1. Algunos apuntes sobre el lenguaje.
Desde el preciso momento en que se nace hay un afán arraigado por expresarnos, pero
las palabras están adheridas a los seres que amamos y al mundo que nos rodea,
entonces la lengua es incapaz de traducir lo que el corazón quiere, pero en ese loable
propósito recurrimos a otros sentidos por ello, nos comunicamos con los ojos, el
tacto…
Luego viene el balbuceo y las consonantes se entrelazan con las vocales y se repiten
monosílabos, y papá y mamá se alegran, y adivinan sus nombres entre los balbuceos
iniciales y luego aplauden y el bebe entiende el regocijo y sonríe y sonríe; Más tarde
vienen las letras con el papel y el lápiz, la maestra le agarra la mano para que la “O” no
se salga del renglón y le dice al oído, hay que tener cuidado con el rabito de la A. Llega
a la casa y la mamá le toma la mano para aquello del repaso y nada, nada es más
precioso, ¿Verdad?.
El lenguaje es tremendamente mágico con el amamos y soñamos, incluso se podría
decir que el lenguaje es proporcional a la inteligencia de cada quien, William Ospina
decía que hasta para insultar era necesario hacer buen uso de él, porque se podría
incurrir en la trivialidad del Madrazo elemental y superfluo que mide la jerarquía del
victimario. A partir de éste, comprendemos otras materias dentro y fuera del colegio;
con el nos defendemos cuando nos enfrentamos al mundo laboral, quién emplea de
forma adecuada el lenguaje tendrá más y mejores oportunidades de emplearse, de
aquí, qué se recomiende con tanto ahínco leer para expandir nuestro espectro y para
mejorar el nivel de vida.
Por otra parte, con el nos enamoramos por vez primera y en ocasiones ganamos el
primer beso por el modo cómo conquistamos, las palabras que utilizamos, los
papelitos en clase, los poemas recitados, las canciones dedicadas, el mensaje en el
celular. El amor necesita del lenguaje; se dice que el amor entra por el oído, se funde
con la sangre hasta llegar al corazón; era lo que pensaba García Lorca en Yerma, y lo
qué pasa ahora y seguirá pasando.
Por todo esto, hoy celebramos el lenguaje y la palabra, una versión codificada del
primero, porqué nos ha ayudado a tener una vida más cómoda y feliz, porque es una
herramienta invaluable para aprender a querer, a sumar o restar, a entender las
ciencias sociales y las puras, a tener una visión crítica hacia la vida, a argumentar y
defender nuestras ideas, a entender la literatura, a recordar a Cervantes, a leer a
García Márquez, a estar aquí, en el colegio expresándonos, entendiéndonos y
queriéndonos mientras leíamos y algunas pocas miradas se cruzaban y unas palabras
nadaban en el aire .