Enfoque diagnóstico del paciente con dolor articular
1. ENFOQUE DIAGNÓSTICO DEL
PACIENTE CON DOLOR CAPITULO 39
ARTICULAR
PHILIPPE CHALEM
El dolor articular es una causa frecuente de consulta en medicina general, medicina interna,
medicina familiar, y obviamente en ortopedia y reumatología. La asociación de los dolores
articulares con el término reumatismo se remonta al siglo XVII con la publicación póstuma de
la obra de Guillaume Baillou, el Libro sobre el reumatismo y el dolor de espalda. Sin embargo,
el origen de este término, frecuentemente utilizado pero de significado incierto, se remonta al
siglo IV antes de Cristo; en efecto, la palabra rheuma pertenece a la teoría humoral del origen
de las enfermedades y significaba "flujo", haciendo referencia a un humor que fluiría desde el
cerebro hacia las articulaciones, generando dolor. La palabra reumatólogo, que designa a los
especialistas en el estudio y el tratamiento de las enfermedades reumáticas, fue acuñada por
Bernard Comroe en 1940.
Una enfermedad reumática es aquella que de alguna manera compromete el aparato
locomotor, no sólo las articulaciones. Existen por lo tanto, además de los reumatismos de
origen articular, reumatismos musculares, tendinosos o ligamentarios. Todos ellos pueden en
un momento dado generar dolor que el paciente puede referir como "dolor articular". Gracias
a un acucioso interrogatorio y a un examen físico adecuado, se podrá establecer la diferencia
entre un reumatismo originado en las articulaciones y uno generado fuera de ellas. Es
importante por lo tanto, tener en cuenta que cuando el motivo de consulta es un "dolor
articular", el diagnóstico diferencial no solamente incluye enfermedades articulares, sino
también reumatismos extraarticulares y una serie de enfermedades inflamatorias, infecciosas,
malignas y metabólicas cuyo listado completo es imposible de establecer en estas pocas
líneas (Tabla 1).
Tabla 1. Diagnóstico diferencial en el paciente que
consulta por dolor articular
• Enfermedades reumáticas articulares
• Enfermedades no reumáticas que producen
manifestaciones articulares
• Tendinitis, bursitis
• Enfermedades musculares inflamatorias y degenerativas
• Fibromialgia
• Polimialgia reumática
• Vasculitis
• Enfermedad vasooclusiva (ateroesclerosis, fenómeno de
Raynaud, enfermedad de Büerger, émbolos de colesterol,
diabetes)
• Enfermedades neurológicas (neuropatías periféricas,
síndromes compresivos)
• Enfermedades de la columna (síndromes de compresión
radicular o troncular que no deben confundirse con coxitis o
sacroiliítis)
• Enfermedades primarias o secundarias del hueso (tumores
metastásicos, enfermedades mieloproliferativas, leucemia,
linfoma, necrosis avascular del hueso)
• Periostitis (osteoartropatía pulmonar hipertrófica)
• Enfermedades endocrinológicas
• Enfermedades articulares inflamatorias y no inflamatorias
2. Diagnóstico diferencial en
el paciente que consulta
por dolor articular
Antes de mencionar las enfermedades que afectan las articulaciones, es prudente hacer una
breve alusión a las entidades que pueden simular una afección articular.
Tendinitis y trastornos relacionados
El interrogatorio y el examen físico ayudan a descubrir zonas dolorosas cerca de las
articulaciones, pero fuera de ellas. Es el caso de la epicondilitis y la epitrocleítis, tendinitis del
codo que son fácilmente confundidas con una enfermedad de la articulación radiohumeral.
Asimismo, el dolor en el hombro generado por una tendinitis bicipital o del manguito rotador, o
por una bursitis, puede ser confundido con patologías de la articulación glenohumeral. La
tenosinovitis de De Quervain, que afecta la vaina tendinosa del abductor largo y el extensor
corto del pulgar, puede producir síntomas similares a una artritis de la articulación
radiocarpiana.
Enfermedades musculares
inflamatorias y degenerativas
Aun cuando el síntoma cardinal es la pérdida de fuerza, estas enfermedades pueden en
ocasiones acompañarse de dolor en grupos musculares cercanos a ciertas articulaciones,
principalmente en la cintura pélvica y escapular durante las miopatías inflamatorias. La atrofia
muscular y las retracciones de tejidos blandos resultantes de la falta de actividad física
pueden desencadenar también síndromes dolorosos músculo esqueléticos.
Fibromialgia
Muchas veces confundida con enfermedades articulares, la fibromialgia es una entidad
caracterizada por dolor difuso músculo esquelético, rigidez y cansancio. Afecta principalmente
a las mujeres entre 30 y 60 años. Al examen físico se encuentra una serie de puntos
dolorosos característicos, algunos de ellos cercanos a las articulaciones del hombro, el codo,
la cadera y rodilla. La confusión se incrementa aún más si se tiene en cuenta que la
fibromialgia se asocia frecuentemente con enfermedades articulares inflamatorias, en
particular la artritis reumatoidea, haciendo difícil a veces discriminar entre los síntomas de las
dos patologías.
Polimialgia reumática
Este es un síndrome que se presenta en las personas mayores de 60 años, se caracteriza
por dolor y rigidez en el cuello, los hombros y la cintura pélvica. Se acompaña de un marcado
incremento en la velocidad de sedimentación globular y cede rápidamente con la
administración de glucocorticoides. La artritis reumatoidea en el adulto mayor de 60 ó 65 años
puede ser muy similar a la polimialgia reumática: afecta frecuentemente las articulaciones de
las cintura pélvica y escapular, cursa frecuentemente con una velocidad de sedimentación
globular elevada y sus síntomas ceden con el uso de glucocorticoides.
Vasculitis
Las vasculitis primarias constituyen un grupo heterogéneo de enfermedades caracterizadas
por inflamación de los vasos sanguíneos. El espectro clínico es muy amplio, así como son
diversas las clasificaciones, sin existir actualmente un consenso acerca de cuál es la más
adecuada. Frecuentemente estas enfermedades pueden cursar con dolores articulares sin
presentarse francos cuadros de artritis. En algunos casos, enfermedades tales como la artritis
reumatoidea, el lupus eritematoso sistémico y otras enfermedades del tejido conectivo,
3. pueden complicarse con la aparición de una franca vasculitis. Es lo que algunos autores
reconocen como las vasculitis secundarias.
Enfermedad vasooclusiva
La aterosclerosis, el fenómeno de Raynaud, la enfermedad de Büerger, los émbolos de
colesterol y la diabetes, son todas entidades que pueden producir oclusión vascular y que
pueden ser confundidas con cuadros vasculíticos, pueden cursar con dolores articulares.
Enfermedades neurológicas
El dolor generado por afecciones de los nervios periféricos, como en los casos de
neuropatías sensitivas o de compresión del nervio mediano en el síndrome del túnel del
carpo, no debe ser interpretado como un dolor originado en las articulaciones. La calidad del
dolor, la localización y la irradiación del mismo, además de la presentación de otros síntomas
concomitantes, son elementos útiles para establecer el diagnóstico diferencial.
Las hernias discales o la artrosis de la columna vertebral, especialmente en la región lumbar,
pueden generar síndromes de compresión radicular o troncular que no deben ser confundidos
con una afección de la articulación sacroilíaca (sacroiliítis) o de la articulación coxofemoral
(coxitis).
Enfermedades primarias o
secundarias del hueso
Los tumores del hueso, primarios o metastásico, las enfermedades mieloproliferativas, las
leucemias (especialmente en los niños), los linfomas y la necrosis avascular del hueso, deben
diferenciarse de las afecciones inflamatorias articulares. Merece especial mención la necrosis
avascular del hueso -principalmente en la cabeza del fémur pero también en otras
localizaciones- que es frecuentemente producida por el uso de glucocorticoides, lo que
plantea serios problemas diagnósticos (diferenciar una coxitis de una necrosis de la cabeza
del fémur, por ejemplo) y terapéuticos (disminuir o eliminar totalmente el uso de estas
sustancias a pesar del riesgo de exacerbación de la actividad de la enfermedad).
Reacciones periósticas
La osteoartropatía hipertrófica, caracterizada por periostosis y en ocasiones franca
hiperplasia de la piel (paquidermoperiostosis), es otra causa de dolor articular. Además, la
osteítis y la periostitis que afecta las metáfisis de los huesos largos en la sífilis primaria o
secundaria, pueden llevar a osteolisis y reacción perióstica.
Enfermedades endocrinológicas
Algunas manifestaciones de ciertas enfermedades endocrinológicas pueden semejar cuadros
articulares. Es el caso de la queiroartropatía diabética, caracterizada por una contractura en
flexión de los dedos debida a un depósito excesivo de colágeno en la dermis, que produce un
engrosamiento de la piel alrededor de las articulaciones metacarpofalángicas e
interfalángicas proximales; tales hallazgos no deben ser obviamente confundidos, con una
esclerodermia por una parte, con una sinovitis de las manos por la otra. La capsulitis
adhesiva que puede acompañar a la diabetes mellitus no debe confundirse con una artritis del
hombro. De manera similar, en el hipertiroidismo se describe también una afección de los
tejidos blandos periarticulares, principalmente del hombro, consistente en un engrosamiento
de los tejidos blandos pericapsulares y de la cápsula articular. Las diversas afecciones
articulares que se presentan con algunas endocrinopatías (diabetes, hipotiroidismo,
hiperparatiroidismo, acromegalia), serán presentadas más adelante.
4. Enfermedades articulares
inflamatorias y no inflamatorias
Finalmente, las afecciones articulares propiamente dichas, forman el más extenso capítulo
dentro del diagnóstico diferencial del paciente con dolor articular, tal como se estudiará a
continuación.
Clasificación de las
enfermedades articulares
El ser humano, en particular en las culturas occidentales, tiene una predisposición a ordenar.
La razón más evidente es definir vocablos y categorías que tengan el mismo significado para
todos los individuos que trabajan en una disciplina.
Leonardo Palacios S.
Eduardo Palacios S.
La nomenclatura y clasificación de las enfermedades articulares forma parte de las diversas
clasificaciones existentes de las enfermedades reumáticas. Infortunadamente, no existe un
consenso universal acerca de cómo deben ser clasificadas las enfermedades del sistema
músculo esquelético, lo que se explica por diversas razones: (1) Las enfermedades
reumáticas forman frecuentemente parte de enfermedades sistémicas mucho más complejas
que comprometen otros sistemas; (2) Existe una gran variedad de enfermedades reumáticas;
(3) Varias de estas enfermedades podrían incluirse en más de un grupo (por ejemplo, una
espondiloartropatía seronegativa podría ser clasificada como una "poliartritis inflamatoria" o
como un "trastorno de la columna vertebral", de acuerdo con la Clasificación Internacional de
Enfermedades); (4) En muchos casos, la etiología de estas enfermedades no se encuentra
esclarecida o es multifactorial, lo que complica la elaboración de una clasificación etiológica;
(5) Varios organismos internacionales han hecho intentos de clasificación; a este respecto, la
Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud
constituye un intento de homogenización, aunque bastante confuso (Tabla 2). En virtud de la
simplicidad y exclusivamente para una mejor comprensión del presente capítulo, se propone
dividir las enfermedades articulares en inflamatorias, no inflamatorias y asociadas a
enfermedades no reumáticas (Tabla 3).
Tabla 2. Grupos para la nomenclatura y clasificación de las
enfermedades reumáticas (Clasificación Internacional de
Enfermedades).
• Enfermedades difusas del tejido conectivo
• Artritis reumatoidea y poliartritis inflamatorias
• Osteoartritis
• Trastornos de la columna vertebral
• Artropatías
• Trastornos internos de la rodilla
• Trastornos articulares
• Síntomas que comprometen la piel y otros tegumentos
• Tendinitis y bursitis
• Trastornos de la sinovial, tendones y bursitis
• Trastornos de los músculos, ligamentos y fascia
• Trastornos de los tejidos blandos
• Artropatías por cristales
• Trastornos del metabolismo de las proteínas plasmáticas
• Otras enfermedades inflamatorias
5. Tabla 3. Tipos de enfermedades articulares.
Enfermedades articulares inflamatorias
• Con predominio del compromiso axial : espondilitis anquilosante
• Periféricas, con compromiso axial: artritis asociada a enfermedad
inflamatoria intestinal, artritis psoriásica, síndrome de Reiter
• Periféricas, oligoarticulares: artritis reactiva, síndrome de Reiter,
artritis psoriásica, gota
• Periféricas, poliarticulares: artritis reumatoidea, lupus eritematoso
sistémico
• Infecciosas
Enfermedades articulares no inflamatorias
• Osteoartritis: primaria o secundaria
• Metabólicas: condrocalcinosis
• Neuroartropatía: sífilis, diabetes
• Neoplasias: benignas o malignas (estas últimas pueden ser primarias
o secundarias)
Enfermedades no reumáticas con manifestaciones articulares
• Enfermedades endocrinológicas: hipotiroidismo, hiperparatiroidismo,
diabetes mellitus, acromegalia
• Neoplasias: síndromes paraneoplásicos
• Enfermedades de depósito: amiloidosis, hemocromatosis
• Enfermedades granulomatosas: sarcoidosis
• Enfermedades hematológicas: hemoglobinopatías, hemofilias
• Enfermedades infecciosas: síndrome de inmunodeficiencia adquirida
Enfoque diagnóstico del
paciente con una
enfermedad articular
La historia clínica es sin lugar a dudas la herramienta más importante. Ella nos permitirá
develar elementos claves para llegar a un diagnóstico acertado e instaurar el tratamiento
pertinente.
Inicio de la enfermedad
El interrogatorio no debe limitarse a los síntomas del paciente en el momento de la consulta.
El modo de instauración de la enfermedad, agudo (en horas o días), subagudo (días o
semanas) o lento (semanas o meses), permite en ocasiones orientar el diagnóstico: la
instauración de la poliartritis (definida arbitrariamente como la inflamación de cinco o más
articulaciones) característica de la artritis reumatoidea, raramente es aguda (5%), y más
frecuentemente es subaguda o crónica; una monoartritis o una oligoartritis (afección de dos a
cuatro articulaciones) aguda debe evocar la posibilidad de una artropatía por microcristales o
una artritis reactiva; una monoartritis aguda acompañada por fiebre debe alertar al clínico
acerca de la posibilidad de una artritis séptica, aunque también pueda tratarse de una artritis
reactiva.
Curso de la enfermedad
Si bien la historia natural de casi cualquier enfermedad articular se encuentra ampliamente
descrita, es difícil predecir cuál será su comportamiento en un individuo determinado.
6. En efecto, el curso clínico varía entre las diversas enfermedades, varía entre los diferentes
individuos que padecen una misma enfermedad e inclusive varía en el mismo individuo a
través del tiempo.
Síntomas articulares
El dolor es sin lugar a dudas el síntoma cardinal del paciente con una enfermedad articular.
Casi siempre está presente y constituye el motivo de consulta más frecuente en estos casos.
Es útil conocer el "patrón de presentación", es decir: el dolor de "tipo inflamatorio" (artritis
reumatoidea, lupus eritematoso, espondilitis anquilosante, etc.) tiene una mayor tendencia a
presentarse durante el reposo, inclusive en la noche, despertando frecuentemente al paciente
y a veces cede durante la actividad física; el dolor de "tipo mecánico" (caso típico de la
osteoartritis) se presenta durante la actividad física y cede con el reposo.
Claro está, pueden presentarse dolores de "tipo mecánico" durante enfermedades
inflamatorias, dolores "inflamatorios" durante la osteoartritis, y dolores que combinan ambas
características.
La rigidez es otro síntoma importante, en particular en lo que se refiere a las enfermedades
inflamatorias, durante las cuales se presenta después de un reposo relativamente
prolongado; en el caso particular de la artritis reumatoidea, la rigidez matinal mayor de una
hora es uno de los criterios de clasificación actualmente aceptados. En los pacientes con
osteoartritis puede presentarse este síntoma, más frecuentemente después de la actividad
física y en horas de la tarde.
El edema, el calor local y el eritema son hallazgos clásicos que acompañan a las
enfermedades inflamatorias.
El "bloqueo" de una articulación es un síntoma que puede sugerir la presencia de un cuerpo
extraño dentro de la misma o en el caso particular de la rodilla, la lesión de un menisco.
La inestabilidad articular puede ser consecuencia del daño generado por una enfermedad de
larga evolución; también contribuye la atrofia muscular secundaria.
La presencia de crepitación es un signo inespecífico que se puede explicar por la inflamación
de la membrana sinovial o por el daño crónico y la alteración de las superficies articulares.
Síntomas sistémicos
La fiebre, la pérdida de peso y el cansancio al final del día suelen presentarse en las
enfermedades con un componente sistémico importante, como la artritis reumatoidea, la
artritis reumatoidea juvenil, el lupus eritematoso sistémico y otras.
Revisión por sistemas
Permitirá obtener datos frecuentemente omitidos por el paciente, a menudo esenciales para
el diagnóstico. En la Tabla 4 se mencionan algunos de estos síntomas y posibles
correlaciones clínicas.
7. Tabla 4. Algunos síntomas no articulares y sus posibles correlaciones
clínicas.
Síntoma Posibles correlaciones
Alopecia Lupus eritematoso
Síntomas compatibles con ojo
Síndrome de Sjögren (primario o secundario)
seco
Boca seca Síndrome de Sjögren (primario o secundario)
Ulceras orales Lupus eritematoso Aftas orales Artritis reactivas
Esclerodermia, enfermedad mixta del tejido
Esclerodactilia
conectivo
Esclerodermia, enfermedad mixta del tejido
Fenómeno de Raynaud
conectivo, lupus eritematoso
Fotosensibilidad Lupus eritematoso
Espondiloartropatía asociada a enfermedad
Enfermedad diarreica crónica
inflamatoria intestinal
Talalgia Espondiloartropatía seronegativa
Síntomas compatibles con
Síndrome de Reiter, artritis reactiva
uretritis
Síntomas compatibles con
Síndrome de Reiter
conjuntivitis
Síntomas compatibles con Espondiloartropatía seronegativa, artritis
uveítis reumatoidea juvenil, lupus, vasculitis
Síntomas de
Artritis reumatoidea, vasculitis
escleritis/epiescleritis
Espondiloartropatías seronegativas: grupo heterogéneo de enfermedades que
incluye, entre otras, a la espondilitis anquilosante, la artritis asociada a
enfermedad inflamatoria intestinal, la artritis psoriásica, el síndrome de Reiter y
las artritis reactivas.
Antecedentes
Un interrogatorio completo debe incluir una serie de antecedentes que no solamente servirán
para conocer la historia médica previa del paciente, sino que en muchos casos aportarán
elementos importantes para el diagnóstico (Tabla 5).
8. Tabla 5. Algunos antecedentes y sus posibles correlaciones clínicas.
Antecedente Posibles correlaciones
Artritis reactiva postestreptocócica, fiebre
Faringoamigdalitis
reumática
Sífilis Neuroartropatía
Blenorragia Síndrome de Reiter
Enfermedad diarreica aguda Artritis reactiva
Espondiloartropatía asociada a enfermedad
Enfermedad inflamatoria intestinal
inflamatoria intestinal
Psoriasis Artritis psoriásica
Espondiloartropatía seronegativa, artritis
Uveítis
reumatoidea juvenil, lupus, vasculitis
Escleritis/epiescleritis Artritis reumatoidea, vasculitis
Trombocitopenia, anemia hemolítica Lupus eritematoso sistémico
Neoplasias Síndrome paraneoplásico
Exposición a fármacos:
hidralazina, procainamida,
Lupus inducido por drogas
isoniazida, clorpromazina,
metildopa
Examen físico
Examen articular
El examen de cada articulación es diferente y no es el objetivo del presente texto el realizar
una exposición detallada de los signos específcos de lesión de las diferentes estructuras.
La inspección permitirá observar la presencia de atrofia muscular en las artropatías crónicas,
la tumefacción y los cambios de coloración en las articulaciones inflamadas, además ciertas
deformaciones típicas (desviación cubital de los dedos, dedos en botonera o en cuello de
cisne, pulgar en Z, genu valgo, artejos en garra o en martillo, pie plano valgo, hallazgos
frecuentes en la artritis reumatoidea; pérdida del alineamiento de las falanges medias y
distales de los dedos, genu varo, observados en la osteoartritis de manos y rodillas). Se
podrá observar la presencia de nódulos subcutáneos como los reumatoideos en la artritis
reumatoidea y los tofos en la gota, o de nódulos de Bouchard y Heberden, típicos de la
osteoartritis de las manos, sobre las articulaciones intefalángicas proximales y distales.
La palpación de la articulación permitirá detectar la presencia de signos de inflamación:
tumefacción y calor local, además de ser útil para evaluar la presencia de líquido en una
articulación, especialmente en la rodilla.
Gracias a la movilización articular activa y pasiva se puede saber si existe dolor o limitación
en los arcos de movimiento de una o más articulaciones.
9. Examen extraarticular
Como se puede concluir con base en lo expuesto en párrafos anteriores, en la evaluación de
los pacientes con enfermedades articulares juega un papel preponderante el estudio de las
afecciones no articulares, dado el carácter sistémico de muchas de estas enfermedades. En
la Tabla 6 se encuentra un listado de algunos hallazgos al examen físico y las posibles
correlaciones.
Tabla 6. Algunos hallazgos al examen físico y sus posibles
correlaciones clínicas
Hallazgo al examen físico Posibles correlaciones
Conjuntivitis, uveítis y
Ver Tablas 4 y 5
escleritis/epiescleritis
ÇEritema malar, lupus eritematoso
Lupus eritematoso sistémico
subagudo, lupus discoide
Nódulos reumatoideos Artritis reumatoidea
Tofos Gota
Sarcoidosis, artritis
Eritema nodoso
posestreptocócica
Eritema marginado, corea,
Fiebre reumática
cardiopatía
Ulceras y aftas orales Ver Tabla 4
Tiroiditis de Hashimoto,
Bocio
hipotiroidismo
Engrosamiento de tejidos en
manos y Pies - Otros hallazgos Acromegalia
típicos
Psoriasis Artritis psoriásica
Queratodermia blenorrágica Síndrome de Reiter
Balanitis circinata Síndrome de Reiter
Exámenes de laboratorio
útiles para el estudio del
paciente con una
enfermedad articular
El diagnóstico de una enfermedad articular es primordialmente clínico. En ese orden de ideas,
los exámenes de laboratorio son de gran utilidad siempre y cuando se tenga en cuenta el
contexto clínico del paciente. De esta manera se evitará caer en el frecuente error de solicitar
más exámenes de los necesarios.
Pero si se afirma que el diagnóstico de estas enfermedades es eminentemente clínico, ¿cuál
es la utilidad de las pruebas de laboratorio en el estudio de estos pacientes? La respuesta a
esta pregunta es múltiple:
- Diagnóstico precoz: durante las etapas iniciales de estas enfermedades el diagnóstico
puede ser difícil y por lo tanto ciertos exámenes paraclínicos pueden ser útiles para el
diagnóstico temprano, lo que redunda en beneficios para el paciente;
10. - Diagnóstico diferencial entre dos o más enfermedades: no siempre es fácil hacer la
distinción entre las diferentes enfermedades que producen inflamación articular;
- Definición de subgrupos de una misma enfermedad: esto es particularmente evidente en
el lupus eritematoso sistémico, enfermedad en la cual, por ejemplo, los anticuerpos anti-DNA
determinan un subgrupo con mayor compromiso renal, los anticuerpos anticardiolipina se
relacionan con fenómenos trombóticos y pérdida fetal recurrente y los anticuerpos anti-Ro con
lupus neonatal y lupus cutáneo;
- Seguimiento de una enfermedad (criterios de actividad o remisión): la cuantificación de
ciertas fracciones del complemento y de los anticuerpos anti-DNA constituyen parámetros de
actividad del lupus eritematoso sistémico;
- Pronóstico de una enfermedad: aun cuando este es un terreno relativamente mal
explorado, existen ciertos marcadores de laboratorio que permiten sugerir el pronóstico de
una determinada enfermedad (por ejemplo, la presencia del factor reumatoideo o de ciertos
haplotipos del sistema HLA en la artritis reumatoidea determinarían un peor pronóstico).
No es el objetivo de este capítulo el discutir los aspectos técnicos de las diferentes pruebas,
pero sí el de mencionar las principales correlaciones clínicas de las más importantes (Tabla
7).
Tabla 7. Exámenes de laboratorio y sus principales correlaciones clínicas.
Examen de laboratorio Principales correlaciones
Factor reumatoideo Artritis reumatoidea, síndrome de Sjögren
Lupus eritematoso sistémico, síndrome de
Anticuerpos antinucleares Sjögren, enfermedad mixta del tejido conectivo,
síndrome de CREST
Anticuerpos anti-DNA Lupus eritematoso sistémico
Lupus eritematoso sistémico, síndrome de
Anticuerpos anti-La
Sjögren
Lupus eritematoso sistémico, síndrome de
Anticuerpos anti-Ro
Sjögren
Lupus eritematoso sistémico, enfermedad mixta
Anticuerpos anti-RNP
del tejido conectivo
Anticuerpos anti-Sm Lupus eritematoso sistémico
Anticuerpos anti-histonas Lupus inducido por drogas
Anticuerpos anti-Scl-70 Esclerodermia
Anticuerpos anticardiolipina Síndrome antifosfolípidos primario y secundario
Anticuerpos anti-Jo 1 Polimiositis/Dermatomiositis
Espondilitis anquilosante, síndrome de Reiter,
HLA B-27 psoriasis con espondilitis, enfermedad
inflamatoria intestinal con espondilitis
Anticuerpos anti-Scl-70 = anticuerpos antitopoisomerasa
Anticuerpos anti-Jo 1 = anticuerpos antisintetasa
11. Un componente fundamental del laboratorio en reumatología es el estudio del líquido sinovial
que se pueda obtener por medio de una artrocentesis, principalmente de la rodilla. Es de gran
utilidad en el estudio de las monoartritis principalmente, aun cuando se acude a él en
ocasiones como parte de la evaluación de las oligoartritis o de las poliartritis. En las
patologías "no inflamatorias" (osteoartritis, por ejemplo) el líquido es viscoso y claro; en las
patologías "inflamatorias" pierde la viscosidad, se torna turbio y en las artritis de origen
infeccioso puede ser de aspecto francamente purulento; será hemorrágico en casos de
traumas o de discrasias sanguíneas (hemofilia, enfermedad de von Willebrand). En lo
referente al recuento celular, en las patologías de origen inflamatorio se observan
generalmente más de 3000 leucocitos/mm3 . El tipo celular predominante dependerá de la
enfermedad de base: los polimorfonucleares predominan en la artritis reumatoidea, el
síndrome de Reiter, las artritis sépticas y frecuentemente las artritis por microcristales; los
linfocitos predominan en la artritis tuberculosa o por hongos, la sarcoidosis, una artritis de
origen viral, ciertas artritis reactivas y las artritis relacionadas con enfermedades difusas del
tejido conectivo. La identificación de microcristales (urato monosódico en el caso de la gota,
pirofosfato de calcio en el caso de la condrocalcinosis) es muchas veces el elemento clave
del diagnóstico en casos de una monoartritis o una oligoartritis.
Exámenes radiológicos
La semiología radiológica en las enfermedades del sistema músculo esquelético es
sumamente rica. Las principales enfermedades articulares tienen signos radiológicos que, si
no siempre son patognomónicos, sí son altamente sugestivos de alguna enfermedad. La
presencia de erosiones en las articulaciones metacarpofalángicas, radiocarpianas y
metatarsofalángicas, además de la desmineralización periarticular y ciertas deformaciones
típicas, son signos de artritis reumatoidea; los osteófitos, la esclerosis subcondral y la
disminución irregular de los espacios articulares son clásicos en los casos de osteoartritis; los
sindesmófitos en la columna vertebral así como la presencia de sacroiliítis bilateral se
presentan en la espondilitis anquilosante; los ataques repetidos de gota en una articulación
pueden producir lesiones erosivas intra o extraarticulares; la condrocalcinosis se caracteriza
por la presencia de calcificaciones en el cartílago hialino o en los fibrocartílagos, de los
meniscos por ejemplo; la neuroartropatía produce una verdadera destrucción de las
articulaciones que para nafa se correlaciona con la falta de síntomas en la articulación
afectada. Como los anteriores, hay muchos otros signos útiles en el diagnóstico de una
enfermedad articular.