1. GABRIEL MARCEL Y EL EXISTENCIALISMO
Evidentemente, Gabriel Marcel es un filósofo francés que puede ser
considerado un pensador cristiano, porque afirma en sus obras la
existencia de Dios. Además, se nota en su producción filosófica una
similitud en los planteamientos respecto a Kierkegaard. Su enfoque no
es sistemático, ya que pretende acercarse a una mayor comprensión de
la realidad desde perspectivas precisas y concretas. No desarrolla un
sistema deductivo para la estructuración de sus análisis y reflexiones.
Lo que no supone una reducción del valor e interés de su filosofía
existencialista. Simplemente, utiliza otras formas de investigación ya
que lo concreto y su misterio según Marcel no se pueden sistematizar
abstractamente de un modo adecuado. Porque escribe: «Mi vida está
infinitamente más allá de la conciencia que puedo tener de ella en un
momento cualquiera. La tarea del pensamiento filosófico… me parece
que es la de buscar en qué condiciones puede producirse el
surgimiento… de la realidad que se disimula bajo estos datos
trucados».
A Gabriel Marcel le interesaba especialmente la situación particular
de los hombres determinados en relación con su existencia. Y para la
aplicación del pensamiento a la concreta realidad humana las
generalizaciones no son el método más apropiado. Consecuentemente,
este pensador realiza aproximaciones sucesivas a las cuestiones
existenciales para el logro de un mayor conocimiento de los problemas
humanos en su multiplicidad de dimensiones.
Ciertamente, Marcel es muy consciente de la condición anónima e
impersonal de los individuos, ya que el sujeto se convierte según su
planteamiento en un engranaje del Estado. Aunque murió en 1973 ya
prefigura muchos de los aspectos de la sociedad del siglo XXI. Gabriel
Marcel critica que se reduzca al hombre a un haz de funciones sociales
y se relegue el ser de la persona frente al tener, o a la dimensión
exclusivamente consumista. Incluso reitera la despersonalizacón en la
que cae la sociedad tecnocrática, ya que se valora casi exclusivamente
el tener sobre el ser. Por tanto, en la sociedad consumista y hedonista
del siglo XX está claro que los deseos son ilimitados, y conviven con la
frustración ante la angustia de la potencial pérdida de lo que se tiene, y
la desesperación de no poder poseerlo todo.
Marcel considera acertadamente, a mi juicio, que la ciencia es una
reflexión primera, porque se ocupa de las relaciones entre las cosas de
la realidad o del mundo, y puede pensarse que es impersonal, porque
trata de cuestiones objetivables y fenoménicas. En cambio, la filosofía
es para Marcel reflexión segunda, puesto que se ocupa del misterio de
cada ser humano, y de la peculiaridad y circunstancia de cada persona
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2. concreta. Afirma Marcel lo siguiente: «Un problema es algo que
encuentro, que hallo todo completo ante mí, pero que por ello mismo
puedo rodear y reducir, en tanto que un misterio es algo en lo cual
estoy yo mismo incorporado y que por consiguiente no es pensable, a
no ser como una esfera en la cual la distinción del en mí y el ante mí
pierde su significado y su valor inicial».
Desde la perspectiva metafísica de Gabriel Marcel la filosofía primera
se construye no desde un enfoque racional sino desde experiencias
personales de carácter existencial. Lo que revela la necesidad de
acercamientos concretos a la diversidad de campos experienciales y
existenciales de los seres humanos. El rechazo por parte de este filósofo
de las deducciones lógicas y las generalizaciones abstractas en el
ámbito metafísico considero que es demasiado riguroso. Porque existen
tipos diferentes de racionalidad y argumentación que hacen posible
también una comprensión de la realidad en combinación con
procedimientos más intuitivos y concretos. Lo que sí es cierto también,
es que la literatura puede hacer entendible el misterio del ser humano
de un modo complementario, con el propio de un tratado filosófico
que trate metafísicamente la diversidad de las situaciones humanas.
Indudablemente, Gabriel Marcel da una enorme significación a la
experiencia existencial de la intersubjetividad.Y es que lo subjetivo o el
yo es en buena medida también intersubjetivo. Por tanto, se entiende
perfectamente que el pensador galo indique que el ser es algo que se
construye intersubjetivamente. La comunidad ontológica de los
individuos es la expresión de la experiencia existencial, sobre la que se
puede reflexionar desde el nivel metafísico de la reflexión de segundo
grado.
En el existencialismo de Marcel la trascendencia es Dios. Aunque es lo
metaproblemático porque no es definible desde los planteamiento de la
ciencia. De hecho, considera que lo divino es lo más interior del yo de
cada sujeto o de su conciencia. Según Marcel la divinidad trasciende y
domina la experiencia mundana. Y es el ente garante del sentido de la
existencia. Lo divino sería un paradigma que sirve de guía y esperanza,
y que nunca traicionará al ser humano, ni lo dejará caer en un mundo
despersonalizado y materialista.
Considero que este existencialismo cristiano afirmado por Gabriel
Marcel, aunque desde el enfoque agnóstico y ateo es rebatible,
proporciona perspectivas nuevas. Por ejemplo, si la conciencia más
profunda e interna de cada sujeto es una especie de conciencia moral
que en las personas con creencias religiosas es identificable con Dios,
en los demás puede ser entendida quizás como una conciencia
trascendente humana que orienta hacia el mayor bien del ser humano.
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3. O bien comprendida como una especie de conciencia humanizante
presente en el yo, o en la consciencia de todos los individuos.
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