3. Antecedentes La aparición de la viola como heredera directa de la viella de cuerda (la viella es como un violín cuyas cuerdas se ponen en vibración por medio de un teclado, el arco es reemplazado por una cuerda pulida y frotada con colofonia) supone un avance enorme en la historia de los instrumentos de arco. Nacida entre los siglos XIV y XV, su cultivo empieza ya a tomar valor artístico a partir de este último siglo. Su primer método o tratado fue publicado en 1543 por Silvestro Ganassi dal Fontego, bajo el nombre de Régola Rubertina. Teniendo en cuenta que en aquella época la mayoría de instrumentos tenían tres o cuatro variantes correspondientes a la extensión de las voces humanas (soprano, contralto, tenor y bajo), es decir las cuatro voces tradicionales del coro mixto, la viola no escapó a dicha costumbre y por ello conocemos la viola quintón (la más aguda o sea soprano). El nombre de quintón proviene de sus cinco cuerdas en lugar de las seis que tenían las demás violas. La viola a spalla (‘viola de hombro’), la viola da braccio (‘viola de brazo’, que es la más parecida a la actual) y la viola da gamba (‘viola de pierna’, de tesitura y modo de ejecución similar al violonchelo).
4. Otros tipos de violas Se conocieron otros tipos de violas con el nombre de bastarda, di borbone, víolone, pomposa, etcétera La viola pomposa fue inventada en 1720 por Johann Sebastián Bach y construida por el luthier de Leipzig, Hoffmann. Era de tamaño algo mayor que la actual viola y tenía cinco cuerdas que se afinaban por este orden, de grave a agudo: do, sol, re, la, mi. Este instrumento podía sujetarse a la espalda mediante una correa y sustituía al violonchelo en las notas altas de su tesitura. Pero a medida que la técnica del violonchelo fue perfeccionándose, la viola pomposa —por cierto incómoda y bastante difícil de tocar, fue cayendo en desSeuso hasta llegar a quedar totalmente olvidada años más tarde.
5. La viola como hoy la conocemos La viola que actualmente conocemos nace entre los siglos XVI y XVII con el nombre de viola da Braccio. Su tamaño es algo mayor que el violín. Sirve de puente sonoro entre éste y el violonchelo, lo mismo en el cuarteto de cuerda que en toda formación orquestal. Su timbre es muy bello aunque con tinte dulcemente opaco. Su tesitura central es la mejor y la que conserva además su verdadero carácter. Se sostiene con el brazo izquierdo en posición horizontal, al igual que el violín y se apoya su caja armónica de la misma manera que éste, o sea debajo de la barbilla. Tiene cuatro cuerdas que se afinan con las notas do, sol, re, la (de grave a agudo subiendo en intervalos de quinta). Para su lectura musical emplea las claves de do en tercera línea y —cuando las notas son muy agudas— en clave de sol. Su extensión es de más de tres octavas. Como todos los instrumentos de cuerdas frotadas por el arco, empleando armónicos naturales y artificiales su ámbito es mayor.
6. Papel de la viola En este siglo Telemann compone el primer concierto para viola en 1731 llamado Koncert g - dur (concierto en sol mayor). En los cien años siguientes se alcanza la edad dorada de la historia de la viola. Se componen 150 conciertos por varios compositores como Stamitz, Hoffmeister, Zelter, Rolla... Algunos compositores violistas cuyo repertorio ha permitido el desarrollo de la viola como instrumento solista y virtuoso son, entre otros: Lionel Tertis (1876-1975); Paul Hindemith (1895-1963); Vadim Borisovskiy (1900-1972); William Primrose (1904-1982). El papel de la viola es fundamental en la orquesta ya que da profundidad y apoyo a la armonía, la hace rica y aterciopelada. No debemos olvidar tampoco la gran variedad de obras compuestas para la viola solista o las sonatas para viola acompañada. La viola tiene una reputación menor dentro de la cuerda pero se trata de un prejuicio arrastrado desde los orígenes de la orquesta moderna (s.XIX), cuando era asumida por violinistas en decadencia.
7. Poder expresivo de la viola La viola posee un notable poder expresivo. De acento más bien suave, recogido y algo melancólico, se presta más a pasajes de poco movimiento que excesivamente rápidos. Entre las obras orquestales que tiene asignada partes importantes figuran la Sinfonía concertante de Mozart y el poema sinfónico de Richard Strauss Don Quijote, ambas con carácter solista, amén de otras muchas cuya relación resultaría excesivamente prolija. Grandes compositores, clásicos. románticos y modernos, apreciando las cualidades sumamente emotivas de este instrumento han escrito obras muy importantes como conciertos, sonatas, suites, etc., que justifican por sí solas la presencia del concertista de viola en las salas de audiciones. La viola es un instrumento de relevada importancia en la orquesta actual ya que colabora en que el sonido entre los instrumentos graves y los agudos no sea tan destacado, además de tener un sonido realmente intermedio que equilibra los sonidos de cuerda de la orquesta.