2. El Romanticismo es un
movimiento cultural
global (no reducido solo
al arte) y político
originado en Alemania y
en el Reino Unido a
finales del siglo
XVIII como una reacción
revolucionaria contra el
racionalismo de
la Ilustración y el
Clasicismo.
Se convertirá en el
movimiento cultural
predominante en la
primera mitad del siglo
XIX, coincidiendo con el
ascenso al poder de la
burguesía en las
Revoluciones liberales y
con el despertar político
de los nacionalismos.
Delacroix:
Grecia
expirando sobre
las ruinas de
Missolonghi
Delacroix: La matanza de Quíos.
Géricault: La balsa de La Medusa
3. El Romanticismo surgió
como una reacción frente
al neoclasicismo,
identificado con el
Imperialismo Napoleónico
(que además de los
principios ilustrados había
mostrado a Europa el
horror de la guerra).
También fue el vehículo de
expresión de la burguesía
revolucionaria y del
liberalismo político.
Finalmente, y al igual que
la burguesía, una vez
llegado al poder –en su
caso, haberse convertido
en la corriente cultural
hegemónica desde
mediados del siglo XIX- se
hará conservador y
académico.
4. Ya en el siglo XVIII habían surgido literatos,
artistas y pensadores que –frente al mundo
racional y ordenado de la Ilustración- defienden
la subjetividad y la primacía del sentimiento:
• J. Jacques Rousseau publica en 1761 La
nueva Eloísa, la primera obra considerada
“romántica”.
• El movimiento del grupo alemán “Sturm un
Drang” (Tormenta e Impulso), que defiende
la sensibilidad individual sobre las ideas del
Siglo de las Luces y que propugna la
creación artística fuera de las normas en la
que prime el sentimiento, y del que Goethe
será el más reconocido.
• Los filósofos idealistas alemanes, que
tratan de traspasar los límites de la razón y
llegar a lo incognoscible, lo sublime, el
espíritu.
• La recuperación del pasado medieval de los
pueblos, como plantean literatos ingleses o
los propios pensadores idealistas alemanes:
el espíritu se manifiesta a través de la
historia de los pueblos.
“¡Siento tantas cosas..., y
mi pasión por ella lo
devora todo! ¡Tantas
cosas! . . . ¡Y sin ella todo
se reduce a nada!”
“Toda regla asfixia los
verdaderos sentimientos
y destruye la verdadera
expresión de la
naturaleza.”
Goethe
5. Rompe con la tradición clasicista,
basada en un conjunto de reglas
académicas estereotipadas con
pretensión universal y primará la
subjetividad y libertad del artista; su
carácter revolucionario es
incuestionable.
Se exaltará la libertad individual en la
creación artística y la libertad
colectiva (frente a la Restauración) y
de los pueblos (frente al imperialismo
Napoleónico).
Se exaltará la figura el artista como
Genio, capaz de expresar en su arte la
manifestación del Espíritu, frente a
cualquier regla preestablecida
Es el primer movimiento realmente
moderno y revolucionario, pues
valora la subjetividad y creatividad, la
visión libre y personal del artista.
6. De igual modo, ante la pretendida
homogeneidad que impuso Napoleón,
proclaman también la identidad y
libertad de los pueblos y la exaltación
de su espíritu nacional, basado en su
pasado.
Cada pueblo posee una idiosincrasia
propia, fruto de su historia, de su
cultura, de su lengua, de sus leyendas y
de su pasado, frente a la pretensión
universalizadora del Imperio
Napoleónico, pretendido heredero de la
Razón Ilustrada y que había conducido
al horror y la opresión de los pueblos.
Cada pueblo debe encontrar su espíritu
nacional, volviendo sus ojos hacia su
pasado, especialmente a la Edad
Media, frente a la valoración de la
antigüedad clásica anterior.
Es un arte ligado al despertar de los
sentimientos nacionales de los pueblos.
Ingres: El sueño de Ossian, (1813)
7. Los artistas románticos, rebeldes
frente al mundo de su época, tratan
de rescatar el pasado histórico o
mítico de sus respectivos países y,
consecuentemente, abundará la
pintura histórica:
• Muchas veces de hechos
vinculados al tiempo histórico
que se está viviendo y de gran
relevancia pública, tratados en
grandes formatos.
• Otras veces, del propio pasado
histórico de los pueblos.
• En ocasiones, del mundo de las
leyendas, especialmente
medievales, de los pueblos
europeos y de obras de autores
de la época.
• Otras veces como representación
de los grandes héroes de las
naciones.
Journées de septiembre 1830 sur la place de l'hotel de ville de Bruxelles
(1835) - Gustaf Wappers
K. Friedrich Schinkel: Catedral gótica sobre el agua. 1813
8. Pero también existirá un enorme
interés por las civilizaciones y
culturas no occidentales, por lo
exótico, como otras formas de
manifestarse el Espíritu en otros
contextos. Su atractivo residía
en su carácter misterioso y
anticlásico, capaz de servir de
escenario a todo tipo de
fantasías.
Se revalorizarán las culturas
consideradas como diferentes,
muy especialmente las
consideradas como orientales,
las asiáticas, el imperio turco,
las de la India, las
norteafricanas… lejanas de lo
clásico y vinculadas tanto a lo
misterioso, lo voluptuoso, como
a lo terrible y bárbaro o a lo
estéticamente pintoresco.
J.A.D. Ingres. El baño
turco. 1862
Delacroix: Mujeres de Argel. 1834
9. En cualquier caso, este
interés por lo exótico no deja
de ser un modo de
interpretar y caracterizar
culturas radicalmente
distintas a la occidental,
desde una perspectiva
eurocéntrica y vinculada a
los primeros momentos de
expansión colonial.
Es el momento en que
Europa está colonizando el
mundo y contacta con
culturas milenarias,
totalmente diferentes a la
occidental y a las que
someterá en el imperialismo
que se desarrollará a lo largo
de todo el siglo XIX.
Delacroix: Fanáticos de Tánger. 1838
Delacroix: Los Natchez, 1823-35
10. Consideran que la Razón no es
suficiente para entender el mundo
y el universo, además de haber
conducido al dominio brutal del
Imperio Napoleónico.
Consideran que en el hombre ejerce
una mayor influencia lo irracional,
los instintos; estaban convencidos
de que la inspiración artística sólo se
producía bajo la influencia de estas
fuerzas oscuras.
Frente racionalismo ilustrado y su
universalismo, se recuperan valores
como la individualidad, la
subjetividad, el sentimiento, la
pasión, lo irracional, lo fantástico, lo
misterioso, lo oculto…
Se llegará a rastrear en lo más
oculto, las pulsiones, los sueños, la
oscuridad, lo tenebroso…
Adolphe William Bouguereau : Dante et Virgile aux Enfers 1850
Fussli: La pesadilla. 1781
11. La exaltación del sentimiento
podrá dirigirse en las múltiples
direcciones en que este puede
expresarse individual y
colectivamente:
• El amor.
• La melancolía.
• La pasión.
• El misterio, lo sobrenatural.
• El horror.
• Lo patético y lo grotesco.
• Lo sensual.
• La exaltación de los estados
religiosos.
• Lo onírico.
• Lo marginal, lo patológico, la
locura.
• Lo incomprensible, lo oscuro
del ser humano.
• La exaltación de la libertad
individual y colectiva.
Leonardo
Alenza. Sátira
del suicidio
Romántico.
1839
Caspar Fiedrich: Abadía en el robledal. 1809
Gériccault: El loco asesino. 1822-23
Caspar Fiedrich: Mujer en ventana. 1822.
12. Emerge un deseo de que
aparezca lo nuevo, insólito,
oculto, reprimido,
lo sublime, lo que está más
allá del límite, lo que no
puede ser comprendido
por la razón, pero sí
aprehendido por el
sentimiento.
Muchas veces, lo sublime,
lo inabarcable se
identificará con la propia
magnitud de la Naturaleza,
con su carácter salvaje y
primigenio, y ante la que el
hombre no puede sino
empequeñecerse.
Caspar David Friedrich : El caminante sobre el mar de nubes (1818),
13. De igual modo, se valora la naturaleza
en su inmensidad, en su grandeza, en
su enorme y a veces terrible poder.
El hombre no puede abarcar y
comprender completamente esa
naturaleza indómita (que la
Revolución Industrial y la urbanización
van progresivamente destruyendo) y
ante la que surgen diferentes
sentimientos, tales como la
admiración, la inferioridad frente a su
enormidad, la angustia ante las
fuerzas incontrolables de la
Naturaleza….
También se representa la naturaleza
como proyección del propio
sentimiento del artista, de modo
subjetivo: una naturaleza empática,
que despierta emociones en el
espectador.
Caspar Fiedrich: La Luna saliendo a la orilla del mar. 1822
Caspar Fiedrich: El mar de hielo. 1823-24
14. También será un arte burgués, que
reflejará no solo sus esfuerzos por
conseguir el poder, como en la
famosa La libertad guiando al
pueblo de Delacroix, sino también:
Cuando la burguesía alcance el
poder, pretenderá demostrarlo
encargando a los mejores pintores
numerosos retratos, como los que
realizará Ingres.
Paralelamente, también habrá un
interés por lo pintoresco de la vida
rural, no tratado de modo realista,
de reflejo de la vida de las clases
populares, sino como algo curioso,
flolclórico, propio de la tradición de
los pueblos; casi algo exótico que se
va perdiendo ante el avance del
mundo burgués de las ciudades en
crecimiento por la Revolución
Industrial.
J. Constable: El carro de Heno. 1821
A.D. Ingres: Retrato de
Louis-François Bertin.
1831
C. Spitzweg: El Paseo de domingo. 1841
15. La pintura será el vehículo principal del
artista romántico y se caracterizará por:
• Frente al clasicismo y al academicismo,
se exaltará la libertad creativa y la
individualidad del artista.
• Frente al protagonismo del dibujo casi
escultórico, los contornos se diluirán.
• Frente al predominio de la línea,
primará el color, color expresivo, rico,
vibrante.
• Frente a la pincelada uniforme,
predominará una técnica rápida,
pincelada suelta.
• Frente a la luz uniforme se recuperarán
los contrastes lumínicos, la iluminación
dramática, las atmósferas vaporosas.
• Frente al equilibrio compositivo, se
recuperará la complejidad, la
inestabilidad, el dinamismo, las líneas
diagonales, el escorzo…
• Frente a la sobriedad y contención
expresiva, se exaltará la expresión, el
gesto dramático…
Delacroix: Árabe
ensillando su
caballo (1855)
Delacroix: Muerte de Sardanápalo. 1827
16. Ya desde el siglo XVIII van surgiendo
artistas muy personales que –frente al
clasicismo y la Razón- indagan en
aspectos propiamente románticos:
• Las tenebrosas Cárceles de Invención
de Piranesi.
• La visión anticipatoria de Los Caprichos
de Goya, que ya anticipaban que “El
sueño de la Razón produce monstruos”
o La Pesadilla de Füssli.
• Las visiones terribles y oníricas de las
Pinturas Negras y los Disparates de
Goya.
• El horror ante la guerra y la brutalidad
humana de las pinturas históricas y Los
desastres de la guerra de Goya.
• El misterio ante lo sublime de Füssli y
su Artista desesperado ante la
grandeza de las ruinas.
• Las visiones y el mundo onírico y
fantasioso de las pinturas de William
Blake.
F. De Goya: Saturno devorando
a un hijo. 1820-24
G.B. Piranesi: Cárceles de Invención.
1745-60
H. Füssli:
El artista
desesperado
ante la
grandeza de las
ruinas 1778-80
F. de Goya: El 3 de mayo en
Madrid. 1814
Füssli: La pesadilla. 1781 W. Blake:
La escalera de Jacob
1805
Goya: El
sueño
de la
razón.
1799
17. En Francia, el neoclasicista David puede
considerarse un antecedente del
romanticismo, pues muchos de sus
cuadros poseen un estilo heroico,
grandioso, muy del gusto romántico.
Por otra parte, la mayor parte de los
pintores del romanticismo francés serán
discípulos de David, que van alejándose
del clasicismo de su maestro y
redescubriendo, a su manera personal,
un nuevo estilo.
• Algunos de ellos, como Ingres,
seguirán cultivando el valor de la
línea, las luces claras, las figuras bellas
y delicadas, recuperando aspectos de
la pintura de Rafael y el gusto
manierista.
• Otros, como Delacroix, se dirigirán
hacia una pintura más libre, expresiva,
del color y el sentimiento, dinámica…
considerada más revolucionaria.
18. Ingres ha sido considerado
tradicionalmente como un artista
clasicista, si bien, pronto irá
abandonando la rigidez escultural
y los temas heroicos de David por
un estilo diferente de carácter
plenamente romántico, unido a
una técnica heredada del
clasicismo.
Algunos le han definido como un
“romántico de la línea”, por su
magnífico sentido del dibujo, por
su virtuosismo técnico, su
preciosismo y detallismo.
Él decía: “El dibujo comprende
tres cuartas partes y media de lo
que constituye la pintura.”
En su pintura predomina la línea y
la pincelada detallada frente al
color y la pincelada libre.
19. No obstante, su
tratamiento de la
luz y del color es
muchísimo más
matizado que el
de los pintores
neoclásicos
(sequedad del
color y aspecto
escultórico de
David) y sus
figuras muestran
un uso sensual,
aunque
mesurado, del
color,
recuperando en
gran medida la
herencia de
Rafael y de los
pintores
manieristas.
David: Patroclo
Ingres: Bañista de medio cuerpo
Ingres.
Gran
Odalisca
Rafael: La Fornarina
20. La búsqueda de la belleza ideal,
pero sensual, alejada de la frialdad
neoclásica, y su gusto por las líneas
curvas y sinuosas pueden
considerarse como un aspecto
romántico en su pintura.
La sensualidad y erotismo de sus
desnudos, no pueden estar más
lejos de la frialdad escultórica de los
cuerpos desnudos del
neoclasicismo, aunque tratados con
una gran perfección técnica
inspirada en Tiziano, Rafael y los
pintores manieristas.
Tampoco sus atmósferas doradas, su
intimidad, su misterio, el
tratamiento de la piel y de su
textura, de sus encarnaciones…
tienen que ver con los desnudos
neoclásicos.
Bañista de Valpinçon. 1808
21. Como señala explica Carlos González
Navarro (conservador del Museo del
Prado) en la exposición sobre Ingres
de 2015:
“En su impulso romántico por la
búsqueda de la belleza ideal sumó
su fascinación por el pasado
clásico a su fascinación por el arte
de Rafael.
Engrandeció el retrato, el
desnudo y la pintura de historia.
Sus extraordinarias dotes como
dibujante le llevaron a la cúspide
de esta disciplina y mostraron su
inagotable búsqueda de la
perfección"
La fuente. 1856
22. Se deja llevar
por el
sentimiento, la
fantasía y el
hedonismo
oriental, que
reinterpreta
en clave
idealizada, tal
como también
lo hizo
Delacroix en
sus Mujeres de
Argel.
También en sus temas Ingres constituye
un claro exponente del romanticismo.
En su Gran Odalisca, en Odalisca con
esclava o en El baño turco muestra su
interés por los típicos temas románticos
de aspecto oriental, exótico, por la
sensualidad de los harenes, por su
ambiente y atmósfera de misterio.
23. Se retrata a la mujer vuelta de
espaldas, pero girando la cabeza
hacia el espectador.
Aparecen en la obra accesorios
que le dan su toque oriental y
acentúan intencionadamente la
voluptuosidad: el abanico,
el turbante y la pipa. Con gran
precisión refleja la textura de las
telas.
La gran odalisca (1814) es una imagen
típica del gusto por los temas exóticos y
orientales del momento.
Una mujer del harén recostada
voluptuosamente en un diván, con una
pose que recuerda a Madame
Récamier, de Jacques-Louis David, de la
que Ingres pintó los accesorios, a la
Venus del espejo de Velázquez o a las de
Tiziano.
24. En La Gran Odalisca
aparece también un
aspecto totalmente
anticlásico que fue
destacado incluso por sus
contemporáneos:
Ingres,
intencionadamente,
alarga la espalda de la
modelo, buscando –al
modo manierista-
acentuar la sensualidad
de la curva de su cuerpo
(se habla incluso de tres
vértebras de más).
Es un claro ejemplo de
deformación expresiva de
la realidad, de acuerdo
con la libertad creativa de
un artista romántico que
desarrolla su estilo
individual.
25. En El baño turco, casi al final
de su vida (1862), Ingres
vuelve a representar la
sensualidad, el erotismo y la
alegría de vivir en un
ambiente exótico.
Está basada en la obra
“Cartas desde Estambul” de
una aristócrata británica del
siglo XVIII que muestra su
fascinación por culturas
diferentes.
Es un ejemplo plenamente
romántico de fascinación
sensual no sólo por lo
oriental, sino por el propio
cuerpo femenino,
representado en todo tipo de
posturas, por lo que se llegó
a considerar una obra lasciva.
26. Es una exaltación de la sensualidad,
del erotismo, de la alegría de vivir ,
del goce sensual que procura la
contemplación de la belleza de
estas mujeres.
La luz envolvente, sugerente
contribuye a recrear esa atmósfera
de misterio, de intimidad femenina,
una mirada fascinada a un mundo
vedado a los ojos masculinos.
Las actitudes y poses ensoñadoras
de las mujeres, el misterio de la que
está de espaldas, también
convierten esta pintura en una
ensoñación plenamente romántica.
Sus cuerpos sugerentes y de formas
redondeadas, sus actitudes
abandonadas y eróticas poco
tienen que ver con la dura frialdad
neoclásica.
Jacques-Louis DavidLa despedida de Telémaco y
Eucaris, 1818
27. También son muy del gusto
romántico algunos cuadros
basados en poemas del
pasado plenamente
románticos, como El sueño
de Ossian (1813), inspirado
en la mítica figura romántica
del poeta irlandés, hijo de
un guerrero celta.
Vemos al bardo Ossian,
recostado sobre su arpa y
soñando con todos los
héroes cuyas vidas luego
cantará en sus poemas
épicos.
Es un claro ejemplo de
recuperación del pasado
mítico medieval de los
pueblos europeos, así como
del mundo onírico, del arte,
de lo sublime.
28. Los personajes del sueño parecen
estatuas clasicistas, pero el
dramatismo de la composición
acentuado por los claroscuros, el
aspecto espectral de los soldados
que asoman, la misma figura de
Ossian, la atmósfera misteriosa
crean un una obra muy
alejada de los cánones
academicistas y más próxima al
arte romántico
No solo el tema es claramente
romántico, también la forma de
abordarlo:
Su tratamiento de la luz y del color
es plenamente expresivo, el
contraste entre un fondo casi
monocromático y la figura en
primer plano de Ossian, el
contraste entre la realidad
ensoñadora del poeta y el mundo
de sus sueños….
29. En varias obras, Ingres
aborda la llamada
pintura de
“Trobadour”, un estilo
pictórico romántico
francés que se inspira
en temas del pasado
histórico, pero no del
mundo clásico, sino en
una visión romántica
del pasado medieval o
renacentista.
En muchas de ellas,
prima más que la
propia recuperación de
ese pasado histórico o
legendario, la carga
emocional y de
expresión del
sentimiento, en
escenas íntimas, como
en Paolo e Francesca.
Ingres se inspiró en la historia de estos dos amantes recogida en la
"Divina Comedia" de Dante Alighieri.
Recoge el instante en que Francesca deja caer el libro donde está
leyendo la historia del amor adúltero entre la reina Ginebra, esposa del
rey Arturo, y el caballero Lanzarote, cuando Paolo se abalanza sobre
ella para besarla, todo ello contemplado desde las sombras por el
esposo de Paola, Malatesta, que dará muerte a ambos.
30. En “Francisco I asiste al último suspiro de Leonardo da Vinci" Ingres recrea el momento de la muerte del gran genio del
Renacimiento, en el Palacio de Amboise en presencia del rey francés Francisco I. Como señala el escritor Stendhal), sabemos
que Francisco I lloró al conocer la muerte de Leonardo.
En este estilo Troubadour, lo esencial no es el rigor histórico sino la emoción que nos transmite, plenamente
romántica.
31. En Ruggiero liberando a Angélica,
se inspiró en un pasaje de la obra
"Orlando Furioso", escrita por
Ludovico Ariosto. Es una
reinterpretación del tema
caballeresco medieval de San
Jorge, el dragón y la princesa,
tratado con una sensualidad y
erotismo más que evidentes.
Contrasta la retorcida figura
femenina encadenada (con
expresión abandonada, con los
ojos totalmente en blanco), de un
blanco irreal, con la rugosidad
expresiva de la roca a la que está
encadenada, el mar embravecido y
la fiereza y monstruosidad del
dragón.
El movimiento y la diagonal del
gesto de su liberador, montado en
un ser mitológico subrayan el
carácter romántico de la obra.
32. La gran cantidad de retratos
que Ingres tuvo que realizar
para mantenerse son un
ejemplo de un género
típicamente burgués de la
época, en los que pretende
captar la psicología, el
sentimiento y la expresión de
los personajes.
En algunos de ellos, como en el
de Madame Marcotte de Sainte
Marie (1826) retrata a una
mujer de carácter inestable,
nervioso y enfermizo, que
Ingres transmite a través de la
mirada insegura de la retratada.
Está muy en la línea de
expresión de sentimientos
intimistas y a veces patológicos,
melancólicos de tantas heroínas
del romanticismo.
33. Ingres, pintor a caballo entre lo
clásico y lo romántico, está tan
lejano del neoclasicismo de Gerard
o David como del romanticismo de
Géricault o Delacroix.
Es un ejemplo claro de la libertad
creativa, del genio individual y
propio del autor romántico, que
busca libremente su propio modo
de expresión.
Ansiaba construir una obra
innovadora, personal, plena de
actitud romántica.
Ingres es uno de esos artistas que,
por sus cualidades artísticas, no
pueden ser incluidos fácilmente en
ningún movimiento artístico, o que,
por otro lado, debido a la
multiplicidad de corrientes
artísticas que toca un mismo
artista, las sobrepasa todas.
Gerard: Eros y
Psique
Ingres: Gran
Odalisca
Delacroix:
Odalisca
34. Tendrá enorme influencia en las vanguardias del siglo XX.
Man Ray, El Violín de Ingres, 1924
Matisse. Odalisca con pantalón rojo. 1920
Modigliani. Odalisca. 1917
Ingrés: Baño Turco y Picasso: Las
señoritas d’Avinyó (1907) y
Bañistas
Picasso. Odalisca
Dalí. Gala de espaldas.
35. Una versión totalmente diferente del
Romanticismo será desarrollada por
pintores como Géricault o Delacroix,
caracterizados por el color, el
movimiento, la complejidad y la
expresión exaltada del sentimiento.
36. Gros, discípulo de David, está a caballo entre el neoclasicismo y el romanticismo.
En su obra Napoleón y los apestados de Jaffa muestra su interés por un tema dramático
de la época (ficticio), en un ambiente oriental y exótico, con un colorismo influido por
Rubens y la escuela veneciana en una composición compleja, expresiva, donde la figura
heroica de Napoleón destaca frente a cuerpos desgarrados, doloridos y retorcidos.
37. Théodore Géricault es un claro
representante del romanticismo,
caracterizado por la expresión
exaltada, el dinamismo, el
dramatismo y la libertad en la
pintura, con composiciones
complejas, llenas de contrastes y
escorzos y con el empleo de una
pincelada libre, pastosa, poco
definida y alejada de los
convencionalismos académicos.
En La balsa de la Medusa (1819)
refleja un tema dramático, una
situación extrema vivida por
personajes corrientes, con clara
intención de crítica política: la
pasividad del gobierno francés de
la Restauración ante el naufragio
de una fragata, cuyos pocos
supervivientes abandonados por
el capitán y los oficiales, tuvieron
que recurrir, desesperados, al
canibalismo para sobrevivir.
38. Los rostros y las expresiones de las figuras
reflejan un enorme dramatismo, esperanza,
dolor, desesperación, resignación y agonía y
contrastan con los cadáveres que se
agolpan en la parte baja.
La composición se complica, llena de
cuerpos en poderosos escorzos, diagonales
contrapuestas, movimiento. Existe una
graduación de diferentes sentimientos,
desde los muertos, la desesperación y la
resignación hasta la esperanza, en una
diagonal que cruza el cuadro.
La atmósfera tormentosa, el mar
embravecido, la presencia del viento,
acentúan el dramatismo.
El juego de luces de influencia de
Caravaggio, la composición asimétrica y la
contraposición entre las dos pirámides de la
escena (una dirigida hacia la luz, la posible
salvación y otra, en sentido contrario, hacia
el mar embravecido) acentúan el
dramatismo de la escena.
40. Eugène Delacroix, discípulo y admirador de Géricault, es el representante más claro de ese
romanticismo enormemente exaltado, pleno de expresión y sentimiento en sus personajes,
de gran libertad creativa, con un colorido rico, vibrante, expresivo, influido por Rubens y los
pintores venecianos, y que emplea una pincelada libre, suelta, en la que el color predomina
sobre la línea. Es el máximo representante del llamado Romanticismo del color.
41. En sus temas es también un autor plenamente romántico, con pinturas históricas y políticas
(algunas sobre su propio tiempo), como la lucha por la libertad en la Revolución de 1830
(La libertad guiando al pueblo), como la independencia de los pueblos sometidos como
Grecia (La matanza de Quíos o Grecia expirando sobre las ruinas de Missolonghi).
«¿Quién se pondrá
al frente de tus
hijos dispersos?
¿Quién te liberará
de una esclavitud a
la que estás
demasiado
habituada?»
Lord Byron.
Las peregrinaciones
de Gordon Childe.
42. Algunas de estas obras son una clara exaltación de la libertad y de los valores del pueblo,
que se convierte en protagonista colectivo. Pintura de compromiso político a favor de la
libertad y en contra de la opresión, tanto del pueblo francés frente a los intentos de vuelta
al absolutismo de la Restauración como de los pueblos sometidos frente a sus opresores.
«¿Quién se pondrá
al frente de tus
hijos dispersos?
¿Quién te liberará
de una esclavitud a
la que estás
demasiado
habituada?»
Lord Byron.
Las peregrinaciones
de Gordon Childe.
43. En La Matanza de Quíos (1824)
representa un episodio de la
independencia de Grecia frente a
los turcos, con la matanza de
20.000 griegos y el sometimiento
de sus mujeres y niños a la
esclavitud.
Representa un tema de la época,
dramático y desagradable,
contrastando el deseo de libertad
de los griegos con la opresión de
los turcos y expresando y
denunciando la violencia y el
horror del sometimiento por
parte de la tiranía.
Es un cuadro prácticamente
monocromo, con unas
tonalidades cobrizas que unifican
el espacio y proporcionan al
cuadro una luz infernal. El cuadro
se compone de tres pirámides
humanas.
44. Abundan las expresiones de miedo
y desesperación.
Los cuerpos, semidesnudos y
abandonados, reflejan la derrota
de los griegos.
A la izquierda hay una pareja
moribunda. Puede verse la sangre
que recorre el cuerpo del hombre.
En primer plano, a la derecha, se
encuentra la figura de una mujer
vieja, que mira hacia afuera del
lienzo con expresión de horror. Su
presencia refuerza el patetismo de
la escena. Un niño pretende
amamantarse de una madre
muerta o moribunda.
Detrás de ella, a la derecha, se ve a
un oficial turco llevándose a una
mujer desnuda, lo que enfatiza la
crueldad de la masacre y contrasta
la brutalidad con la sensualidad.
46. En La Libertad guiando al
pueblo (1830) representa
los sucesos de la
Revolución en París de
1830, en que el pueblo se
alzó frente al intento de
Carlos X de volver al
absolutismo.
En una composición
piramidal, sobre los
cadáveres de los muertos
en la revuelta (que
recuerda a La balsa de la
Medusa), una
personificación de la
Libertad y de Francia se
dirige dinámica e
impetuosa hacia el
espectador, acompañada
por miembros de las
diferentes clases sociales
que se levantan contra la
tiranía.
La libertad, en un contraluz muy expresivo, agita la bandera
tricolor de la Libertad (que sustituye a la blanca de los
Borbones), que también ondea al fondo, entre el humo de la
revuelta, en las torres de Notre Dame de París, muestra del
triunfo de la revolución y sus ideales de Libertad, Igualdad y
Fraternidad.
47. Es una pintura de clara
intencionalidad política, en la
que (como hace Goya en sus
pinturas del 2 y 3 de mayo), el
protagonista es el pueblo:
• Sobre los adoquines de las
barricadas yacen los
cadáveres, de
revolucionarios y soldados.
• El burgués empuña un
fusil.
• El trabajador con un sable.
• El niño de las calles de
París porta dos pistolas.
• Un moribundo se eleva
hacia la Libertad
triunfante, símbolo de que
la esperanza de alcanzarla
mediante la lucha.
• Al fondo, la masa del
pueblo sigue a la Libertad
en su avance inexorable.
Transmite impulso hacia el espectador, dinamismo,
movimiento; está llena de dramatismo, que los juegos de
luces irreales, el color expresivo emotivo y el contraluz de
las figuras acentúan. El cuadro es un auténtico símbolo de
la libertad.
48. Junto a los personajes
propios de su tiempo, la
figura alegórica de la
Libertad (y de Francia),
que lleva un fusil con
bayoneta, símbolo de la
lucha, está representada
al modo de las figuras
clásicas, al estilo de las
divinidades femeninas
griegas (Venus de Milo) o
de las Victorias aladas (si
bien Delacroix no pudo
conocer la Victoria de
Samotracia, pues llegó al
Louvre en 1867).
Lleva un gorro frigio, al
estilo de los antiguos
libertos romanos y que se
usó en la Revolución
Francesa como símbolo de
la libertad y la revolución.
Esta
iconografía
dará lugar a la
imagen de
Marianne,
símbolo de la
Francia
Republicana, y
luego de la
República
española.
50. También se inspira en obras literarias
medievales (La barca de Dante) o de
autores románticos de la época (como El
Rapto de Rebeca, inspirada en Ivanhoe, de
Walter Scott, uno de los autores favoritos
para la inspiración de la pintura romántica),
de Lord Byron (Giaour, Sardanápalo…).
51. Como tantos pintores románticos,
Delacroix también se sintió fascinado
por el encanto de las civilizaciones
extraeuropeas, por el exotismo
oriental y del norte de África, por su
color, su luz y su sensualidad, por sus
costumbres misteriosas, como
muestran sus Mujeres de Argel
(1834), en las que retoma el tema de
la sensualidad del harén, o las escenas
que pinta en Marruecos sobre
personajes y costumbres tan alejadas
del mundo occidental.
También son destacables sus pinturas
sobre algunas tribus americanas,
como Los Natchez (1835), en los que
parece representar un mundo lleno
de encanto, ingenuidad, puro, casi
primigenio, un paraíso natural libre
de los problemas de la civilización de
la industrializada Europa.
52. El Mulay Abderramán, Sultán de
Marruecos, saliendo de su palacio de
Meknés rodeado de su guardia, 1845.
El combate de Giaour y Hassan, 1826.
Basado en un relato de Lord Byron
La caza del león, 1861
53. Gusto por lo tenebroso, lo dramático, lo terrible, el horror, incluso la violencia desatada, como
podemos observar en Dante y Virgilio en los infiernos, La muerte de Sardanápalo o La
Matanza de Quíos, o en las escenas violentas entre animales o de cacerías.
54. En La muerte de
Sardanápalo (1827) retoma
un tema narrado por Lord
Byron y reflejado en el
pasado oriental y exótico
de Asiria.
Sardanápalo se ha rebelado
contra el rey Assurbanipal y
ha sido derrotado. Antes de
ser ejecutado decide
suicidarse y para evitar que
sus posesiones caigan en
manos de su enemigo,
decide matar a sus
mujeres, sus caballos, sus
sirvientes e incendiar su
palacio.
La violencia de la escena es subrayada por la complicada y abigarrada composición, por el
uso dramático y expresivo del color y de la luz (todo ello influido por Rubens), por el
trazado vigoroso, por las líneas ondulantes (como las llamas que incendiarán todo), por la
contraposición de colores, de líneas diagonales, por el brutal escorzo del lecho del rey….
55. Contrasta la brutalidad de la escena, que incluso representa un asesinato, con el gesto del
tirano oriental, contemplando sereno y complacido la orgía de sangre, destrucción y
violencia de la matanza que ha ordenado. La diagonal que se extiende desde su rostro hasta
el otro extremo de la escena y el contraste de los cuerpos sensuales y marfileños que van a
ser inmolados con el rojo de su lecho, acentúan el dramatismo de la composición.
57. Su pintura no se dirige a la razón, sino a la emoción: trata de transmitir al espectador el
sentimiento desbordado, el dramatismo, la pasión, la exaltación, la expresión desatada, el
dolor, la rabia, la fascinación… «Cuando pinto un cuadro, no escribo un pensamiento».
58. Incluso en sus escasas pinturas de temática religiosa, puede apreciarse el romanticismo
exaltado de Delacroix: el propio paisaje, la naturaleza se vuelve emotiva, expresiva, salvaje,
terrible, como el terror que sienten los discípulos, contrastando con la serenidad de Cristo
en el mar de Tiberiades.
59. Dinamismo, agitación, movimiento, diagonales,
composiciones complejas, incluso abigarradas,
asimetría, empleo frecuente de escorzos… muy
en la línea de pintores como Rubens o
Tintoretto.
Todo ello para acentuar el carácter emocional
de las escenas representadas.
La caza del león, 1854
Ejercicios militares de jinetes marroquíes, 1832
60. Uso emotivo del color,
empleando colores
vibrantes, a veces con
contrastes tremendamente
expresivos, yuxtaponiendo
colores (de modo que
influirá en los
impresionistas).
Se aprecia enormemente
la influencia de Rubens en
su rico y variado
cromatismo (que también
influirá en sus complicadas
composiciones), así como
los colores y la luz que
admira en sus viajes al
norte de África.
También su tratamiento de
la luz es expresivo, para
acentuar el sentimiento.
«El enemigo de
toda pintura es
el gris.»
« Tintes verdes y
violetas, puestos
crudamente aquí
y allá, en lo
claro, sin
mezclarlos.»
61. Pincelada
suelta y
expresiva, con
un trazo
vigoroso, que
se va
acentuando
con el tiempo.
La pincelada es
en ocasiones
tan libre y tan
violenta como
los propios
temas que
representa.
Predominio del
color sobre la
línea, con
contornos cada
vez más
desdibujados.
62. Delacroix es un
claro ejemplo del
artista romántico,
que valora por
encima de todo su
subjetividad y
libertad creativa y
que –en uso de
esa libertad-
emplea todos los
medios expresivos
a su alcance.
Delacroix: El mar visto desde los altos de Dieppe, 1852
Más allá de las propias escenas
representadas, lo que provoca la
emoción en sus lienzos son sus valores
plásticos: materia, luz, color, pincelada,
composición.
Su libertad en la pincelada, en la luz y el
color tendrán influencia posterior en
los pintores impresionistas,
postimpresionistas y expresionistas.
Monet: El mar en Pourville, 1882
El buen samaritano. Delacroix (1849) y Van Gogh (1890)
63. En Alemania (cuna del romanticismo
junto al Reino Unido), los pintores
románticos buscarán de modo especial
lo espiritual, lo sublime, de acuerdo
con el Idealismo alemán de la época y
la influencia del movimiento literario
«Sturm und Drang» (Tormenta e
ímpetu), que defiende la sensibilidad
individual sobre las ideas de la
Ilustración, y lo encontrarán sobre
todo:
• En el pasado histórico medieval
germánico y en el arte gótico, en
ocasiones mediante ruinas
misteriosas, tenebrosas.
• En la naturaleza, ante la que el
hombre es sólo un espectador
limitado que se siente abrumado
por su poder y su grandeza. Será
una naturaleza subjetiva, de
carácter místico, religioso, que
evoca sensaciones en el espectador.
Caspar Fiedrich: El Soñador
(1840 ) y La tumba de
Hutten (1823-1824)
Caspar Fiedrich: Monje a la orilla del mar (1808-10)
64. Caspar Fiedrich: Abadía en el robledal. 1810
Caspar David Fiedrich será uno de sus
principales representantes.
Naturalezas subjetivas, inmensas,
estremecedoras, que evocan
sentimientos en el espectador.
Paisajes con evidentes representaciones
de lo sagrado, aunque no aparezcan
signos religiosos explícitos, en los que el
hombre aparece dominado por esa
naturaleza grandiosa y sobrecogedora,
de enormes dimensiones.
Tratamiento de la luz buscando la
mayor expresividad, con luces a veces
tenebrosas, mortecinas, de amanecer,
atardecer o incluso con paisajes a la luz
de la luna.
Caspar Fiedrich: La luna saliendo a la orilla del mar (1822)
“Si el cuadro opera anímicamente en el
espectador, si traslada su animo a una
hermosa afección, ha satisfecho esa primera
exigencia de toda obra de arte.”
Caspar Fiedrich
65. Caspar Fiedrich: El mar de hielo (El naufragio del
Esperanza), 1823–1824
Caspar Fiedrich: Acantilados en Rügen, 1818 Caspar Fiedrich: Cementerio de monasterio nevado,1817-19
66. Caspar Fiedrich: El Caminante sobre el mar de nubes, 1818
La típica figura de espaldas de
Fiedrich se recorta a contraluz
ante un inmenso paisaje alpino
en una atmósfera nebulosa.
El caminante ha llegado al final
de su camino y ya no puede
avanzar más: ante él se abre la
inmensidad y el misterio de la
naturaleza, de la obra de Dios.
Ya solo le cabe (y al espectador,
que se sitúa en su misma
posición) la emoción,
maravillarse ante lo sublime, ante
el infinito, la unión mística del
hombre y una naturaleza de
carácter panteista ante la que el
ser humano se hace consciente
de su propia limitación.
La figura humana se apoya en lo
terrenal y desde allí se abre al
infinito, a lo sublime, al Espíritu.
67. En el Reino Unido el Romanticismo
se ve determinado por el temprano
desarrollo de la Revolución
Industrial y la aparición de nuevos
modelos sociales y económicos,
ante los que los artistas reaccionan
en muchos casos refugiándose en su
propio mundo artístico interior y
muy personal.
• En un primer momento hay una
relación muy estrecha entre
pintores y poetas, con una
pintura en ocasiones visionaria.
• Frente al avance del mundo
industrial, a lo largo del siglo XIX
tendrá cada vez más importancia
el paisaje, no de un modo
místico, como en Alemania, sino
pintoresco, de recuperación de
una armonía natural que se está
perdiendo.
W. Blake: La aparición de Beatriz a Dante, 1824-27
John Constable: El molino de Dedham,
1820
68. En el Reino Unido, el
sentimiento romántico se inicia
ya a mitad del siglo XVIII con
obras literarias como los
Poemas de Ossian, el bardo
irlandés.
Tal vez por los tempranos
cambios que sufre su sociedad,
en plena transformación por la
Revolución Industrial,
numerosos artistas comienzan a
rechazar los dictados de la
Razón y a indagar en el pasado
mítico, en el sentimiento, lo
inconsciente, lo irracional.
Artistas como Johan Heinrich
Füssli o William Blake, pintores
visionarios, pueden
considerarse claramente como
prerrománticos.
Füssli: La pesadilla, 1790-91
69. Füssli es un pintor nacido en Suiza
y muy influido por el
romanticismo alemán, que,
partiendo de modelos clasicistas y
neomanieristas, en cuadros como
La pesadilla (1781) se inspira en el
mundo de la oscuridad, de lo
inconsciente, en los sueños, en las
pesadillas, con imágenes
fantásticas e inquietantes, con un
erotismo fantasmal, empleando
frecuentes líneas sinuosas y luces
expresivas que acentúan ese
sentimiento: convierte a la Venus
neoclásica en un objeto de
oscuras pulsiones sexuales.
De igual modo, en su obra El
artista desesperado ante los
fragmentos de una ruina
clásica (1770-1780) retrata a un
artista melancólico, que se
estremece ante lo sublime.
70. William Blake, poeta, pintor y
grabador, se inspira habitualmente
en obras literarias (Shakespeare,
Dante, Milton, la Biblia, las
leyendas y la mitología, sus
propios poemas).
Tanto en sus poemas como en sus
grabados critica los riesgos y los
excesos de la Razón y aboga por la
libertad a través de un mundo
visionario subjetivo, pleno de
imaginación y fantasía, con un gran
simbolismo de carácter místico.
Frente a la Razón y el equilibrio del
mundo clásico, el misticismo
visionario de Blake encuentra su
inspiración en su rico mundo
interior, en su imaginación:
desconfía del mundo de los
sentidos y se abre a la fantasía de
su mundo interior, que le conduce
a la verdad.
W. Blake: La escalera de Jacob, 1805W. Blake: El anciano de los
días, 1794
W. Blake: Nabucodonosor, 1795-1805
71. John Constable recupera el interés por
el paisaje rural, que ya se desarrolló en
el siglo anterior.
Suele pintar paisajes reales, no
idealizados, a partir de bocetos
tomados del natural, con un interés
por el pintoresquismo rural y la
sencillez de la vida campesina, un
mundo que progresivamente está
desapareciendo por la Revolución
Industrial y la urbanización. Se interesa
por el pintoresquismo de esa vida y
esos paisajes idílicos.
En ellos aplica una pincelada libre,
densa, empastada (a veces con
paleta), muy interesado en los efectos
de la atmósfera y de la luz en el
paisaje, que refleja en sus atmósferas
nebulosas, en el follaje de los árboles,
en los campos de heno…
Tendrá gran influencia en los realistas
e impresionistas franceses.
W. Blake: La escalera de Jacob, 1805
Constable: La catedral de Salisbury, 1823
Constable: El carro de heno, 1821
72. Joseph Mallord William Turner tiene
una visión muy particular y subjetiva
del paisaje: más que la
representación exacta de lo
observado le interesa la impresión
que los objetos y fenómenos causan
en el pintor y en el espectador.
Investiga especialmente el color
(influido por las teorías de Goethe),
los efectos de la luz y la atmósfera,
llegando a disolver las formas,
prácticamente rozando en algunas de
ellas la abstracción.
Pinta al óleo y a la acuarela y con su
pincelada suelta y libre, a veces
pastosa, otras muy diluida, consigue
captar lo sublime de la naturaleza, la
fuerza de sus elementos naturales y
desatados (tierra, agua, viento,
niebla, lluvia, nieve…) a través del
uso expresivo del color y de la luz.
Turner: El incendio de la Cámara de los Lores y los
Comunes, 1835
Turner: Tormenta de nieve, 1842
73. Trata de despertar el
sentimiento del
espectador a través de la
luz y del color, y de los
medios a través de los que
estos se propagan: la
lluvia, el agua, la niebla, el
vapor, la velocidad…
convirtiendo sus pinturas
en atmósferas nebulosas,
confusas, llenas de
sensaciones y matices
donde las formas a veces
se desmaterializan.
Considerado predecesor
de los impresionistas por
su interés en captar los
efectos de la luz y el
empleo de manchas de
color y del expresionismo
por su visión personal de
la naturaleza.
Turner: Tormenta de nieve, Aníbal y su ejército cruzando los Alpes, 1812
Turner: Norham Castle: amanecer, 1845
74. En El Temerario remolcado al
dique seco, que representa el
último viaje de un barco de
guerra antes de ser
desguazado, el propio barco
parece ser un héroe
romántico, que se dirige a su
trágico final tras su pasado
heroico. Se dirige, remolcado
por una pequeña
embarcación moderna de
vapor hacia el espectador
La atmósfera nebulosa del
atardecer y la pincelada
borrosa contribuyen a resaltar
esa sensación y todo el cuadro
transmite al espectador esa
sensación de declive, que
puede convertirse en una
meditación romántica sobre la
decadencia de la vida con el
paso del tiempo.
Turner: El Temerario remolcado a dique seco, 1839
75. En Lluvia, vapor y velocidad,
uno de los protagonistas es un
elemento de la Revolución
Industrial, el ferrocarril, que
avanza vigorosamente en
perspectiva hacia el espectador.
Contrasta su ímpetu arrollador
con la quietud del resto de las
formas.
Los otros son la luz y el color,
que desmaterializan las formas
en una atmósfera densa de la
que apenas se destacan las vías
y el puente del fondo.
Cuadro típicamente romántico,
en que los medios expresivos,
la grandiosidad de la naturaleza
e incluso el avance de la técnica
moderna, hacen al hombre
consciente de su pequeñez.
Turner: Lluvia, vapor y velocidad, 1844
La velocidad, el vapor de la locomotora y la lluvia
que azota el paisaje forman una atmósfera
nebulosa, que desmaterializa todos los contornos
y que el pintor romántico es capaz de captar con
total maestría.