SlideShare une entreprise Scribd logo
1  sur  9
Télécharger pour lire hors ligne
Las políticas sociales de la democracia


                                                         Teresa Quiroz M.
                                                                         1
                                                         Dieg o Palma R.



        Existe un a insatisf acción más o menos generalizada en lo que se r efier e al
rendimiento de las políticas sociales en Chile democrático : se ar gumenta que buena
parte de los éxitos que se proclam an en la r educción de la pobreza (del 38.6% de las
personas ubicadas bajo la línea de po breza en 1990 al 21.75% en igual condición en
1998) se debió al crecim iento constante de la econom ía entre el 87 y el 98; se sosp echa
de la eficacia de las actuales po líticas, a pesar de que, a lo lar go de la últim a década se
ha elevado consistentem ente el gasto so cial p úblico (en m ás del 100 % en lo que dice a
Salud y a Educación); de h echo las cifras indican que la distribución de los in gresos -
que en Chile es de las m ás regresivas de Am érica del Sur- se ha m ovido m uy poco en
este per ío do y, de hecho, continuamente se expr esa el desencanto de quienes reciben
los " beneficios" de esas políticas.

        Este artículo quisiera ayudar a entender esa situación ¿por qué es que la
democracia, pesar de dedicar talento y recursos al apoyo a los po bres, no logra más
eficacia n i consigue r econocimiento de parte de aquellos a quienes busca ben eficiar?


           Algunos antecedentes.

       Si hablam os de modo estricto debemos af irm ar que, en América Latina, n unca
tuvim os "Estado de Bienestar". Quizás lo que m ás se asem ejó a ese tipo de sistema
público de aseguram iento social h aya sido la exp eriencia ur uguaya (del primer Batlle)
y, luego, la que se im pulsó en Costa Rica (la del primer Figueres); pero, en Chile, n unca
                                                             2
tuvim os un Estado de Bienestar en n in guna de sus variantes


1
    Pro fesores del Magíster en Políticas Sociales y G estión Local de la Universid ad A RCIS.
2
  Sobre el "Estado de Bi enestar" cfr. Gough , I. "Economía Política del Estado d e Bienestar", Blu me,
Madrid, 1982.
 Sobre l as variantes .Desd e la obra pionera d e R. Tit muss ( " Ess ay on the Wel fare State", Allen and
Unwin, Londres, 1974) los diversos an álisis han identi fi cado tres vertientes en la inspiración e
i mplementación del esfu erzo asegurador d esde el Est ado. Uno es el "modelo nó rdico", que busca articular
la oferta de servicios y trans ferenci as sobre la base d e d erechos soci ales d e ciudadanía, i mpulsa políticas
universales y las resp alda en b ase a la tributación directa para instalar, de esta man era, un régimen
"redistributivo" de p rotección so cial. Otro es el modelo "corporativo ", desarrollado en la Eu ropa
continental, qu e se o rganiza en torno al vín culo laboral; l a cobertura rasulta ligada a l a cotización laboral,
de donde la lógica es más sel ectiva qu e la d el tipo anterior y selo puede caracterizar co mo un régi men
"asegurador" de protección so cial. Por últi mo, en los países anglo sajones se i mpulsó otro modelo, aho ra
de inspiración más liberal , que desplieg a un a o ferta muy selectiva en base al criterio de "necesidad social
co m robada" articulando así un régi men "residual " d e prot ección social.
    p
En los últi mos años se ha añ adido un cuarto modelo , que se ha identi ficado co mo "latino - mediterrán eo",
que se hab ría estructurado en los p aíses d e Eu ropa del sur (España, G recia, Portugal…) marcados po r el
Lo que sí existió fue un agregado de pro gramas diver sos que, asumiendo formas
tomadas de las que se habían ap licado en las exper iencias europeas, aquí, m ás bien,
prevenían o respondían a las pr esiones de sectores particulares (por ejem plo, de obr eros
o empleados público s). Com o consecuencia, a partir de la s em blemáticas leyes de 1924,
los program as sociales, y las in stitucion es correspon dientes, se fueron agregando
                    3
desor den adamente.

          En todo caso, esta serie acum ulada de pro gr amas sociales constituyó una presa
m ás vuln erable aún que el mism o Estado de Bien estar para la cr ítica que, desde el lado
neo - liberal, se venía agitando con f uer za (y no sin r azón) contra la ideolo gía y el
m odelo de intervención estatal que se había im puesto sobre el capitalism o desde el f inal
de la guerra.

        Esta crítica se desp legó siguien do tres ejes: por una parte se denuncia que el
Estado de Bienestar r esulta exageradam ente caro; más aún, que en la medida en que los
costos - que han seguido la lógica de las presiones so ciales- crecieron m as rápidam ente
que lo s in gr esos fiscales, esas políticas provocaron déficit e im pulsaron inf lación; por
otra, se señala que lo s progr am as no llegan hasta los más pobres, ya que éstos son más
débiles p ara organizarse y alzar su voz; por último se resalta que el Estado de Bienestar
                                                                                         4
era un paternalismo, que ap lasta el desarro llo personal y cívico de los beneficiar ios


         La re volución social de los neo liberales.

         En Chile estos reclam os encontraron un clima muy propicio durante el gobierno
m ilitar.

       En torno a 1980, aparentemente, las recetas de los especialistas de Chicago
estaban produciendo un (pequeño) milagro en la economía: la reducción del gasto fiscal
parecía haber puesto control a la inf lación y la ap ertura a lo s mercados externos (tanto
de las X como de las I) estaban impulsando tasas poco usuales de cr ecimiento del
producto. Este éxito respalda la validación de la ideo logía anti estatalista, que proclama
a la libre iniciativa y al mercado como lo s f undamentos del m ejor or den para la
sociedad; es así com o en torno a 1980 sur gen propuestas que ap untan a exten der estos
m ism os princip ios liberales de modern idad y eficien cia al cam po de la acción social
pública.

         Podemos sintetizar las orientaciones que guiaron esa reform a social en cuatro
ejes:

       Se proclamó que la dinámica im pulsora de la intervención social debía salir del
Estado y desplazar se al mercado. Así se favor eció el fortalecim iento de las in iciativas



tránsito reciente a regímenes d emo cráticos, qu e coincidecon la incorpo ración a la Comunidad Europ ea y
los procesos de globalización.
3
  Para este período, cf Arellano J.P. "Políticas So ciales y d e Desarrollo, Chile 1924 - 1984 "CIEPLAN,
                       r.
Santiago, 1985.
4
 En realidad, estas d enuncias no s e lev antaron sólo del lado d e los n eo liberales : James O' Connor
publicó su "Crisis Fiscal del Estado" en 1969.
privadas en educación, se creó un área privada de seguros de salud y se privatizaron
                                      5
totalm ente los fondos de pen siones.

        Segun do, se em pujó un desplazam iento desde pro gram as de responsabilidad
solidaria (redistributivos) h acia otros de respon sabilidad in div idual (en los que cada
usuario " decide" los beneficio s a los que aspira y lo que quier e gastar para
conseguirlos). Esto resultó muy claro en el cambio que sufr ió el r égim en prev isional,
pero tam bién se refleja en una ten dencia fuerte a pasar de subsidio s a la of erta (que
rebajan los pr ecio s finales de los servicios) a subsidio s a la deman da.

         Tercero. La red social p ública se entien de com o "subsidiar ia" de esta
satisf acción que se propon e a través del mercado. La red social se dirige a pobr eza
extrema, es decir, a aquello s que no se p ueden incorporar al m ercado de satisfactores; de
allí una ten den cia a cr iticar las políticas univ ersales y a pref erir los pro gramas
focalizado s. Más aún, el concepto que sirvió para identificar a lo s benef iciarios de la red
social es el de "po bre", enten dido como aquel segmento cuyos ingresos f amiliares
suman por debajo de un lím ite pre fijado (la "línea de pobreza").

        Por últim o, se dieron pasos en el sentido de quitar f un ciones y responsabilidades
al aparato central para traspasarlas a in stancias de nivel sub nacional. Durante el
go bierno militar este proceso se im pulsó m ás según los r asgo s de la desconcentración y
m enos como una real descentralización; en todo caso, se trato de un cam bio muy
im portante y profundo en un país que, desde m ediados del siglo XIX, había consolidado
una institucionalidad y una cult ura cívica acen dradamente centralistas.

       Estos f ueron los prin cipios, pero m ás aún, esta insp iración se operacionalizó
coherentemente; los técnicos y especialistas so ciales de la dictadur a .crearon
procedim ientos (la focalización) e instr um entos (la ficha CAS) que perm itieron diseñar
políticas y programas que traducían adecuadam ente las m iradas in spiradoras.

        En 1990 el r égimen m ilitar ( declaradam ente neo liberal) dejó p aso a otro,
democrático y proclam adamente crítico del neo liberalismo, sin embargo, la m isma
base orientadora de la acción social se traspasó a los gobierno s de la Concertación.
Aunque los intelectuales de la democracia y lo s or ganism os internacionales habían
levantado y discutido conceptos y diagnósticos dif erentes, lo s aparatos de go bierno han
m antenido, con cam bio s m ás bien co sméticos, lo s procedim ientos y lo s instr umentos
que operaban, durante la dictadura, como recur sos articuladores entre la inspir ación
conceptual y las políticas ( se siguen utilizando lo s in dicadores de la ficha CAS que, a
fines de lo s 80 se habían reform ulado en la CAS 2; se ha continuado usan do el concepto
de "po breza" para m edir y evaluar, se m antiene la focalización aunque se cambiaron las
unidades de aplicación …) es así com o, a pesar de los cambios de discurso, esas
m ediaciones han influido para asegurar la continuidad en la orientación de las políticas
sociales a lo largo de lo s últimos 25 años. Desde 1990 se h a in crementado
sustancialmente el gasto social p úblico, sin em bar go esa mayor disponibilidad de



5
  Entendemos qu e "p rivatización " no se refiere únicamente al traspaso d e la propiedad de los activos de
un servicio , desde el Estado a manos privadas, sino, ad emás y por extensión , se debe considerar la
tendencia que se ha desen cad enado por aplicar, en los servi cios públicos, los criterios y procedi mi entos en
uso en l as empresas privadas y que s e entiende, necesariamente, son mas eficientes y eficaces .
recursos ha fluido a través de progr am as so ciales que siguen adolecien do de los sesgos
con que lo s m arcó la insp iración neo liberal.


       Una mirada crítica sobre el funcionamiento de los actuales programas
sociales.

        Lo que aquí pretendemos post ular es que son las decisiones que m arcan a las
políticas sociales desde su in spir ación neo liber al las que permiten enten der buena p arte
de las formas poco ef icaces que hoy adoptan. Así se abre la p uerta a un a prop uesta
crítica que traduzca de modo m ás adecuado lo s principio s seriamente democrático s en
una estrategia de acción social.

       ¿Cuáles son los efectos no deseables que h an provocado estas po líticas que aquí
analizam os?

        Las políticas que se han querido apoyar en las dinám icas del m ercado, en las
circun stancias de las so ciedades latinoamericanas (con capas amplias de exclusión y con
desigualdades prof undas) resbalan hacia sistemas de protección y servicios sociales
m arcado s por la " dualización".

         Lejos de cum plir se el sup uesto -que se sostenía en los 80- que el desarrollo
económico provocar ía la integración de todos (o de una m ayoría m uy amplia y
signif icativa) a través de la oferta en el mercado, hoy existan cam pos importantes (como
la educación y la salud) don de se ha estabilizado una separación cualitativa entre
servicios para ricos y servicios p ara el resto.6

        La dualización no esta sólo marcada por la calidad inicial del servicio que se
ofrece, sino que esta remachada por el hecho de que los subsistemas privados son
selectivos m ientras que el p úblico es r esidual. Así, en educación, lo s establecimientos
particulares o mixtos (privados que reciben algún grado de subven ción estatal y que, en
conjunto, recubr en alrededor del 25% de la m atrícula en los tram os de básica y media)
seleccionan a sus alum nos y p ueden excluir a aquellos cuyo r en dimiento no par ece
aceptable; en cam bio, lo s establecimientos municipalizados están obligado s a aceptar a
todo el que so licite incorporación en tanto su f am ilia resida en el territorio de la
comuna.

       Es así que este enfo que, que concentra la calidad de los serv icio s so bre lo s
m enos, opera como reproductor potente de las diferencias y falla en aquello que - desde
que Bism arck estableció lo s seguro s a fines del siglo XIX- es lo pr imero que se le ha
pedido a las políticas so ciales: que aporten a la integración social y a la percep ción de
pertenencia.

       La intención declarada en los 80 era de traspasar responsabilidades sociales
desde la buro cracia pública (ineficiente) hacia el m ercado (eficiente). Sin embar go,


6
   En su mejor época, in mediatamente antes de l a recesión del 99, el sub sistema d e ISAPRES (segu ros
privados de salud, de cotización individual y libre el ección) integraba, mediante pl anes div ersos, al 27 o
28% de la población, mient ras el resto -cotizantes e indigentes- recurría a un sistema público y solidario
a trav és del Fondo N acional de Salud (FONASA)
7
como ya lo anotam os, en nuestros países el m ercado se ha mostrado débil en su
capacidad de integración social de don de h a resultado que m uchas r esponsabilidades de
protección y servicios sociales han transitado, m ás bien, hacia el campo de la
"com unidad" (donde, todavía, es m uy f uerte la respon sabilidad que asum en las ONGs y
el voluntariado) o se han descar gado so bre las fam ilias.

       Cuestiones como el cuidado de los v iejo s y de los niño s, en la medida en que no
son cubiertas por los servicios público s, han sido asumidas por las fam ilias populares,
que no p ueden pagar servicio s privados de guar derías o enfermeras. Igual, son las
familias las que hoy sostienen a los jóvenes que no encuentran trabajo.

        Este proceso, que no parece h aber sido suficientem ente est udiado, afecta de
m anera especial a las m ujeres de lo s gr upo s pop ular es y par eciera estar detrás de otras
situacion es que se han an alizado en el paquete "feminización de la pobreza".

       La con cepción de "pobre" (y su op uesto, el "no po bre") que está en la base de la
orientación de la reform a so cial de los 80 y que han seguido f un dan do lo s diagnósticos,
las m ediciones y las acciones hasta hoy, acarrea, al m eno s, dos con secuencias
im portantes que afectan a la adecuación y a la eficacia de los pro gram as sociales.

        En la medida en que esta concepción llev a a dicotom izar en do s sub conjuntos,
unos "merecedores" de ayuda social y, otros, cap aces ante el m ercado, resulta que no
existen -o se han ido volvien do muy in suficientes- las políticas que apunten a resp aldar
a aquello s que, o por que vienen recién em ergiendo de la con dición de pobr es o por que
vienen cayen do desde un a situación más acom odada y segur a, están en un m om ento del
proceso que los coloca en el bor de v ulnerable de la exclusión. 8 Así sucede, por ejem plo,
con ese segmento que, en Ar gentina, identifican como "nuevos pobres": las capas
m edias ligadas a la adm inistración pública, que so br eviven m al en base a jubilaciones
m íseras, pero que por in dicadores de educación o vivienda no son "po bres" y, por tanto,
no son o bjeto de políticas.

        Segun do. La concepción de "pobre" enten dido como ingresos insuf icientes,
expresa un diagnóstico centrado sobr e las caren cias, so bre aquello que falta, y, en
consecuencia, llama a acciones sociales que com plementen esa ausencia: si el ingr eso
familiar es insuf iciente, la r esp uesta lógica p arece ser un subsidio que complete ese
ingreso h asta un niv el suficiente.

       Este diagnó stico centrado sobre las caren cias - y orientado hacia soluciones
consecuentes, que aportan el bien o servicio que suple esa falta- aparecen como criterio
y procedimiento, incluso en aquellas instancias donde no se usa el calificativo de po bre
para designar al grupo - objeto de la acción. (en vivien da o en niños).




7
  Cfr. Adel antado J. (coord.) "Cambios en el Estado de Bien estar", Universidad Autóno ma d e Barcelona,
España,2000. Donde, para el caso español , se resaltan tenden cias muy si milares a las que aquí
identificamos.
8
 El con cepto d e "excusión", como reemplazo del de"pob reza", en un enfoque que persigue p rocesosy
grados, ha sido trab ajado po r Pierre Rosenvallon . cfr. Rosenv allon, P. "La Nu eva Cuestión Social" ed.
Manantial, Bu enos Aires,1995 .
Este enfoque, que invisibiliza todo lo referido a capacidades, cult ura,
organ ización, in iciativas (todo lo que hoy se quiere identificar como "capital social") de
los gr upo s a los que apunta la po lítica, debe haber reforzado el carácter asistencialista de
los servicios sociales. Llama la atención que, in cluso en aquellos programas y
localidades don de el discur so ha recuperado el énfasis so br e la participación, no se
levantan instrum entos diagnósticos que recojan las cap acidades y los po sibles aportes de
los gr upo s usuarios a las po líticas.

         Sin participación, las po líticas sociales se h acen m ás caras (ya que no in corporan
los r ecur sos que po dría aportar la comunidad) se v uelv en menos adecuadas ( respon den
a la mirada generalizante de lo s técnicos y tienden a pasar por encima de la
heterogen eidad de realidades diversas) pero, so bre todo, inhiben la educación de la
respon sabilidad social y cívica de los " benef iciario s"; se repiten todas las lacr as que el
neo liber alism o den unció en el Estado de Bienestar.



         O rientaciones hacia políticas sociales de nuevo signo.

        El fracaso relativo de muchas políticas sociales en Ch ile (formación laboral,
pueblos originarios, creación de em pleos…) y un descontento creciente con la mayoría
de las demás, arroja ser ias dudas so bre las do s posiciones que, al respecto, disp utan en
el debate público, una que propicia la profun dización de las reform as neo liberales y
otra que defien de, de manera matizada, la perm anencia de un Estado de Bienestar
"light", ambas estarían f uera de cuestión.

       Es im portante resaltar que aquí no estam os tratando de criticar el desempeño
actual al servicio de un ar gumento nostálgico que quisier a volv er al pre 73. Más bien
tratam os de asumir las falencias (reales) que lo s neo liberales den unciaron en los
m odelos de bien estar para, afirmados en esas den uncias así com o en las fallas que hoy
vemos en los intentos de reem plazo, ir descubriendo una alternativa que nos permita
avanzar por sobre lo intentado a lo lar go dl siglo XX.

       Se trata aquí de intentar un ejercicio de prospectiva con algo de imaginación, lo
cual debe resultar en un pro ducto m uy discutible que, ojalá, genere discusión.

      - Para empezar, la mirada de base en que no s af irmamos nos lleva a reconocer que
toda la batería de las po líticas sociales, aún si se diseñan y aplican de mo do certero y
eficiente, carece de f uerza para ofrecer soluciones reales a los pro blem as de pobr eza,
exclusión y desigualdad. Es que éstos están sien do gener ados y reproducido s -
básicamente- por el funcionamiento de un mercado laboral que cierra, a muchos
                                                   9
sectores, las oportun idades de empleo adecuado
      -
      El desempleo absoluto (que en Chile se ha v uelto porfiado y renuente a la baja) y
el subem pleo (r especto del cual no se r eco gen cifr as oficiales en n uestro país) colocan a
las políticas sociales ante la obligación - como lo ha destacado Ro bert Castel- de parchar
a posteriori las heridas que provoca el f uncionamiento "normal" del cap italismo con
orientación liberal.
9
  En esta afirmación "adecuado" signi fica que el t rabaj ador, a cambio del trab ajo que entrega, recib e una
remuneración estable (qu e no es lo mis mo que "trabajo estable") y su ficient e.
Es así que la pregunta por la ef iciencia de las políticas sociales nos en cam ina,
    necesariamente, hacia la otra cuestión -mucho más radical- cual es la reform ulación del
    funcionamiento de la economía. Es que el sistema vigente, que f unda su cr ecim iento en
    el aumento del v alor de las exportaciones hacia los mercados glo bales, se im pulsa a
    través de rubros que, para ser com petitivos en esos esp acio s, deben recurr ir en grado
    creciente a tecnologías intensiv as en cap ital.

          De allí que, par a asom bro de ciertos sectores en el gobierno que, a principio s del
    año 2000 habían apostado a la reactivación de la economía para escapar al fantasma del
    desem pleo de do s dígitos, el producto creció en 5.4% durante el año pasado pero el
    desem pleo también subió. El escenario, n uevo en Ch ile, es que aquí también estamos
    enfrentados a la posibilidad del "cr ecim iento sin empleo".

          La conclusión es que las políticas sociales sólo pueden aspirara eficacia ante la
    exclusión y la desigualdad si se las propone como un apoyo y com plemento de un or den
    que ofrezca, a todos, oportun idades adecuadas de inserción a través del trabajo.

           A nuestro entender eso exige un modelo que asegur e y proteja ciertos segmentos
    de mercado p ara el desempeño de la p equeña y m icroempresa ya que a estos segmentos
    de pro ductores no se les p uede resp aldar sólo en su con dición de oferta si es que no
    tienen a quién vender. Todas las economías que han podido sostener el crecimiento han
    protegido alguno s espacios ya de la pro ducción ya del mercado dom éstico (así f ue en el
    sud - este asiático, así en Estados Unidos y así en el oeste de Europa) de este m odo no
                                                                                       10
    han tenido que cargar con el peso m uerto del desempleo y del descontento social.


           En torno a un mercado de trabajo or ientado, responsable e intencionadamente, por
    el Estado y la sociedad par a que r esulte m ás inclusivo y aco gedor, se p uede proponer
    una "estrategia" que, considere las m últiples y variadas situaciones so ciales que
    dif icultan la in corporación en las po sibilidades laborales que esa m isma estrategia
    asegur a (según lo recién anotado en el sub p unto anterior).

-     Se debe asegurar la universalidad, en co bert ura y en calidad, de aquellas políticas que
    apuntan a crear y repro ducir, en cada persona, las capacidades básicas para el adecuado
    desem peño laboral ( educación y salud).

-      Hay que mantener políticas focalizadas que lleguen a aquello s (aquellas) cuyas
    circun stancias p erson ales les dificultan el acceso y la incorpor ación efectiva al trabajo o
    a mejores trabajo s. El caso típico parece ser el de las mujeres jef as de hogar con niños
    pequeños, pero hay muchos otros.

-     Se debe af inar las políticas de calif icación para el trabajo en función de demandas
    laborales efectivas. Hoy, am parados en la con sign a de la "sociedad del conocimiento"
    (que parece asegur ar que mientras m ás se cono zca -so br e cualquier materia- va a
    m ejorar la inser ción social) se siguen ofrecien do una multitud de cur so s y cursillos que
    entregan h abilidades y cono cim ientos que n adie demanda.
-      La estrategia contra la po br eza y la desigualdad debe mantener los subsidio s de
    asistencia, pero estrictam ente dirigidos a quienes no p ueden incorpor arse al mercado de
    trabajo ( los v iejo s, lo s enfermos e inválido s, lo s niños en situación irregular …)

           Mucho s pueden sospechar que to do -o casi todo- lo que acabam os de anotar y a se
    está haciendo, y tien en razón ; es que en la n ueva estrategia habrá que seguir impulsando
    el esf uer za cotidiano por racionalizar y mejor ar la atención de lo s distintos servicio s. Lo
    que sí queremos destacar en la prop uesta es la idea de "estrategia", en la cual los
    distintos progr amas so ciales, lejos de agr egar se a m anera de una sumatoria de
    iniciativas, se tratarán de articular en resp uestas integr ales en la búsqueda por tocar en
    forma radical y v ariada la r ealidad segm entos que son hetero géneo s.

           En el contexto de la búsqueda de una estrategia centrada so bre el acceso adecuado
    al trabajo, es que recom endam os aten der a la experiencia francesa que ha trabajado la
    idea de r emuner ar lo s servicios que se prestan en la comun idad lo cual significa, por una
    parte, abr ir el abanico de la inserción labor al po sible y, por otra, reconocer esa actividad
    que no sur ge desde el m ercado sino desde las esf eras com unitaria y familiar. Se abr e así
    la po sibilidad de que un a cuota de recur so s estatales (monetarios y técnicos) que existen
    y están dedicado s a determ inadas tareas, se articulen, fortalezcan y den eficacia a los
    esf uer zos que se despliegan, en el m ism o sentido de esas tareas, desde la sociedad local
    m ism a. Así, por ejemplo, el cuidado de niños y la educación preescolar se po dría
    intentar con un equipo muy amplio de p arv ular ias y m adr es experimentadas, que se
    capacitan mutuamente en la lín ea de "diálo go entre saberes distintos", uno m ás técnico y
                             11
    otro más experiencial.

          La ref lexión anterior nos h a dejado a las puertas del tem a - disp utado- acerca de la
    "participación", que, para nosotros, resulta central en la generación de acciones sociales
    de cuño n uevo.

           Entendemos que las políticas sociales, además de m edidas que persiguen una
    eficacia técn ica (constr uir casas, educar conocimientos y destrezas…) con stituyen
    espacios privilegiado s en los que se exp erim enta y se modela la relación entre los
    ciudadano s y el Estado; es decir que, en el ejercicio de la política social, no só lo se
    establece esa relación sino que su modo se m arca en lo s actores que la exper imentan:
    así, un a relación clientelista tiende a educar ciudadano s receptores y agradecidos.

          Las do s dimensiones que hem os destacado, la técnica ref erida al "pro blem
    solvin g" y la política que dice a la educación ciudadana, se dicen y se definen
    m utuamente: la participación respon sable y con in iciativa de parte de lo s usuar ios, debe
    posibilitar una m ayor ef icacia de las po líticas y volverlas más adecuadas a la realidad de
    cada particularidad, pero, al mismo tiempo y en el m ism o esfuerzo, la particip ación se
    propone com o un ejercicio de ciudadanía que constituye sujetos con respon sabilidad
    social y comprom iso democrático. 12
    11
       En algunas co m as s e han des arrollado exp erien cias en este s entido, en el campo de la salud, que han
                      un
    resultado muy fructíferas.
    12
       Es cierto que "participación", así co mo otros términos qu e di cen a l a probl emática de este artículo
    (descentralización, igualdad de oportunidades , b ásico…) son exp resiones en disputa, que se usan con
    contenido y sentido distintos en discu rsos de signo político di ferente. Existe un a así llamad a
    participación i mpulsada por la ideología neo liberal , que no v a más allá de una forma p ara reducir costos
    de los servicios a través d el co-pago o de l a inco rporación d e trabajo no retribuido y cuyo p apel vi ene
La gran dificultad con que se tropieza un a propuesta de este tipo es que exige un
replanteo de los par ámetros con lo s que hoy se piensa la relación entre la economía y lo
social, donde campea la convicción -éx ito de lo s neo liberales- que no es po sible in cidir
so bre las estr ucturas fun dam entales del fun cionam iento de la econom ía y que no resulta
conveniente intentarlo.

      Com o nos dice José Luis Cor aggio "Im aginar esas u otras estructuras requerirá
superar, com o principal obstáculo epistem ológico, la aceptación de que lo social y lo
económico son separables, y de que mientras lo so cial es aún materia de acción volitiva,
lo económ ico no tiene responsables ni p uede ser m odificado. Por el contrario, habr á que
"tocar la econom ía", no par a volv erla vuln erable e inestable, sino p ara corregir desde
adentro las causas de la polar ización y la exclusión so cial" 13




definido desde las instancias de decisión t écnicas o políticas. No es de eso qu e hablamos en est e
subpunto.
13
    Coraggio , J. L. "¿Es posi ble pensar alterna tivas a la política social neoliberal?" pg 10 , en www.
fronesis.org

Contenu connexe

Tendances

La economia como herramienta para la toma de decisiones
La economia como herramienta para la toma de decisionesLa economia como herramienta para la toma de decisiones
La economia como herramienta para la toma de decisionesAdrianaLamon
 
2 neoliberalismo y estado
2 neoliberalismo y estado2 neoliberalismo y estado
2 neoliberalismo y estadoMois Cadena
 
Tomar o crear las instituciones (corto). Lecturas recomendadas. Luis González...
Tomar o crear las instituciones (corto). Lecturas recomendadas. Luis González...Tomar o crear las instituciones (corto). Lecturas recomendadas. Luis González...
Tomar o crear las instituciones (corto). Lecturas recomendadas. Luis González...Ecologistas en Accion
 
La nueva desigualdad social
La nueva desigualdad socialLa nueva desigualdad social
La nueva desigualdad socialEPSUAEM
 
El Impacto PolíTico Del Neoliberalismo Resumen
El Impacto PolíTico Del Neoliberalismo ResumenEl Impacto PolíTico Del Neoliberalismo Resumen
El Impacto PolíTico Del Neoliberalismo Resumenkarito1990
 
Malestar ciudadano. Una aproximación a sus causas
Malestar ciudadano. Una aproximación a sus causasMalestar ciudadano. Una aproximación a sus causas
Malestar ciudadano. Una aproximación a sus causasAlejandro González Llaguno
 
Injusticia social en guatemala, lucía morales 12004229
Injusticia social en guatemala, lucía morales 12004229Injusticia social en guatemala, lucía morales 12004229
Injusticia social en guatemala, lucía morales 12004229CLmr2
 
Estado Social y Estado Bienestar (parte 2)
Estado Social y Estado Bienestar (parte 2)Estado Social y Estado Bienestar (parte 2)
Estado Social y Estado Bienestar (parte 2)Becavil
 
Posturas ante la Crisis del Estado del Bienestar (años '70s)
Posturas ante la Crisis del Estado del Bienestar (años '70s)Posturas ante la Crisis del Estado del Bienestar (años '70s)
Posturas ante la Crisis del Estado del Bienestar (años '70s)Celeste Box
 
Administración pública una visión de Estado (2)
Administración pública una visión de Estado (2)Administración pública una visión de Estado (2)
Administración pública una visión de Estado (2)Edgar Vásquez Cruz
 
Politica social introduccion. Roberto Ortegon
Politica social introduccion. Roberto OrtegonPolitica social introduccion. Roberto Ortegon
Politica social introduccion. Roberto OrtegonOBSERVATORIO91
 
Dialnet republicanismo y-teoriadelgobiernophilippettitentrev-3154702 (1)
Dialnet republicanismo y-teoriadelgobiernophilippettitentrev-3154702 (1)Dialnet republicanismo y-teoriadelgobiernophilippettitentrev-3154702 (1)
Dialnet republicanismo y-teoriadelgobiernophilippettitentrev-3154702 (1)Cesar Fernandez
 
Capitalismo y socialismo
Capitalismo y socialismoCapitalismo y socialismo
Capitalismo y socialismoWerner Granados
 
El Impacto PolíTico Y Social Del Neoliberalismo
El Impacto PolíTico Y Social Del NeoliberalismoEl Impacto PolíTico Y Social Del Neoliberalismo
El Impacto PolíTico Y Social Del Neoliberalismoguestee2594
 
Crisis del estado bienestar y tendencias actuales
Crisis del estado bienestar y tendencias actualesCrisis del estado bienestar y tendencias actuales
Crisis del estado bienestar y tendencias actualesAntonio Díaz Piña
 
DSI y modelos economicos
DSI y modelos economicosDSI y modelos economicos
DSI y modelos economicosAMNI2012
 

Tendances (18)

La economia como herramienta para la toma de decisiones
La economia como herramienta para la toma de decisionesLa economia como herramienta para la toma de decisiones
La economia como herramienta para la toma de decisiones
 
2 neoliberalismo y estado
2 neoliberalismo y estado2 neoliberalismo y estado
2 neoliberalismo y estado
 
Tomar o crear las instituciones (corto). Lecturas recomendadas. Luis González...
Tomar o crear las instituciones (corto). Lecturas recomendadas. Luis González...Tomar o crear las instituciones (corto). Lecturas recomendadas. Luis González...
Tomar o crear las instituciones (corto). Lecturas recomendadas. Luis González...
 
La nueva desigualdad social
La nueva desigualdad socialLa nueva desigualdad social
La nueva desigualdad social
 
El Impacto PolíTico Del Neoliberalismo Resumen
El Impacto PolíTico Del Neoliberalismo ResumenEl Impacto PolíTico Del Neoliberalismo Resumen
El Impacto PolíTico Del Neoliberalismo Resumen
 
Cenae magnicidio 1
Cenae magnicidio 1Cenae magnicidio 1
Cenae magnicidio 1
 
Malestar ciudadano. Una aproximación a sus causas
Malestar ciudadano. Una aproximación a sus causasMalestar ciudadano. Una aproximación a sus causas
Malestar ciudadano. Una aproximación a sus causas
 
Injusticia social en guatemala, lucía morales 12004229
Injusticia social en guatemala, lucía morales 12004229Injusticia social en guatemala, lucía morales 12004229
Injusticia social en guatemala, lucía morales 12004229
 
Estado Social y Estado Bienestar (parte 2)
Estado Social y Estado Bienestar (parte 2)Estado Social y Estado Bienestar (parte 2)
Estado Social y Estado Bienestar (parte 2)
 
Posturas ante la Crisis del Estado del Bienestar (años '70s)
Posturas ante la Crisis del Estado del Bienestar (años '70s)Posturas ante la Crisis del Estado del Bienestar (años '70s)
Posturas ante la Crisis del Estado del Bienestar (años '70s)
 
Administración pública una visión de Estado (2)
Administración pública una visión de Estado (2)Administración pública una visión de Estado (2)
Administración pública una visión de Estado (2)
 
Estado Bienestar
Estado BienestarEstado Bienestar
Estado Bienestar
 
Politica social introduccion. Roberto Ortegon
Politica social introduccion. Roberto OrtegonPolitica social introduccion. Roberto Ortegon
Politica social introduccion. Roberto Ortegon
 
Dialnet republicanismo y-teoriadelgobiernophilippettitentrev-3154702 (1)
Dialnet republicanismo y-teoriadelgobiernophilippettitentrev-3154702 (1)Dialnet republicanismo y-teoriadelgobiernophilippettitentrev-3154702 (1)
Dialnet republicanismo y-teoriadelgobiernophilippettitentrev-3154702 (1)
 
Capitalismo y socialismo
Capitalismo y socialismoCapitalismo y socialismo
Capitalismo y socialismo
 
El Impacto PolíTico Y Social Del Neoliberalismo
El Impacto PolíTico Y Social Del NeoliberalismoEl Impacto PolíTico Y Social Del Neoliberalismo
El Impacto PolíTico Y Social Del Neoliberalismo
 
Crisis del estado bienestar y tendencias actuales
Crisis del estado bienestar y tendencias actualesCrisis del estado bienestar y tendencias actuales
Crisis del estado bienestar y tendencias actuales
 
DSI y modelos economicos
DSI y modelos economicosDSI y modelos economicos
DSI y modelos economicos
 

En vedette

Minha enfermeira explodiu em poeira azul
Minha enfermeira explodiu em poeira azulMinha enfermeira explodiu em poeira azul
Minha enfermeira explodiu em poeira azulLuizzinhah
 
Somnus bos algumas-pgs
Somnus bos algumas-pgsSomnus bos algumas-pgs
Somnus bos algumas-pgspedrofsarmento
 
Factibilidad de los sistemas eólicos. españa, alberto garcía
Factibilidad de los sistemas eólicos. españa, alberto garcíaFactibilidad de los sistemas eólicos. españa, alberto garcía
Factibilidad de los sistemas eólicos. españa, alberto garcíaDeii Teran Camargo
 
Ensino fundamental 2012
Ensino fundamental 2012Ensino fundamental 2012
Ensino fundamental 2012Linna Braga
 
Para onde
Para ondePara onde
Para ondel7g7r7
 
Table of script and shot
Table of script and shotTable of script and shot
Table of script and shotRo0kie
 
Certificate from Moser Baer
Certificate from Moser BaerCertificate from Moser Baer
Certificate from Moser BaerRachit Gupta
 
Universidad fermín toro vicerrectorado académicoTrampas Psicológicas en la to...
Universidad fermín toro vicerrectorado académicoTrampas Psicológicas en la to...Universidad fermín toro vicerrectorado académicoTrampas Psicológicas en la to...
Universidad fermín toro vicerrectorado académicoTrampas Psicológicas en la to...marielisescalona
 
STEP2016 Більчук Є Ю
STEP2016 Більчук Є ЮSTEP2016 Більчук Є Ю
STEP2016 Більчук Є ЮYevhen Bilchuk
 

En vedette (20)

PSRB Presentation (1)
PSRB Presentation (1)PSRB Presentation (1)
PSRB Presentation (1)
 
Minha enfermeira explodiu em poeira azul
Minha enfermeira explodiu em poeira azulMinha enfermeira explodiu em poeira azul
Minha enfermeira explodiu em poeira azul
 
Bioquimica - Aula 7
Bioquimica - Aula 7Bioquimica - Aula 7
Bioquimica - Aula 7
 
Somnus bos algumas-pgs
Somnus bos algumas-pgsSomnus bos algumas-pgs
Somnus bos algumas-pgs
 
A biblia.
A biblia.A biblia.
A biblia.
 
Factibilidad de los sistemas eólicos. españa, alberto garcía
Factibilidad de los sistemas eólicos. españa, alberto garcíaFactibilidad de los sistemas eólicos. españa, alberto garcía
Factibilidad de los sistemas eólicos. españa, alberto garcía
 
Ensino fundamental 2012
Ensino fundamental 2012Ensino fundamental 2012
Ensino fundamental 2012
 
Equipe ea d
Equipe ea dEquipe ea d
Equipe ea d
 
Para onde
Para ondePara onde
Para onde
 
Evolucio nbjy
Evolucio nbjyEvolucio nbjy
Evolucio nbjy
 
Pacto
PactoPacto
Pacto
 
Diabetes
DiabetesDiabetes
Diabetes
 
Table of script and shot
Table of script and shotTable of script and shot
Table of script and shot
 
Certificate from Moser Baer
Certificate from Moser BaerCertificate from Moser Baer
Certificate from Moser Baer
 
Mapas mentales ufap
Mapas mentales ufapMapas mentales ufap
Mapas mentales ufap
 
Marc 006
Marc 006Marc 006
Marc 006
 
AVALIAÇÃO
AVALIAÇÃOAVALIAÇÃO
AVALIAÇÃO
 
Universidad fermín toro vicerrectorado académicoTrampas Psicológicas en la to...
Universidad fermín toro vicerrectorado académicoTrampas Psicológicas en la to...Universidad fermín toro vicerrectorado académicoTrampas Psicológicas en la to...
Universidad fermín toro vicerrectorado académicoTrampas Psicológicas en la to...
 
STEP2016 Більчук Є Ю
STEP2016 Більчук Є ЮSTEP2016 Більчук Є Ю
STEP2016 Більчук Є Ю
 
Ujian tengah semester
Ujian tengah semesterUjian tengah semester
Ujian tengah semester
 

Similaire à Politicas sociales y la democracia

Informe de políticas públicas
Informe de políticas públicasInforme de políticas públicas
Informe de políticas públicasAndrés Vergara
 
Estratificación y movilidad social
Estratificación y movilidad socialEstratificación y movilidad social
Estratificación y movilidad socialCorina Gonzalez
 
La Mercantilizacion de lo Público: Edgar Varela
La Mercantilizacion de lo Público: Edgar VarelaLa Mercantilizacion de lo Público: Edgar Varela
La Mercantilizacion de lo Público: Edgar VarelaDiegoLeivaC
 
Políticas publicas
Políticas publicas Políticas publicas
Políticas publicas Angel Batista
 
Conceptos Básicos relacionados con la Política Social, Protección Social, Des...
Conceptos Básicos relacionados con la Política Social, Protección Social, Des...Conceptos Básicos relacionados con la Política Social, Protección Social, Des...
Conceptos Básicos relacionados con la Política Social, Protección Social, Des...EUROsociAL II
 
El disfraz del sistema: evidencia de la farsa del modelo neoliberal
El disfraz del sistema: evidencia de la farsa del modelo neoliberalEl disfraz del sistema: evidencia de la farsa del modelo neoliberal
El disfraz del sistema: evidencia de la farsa del modelo neoliberalUNMSM
 
Polplasoc tema 1.2 complementaria
Polplasoc tema 1.2 complementariaPolplasoc tema 1.2 complementaria
Polplasoc tema 1.2 complementariaprofr1001
 
Cambio y Transformacion Social.pdf
Cambio y Transformacion Social.pdfCambio y Transformacion Social.pdf
Cambio y Transformacion Social.pdfLuis Reyes
 
Cambio y transformacion social
Cambio y transformacion socialCambio y transformacion social
Cambio y transformacion socialLuis Reyes
 
1 impulsan las_ong[1]
1 impulsan las_ong[1]1 impulsan las_ong[1]
1 impulsan las_ong[1]Nelli Lozano
 
Que es el neoliberalismo
Que es el neoliberalismoQue es el neoliberalismo
Que es el neoliberalismoMarlly1997
 
Estructura Socioeconómica y Política de México - Unidad 1
Estructura Socioeconómica y Política de México - Unidad 1Estructura Socioeconómica y Política de México - Unidad 1
Estructura Socioeconómica y Política de México - Unidad 1Leo Vazquez Jaimes
 
La democracia en América Latina. La sombra de la desigualdad.
La democracia en América Latina. La sombra de la desigualdad.La democracia en América Latina. La sombra de la desigualdad.
La democracia en América Latina. La sombra de la desigualdad.stalinjap
 
Democracia en América. La sombra de la desigualdad.
Democracia en América. La sombra de la desigualdad.Democracia en América. La sombra de la desigualdad.
Democracia en América. La sombra de la desigualdad.stalinjap
 
DeLaFabianStecher.Nuevosdiscursosacercadelafelicidad.pdf
DeLaFabianStecher.Nuevosdiscursosacercadelafelicidad.pdfDeLaFabianStecher.Nuevosdiscursosacercadelafelicidad.pdf
DeLaFabianStecher.Nuevosdiscursosacercadelafelicidad.pdfDulce B
 
Cómo repercute el neoliberalismo en la sociedad
Cómo repercute el neoliberalismo en la sociedadCómo repercute el neoliberalismo en la sociedad
Cómo repercute el neoliberalismo en la sociedadManuel Bedoya D
 
Redes sociales chile
Redes sociales chileRedes sociales chile
Redes sociales chileUriel Alzate
 
Las politicas públicas
Las politicas públicasLas politicas públicas
Las politicas públicasMichelle Mora
 
Modelos de desarrollo que rigen actualmente en los países de América
Modelos de desarrollo que rigen actualmente en los países de AméricaModelos de desarrollo que rigen actualmente en los países de América
Modelos de desarrollo que rigen actualmente en los países de AméricaJosé Alejandro Herrera Luna
 

Similaire à Politicas sociales y la democracia (20)

Informe de políticas públicas
Informe de políticas públicasInforme de políticas públicas
Informe de políticas públicas
 
Estratificación y movilidad social
Estratificación y movilidad socialEstratificación y movilidad social
Estratificación y movilidad social
 
La Mercantilizacion de lo Público: Edgar Varela
La Mercantilizacion de lo Público: Edgar VarelaLa Mercantilizacion de lo Público: Edgar Varela
La Mercantilizacion de lo Público: Edgar Varela
 
Políticas publicas
Políticas publicas Políticas publicas
Políticas publicas
 
Conceptos Básicos relacionados con la Política Social, Protección Social, Des...
Conceptos Básicos relacionados con la Política Social, Protección Social, Des...Conceptos Básicos relacionados con la Política Social, Protección Social, Des...
Conceptos Básicos relacionados con la Política Social, Protección Social, Des...
 
El disfraz del sistema: evidencia de la farsa del modelo neoliberal
El disfraz del sistema: evidencia de la farsa del modelo neoliberalEl disfraz del sistema: evidencia de la farsa del modelo neoliberal
El disfraz del sistema: evidencia de la farsa del modelo neoliberal
 
Polplasoc tema 1.2 complementaria
Polplasoc tema 1.2 complementariaPolplasoc tema 1.2 complementaria
Polplasoc tema 1.2 complementaria
 
Cambio y Transformacion Social.pdf
Cambio y Transformacion Social.pdfCambio y Transformacion Social.pdf
Cambio y Transformacion Social.pdf
 
Cambio y transformacion social
Cambio y transformacion socialCambio y transformacion social
Cambio y transformacion social
 
Capitulo 5
Capitulo 5Capitulo 5
Capitulo 5
 
1 impulsan las_ong[1]
1 impulsan las_ong[1]1 impulsan las_ong[1]
1 impulsan las_ong[1]
 
Que es el neoliberalismo
Que es el neoliberalismoQue es el neoliberalismo
Que es el neoliberalismo
 
Estructura Socioeconómica y Política de México - Unidad 1
Estructura Socioeconómica y Política de México - Unidad 1Estructura Socioeconómica y Política de México - Unidad 1
Estructura Socioeconómica y Política de México - Unidad 1
 
La democracia en América Latina. La sombra de la desigualdad.
La democracia en América Latina. La sombra de la desigualdad.La democracia en América Latina. La sombra de la desigualdad.
La democracia en América Latina. La sombra de la desigualdad.
 
Democracia en América. La sombra de la desigualdad.
Democracia en América. La sombra de la desigualdad.Democracia en América. La sombra de la desigualdad.
Democracia en América. La sombra de la desigualdad.
 
DeLaFabianStecher.Nuevosdiscursosacercadelafelicidad.pdf
DeLaFabianStecher.Nuevosdiscursosacercadelafelicidad.pdfDeLaFabianStecher.Nuevosdiscursosacercadelafelicidad.pdf
DeLaFabianStecher.Nuevosdiscursosacercadelafelicidad.pdf
 
Cómo repercute el neoliberalismo en la sociedad
Cómo repercute el neoliberalismo en la sociedadCómo repercute el neoliberalismo en la sociedad
Cómo repercute el neoliberalismo en la sociedad
 
Redes sociales chile
Redes sociales chileRedes sociales chile
Redes sociales chile
 
Las politicas públicas
Las politicas públicasLas politicas públicas
Las politicas públicas
 
Modelos de desarrollo que rigen actualmente en los países de América
Modelos de desarrollo que rigen actualmente en los países de AméricaModelos de desarrollo que rigen actualmente en los países de América
Modelos de desarrollo que rigen actualmente en los países de América
 

Politicas sociales y la democracia

  • 1. Las políticas sociales de la democracia Teresa Quiroz M. 1 Dieg o Palma R. Existe un a insatisf acción más o menos generalizada en lo que se r efier e al rendimiento de las políticas sociales en Chile democrático : se ar gumenta que buena parte de los éxitos que se proclam an en la r educción de la pobreza (del 38.6% de las personas ubicadas bajo la línea de po breza en 1990 al 21.75% en igual condición en 1998) se debió al crecim iento constante de la econom ía entre el 87 y el 98; se sosp echa de la eficacia de las actuales po líticas, a pesar de que, a lo lar go de la últim a década se ha elevado consistentem ente el gasto so cial p úblico (en m ás del 100 % en lo que dice a Salud y a Educación); de h echo las cifras indican que la distribución de los in gresos - que en Chile es de las m ás regresivas de Am érica del Sur- se ha m ovido m uy poco en este per ío do y, de hecho, continuamente se expr esa el desencanto de quienes reciben los " beneficios" de esas políticas. Este artículo quisiera ayudar a entender esa situación ¿por qué es que la democracia, pesar de dedicar talento y recursos al apoyo a los po bres, no logra más eficacia n i consigue r econocimiento de parte de aquellos a quienes busca ben eficiar? Algunos antecedentes. Si hablam os de modo estricto debemos af irm ar que, en América Latina, n unca tuvim os "Estado de Bienestar". Quizás lo que m ás se asem ejó a ese tipo de sistema público de aseguram iento social h aya sido la exp eriencia ur uguaya (del primer Batlle) y, luego, la que se im pulsó en Costa Rica (la del primer Figueres); pero, en Chile, n unca 2 tuvim os un Estado de Bienestar en n in guna de sus variantes 1 Pro fesores del Magíster en Políticas Sociales y G estión Local de la Universid ad A RCIS. 2 Sobre el "Estado de Bi enestar" cfr. Gough , I. "Economía Política del Estado d e Bienestar", Blu me, Madrid, 1982. Sobre l as variantes .Desd e la obra pionera d e R. Tit muss ( " Ess ay on the Wel fare State", Allen and Unwin, Londres, 1974) los diversos an álisis han identi fi cado tres vertientes en la inspiración e i mplementación del esfu erzo asegurador d esde el Est ado. Uno es el "modelo nó rdico", que busca articular la oferta de servicios y trans ferenci as sobre la base d e d erechos soci ales d e ciudadanía, i mpulsa políticas universales y las resp alda en b ase a la tributación directa para instalar, de esta man era, un régimen "redistributivo" de p rotección so cial. Otro es el modelo "corporativo ", desarrollado en la Eu ropa continental, qu e se o rganiza en torno al vín culo laboral; l a cobertura rasulta ligada a l a cotización laboral, de donde la lógica es más sel ectiva qu e la d el tipo anterior y selo puede caracterizar co mo un régi men "asegurador" de protección so cial. Por últi mo, en los países anglo sajones se i mpulsó otro modelo, aho ra de inspiración más liberal , que desplieg a un a o ferta muy selectiva en base al criterio de "necesidad social co m robada" articulando así un régi men "residual " d e prot ección social. p En los últi mos años se ha añ adido un cuarto modelo , que se ha identi ficado co mo "latino - mediterrán eo", que se hab ría estructurado en los p aíses d e Eu ropa del sur (España, G recia, Portugal…) marcados po r el
  • 2. Lo que sí existió fue un agregado de pro gramas diver sos que, asumiendo formas tomadas de las que se habían ap licado en las exper iencias europeas, aquí, m ás bien, prevenían o respondían a las pr esiones de sectores particulares (por ejem plo, de obr eros o empleados público s). Com o consecuencia, a partir de la s em blemáticas leyes de 1924, los program as sociales, y las in stitucion es correspon dientes, se fueron agregando 3 desor den adamente. En todo caso, esta serie acum ulada de pro gr amas sociales constituyó una presa m ás vuln erable aún que el mism o Estado de Bien estar para la cr ítica que, desde el lado neo - liberal, se venía agitando con f uer za (y no sin r azón) contra la ideolo gía y el m odelo de intervención estatal que se había im puesto sobre el capitalism o desde el f inal de la guerra. Esta crítica se desp legó siguien do tres ejes: por una parte se denuncia que el Estado de Bienestar r esulta exageradam ente caro; más aún, que en la medida en que los costos - que han seguido la lógica de las presiones so ciales- crecieron m as rápidam ente que lo s in gr esos fiscales, esas políticas provocaron déficit e im pulsaron inf lación; por otra, se señala que lo s progr am as no llegan hasta los más pobres, ya que éstos son más débiles p ara organizarse y alzar su voz; por último se resalta que el Estado de Bienestar 4 era un paternalismo, que ap lasta el desarro llo personal y cívico de los beneficiar ios La re volución social de los neo liberales. En Chile estos reclam os encontraron un clima muy propicio durante el gobierno m ilitar. En torno a 1980, aparentemente, las recetas de los especialistas de Chicago estaban produciendo un (pequeño) milagro en la economía: la reducción del gasto fiscal parecía haber puesto control a la inf lación y la ap ertura a lo s mercados externos (tanto de las X como de las I) estaban impulsando tasas poco usuales de cr ecimiento del producto. Este éxito respalda la validación de la ideo logía anti estatalista, que proclama a la libre iniciativa y al mercado como lo s f undamentos del m ejor or den para la sociedad; es así com o en torno a 1980 sur gen propuestas que ap untan a exten der estos m ism os princip ios liberales de modern idad y eficien cia al cam po de la acción social pública. Podemos sintetizar las orientaciones que guiaron esa reform a social en cuatro ejes: Se proclamó que la dinámica im pulsora de la intervención social debía salir del Estado y desplazar se al mercado. Así se favor eció el fortalecim iento de las in iciativas tránsito reciente a regímenes d emo cráticos, qu e coincidecon la incorpo ración a la Comunidad Europ ea y los procesos de globalización. 3 Para este período, cf Arellano J.P. "Políticas So ciales y d e Desarrollo, Chile 1924 - 1984 "CIEPLAN, r. Santiago, 1985. 4 En realidad, estas d enuncias no s e lev antaron sólo del lado d e los n eo liberales : James O' Connor publicó su "Crisis Fiscal del Estado" en 1969.
  • 3. privadas en educación, se creó un área privada de seguros de salud y se privatizaron 5 totalm ente los fondos de pen siones. Segun do, se em pujó un desplazam iento desde pro gram as de responsabilidad solidaria (redistributivos) h acia otros de respon sabilidad in div idual (en los que cada usuario " decide" los beneficio s a los que aspira y lo que quier e gastar para conseguirlos). Esto resultó muy claro en el cambio que sufr ió el r égim en prev isional, pero tam bién se refleja en una ten dencia fuerte a pasar de subsidio s a la of erta (que rebajan los pr ecio s finales de los servicios) a subsidio s a la deman da. Tercero. La red social p ública se entien de com o "subsidiar ia" de esta satisf acción que se propon e a través del mercado. La red social se dirige a pobr eza extrema, es decir, a aquello s que no se p ueden incorporar al m ercado de satisfactores; de allí una ten den cia a cr iticar las políticas univ ersales y a pref erir los pro gramas focalizado s. Más aún, el concepto que sirvió para identificar a lo s benef iciarios de la red social es el de "po bre", enten dido como aquel segmento cuyos ingresos f amiliares suman por debajo de un lím ite pre fijado (la "línea de pobreza"). Por últim o, se dieron pasos en el sentido de quitar f un ciones y responsabilidades al aparato central para traspasarlas a in stancias de nivel sub nacional. Durante el go bierno militar este proceso se im pulsó m ás según los r asgo s de la desconcentración y m enos como una real descentralización; en todo caso, se trato de un cam bio muy im portante y profundo en un país que, desde m ediados del siglo XIX, había consolidado una institucionalidad y una cult ura cívica acen dradamente centralistas. Estos f ueron los prin cipios, pero m ás aún, esta insp iración se operacionalizó coherentemente; los técnicos y especialistas so ciales de la dictadur a .crearon procedim ientos (la focalización) e instr um entos (la ficha CAS) que perm itieron diseñar políticas y programas que traducían adecuadam ente las m iradas in spiradoras. En 1990 el r égimen m ilitar ( declaradam ente neo liberal) dejó p aso a otro, democrático y proclam adamente crítico del neo liberalismo, sin embargo, la m isma base orientadora de la acción social se traspasó a los gobierno s de la Concertación. Aunque los intelectuales de la democracia y lo s or ganism os internacionales habían levantado y discutido conceptos y diagnósticos dif erentes, lo s aparatos de go bierno han m antenido, con cam bio s m ás bien co sméticos, lo s procedim ientos y lo s instr umentos que operaban, durante la dictadura, como recur sos articuladores entre la inspir ación conceptual y las políticas ( se siguen utilizando lo s in dicadores de la ficha CAS que, a fines de lo s 80 se habían reform ulado en la CAS 2; se ha continuado usan do el concepto de "po breza" para m edir y evaluar, se m antiene la focalización aunque se cambiaron las unidades de aplicación …) es así com o, a pesar de los cambios de discurso, esas m ediaciones han influido para asegurar la continuidad en la orientación de las políticas sociales a lo largo de lo s últimos 25 años. Desde 1990 se h a in crementado sustancialmente el gasto social p úblico, sin em bar go esa mayor disponibilidad de 5 Entendemos qu e "p rivatización " no se refiere únicamente al traspaso d e la propiedad de los activos de un servicio , desde el Estado a manos privadas, sino, ad emás y por extensión , se debe considerar la tendencia que se ha desen cad enado por aplicar, en los servi cios públicos, los criterios y procedi mi entos en uso en l as empresas privadas y que s e entiende, necesariamente, son mas eficientes y eficaces .
  • 4. recursos ha fluido a través de progr am as so ciales que siguen adolecien do de los sesgos con que lo s m arcó la insp iración neo liberal. Una mirada crítica sobre el funcionamiento de los actuales programas sociales. Lo que aquí pretendemos post ular es que son las decisiones que m arcan a las políticas sociales desde su in spir ación neo liber al las que permiten enten der buena p arte de las formas poco ef icaces que hoy adoptan. Así se abre la p uerta a un a prop uesta crítica que traduzca de modo m ás adecuado lo s principio s seriamente democrático s en una estrategia de acción social. ¿Cuáles son los efectos no deseables que h an provocado estas po líticas que aquí analizam os? Las políticas que se han querido apoyar en las dinám icas del m ercado, en las circun stancias de las so ciedades latinoamericanas (con capas amplias de exclusión y con desigualdades prof undas) resbalan hacia sistemas de protección y servicios sociales m arcado s por la " dualización". Lejos de cum plir se el sup uesto -que se sostenía en los 80- que el desarrollo económico provocar ía la integración de todos (o de una m ayoría m uy amplia y signif icativa) a través de la oferta en el mercado, hoy existan cam pos importantes (como la educación y la salud) don de se ha estabilizado una separación cualitativa entre servicios para ricos y servicios p ara el resto.6 La dualización no esta sólo marcada por la calidad inicial del servicio que se ofrece, sino que esta remachada por el hecho de que los subsistemas privados son selectivos m ientras que el p úblico es r esidual. Así, en educación, lo s establecimientos particulares o mixtos (privados que reciben algún grado de subven ción estatal y que, en conjunto, recubr en alrededor del 25% de la m atrícula en los tram os de básica y media) seleccionan a sus alum nos y p ueden excluir a aquellos cuyo r en dimiento no par ece aceptable; en cam bio, lo s establecimientos municipalizados están obligado s a aceptar a todo el que so licite incorporación en tanto su f am ilia resida en el territorio de la comuna. Es así que este enfo que, que concentra la calidad de los serv icio s so bre lo s m enos, opera como reproductor potente de las diferencias y falla en aquello que - desde que Bism arck estableció lo s seguro s a fines del siglo XIX- es lo pr imero que se le ha pedido a las políticas so ciales: que aporten a la integración social y a la percep ción de pertenencia. La intención declarada en los 80 era de traspasar responsabilidades sociales desde la buro cracia pública (ineficiente) hacia el m ercado (eficiente). Sin embar go, 6 En su mejor época, in mediatamente antes de l a recesión del 99, el sub sistema d e ISAPRES (segu ros privados de salud, de cotización individual y libre el ección) integraba, mediante pl anes div ersos, al 27 o 28% de la población, mient ras el resto -cotizantes e indigentes- recurría a un sistema público y solidario a trav és del Fondo N acional de Salud (FONASA)
  • 5. 7 como ya lo anotam os, en nuestros países el m ercado se ha mostrado débil en su capacidad de integración social de don de h a resultado que m uchas r esponsabilidades de protección y servicios sociales han transitado, m ás bien, hacia el campo de la "com unidad" (donde, todavía, es m uy f uerte la respon sabilidad que asum en las ONGs y el voluntariado) o se han descar gado so bre las fam ilias. Cuestiones como el cuidado de los v iejo s y de los niño s, en la medida en que no son cubiertas por los servicios público s, han sido asumidas por las fam ilias populares, que no p ueden pagar servicio s privados de guar derías o enfermeras. Igual, son las familias las que hoy sostienen a los jóvenes que no encuentran trabajo. Este proceso, que no parece h aber sido suficientem ente est udiado, afecta de m anera especial a las m ujeres de lo s gr upo s pop ular es y par eciera estar detrás de otras situacion es que se han an alizado en el paquete "feminización de la pobreza". La con cepción de "pobre" (y su op uesto, el "no po bre") que está en la base de la orientación de la reform a so cial de los 80 y que han seguido f un dan do lo s diagnósticos, las m ediciones y las acciones hasta hoy, acarrea, al m eno s, dos con secuencias im portantes que afectan a la adecuación y a la eficacia de los pro gram as sociales. En la medida en que esta concepción llev a a dicotom izar en do s sub conjuntos, unos "merecedores" de ayuda social y, otros, cap aces ante el m ercado, resulta que no existen -o se han ido volvien do muy in suficientes- las políticas que apunten a resp aldar a aquello s que, o por que vienen recién em ergiendo de la con dición de pobr es o por que vienen cayen do desde un a situación más acom odada y segur a, están en un m om ento del proceso que los coloca en el bor de v ulnerable de la exclusión. 8 Así sucede, por ejem plo, con ese segmento que, en Ar gentina, identifican como "nuevos pobres": las capas m edias ligadas a la adm inistración pública, que so br eviven m al en base a jubilaciones m íseras, pero que por in dicadores de educación o vivienda no son "po bres" y, por tanto, no son o bjeto de políticas. Segun do. La concepción de "pobre" enten dido como ingresos insuf icientes, expresa un diagnóstico centrado sobr e las caren cias, so bre aquello que falta, y, en consecuencia, llama a acciones sociales que com plementen esa ausencia: si el ingr eso familiar es insuf iciente, la r esp uesta lógica p arece ser un subsidio que complete ese ingreso h asta un niv el suficiente. Este diagnó stico centrado sobre las caren cias - y orientado hacia soluciones consecuentes, que aportan el bien o servicio que suple esa falta- aparecen como criterio y procedimiento, incluso en aquellas instancias donde no se usa el calificativo de po bre para designar al grupo - objeto de la acción. (en vivien da o en niños). 7 Cfr. Adel antado J. (coord.) "Cambios en el Estado de Bien estar", Universidad Autóno ma d e Barcelona, España,2000. Donde, para el caso español , se resaltan tenden cias muy si milares a las que aquí identificamos. 8 El con cepto d e "excusión", como reemplazo del de"pob reza", en un enfoque que persigue p rocesosy grados, ha sido trab ajado po r Pierre Rosenvallon . cfr. Rosenv allon, P. "La Nu eva Cuestión Social" ed. Manantial, Bu enos Aires,1995 .
  • 6. Este enfoque, que invisibiliza todo lo referido a capacidades, cult ura, organ ización, in iciativas (todo lo que hoy se quiere identificar como "capital social") de los gr upo s a los que apunta la po lítica, debe haber reforzado el carácter asistencialista de los servicios sociales. Llama la atención que, in cluso en aquellos programas y localidades don de el discur so ha recuperado el énfasis so br e la participación, no se levantan instrum entos diagnósticos que recojan las cap acidades y los po sibles aportes de los gr upo s usuarios a las po líticas. Sin participación, las po líticas sociales se h acen m ás caras (ya que no in corporan los r ecur sos que po dría aportar la comunidad) se v uelv en menos adecuadas ( respon den a la mirada generalizante de lo s técnicos y tienden a pasar por encima de la heterogen eidad de realidades diversas) pero, so bre todo, inhiben la educación de la respon sabilidad social y cívica de los " benef iciario s"; se repiten todas las lacr as que el neo liber alism o den unció en el Estado de Bienestar. O rientaciones hacia políticas sociales de nuevo signo. El fracaso relativo de muchas políticas sociales en Ch ile (formación laboral, pueblos originarios, creación de em pleos…) y un descontento creciente con la mayoría de las demás, arroja ser ias dudas so bre las do s posiciones que, al respecto, disp utan en el debate público, una que propicia la profun dización de las reform as neo liberales y otra que defien de, de manera matizada, la perm anencia de un Estado de Bienestar "light", ambas estarían f uera de cuestión. Es im portante resaltar que aquí no estam os tratando de criticar el desempeño actual al servicio de un ar gumento nostálgico que quisier a volv er al pre 73. Más bien tratam os de asumir las falencias (reales) que lo s neo liberales den unciaron en los m odelos de bien estar para, afirmados en esas den uncias así com o en las fallas que hoy vemos en los intentos de reem plazo, ir descubriendo una alternativa que nos permita avanzar por sobre lo intentado a lo lar go dl siglo XX. Se trata aquí de intentar un ejercicio de prospectiva con algo de imaginación, lo cual debe resultar en un pro ducto m uy discutible que, ojalá, genere discusión. - Para empezar, la mirada de base en que no s af irmamos nos lleva a reconocer que toda la batería de las po líticas sociales, aún si se diseñan y aplican de mo do certero y eficiente, carece de f uerza para ofrecer soluciones reales a los pro blem as de pobr eza, exclusión y desigualdad. Es que éstos están sien do gener ados y reproducido s - básicamente- por el funcionamiento de un mercado laboral que cierra, a muchos 9 sectores, las oportun idades de empleo adecuado - El desempleo absoluto (que en Chile se ha v uelto porfiado y renuente a la baja) y el subem pleo (r especto del cual no se r eco gen cifr as oficiales en n uestro país) colocan a las políticas sociales ante la obligación - como lo ha destacado Ro bert Castel- de parchar a posteriori las heridas que provoca el f uncionamiento "normal" del cap italismo con orientación liberal. 9 En esta afirmación "adecuado" signi fica que el t rabaj ador, a cambio del trab ajo que entrega, recib e una remuneración estable (qu e no es lo mis mo que "trabajo estable") y su ficient e.
  • 7. Es así que la pregunta por la ef iciencia de las políticas sociales nos en cam ina, necesariamente, hacia la otra cuestión -mucho más radical- cual es la reform ulación del funcionamiento de la economía. Es que el sistema vigente, que f unda su cr ecim iento en el aumento del v alor de las exportaciones hacia los mercados glo bales, se im pulsa a través de rubros que, para ser com petitivos en esos esp acio s, deben recurr ir en grado creciente a tecnologías intensiv as en cap ital. De allí que, par a asom bro de ciertos sectores en el gobierno que, a principio s del año 2000 habían apostado a la reactivación de la economía para escapar al fantasma del desem pleo de do s dígitos, el producto creció en 5.4% durante el año pasado pero el desem pleo también subió. El escenario, n uevo en Ch ile, es que aquí también estamos enfrentados a la posibilidad del "cr ecim iento sin empleo". La conclusión es que las políticas sociales sólo pueden aspirara eficacia ante la exclusión y la desigualdad si se las propone como un apoyo y com plemento de un or den que ofrezca, a todos, oportun idades adecuadas de inserción a través del trabajo. A nuestro entender eso exige un modelo que asegur e y proteja ciertos segmentos de mercado p ara el desempeño de la p equeña y m icroempresa ya que a estos segmentos de pro ductores no se les p uede resp aldar sólo en su con dición de oferta si es que no tienen a quién vender. Todas las economías que han podido sostener el crecimiento han protegido alguno s espacios ya de la pro ducción ya del mercado dom éstico (así f ue en el sud - este asiático, así en Estados Unidos y así en el oeste de Europa) de este m odo no 10 han tenido que cargar con el peso m uerto del desempleo y del descontento social. En torno a un mercado de trabajo or ientado, responsable e intencionadamente, por el Estado y la sociedad par a que r esulte m ás inclusivo y aco gedor, se p uede proponer una "estrategia" que, considere las m últiples y variadas situaciones so ciales que dif icultan la in corporación en las po sibilidades laborales que esa m isma estrategia asegur a (según lo recién anotado en el sub p unto anterior). - Se debe asegurar la universalidad, en co bert ura y en calidad, de aquellas políticas que apuntan a crear y repro ducir, en cada persona, las capacidades básicas para el adecuado desem peño laboral ( educación y salud). - Hay que mantener políticas focalizadas que lleguen a aquello s (aquellas) cuyas circun stancias p erson ales les dificultan el acceso y la incorpor ación efectiva al trabajo o a mejores trabajo s. El caso típico parece ser el de las mujeres jef as de hogar con niños pequeños, pero hay muchos otros. - Se debe af inar las políticas de calif icación para el trabajo en función de demandas laborales efectivas. Hoy, am parados en la con sign a de la "sociedad del conocimiento" (que parece asegur ar que mientras m ás se cono zca -so br e cualquier materia- va a m ejorar la inser ción social) se siguen ofrecien do una multitud de cur so s y cursillos que entregan h abilidades y cono cim ientos que n adie demanda.
  • 8. - La estrategia contra la po br eza y la desigualdad debe mantener los subsidio s de asistencia, pero estrictam ente dirigidos a quienes no p ueden incorpor arse al mercado de trabajo ( los v iejo s, lo s enfermos e inválido s, lo s niños en situación irregular …) Mucho s pueden sospechar que to do -o casi todo- lo que acabam os de anotar y a se está haciendo, y tien en razón ; es que en la n ueva estrategia habrá que seguir impulsando el esf uer za cotidiano por racionalizar y mejor ar la atención de lo s distintos servicio s. Lo que sí queremos destacar en la prop uesta es la idea de "estrategia", en la cual los distintos progr amas so ciales, lejos de agr egar se a m anera de una sumatoria de iniciativas, se tratarán de articular en resp uestas integr ales en la búsqueda por tocar en forma radical y v ariada la r ealidad segm entos que son hetero géneo s. En el contexto de la búsqueda de una estrategia centrada so bre el acceso adecuado al trabajo, es que recom endam os aten der a la experiencia francesa que ha trabajado la idea de r emuner ar lo s servicios que se prestan en la comun idad lo cual significa, por una parte, abr ir el abanico de la inserción labor al po sible y, por otra, reconocer esa actividad que no sur ge desde el m ercado sino desde las esf eras com unitaria y familiar. Se abr e así la po sibilidad de que un a cuota de recur so s estatales (monetarios y técnicos) que existen y están dedicado s a determ inadas tareas, se articulen, fortalezcan y den eficacia a los esf uer zos que se despliegan, en el m ism o sentido de esas tareas, desde la sociedad local m ism a. Así, por ejemplo, el cuidado de niños y la educación preescolar se po dría intentar con un equipo muy amplio de p arv ular ias y m adr es experimentadas, que se capacitan mutuamente en la lín ea de "diálo go entre saberes distintos", uno m ás técnico y 11 otro más experiencial. La ref lexión anterior nos h a dejado a las puertas del tem a - disp utado- acerca de la "participación", que, para nosotros, resulta central en la generación de acciones sociales de cuño n uevo. Entendemos que las políticas sociales, además de m edidas que persiguen una eficacia técn ica (constr uir casas, educar conocimientos y destrezas…) con stituyen espacios privilegiado s en los que se exp erim enta y se modela la relación entre los ciudadano s y el Estado; es decir que, en el ejercicio de la política social, no só lo se establece esa relación sino que su modo se m arca en lo s actores que la exper imentan: así, un a relación clientelista tiende a educar ciudadano s receptores y agradecidos. Las do s dimensiones que hem os destacado, la técnica ref erida al "pro blem solvin g" y la política que dice a la educación ciudadana, se dicen y se definen m utuamente: la participación respon sable y con in iciativa de parte de lo s usuar ios, debe posibilitar una m ayor ef icacia de las po líticas y volverlas más adecuadas a la realidad de cada particularidad, pero, al mismo tiempo y en el m ism o esfuerzo, la particip ación se propone com o un ejercicio de ciudadanía que constituye sujetos con respon sabilidad social y comprom iso democrático. 12 11 En algunas co m as s e han des arrollado exp erien cias en este s entido, en el campo de la salud, que han un resultado muy fructíferas. 12 Es cierto que "participación", así co mo otros términos qu e di cen a l a probl emática de este artículo (descentralización, igualdad de oportunidades , b ásico…) son exp resiones en disputa, que se usan con contenido y sentido distintos en discu rsos de signo político di ferente. Existe un a así llamad a participación i mpulsada por la ideología neo liberal , que no v a más allá de una forma p ara reducir costos de los servicios a través d el co-pago o de l a inco rporación d e trabajo no retribuido y cuyo p apel vi ene
  • 9. La gran dificultad con que se tropieza un a propuesta de este tipo es que exige un replanteo de los par ámetros con lo s que hoy se piensa la relación entre la economía y lo social, donde campea la convicción -éx ito de lo s neo liberales- que no es po sible in cidir so bre las estr ucturas fun dam entales del fun cionam iento de la econom ía y que no resulta conveniente intentarlo. Com o nos dice José Luis Cor aggio "Im aginar esas u otras estructuras requerirá superar, com o principal obstáculo epistem ológico, la aceptación de que lo social y lo económico son separables, y de que mientras lo so cial es aún materia de acción volitiva, lo económ ico no tiene responsables ni p uede ser m odificado. Por el contrario, habr á que "tocar la econom ía", no par a volv erla vuln erable e inestable, sino p ara corregir desde adentro las causas de la polar ización y la exclusión so cial" 13 definido desde las instancias de decisión t écnicas o políticas. No es de eso qu e hablamos en est e subpunto. 13 Coraggio , J. L. "¿Es posi ble pensar alterna tivas a la política social neoliberal?" pg 10 , en www. fronesis.org