La Catequesis Familiar surgió en Chile en los años 1960 como resultado de las enseñanzas del Concilio Vaticano II. Inicialmente consistía en preparar a los niños para la Primera Comunión a través de las madres, pero evolucionó para involucrar a los padres, jóvenes y comunidad en un itinerario integral de crecimiento en la fe. El hogar se convirtió en una "Iglesia doméstica" donde se transmitía la fe a través de la lectura bíblica, la oración y la participación en la Eucarist
2. La Catequesis Familiar
nació en Chile hacia fines
de la década de los años
sesenta, fruto de la
renovación del Concilio
Vaticano II y las primeras
Conferencias del
Episcopado
Latinoamericano.
3. Esta Catequesis se realizaba
en períodos reducidos de
tiempo como el Mes de
María o durante las
misiones de verano.
En sus inicios fue una preparación a la
Primera Comunión de los niños y era
realizada por las madres con la ayuda
de algún laico adulto que las
catequizaba a ellas para que luego lo
hicieran con sus hijos.
4. La experiencia fue
avanzando buscando
responder preguntas como:
¿Por qué la catequesis
tiene que ser sólo una
preparación a la Primera
Comunión? ¿No sería
mejor hacer de ella un
itinerario integral de
crecimiento en la fe?
5. Significó
comprender la
necesidad de formar
catequistas que
acompañaran las
distintas etapas de la
preparación.
Se consideró que la
catequesis sería aún
más fecunda si lograba
involucrar también a los
padres (varones), a los
jóvenes de la
comunidad y a los
mismos sacerdotes,
religiosos y religiosas.
6. Con la valoración de la
presencia de las madres y la
incorporación de los
varones
el modelo fue
evolucionando
hacia una
evangelización
y catequesis de
los adultos.
7. La Conferencia de Medellín
invitó a superar la costumbre de
“dar catecismo” y avanzar hacia
una verdadera evangelización
de los bautizados como el
catecumenado primitivo.
8. Con esta
catequesis el
hogar se
convirtió en una
“Iglesia
doméstica”, es
decir, un lugar de
transmisión de la
fe por:
La participación de los padres se presentó
como una oportunidad para que
asumieran el compromiso bautismal de
educar la fe de los hijos.
La lectura
de la
Palabra de
Dios
La
participación
en la Eucaristía
y la oración en
familia.
El
compromiso
con la vida de
la Iglesia.
Para llevar a
cabo esta tarea
fue necesario
elaborar un
primer texto
para el niño y
otro para los
padres…
9. Se constató que muchos de los padres no habían
recibido el primer anuncio, por lo cual no se podía
esperar que fueran adecuados catequistas de sus hijos.
Se constató en los hechos lo que años después
Aparecida describiría con la frase “muchos bautizados y
pocos discípulos”.
Surgió el desafío de evangelizar no sólo a los niños sino
también a los adultos.
La Catequesis Familiar comenzó a incorporar otros
momentos del proceso de evangelización,
especialmente el kerygma.
10. En este proceso los catequistas
descubrieron una nueva vocación pastoral:
invitar a otros adultos a convertirse en
discípulos de Jesucristo.
Fue necesario crear un tipo de catequistas
auxiliares que apoyaran el trabajo
reuniendo semanalmente a los niños para
reforzar lo vivido y aprendido en casa.
11.
12. Gratitud por la Catequesis Familiar
de Iniciación a la Vida Eucarística
“Sentimos la urgencia de desarrollar en
nuestras comunidades un proceso de
iniciación en la vida cristiana que comience
por el kerygma y, guiado por la Palabra de
Dios, permita un encuentro personal cada
vez mayor con Jesucristo, experimentado
como plenitud de la humanidad, y que lleve
a la conversión, al seguimiento en una
comunidad eclesial y a una maduración de
fe en la práctica de los sacramentos, el
servicio y la misión» (DA 289).