Billinghurst en el
proceso electoral, numerosos clubes de artesanos y
obreros proclamaron su candidatura y se organizaron “a
impulso de una espontaneidad raras veces
contemplada”. En su casa de la calle Gallinazos (actual
cuadra 3 del jirón Puno), el caudillo recibía constantes
visitas de vecinos notables y grupos obreros de varias
zonas de la capital, quienes vivaban al Perú y censuraban
la “farsa electoral”. En respuesta, los aspillaguistas
pusieron en las calles matones dirigidos por
“capituleros” para amedrentar a los ciudadanos,
produciéndose peleas y agresiones con aquellos que
manifestaban su adhesión al billinghurismo. El Gobierno
permanecía indiferente ante semejante escalada de
violencia, obligando a los ciudadanos a “caminar con la
mano sobre el revólver y cobrar con un balazo los
insultos y los avances criminales”47
.
45
“En la Junta Electoral Nacional”, en El Comercio, 15 de mayo
de 1912.
46
“Editorial”, en La Crónica, 13 de mayo de 1912.
47
“El día político”, en La Prensa, 13 de mayo de 1912.
39
La manipulación política de la Junta Electoral se hizo
patente cuando esta desconoció la elección de Manuel
Químper, amigo personal de Billinghurst, como presidente
de la junta departamental de Lima, aduciendo la
circunstancia de hallarse pendiente la aprobación de la junta
provincial de Canta48
. En protesta por este hecho, los
billinghuristas49
decidieron reunirse el 19 de mayo en la
Alameda de los Descalzos con el propósito de solicitar al
presidente Leguía la nulidad de las acciones de la Junta
Electoral y la convocatoria de un Congreso Extraordinario en
el mes de junio, en cuyo seno debería definirse la fórmula
propicia para desarrollar un nuevo proceso electoral en los
meses de junio, julio y agosto. La prensa de oposición sugirió
que se incluyera el pedido de reemplazo de las autoridades
aspillaguistas por otras neutrales y el compromiso de Leguía
de culminar su mandato el 24 de setiembre, bajo promesa de
designar una Junta de Gobierno en caso no fuese resuelta la
sucesión presidencial hasta esa fecha50
.
A estas alturas de la campaña, Aspíllaga había
perdido la iniciativa, pero no cejaba en su intento de
disputarle los espacios públicos a los billinghuristas. Estos
últimos tenían planeado celebrar un gran mitin el 19 de
mayo en la Alameda de los Descalzos. Los aspillaguistas
48
“Han bastado 24 horas”, en La Prensa, 15 de mayo de 1912.
49
Abraham Valdelomar fue uno de los más entusiastas
organizadores de los comités billinghuristas, a los cuales
exhortó a “velar siempre por el respeto de los derechos del
pueblo, y entre ellos por el sagrado del sufragio”. “El día
político”, en La Prensa, 17 de mayo de 1912.
50
“De jueves a jueves”, en Variedades, 18 de mayo de 1912.
40
LOS CANDIDATOS DEL PROCESO
ELECTORAL DE 1912
Ántero Aspíllaga y sus partidarios. La Crónica, 21 de mayo de 1912.
Guillermo Billinghurst y sus seguidores. La Crónica, 26 de mayo de 1912.
41
decidieron concentrarse ese mismo día en la plazuela de
San Pedro, una hora antes que iniciara la manifestación de
sus adversarios. El Gobierno temió entonces una
confrontación callejera de imprevisible resultado. Ambos
líderes fueron citados por separado a palacio para
garantizar ante el presidente Leguía la tranquilidad de la
ciudad. De otro lado, el Ministro de Gobierno, Plácido
Jiménez, dividió la capital en dos zonas para impedir el
encuentro de los manifestantes. Los billinghuristas se
ubicarían entre el Palacio de Gobierno y los barrios de
Abajo del Puente, mientras los aspillaguistas tomarían lugar
en los alrededores del Palacio de la Exposición51
. Mediante
avisos en la prensa, volantes y propaganda pegada en las
paredes de las principales calles limeñas fueron invitados
los ciudadanos a esta “exhibición de fuerzas”.
La noche previa a estas manifestaciones hubo
disparos y heridos en algunos puntos de la capital. El
Intendente de Policía, Julio López, ofició a los
contendientes exigiéndoles prohibir a sus partidarios el
uso de armas y evitar el funcionamiento nocturno de los
clubes. Al mismo tiempo, ordenó a los comisarios de
policía intervenir en el decomiso de armas bajo pena de
arresto y multa sin distinción de personas ni partidos52
.
En medio de esas prevenciones, los billinghuristas
publicaron la relación de delegaciones participantes en
su gran mitin. Empleados, obreros, pequeños comerciantes,
estudiantes y amigos personales de Billinghurst integraban
51
“Las manifestaciones políticas”, en El Comercio, 18 de mayo
de 1912.
52
“Los sucesos políticos de anoche”, en El Comercio, 19 de
mayo de 1912.
42
LAS MANIFESTACIONES
ELECTORALES DE 1912
La campaña del Pan Grande. Mayo de 1912. Archivo Fotográfico
de la Biblioteca Nacional.
Los aspillaguistas desfilando cerca del Palacio de la Exposición.
La Crónica, 20 de mayo de 1912.
43
esta eufórica multitud53
. Por su parte, grupos de
aspillaguistas, entre los cuales se encontraba el hijo del
ex-Ministro de Gobierno, Rafael Villanueva, recorrían los
barrios limeños lanzando vivas y disparos en actitud
provocadora. Varios heridos y un fallecido dejaron estos
enfrentamientos previos a los mítines de los candidatos
en pugna54
.
La mañana del 19 de mayo, partidarios de ambos
bandos se concentraron en barrios apartados de la
ciudad con sus banderas y pancartas, mientras las calles
lucían cubiertas de lodo por causa de una llovizna que
había caído durante toda la madrugada. La policía ocupó
las plazuelas y calles centrales, y puso vigilancia cerca
de los edificios donde funcionaban las secretarías
políticas de Aspíllaga y Billinghurst. A la una de la tarde
se paralizó el servicio de tranvías para permitir el rápido
tránsito de los “pelotones” de manifestantes. Media hora
después, Aspíllaga y sus candidatos a vicepresidentes,
César Canevaro y Guillermo Rey, se reunieron en la
plazuela de San Pedro. Los tres líderes y unas 300
personas, acompañados por una banda de música,
iniciaron el desfile hacia la plaza de la Exposición a las 2
y 30 pm. Allí, los clubes aspillaguistas los recibieron con
aplausos y vivas. En su discurso, Aspíllaga agradeció el
apoyo de los partidos y elogió la voluntad general de
concurrir “resueltamente” a los comicios del 25 de mayo,
y agregó que estos eran legítimos, pues respetaban los
preceptos de la ley. El mitin culminó con una declaración
53
“El gran mitin de mañana”, en La Prensa, 18 de mayo de 1912.
54
“El día político”, en La Prensa, 19 de mayo de 1012.
44
conjunta, suscrita por los partidos Civil, Constitucional y
Cívico, que acusaba de sedición a quienes exigían
postergar las elecciones. Seguidamente, Aspíllaga subió
a su auto para encabezar el desfile de retorno hacia la
´plazuela de San Pedro. Como acto final, una comisión
aspillaguista, presidida por Miguel Echenique, entregó
un memorial al presidente Leguía solicitando la
continuidad de las elecciones55
.
Casi simultáneamente los clubes billinghuristas se
distribuyeron desde la una de la tarde por toda la ciudad.
Algunos se agruparon en el frontis de la casa de su líder
y otros en la Alameda de los Descalzos. A las 3 y 45 pm,
en medio de “un conjunto mareante de seres humanos”,
salió Billinghurst con sus más cercanos amigos rumbo al
lugar donde se realizaría el gran mitin. Una hora después
hizo su ingreso a los Descalzos siendo recibido con vivas
y cohetones. El club billinghurista de motoristas y
conductores exhibía en la punta de una vara “un
descomunal pan de cerveza” con el lema “Esto será 5
centavos de pan, si sube Billinghurst”, y en otra vara
mostraban “un diminuto pan pinganilla” acompañado de
la leyenda “Esto será 20 centavos de pan, si sube
Aspíllaga”. La manifestación comenzó con el discurso del
obrero Valdez, quien destacó la confianza del pueblo en
el líder tarapaqueño y elogió su límpida carrera alejada
“de las orgías del poder” y sus esfuerzos por emancipar
al trabajo del yugo capitalista. Agregó finalmente que
esta candidatura recogía los derechos constitucionales
del pueblo. Abraham Valdelomar y Teodomiro Gutiérrez
55
“Las manifestaciones…”, en El Comercio, 20 de mayo de 1912.
45
también intervinieron con alocuciones muy aplaudidas.
Este último censuró el “entroncamiento del feudalismo y
la autocracia” desde los años de la Independencia, y los
abusos cometidos contra los indígenas por el
gamonalismo serrano. Llegó entonces el turno de
Billinghurst, cuyo discurso enarboló la defensa de la
voluntad popular y el sufragio libre. Expresó, por tanto,
su deseo de liberar a dicho acto del fraude y la coacción
a fin de consolidar el régimen republicano y la
democracia. En ese sentido, la nulidad de las elecciones
era un “anhelo de la Nación”, pues hombres audaces
pretendían asaltar el poder y sumir al país en la
anarquía56
.
Eran las 4 y 30 pm cuando se inició el desfile por
la calle Copacabana (actual jirón Chiclayo en el Rímac)
produciéndose intercambios de balazos y pedradas con
varios aspillaguistas ocultos en una casa del lugar. El
paso de los billinghuristas por la calle del Palacio fue
seguido desde los balcones del edificio presidencial por
el Ministro de Guerra, Juan de la Torre, y el coronel
Óscar Benavides. En la Plaza de Armas, un cordón
policial impedía a estos manifestantes avanzar hacia el
lado este de la capital. Allí, Luis Felipe Paz Soldán, a
nombre del billinghurismo, entregó al presidente Leguía
un memorial que contenía serias acusaciones contra la
Junta Electoral por no instalar a tiempo todas las juntas de
registro, hecho que había marginado del padrón
electoral a las “nueve décimas partes de los
ciudadanos”. Por ese motivo, amparándose en el inciso
56
“La gran manifestación…”, en La Prensa, 20 de mayo de 1912.
46
5º del artículo 94 de la Constitución vigente, exigía anular
lo actuado, reabrir los registros y señalar nueva fecha
para las elecciones. El presidente Leguía prometió
estudiar el documento y dar una respuesta de acuerdo
con el marco “que fijan al Poder Ejecutivo, la
Constitución y las leyes”. Sin embargo, omitió
pronunciarse sobre la nulidad electoral, pues recordó
que solo el Congreso tenía facultad para declararla. Poco
después, concluyó el desfile en las inmediaciones de la
casa de Billinghurst57
.
Los mítines y desfiles causaron notorio impacto en
la opinión pública. El billinghurismo reunió casi 20 mil
personas contra las 2 mil congregadas por los
aspíllaguistas58
. Las gestiones realizadas por estos para
llevar a los peones del valle de Ate hasta el mitin de la
Exposición fracasaron rotundamente, a pesar de que les
ofrecieron hasta dos soles por su concurrencia. La
peonada había rechazado a los “enganchadores”
lanzando vivas a Piérola y Billinghurst59
. Puesta en
evidencia la debilidad de Aspíllaga, La Prensa le sugirió
sopesar el mandato de la “poderosa corriente de
opinión” contraria a su candidatura y apartarse sin
demora del proceso electoral60
. Asimismo, El Comercio le
pidió renunciar a sus ambiciones personales en vez de
consumar una “elección repudiada”61
. En tono más
severo, La Crónica lo exhortó a no confiar en quienes le
57
“Las manifestaciones…”, en El Comercio, 20 de mayo de 1912.
58
“La gran jornada…”, en La Prensa, 20 de mayo de 1912.
59
“Ecos de la gran…”, en La Prensa, 20 de mayo de 1912.
60
“Hay que rendirse a…”, en La Prensa, 20 de mayo de 1912.
61
“Editorial”, en El Comercio, 21 de mayo de 1912.
47
daban esperanzas de triunfo cuando realmente estaba
asistiendo a los funerales de su carrera política62
. Los
diarios de oposición confiaban en que el presidente
Leguía, accediendo a la demanda popular, optaría por
tramitar la postergación de las elecciones.
Esta esperanza pronto se convirtió en desengaño,
pues el Ministro de Gobierno, Plácido Jiménez, confirmó
la realización de los comicios para el 25 de mayo, y
mediante circular ordenó a los prefectos conservar el
orden público y prestar garantías a las cuestionadas
mesas receptoras de sufragio. Los civilistas
independientes y constitucionales, atemorizados por la
violenta jornada electoral que se avecinaba, decidieron
reunirse en sus respectivos locales para discutir cómo
debían actuar en dicha coyuntura política. Billinghurst
también sostuvo conversaciones con el presidente Leguía
y el general Pedro Múñiz, líder del Partido
Constitucional. Al mismo tiempo, estableció el comité
central ejecutivo de sus “trabajos políticos”, que estuvo
integrado de la siguiente manera: general Enrique
Varela (vicepresidencia), coronel Fernando Seminario,
Elías Malpartida, Juan Domingo Castro, coronel Gonzalo
Tirado, Federico Luna y Peralta (vocales), y Luis Felipe
Paz Soldán y Manuel Químper (secretarios). Por su parte,
los presidentes de los 60 clubes billinghuristas
sesionaron en su local partidario de la calle Comesebo
(actual cuadra 3 de la avenida Tacna), y acordaron por
unanimidad boicotear las elecciones mediante un paro
62
“Editorial”, en La Crónica, 20 de mayo de 1912.
48
general. Comunicada esta decisión a su líder, este la
respaldó, porque:
“… si el pueblo creía que mediante la medida del paro
general protestaba en forma culta, de los atropellos
que habían necesariamente de realizarse en el proceso
electoral, él no consideraba legítimo oponerse a sus
decisiones”63
.
Las asambleas y agrupamientos de obreros,
empleados y estudiantes, crearon una “atmósfera de
inquietud” en los hogares, calles y confiterías de la
capital. El 23 de mayo, los partidos Civil independiente,
Liberal y Constitucional, reunidos de emergencia para
analizar “extensamente la actualidad política”,
manifestaron sus simpatías por el “movimiento de
opinión” contrario al proceso electoral y se adhirieron a
este con la voluntad de que el “problema presidencial”
fuese resuelto dentro de las normas constitucionales64
.
Entre tanto, los billinghuristas continuaron firmes en la
organización del paro y como muestra de fortaleza
realizaron un multitudinario desfile por el jirón de la
Unión. A su vez, los comerciantes de abastos repartieron
volantes exhortando al vecindario que se proveyera de
víveres, pues participarían “con todo rigor” en la
protesta popular. Ante este panorama, el ministro
Jiménez ordenó a las prefecturas de Lima y Callao
63
“La situación política”, en El Comercio, 22 de mayo de 1912.
64
Firmaron este acuerdo Enrique de la Riva Agüero y Enrique
Barreda (delegados del Partido Civil independiente), Ricardo
L. Florez y Wenceslao Valera (delegados del Partido Liberal) y
David Matto y el general Pedro Múñiz (delegados del Partido
Constitucional). “Los acuerdos políticos de los partidos”, en El
Comercio, 24 de mayo de 1912.
49
proteger a los funcionarios electorales y reprimir “como
a delincuentes” a quienes realizaran desórdenes e
impidieran el sufragio65
.
De igual modo, el despacho de Gobierno citó a
Billinghurst para preguntarle sobre las “proyecciones”
del paro y solicitarle que lo evitara. Sospechando que
trataban de hacerlo responsable de dicha acción, en tono
exaltado el candidato dijo ser ajeno a esta y por lo tanto,
no le era posible impedirla. Acto seguido, el presidente
Leguía lo convocó a palacio para insistirle en este asunto,
pero recibió la misma respuesta negativa. Le exigió
entonces recomendar a sus partidarios no portar armas
de fuego durante los días del paro, compromiso que
Billinghurst aceptó bajo condición de que los “soplones y
adherentes” de Aspíllaga no hicieran uso de las suyas. La
indignación creció cuando la prensa hizo pública una
circular remitida a las autoridades políticas por el
presidente de la Junta Electoral, Alejandro Deustua, en la
que se ordenaba multar con cien pesos e incluso
conducir por la fuerza a los miembros de las mesas de
sufragio que se negaran a cumplir su trabajo. El sector en
minoría de la Junta fustigó esa injerencia del Ejecutivo en
las elecciones, pero la mayoría de esta alegó que dicha
“medida de cordura” solo buscaba “cruzar” la campaña
contraria al proceso electoral66
.
La prensa opositora anunció “choques
sangrientos” en caso la candidatura Aspíllaga llevase
adelante la “farsa electoral” y le auguraron una
65
“El paro general”, en La Prensa, 24 de mayo de 1912.
66
“Junta Electoral Nacional”, en El Comercio, 24 de mayo de 1912.
50
presidencia rodeada del “odio popular”67
. Subestimando
esas advertencias, el Gobierno siguió empeñado en
efectuar los comicios y encargó el cuidado del orden
público al intendente capitalino, Julio López, quien
rápidamente delegó dicha tarea a los comisarios
instándolos a poner en práctica “medidas sagaces y
atinadas”. Caída la noche del viernes 24, Lima parecía
hallarse en estado de sitio, mientras entre los obreros de
mercados, fábricas, curtiembres, panaderías y transporte
público corría el eslogan “ni votaremos, ni
trabajaremos”. Aislado y dubitativo, Aspíllaga celebró en
su casa una tertulia reservada con los senadores y
diputados oficialistas para coordinar acciones comunes.
El Gobierno, por su parte, trajo desde La Oroya al
batallón Nº 9 y dispuso su acantonamiento en el cuartel
de Guadalupe. En el Callao y provincias reinaban la
misma tensión y despliegue de policía y tropas68
.
Los aspillaguistas, empecinados en desconocer su
inminente derrota, congregaron en casa de Baldomero
Aspíllaga a los presidentes de las mesas receptoras de
sufragio para darles instrucciones, y al mismo tiempo
repartieron “garrotitos” entre la canalla que pretendía
torcer la voluntad popular69
. Ese acto provocador
exacerbó el ánimo de los grupos billinghuristas. La
citada casa fue elegida como el primer objetivo de su
furia. La mañana del 25 de mayo, reunidos en varios
puntos de la ciudad, marcharon contra esta y poco
67
“Editorial”, en La Crónica, 24 de mayo de 1912.
68
“Excitación en la ciudad”, en El Comercio, 25 de mayo de 1912.
69
“Los palos aspillaguistas”, en La Prensa, 25 de mayo de 1912.
51
después del mediodía la destrozaron provocando la fuga
de los aspillaguistas y el pánico entre los presidentes de
mesas. Manuel Químper, vocero de Billinghurst, justificó
estos actos que no dejaron “una sola mesa electoral” en
Lima, si bien expresó su preocupación por los excesos
cometidos contra algunas viviendas de particulares.
Connotados aspillaguistas expusieron sus vidas en un
intento desesperado por evitar el fracaso electoral. En la
mesa de Santo Domingo, Manuel Prado y Ugarteche se
opuso tenazmente a la destrucción del mobiliario, y
viéndose desbordado por los manifestantes debió
refugiarse en una casa de la calle del Correo. No tuvo la
misma suerte el abogado David Duarte, quien en su
empeño por instalar la mesa de la plaza Italia, terminó
golpeado y apuñalado. Al comenzar la tarde de este día,
los billinghuristas transitaban las calles al grito de ¡Abajo
la farsa! y exhibían desafiantes los restos de sillas y
mesas destrozadas. Impresionado por la euforia de las
masas limeñas, el reportero de La Crónica dijo que estas
constituían:
“… algo sensacional y grande que recordaba las
magnas jornadas de la Revolución Francesa, [y] el
aspecto era tanto más imponente y extraordinario,
cuanto que hasta las mujeres y los niños intervenían
llenando el ambiente con sus aclamaciones”70
.
Por su parte, El Comercio destacó la utilización
por primera vez del paro como arma de combate
político. En la tarde del 25, adueñados los billinghuristas
de las principales calles limeñas, Aspíllaga reconoció su
virtual derrota y recomendó a sus amigos y
70
“¡El gran día!”, en La Crónica, 26 de mayo de 1912.
52
colaboradores cercanos abstenerse de concurrir a votar,
pues resultaba imposible el funcionamiento de las
mesas71
. A esa misma hora, Billinghurst realizó una
multitudinaria y triunfal visita al Callao, siendo
proclamado como el “Salvador de nuestra patria” por los
obreros chalacos. En algunas ciudades del interior, como
Arequipa y Cuzco, las autoridades locales y tropas del
Ejército reprimieron con dureza a los manifestantes
ocasionando varios heridos y muertos72
. La violencia
desplegada por el pueblo era consecuencia –según
Manuel Prado y Ugarteche– de que la “cuestión social”
había absorbido “por completo la cuestión política”
dejando sin garantías a los funcionarios electorales73
.
El 26 de mayo, las masas volvieron a tomar las
calles74
. Desbaratadas las elecciones se formaron grupos
encargados de la “caza de soplones” y de supervisar la
venta del pan y leche a precios justos. Los comisionados
billinghuristas, Luis Paz Soldán y Federico Luna y Peralta,
acudieron al Ministerio de Gobierno y solicitaron al
71
“La situación política”, en El Comercio, 25 de mayo de 1912.
72
“Los sucesos de Arequipa y Cuzco”, en La Prensa, 26 de
mayo de 1912.
73
“Carta del señor Prado”, en El Comercio, 26 de mayo de 1912.
74
Manuel González Prada tuvo frases muy duras respecto del
boicot popular a las elecciones de mayo de 1912. Aunque
reconoció el apoyo de las clases obreras a Billinghurst,
denunció que “turbas maleantes” impidieron el acceso de los
votantes a las mesas de sufragio. Ciertamente, le causó mucho
desagrado haber visto cómo la campaña electoral se redujo al
paseo de “dos panes enarbolados en largas picas: uno
desmesuradamente grande, el pan de Billinghurst; otro
exageradamente chico, el pan de Aspíllaga”. González Prada
1979: 31.
53
Ejecutivo una aclaratoria sobre el plazo de vigencia de
las elecciones, y la concesión de garantías para los
billinghuristas de Arequipa, Cuzco y Puno. Horas
después, amparándose en el artículo 54 de la ley
electoral de 1896, que establecía solo dos días para
celebrar elecciones, el prefecto limeño, Julio Aguirre,
declaró concluidos los comicios. Esta decisión fue
comunicada de inmediato a los cazadores de soplones,
que ingresaron en busca de estos a las barriadas y
lenocinios. Allí destruyeron todo a su paso, ejerciendo
una acción de “saneamiento” social. El propio
Billinghurst debió intervenir para impedir el
linchamiento de un conocido soplón en el frontis de su
casa por parte de varios obreros. Buscando acomodarse
al nuevo escenario político, los dirigentes provincianos
de los partidos resolvieron impulsar la nulidad del
proceso electoral75
.
Al caer la tarde del 26 de mayo, pocos grupos
billinghuristas desfilaban por Lima lanzando tiros al aire
y vivas a su candidato. En uno de estos podía distinguirse
a Marta la cantinera, lideresa popular que se hizo famosa
durante la revolución pierolista de 1895. En el Callao, la
jornada cívica culminó con el recorrido procesional de
un ataúd, cuya parte superior exhibía una calavera
pintada sobre la inscripción “La candidatura Aspíllaga–
requiescat in pace”. Por la noche, la ciudad se sumió en
profundo silencio volviendo a su “indolencia
tradicional”76
. Sin embargo, la mañana del 27 resurgió la
75
“Los sucesos políticos de hoy”, en La Prensa, 26 de mayo de 1912.
76
“Las últimas excitaciones del pueblo”, en El Comercio, 27 de
mayo de 1912.
54
beligerancia cuando los dueños de fábricas no quisieron
recibir a los obreros participantes del paro. La enérgica
protesta de estos dio origen a rumores alarmantes sobre
nuevos actos de violencia motivándose el cierrapuertas
de los negocios capitalinos. Preocupado por las noticias
sobre manifestantes heridos a causa de choques con los
piquetes de gendarmería, el Gobierno convocó a
Billinghurst a palacio y le expuso la gravedad del
momento. De inmediato, el comité organizador del paro
hizo circular un boletín exhortando a los obreros a
retomar sus labores, pues finalizadas las elecciones no
había razón para continuar inactivos77
.
La prensa opositora estaba muy ansiosa por el
estado de agitación que embargaba al pueblo y se
negaba a reconocerle “un propósito de verdadero
civismo”. Para evitar un desborde popular, los diarios
exigían la renuncia de Aspíllaga o que la Junta Electoral
Nacional acordara disolverse, de otro modo creían
imposible restaurar la paz social. Dos caminos existían para
superar la crisis política: la convocatoria de un Congreso
Extraordinario que declarase la nulidad de las fracasadas
elecciones y posibilitara otras mediante la aprobación de
nueva legislación electoral aplicada por una renovada
Junta, o encargar al Congreso Ordinario elegir al
presidente amparándose en el inciso 10 del artículo 59 de la
Constitución de 1860, que lo facultaba a hacerlo cuando no
podía realizarse conforme a ley78
. Entre tanto, La Prensa exigía
77
“El día político”, en La Prensa, 27 de mayo de 1912.
78
“Editorial”, en La Crónica, 28 de mayo de 1912.
55
EL FALLIDO PROCESO ELECTORAL
DE 1912
Trofeos electorales: mesas y ánforas destrozadas. La Crónica, 28 de
mayo de 1912
Billinghuristas exhiben sus trofeos electorales. La Crónica, 28 de
mayo de 1912.
56
la renuncia del alter ego aspillaguista y presidente del
Consejo de Ministros, Agustín Ganoza, y advertía que
Billinghurst estaba dispuesto a liderar nuevas jornadas de
protesta en caso las cámaras legislativas no sancionaran la
nulidad de los comicios79
.
79
“Mal olvido”, en La Prensa, 28 de mayo de 1912.
57
II. LA ELECCIÓN POR EL CONGRESO: BILLINGHURST
PRESIDENTE
Ante una cercana batalla congresal por la presidencia,
los líderes parlamentarios iniciaron conversaciones con
ambos candidatos en pugna para definir a cuál de ellos
apoyarían. Aspíllaga reunió a los civilistas oficialistas y
les sugirió que lo proclamaran vencedor de las
elecciones, pues había obtenido en provincias más de un
tercio de los votos emitidos. Rafael Villanueva y Javier
Prado y Ugarteche fueron designados para impulsar esta
propuesta. Por su parte, Billinghurst recibió las visitas del
civilista independiente, Enrique de la Riva Agüero, y los
liberales, Samuel Sayán y Juan Torres Balcázar, quienes
manifestaron su identificación con la campaña en defensa
de la legalidad del sufragio80
. Un sector de la prensa
opositora juzgaba estériles estas reuniones “de carácter
deliberante o consultivo”, porque solo servían para
analizar la situación “dentro de las expectativas de cada
círculo”81
. Otros advirtieron sobre la inminente
organización de un “movimiento popular armado” en
caso los aspillaguistas continuaran realizando “manejos
solapados” conducentes a simular una elección82
.
En el interior del país, fueron instaladas muy
pocas mesas, según informó la prensa capitalina. Como
secuela de esta incertidumbre pos electoral hubo
rumores sobre una nueva candidatura oficialista
encabezada por Germán Leguía y Martínez, y la supuesta
80
“La situación política”, en El Comercio, 29 de mayo de 1912.
81
“La actualidad política”, en La Prensa, 30 de mayo de 1912.
82
“Editorial”, en La Crónica, 30 de mayo de 1912.
58
incorporación de Enrique de la Riva Agüero y Pedro
Múñiz en las vicepresidencias de Billinghurst83
. Entre
tanto, la Junta Electoral Nacional aplazó sus sesiones con
la evidente finalidad de que Aspíllaga resolviera el
impasse presidencial sin perjudicar sus intereses
particulares84
. El presidente Leguía quiso abreviar este
trámite conferenciando con Aspíllaga y Billinghurst. En
ese contexto, el comité ejecutivo billinghurista repartió
un boletín informando a sus partidarios que no había
ordenado paralizar labores el 1º de junio85
. Una creciente
“irritación en sorda” podía percibirse en las clases
sociales, porque la derrota del aspillaguismo no se
concretaba en un “decreto, ley, manifiesto, declaración o
en lo que sea, en algo en fin que distensione el
espíritu”86
. No obstante, la mayoría de “cerebros” y
“voluntades” confiaba en que nadie podría detener la
“extraordinaria evolución política del país”87
.
A mediados de 1912, no había consenso para
dejar en manos del Congreso la elección presidencial,
pues cundía la desconfianza ante la posibilidad de que el
Gobierno ordenara a su grupo parlamentario imponer la
proclamación “amarrada” de un allegado suyo88
. La
opinión pública sentía fundados temores por las
consecuencias sociales de esta maniobra temeraria,
83
“Informaciones de provincia”, en El Comercio, 31 de mayo
de 1912.
84
“Editorial”, en La Crónica, 31 de mayo de 1912.
85
“Rumores de un nuevo paro para mañana”, en El Comercio,
1º de junio de 1912.
86
“Editorial”, en La Crónica, 1º de junio de 1912.
87
“Lo que siente el país”, en La Prensa, 2 de junio de 1912.
88
“De jueves a jueves”, en Variedades, 1º de junio de 1912.
59
sobre todo después de las movilizaciones “resueltas” y
“agresivas” emprendidas el 1º de junio por el pueblo
chalaco con el objeto de impedir la instalación de los
concejales aspillaguistas vencedores en los comicios
ediles. Esas acciones eran vistas como perturbador
adelanto de lo que podía ocurrir en caso prosperase la
designación de un presidente ajeno a la voluntad
popular89
. Al respecto, los hechos del Callao revelaron
que cualquier gobierno sostenido con la fuerza policial
conduciría a la sociedad por “una senda intranquila y
violenta, que no puede ser garantía de serenidad y orden
en la vida local”90
.
Dos noticias crisparon entonces los ánimos del
movimiento billinghurista: la publicación de una circular
enviada por Aspíllaga a sus comités de provincias
anunciándoles “oportunas instrucciones” para llevar a
cabo “nuestra causa protegida [por] la Constitución [y]
leyes”91
; y la frustrada convocatoria de un Congreso
Extraordinario, a causa de que el Gobierno prefería
dilucidar el problema presidencial en la Legislatura
Ordinaria programada para el 28 de julio de 1912. Esto
último radicalizó las críticas de la prensa opositora, que
demandó la convocatoria de una Asamblea
Constituyente, cuya principal tarea sería cambiar los
“viciosos métodos de explotación política”92
. Atenuó algo
este descontento la noticia del supuesto acuerdo entre
89
“Editorial”, en La Crónica, 2 de junio de 1912.
90
“Editorial”, en El Comercio, 2 de junio de 1912.
91
“Circular”, en La Prensa, 3 de junio de 1912.
92
“Editorial”, en La Crónica, 3 de junio de 1912.
60
Billinghurst y el diputado Juan Pardo, líder de los sesenta
parlamentarios del bloque civilista, conducente a
declarar la nulidad electoral y promover en el Congreso
la candidatura del primero93
.
Los diarios limeños, recelosos de la
imparcialidad del Gobierno, denunciaron supuestos
planes del presidente Leguía encaminados a desgastar a
ambos candidatos, pues para consumar sus planes de
“lucubración sucesoria” convenía engañarlos con falsas
promesas de colaboración, de tal manera que
“Billinghurst se mantenga firme y que el señor Aspíllaga
no se desaliente”94
. El aspillaguismo –según telegramas
remitidos a sus partidarios– tenía preparadas “argucias
tinterillescas (…), excepciones, apelaciones y demás
zarandajas del lenguaje judicial” para convencer a la
Junta Electoral de la legalidad de su triunfo95
. De acuerdo
con algunos trascendidos, los aspillaguistas presentarían
ante el Congreso un memorial con tres mil firmas de
supuestos electores que no pudieron votar por su líder
debido a la falta de garantías. Aferrados a esa causal
solicitarían el reconocimiento de Aspíllaga como
vencedor de las elecciones. Si este pedido fuese
rechazado y les pareciera imposible detener la
proclamación presidencial de Billinghurst, entonces
sostendrían la tesis de la anticonstitucionalidad de su
elección por el Congreso96
.
93
“Ecos. Unos y otros…”, en La Prensa, 3 de junio de 1912.
94
“Editorial”, en La Crónica, 4 de junio de 1912.
95
“Editorial”, en La Crónica, 5 de junio de 1912.
96
“Editorial”, en La Crónica, 6 de junio de 1912.
61
Aspíllaga se estaba convirtiendo en un factor
contrario al espíritu de concordia reclamado por la
sociedad para culminar la evolución política iniciada con
el paro general del 25 y 26 de mayo de 1912. Derrotado y
deprimido, aún era capaz de sembrar la anarquía
promoviendo en el parlamento “combinaciones o
situaciones indignas” en perjuicio “de la realización del
anhelo público”97
. Estos planes sufrieron duro revés
cuando la facción del Partido Constitucional, liderada por
el general César Canevaro, retiró su apoyo a la
candidatura oficialista para sumarse al constitucionalismo
billinghurista encabezado por el general Pedro Múñiz98
.
La reunión intempestiva de la Junta Electoral, convocada
de manera reservada para el 8 de junio, produjo mayor
tensión entre los grupos políticos. Conocida la noticia,
circuló un volante llamando al “pueblo de Lima” a hacer
“acto de presencia” en el local de la Junta, ubicado en la
calle Santa María (actual cuadra 5 de la avenida
Abancay), e impedir la consumación del fraude electoral.
Gendarmes y policías fueron enviados al citado local
mientras la gente se congregaba con la intención de
presenciar la sesión de carácter público conforme lo
dispuesto por la norma electoral vigente99
.
Apenas iniciada la sesión, los delegados en
minoría, Del Solar, Franco y Balbuena, cuestionaron su
convocatoria “clandestina” y violatoria del plazo legal
vigente, y exigieron que fuese declarada la nulidad de
97
“El olvido del deber”, en La Prensa, 6 de junio de 1912.
98
Gacetillero. “Divagaciones políticas”, en La Crónica, 7 de
junio de 1912.
99
“Reunión intempestiva…”, en El Comercio, 8 de junio de 1912.
62
las elecciones. Ofuscado por estos reclamos, el
presidente de la Junta, Alejandro Deustua, justificó la
sesión reservada, pues era la única forma de evitar
cualquier agresión de las “turbas”. Los delegados de
mayoría, Salomón, Grau, Echecopar y Deustua,
rechazaron la solicitud de nulidad, provocando el retiro
de sus colegas de minoría, que fueron recibidos con
ovaciones al salir a la calle. Poco después las casas de los
oficialistas Salomón y Salazar y Oyárzabal fueron
atacadas a tiros por manifestantes, mientras se anunciaba
la llegada a Lima de Augusto Durand, recibido con
amistosos balazos al aire por sus seguidores100
. Los
grupos de oposición forjaban alianzas, pero no todos
compartían la idea de transformar el Congreso en órgano
electoral. Algunos juzgaban absurdo confiar la elección a
un parlamento “inconstitucionalmente formado”, porque
eso significaba birlarle al pueblo “la recuperación del
derecho de elegir”101
.
En medio de este conflicto se recibió con
sorpresa la noticia de que Aspíllaga había recibido por
correo una “riquísima banda roja y blanca tejida en
maravillosa seda”. ¿Qué podía hacer el frustrado
candidato con ese inoportuno obsequio? Vendérsela a
Billinghurst para recuperar el costo de dicho objeto
respondía un cronista limeño con evidente humor
negro102
. Los ánimos volvieron a exaltarse cuando se
supo que la mayoría de la Junta estaba decidida a
100
“Ecos. Vítores, sustos y tiros”, en La Prensa, 9 de junio de 1912.
101
“Editorial”, en La Crónica, 8 de junio de 1912.
102
“La llegada de la banda…”, en La Crónica, 9 de junio de 1912.
63
proseguir la “mascarada electoral”. En Chorrillos, la casa
de su presidente, Alejandro Deustua, fue apedreada por
grupos billinghuristas al grito de ¡Abajo la Junta Electoral
aspillaguista!. A su vez, Rafael Grau, alcalde del Callao y
delegado de la Junta, recibió fuertes silbatinas y gritos
inamistosos durante la ceremonia organizada para la
inauguración del primer sanatorio militar y estación
cuarentenaria en la isla San Lorenzo. La presencia del
presidente Leguía en este acto no arredró a los
enfurecidos chalacos, cuyo número era veinte veces el
de los inspectores de policía que pretendía acallarlos103
.
Al día siguiente, los aspillaguistas devolvieron el
golpe y lanzaron intimidantes balazos a una comitiva
integrada por Billinghurst y sus partidarios cuando esta
pasaba por la iglesia de La Merced104
. Sin embargo, la
violencia y el fraude eran impotentes para detener un
movimiento que obraba de motu propio desfogando “los
enconos contenidos de tanto tiempo” en todo acto
vinculado con las elecciones105
. En provincias también
crecía la animadversión contra Aspíllaga, reputado
culpable de la ruina del billete fiscal y la entrega de las
rentas nacionales al capital extranjero mediante el
Contrato Grace106
. Dos días después, el Gobierno
publicó un decreto supremo resolviendo no aceptar la
renuncia presentada por el presidente de la Junta
Electoral, Alejandro Deustua. El cuestionado funcionario
103
“La fiesta de ayer en la…”, en La Prensa, 10 de junio de 1912.
104
“Las manifestaciones políticas…”, en El Comercio, 11 de
junio de 1912.
105
“En el cotarro”, en La Crónica, 10 de junio de 1912.
106
“La actualidad política”, en La Prensa, 12 de junio de 1912.
64
fundó su pedido en la falta de garantías, pero el Ministro
de Gobierno, Plácido Jiménez, le recordó que el cargo
era irrenunciable y puso a su disposición la fuerza
pública para proteger los trabajos de la Junta107
.
Mientras los círculos políticos discutían
acaloradamente la supuesta intención del presidente
Leguía de prorrogar su mandato, los clubes
billinghuristas, resueltos a permanecer movilizados,
anunciaron para el 24 de junio un “paseo político” a
Amancaes con “ejercicios de tiro”108
. Aunque el
billinghurismo controlaba la calle carecía de fuerza
propia en el Congreso. No era prudente –opinó la prensa
opositora– confiar la candidatura popular a los inciertos
cubileteos de aliados eventuales, sino que debía exigirse
a estos la derogación de la ley electoral y el montaje de
un “sistema de elección plebiscitaria”, presidido por los
alcaldes y con presencia de los partidos políticos
locales109
. La preocupación del entorno de Billinghurst
estaba centrada en la legitimidad de los actos del
Congreso, pues habiendo surgido sus miembros del
fraude electoral de 1911 el mandato presidencial que
estos pensaban entregar carecía de “título saneado e
incontrovertible”110
. Mayores resquemores produjo la
voceada renuncia del diputado y Ministro de Hacienda,
Ernesto Ráez, quien regresaría a su cámara para
107
“La renuncia del…”, en El Comercio, 14 de junio de 1912.
108
“Ecos. Preparativos”, en La Prensa, 14 de junio de 1912.
109
“Editorial”, en La Crónica, 16 de junio de 1912.
110
“De jueves a jueves”, en Variedades, 15 de junio de 1912.
65
intervenir en el debate de la cuestión electoral
cumpliendo supuestas órdenes del presidente Leguía111
.
El silencio y la confusión sembrados por el
Gobierno y la Junta Electoral parecían haber sosegado la
iniciativa popular, revelando al mismo tiempo sus
limitaciones organizativas. Los jefes y directivos de
clubes estaban atrapados en la maraña de rumores y
murmuraciones callejeras, y no se percibía en ellos una
“orientación doctrinaria” que les permitiera actuar con
independencia. Casi todos preferían seguir la pauta
marcada por sus líderes volubles y personalistas. Por esa
razón, cundía una sensación de oportunidad perdida,
pues el movimiento cívico vencedor del fraude electoral
no daba paso a una “evolución principista” en los
partidos y las masas, sino que ambos parecían estar
inmersos en el “vicioso círculo” de la antigua política112
.
Descartada una nueva reunión de la Junta Electoral, por
precepto de su presidente, Alejandro Deustua, los
parlamentarios oficialistas de provincias fueron
convocados a Lima con el fin de coordinar la designación
de las mesas directivas de ambas cámaras. Al mismo
tiempo, el Ministerio de Gobierno ordenó la permuta de
prefectos sin explicar los beneficios de dicha medida113
.
Dadas las complejas circunstancias, la elección
presidencial por el Congreso ganó terreno entre algunos
sectores inicialmente opuestos a este procedimiento. En
111
“Ecos. Por encima de todo”, en La Prensa, 17 de junio de 1912.
112
Gacetillero. “Divagaciones políticas”, en La Crónica,, 18 de
junio de 1912.
113
“Movimiento de autoridades”, en El Comercio, 19 de junio
de 1912.
66
ese caso, los congresistas tendrían que declarar válida la
elección frustrada, “pero insuficiente o con nulidades
parciales”, a fin de que pudieran sanearla conforme
estaba previsto en la Constitución vigente. Cualquier otra
fórmula fue conceptuada como una flagrante usurpación
de la soberanía popular114
. No obstante, los partidos
políticos, interesados en conservar su cuota de poder,
plantearon diversas soluciones. El bloque civilista y los
constitucionales pretendían declarar la nulidad electoral
y negociar la presidencia. El civilismo oficialista deseaba
establecer una junta de gobierno y convocar nuevas
elecciones. Los liberales y el billinghurismo planteaban
la nulidad electoral, elección por el Congreso,
transmisión inmediata del mando y renovación del tercio
parlamentario. Los cívicos seguirían al grupo que
juzgasen con mayores posibilidades de vencer. Los
radicales estaban divididos entre aquellos dispuestos a
alinearse con algún partido y los que preferían
abstenerse. Finalmente, los demócratas querían
mantenerse al margen del conflicto115
.
A juicio de la prensa opositora, la elección por el
Congreso solo daría pábulo a que 150 parlamentarios
negociaran reelecciones, carteras ministeriales,
nombramientos de autoridades provinciales y otras
prebendas siempre necesarias para llegar a un
acuerdo116
. En este frágil escenario, el presidente Leguía
y su grupo parlamentario pensaban convencer a los
114
“Editorial”, en La Crónica, 21 de junio de 1912.
115
“Ecos. Sabidurías…”, en La Prensa, 21 de junio de 1912.
116
“Editorial”, en La Crónica, 23 de junio de 1912.
67
partidos y la opinión pública sobre las ventajas de
prorrogar el régimen durante un año más, bajo la figura
de una Junta de Gobierno, a fin de que esta efectuara en
1913 las elecciones presidencial y legislativa en
simultáneo, hecho que les permitiría “entornillarse por
seis años más a las curules parlamentarias”117
. El
periódico aspillaguista La República patrocinó
abiertamente esta fórmula ideal para “reventar la
elección del señor Billinghurst”118
. Por su parte, los
centros obreros nombraron una comisión compuesta por
Ramón Espinoza, presidente de la Asamblea de
Sociedades Unidas, Justo González, de la Confederación
de Artesanos, y los señores Federico Ortíz Rodríguez y
Juan Goachet, y le otorgaron “amplios poderes” con el
propósito de que acordara con los diputados obreros la
“línea de conducta” que defendería la clase trabajadora
en la próxima legislatura119
.
La estrategia dilatoria del presidente Leguía había
sido un completo éxito, pues no solo paralizó a
Billinghurst, quien dejó la protesta callejera para
ocuparse de la “pesca” de congresistas desde su local
partidario, sino que las masas prácticamente
abandonaron las bulliciosas manifestaciones (desfiles,
paros, pachamancas) y aguardaban pacientemente la
reunión del Congreso120
. Surgieron así las primeras
increpaciones al candidato popular instándolo a reavivar
117
“Editorial”, en La Crónica, 24 de junio de 1912.
118
“Editorial”, en La Crónica, 27 de junio de 1912.
119
“Las clases trabajadoras…”, en El Comercio, 27 de junio de 1912.
120
“Burla, burlando. Calle arriba”, en La Crónica, 27 de junio
de 1912.
68
los ánimos cansados del pueblo e impedir que el
Gobierno explotara “la indolencia que es característica
de nuestra idiosincrasia”121
. Sin duda, el presidente
Leguía esperaba algunas conspiraciones y revueltas de
los descontentos. No en vano, agentes secretos allanaron
la oficina comercial de Isaías de Piérola en busca de un
arsenal que, según sus informantes, sería utilizado contra
la Intendencia de Policía de Lima. Aunque no fueron
encontradas armas ni municiones, los empleados de
Piérola quedaron detenidos. La noticia de este atropello
corrió rápidamente dejando en el público la sensación
de que había retornado la persecución política de años
pasados122
. La infructuosa pesquisa por idéntico motivo
del laboratorio de la compañía “Cotabambas Auraria”,
gerenciada por Amadeo de Piérola, motivó una reunión
de la directiva del Partido Demócrata, la cual ordenó
reorganizar todos sus comités, especialmente los
limeños123
.
Temiendo la aparición de posiciones radicales
entre sus seguidores, jóvenes líderes billinghuristas,
entre los cuales sobresalía Abraham Valdelomar, se
apuraron en explicarles a través de conferencias
multitudinarias y entusiastas el alcance constitucional de
la elección presidencial por el Congreso124
. Confiados en
que las juntas escrutadoras validarían los votos
requeridos por Aspíllaga para reclamarse vencedor, los
121
Gacetillero. “Divagaciones políticas”, en La Crónica, 28 de
junio de 1912.
122
“La situación política”, en El Comercio, 29 de junio de 1912.
123
“La situación política”, en El Comercio, 30 de junio de 1912.
124
“La actualidad política”, en La Prensa, 29 de junio de 1912.
69
aspillaguistas indicaron que el Poder Legislativo,
cumpliendo los artículos 81, 82 y 83 de la Constitución
vigente, tendría que obedecer el mandato de las actas y
proclamarlo presidente125
. Frente a esta propuesta, los
constitucionales aliados del billinghurismo solicitaron a
sus bases provincianas recoger firmas a favor de la
nulidad electoral y remitirlas al Congreso. Este grupo
esperaba ocupar posición importante en un potencial
gobierno de Billinghurst, pues este les prometió que “no
formará partido nuevo”126
. Otro respaldo significativo fue
el de los militares retirados integrantes del club “Unión
Militar”, representados por el general Enrique Varela y
el mayor Teodomiro Gutiérrez, quienes dijeron estar
dispuestos a sacrificarse en salvaguarda de los derechos
del pueblo127
.
Alertado por estos movimientos de la oposición,
el presidente de la Cámara de Diputados, Roberto
Leguía, reunió a la bancada oficialista y les consultó si
tenían pactado promover la prórroga del mandato
presidencial o la elección directa por el Congreso. El
diputado Pedro Larrañaga respondió que la primera
opción carecía de sentido, pues el presidente Leguía le
expresó su resolución de “no permanecer un día más” en
palacio, después del 24 de setiembre, fecha en que
culminaba su gestión. Sin embargo, no hubo acuerdo
porque el diputado Alberto Salomón sugirió postergar el
debate hasta cuando estuviesen en Lima sus colegas de
125
“Editorial” en La Crónica, 29 de junio de 1912.
126
“La situación política”, en El Comercio, 2 de julio de 1912.
127
“Importante reunión del club…”, en La Prensa, 2 de julio de 1912.
70
EL BILLINGHURISMO PROVINCIANO
Multitudinaria manifestación billinghurista en Trujillo. La Crónica, 11 de julio
de 1912.
71
provincias. Tampoco lograron los reunidos elegir a quien
sería su candidato para la presidencia de la Cámara de
Diputados128
. Contagiado de esa inercia, el
billinghurismo trató de seguir influyendo sobre los
clubes obreros ensalzando con discursos su participación
en la derrota del fraude electoral, mientras les pedía
confiar en el patriotismo de los congresistas, “que
inspirándose en los dictados de su conciencia (…)
consagrarían la elección presidencial del eminente
patriota ciudadano don Guillermo Billinghurst”129
.
En vísperas del inicio de la legislatura, se daba
por descontado que el billinghurismo entregaría la
primera vicepresidencia a los liberales, reservaría la
segunda para el civilismo independiente y dejaría
pendiente la formación de alianzas con cívicos y
demócratas130
. Mientras tanto, los clubes obreros limeños
y los comités provinciales se ocuparon del trabajo de
propaganda política, a través de bulliciosas
movilizaciones y la suscripción de actas en pro de la
nulidad electoral. Esta aureola de popularidad en torno a
la candidatura Billinghurst desde su sorpresiva aparición
no representaba, según el aspillaguista Enrique
Echecopar, la voluntad del país, porque en las elecciones
solo contaban los votos de personas hábiles aunque estas
fuesen minorías frente a las mujeres, analfabetos y no
inscritos en el padrón electoral. En el caso de Lima –precisó
128
“Reunión de los diputados…”, en El Comercio, 4 de julio de 1912.
129
“Interesante reunión de obreros”, en La Prensa, 4 de julio de 1912.
130
“Burla, burlando. Barriendo obstáculos”, en La Crónica, 5 de
julio de 1912.
72
Echecopar– si 3,000 votantes (el tercio del total) elegían
un candidato, no tenía valor alguno que 40,000 personas
salieran a las calles y proclamaran a otro. Los
billinghuristas defendían esta última opción a la cual
denominaban “comicios populares”, figura desconocida
por la Constitución y la norma electoral131
.
Esta suerte de desprecio por la opinión de las
clases populares, conducía –según la prensa opositora– a
un “régimen de exclusivismo en provecho de los fuertes
y una fórmula de dominación en daño de los vencidos o
débiles”132
. Influenciados por estas ideas, los senadores
oficialistas, liderados por Rafael Villanueva, sugirieron a
sus colegas reconocer el triunfo del candidato Aspíllaga.
Sin embargo, Agustín Tovar y Enrique Marquina se
opusieron a esta propuesta impugnada por numerosa
cantidad de “actas plebiscitarias venidas de todas partes
de la República”. Villanueva tampoco obtuvo la
candidatura oficialista a la presidencia del Senado133
.
Sumándose a esta vorágine de acuerdos y negociaciones,
el presidente Leguía y Billinghurst sostuvieron varias
citas en palacio en las que, según la chismografía limeña,
se discutió el canje de la prórroga presidencial por “la
organización de serias y garantidas elecciones que
harían cristalizar con el óleo de severa legalidad (…) la
candidatura popular”134
.
131
“Actualidad política. Una carta…”, en La Crónica, 7 de julio
de 1912.
132
“A despecho de todo”, en La Prensa, 9 de julio de 1912.
133
“Reunión de los senadores…”, en El Comercio, 10 de julio
de 1912.
134
“Editorial”, en La Crónica, 10 de julio de 1912.
73
El 12 de julio, los partidos aliados del
billinghurismo celebraron una asamblea conjunta previa
a la instalación de las juntas preparatorias de la
legislatura. La seguridad del Congreso fue reforzada con
una dotación de 40 policías, mientras grupos
billinghuristas rodearon la plaza Bolívar dando vivas a su
candidato135
. Por su parte, el Gobierno celebró tres
consejos de ministros con el propósito de sancionar la
prórroga presidencial, pero los ministros de Hacienda,
Ernesto Ráez, y de Justicia, Agustín Ganoza,
recomendaron esperar unas semanas antes de llevar
dicha propuesta al Congreso. Con todo, el presidente
Leguía confiaba en que los cinco congresistas ocupantes
de carteras ministeriales, renunciarían a estas y volverían
a sus cámaras para activar el citado plan136
. Al día
siguiente, los demócratas cuzqueños hicieron pública su
adhesión a Billinghurst, quien según ellos, a pesar de
haberse distanciado de Piérola por “susceptibilidades
más o menos infundadas”, enarbolaba los principios de
reconstitución nacional del Partido Demócrata y, por
tanto, era el “hombre ideal” para encaminar al Perú
hacia su grandeza y prosperidad137
.
Ante este gesto no consultado con el comité
directivo limeño, Piérola publicó un manifiesto
comunicando a sus partidarios que tanto la prórroga del
mandato de Leguía como la elección presidencial por el
Congreso constituían flagrantes violaciones de la
135
“Reunión del comité de la alianza”, en El Comercio, 13 de
julio de 1912.
136
“Editorial”, en La Crónica, 13 de julio de 1912.
137
“La actualidad política”, en La Prensa, 13 de julio de 1912.
74
Constitución. Nadie estaba obligado –advertía el Califa–
a prestar obediencia a un “presidente bastardo (…) que
escala el poder o en él se mantiene, sacando al país de la
órbita constitucional”. En esas condiciones, quedaría
reducido a la categoría de factor perturbador para la
seguridad del capital y el trabajo, condenándose a sufrir
una vida política de “zozobra, asechanzas y
represiones”. La única solución legal –afirmó Piérola–
consistía en realizar nuevas elecciones los días 24 y 25 de
agosto, aun cuando el padrón electoral fuese deficiente y
la Junta Electoral estuviese controlada por el
aspillaguismo. En evidente reclamo de lealtad a su
liderazgo, el Califa prometió a sus seguidores que el
Partido Demócrata “no vacilaría en ir a esa elección,
conmigo a la cabeza” 138
.
Este manifiesto causó cierto desencanto entre los
sectores demócratas cercanos a Billinghurst. El diario
liberal La Prensa cuestionó la convocatoria de nuevos
comicios, porque no juzgaba apropiado conducir al
“movimiento reivindicatorio” a otra “ficción eleccionaria
tan ilegítima, tan hipócrita y tan corruptora” como la del
25 y 26 de mayo. Discrepaba también con el concepto de
que la elección presidencial por el Congreso despojaba
a la Nación de su soberanía, pues dicho poder del Estado
podía ejercer esa representación “mediante los
funcionarios que la Constitución establece”139
. En opinión
de El Comercio, la propuesta de Piérola, pulcra en
138
“Manifiesto del señor Piérola”, en La Prensa, 14 de julio de 1912.
139
“El manifiesto del señor de Piérola”, en La Prensa, 14 de
julio de 1912.
75
términos jurídicos, era inaplicable por el escaso tiempo
disponible previo a la transmisión del mando y la “falta
de garantías indispensables para la emisión verdadera y
libre del sufragio”140
. Solo La Crónica respaldó el “digno
y levantado” manifiesto, basado en el principio de que la
soberanía nacional no era “transmisible ni delegable
dentro de la pauta constitucional”. Aunque la “elección
presidencial parlamentaria” –según este periódico–
encubría una “usurpación de funciones” por parte del
Congreso en perjuicio del pueblo, probablemente sería
consumada gracias a que se vivía un “momento de
exaltación de apetitos y desviación moral”141
.
Decidido Billinghurst a dar la batalla por la
presidencia en el Congreso, sus clubes iniciaron una
activa campaña de movilizaciones en Lima y provincias.
El 14 de julio desfilaron 1,500 billinghuristas y liberales,
encabezados por el general Varela y Abraham
Valdelomar, desde la avenida Grau hasta el domicilio de
su líder, situado en la calle Gallinazos (actual cuadra 3
del jirón Puno). Otras “grandiosas manifestaciones”
tuvieron lugar en Arequipa y Pasco bajo la consigna de
que “el pueblo no acepta ni aceptará otra solución del
problema presidencial que la elección de Guillermo
Billinghurst por el Congreso”142
. Los pierolistas
reprocharon esta campaña contraria al pedido de nuevas
elecciones contenido en el memorial billinghurista del 9
140
“Editorial”, en El Comercio, 15 de julio de 1912.
141
“Editorial”, en La Crónica, 15 de julio de 1912.
142
“Entusiasmo popular en las calles”, en La Prensa, 15 de julio
de 1912.
76
de mayo143
. Estas desavenencias no solo afectaron a la
oposición, sino al propio Gobierno. El 16 de julio la
prensa informó sobre la renuncia del Ministro de
Hacienda, Ernesto Ráez, motivada por desacuerdos en la
manera de resolver “ciertos problemas de interés
nacional ligados con el despacho de Hacienda”144
. Esta
frase oscura había disgustado al presidente Leguía, quien
intentó convencer sin éxito a Ráez de que modificara el
texto de su dimisión al cargo145
.
Cuando Ráez justificó su salida del gabinete,
aduciendo haber recibido órdenes violatorias de lo
dispuesto en los artículos 9no. y 59, inciso 6to, de la
Constitución, originó un escándalo que relegó por un
momento la atención puesta en el conflicto político. Los
artículos citados prohibían la inversión de rentas fiscales
en gastos no presupuestados, y la suscripción de
contratos de empréstitos sin permiso del Congreso146
. El
Gobierno aclaró, a manera de descargo, que el
desacuerdo se refería “únicamente” al modo y forma de
pago de un elemento de guerra, cuyo aplazamiento
comprometía el crédito nacional. Acto seguido el
despacho de Hacienda fue encargado al Ministro de
Gobierno, Plácido Jiménez, dándose por superado el
incidente147
. Esto ocurría mientras se abría una
inquietante disputa entre billinghuristas y pierolistas, a
143
“Burla, burlando. El vivo se cayó…”, en La Crónica, 15 de
julio de 1912.
144
“La renuncia del Sr. Ráez”, en La Prensa, 16 de julio de 1912.
145
“La cartera de Hacienda”, en El Comercio, 16 de julio de 1912.
146
“La renuncia del Ministro de… ”, en El Comercio, 18 de julio
de 1912.
147
“La renuncia del Dr. Ráez”, en La Prensa, 17 de julio de 1912.
77
raíz del manifiesto del Califa que, según La Crónica,
había producido un “movimiento bilioso” a
Billinghurst148
. En ese sentido, el citado diario lo exhortó
a limar las asperezas del momento “en vez de agriarlas”
y buscar una buena relación política con los que juzgaba
“sus adversarios”, antes de caer en una espiral de
violencia lesiva para la tranquilidad pública149
.
Ciertamente, Piérola ejercía un debilitado
liderazgo y pronto surgieron las discrepancias públicas
en su partido. La primera de estas fue planteada desde
Chiclayo por Aurelio Sousa, diputado y miembro del
comité directivo del Partido Demócrata, quien desestimó
concurrir a elecciones basadas en juntas y registros
repudiados por el pueblo, y propuso, en cambio, facilitar
a las cámaras la proclamación del presidente. Esta
coyuntura era propicia para que Billinghurst reforzara el
apoyo popular de su candidatura. De esa manera, el 19
de julio, acompañado del líder liberal, Augusto Durand,
presidió un mitin de obreros y estudiantes universitarios,
instándolos a seguir en la senda trazada150
. Algunos
grupos billinghuristas, deseosos de asegurar la elección
de su líder, actuaban por su cuenta hostilizando a
connotados aspillaguistas. El asunto más enojoso se
produjo la noche del 21 de julio, cuando la casa del
senador tacneño, Juan F. Ward, situada en la calle
Negreiros (actual cuadra 5 del jirón Azángaro), recibió
disparos por integrantes de un club billinghurista. El
148
“Burla, burlando. Cabos sueltos”, en La Crónica, 16 de julio
de 1912.
149
“Editorial”, en La Crónica, 18 de julio de 1912.
150
“La actualidad política”, en La Prensa, 20 de julio de 1912.
78
agraviado congresista atribuyó este ataque a los odios
generados por su condición de ex-miembro de la Junta
Electoral Nacional151
.
A pocos días de iniciarse la legislatura, los
demócratas se hallaban enfrascados en debates internos
respecto del manifiesto de su líder. El periodista Luis
Ulloa, cercano al pierolismo, publicó el folleto Consejos
al Pueblo, cuyas páginas, invocando antecedentes
históricos y normas constitucionales, respaldaban los
criterios del Califa opuestos a la elección presidencial
por el Congreso152
. Según Ulloa, el Partido Civilista no
podía promover dicho acto, porque en 1903, su líder,
Antonio Miró Quesada, dijo expresamente que “el
Congreso no tiene facultad para elegir presidente de la
República”153
. Este discurso causó “malísima impresión”
entre los demócratas provincianos, quienes criticaron la
posición del “pierolismo intransigente de Lima”, por lo
que muchos de ellos en su afán de conservar el afecto
popular prefirieron enrolarse en el Partido Liberal, aliado
del billinghurismo154
. Por obra de estos eventos,
Billinghurst se había transformado en el “candidato de
todos”. No en vano, las bancadas del civilismo oficialista
y de la alianza civilista independiente –constitucional–
liberal pugnaban por controlar las mesas directivas de
ambas cámaras, pues ello les permitiría negociar la
151
“Los disparos de anoche”, en El Comercio, 22 de julio de 1912.
152
“Editorial”, en La Crónica, 21 de julio de 1912.
153
Ulloa 1912: 13.
154
“La actualidad política”, en La Prensa, 23 de julio de 1912.
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914
La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914

Contenu connexe

Tendances

El parlamentarismo a la chilena
El parlamentarismo a la chilenaEl parlamentarismo a la chilena
El parlamentarismo a la chilenasandrita2
 
El segundo-gobierno-de-ibañez
El segundo-gobierno-de-ibañezEl segundo-gobierno-de-ibañez
El segundo-gobierno-de-ibañezcasuco
 
Sociedad chilena a principios del s. xx
Sociedad chilena a principios del s. xxSociedad chilena a principios del s. xx
Sociedad chilena a principios del s. xxJulio Reyes Ávila
 
Ppt guerra civil de 1891
Ppt guerra civil de 1891Ppt guerra civil de 1891
Ppt guerra civil de 1891mabarcas
 
La república conservadora en Chile
La república conservadora en ChileLa república conservadora en Chile
La república conservadora en ChileGonzalo Rivas Flores
 
Guerra del pacífico p pt
Guerra del pacífico p ptGuerra del pacífico p pt
Guerra del pacífico p ptelgranlato09
 
Totalitarismos y segunda guerra mundial
Totalitarismos y segunda guerra mundialTotalitarismos y segunda guerra mundial
Totalitarismos y segunda guerra mundialFabian Cubillos
 
Sánchez cerro
Sánchez cerroSánchez cerro
Sánchez cerroKAtiRojChu
 
Ensayos constitucionales, clase 4.
Ensayos constitucionales, clase 4.Ensayos constitucionales, clase 4.
Ensayos constitucionales, clase 4.Nicole Arriagada
 
Ensayos constitucionales
Ensayos constitucionalesEnsayos constitucionales
Ensayos constitucionalesMauricio Daza
 
El auge del salitre y la cuestión social
El auge del salitre y la cuestión social El auge del salitre y la cuestión social
El auge del salitre y la cuestión social Diana Reyes
 
Unidad unidad 2 chile en la primera mitad del siglo xx
Unidad unidad 2 chile en la primera mitad del siglo xxUnidad unidad 2 chile en la primera mitad del siglo xx
Unidad unidad 2 chile en la primera mitad del siglo xxingrid mercedes cruces jimenez
 
Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana
Guerra contra la Confederación Perú-BolivianaGuerra contra la Confederación Perú-Boliviana
Guerra contra la Confederación Perú-Bolivianajosebarriga1973
 
Historia de Chile en Mapas Conceptuales
Historia de Chile en Mapas ConceptualesHistoria de Chile en Mapas Conceptuales
Historia de Chile en Mapas ConceptualesMarco Obregón
 
Republica presidencial
Republica  presidencialRepublica  presidencial
Republica presidencialJosé Daniel
 
Primera presidencia de Hipólito Yrigoyen, Semana tràgica, Patagonia rebelde, ...
Primera presidencia de Hipólito Yrigoyen, Semana tràgica, Patagonia rebelde, ...Primera presidencia de Hipólito Yrigoyen, Semana tràgica, Patagonia rebelde, ...
Primera presidencia de Hipólito Yrigoyen, Semana tràgica, Patagonia rebelde, ...Martin Alberto Belaustegui
 

Tendances (20)

El parlamentarismo a la chilena
El parlamentarismo a la chilenaEl parlamentarismo a la chilena
El parlamentarismo a la chilena
 
El uruguay batllista
El uruguay batllistaEl uruguay batllista
El uruguay batllista
 
El segundo-gobierno-de-ibañez
El segundo-gobierno-de-ibañezEl segundo-gobierno-de-ibañez
El segundo-gobierno-de-ibañez
 
Sociedad chilena a principios del s. xx
Sociedad chilena a principios del s. xxSociedad chilena a principios del s. xx
Sociedad chilena a principios del s. xx
 
Ppt guerra civil de 1891
Ppt guerra civil de 1891Ppt guerra civil de 1891
Ppt guerra civil de 1891
 
La república conservadora en Chile
La república conservadora en ChileLa república conservadora en Chile
La república conservadora en Chile
 
Guerra del pacífico p pt
Guerra del pacífico p ptGuerra del pacífico p pt
Guerra del pacífico p pt
 
Totalitarismos y segunda guerra mundial
Totalitarismos y segunda guerra mundialTotalitarismos y segunda guerra mundial
Totalitarismos y segunda guerra mundial
 
Sánchez cerro
Sánchez cerroSánchez cerro
Sánchez cerro
 
La Guerra Contra La ConfederacióN Perú Boliviana
La Guerra Contra La ConfederacióN Perú BolivianaLa Guerra Contra La ConfederacióN Perú Boliviana
La Guerra Contra La ConfederacióN Perú Boliviana
 
Ensayos constitucionales, clase 4.
Ensayos constitucionales, clase 4.Ensayos constitucionales, clase 4.
Ensayos constitucionales, clase 4.
 
Reconquista y patria nueva
Reconquista y patria nuevaReconquista y patria nueva
Reconquista y patria nueva
 
Personajes de la independencia de chile
Personajes de la independencia de chilePersonajes de la independencia de chile
Personajes de la independencia de chile
 
Ensayos constitucionales
Ensayos constitucionalesEnsayos constitucionales
Ensayos constitucionales
 
El auge del salitre y la cuestión social
El auge del salitre y la cuestión social El auge del salitre y la cuestión social
El auge del salitre y la cuestión social
 
Unidad unidad 2 chile en la primera mitad del siglo xx
Unidad unidad 2 chile en la primera mitad del siglo xxUnidad unidad 2 chile en la primera mitad del siglo xx
Unidad unidad 2 chile en la primera mitad del siglo xx
 
Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana
Guerra contra la Confederación Perú-BolivianaGuerra contra la Confederación Perú-Boliviana
Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana
 
Historia de Chile en Mapas Conceptuales
Historia de Chile en Mapas ConceptualesHistoria de Chile en Mapas Conceptuales
Historia de Chile en Mapas Conceptuales
 
Republica presidencial
Republica  presidencialRepublica  presidencial
Republica presidencial
 
Primera presidencia de Hipólito Yrigoyen, Semana tràgica, Patagonia rebelde, ...
Primera presidencia de Hipólito Yrigoyen, Semana tràgica, Patagonia rebelde, ...Primera presidencia de Hipólito Yrigoyen, Semana tràgica, Patagonia rebelde, ...
Primera presidencia de Hipólito Yrigoyen, Semana tràgica, Patagonia rebelde, ...
 

Similaire à La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914

HISTORIA SOCIAL DOMINICANA-UNIDAD-IV-PARA LA PLATAFORMA (2).pptx
HISTORIA SOCIAL DOMINICANA-UNIDAD-IV-PARA LA PLATAFORMA (2).pptxHISTORIA SOCIAL DOMINICANA-UNIDAD-IV-PARA LA PLATAFORMA (2).pptx
HISTORIA SOCIAL DOMINICANA-UNIDAD-IV-PARA LA PLATAFORMA (2).pptxHILDA918647
 
Nueva_Historia_Argentina_Tomo_6.pdf
Nueva_Historia_Argentina_Tomo_6.pdfNueva_Historia_Argentina_Tomo_6.pdf
Nueva_Historia_Argentina_Tomo_6.pdfpabloc42
 
Prueba 2 Historia Social de Chile
Prueba 2 Historia Social de ChilePrueba 2 Historia Social de Chile
Prueba 2 Historia Social de ChileValentina Cerna G.
 
2°me dossier apoyo-republicaparlamentaria
2°me dossier apoyo-republicaparlamentaria2°me dossier apoyo-republicaparlamentaria
2°me dossier apoyo-republicaparlamentariaXimena Prado
 
Guia 3 revolución chilena ciencias sociales 10° colcastro 2014
Guia 3 revolución chilena ciencias sociales 10° colcastro 2014Guia 3 revolución chilena ciencias sociales 10° colcastro 2014
Guia 3 revolución chilena ciencias sociales 10° colcastro 2014CARLOS HUMBERTO PEDRAZA BLANCO
 
Guia 3 revolución chilena ciencias sociales 10° colcastro 2014
Guia 3 revolución chilena ciencias sociales 10° colcastro 2014Guia 3 revolución chilena ciencias sociales 10° colcastro 2014
Guia 3 revolución chilena ciencias sociales 10° colcastro 2014CARLOS HUMBERTO PEDRAZA BLANCO
 
Cuando la utopía fue posible
Cuando la utopía fue posibleCuando la utopía fue posible
Cuando la utopía fue posibleMaría Ibáñez
 
Primer gobierno de ibanez
Primer gobierno de ibanezPrimer gobierno de ibanez
Primer gobierno de ibanezJosé Gonzalez
 
Clivaje y elecciones de 1851 - CHILE
Clivaje y elecciones de 1851 - CHILEClivaje y elecciones de 1851 - CHILE
Clivaje y elecciones de 1851 - CHILETavita Vargas
 
pptguerracivilde1891ok-160418214947.pptx
pptguerracivilde1891ok-160418214947.pptxpptguerracivilde1891ok-160418214947.pptx
pptguerracivilde1891ok-160418214947.pptxMauriGajardoRomero
 
Historia de Chile 3° medio - Democratización y Modernización de Chile según A...
Historia de Chile 3° medio - Democratización y Modernización de Chile según A...Historia de Chile 3° medio - Democratización y Modernización de Chile según A...
Historia de Chile 3° medio - Democratización y Modernización de Chile según A...Great Ayuda
 
La Republica Aristocratica
La Republica AristocraticaLa Republica Aristocratica
La Republica Aristocraticajordisanchez
 

Similaire à La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914 (20)

Balmaceda informe
Balmaceda informeBalmaceda informe
Balmaceda informe
 
HISTORIA SOCIAL DOMINICANA-UNIDAD-IV-PARA LA PLATAFORMA (2).pptx
HISTORIA SOCIAL DOMINICANA-UNIDAD-IV-PARA LA PLATAFORMA (2).pptxHISTORIA SOCIAL DOMINICANA-UNIDAD-IV-PARA LA PLATAFORMA (2).pptx
HISTORIA SOCIAL DOMINICANA-UNIDAD-IV-PARA LA PLATAFORMA (2).pptx
 
Guia inicios del presidencialismo moderno en chile
Guia inicios del presidencialismo moderno en chileGuia inicios del presidencialismo moderno en chile
Guia inicios del presidencialismo moderno en chile
 
Nueva_Historia_Argentina_Tomo_6.pdf
Nueva_Historia_Argentina_Tomo_6.pdfNueva_Historia_Argentina_Tomo_6.pdf
Nueva_Historia_Argentina_Tomo_6.pdf
 
12 el fin de una época
12 el fin de una época12 el fin de una época
12 el fin de una época
 
Prueba 2 Historia Social de Chile
Prueba 2 Historia Social de ChilePrueba 2 Historia Social de Chile
Prueba 2 Historia Social de Chile
 
Historia Colombiana S Xx
Historia Colombiana S XxHistoria Colombiana S Xx
Historia Colombiana S Xx
 
1933 1952
1933 19521933 1952
1933 1952
 
2°me dossier apoyo-republicaparlamentaria
2°me dossier apoyo-republicaparlamentaria2°me dossier apoyo-republicaparlamentaria
2°me dossier apoyo-republicaparlamentaria
 
El caos del siglo xx
El caos del siglo xxEl caos del siglo xx
El caos del siglo xx
 
8 el siglo xx
8 el siglo xx8 el siglo xx
8 el siglo xx
 
Guia 3 revolución chilena ciencias sociales 10° colcastro 2014
Guia 3 revolución chilena ciencias sociales 10° colcastro 2014Guia 3 revolución chilena ciencias sociales 10° colcastro 2014
Guia 3 revolución chilena ciencias sociales 10° colcastro 2014
 
Guia 3 revolución chilena ciencias sociales 10° colcastro 2014
Guia 3 revolución chilena ciencias sociales 10° colcastro 2014Guia 3 revolución chilena ciencias sociales 10° colcastro 2014
Guia 3 revolución chilena ciencias sociales 10° colcastro 2014
 
Cuando la utopía fue posible
Cuando la utopía fue posibleCuando la utopía fue posible
Cuando la utopía fue posible
 
Primer gobierno de ibanez
Primer gobierno de ibanezPrimer gobierno de ibanez
Primer gobierno de ibanez
 
Clivaje y elecciones de 1851 - CHILE
Clivaje y elecciones de 1851 - CHILEClivaje y elecciones de 1851 - CHILE
Clivaje y elecciones de 1851 - CHILE
 
La etapa radical 2003
La etapa radical 2003La etapa radical 2003
La etapa radical 2003
 
pptguerracivilde1891ok-160418214947.pptx
pptguerracivilde1891ok-160418214947.pptxpptguerracivilde1891ok-160418214947.pptx
pptguerracivilde1891ok-160418214947.pptx
 
Historia de Chile 3° medio - Democratización y Modernización de Chile según A...
Historia de Chile 3° medio - Democratización y Modernización de Chile según A...Historia de Chile 3° medio - Democratización y Modernización de Chile según A...
Historia de Chile 3° medio - Democratización y Modernización de Chile según A...
 
La Republica Aristocratica
La Republica AristocraticaLa Republica Aristocratica
La Republica Aristocratica
 

Plus de Historia Salinas Sánchez

A study-of-the-secondary-school-history-curriculum-in-chile
A study-of-the-secondary-school-history-curriculum-in-chileA study-of-the-secondary-school-history-curriculum-in-chile
A study-of-the-secondary-school-history-curriculum-in-chileHistoria Salinas Sánchez
 
Díptico El gobierno del "Pan Grande": Imagen histórica de Guillermo Billinghurst
Díptico El gobierno del "Pan Grande": Imagen histórica de Guillermo BillinghurstDíptico El gobierno del "Pan Grande": Imagen histórica de Guillermo Billinghurst
Díptico El gobierno del "Pan Grande": Imagen histórica de Guillermo BillinghurstHistoria Salinas Sánchez
 
4 economia-de-la-primera-centuria-independiente
4 economia-de-la-primera-centuria-independiente4 economia-de-la-primera-centuria-independiente
4 economia-de-la-primera-centuria-independienteHistoria Salinas Sánchez
 
Debate Gabriel salazar Alfredo Jocelyn-Holt- Rolf Lüders - Centro de Estudi...
Debate Gabriel salazar  Alfredo  Jocelyn-Holt- Rolf Lüders - Centro de Estudi...Debate Gabriel salazar  Alfredo  Jocelyn-Holt- Rolf Lüders - Centro de Estudi...
Debate Gabriel salazar Alfredo Jocelyn-Holt- Rolf Lüders - Centro de Estudi...Historia Salinas Sánchez
 
Damas del guano; Género y modernidad en Lima 1850-1879 - Texto completo
Damas del guano; Género y modernidad en Lima 1850-1879 - Texto completoDamas del guano; Género y modernidad en Lima 1850-1879 - Texto completo
Damas del guano; Género y modernidad en Lima 1850-1879 - Texto completoHistoria Salinas Sánchez
 
Ferrocarriles Perú México 1860 1890 Texto completo
Ferrocarriles Perú México 1860 1890 Texto completoFerrocarriles Perú México 1860 1890 Texto completo
Ferrocarriles Perú México 1860 1890 Texto completoHistoria Salinas Sánchez
 
Califato de Piérola 1895-1899 Texto completo
Califato de Piérola 1895-1899 Texto completoCalifato de Piérola 1895-1899 Texto completo
Califato de Piérola 1895-1899 Texto completoHistoria Salinas Sánchez
 
Capital extranjero y ferrocarriles 1884 1899
Capital extranjero y ferrocarriles 1884 1899Capital extranjero y ferrocarriles 1884 1899
Capital extranjero y ferrocarriles 1884 1899Historia Salinas Sánchez
 

Plus de Historia Salinas Sánchez (20)

Historia
HistoriaHistoria
Historia
 
A study-of-the-secondary-school-history-curriculum-in-chile
A study-of-the-secondary-school-history-curriculum-in-chileA study-of-the-secondary-school-history-curriculum-in-chile
A study-of-the-secondary-school-history-curriculum-in-chile
 
Entrevista a Pablo Macera
Entrevista a Pablo MaceraEntrevista a Pablo Macera
Entrevista a Pablo Macera
 
Díptico El gobierno del "Pan Grande": Imagen histórica de Guillermo Billinghurst
Díptico El gobierno del "Pan Grande": Imagen histórica de Guillermo BillinghurstDíptico El gobierno del "Pan Grande": Imagen histórica de Guillermo Billinghurst
Díptico El gobierno del "Pan Grande": Imagen histórica de Guillermo Billinghurst
 
Crónicas de semana santa siglo xix
Crónicas de semana santa  siglo xixCrónicas de semana santa  siglo xix
Crónicas de semana santa siglo xix
 
Publicidad gráfica
Publicidad gráficaPublicidad gráfica
Publicidad gráfica
 
4 economia-de-la-primera-centuria-independiente
4 economia-de-la-primera-centuria-independiente4 economia-de-la-primera-centuria-independiente
4 economia-de-la-primera-centuria-independiente
 
Debate Gabriel salazar Alfredo Jocelyn-Holt- Rolf Lüders - Centro de Estudi...
Debate Gabriel salazar  Alfredo  Jocelyn-Holt- Rolf Lüders - Centro de Estudi...Debate Gabriel salazar  Alfredo  Jocelyn-Holt- Rolf Lüders - Centro de Estudi...
Debate Gabriel salazar Alfredo Jocelyn-Holt- Rolf Lüders - Centro de Estudi...
 
Damas del guano; Género y modernidad en Lima 1850-1879 - Texto completo
Damas del guano; Género y modernidad en Lima 1850-1879 - Texto completoDamas del guano; Género y modernidad en Lima 1850-1879 - Texto completo
Damas del guano; Género y modernidad en Lima 1850-1879 - Texto completo
 
Ferrocarriles Perú México 1860 1890 Texto completo
Ferrocarriles Perú México 1860 1890 Texto completoFerrocarriles Perú México 1860 1890 Texto completo
Ferrocarriles Perú México 1860 1890 Texto completo
 
Califato de Piérola 1895-1899 Texto completo
Califato de Piérola 1895-1899 Texto completoCalifato de Piérola 1895-1899 Texto completo
Califato de Piérola 1895-1899 Texto completo
 
Libro caudillos
Libro caudillosLibro caudillos
Libro caudillos
 
Capital extranjero y ferrocarriles 1884 1899
Capital extranjero y ferrocarriles 1884 1899Capital extranjero y ferrocarriles 1884 1899
Capital extranjero y ferrocarriles 1884 1899
 
Salarios y costo de vida 1821-1879
Salarios y costo de vida   1821-1879Salarios y costo de vida   1821-1879
Salarios y costo de vida 1821-1879
 
Díptico publicidad gráfica
Díptico publicidad gráficaDíptico publicidad gráfica
Díptico publicidad gráfica
 
Díptico píerola
Díptico píerolaDíptico píerola
Díptico píerola
 
Díptico damas decimonónicas
Díptico damas decimonónicasDíptico damas decimonónicas
Díptico damas decimonónicas
 
Parroco y señor macate 1853 1893
Parroco y  señor macate 1853 1893Parroco y  señor macate 1853 1893
Parroco y señor macate 1853 1893
 
Finanzas públicas bcrp iep
Finanzas públicas bcrp iepFinanzas públicas bcrp iep
Finanzas públicas bcrp iep
 
Fiestas cívicas
Fiestas cívicasFiestas cívicas
Fiestas cívicas
 

Dernier

🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docxEliaHernndez7
 
AFICHE EL MANIERISMO HISTORIA DE LA ARQUITECTURA II
AFICHE EL MANIERISMO HISTORIA DE LA ARQUITECTURA IIAFICHE EL MANIERISMO HISTORIA DE LA ARQUITECTURA II
AFICHE EL MANIERISMO HISTORIA DE LA ARQUITECTURA IIIsauraImbrondone
 
Tema 10. Dinámica y funciones de la Atmosfera 2024
Tema 10. Dinámica y funciones de la Atmosfera 2024Tema 10. Dinámica y funciones de la Atmosfera 2024
Tema 10. Dinámica y funciones de la Atmosfera 2024IES Vicent Andres Estelles
 
ACTIVIDAD DIA DE LA MADRE FICHA DE TRABAJO
ACTIVIDAD DIA DE LA MADRE FICHA DE TRABAJOACTIVIDAD DIA DE LA MADRE FICHA DE TRABAJO
ACTIVIDAD DIA DE LA MADRE FICHA DE TRABAJOBRIGIDATELLOLEONARDO
 
SEPTIMO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO VS
SEPTIMO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO VSSEPTIMO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO VS
SEPTIMO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO VSYadi Campos
 
OCTAVO SEGUNDO PERIODO. EMPRENDIEMIENTO VS
OCTAVO SEGUNDO PERIODO. EMPRENDIEMIENTO VSOCTAVO SEGUNDO PERIODO. EMPRENDIEMIENTO VS
OCTAVO SEGUNDO PERIODO. EMPRENDIEMIENTO VSYadi Campos
 
LABERINTOS DE DISCIPLINAS DEL PENTATLÓN OLÍMPICO MODERNO. Por JAVIER SOLIS NO...
LABERINTOS DE DISCIPLINAS DEL PENTATLÓN OLÍMPICO MODERNO. Por JAVIER SOLIS NO...LABERINTOS DE DISCIPLINAS DEL PENTATLÓN OLÍMPICO MODERNO. Por JAVIER SOLIS NO...
LABERINTOS DE DISCIPLINAS DEL PENTATLÓN OLÍMPICO MODERNO. Por JAVIER SOLIS NO...JAVIER SOLIS NOYOLA
 
PINTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA (SIGLO XVI).ppt
PINTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA (SIGLO XVI).pptPINTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA (SIGLO XVI).ppt
PINTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA (SIGLO XVI).pptAlberto Rubio
 
2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx
2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx
2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptxRigoTito
 
Concepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptx
Concepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptxConcepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptx
Concepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptxFernando Solis
 
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURA
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURAFORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURA
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURAEl Fortí
 
Caja de herramientas de inteligencia artificial para la academia y la investi...
Caja de herramientas de inteligencia artificial para la academia y la investi...Caja de herramientas de inteligencia artificial para la academia y la investi...
Caja de herramientas de inteligencia artificial para la academia y la investi...Lourdes Feria
 
Abril 2024 - Maestra Jardinera Ediba.pdf
Abril 2024 -  Maestra Jardinera Ediba.pdfAbril 2024 -  Maestra Jardinera Ediba.pdf
Abril 2024 - Maestra Jardinera Ediba.pdfValeriaCorrea29
 
2024 KIT DE HABILIDADES SOCIOEMOCIONALES.pdf
2024 KIT DE HABILIDADES SOCIOEMOCIONALES.pdf2024 KIT DE HABILIDADES SOCIOEMOCIONALES.pdf
2024 KIT DE HABILIDADES SOCIOEMOCIONALES.pdfMiguelHuaman31
 
Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 2º de la ESO
Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 2º de la ESOPrueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 2º de la ESO
Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 2º de la ESOluismii249
 
INSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO .pptx
INSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO   .pptxINSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO   .pptx
INSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO .pptxdeimerhdz21
 

Dernier (20)

🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
 
AFICHE EL MANIERISMO HISTORIA DE LA ARQUITECTURA II
AFICHE EL MANIERISMO HISTORIA DE LA ARQUITECTURA IIAFICHE EL MANIERISMO HISTORIA DE LA ARQUITECTURA II
AFICHE EL MANIERISMO HISTORIA DE LA ARQUITECTURA II
 
Tema 10. Dinámica y funciones de la Atmosfera 2024
Tema 10. Dinámica y funciones de la Atmosfera 2024Tema 10. Dinámica y funciones de la Atmosfera 2024
Tema 10. Dinámica y funciones de la Atmosfera 2024
 
ACTIVIDAD DIA DE LA MADRE FICHA DE TRABAJO
ACTIVIDAD DIA DE LA MADRE FICHA DE TRABAJOACTIVIDAD DIA DE LA MADRE FICHA DE TRABAJO
ACTIVIDAD DIA DE LA MADRE FICHA DE TRABAJO
 
SEPTIMO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO VS
SEPTIMO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO VSSEPTIMO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO VS
SEPTIMO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO VS
 
Sesión de clase: Fe contra todo pronóstico
Sesión de clase: Fe contra todo pronósticoSesión de clase: Fe contra todo pronóstico
Sesión de clase: Fe contra todo pronóstico
 
OCTAVO SEGUNDO PERIODO. EMPRENDIEMIENTO VS
OCTAVO SEGUNDO PERIODO. EMPRENDIEMIENTO VSOCTAVO SEGUNDO PERIODO. EMPRENDIEMIENTO VS
OCTAVO SEGUNDO PERIODO. EMPRENDIEMIENTO VS
 
LABERINTOS DE DISCIPLINAS DEL PENTATLÓN OLÍMPICO MODERNO. Por JAVIER SOLIS NO...
LABERINTOS DE DISCIPLINAS DEL PENTATLÓN OLÍMPICO MODERNO. Por JAVIER SOLIS NO...LABERINTOS DE DISCIPLINAS DEL PENTATLÓN OLÍMPICO MODERNO. Por JAVIER SOLIS NO...
LABERINTOS DE DISCIPLINAS DEL PENTATLÓN OLÍMPICO MODERNO. Por JAVIER SOLIS NO...
 
PINTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA (SIGLO XVI).ppt
PINTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA (SIGLO XVI).pptPINTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA (SIGLO XVI).ppt
PINTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA (SIGLO XVI).ppt
 
2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx
2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx
2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx
 
Concepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptx
Concepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptxConcepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptx
Concepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptx
 
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURA
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURAFORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURA
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURA
 
Caja de herramientas de inteligencia artificial para la academia y la investi...
Caja de herramientas de inteligencia artificial para la academia y la investi...Caja de herramientas de inteligencia artificial para la academia y la investi...
Caja de herramientas de inteligencia artificial para la academia y la investi...
 
Abril 2024 - Maestra Jardinera Ediba.pdf
Abril 2024 -  Maestra Jardinera Ediba.pdfAbril 2024 -  Maestra Jardinera Ediba.pdf
Abril 2024 - Maestra Jardinera Ediba.pdf
 
2024 KIT DE HABILIDADES SOCIOEMOCIONALES.pdf
2024 KIT DE HABILIDADES SOCIOEMOCIONALES.pdf2024 KIT DE HABILIDADES SOCIOEMOCIONALES.pdf
2024 KIT DE HABILIDADES SOCIOEMOCIONALES.pdf
 
Tema 8.- PROTECCION DE LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN.pdf
Tema 8.- PROTECCION DE LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN.pdfTema 8.- PROTECCION DE LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN.pdf
Tema 8.- PROTECCION DE LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN.pdf
 
Tema 11. Dinámica de la hidrosfera 2024
Tema 11.  Dinámica de la hidrosfera 2024Tema 11.  Dinámica de la hidrosfera 2024
Tema 11. Dinámica de la hidrosfera 2024
 
Unidad 3 | Metodología de la Investigación
Unidad 3 | Metodología de la InvestigaciónUnidad 3 | Metodología de la Investigación
Unidad 3 | Metodología de la Investigación
 
Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 2º de la ESO
Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 2º de la ESOPrueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 2º de la ESO
Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 2º de la ESO
 
INSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO .pptx
INSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO   .pptxINSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO   .pptx
INSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO .pptx
 

La época del "Pan Grande" Billinghurst presidente 1912-1914

  • 1.
  • 2. Alejandro Salinas Sánchez La Época del “Pan Grande” Billinghurst presidente 1912-1914 Seminario de Historia Rural Andina UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS
  • 3. Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N.° 2014-11385 Primera edición Lima – Agosto 2014 © La Época del “Pan Grande” Billinghurst presidente 1912-1914 Alejandro Marcelo Salinas Sánchez © 1ª edición Seminario de Historia Rural Andina – UNMSM Tiraje 50 ejemplares Queda prohibida la reproducción total o parcial sin permiso del autor Lima-Perú Seminario de Historia Rural Andina Jr. Andahuaylas 348, Lima 1 Telf. (51-1) 619-7000 anexo 6158, Correo electrónico: shra@unmsm.edu.pe http: //seminariohistoriaruralandina.org// Director: Emilio Augusto Rosario Pacahuala Corrección de estilo: Amparo Ali Chávez Diseño de carátula: Alejandro Marcelo Salinas Sánchez Diagramación de interiores: Sara Castro García Carátula: El presidente Guillermo Billinghurst observa con lupa un diminuto pan. Caricatura de Pedro Challe. La Crónica. Lima, 18 de enero de 1913. Escaneo y cuidado de imágenes: Alejandro Marcelo Salinas Sánchez
  • 4. “- Y … ¿achicarán el pan más de lo que está? - Al contrario … será más grande - ¿El pan grande? - El pan grande … pero a dos centavos cada uno”. (La Crónica, 16 de enero de 1913)
  • 5. Introducción n 1912 el presidente Leguía culminó una gestión gubernativa desgastada por sus conflictos con el civilismo bloquista y la persistente crisis hacendaria. Con todo, un año antes había manipulado las elecciones parlamentarias para darle estabilidad a la fase final de su gobierno y designar a quien debía sucederle en el cargo. Por esa misma época, el movimiento anarco-sindicalista encabezó la lucha obrera por mejores salarios, reducción de la jornada laboral y condiciones de trabajo más dignas y seguras. Ellos convirtieron la huelga general en arma de lucha contra los abusos de la patronal y el Gobierno1 . Leguía y la clase dominante debieron ceder ante las demandas populares por el temor de un desborde popular. Ciertamente, a mediados de 1912, estaban dadas las condiciones para un cambio político importante. El movimiento billinghurista ocupó el espacio de creciente insatisfacción creado por la disputa política 1 Las huelgas de 1904, 1906 y 1907 fueron una especie de “práctica” política para la clase obrera, y proveyeron de experiencias valiosas a los líderes que emprendieron las grandes jornadas de 1911 y 1912. Pareja 1978: 41-42. E 8 entre los partidos demócrata y civilista, enarbolando la renovación moral de la política con activa participación de las clases medias y populares. Electo presidente, Billinghurst quiso mejorar la calidad de vida de los trabajadores, mediante el abaratamiento de las subsistencias y la vivienda, y el reconocimiento de derechos inherentes a su condición ciudadana. Sin embargo, también restringió el derecho de huelga, que era el principal medio de reclamo obrero, a fin de impedir la escalada del conflicto entre capital y trabajo. En esta investigación abordaremos la breve experiencia precursora del populismo2 liderada por el caudillo civil Guillermo Billinghurst entre 1912 y 1914. Al respecto, conviene explorar la coyuntura económica, social y política que dio origen al billinghurismo y determinó su desarrollo y violento final. En cuanto a lo primero, la “exitosa” República Aristocrática, iniciada con el califato pierolista (1895-1899), generó una profunda crisis alimentaria con fuertes aumentos en los precios de víveres, fenómeno comprobado por los analistas y diarios de esa época. Como consecuencia de esa carestía en el costo de vida, los sectores populares urbanos incubaron profundo descontento, pues los 2 Las principales características del populismo como movimiento político son: liderazgo carismático y composición multiclasista urbana. Blanchard, Peter. “A populist…”, en Journal of Latin American Studies 1977: 251. En ese sentido, Osmar Gonzáles, después de analizar los diversos conceptos existentes sobre populismo, considera que el gobierno de Billinghurst representó propiamente una fase de transición entre la dominación oligárquica y la política populista. Gonzáles 2005: 68.
  • 6. 9 paliativos de las autoridades municipales y de gobierno eran incapaces de revertir la tendencia negativa en los indicadores sociales3 . Las raíces materiales de la protesta obrera buscaron entonces canales de expresión política. Esta circunstancia encontró dividido al civilismo, y sus conflictos internos lo divorciaron aún más de los sectores populares. La semilla de la contrariedad general tampoco fue aprovechada por el pierolismo, que no pudo renovar su aureola contestataria después de haber colaborado activamente en el montaje del modelo económico favorable a las clases dominantes. De esa forma, las facciones civilistas y los debilitados líderes del Partido Demócrata fracasaron en sus intentos de disipar la intensa politización de las masas. Surgió así la llamada “reacción ciudadana”, que boicoteó los comicios generales de 1912 e impuso al Congreso la elección presidencial de Billinghurst. Carente de partido propio, el nuevo mandatario asentó su gobierno sobre la base de una insospechada alianza con liberales y leguiístas. El pre-populismo billinghurista tuvo poco espacio para desarrollarse, pues sostuvo una constante pugna con los partidos agrupados en el Congreso a quienes debía su elección, y que finalmente lo derrocaron con apoyo del Ejército. Restaurado el dominio político oligárquico, 3 Esta tendencia continuó bajo el breve gobierno de Billinghurst, a pesar de los aumentos salariales logrados por varios gremios obreros. De acuerdo con un estudio de Luis Felipe Zegarra sobre línea de pobreza en Lima entre 1913 y 1925, el costo diario y mensual de la Canasta Básica de Consumo de Alimentos (CBCA) registró una constante alza en dicho período. Zegarra, Luis Felipe. “Línea de pobreza… “, en Economía 2011: 45-47. 10 algunos billinghuristas intentaron preservar sus ideales fundando el Partido Progresista, pero la muerte de Billinghurst y la propia ambivalencia de sus militantes, muchos de los cuales prefirieron apoyar al civilista José Pardo, lo condenaron a una rápida desaparición. Este trabajo se divide en dos partes y ocho capítulos, que abarcan el espacio histórico comprendido entre la candidatura presidencial de Billinghurst y su derrocamiento y posterior muerte en el exilio. La Primera Parte consta de cuatro capítulos. El primero estudia las fuerzas populares impulsoras de la candidatura Billinghurst, y los mecanismos de lucha (paros, desfiles, etc.) empleados por los líderes obreros para boicotear al candidato oficialista Aspíllaga y consolidar el fortalecimiento del billinghurismo como fuerza de oposición. En el segundo capítulo detallamos la intervención gubernamental de Leguía y la protesta callejera que decidieron la elección presidencial de Billinghurst por el Congreso, cuya constitucionalidad fue cuestionada por pierolistas y aspillaguistas. El tercer capítulo aborda las medidas aplicadas por el gobierno billinghurista para satisfacer los reclamos salariales, aliviar la carestía de vida, garantizar el libre ejercicio del sufragio y democratizar la representación congresal. En el cuarto capítulo nos enfocamos en la labor negociadora desplegada por Billinghurst para controlar las huelgas, regular la protesta obrera y asegurar la gobernabilidad mediante alianzas con los grupos parlamentarios. El quinto capítulo aborda la oleada huelguista previa a la dación del decreto que estableció la jornada laboral de ocho horas
  • 7. 11 para los jornaleros de la dársena chalaca, y analiza también las negociaciones de Billinghurst con los partidos políticos con el objetivo de estabilizar su Gobierno. La Segunda Parte consta de tres capítulos y antecede a las Conclusiones. El primero precisa los esfuerzos del billinghurismo por constituirse en grupo político y participar con sus propios líderes en las elecciones del tercio parlamentario de 1913, hecho resistido por las demás fuerzas partidarias que denunciaron vetos e injerencias del presidente contra sus candidatos. En el segundo capítulo examinamos la radicalización del billinghurismo en su lucha contra la campaña obstruccionista del Congreso, y la búsqueda de apoyo popular para aplicar reformas constitucionales que debilitaran el predominio de la oligarquía y los círculos políticos a su servicio. El tercer capítulo expone la actuación de las fuerzas conspiradoras parapetadas en los partidos y la prensa, la prolongada crisis ministerial y el golpe organizado por los partidos y el coronel Benavides. Incluimos también la defensa que hizo Billinghurst de su gobierno, y los balances y críticas recibidos por parte de la prensa. Finalmente, las Conclusiones precisaran las divergencias existentes entre billinghurismo, pierolismo y otros movimientos sociales actuantes entre 1912-1914, destacaran el particular curso tomado por la política peruana, a partir del conflicto surgido entre la oligarquía, sus partidos y los núcleos billinghuristas, y precisaran la importancia de las medidas económicas ejecutadas por Billinghurst para aliviar la creciente carestía de víveres y acrecentar el estándar de vida de los obreros y clases populares.
  • 9. 15 I. LAS ELECCIONES DE 1912: BILLINGHURST CANDIDATO A mediados de 1911, no parecía posible una candidatura presidencial de Guillermo Billinghurst, a pesar de que su gestión como alcalde de Lima había alcanzado el reconocimiento de la prensa y la simpatía de las clases populares urbanas. En agosto del citado año, los senadores Javier Prado Ugarteche y Mariano Horacio Cornejo presentaron ante su cámara un proyecto de ley de reforma electoral. Este texto de 16 artículos propuso modificar la composición de la Junta Electoral Nacional, a fin de que esta fuese integrada por los cinco más antiguos magistrados supremos. Esta institución tendría facultad para solicitar al Ejecutivo el cambio de autoridades durante el mes previo al proceso electoral. En el Senado, la Comisión de Constitución dividió sus opiniones. El dictamen en mayoría, suscrito el 29 de agosto por José Manuel García y Edmundo Montesinos, planteó reemplazar dos magistrados de la Junta por dos congresistas de la mayoría y minoría parlamentarias, los cuales debido a “sus encontrados intereses políticos” conservarían el equilibrio de criterios. Los comisionados rechazaron además conceder a los miembros de la Junta la facultad de pedir la renovación de autoridades, porque la juzgaron “muy discrecional” y contraria “a la buena administración interior de la República”. Por su parte, el dictamen en minoría, rubricado por Manuel Irigoyen, descartó conformar la Junta con magistrados, pues creyó conveniente alejarlos “de toda intervención en asuntos de carácter político”. En consecuencia, sugirió aumentar a siete el número de delegados, “cuatro en 16 representación del Congreso, uno por el Ejecutivo y dos por las profesiones liberales”. Estos últimos serían elegidos por la Corte Suprema entre quienes pagaran patente de primera clase4 . Prado Ugarteche y Cornejo hicieron suyo el dictamen en mayoría, puesto a debate el 9 de octubre de 1911. A juicio de Prado, el proyecto corregiría el carácter de “tribunal político” dado a la Junta por las leyes electorales de 1896 y 1908. Sin embargo, Joaquín Capelo cuestionó la independencia del Congreso y consideró inútil recomponer la Junta mientras el gobierno estuviese dispuesto a poner por decreto “a todos los miembros en su casa” en caso se opusieran a sus planes electorales. En respuesta, Cornejo opinó por la aprobación del dictamen, pues impediría “muchos fraudes y muchas calumnias de fraudes, que sirven de pretexto a ese terrible cáncer de la rebelión”. Amador del Solar calificó este proyecto como personalista, pues todos conocían quienes eran los magistrados supremos más antiguos, y propuso suplirlos por “cualesquiera otras personas”. En defensa de los jueces, Montesinos dijo que solo los “amaestrados juzgadores” estaban capacitados para aplicar la norma electoral. Otros senadores, como Wenceslao Valera y Leoncio Samanez, exigieron una LOS AUTORES DEL PROYECTO DE REFORMA ELECTORAL DE 1911 4 Diario de Debates. Cámara de Senadores. Congreso Ordinario 1911: 548-554.
  • 10. 17 Mariano H. Cornejo. Defendió la elección presidencial por el Congreso. Javier Prado y Ugarteche. Renunció al civilismo oficialista en 1912. reforma completa que alcanzara a las juntas de registro provinciales. 18 La prensa limeña intervino activamente en este enojoso debate. El diario La Prensa definió el proyecto electoral del senador Cornejo como una “glosa de prescripciones que existen en vigencia hace quince años”, y lo acusó de haber tergiversado y ultrajado la antigua ley de elecciones de 1896, cuando “en su condición de Oficial Mayor de la Junta Nacional, llevó a esa Junta al sendero de abuso que precedió a su disolución en 1899”5 . A su vez, El Comercio exigió que, antes de la aprobación del proyecto, los congresistas debían censurar la clausura de la Junta Electoral Nacional, en caso contrario el Ejecutivo estaría tentado a vulnerar impunemente la nueva ley electoral, quitándole, por tanto, todo sentido a la reforma en curso6 . En el mismo sentido, Variedades expresó sus dudas sobre el éxito de la nueva legislación electoral, pues no iba acompañada “de los artículos necesarios para asegurar la legalidad de los procedimientos, fijando condiciones severas para los que festinen la ley, la falseen o infrinjan”7 . Los senadores aprobaron el proyecto del dictamen en mayoría, pero modificaron los artículos 4º y 12º del mismo, con el propósito de que la Junta Nacional escogiera a los presidentes de las juntas departamentales y denunciara las infracciones electorales cometidas por las autoridades políticas8 . En noviembre de 1911, el proyecto pasó en revisión a la Cámara de Diputados, y esta requirió la opinión de la Corte Suprema. Los vocales rechazaron formar parte de la 5 “La reforma electoral”, en La Prensa, 11 de octubre de 1911. 6 “La sesión de ayer…”, en El Comercio, 11 de octubre de 1911. 7 “De jueves a jueves”, en Variedades, 14 de octubre de 1911. 8 Diario de Debates. Cámara de Senadores. Congreso Ordinario 1911: 658-664.
  • 11. 19 Junta Electoral Nacional, porque no estaban dispuestos a exponerse a “las maquinaciones de la venganza de quienes resultaran derrotados en la lucha electoral”9 . Escuchado este parecer, la Comisión Especial de la Cámara de Diputados emitió cuatro dictámenes, uno en mayoría y tres en minoría. El primero, presentado el 1º de diciembre por Alberto Salomón, Víctor Revilla y Francisco de Paula Secada, propuso que la Junta tuviese cinco delegados, tres designados por el Congreso y dos por el Ejecutivo y la Corte Suprema. El segundo, rubricado ese mismo día por Luis José de Orbegoso, sugirió aumentar a nueve los miembros de la Junta, ocho escogidos por el Congreso y uno por el Ejecutivo. El tercero, planteado por Samuel Sayán y Lizardo Franco, aceptó dicha composición de la Junta, y otorgó a esta la facultad de enjuiciar a las autoridades trasgresoras de la ley electoral. En el cuarto, sustentado por Francisco Fariña, cuatro integrantes de la Junta serían elegidos por los partidos Civil, Constitucional, Liberal y Cívico, mientras la Corte Suprema designaría otros cuatro en representación de los profesionales y productores. Además contempló la censura inmediata de cualquier funcionario público que impidiera la actuación de la Junta10 . Conocidos estos dictámenes, la prensa volvió a manifestar su desconfianza frente a la reforma electoral. El Comercio consideró insuficientes las sanciones previstas en el proyecto Fariña, pues creía que estas 9 Diario de Debates. Cámara de Diputados. Segundo Congreso Extraordinario 1911: 54. 10 Idem: 58-66. 20 debían alcanzar al propio Presidente de la República, en caso “deliberadamente, saltara sobre la ley”11 . A su vez, La Prensa criticó el “puritano” proyecto Salomón, porque dejaba la Junta Electoral en manos de las “mayorías legislativas” subordinadas al presidente Leguía y defensoras de los “intereses electorales del señor [Ántero] Aspíllaga”12 . En medio de estas críticas, los diputados aprobaron un texto híbrido, que insertó el primer artículo de la ley electoral de 1908, referido a la composición de la Junta, dentro del proyecto Salomón, con el propósito de que esta tuviese nueve miembros, ocho electos por el Congreso y uno por el Ejecutivo13 . En enero de 1912, varios antiguos civilistas se escindieron del Partido Civil gobernante y fundaron una nueva agrupación bajo el nombre de civilismo independiente. Enrique Barreda, uno de sus líderes, justificó esta decisión señalando que la situación política “azarosa y alarmante” exigía asumir una conducta “perseverante y empeñosa” para evitar “infortunios colectivos”14 . Esta ruptura con el presidente Leguía impuso a este nuevo partido, conocido como el bloque, la necesidad de negociar una alianza con el resto de la LOS PROTAGONISTAS DE LA COYUNTURA POLÍTICA DE 1912 11 “La ley de elecciones”, en El Comercio, 7 de diciembre de 1911. 12 “La venganza electoral”, en La Prensa, 19 de diciembre de 1911. 13 Diario de Debates. Cámara de Diputados. Segundo Congreso Extraordinario 1911: 186-194. 14 “Los propósitos…”, en La Prensa, 7 de enero de 1912.
  • 12. 21 El presidente Augusto B. Leguía, supremo elector en 1912. La Crónica, 16 de abril de 1912. Caricatura de José Alcántara la Torre. Ántero Aspíllaga, el delfín del leguiísmo. La Crónica, 16 de abril de 1912. Caricatura de José Alcántara la Torre 22 Augusto Durand, el ubicuo opositor La Crónica, 16 de abril de 1912. Caricatura de José Alcántara la Torre Guillermo Billinghurst, el candidato del pueblo. La Crónica, 16 de abril de 1912 Caricatura de José Alcántara la Torre oposición. Ese mismo mes, el proyecto de ley electoral fue devuelto al Senado,
  • 13. 23 cuyas comisiones de Gobierno y Constitución emitieron tres dictámenes. El primero, defendido por Mariano Cornejo, rechazó la conformación de la Junta aprobada en la colegisladora, pues constituía “la renuncia a toda reforma y una tercera prórroga de la ley provisional [de 1908]”, lo cual “más o menos tarde, originaría la violenta protesta de los pueblos”. Cornejo propuso insistir en la propuesta de integrar la Junta exclusivamente con magistrados. No obstante, los dictámenes de José Valencia Pacheco, Edmundo Montesinos, Manuel Irigoyen y Pío Medina, ratificaron el proyecto modificado por los diputados15 . Finalmente, el 18 de enero de 1912 el presidente Augusto B. Leguía promulgó la nueva Ley Electoral (Ley Nº 1533). Dos días antes, la Cámara de Diputados había aprobado la ley de elecciones municipales modificada por el Senado y el proyecto del Gobierno, que programaba los comicios ediles para el 14 de abril de 1912. Los diputados Aurelio Sousa, Samuel Sayán Palacios y David Chaparro advirtieron sobre el peligro de realizar elecciones municipales y presidenciales con “intervalos de días”, pues estas traían consigo agitación, detenciones y hasta asesinatos. Estos reclamos fueron acallados por la mayoría oficialista, que guiada por el diputado Juan Salazar Oyarzábal y el Ministro de Gobierno, Plácido Jiménez, desestimó dichas prevenciones bajo el argumento de que la elección de alcaldes mantendría su carácter vecinal ajeno a las 15 Diario de Debates. Cámara de Senadores. Segundo Congreso Extraordinario 1911: 156-161. 24 disputas políticas16 . Devuelto el proyecto al Senado, se suscitó un áspero debate entre Joaquín Capelo y Mariano Cornejo acerca de la legalidad de la modificación introducida en la norma electoral y el plazo fijado para las votaciones municipales. El ministro Jiménez intervino en este debate y defendió la urgencia de renovar los gobiernos locales a fin de frenar los abusos del gamonalismo provinciano. Finalmente, el 9 de febrero de 1912, a pesar del pedido de Joaquín Capelo y Julio Loredo para postergar la fecha de la elección municipal, los senadores aprobaron el proyecto modificado17 . Por esta fecha, la instalación de la Junta Nacional Electoral, presidida por Alejandro Deustua, dio inicio a febriles negociaciones entre los grupos políticos18 . Poco después, en “cordial armonía” y bajo promesa de 16 Diario de Debates. Cámara de Diputados. Segundo Congreso Extraordinario 1911: 408 y ss. 17 Diario de Debates. Cámara de Senadores. Tercer Congreso Extraordinario 1911: 21 y ss. El Comercio, contrario a esta decisión, adujo que la proximidad entre ambas contiendas cívicas exacerbaría “el apasionamiento político de las masas” y debilitaría los municipios hasta convertirlos en “prolongaciones del Gobierno”. “Las elecciones municipales”, en El Comercio, 8 de febrero de 1912. No obstante, La Prensa, tenía esperanza en que los partidos opositores depusieran sus rivalidades y apoyados en la “masa popular” derrotaran las “cangrejeras electorales” del Gobierno. “Vamos a él”, en La Prensa, 10 de febrero de 1912. 18 Los congresistas que integraron la Junta Electoral Nacional fueron: Adrián Ward, Daniel Castillo, Rafael Grau, Luis Felipe Villarán y Severiano Bezada por la mayoría, y Eduardo Lanatta, Pedro del Solar y Lizardo Franco por la minoría. “Junta Electoral Nacional”, en Variedades, 3 de febrero de 1912.
  • 14. 25 LA JUNTA NACIONAL ELECTORAL Alejandro Deustua, presidente de la Junta Nacional Electoral Integrantes de la Junta Nacional Electoral en mayoría (de izquierda a derecha): Adrián Ward, Daniel Castillo, Rafael Grau, Luis Villarán y Severiano Bezada. 26 guardar en “absoluta reserva” sus discusiones, se reunieron Enrique de la Riva Agüero (civil independiente), Nicolás de Piérola (demócrata), Pedro Muñiz y David Matto (constitucionales), Augusto Durand y Wenceslao Valera (liberales) para formar el comité mixto de los partidos19 . Este organismo entró en crisis cuando Piérola publicó una carta dirigida a los demócratas en la que confesó haberse opuesto a integrar dicho organismo “antes de que se hubiere celebrado pacto, sobre bases definidas”. El Califa pretendía que la alianza partidaria trascendiera el ámbito electoral, y por ello propuso suscribir un Memorándum contrario a la política tributaria del Gobierno y organizar una asamblea de delegados liderada por un “jefe unipersonal” encargado de dirigir la acción coaligada. Los representantes de los demás partidos se distanciaron del plan demócrata, porque su principal objetivo consistía en designar “como candidato al que menores resistencias ofrezca al señor Leguía”. Piérola optó entonces por separarse de la precaria alianza aduciendo que no aceptaría negociar con el presidente Leguía, tal como lo deseaba el civilista Riva Agüero20 . En ese sentido, la prensa oficiosa pierolista, lamentó “que los partidos de oposición (sic) aspiren a llevar al poder no a un candidato que sea grato al país, sino al presidente”21 . Fracasada la candidatura común parecía inevitable el triunfo de Ántero Aspíllaga, apoyado por el 19 “El acuerdo de los partidos”, en El Comercio, 5 de febrero de 1912. 20 “Carta de don Nicolás de Piérola”, en El Comercio, 17 de febrero de 1912. 21 “De jueves a jueves”, en Variedades, 17 de febrero de 1912.
  • 15. 27 DELEGADOS DEL COMITÉ MIXTO DE LOS PARTIDOS Nicolás de Piérola. Delegado del Partido Demócrata. Enrique dela Riva Agüero Enrique Barreda Delegado Civilista Delegado Civilista 28 David Matto General Pedro Múñiz Delegado Constitucional Delegado Constitucional Augusto Durand Wenceslao Valera Delegado Liberal Delegado Liberal
  • 16. 29 civilismo oficialista, los disidentes constitucionalistas, liderados por el general César Canevaro, y la Unión Cívica. El Gobierno aprovechó la elección municipal para poner expedita su maquinaria del fraude, interviniendo en la formación de las matrículas de contribuyentes y retrasando el establecimiento de las juntas de registro, que constituían la base del proceso electoral22 . Creyendo todo consumado, los partidos aliados anunciaron su retiro de la contienda, pues todas las personas a quienes ofrecieron la candidatura aducían que “faltaban suficientes garantías para presentarse a solicitar los sufragios del país”23 . Este proceso además trajo consigo la cesión de personería en las juntas de registro como nuevo mecanismo de fraude. Esto ocurría porque los gerentes de las sociedades comerciales, en su condición de mayores contribuyentes, preferían eximirse de participar en “la lucha por el predominio municipal” y otorgaban poder a “agentes”, que eran verdaderos “elementos de corrupción y desmoralización electoral”24 . Entre tanto, la Juventud Civilista ofreció un banquete al candidato oficial, Ántero Aspíllaga, comprometiéndose a apoyarlo en la próxima contienda electoral25 . Con este acto pretendieron desvirtuar los 22 “El gobierno y la elección municipal”, en La Prensa, 21 de marzo de 1912. 23 “Las elecciones políticas”, en La Prensa, 23 de marzo de 1912. 24 “De fraude en fraude”, en La Prensa, 30 de marzo de 1912. 25 En dicha reunión, celebrada el 7 de abril de 1912, el candidato Aspíllaga habría prometido “llegar de todos modos a la presidencia y ya en ella hacer la ventura de la Patria, eligiendo sus gabinetes de entre los miembros de la Juventud Civilista”. “Burla, burlando. El suceso del domingo”, en La Crónica, 9 de abril de 1912. 30 LOS CLUBES ASPILLAGUISTAS La violencia aspillaguista. Variedades, 30 de marzo de 1912. Caricatura de Pedro Challe. Aspíllaga en hombros de sus garroteros. Variedades, 11 de abril de 1912. Caricatura de José Alcántara la Torre.
  • 17. 31 rumores y suspicacias generados por las misteriosas visitas de Guillemo Billinghurst al presidente Leguía en palacio de gobierno26 . Esto sucedía mientras el Gobierno toleraba la violencia desatada en las elecciones municipales por “sayones” armados de puñales y revólveres, a quienes se encargó amedrentar a los votantes, forzar la revocación de poderes y hasta emplear “la dinamita como medio de propaganda política”27 . El 14 de abril de 1912, en medio de un ambiente social enrarecido por las huelgas campesinas de Chicama, los mítines obreros y las batallas “cuerpo a cuerpo” en el Callao, Miraflores, Carabayllo y otros lugares de la capital, se celebraron los comicios municipales. El plan del Gobierno para establecer municipalidades adictas no tuvo el éxito esperado. Los corresponsales de la prensa limeña en el interior del país informaron sobre la suspensión o nulidad de las elecciones en varios pueblos28 . Hubo muchas denuncias de manipulación de votos, y la prensa acusó a la junta de registro de Lima por haberse rodeado de individuos de “catadura patibularia”, cuya única labor era impedir la inscripción de los votantes29 . Incluso en algunas ciudades se recurrió a suplantaciones y la incorporación de analfabetos y chinos en las comisiones de sorteo, 26 “Burla, burlando. El huésped misterioso”, en La Crónica, 12 de abril de 1912. “Ecos. Diálogo íntimo”, en La Prensa, 12 de abril de 1912. 27 “De jueves a jueves”, en Variedades, 6 de abril de 1912. 28 “El proceso electoral municipal”, en La Prensa, 20 de abril de 1912. 29 “En la junta de registro”, en El Comercio, 22 de abril de 1912. 32 encargadas de nombrar al personal de las mesas receptoras de sufragio30 . En las provincias, donde el oficialismo era débil, circulaban rumores sobre la ventaja de lanzar la candidatura de Billinghurst, aunque “sin su consentimiento ni intervención”. Se insinuó entonces que el presidente Leguía, preocupado por el descrédito del candidato Aspíllaga, planeaba “dualizar” las elecciones entre este y el político tarapaqueño, bajo el supuesto de que anulándose ambos sería el Congreso, cuyo predominio ejercía mediante su círculo amical, el llamado a dirimir la presidencia31 . Ciertamente, el alza del costo de vida originó espacios políticos propicios para una candidatura cercana a las demandas populares. Además el agitado mes de abril culminó con el “paro general” de los obreros limeños, los cuales celebraron el 1º de mayo organizando mitin y posterior desfile de dos mil personas, que lanzaron arengas a favor del proletariado emancipador y el socialismo libertario32 . El 4 de mayo de 1912, La Crónica publicó una entrevista a Billinghurst en la que este declaró su predisposición de “aceptar indudablemente, lo que la libre voluntad de los pueblos le pidiera”33 . El diario pierolista 30 “Las elecciones municipales, en El Comercio, 2 de mayo de 1912. 31 “Editorial”, en La Crónica, 30 de abril de 1912. 32 “Celebrando el 1º de mayo”, en La Prensa, 1º de mayo de 1912. 33 “La candidatura de don Guillermo Billinghurst”, en La Crónica, 4 de mayo de 1912. Dos meses antes, “influyentes electores” habían intentado postularlo a la alcaldía limeña, presentándolo como el vecino de mayor laboriosidad y compromiso con el progreso de la capital. “Elecciones municipales”, en El Comercio,
  • 18. 33 DOS VISTAS DE LAS MANIFESTACIONES DEL 1º DE MAYO DE 1912 Obreros recorren las calles limeñas. La Crónica, 2 de mayo de 1912. Mitín obrero en la plaza Dos de Mayo. La Crónica, 2 de mayo de 1912. 23 de marzo de 1912. Con todo, Billinghurst, en su condición de presidente de la Comisión de Progreso Local de Chorrillos, se limitó a trabajar por la reelección del alcalde local, Federico Luna y Peralta. “En Chorrillos”, en El Comercio, 27 de marzo de 1912. 34 La Prensa recibió con extrañeza esta noticia contraria a la manifestación “reiterada y explícita” de Billinghurst de mantenerse ajeno al proceso electoral. Para disipar dudas el citado diario acudió a entrevistarlo, pero solo obtuvo respuestas ambiguas de quien decía no sentirse animado de ambición política y menos pretender con sus actos “la división de la familia nacional”, pues prefería limitar su actividad pública a aquellas de carácter exclusivamente patriótico, pero al mismo tiempo advirtió que en “determinadas circunstancias” sabría atender “el anhelo público clara y uniformemente manifestado”34 . Billinghurst fue más explícito con El Comercio, y no reparó en denunciar que sus proyectos de negocios salitreros estaban siendo desacreditados por el candidato Aspíllaga con evidentes “fines políticos”. En ese sentido, ofreció adoptar pronto una resolución sobre la candidatura presidencial, a pesar de que conocía del apoyo del Gobierno a los aspillaguistas y las atrocidades cometidas por estos en las elecciones municipales. Asimismo, adelantándose al escenario de que fuesen los congresistas quienes finalmente debieran elegir al nuevo mandatario, expresó su confianza en que el Poder Legislativo actuaría conforme a los intereses nacionales, pues “el señor Aspíllaga carece de base popular, y es por lo tanto, frágil y deleznable”35 . Estas reflexiones generaron debates internos entre los diversos partidos opositores al Gobierno de 34 “La candidatura Billinghurst”, en La Prensa, 4 de mayo de 1912. 35 “El problema presidencial”, en El Comercio, 4 de mayo de 1912.
  • 19. 35 Leguía. La posición de los miembros del bloque civilista36 frente a la nueva candidatura era incierta37 . El Califa Piérola, en cambio, rápidamente recordó a los demócratas el acuerdo de no participar en la elección bajo pena de considerarlos desertores del partido38 . Por el contrario, los líderes constitucionalistas y liberales parecían dispuestos a entablar negociaciones con Billinghurst para darle apoyo a cambio de las vicepresidencias39 . Los telegramas llegados a Lima informando sobre la activa propaganda contra Aspíllaga en provincias, persuadieron a los partidos sobre las ventajas que obtendrían sumándose al espontáneo y entusiasta movimiento popular. Sin embargo, la secretaría electoral del candidato oficialista cuestionó la fortaleza de su potencial competidor, carente de partido, y cuyos principales recursos eran cartas y telegramas “misteriosos” no exteriorizados en “manifestaciones 36 El presidente Leguía sostenía desde fines de 1911 fuertes disputas con los parlamentarios civilistas, agrupados en el denominado bloque. La disolución de la Junta Electoral Nacional, en mayo de 1911, fue el factor decisivo para el triunfo del presidente Leguía y sus partidarios sobre los viejos civilistas en las elecciones legislativas de ese año. Con esa victoria, Leguía alcanzó la mayoría parlamentaria. Peralta, Víctor. “Los vicios del voto…”, en Aljovín y López (Eds.) 2005: 92. 37 El cronista encargado de la columna “Ecos” del diario La Prensa, afirmó haber entrevistado a los bloquistas José Matías Manzanilla y Gerardo Balbuena, quienes se excusaron de opinar sobre la candidatura Billinghurst, aduciendo que su partido estaba momentáneamente apartado de la coyuntura política. “Ecos. Dos grandes reportajes”, en La Prensa, 7 de mayo de 1912. 38 “El Partido Demócrata y…”, en El Comercio, 8 de mayo de 1912. 39 “Burla, burlando. Noticias gordas”, en La Crónica, 9 de mayo de 1912. 36 ostensibles”. Aspíllaga –según este vocero– tenía asegurado el apoyo de los partidos y de la “voluntad nacional”40 . El 9 de mayo de 1912, sabiéndose depositario de la protesta cívica, Billinghurst publicó un Manifiesto a la opinión pública. En dicho documento, analizó la situación política desde una perspectiva independiente a las “querellas” partidarias y reclamó ser reconocido como representante de la “mayoría ciudadana”, hecho que constituía –según el Manifiesto– una “evolución imprescindible” en la cultura política nacional. El texto acusó a la candidatura Aspíllaga de viciar la próxima elección en su afán de impedir el libre ejercicio del voto popular, y la realización de mejoras a favor de los trabajadores. Por esa causa, requirió al presidente Leguía exponer ante la legislatura extraordinaria, programada para el mes de junio, la necesidad de anular el proceso electoral en curso y convocar otro nuevo con mayores garantías, aunque esto último implicara retrasar el cambio de mando hasta setiembre de 191241 . De inmediato, Aspíllaga criticó esta propuesta atribuyéndola al perturbado criterio de Billinghurst, quien sugería al Gobierno emplear “medios” y “recursos” reñidos con el orden y las leyes. Acto seguido se dirigió a los votantes para prevenirlos sobre la inestabilidad de una candidatura sin base partidaria amparada solo por declaraciones y “actos aislados” de personas anónimas. Aspíllaga censuró finalmente las acusaciones de fraude 40 “El problema presidencial”, en El Comercio, 6 de mayo de 1912. 41 “Manifiesto del Sr. Billinghurst”, en La Prensa, 9 de mayo de 1912.
  • 20. 37 lanzadas contra el Ejecutivo y la Junta Electoral, y jactándose de poseer el apoyo de los partidos Civil y Constitucional exigió a Billinghurst demostrar su popularidad en las ánforas42 . Entre tanto, la credibilidad del proceso electoral se vio mellada cuando la Junta Electoral declaró que solo 46 de las 120 juntas de registro estaban legalmente constituidas. Las principales irregularidades habían sido cometidas en la elaboración de las listas de mayores contribuyentes y en el registro de votantes. Estas maniobras –según Variedades– tenían como objetivo que los padrones utilizados para la elección presidencial fuesen los mismos que sirvieron “para la senaduría del señor Aspíllaga, toda vez que no hay tiempo para abrir registros nuevos”43 . Vencido el plazo estipulado para subsanar estos problemas correspondía declarar la nulidad de las elecciones, según lo previsto por las leyes electorales de 1896 y 1908. Sin embargo, obviando estas disposiciones, la mayoría oficialista de la Junta alegó estar facultada para continuar reconociendo a sus homólogas de registro44 . Daniel Castillo, miembro de la Junta, quiso justificar esta decisión invocando como precedentes hechos similares ocurridos en 1905, 1908 y 42 “Contestación del señor Aspíllaga…”, en El Comercio, 10 de mayo de 1912. Conocido el manifiesto de Aspíllaga, la junta directiva central del Partido Constitucional, presidida por David Matto, desmintió el supuesto apoyo a su candidatura y reiteró a sus partidarios que no debían asumir “compromiso de ningún género en la presente contienda electoral”. “Política”, en El Comercio, 11 de mayo de 1912. 43 “De jueves a jueves”, en Variedades, 11 de mayo de 1912. 44 “Tanto va el cántaro…”, en La Prensa, 12 de mayo de 1912. 38 1911, pero su colega, Lizardo Franco, aclaró que esas aprobaciones fuera de plazo se referían a juntas con actas de instalación objetadas, y no se ocuparon de aquellas formadas extemporáneamente45 . La prensa señaló entonces que solo el Congreso podía prorrogar la formación de los registros y la sucesiva designación de las comisiones de sufragio, cualquier otro camino implicaría evidente fraude46 . A pesar de la desconfianza de Billinghurst en el proceso electoral, numerosos clubes de artesanos y obreros proclamaron su candidatura y se organizaron “a impulso de una espontaneidad raras veces contemplada”. En su casa de la calle Gallinazos (actual cuadra 3 del jirón Puno), el caudillo recibía constantes visitas de vecinos notables y grupos obreros de varias zonas de la capital, quienes vivaban al Perú y censuraban la “farsa electoral”. En respuesta, los aspillaguistas pusieron en las calles matones dirigidos por “capituleros” para amedrentar a los ciudadanos, produciéndose peleas y agresiones con aquellos que manifestaban su adhesión al billinghurismo. El Gobierno permanecía indiferente ante semejante escalada de violencia, obligando a los ciudadanos a “caminar con la mano sobre el revólver y cobrar con un balazo los insultos y los avances criminales”47 . 45 “En la Junta Electoral Nacional”, en El Comercio, 15 de mayo de 1912. 46 “Editorial”, en La Crónica, 13 de mayo de 1912. 47 “El día político”, en La Prensa, 13 de mayo de 1912.
  • 21. 39 La manipulación política de la Junta Electoral se hizo patente cuando esta desconoció la elección de Manuel Químper, amigo personal de Billinghurst, como presidente de la junta departamental de Lima, aduciendo la circunstancia de hallarse pendiente la aprobación de la junta provincial de Canta48 . En protesta por este hecho, los billinghuristas49 decidieron reunirse el 19 de mayo en la Alameda de los Descalzos con el propósito de solicitar al presidente Leguía la nulidad de las acciones de la Junta Electoral y la convocatoria de un Congreso Extraordinario en el mes de junio, en cuyo seno debería definirse la fórmula propicia para desarrollar un nuevo proceso electoral en los meses de junio, julio y agosto. La prensa de oposición sugirió que se incluyera el pedido de reemplazo de las autoridades aspillaguistas por otras neutrales y el compromiso de Leguía de culminar su mandato el 24 de setiembre, bajo promesa de designar una Junta de Gobierno en caso no fuese resuelta la sucesión presidencial hasta esa fecha50 . A estas alturas de la campaña, Aspíllaga había perdido la iniciativa, pero no cejaba en su intento de disputarle los espacios públicos a los billinghuristas. Estos últimos tenían planeado celebrar un gran mitin el 19 de mayo en la Alameda de los Descalzos. Los aspillaguistas 48 “Han bastado 24 horas”, en La Prensa, 15 de mayo de 1912. 49 Abraham Valdelomar fue uno de los más entusiastas organizadores de los comités billinghuristas, a los cuales exhortó a “velar siempre por el respeto de los derechos del pueblo, y entre ellos por el sagrado del sufragio”. “El día político”, en La Prensa, 17 de mayo de 1912. 50 “De jueves a jueves”, en Variedades, 18 de mayo de 1912. 40 LOS CANDIDATOS DEL PROCESO ELECTORAL DE 1912 Ántero Aspíllaga y sus partidarios. La Crónica, 21 de mayo de 1912. Guillermo Billinghurst y sus seguidores. La Crónica, 26 de mayo de 1912.
  • 22. 41 decidieron concentrarse ese mismo día en la plazuela de San Pedro, una hora antes que iniciara la manifestación de sus adversarios. El Gobierno temió entonces una confrontación callejera de imprevisible resultado. Ambos líderes fueron citados por separado a palacio para garantizar ante el presidente Leguía la tranquilidad de la ciudad. De otro lado, el Ministro de Gobierno, Plácido Jiménez, dividió la capital en dos zonas para impedir el encuentro de los manifestantes. Los billinghuristas se ubicarían entre el Palacio de Gobierno y los barrios de Abajo del Puente, mientras los aspillaguistas tomarían lugar en los alrededores del Palacio de la Exposición51 . Mediante avisos en la prensa, volantes y propaganda pegada en las paredes de las principales calles limeñas fueron invitados los ciudadanos a esta “exhibición de fuerzas”. La noche previa a estas manifestaciones hubo disparos y heridos en algunos puntos de la capital. El Intendente de Policía, Julio López, ofició a los contendientes exigiéndoles prohibir a sus partidarios el uso de armas y evitar el funcionamiento nocturno de los clubes. Al mismo tiempo, ordenó a los comisarios de policía intervenir en el decomiso de armas bajo pena de arresto y multa sin distinción de personas ni partidos52 . En medio de esas prevenciones, los billinghuristas publicaron la relación de delegaciones participantes en su gran mitin. Empleados, obreros, pequeños comerciantes, estudiantes y amigos personales de Billinghurst integraban 51 “Las manifestaciones políticas”, en El Comercio, 18 de mayo de 1912. 52 “Los sucesos políticos de anoche”, en El Comercio, 19 de mayo de 1912. 42 LAS MANIFESTACIONES ELECTORALES DE 1912 La campaña del Pan Grande. Mayo de 1912. Archivo Fotográfico de la Biblioteca Nacional. Los aspillaguistas desfilando cerca del Palacio de la Exposición. La Crónica, 20 de mayo de 1912.
  • 23. 43 esta eufórica multitud53 . Por su parte, grupos de aspillaguistas, entre los cuales se encontraba el hijo del ex-Ministro de Gobierno, Rafael Villanueva, recorrían los barrios limeños lanzando vivas y disparos en actitud provocadora. Varios heridos y un fallecido dejaron estos enfrentamientos previos a los mítines de los candidatos en pugna54 . La mañana del 19 de mayo, partidarios de ambos bandos se concentraron en barrios apartados de la ciudad con sus banderas y pancartas, mientras las calles lucían cubiertas de lodo por causa de una llovizna que había caído durante toda la madrugada. La policía ocupó las plazuelas y calles centrales, y puso vigilancia cerca de los edificios donde funcionaban las secretarías políticas de Aspíllaga y Billinghurst. A la una de la tarde se paralizó el servicio de tranvías para permitir el rápido tránsito de los “pelotones” de manifestantes. Media hora después, Aspíllaga y sus candidatos a vicepresidentes, César Canevaro y Guillermo Rey, se reunieron en la plazuela de San Pedro. Los tres líderes y unas 300 personas, acompañados por una banda de música, iniciaron el desfile hacia la plaza de la Exposición a las 2 y 30 pm. Allí, los clubes aspillaguistas los recibieron con aplausos y vivas. En su discurso, Aspíllaga agradeció el apoyo de los partidos y elogió la voluntad general de concurrir “resueltamente” a los comicios del 25 de mayo, y agregó que estos eran legítimos, pues respetaban los preceptos de la ley. El mitin culminó con una declaración 53 “El gran mitin de mañana”, en La Prensa, 18 de mayo de 1912. 54 “El día político”, en La Prensa, 19 de mayo de 1012. 44 conjunta, suscrita por los partidos Civil, Constitucional y Cívico, que acusaba de sedición a quienes exigían postergar las elecciones. Seguidamente, Aspíllaga subió a su auto para encabezar el desfile de retorno hacia la ´plazuela de San Pedro. Como acto final, una comisión aspillaguista, presidida por Miguel Echenique, entregó un memorial al presidente Leguía solicitando la continuidad de las elecciones55 . Casi simultáneamente los clubes billinghuristas se distribuyeron desde la una de la tarde por toda la ciudad. Algunos se agruparon en el frontis de la casa de su líder y otros en la Alameda de los Descalzos. A las 3 y 45 pm, en medio de “un conjunto mareante de seres humanos”, salió Billinghurst con sus más cercanos amigos rumbo al lugar donde se realizaría el gran mitin. Una hora después hizo su ingreso a los Descalzos siendo recibido con vivas y cohetones. El club billinghurista de motoristas y conductores exhibía en la punta de una vara “un descomunal pan de cerveza” con el lema “Esto será 5 centavos de pan, si sube Billinghurst”, y en otra vara mostraban “un diminuto pan pinganilla” acompañado de la leyenda “Esto será 20 centavos de pan, si sube Aspíllaga”. La manifestación comenzó con el discurso del obrero Valdez, quien destacó la confianza del pueblo en el líder tarapaqueño y elogió su límpida carrera alejada “de las orgías del poder” y sus esfuerzos por emancipar al trabajo del yugo capitalista. Agregó finalmente que esta candidatura recogía los derechos constitucionales del pueblo. Abraham Valdelomar y Teodomiro Gutiérrez 55 “Las manifestaciones…”, en El Comercio, 20 de mayo de 1912.
  • 24. 45 también intervinieron con alocuciones muy aplaudidas. Este último censuró el “entroncamiento del feudalismo y la autocracia” desde los años de la Independencia, y los abusos cometidos contra los indígenas por el gamonalismo serrano. Llegó entonces el turno de Billinghurst, cuyo discurso enarboló la defensa de la voluntad popular y el sufragio libre. Expresó, por tanto, su deseo de liberar a dicho acto del fraude y la coacción a fin de consolidar el régimen republicano y la democracia. En ese sentido, la nulidad de las elecciones era un “anhelo de la Nación”, pues hombres audaces pretendían asaltar el poder y sumir al país en la anarquía56 . Eran las 4 y 30 pm cuando se inició el desfile por la calle Copacabana (actual jirón Chiclayo en el Rímac) produciéndose intercambios de balazos y pedradas con varios aspillaguistas ocultos en una casa del lugar. El paso de los billinghuristas por la calle del Palacio fue seguido desde los balcones del edificio presidencial por el Ministro de Guerra, Juan de la Torre, y el coronel Óscar Benavides. En la Plaza de Armas, un cordón policial impedía a estos manifestantes avanzar hacia el lado este de la capital. Allí, Luis Felipe Paz Soldán, a nombre del billinghurismo, entregó al presidente Leguía un memorial que contenía serias acusaciones contra la Junta Electoral por no instalar a tiempo todas las juntas de registro, hecho que había marginado del padrón electoral a las “nueve décimas partes de los ciudadanos”. Por ese motivo, amparándose en el inciso 56 “La gran manifestación…”, en La Prensa, 20 de mayo de 1912. 46 5º del artículo 94 de la Constitución vigente, exigía anular lo actuado, reabrir los registros y señalar nueva fecha para las elecciones. El presidente Leguía prometió estudiar el documento y dar una respuesta de acuerdo con el marco “que fijan al Poder Ejecutivo, la Constitución y las leyes”. Sin embargo, omitió pronunciarse sobre la nulidad electoral, pues recordó que solo el Congreso tenía facultad para declararla. Poco después, concluyó el desfile en las inmediaciones de la casa de Billinghurst57 . Los mítines y desfiles causaron notorio impacto en la opinión pública. El billinghurismo reunió casi 20 mil personas contra las 2 mil congregadas por los aspíllaguistas58 . Las gestiones realizadas por estos para llevar a los peones del valle de Ate hasta el mitin de la Exposición fracasaron rotundamente, a pesar de que les ofrecieron hasta dos soles por su concurrencia. La peonada había rechazado a los “enganchadores” lanzando vivas a Piérola y Billinghurst59 . Puesta en evidencia la debilidad de Aspíllaga, La Prensa le sugirió sopesar el mandato de la “poderosa corriente de opinión” contraria a su candidatura y apartarse sin demora del proceso electoral60 . Asimismo, El Comercio le pidió renunciar a sus ambiciones personales en vez de consumar una “elección repudiada”61 . En tono más severo, La Crónica lo exhortó a no confiar en quienes le 57 “Las manifestaciones…”, en El Comercio, 20 de mayo de 1912. 58 “La gran jornada…”, en La Prensa, 20 de mayo de 1912. 59 “Ecos de la gran…”, en La Prensa, 20 de mayo de 1912. 60 “Hay que rendirse a…”, en La Prensa, 20 de mayo de 1912. 61 “Editorial”, en El Comercio, 21 de mayo de 1912.
  • 25. 47 daban esperanzas de triunfo cuando realmente estaba asistiendo a los funerales de su carrera política62 . Los diarios de oposición confiaban en que el presidente Leguía, accediendo a la demanda popular, optaría por tramitar la postergación de las elecciones. Esta esperanza pronto se convirtió en desengaño, pues el Ministro de Gobierno, Plácido Jiménez, confirmó la realización de los comicios para el 25 de mayo, y mediante circular ordenó a los prefectos conservar el orden público y prestar garantías a las cuestionadas mesas receptoras de sufragio. Los civilistas independientes y constitucionales, atemorizados por la violenta jornada electoral que se avecinaba, decidieron reunirse en sus respectivos locales para discutir cómo debían actuar en dicha coyuntura política. Billinghurst también sostuvo conversaciones con el presidente Leguía y el general Pedro Múñiz, líder del Partido Constitucional. Al mismo tiempo, estableció el comité central ejecutivo de sus “trabajos políticos”, que estuvo integrado de la siguiente manera: general Enrique Varela (vicepresidencia), coronel Fernando Seminario, Elías Malpartida, Juan Domingo Castro, coronel Gonzalo Tirado, Federico Luna y Peralta (vocales), y Luis Felipe Paz Soldán y Manuel Químper (secretarios). Por su parte, los presidentes de los 60 clubes billinghuristas sesionaron en su local partidario de la calle Comesebo (actual cuadra 3 de la avenida Tacna), y acordaron por unanimidad boicotear las elecciones mediante un paro 62 “Editorial”, en La Crónica, 20 de mayo de 1912. 48 general. Comunicada esta decisión a su líder, este la respaldó, porque: “… si el pueblo creía que mediante la medida del paro general protestaba en forma culta, de los atropellos que habían necesariamente de realizarse en el proceso electoral, él no consideraba legítimo oponerse a sus decisiones”63 . Las asambleas y agrupamientos de obreros, empleados y estudiantes, crearon una “atmósfera de inquietud” en los hogares, calles y confiterías de la capital. El 23 de mayo, los partidos Civil independiente, Liberal y Constitucional, reunidos de emergencia para analizar “extensamente la actualidad política”, manifestaron sus simpatías por el “movimiento de opinión” contrario al proceso electoral y se adhirieron a este con la voluntad de que el “problema presidencial” fuese resuelto dentro de las normas constitucionales64 . Entre tanto, los billinghuristas continuaron firmes en la organización del paro y como muestra de fortaleza realizaron un multitudinario desfile por el jirón de la Unión. A su vez, los comerciantes de abastos repartieron volantes exhortando al vecindario que se proveyera de víveres, pues participarían “con todo rigor” en la protesta popular. Ante este panorama, el ministro Jiménez ordenó a las prefecturas de Lima y Callao 63 “La situación política”, en El Comercio, 22 de mayo de 1912. 64 Firmaron este acuerdo Enrique de la Riva Agüero y Enrique Barreda (delegados del Partido Civil independiente), Ricardo L. Florez y Wenceslao Valera (delegados del Partido Liberal) y David Matto y el general Pedro Múñiz (delegados del Partido Constitucional). “Los acuerdos políticos de los partidos”, en El Comercio, 24 de mayo de 1912.
  • 26. 49 proteger a los funcionarios electorales y reprimir “como a delincuentes” a quienes realizaran desórdenes e impidieran el sufragio65 . De igual modo, el despacho de Gobierno citó a Billinghurst para preguntarle sobre las “proyecciones” del paro y solicitarle que lo evitara. Sospechando que trataban de hacerlo responsable de dicha acción, en tono exaltado el candidato dijo ser ajeno a esta y por lo tanto, no le era posible impedirla. Acto seguido, el presidente Leguía lo convocó a palacio para insistirle en este asunto, pero recibió la misma respuesta negativa. Le exigió entonces recomendar a sus partidarios no portar armas de fuego durante los días del paro, compromiso que Billinghurst aceptó bajo condición de que los “soplones y adherentes” de Aspíllaga no hicieran uso de las suyas. La indignación creció cuando la prensa hizo pública una circular remitida a las autoridades políticas por el presidente de la Junta Electoral, Alejandro Deustua, en la que se ordenaba multar con cien pesos e incluso conducir por la fuerza a los miembros de las mesas de sufragio que se negaran a cumplir su trabajo. El sector en minoría de la Junta fustigó esa injerencia del Ejecutivo en las elecciones, pero la mayoría de esta alegó que dicha “medida de cordura” solo buscaba “cruzar” la campaña contraria al proceso electoral66 . La prensa opositora anunció “choques sangrientos” en caso la candidatura Aspíllaga llevase adelante la “farsa electoral” y le auguraron una 65 “El paro general”, en La Prensa, 24 de mayo de 1912. 66 “Junta Electoral Nacional”, en El Comercio, 24 de mayo de 1912. 50 presidencia rodeada del “odio popular”67 . Subestimando esas advertencias, el Gobierno siguió empeñado en efectuar los comicios y encargó el cuidado del orden público al intendente capitalino, Julio López, quien rápidamente delegó dicha tarea a los comisarios instándolos a poner en práctica “medidas sagaces y atinadas”. Caída la noche del viernes 24, Lima parecía hallarse en estado de sitio, mientras entre los obreros de mercados, fábricas, curtiembres, panaderías y transporte público corría el eslogan “ni votaremos, ni trabajaremos”. Aislado y dubitativo, Aspíllaga celebró en su casa una tertulia reservada con los senadores y diputados oficialistas para coordinar acciones comunes. El Gobierno, por su parte, trajo desde La Oroya al batallón Nº 9 y dispuso su acantonamiento en el cuartel de Guadalupe. En el Callao y provincias reinaban la misma tensión y despliegue de policía y tropas68 . Los aspillaguistas, empecinados en desconocer su inminente derrota, congregaron en casa de Baldomero Aspíllaga a los presidentes de las mesas receptoras de sufragio para darles instrucciones, y al mismo tiempo repartieron “garrotitos” entre la canalla que pretendía torcer la voluntad popular69 . Ese acto provocador exacerbó el ánimo de los grupos billinghuristas. La citada casa fue elegida como el primer objetivo de su furia. La mañana del 25 de mayo, reunidos en varios puntos de la ciudad, marcharon contra esta y poco 67 “Editorial”, en La Crónica, 24 de mayo de 1912. 68 “Excitación en la ciudad”, en El Comercio, 25 de mayo de 1912. 69 “Los palos aspillaguistas”, en La Prensa, 25 de mayo de 1912.
  • 27. 51 después del mediodía la destrozaron provocando la fuga de los aspillaguistas y el pánico entre los presidentes de mesas. Manuel Químper, vocero de Billinghurst, justificó estos actos que no dejaron “una sola mesa electoral” en Lima, si bien expresó su preocupación por los excesos cometidos contra algunas viviendas de particulares. Connotados aspillaguistas expusieron sus vidas en un intento desesperado por evitar el fracaso electoral. En la mesa de Santo Domingo, Manuel Prado y Ugarteche se opuso tenazmente a la destrucción del mobiliario, y viéndose desbordado por los manifestantes debió refugiarse en una casa de la calle del Correo. No tuvo la misma suerte el abogado David Duarte, quien en su empeño por instalar la mesa de la plaza Italia, terminó golpeado y apuñalado. Al comenzar la tarde de este día, los billinghuristas transitaban las calles al grito de ¡Abajo la farsa! y exhibían desafiantes los restos de sillas y mesas destrozadas. Impresionado por la euforia de las masas limeñas, el reportero de La Crónica dijo que estas constituían: “… algo sensacional y grande que recordaba las magnas jornadas de la Revolución Francesa, [y] el aspecto era tanto más imponente y extraordinario, cuanto que hasta las mujeres y los niños intervenían llenando el ambiente con sus aclamaciones”70 . Por su parte, El Comercio destacó la utilización por primera vez del paro como arma de combate político. En la tarde del 25, adueñados los billinghuristas de las principales calles limeñas, Aspíllaga reconoció su virtual derrota y recomendó a sus amigos y 70 “¡El gran día!”, en La Crónica, 26 de mayo de 1912. 52 colaboradores cercanos abstenerse de concurrir a votar, pues resultaba imposible el funcionamiento de las mesas71 . A esa misma hora, Billinghurst realizó una multitudinaria y triunfal visita al Callao, siendo proclamado como el “Salvador de nuestra patria” por los obreros chalacos. En algunas ciudades del interior, como Arequipa y Cuzco, las autoridades locales y tropas del Ejército reprimieron con dureza a los manifestantes ocasionando varios heridos y muertos72 . La violencia desplegada por el pueblo era consecuencia –según Manuel Prado y Ugarteche– de que la “cuestión social” había absorbido “por completo la cuestión política” dejando sin garantías a los funcionarios electorales73 . El 26 de mayo, las masas volvieron a tomar las calles74 . Desbaratadas las elecciones se formaron grupos encargados de la “caza de soplones” y de supervisar la venta del pan y leche a precios justos. Los comisionados billinghuristas, Luis Paz Soldán y Federico Luna y Peralta, acudieron al Ministerio de Gobierno y solicitaron al 71 “La situación política”, en El Comercio, 25 de mayo de 1912. 72 “Los sucesos de Arequipa y Cuzco”, en La Prensa, 26 de mayo de 1912. 73 “Carta del señor Prado”, en El Comercio, 26 de mayo de 1912. 74 Manuel González Prada tuvo frases muy duras respecto del boicot popular a las elecciones de mayo de 1912. Aunque reconoció el apoyo de las clases obreras a Billinghurst, denunció que “turbas maleantes” impidieron el acceso de los votantes a las mesas de sufragio. Ciertamente, le causó mucho desagrado haber visto cómo la campaña electoral se redujo al paseo de “dos panes enarbolados en largas picas: uno desmesuradamente grande, el pan de Billinghurst; otro exageradamente chico, el pan de Aspíllaga”. González Prada 1979: 31.
  • 28. 53 Ejecutivo una aclaratoria sobre el plazo de vigencia de las elecciones, y la concesión de garantías para los billinghuristas de Arequipa, Cuzco y Puno. Horas después, amparándose en el artículo 54 de la ley electoral de 1896, que establecía solo dos días para celebrar elecciones, el prefecto limeño, Julio Aguirre, declaró concluidos los comicios. Esta decisión fue comunicada de inmediato a los cazadores de soplones, que ingresaron en busca de estos a las barriadas y lenocinios. Allí destruyeron todo a su paso, ejerciendo una acción de “saneamiento” social. El propio Billinghurst debió intervenir para impedir el linchamiento de un conocido soplón en el frontis de su casa por parte de varios obreros. Buscando acomodarse al nuevo escenario político, los dirigentes provincianos de los partidos resolvieron impulsar la nulidad del proceso electoral75 . Al caer la tarde del 26 de mayo, pocos grupos billinghuristas desfilaban por Lima lanzando tiros al aire y vivas a su candidato. En uno de estos podía distinguirse a Marta la cantinera, lideresa popular que se hizo famosa durante la revolución pierolista de 1895. En el Callao, la jornada cívica culminó con el recorrido procesional de un ataúd, cuya parte superior exhibía una calavera pintada sobre la inscripción “La candidatura Aspíllaga– requiescat in pace”. Por la noche, la ciudad se sumió en profundo silencio volviendo a su “indolencia tradicional”76 . Sin embargo, la mañana del 27 resurgió la 75 “Los sucesos políticos de hoy”, en La Prensa, 26 de mayo de 1912. 76 “Las últimas excitaciones del pueblo”, en El Comercio, 27 de mayo de 1912. 54 beligerancia cuando los dueños de fábricas no quisieron recibir a los obreros participantes del paro. La enérgica protesta de estos dio origen a rumores alarmantes sobre nuevos actos de violencia motivándose el cierrapuertas de los negocios capitalinos. Preocupado por las noticias sobre manifestantes heridos a causa de choques con los piquetes de gendarmería, el Gobierno convocó a Billinghurst a palacio y le expuso la gravedad del momento. De inmediato, el comité organizador del paro hizo circular un boletín exhortando a los obreros a retomar sus labores, pues finalizadas las elecciones no había razón para continuar inactivos77 . La prensa opositora estaba muy ansiosa por el estado de agitación que embargaba al pueblo y se negaba a reconocerle “un propósito de verdadero civismo”. Para evitar un desborde popular, los diarios exigían la renuncia de Aspíllaga o que la Junta Electoral Nacional acordara disolverse, de otro modo creían imposible restaurar la paz social. Dos caminos existían para superar la crisis política: la convocatoria de un Congreso Extraordinario que declarase la nulidad de las fracasadas elecciones y posibilitara otras mediante la aprobación de nueva legislación electoral aplicada por una renovada Junta, o encargar al Congreso Ordinario elegir al presidente amparándose en el inciso 10 del artículo 59 de la Constitución de 1860, que lo facultaba a hacerlo cuando no podía realizarse conforme a ley78 . Entre tanto, La Prensa exigía 77 “El día político”, en La Prensa, 27 de mayo de 1912. 78 “Editorial”, en La Crónica, 28 de mayo de 1912.
  • 29. 55 EL FALLIDO PROCESO ELECTORAL DE 1912 Trofeos electorales: mesas y ánforas destrozadas. La Crónica, 28 de mayo de 1912 Billinghuristas exhiben sus trofeos electorales. La Crónica, 28 de mayo de 1912. 56 la renuncia del alter ego aspillaguista y presidente del Consejo de Ministros, Agustín Ganoza, y advertía que Billinghurst estaba dispuesto a liderar nuevas jornadas de protesta en caso las cámaras legislativas no sancionaran la nulidad de los comicios79 . 79 “Mal olvido”, en La Prensa, 28 de mayo de 1912.
  • 30. 57 II. LA ELECCIÓN POR EL CONGRESO: BILLINGHURST PRESIDENTE Ante una cercana batalla congresal por la presidencia, los líderes parlamentarios iniciaron conversaciones con ambos candidatos en pugna para definir a cuál de ellos apoyarían. Aspíllaga reunió a los civilistas oficialistas y les sugirió que lo proclamaran vencedor de las elecciones, pues había obtenido en provincias más de un tercio de los votos emitidos. Rafael Villanueva y Javier Prado y Ugarteche fueron designados para impulsar esta propuesta. Por su parte, Billinghurst recibió las visitas del civilista independiente, Enrique de la Riva Agüero, y los liberales, Samuel Sayán y Juan Torres Balcázar, quienes manifestaron su identificación con la campaña en defensa de la legalidad del sufragio80 . Un sector de la prensa opositora juzgaba estériles estas reuniones “de carácter deliberante o consultivo”, porque solo servían para analizar la situación “dentro de las expectativas de cada círculo”81 . Otros advirtieron sobre la inminente organización de un “movimiento popular armado” en caso los aspillaguistas continuaran realizando “manejos solapados” conducentes a simular una elección82 . En el interior del país, fueron instaladas muy pocas mesas, según informó la prensa capitalina. Como secuela de esta incertidumbre pos electoral hubo rumores sobre una nueva candidatura oficialista encabezada por Germán Leguía y Martínez, y la supuesta 80 “La situación política”, en El Comercio, 29 de mayo de 1912. 81 “La actualidad política”, en La Prensa, 30 de mayo de 1912. 82 “Editorial”, en La Crónica, 30 de mayo de 1912. 58 incorporación de Enrique de la Riva Agüero y Pedro Múñiz en las vicepresidencias de Billinghurst83 . Entre tanto, la Junta Electoral Nacional aplazó sus sesiones con la evidente finalidad de que Aspíllaga resolviera el impasse presidencial sin perjudicar sus intereses particulares84 . El presidente Leguía quiso abreviar este trámite conferenciando con Aspíllaga y Billinghurst. En ese contexto, el comité ejecutivo billinghurista repartió un boletín informando a sus partidarios que no había ordenado paralizar labores el 1º de junio85 . Una creciente “irritación en sorda” podía percibirse en las clases sociales, porque la derrota del aspillaguismo no se concretaba en un “decreto, ley, manifiesto, declaración o en lo que sea, en algo en fin que distensione el espíritu”86 . No obstante, la mayoría de “cerebros” y “voluntades” confiaba en que nadie podría detener la “extraordinaria evolución política del país”87 . A mediados de 1912, no había consenso para dejar en manos del Congreso la elección presidencial, pues cundía la desconfianza ante la posibilidad de que el Gobierno ordenara a su grupo parlamentario imponer la proclamación “amarrada” de un allegado suyo88 . La opinión pública sentía fundados temores por las consecuencias sociales de esta maniobra temeraria, 83 “Informaciones de provincia”, en El Comercio, 31 de mayo de 1912. 84 “Editorial”, en La Crónica, 31 de mayo de 1912. 85 “Rumores de un nuevo paro para mañana”, en El Comercio, 1º de junio de 1912. 86 “Editorial”, en La Crónica, 1º de junio de 1912. 87 “Lo que siente el país”, en La Prensa, 2 de junio de 1912. 88 “De jueves a jueves”, en Variedades, 1º de junio de 1912.
  • 31. 59 sobre todo después de las movilizaciones “resueltas” y “agresivas” emprendidas el 1º de junio por el pueblo chalaco con el objeto de impedir la instalación de los concejales aspillaguistas vencedores en los comicios ediles. Esas acciones eran vistas como perturbador adelanto de lo que podía ocurrir en caso prosperase la designación de un presidente ajeno a la voluntad popular89 . Al respecto, los hechos del Callao revelaron que cualquier gobierno sostenido con la fuerza policial conduciría a la sociedad por “una senda intranquila y violenta, que no puede ser garantía de serenidad y orden en la vida local”90 . Dos noticias crisparon entonces los ánimos del movimiento billinghurista: la publicación de una circular enviada por Aspíllaga a sus comités de provincias anunciándoles “oportunas instrucciones” para llevar a cabo “nuestra causa protegida [por] la Constitución [y] leyes”91 ; y la frustrada convocatoria de un Congreso Extraordinario, a causa de que el Gobierno prefería dilucidar el problema presidencial en la Legislatura Ordinaria programada para el 28 de julio de 1912. Esto último radicalizó las críticas de la prensa opositora, que demandó la convocatoria de una Asamblea Constituyente, cuya principal tarea sería cambiar los “viciosos métodos de explotación política”92 . Atenuó algo este descontento la noticia del supuesto acuerdo entre 89 “Editorial”, en La Crónica, 2 de junio de 1912. 90 “Editorial”, en El Comercio, 2 de junio de 1912. 91 “Circular”, en La Prensa, 3 de junio de 1912. 92 “Editorial”, en La Crónica, 3 de junio de 1912. 60 Billinghurst y el diputado Juan Pardo, líder de los sesenta parlamentarios del bloque civilista, conducente a declarar la nulidad electoral y promover en el Congreso la candidatura del primero93 . Los diarios limeños, recelosos de la imparcialidad del Gobierno, denunciaron supuestos planes del presidente Leguía encaminados a desgastar a ambos candidatos, pues para consumar sus planes de “lucubración sucesoria” convenía engañarlos con falsas promesas de colaboración, de tal manera que “Billinghurst se mantenga firme y que el señor Aspíllaga no se desaliente”94 . El aspillaguismo –según telegramas remitidos a sus partidarios– tenía preparadas “argucias tinterillescas (…), excepciones, apelaciones y demás zarandajas del lenguaje judicial” para convencer a la Junta Electoral de la legalidad de su triunfo95 . De acuerdo con algunos trascendidos, los aspillaguistas presentarían ante el Congreso un memorial con tres mil firmas de supuestos electores que no pudieron votar por su líder debido a la falta de garantías. Aferrados a esa causal solicitarían el reconocimiento de Aspíllaga como vencedor de las elecciones. Si este pedido fuese rechazado y les pareciera imposible detener la proclamación presidencial de Billinghurst, entonces sostendrían la tesis de la anticonstitucionalidad de su elección por el Congreso96 . 93 “Ecos. Unos y otros…”, en La Prensa, 3 de junio de 1912. 94 “Editorial”, en La Crónica, 4 de junio de 1912. 95 “Editorial”, en La Crónica, 5 de junio de 1912. 96 “Editorial”, en La Crónica, 6 de junio de 1912.
  • 32. 61 Aspíllaga se estaba convirtiendo en un factor contrario al espíritu de concordia reclamado por la sociedad para culminar la evolución política iniciada con el paro general del 25 y 26 de mayo de 1912. Derrotado y deprimido, aún era capaz de sembrar la anarquía promoviendo en el parlamento “combinaciones o situaciones indignas” en perjuicio “de la realización del anhelo público”97 . Estos planes sufrieron duro revés cuando la facción del Partido Constitucional, liderada por el general César Canevaro, retiró su apoyo a la candidatura oficialista para sumarse al constitucionalismo billinghurista encabezado por el general Pedro Múñiz98 . La reunión intempestiva de la Junta Electoral, convocada de manera reservada para el 8 de junio, produjo mayor tensión entre los grupos políticos. Conocida la noticia, circuló un volante llamando al “pueblo de Lima” a hacer “acto de presencia” en el local de la Junta, ubicado en la calle Santa María (actual cuadra 5 de la avenida Abancay), e impedir la consumación del fraude electoral. Gendarmes y policías fueron enviados al citado local mientras la gente se congregaba con la intención de presenciar la sesión de carácter público conforme lo dispuesto por la norma electoral vigente99 . Apenas iniciada la sesión, los delegados en minoría, Del Solar, Franco y Balbuena, cuestionaron su convocatoria “clandestina” y violatoria del plazo legal vigente, y exigieron que fuese declarada la nulidad de 97 “El olvido del deber”, en La Prensa, 6 de junio de 1912. 98 Gacetillero. “Divagaciones políticas”, en La Crónica, 7 de junio de 1912. 99 “Reunión intempestiva…”, en El Comercio, 8 de junio de 1912. 62 las elecciones. Ofuscado por estos reclamos, el presidente de la Junta, Alejandro Deustua, justificó la sesión reservada, pues era la única forma de evitar cualquier agresión de las “turbas”. Los delegados de mayoría, Salomón, Grau, Echecopar y Deustua, rechazaron la solicitud de nulidad, provocando el retiro de sus colegas de minoría, que fueron recibidos con ovaciones al salir a la calle. Poco después las casas de los oficialistas Salomón y Salazar y Oyárzabal fueron atacadas a tiros por manifestantes, mientras se anunciaba la llegada a Lima de Augusto Durand, recibido con amistosos balazos al aire por sus seguidores100 . Los grupos de oposición forjaban alianzas, pero no todos compartían la idea de transformar el Congreso en órgano electoral. Algunos juzgaban absurdo confiar la elección a un parlamento “inconstitucionalmente formado”, porque eso significaba birlarle al pueblo “la recuperación del derecho de elegir”101 . En medio de este conflicto se recibió con sorpresa la noticia de que Aspíllaga había recibido por correo una “riquísima banda roja y blanca tejida en maravillosa seda”. ¿Qué podía hacer el frustrado candidato con ese inoportuno obsequio? Vendérsela a Billinghurst para recuperar el costo de dicho objeto respondía un cronista limeño con evidente humor negro102 . Los ánimos volvieron a exaltarse cuando se supo que la mayoría de la Junta estaba decidida a 100 “Ecos. Vítores, sustos y tiros”, en La Prensa, 9 de junio de 1912. 101 “Editorial”, en La Crónica, 8 de junio de 1912. 102 “La llegada de la banda…”, en La Crónica, 9 de junio de 1912.
  • 33. 63 proseguir la “mascarada electoral”. En Chorrillos, la casa de su presidente, Alejandro Deustua, fue apedreada por grupos billinghuristas al grito de ¡Abajo la Junta Electoral aspillaguista!. A su vez, Rafael Grau, alcalde del Callao y delegado de la Junta, recibió fuertes silbatinas y gritos inamistosos durante la ceremonia organizada para la inauguración del primer sanatorio militar y estación cuarentenaria en la isla San Lorenzo. La presencia del presidente Leguía en este acto no arredró a los enfurecidos chalacos, cuyo número era veinte veces el de los inspectores de policía que pretendía acallarlos103 . Al día siguiente, los aspillaguistas devolvieron el golpe y lanzaron intimidantes balazos a una comitiva integrada por Billinghurst y sus partidarios cuando esta pasaba por la iglesia de La Merced104 . Sin embargo, la violencia y el fraude eran impotentes para detener un movimiento que obraba de motu propio desfogando “los enconos contenidos de tanto tiempo” en todo acto vinculado con las elecciones105 . En provincias también crecía la animadversión contra Aspíllaga, reputado culpable de la ruina del billete fiscal y la entrega de las rentas nacionales al capital extranjero mediante el Contrato Grace106 . Dos días después, el Gobierno publicó un decreto supremo resolviendo no aceptar la renuncia presentada por el presidente de la Junta Electoral, Alejandro Deustua. El cuestionado funcionario 103 “La fiesta de ayer en la…”, en La Prensa, 10 de junio de 1912. 104 “Las manifestaciones políticas…”, en El Comercio, 11 de junio de 1912. 105 “En el cotarro”, en La Crónica, 10 de junio de 1912. 106 “La actualidad política”, en La Prensa, 12 de junio de 1912. 64 fundó su pedido en la falta de garantías, pero el Ministro de Gobierno, Plácido Jiménez, le recordó que el cargo era irrenunciable y puso a su disposición la fuerza pública para proteger los trabajos de la Junta107 . Mientras los círculos políticos discutían acaloradamente la supuesta intención del presidente Leguía de prorrogar su mandato, los clubes billinghuristas, resueltos a permanecer movilizados, anunciaron para el 24 de junio un “paseo político” a Amancaes con “ejercicios de tiro”108 . Aunque el billinghurismo controlaba la calle carecía de fuerza propia en el Congreso. No era prudente –opinó la prensa opositora– confiar la candidatura popular a los inciertos cubileteos de aliados eventuales, sino que debía exigirse a estos la derogación de la ley electoral y el montaje de un “sistema de elección plebiscitaria”, presidido por los alcaldes y con presencia de los partidos políticos locales109 . La preocupación del entorno de Billinghurst estaba centrada en la legitimidad de los actos del Congreso, pues habiendo surgido sus miembros del fraude electoral de 1911 el mandato presidencial que estos pensaban entregar carecía de “título saneado e incontrovertible”110 . Mayores resquemores produjo la voceada renuncia del diputado y Ministro de Hacienda, Ernesto Ráez, quien regresaría a su cámara para 107 “La renuncia del…”, en El Comercio, 14 de junio de 1912. 108 “Ecos. Preparativos”, en La Prensa, 14 de junio de 1912. 109 “Editorial”, en La Crónica, 16 de junio de 1912. 110 “De jueves a jueves”, en Variedades, 15 de junio de 1912.
  • 34. 65 intervenir en el debate de la cuestión electoral cumpliendo supuestas órdenes del presidente Leguía111 . El silencio y la confusión sembrados por el Gobierno y la Junta Electoral parecían haber sosegado la iniciativa popular, revelando al mismo tiempo sus limitaciones organizativas. Los jefes y directivos de clubes estaban atrapados en la maraña de rumores y murmuraciones callejeras, y no se percibía en ellos una “orientación doctrinaria” que les permitiera actuar con independencia. Casi todos preferían seguir la pauta marcada por sus líderes volubles y personalistas. Por esa razón, cundía una sensación de oportunidad perdida, pues el movimiento cívico vencedor del fraude electoral no daba paso a una “evolución principista” en los partidos y las masas, sino que ambos parecían estar inmersos en el “vicioso círculo” de la antigua política112 . Descartada una nueva reunión de la Junta Electoral, por precepto de su presidente, Alejandro Deustua, los parlamentarios oficialistas de provincias fueron convocados a Lima con el fin de coordinar la designación de las mesas directivas de ambas cámaras. Al mismo tiempo, el Ministerio de Gobierno ordenó la permuta de prefectos sin explicar los beneficios de dicha medida113 . Dadas las complejas circunstancias, la elección presidencial por el Congreso ganó terreno entre algunos sectores inicialmente opuestos a este procedimiento. En 111 “Ecos. Por encima de todo”, en La Prensa, 17 de junio de 1912. 112 Gacetillero. “Divagaciones políticas”, en La Crónica,, 18 de junio de 1912. 113 “Movimiento de autoridades”, en El Comercio, 19 de junio de 1912. 66 ese caso, los congresistas tendrían que declarar válida la elección frustrada, “pero insuficiente o con nulidades parciales”, a fin de que pudieran sanearla conforme estaba previsto en la Constitución vigente. Cualquier otra fórmula fue conceptuada como una flagrante usurpación de la soberanía popular114 . No obstante, los partidos políticos, interesados en conservar su cuota de poder, plantearon diversas soluciones. El bloque civilista y los constitucionales pretendían declarar la nulidad electoral y negociar la presidencia. El civilismo oficialista deseaba establecer una junta de gobierno y convocar nuevas elecciones. Los liberales y el billinghurismo planteaban la nulidad electoral, elección por el Congreso, transmisión inmediata del mando y renovación del tercio parlamentario. Los cívicos seguirían al grupo que juzgasen con mayores posibilidades de vencer. Los radicales estaban divididos entre aquellos dispuestos a alinearse con algún partido y los que preferían abstenerse. Finalmente, los demócratas querían mantenerse al margen del conflicto115 . A juicio de la prensa opositora, la elección por el Congreso solo daría pábulo a que 150 parlamentarios negociaran reelecciones, carteras ministeriales, nombramientos de autoridades provinciales y otras prebendas siempre necesarias para llegar a un acuerdo116 . En este frágil escenario, el presidente Leguía y su grupo parlamentario pensaban convencer a los 114 “Editorial”, en La Crónica, 21 de junio de 1912. 115 “Ecos. Sabidurías…”, en La Prensa, 21 de junio de 1912. 116 “Editorial”, en La Crónica, 23 de junio de 1912.
  • 35. 67 partidos y la opinión pública sobre las ventajas de prorrogar el régimen durante un año más, bajo la figura de una Junta de Gobierno, a fin de que esta efectuara en 1913 las elecciones presidencial y legislativa en simultáneo, hecho que les permitiría “entornillarse por seis años más a las curules parlamentarias”117 . El periódico aspillaguista La República patrocinó abiertamente esta fórmula ideal para “reventar la elección del señor Billinghurst”118 . Por su parte, los centros obreros nombraron una comisión compuesta por Ramón Espinoza, presidente de la Asamblea de Sociedades Unidas, Justo González, de la Confederación de Artesanos, y los señores Federico Ortíz Rodríguez y Juan Goachet, y le otorgaron “amplios poderes” con el propósito de que acordara con los diputados obreros la “línea de conducta” que defendería la clase trabajadora en la próxima legislatura119 . La estrategia dilatoria del presidente Leguía había sido un completo éxito, pues no solo paralizó a Billinghurst, quien dejó la protesta callejera para ocuparse de la “pesca” de congresistas desde su local partidario, sino que las masas prácticamente abandonaron las bulliciosas manifestaciones (desfiles, paros, pachamancas) y aguardaban pacientemente la reunión del Congreso120 . Surgieron así las primeras increpaciones al candidato popular instándolo a reavivar 117 “Editorial”, en La Crónica, 24 de junio de 1912. 118 “Editorial”, en La Crónica, 27 de junio de 1912. 119 “Las clases trabajadoras…”, en El Comercio, 27 de junio de 1912. 120 “Burla, burlando. Calle arriba”, en La Crónica, 27 de junio de 1912. 68 los ánimos cansados del pueblo e impedir que el Gobierno explotara “la indolencia que es característica de nuestra idiosincrasia”121 . Sin duda, el presidente Leguía esperaba algunas conspiraciones y revueltas de los descontentos. No en vano, agentes secretos allanaron la oficina comercial de Isaías de Piérola en busca de un arsenal que, según sus informantes, sería utilizado contra la Intendencia de Policía de Lima. Aunque no fueron encontradas armas ni municiones, los empleados de Piérola quedaron detenidos. La noticia de este atropello corrió rápidamente dejando en el público la sensación de que había retornado la persecución política de años pasados122 . La infructuosa pesquisa por idéntico motivo del laboratorio de la compañía “Cotabambas Auraria”, gerenciada por Amadeo de Piérola, motivó una reunión de la directiva del Partido Demócrata, la cual ordenó reorganizar todos sus comités, especialmente los limeños123 . Temiendo la aparición de posiciones radicales entre sus seguidores, jóvenes líderes billinghuristas, entre los cuales sobresalía Abraham Valdelomar, se apuraron en explicarles a través de conferencias multitudinarias y entusiastas el alcance constitucional de la elección presidencial por el Congreso124 . Confiados en que las juntas escrutadoras validarían los votos requeridos por Aspíllaga para reclamarse vencedor, los 121 Gacetillero. “Divagaciones políticas”, en La Crónica, 28 de junio de 1912. 122 “La situación política”, en El Comercio, 29 de junio de 1912. 123 “La situación política”, en El Comercio, 30 de junio de 1912. 124 “La actualidad política”, en La Prensa, 29 de junio de 1912.
  • 36. 69 aspillaguistas indicaron que el Poder Legislativo, cumpliendo los artículos 81, 82 y 83 de la Constitución vigente, tendría que obedecer el mandato de las actas y proclamarlo presidente125 . Frente a esta propuesta, los constitucionales aliados del billinghurismo solicitaron a sus bases provincianas recoger firmas a favor de la nulidad electoral y remitirlas al Congreso. Este grupo esperaba ocupar posición importante en un potencial gobierno de Billinghurst, pues este les prometió que “no formará partido nuevo”126 . Otro respaldo significativo fue el de los militares retirados integrantes del club “Unión Militar”, representados por el general Enrique Varela y el mayor Teodomiro Gutiérrez, quienes dijeron estar dispuestos a sacrificarse en salvaguarda de los derechos del pueblo127 . Alertado por estos movimientos de la oposición, el presidente de la Cámara de Diputados, Roberto Leguía, reunió a la bancada oficialista y les consultó si tenían pactado promover la prórroga del mandato presidencial o la elección directa por el Congreso. El diputado Pedro Larrañaga respondió que la primera opción carecía de sentido, pues el presidente Leguía le expresó su resolución de “no permanecer un día más” en palacio, después del 24 de setiembre, fecha en que culminaba su gestión. Sin embargo, no hubo acuerdo porque el diputado Alberto Salomón sugirió postergar el debate hasta cuando estuviesen en Lima sus colegas de 125 “Editorial” en La Crónica, 29 de junio de 1912. 126 “La situación política”, en El Comercio, 2 de julio de 1912. 127 “Importante reunión del club…”, en La Prensa, 2 de julio de 1912. 70 EL BILLINGHURISMO PROVINCIANO Multitudinaria manifestación billinghurista en Trujillo. La Crónica, 11 de julio de 1912.
  • 37. 71 provincias. Tampoco lograron los reunidos elegir a quien sería su candidato para la presidencia de la Cámara de Diputados128 . Contagiado de esa inercia, el billinghurismo trató de seguir influyendo sobre los clubes obreros ensalzando con discursos su participación en la derrota del fraude electoral, mientras les pedía confiar en el patriotismo de los congresistas, “que inspirándose en los dictados de su conciencia (…) consagrarían la elección presidencial del eminente patriota ciudadano don Guillermo Billinghurst”129 . En vísperas del inicio de la legislatura, se daba por descontado que el billinghurismo entregaría la primera vicepresidencia a los liberales, reservaría la segunda para el civilismo independiente y dejaría pendiente la formación de alianzas con cívicos y demócratas130 . Mientras tanto, los clubes obreros limeños y los comités provinciales se ocuparon del trabajo de propaganda política, a través de bulliciosas movilizaciones y la suscripción de actas en pro de la nulidad electoral. Esta aureola de popularidad en torno a la candidatura Billinghurst desde su sorpresiva aparición no representaba, según el aspillaguista Enrique Echecopar, la voluntad del país, porque en las elecciones solo contaban los votos de personas hábiles aunque estas fuesen minorías frente a las mujeres, analfabetos y no inscritos en el padrón electoral. En el caso de Lima –precisó 128 “Reunión de los diputados…”, en El Comercio, 4 de julio de 1912. 129 “Interesante reunión de obreros”, en La Prensa, 4 de julio de 1912. 130 “Burla, burlando. Barriendo obstáculos”, en La Crónica, 5 de julio de 1912. 72 Echecopar– si 3,000 votantes (el tercio del total) elegían un candidato, no tenía valor alguno que 40,000 personas salieran a las calles y proclamaran a otro. Los billinghuristas defendían esta última opción a la cual denominaban “comicios populares”, figura desconocida por la Constitución y la norma electoral131 . Esta suerte de desprecio por la opinión de las clases populares, conducía –según la prensa opositora– a un “régimen de exclusivismo en provecho de los fuertes y una fórmula de dominación en daño de los vencidos o débiles”132 . Influenciados por estas ideas, los senadores oficialistas, liderados por Rafael Villanueva, sugirieron a sus colegas reconocer el triunfo del candidato Aspíllaga. Sin embargo, Agustín Tovar y Enrique Marquina se opusieron a esta propuesta impugnada por numerosa cantidad de “actas plebiscitarias venidas de todas partes de la República”. Villanueva tampoco obtuvo la candidatura oficialista a la presidencia del Senado133 . Sumándose a esta vorágine de acuerdos y negociaciones, el presidente Leguía y Billinghurst sostuvieron varias citas en palacio en las que, según la chismografía limeña, se discutió el canje de la prórroga presidencial por “la organización de serias y garantidas elecciones que harían cristalizar con el óleo de severa legalidad (…) la candidatura popular”134 . 131 “Actualidad política. Una carta…”, en La Crónica, 7 de julio de 1912. 132 “A despecho de todo”, en La Prensa, 9 de julio de 1912. 133 “Reunión de los senadores…”, en El Comercio, 10 de julio de 1912. 134 “Editorial”, en La Crónica, 10 de julio de 1912.
  • 38. 73 El 12 de julio, los partidos aliados del billinghurismo celebraron una asamblea conjunta previa a la instalación de las juntas preparatorias de la legislatura. La seguridad del Congreso fue reforzada con una dotación de 40 policías, mientras grupos billinghuristas rodearon la plaza Bolívar dando vivas a su candidato135 . Por su parte, el Gobierno celebró tres consejos de ministros con el propósito de sancionar la prórroga presidencial, pero los ministros de Hacienda, Ernesto Ráez, y de Justicia, Agustín Ganoza, recomendaron esperar unas semanas antes de llevar dicha propuesta al Congreso. Con todo, el presidente Leguía confiaba en que los cinco congresistas ocupantes de carteras ministeriales, renunciarían a estas y volverían a sus cámaras para activar el citado plan136 . Al día siguiente, los demócratas cuzqueños hicieron pública su adhesión a Billinghurst, quien según ellos, a pesar de haberse distanciado de Piérola por “susceptibilidades más o menos infundadas”, enarbolaba los principios de reconstitución nacional del Partido Demócrata y, por tanto, era el “hombre ideal” para encaminar al Perú hacia su grandeza y prosperidad137 . Ante este gesto no consultado con el comité directivo limeño, Piérola publicó un manifiesto comunicando a sus partidarios que tanto la prórroga del mandato de Leguía como la elección presidencial por el Congreso constituían flagrantes violaciones de la 135 “Reunión del comité de la alianza”, en El Comercio, 13 de julio de 1912. 136 “Editorial”, en La Crónica, 13 de julio de 1912. 137 “La actualidad política”, en La Prensa, 13 de julio de 1912. 74 Constitución. Nadie estaba obligado –advertía el Califa– a prestar obediencia a un “presidente bastardo (…) que escala el poder o en él se mantiene, sacando al país de la órbita constitucional”. En esas condiciones, quedaría reducido a la categoría de factor perturbador para la seguridad del capital y el trabajo, condenándose a sufrir una vida política de “zozobra, asechanzas y represiones”. La única solución legal –afirmó Piérola– consistía en realizar nuevas elecciones los días 24 y 25 de agosto, aun cuando el padrón electoral fuese deficiente y la Junta Electoral estuviese controlada por el aspillaguismo. En evidente reclamo de lealtad a su liderazgo, el Califa prometió a sus seguidores que el Partido Demócrata “no vacilaría en ir a esa elección, conmigo a la cabeza” 138 . Este manifiesto causó cierto desencanto entre los sectores demócratas cercanos a Billinghurst. El diario liberal La Prensa cuestionó la convocatoria de nuevos comicios, porque no juzgaba apropiado conducir al “movimiento reivindicatorio” a otra “ficción eleccionaria tan ilegítima, tan hipócrita y tan corruptora” como la del 25 y 26 de mayo. Discrepaba también con el concepto de que la elección presidencial por el Congreso despojaba a la Nación de su soberanía, pues dicho poder del Estado podía ejercer esa representación “mediante los funcionarios que la Constitución establece”139 . En opinión de El Comercio, la propuesta de Piérola, pulcra en 138 “Manifiesto del señor Piérola”, en La Prensa, 14 de julio de 1912. 139 “El manifiesto del señor de Piérola”, en La Prensa, 14 de julio de 1912.
  • 39. 75 términos jurídicos, era inaplicable por el escaso tiempo disponible previo a la transmisión del mando y la “falta de garantías indispensables para la emisión verdadera y libre del sufragio”140 . Solo La Crónica respaldó el “digno y levantado” manifiesto, basado en el principio de que la soberanía nacional no era “transmisible ni delegable dentro de la pauta constitucional”. Aunque la “elección presidencial parlamentaria” –según este periódico– encubría una “usurpación de funciones” por parte del Congreso en perjuicio del pueblo, probablemente sería consumada gracias a que se vivía un “momento de exaltación de apetitos y desviación moral”141 . Decidido Billinghurst a dar la batalla por la presidencia en el Congreso, sus clubes iniciaron una activa campaña de movilizaciones en Lima y provincias. El 14 de julio desfilaron 1,500 billinghuristas y liberales, encabezados por el general Varela y Abraham Valdelomar, desde la avenida Grau hasta el domicilio de su líder, situado en la calle Gallinazos (actual cuadra 3 del jirón Puno). Otras “grandiosas manifestaciones” tuvieron lugar en Arequipa y Pasco bajo la consigna de que “el pueblo no acepta ni aceptará otra solución del problema presidencial que la elección de Guillermo Billinghurst por el Congreso”142 . Los pierolistas reprocharon esta campaña contraria al pedido de nuevas elecciones contenido en el memorial billinghurista del 9 140 “Editorial”, en El Comercio, 15 de julio de 1912. 141 “Editorial”, en La Crónica, 15 de julio de 1912. 142 “Entusiasmo popular en las calles”, en La Prensa, 15 de julio de 1912. 76 de mayo143 . Estas desavenencias no solo afectaron a la oposición, sino al propio Gobierno. El 16 de julio la prensa informó sobre la renuncia del Ministro de Hacienda, Ernesto Ráez, motivada por desacuerdos en la manera de resolver “ciertos problemas de interés nacional ligados con el despacho de Hacienda”144 . Esta frase oscura había disgustado al presidente Leguía, quien intentó convencer sin éxito a Ráez de que modificara el texto de su dimisión al cargo145 . Cuando Ráez justificó su salida del gabinete, aduciendo haber recibido órdenes violatorias de lo dispuesto en los artículos 9no. y 59, inciso 6to, de la Constitución, originó un escándalo que relegó por un momento la atención puesta en el conflicto político. Los artículos citados prohibían la inversión de rentas fiscales en gastos no presupuestados, y la suscripción de contratos de empréstitos sin permiso del Congreso146 . El Gobierno aclaró, a manera de descargo, que el desacuerdo se refería “únicamente” al modo y forma de pago de un elemento de guerra, cuyo aplazamiento comprometía el crédito nacional. Acto seguido el despacho de Hacienda fue encargado al Ministro de Gobierno, Plácido Jiménez, dándose por superado el incidente147 . Esto ocurría mientras se abría una inquietante disputa entre billinghuristas y pierolistas, a 143 “Burla, burlando. El vivo se cayó…”, en La Crónica, 15 de julio de 1912. 144 “La renuncia del Sr. Ráez”, en La Prensa, 16 de julio de 1912. 145 “La cartera de Hacienda”, en El Comercio, 16 de julio de 1912. 146 “La renuncia del Ministro de… ”, en El Comercio, 18 de julio de 1912. 147 “La renuncia del Dr. Ráez”, en La Prensa, 17 de julio de 1912.
  • 40. 77 raíz del manifiesto del Califa que, según La Crónica, había producido un “movimiento bilioso” a Billinghurst148 . En ese sentido, el citado diario lo exhortó a limar las asperezas del momento “en vez de agriarlas” y buscar una buena relación política con los que juzgaba “sus adversarios”, antes de caer en una espiral de violencia lesiva para la tranquilidad pública149 . Ciertamente, Piérola ejercía un debilitado liderazgo y pronto surgieron las discrepancias públicas en su partido. La primera de estas fue planteada desde Chiclayo por Aurelio Sousa, diputado y miembro del comité directivo del Partido Demócrata, quien desestimó concurrir a elecciones basadas en juntas y registros repudiados por el pueblo, y propuso, en cambio, facilitar a las cámaras la proclamación del presidente. Esta coyuntura era propicia para que Billinghurst reforzara el apoyo popular de su candidatura. De esa manera, el 19 de julio, acompañado del líder liberal, Augusto Durand, presidió un mitin de obreros y estudiantes universitarios, instándolos a seguir en la senda trazada150 . Algunos grupos billinghuristas, deseosos de asegurar la elección de su líder, actuaban por su cuenta hostilizando a connotados aspillaguistas. El asunto más enojoso se produjo la noche del 21 de julio, cuando la casa del senador tacneño, Juan F. Ward, situada en la calle Negreiros (actual cuadra 5 del jirón Azángaro), recibió disparos por integrantes de un club billinghurista. El 148 “Burla, burlando. Cabos sueltos”, en La Crónica, 16 de julio de 1912. 149 “Editorial”, en La Crónica, 18 de julio de 1912. 150 “La actualidad política”, en La Prensa, 20 de julio de 1912. 78 agraviado congresista atribuyó este ataque a los odios generados por su condición de ex-miembro de la Junta Electoral Nacional151 . A pocos días de iniciarse la legislatura, los demócratas se hallaban enfrascados en debates internos respecto del manifiesto de su líder. El periodista Luis Ulloa, cercano al pierolismo, publicó el folleto Consejos al Pueblo, cuyas páginas, invocando antecedentes históricos y normas constitucionales, respaldaban los criterios del Califa opuestos a la elección presidencial por el Congreso152 . Según Ulloa, el Partido Civilista no podía promover dicho acto, porque en 1903, su líder, Antonio Miró Quesada, dijo expresamente que “el Congreso no tiene facultad para elegir presidente de la República”153 . Este discurso causó “malísima impresión” entre los demócratas provincianos, quienes criticaron la posición del “pierolismo intransigente de Lima”, por lo que muchos de ellos en su afán de conservar el afecto popular prefirieron enrolarse en el Partido Liberal, aliado del billinghurismo154 . Por obra de estos eventos, Billinghurst se había transformado en el “candidato de todos”. No en vano, las bancadas del civilismo oficialista y de la alianza civilista independiente –constitucional– liberal pugnaban por controlar las mesas directivas de ambas cámaras, pues ello les permitiría negociar la 151 “Los disparos de anoche”, en El Comercio, 22 de julio de 1912. 152 “Editorial”, en La Crónica, 21 de julio de 1912. 153 Ulloa 1912: 13. 154 “La actualidad política”, en La Prensa, 23 de julio de 1912.