El documento discute cómo el asma afecta el ejercicio. Explica que el asma causa broncoconstricción repentina en los bronquios en respuesta a estímulos, lo que varía el calibre de las vías respiratorias. El ejercicio puede inducir asma y causar síntomas como disnea y sibilancias. Si bien el ejercicio puede empeorar los síntomas del asma, también puede mejorar la capacidad cardiorrespiratoria y reducir la necesidad de medicación si se realiza de manera apropiada para cada caso de asma.
Clase 17 Artrologia MMII 3 de 3 (Pie) 2024 (1).pdf
Asma Y Ejercicio[1]
1. ¿Cómo influye el asma en el ejercicio?
El asma forma parte del grupo de enfermedades conocidas por EPOC
(enfermedad pulmonar obstructiva crónica). Se reúnen así debido a que tienen
en común el concepto de obstrucción/limitación de salida del aire desde los
pulmones hacia el exterior. El asma concretamente, es una enfermedad en la
que los bronquios sufren una repentina broncoconstricción/broncodilatación,
consecuencia de la reactividad de la tráquea a diferentes estímulos. Con lo que
el calibre de la vía respiratoria va variando a medida que pasa el día,
dependiendo de las actividades realizadas, e incluso de los esfuerzos
repentinos como puede ser la risa. Estos estímulos pueden ser; desde agentes
irritantes o frío, hasta factores emocionales o ejercicio físico (asma inducida por
ejercicio). Las células implicadas son los mastocitos y los eosinófilos. Los
síntomas se producirán si la frecuencia de broncoconstricción/broncodilatación
supera los límites del individuo. Estos síntomas son los siguientes:
• Disnea
• Sibilancias
• Tos
• Expectoración
Se calcula que:
1-2 minutos de ejercicio intenso = Broncodilatación de 5 minutos.
6-12 minutos de ejercicio vigoroso = Obstrucción de las vías aereas de 5-10
minutos después del ejercicio (o durante la realización del mismo).
Esto dependerá de varios factores, entre los que se encuentra el
ejercicio; más concretamente el tipo, la duración, intensidad, etc.
Para solucionar o paliar los problemas que causa esta enfermedad,
existen muchas opciones que se pueden encuadrar en dos apartados;
medicación y ejercicio. El ejercicio por si solo no ayuda mucho; la medicación
por si sola algo más pero para algunos individuos puede no ser suficiente.
Quizás lo ideal sería usar las dos opciones ya que así se aceleraría el proceso
y potenciaría la capacidad del sistema respiratorio del individuo y se reducirían
los síntomas del AIE.
¿El ejercicio puede prevenir el asma? En principio la respuesta es sí
pero no hay suficientes investigaciones que lo apoyen como para afirmar
rotundamente que el ejercicio prevenga el asma.
¿Por qué ayuda el ejercicio?
El ejercicio físico mejora la capacidad cardiorrespiratoria de los
asmáticos. Aunque el acuerdo no es unánime en cuanto a la capacidad de
mejora en el nivel de obstrucción bronquial o sobre el verdadero alcance en la
prevención del broncoespasmo inducido por el ejercicio. Los beneficios más
claros son: mejora del nivel de disnea para una misma carga de trabajo
2. (aunque es una observación difícil de concretar debido a la intervención de
diversas variables entre las que está la gravedad del asma –ligera, moderada,
intensa-). Los protocolos de ejercicio deben considerar estos principios
generales:
• Obtener la máxima información de los aspectos clínicos que se
observen, antes durante y después de la prueba, empleando un mínimo
de intervenciones y mediciones.
• Debe conocerse el punto máximo de ejercicio en el que aparecen
síntomas y así poder establecer a posteriori, los factores que lo limitan y
los mecanismos de adaptación.
Muchos asmáticos tienen un pobre nivel de condición física que no es
resultado del asma en si, sino de la inactividad física. Por eso estos grupos de
personas deberían concienciarse de que, si bien el ejercicio puede ser “malo”
provocando AIE; también puede ser beneficioso puesto que es una herramienta
más para prevenir, tanto el asma crónico como el AIE.
El incremento ventilatorio que produce el ejercicio, asociado al aumento
en el gasto cardiaco, ponen en funcionamiento unidades alveolocapiares con
buena relación V/Q, y el intercambio de gases mejora.
El ejercicio es beneficioso desde el punto de vista de que al producirse
adaptaciones al esfuerzo, éste se tolera mejor y las necesidades de medicación
del sujeto, a priori, son menores debido a su ganancia en la capacidad
aeróbica. En ejercicios aeróbicos (práctica frecuente y regular) a intensidad
moderada submáxima, el beneficio es que aumenta la capacidad aeróbica y
por lo tanto se necesitarán niveles de intensidad más altos para desencadenar
el asma. En otros estudios (Teixeira, 1990) se comprobó que con el ejercicio
mejoran, la mecánica respiratoria, la ventilación pulmonar, y el volumen
residual. Cochran y Clark (1990) dicen que con el ejercicio submáximo a
intensidad “controlada” y mantenido durante 3 meses se mejoró la aptitud y
performance” cardiorrespiratoria (aumento de: VO2 máx., Umbral Anaeróbico.
Disminución de: Lactato, CO2 expirado y volumen residual).
Existen una serie de prácticas deportivas que ayudan a mejorar la
calidad de vida del asmático por su bajo nivel de asmagenicidad (que causan
menos obstrucción bronquial). Al igual que la carrera tiene unos efectos muy
perniciosos para la salud del asmático, otras prácticas como la natación, remo,
o caminar son muy aconsejables:
Actividad Física
Recomendada No recomendada
Natación Running
Remo Ski de fondo
Caminar Baloncesto
Ski alpino Hockey
Ciclismo Atletismo (de larga distancia)
Trekking Fútbol
Golf
Beisbol
Surf
3. De todas formas, también influyen en la asmagenicidad del ejercicio
otros factores como son la intensidad del mismo y la cantidad de grupos
musculares implicados. Las conclusiones a las que se llegó en diversas
investigaciones nos indican que:
Asmagenicidad Intensidad del ejercicio
Muy Alta 6-8 minutos. 70%-80% VO2 máx.
Baja 100% VO2 máx.
Duración del ejercicio
Baja 20 minutos
Alta 5 minutos o menos
Ejecución del ejercicio
Menor Interválico
Mayor Continuo
En el caso de ejercicio máximo, el AIE no se produce, probablemente
porque no da tiempo a que se produzca, es decir, ese tipo de actividad no se
puede mantener durante mucho tiempo, por lo que la reactividad bronquial no
se llega a desencadenar.
Con respecto a la natación está especialmente indicada para asmáticos
y AIE debido a que se ha comprobado que el alto nivel de humedad en el
ambiente cerca del agua previene el que ocurra la perdida de calor y agua de
las vías respiratorias y en consecuencia, el AIE.
El entrenador y/o el deportista han de ser conscientes de estos factores
a la hora de la práctica deportiva ya que su control será determinante para el
máximo rendimiento, ya sea de deportistas de élite o amateurs.
Programación de ejercicio para cada tipo de asma.
Además de conocer el tipo de asma que se sufre, hay que conocer el
estado físico del individuo, su motivación y el compromiso con el programa de
ejercicios.
Así pues en función del tipo de asma tenemos que:
Ejercicios en función del tipo de asma
Ligera Moderada Intensa
No difiere mucho del que se El objetivo será mejorar la Limitar la actividad física a
utiliza para la puesta a punto puesta a punto programas de rehabilitación
de un individuo sano. cardiorrespiratoria y la sin participar en ningún
capacidad aeróbica. Mejorar deporte (a nivel rendimiento).
la fuerza general, fuerza de
resistencia, elasticidad y
movilidad general.
Ejercicio aeróbico de forma El ejercicio se realizará de Contar con personal médico
pautada, práctica diaria. forma individual o en preparado para actuar en el
pequeños grupos caso de que suceda una crisis
homogéneos. aguda.
Revisiones periódicas para Con respecto a la
4. evaluar administración de inhaladores
progresos/dificultades. de agonistas β-2
adrenérgicos; éstos serán de
acción rápida y se inhalarán
previamente a la realización
de ejercicio.
No está indicado que el Realizar calentamiento con
individuo forma parte de un ejercicios suaves y dirigidos.
grupo de rehabilitación.
Se recomienda realizar algún 3-4 sesiones de 30 minutos a
deporte. la semana. Periodos de 3
meses.
La práctica se realizará en las
condiciones ambientales
comentadas en la tabla
anterior y el tipo de práctica
será del grupo del as no
asmagénicas.
Recomendaciones para asmáticos para la práctica de ejercicio
• Crear una rutina de calentamiento de 15-30 minutos que incluya
actividades de intensidad baja-moderada, con el que se favorece un
periodo refractario que minimiza la intensidad de la respuesta
broncoconstrictora del ejercicio que se realice posteriormente.
• Respirar por la nariz lo más frecuentemente posible para que el aire
mantenga la mayor humedad posible antes de entrar a las vías
respiratorias.
• Ejercitarse en un ambiente caluroso y húmedo es mejor que ejercitarse
en un ambiente frío y seco.
• Evitar realizar ejercicio cuando los niveles de polen y contaminación
atmosférica sean altos (si la alergia juega un papel en el asma).
• Hacer ejercicios de relajación
• Llevar siempre el inhalador al lugar donde se vaya a realizar la práctica
deportiva.
• Beber gran cantidad de líquidos.
• Refrescarse antes y después de la práctica deportiva.
• Evitar cambios bruscos de temperatura (vestuarios, aire libre, etc.)
De cualquier forma, el ejercicio no es milagroso y no sería razonable
esperar mejorías espectaculares. No se puede curar el asma por medio del
ejercicio, tan solo será útil para aumentar las reservas de las vías aéreas y
así reducir el trabajo del sistema respiratorio durante el ejercicio.