El poema se pregunta quién le puso el nombre a varias cosas como la luna, el elefante y las rosas. Plantea la posibilidad de que fueron seres como la laguna o el vigilante, o que existe un señor llamado "Pone nombres" encargado de nombrar las cosas. También considera si los propios objetos como la arena o el mar se nombraron a sí mismos. Finalmente, reconoce que a diferencia de ellos, a uno le puso el nombre su mamá.