2. No puedes descansar completamente en Cristo cuando
sabes que estás haciendo algo contrario a su voluntad.
Jonás es un ejemplo de alguien que alternó entre el
descanso y la ansiedad. Descansaba en Dios, hasta el
día en que Él le pidió predicar a sus enemigos.
No encontró descanso en su huida, sino el profundo
abismo. Cumplida su misión, no descansó, sino que
llegó a enojarse por algo tan nimio como una
calabacera. ¿Encontró Jonás, al final, el descanso?
3. Cuando Dios le encargó dar un mensaje en
Nínive, Jonás decidió huir en dirección
contraria, y buscar descanso en la bodega
de un barco que se hundía.
Jonás conocía de cerca la crueldad de los
ninivitas (asirios), que ya habían realizado
varias incursiones en el territorio israelita.
Tarsis
Gat-hefer
Nínive
Mar
Mediterráneo
Jonás vivía en Gat-
hefer. Fue un profeta de
éxito durante el reinado
de Jeroboam II (2R.
14:25). Conocía a Dios y
descansaba en Él.
Entró en pánico ante la
orden divina. ¿Predicar a
sus enemigos? ¿Serían
violentos con él?
¿Perdonaría Dios a los
ninivitas, y quedaría como
un profeta mentiroso?
4. Salvado de la muerte por un enorme pez
enviado por Dios, Jonás puede encontrar el
descanso que buscaba. Su oración muestra
sus sentimientos en ese momento (Jonás 2).
Agradece a Dios por
haberle escuchado en su
angustia (v. 2).
Cuando esperaba morir,
Dios le salvó la vida. Eso le
da la esperanza de volver a
ver el Templo (v. 3-6).
Está seguro de que su
oración es escuchada por
Dios, en su Templo
Celestial (v. 7).
Reconoce que el único
camino seguro es procurar
hacer la voluntad de Dios
(v. 8-9).
5. Para un israelita, Nínive (663
hectáreas) era sin duda una ciudad
“grande en extremo” (Jonás 3:3)
comparada con Samaria (8 hectáreas).
Se necesitaban tres días para recorrer todas sus calles. Sin
embargo, a Jonás le bastó un solo día de recorrido predicando
la destrucción venidera para que hubiese una reacción colectiva
de arrepentimiento.
El Espíritu Santo trabajó arduamente en el corazón de los
ninivitas. El rey mismo se vistió de cilicio y se sentó en ceniza
para mostrar su arrepentimiento: “¿Quién sabe si se volverá y
se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no
pereceremos?” (Jonás 3:9).
Los ninivitas encontraron descanso en la misericordia divina.
6. Jonás conocía a Dios y sabía que era misericordioso. Mucho antes
de cumplirse los 40 días, tenía claro que Dios había perdonado a
Nínive (Jonás 4:2, 5). ¡Y ahora él quedaría como un falso profeta!
Pacientemente, Dios se acerca a él para advertirle que no era correcto enojarse (Jonás 4:4).
Seguidamente, le da una lección práctica para enseñarle misericordia.
Dios le regala a Jonás una hermosa calabacera que le diese sombra, pero la hace secar
durante la noche. Esto enfurece a Jonás hasta desear la muerte.
“Tú te compadeces de una
planta […] Y de Nínive, una gran
ciudad donde hay más de ciento
veinte mil personas […] ¿no
habría yo de compadecerme?”
(Jonás 4:10-11 NVI)
7. Los ninivitas necesitaban que alguien
les advirtiese de su mal proceder. ¡Y
Dios mandó a un profeta que
NECESITABA amar a los ninivitas!
Tal vez Jonás no lo sabía, pero no
estaba preparado para tener a un
ninivita como vecino en el Cielo.
Necesitaba aprender a amar como
Dios ama.
Si la tradición es correcta, Jonás
aprendió la lección y pasó el resto de
su vida trabajando a favor de los
ninivitas.
Por su parte, el rey de Nínive [Adad-nirari III (810-
782 a.C.)] proclamó el monoteísmo. ¡El amor de Dios
había triunfado tanto a favor de Jonás como a favor
de Nínive!
8. “El encargo que había recibido imponía a Jonás una
pesada responsabilidad; pero el que le había
ordenado que fuese podía sostener a su siervo y
concederle éxito. Si el profeta hubiese obedecido sin
vacilación, se habría ahorrado muchas experiencias
amargas, y habría recibido abundantes bendiciones.
Sin embargo, el Señor no abandonó a Jonás en su
hora de desesperación. Mediante una serie de
pruebas y providencias extrañas, debía revivir la
confianza del profeta en Dios y en su poder infinito
para salvar”
E. G. W. (Profetas y reyes, pg. 199)