Ejercicios y soluciones de la comunicación asertiva
Comprensión Lectora
1. CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN
Número de1
ESCUELAS OFICIALES DE IDIOMAS control 2
ESPAÑOL PARA EXTRANJEROS 3
4
5
NIVEL AVANZADO JUNIO 2012 6
COMPRENSIÓN DE LECTURA
INSTRUCCIONES PARA LA REALIZACIÓN DE ESTE EJERCICIO:
NO escriba su nombre en ninguna hoja de esta prueba o de las sucesivas.
Escriba su nombre SOLO cuando se le requiera más tarde en una hoja aparte. El número de
su examen es el que figura arriba a la derecha en el recuadro.
Duración: 75 minutos
o Este ejercicio consta de dos tareas. Deberá realizar ambas.
o En la tarea 1 deberá elegir la opción más adecuada (a, b, c, etc.) para los huecos
numerados del 1 al 12. Entre las opciones hay dos que no necesitará.
o En la tarea 2 deberá escribir el número de línea donde se encuentra la información de la
pregunta y subrayar las palabras que reflejan esa información.
o No escriba en los cuadros sombreados: son para la calificación de las tareas.
o Solo se admiten respuestas escritas con bolígrafo azul o negro.
NO ESCRIBA AQUÍ:
PUNTUACIÓN DEL EJERCICIO: _____ / 22
CALIFICACIÓN: ⃞ Superado ⃞ No Superado
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2. CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN
Tarea 1. (12 x 1 = 12 puntos) PUNTOS
Lea el texto. Hay trece huecos numerados y quince opciones. Se le facilita
el primero a modo de ejemplo. Escriba en el recuadro de respuestas la
opción adecuada debajo del número del hueco.
TEXTO: Esto es solo entretenimiento.
Me entero por un artículo de Rodríguez Rivero 0, según un estudio realizado en la Universidad de
Cambridge, el día más aburrido de la historia fue el domingo 11 de abril de 1954. No tengo ni la más
remota idea de cómo puede llegarse a una conclusión así, ni la más mínima intención de hacer
averiguaciones al respecto, 1 se trate de una broma de Cambridge (o de Rodríguez Rivero). Sólo me
quedo con la fecha: domingo 11 de abril de 1954. Lo primero que pienso es que domingo 2 , quizá
porque me acuerdo de un poema de Jacques Prévert que habla de “aquellos que mueren de
aburrimiento el domingo por la tarde / porque ven que les queda por delante el lunes / y el martes, y
el miércoles, y el jueves, y el viernes / y el sábado / y el domingo por la tarde”. Lo segundo que
pienso es que me encantaría vivir en un perpetuo 11 de abril de 1954. Es la verdad: soy un feroz
partidario del aburrimiento. Una de las razones por las que me gusta la democracia es porque es el
sistema político más aburrido que existe, 3 , más aburrida: en una dictadura, la diversión está
asegurada y cualquier don nadie puede correr aventuras apasionantes, desde ser apaleado en
comisaría hasta conocer las delicias de la cárcel o el exilio, 4 la excitante posibilidad de ser arrojado
al océano desde un avión en pleno vuelo; en cambio, en una democracia casi perfecta, a lo máximo
que podemos aspirar los ciudadanos del montón es a ser multados por la guardia urbana. 5 sea casi
perfecta, pero cada vez que oigo lamentar el tedio de nuestra vida pública y reclamar el retorno de
una política épica, me echo a temblar: a mí, la épica me encanta en las películas y los libros, pero en
la realidad lo que me gustaría es el tedio más absoluto, una realidad sin sobresaltos ni cataclismos de
ninguna clase, tan huérfana de malas noticias 6 . Es decir: más o menos como debió de ser el 11 de
abril de 1954.
Hablo del aburrimiento público, claro está; el privado es otra cosa; mejor dicho: es lo contrario. Casi
un invento del siglo XIX, este último aburrimiento ha preocupado sobremanera a los sabios, quizá
porque lo han padecido como pocos: Baudelaire lo consideró un enemigo diabólico; Erich Fromm,
una de las principales psicopatologías de la sociedad contemporánea, y Bertrand Russell, un
problema vital para el moralista, “puesto que la mitad de los pecados de los seres humanos los causa
el miedo al aburrimiento”. De entrada confesaré que nunca he sentido ese miedo, 7 lo que no me
ha privado de cometer todos los pecados posibles, aunque sí del riesgo de convertirme en un sabio.
Esa es otra verdad: 8 que yo recuerde, no he conseguido aburrirme en mi vida, salvo una noche en
que fui a la ópera y una tarde en que intenté ver un partido del torneo Cinco Naciones de rugby
(bueno, y cada vez que me empeño en averiguar de qué demonios tratan los libros de Xabier Zubiri).
Esto puede parecer presuntuoso, pero es así: padezco casi todas las pasiones humanas, pero me
siento casi incapacitado para el aburrimiento; quizá es que soy demasiado zoquete para
experimentarlo; quizá es que no tengo tiempo para experimentarlo. 9 Pero eso es cosa mía. ¿Y los
demás? ¿Y los que sí se aburren, sean sabios o no? Respecto a ellos, una cosa es al menos segura:
cuanto más aburrimiento privado, más riesgo de que se acabe el aburrimiento público; es decir: más
riesgo de que la gente empiece a pecar de forma indiscriminada y más riesgo de que regrese con sus
catástrofes la espantosa política épica.
No hace mucho le hacía Jiménez Barca a Alain Finkielkraut la pregunta del millón: ¿leer nos hace
mejores? “No necesariamente”, contestó el filósofo francés. “No hay ninguna garantía de eso, por
desgracia. El siglo XX nos ha enseñado que hay gente muy cultivada capaz de comportarse de
manera detestable”. Es una respuesta sensata; pero la pregunta persiste, 10 aunque ahora parezca
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3. CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN
otra: ¿para qué sirven entonces los libros, para qué sirven las películas? A esta pregunta se le pueden
dar muchas respuestas; la que más me gusta dice que los libros y las películas no siempre nos hacen
mejores, ni más felices, pero siempre ensanchan nuestra vida, la vuelven más rica y más compleja,
11 y por lo tanto más digna de ser vivida. Hay, sin embargo, una respuesta más elemental y
verdadera, que por eso quizá se nos olvida casi siempre: los libros y las películas sirven para
entretenerse, para divertirse, para derrotar al aburrimiento. Parece una respuesta trivial, porque
parece una misión modesta; no lo es: si tienen razón Baudelaire y Fromm y Russell, no hay misión
más noble ni más útil que esa. Bien pensado, 12 quizá ni siquiera haya una forma mejor de prevenir
el riesgo de ser arrojado al océano desde un avión en pleno vuelo.
Opciones:
A de que B aunque ahora parezca otra:
C no vaya a ser que D No es que nuestra democracia
E lo que no me ha privado de cometer F Pero eso es cosa mía.
todos los pecados posibles
G por no hablar de H que hasta los periódicos resultaran
aburridos
I que yo recuerde J quizá ni siquiera haya una forma mejor
K tenía que ser L y cuanto más perfecta
M y por lo tanto más digna de ser N por lo cual
vivida.
Ñ al decir
Respuestas:
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
A
Fuente: El País semanal. JAVIER CERCAS.
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Tarea 2. (5 x 2 = 10 puntos) PUNTOS
Lea el texto e identifique las ideas expresadas en las preguntas escribiendo
el número de línea dónde se encuentran aquellas y subrayando solo la/s
palabra/s asociadas a la idea.
TEXTO: Nuestra suerte
1 Hay que correr con ella aunque sepamos que va a llegar antes o nunca. Lo que llamamos suerte no
2 siempre hay que atribuirla a un encadenamiento de sucesos fortuitos, pero el rasgo más común de
3 su voluble carácter es el de caprichosa. No solo los españoles. Un proverbio chino asegura que más
4 vale una cucharada de suerte que un barril de sabiduría. A nosotros nos ha gustado tentarla, ya
5 que algo es algo y llevársela a la cama no es fácil porque ella no se deja. Ahora se debate un
6 asunto muy serio, sin permiso del azar, ya que se va a discutir en el Congreso si hay o no hay
7 malversación en la privatización de la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado. Sería en
8 lo único que no hubiera. El monopolio del juego ha estado siempre en manos de los diversos
9 Gobiernos. Mientras prohibían las partidas de cartas más o menos clandestinas y la cobra del
10 'barato' se aseguraban la exclusiva. Nunca aceptaron la competencia entre tahúres.
11 El Consejo de Ministros ha aceptado la privatización de Loterías, 250 años después de que fuese
12 implantado por el buen rey y mejor alcalde Carlos III, que remedió la penuria de las arcas públicas
13 legislando lo mismo que reprobaba. ¿Qué parcela de esperanza les puede quedar a los españoles si
14 se acota el territorio de la suerte? Todo parece indicar que cuando cambie el Gobierno no van a
15 cambiar nuestras costumbres, pero van a variar algunos sistemas recaudatorios y van a proliferar
16 las privatizaciones. Nos van a modificar muchas cosas, incluyendo la vida privada.
17 Cuando alguien le preguntó a Bernard Shaw si creía que podría atraer la mala suerte casarse un
18 martes y trece, dijo:
19 -¿Y por qué el martes y trece va a ser una excepción?
20 No creía en el azar, aunque no ignorara que tiene sus leyes. Detestaba la lotería. Pensaba que era
21 «un impuesto sobre los tontos». Que se lo cuenten a quienes les ha tocado el «gordo», que creo
22 que los hay.
Fuente: Diario Sur. MANUEL ALCÁNTARA.
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5. CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN
Preguntas:
Ej.: El articulista dice que la suerte es muy antojadiza.
Línea 3 caprichosa
13. El articulista expresaba que había demasiada corrupción.
Línea
14. La lotería comenzó y consiguió paliar el poco dinero de hacienda.
Línea
15. El autor del artículo criticaba una hipocresía.
Línea
16. M. Alcántara afirmaba que se producirían cambios en la aplicación de impuestos.
Línea
17. El autor afirmaba que con el cambio de gobierno habría bastantes más privatizaciones.
Línea
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